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1.

ANGÉLICA LIDELL TEXTOS


‘Perro muerto en tintorería: los fuertes’
1. ACTO DE COPROLALIA. JUSTIFICACIÓN DE UNA HIJA DE PUTA
EL PERRO
Soy un puto resentido y un puto inadaptado.
Soy un puto actor que hace de perro,
por una puta vez en su puta vida,
después de las cucarachas,
en un Teatro Nacional
porque un perro cobra más que un puto actor.
Eso dijeron en el Teatro Nacional.
Un perro cobra más que un actor.
Porque un perro cobra más que un puto actor.
Porque un perro cobra más, más que un puto actor.
Un perro cobra más que un puto actor.
Sí, un perro cobra más que un puto actor.
Más, más, más,
más que un puto actor.
Un actor de mierda, un puto actor.
No las putas divas de la interpretación sino un puto actor.
Y la directora hija de puta
decidió sustituir al perro real por un puto actor.
Y después decidió interpretar ella misma al puto actor que hace de puto
perro
porque ella misma es el puto perro hijo de la gran puta,
después de las cucarachas.
Y ningún puto actor de mierda,
que no sea la directora hija de puta,
puede decir estas frases con más odio,
con más asco y más dolor
en un Teatro Nacional.
Estas frases le corresponden únicamente a la directora hija de puta,
reina del África de los putos actores de mierda,

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y degollada por los putos actores de mierda,
mientras cobre un sueldo de un Teatro Nacional.
¡Jódete! ¡Contradícete!
Porque un perro cobra más que un puto actor.
Porque un perro cobra más, más que un puto actor.
Un perro cobra más que un puto actor.
Sí, un perro cobra más que un puto actor.
Más, más, más,
más que un puto actor.
Un actor de mierda, un puto actor.
No las putas divas de la interpretación sino un puto actor.

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2. ANGÉLICA LIDELL TEXTOS
‘La falsa suicida’
Ofelia, chica porno, habla desde una cabina dedicada al peep-show.
Horacio, lisiado, tullido, envarado a causa de un aparato ortopédico, habla desde el
almacén donde vive y donde tortura a muñecas de trapo. Le habla a esas muñecas de
trapo y sufre.

OFELIA.-
Las mujeres desnudas somos como los muertos. Nadie puede
dejar de mirarnos. ¿Qué tendrán nuestros pezones y el pico
peludo de nuestro vientre? Qué cosa fatídica. Irremediable.
Qué pestilencia. Y qué tendrán los ojos que miran y miran y
miran. Y si no estoy muerta no me queda más remedio que
estar desnuda. Estoy desnuda porque no estoy muerta. Aquel
día a punto de matarme y sin bragas. Sin bragas. Allí empecé a
trabajar. Todas las cabecitas mirándome. Igual que ahora.
Cabecitas. Otra moneda, otra, otra, otra, mírame, mastúrbate,
echa monedas hasta que me desnude del todo y te ensucies la
mano, mírame, mastúrbate, mírame desnuda para que
pierda la vergüenza cuando entre en la sala de autopsias.

(Horacio)

OFELIA.-
Y el hombre de los brazos fuertes me recogió. Me ofuscó la
vergüenza. ¡Sin bragas, sin bragas! Desde un quinto y sin
bragas, qué vergüenza. Soltar una risotada y echar a correr,
¿qué iba a hacer sino? A nadie se lo pude contar. A
nadie. Sólo después pensé en los milagros, había sido un
milagro, ningún hueso roto, ni un arañazo, como se suele decir,
y pensé en el hombre de los brazos fuertes, que se quedó a
oscuras, envuelto en las tinieblas, porque no le vi la cara,
como a ti, que tampoco te veo, a oscuras. Sigue mirando.

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Sigue mirando. Te doy tanto por tan poco. Te doy un cuerpo recién
nacido. La piel. ¿Hay algo más inocente, más raso, más indefenso que
la piel?
En mi piel empiezo y en mi piel acabo.

No te quejarás de honradez. Aprovecha. La oscuridad te


protege, te proporciona el valor suficiente para ultrajarme. Desde esa
oscuridad que compras siempre te creerás mejor que yo. Pero yo estoy
viva, ¡viva!, mientras sigas mirando.

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3. ANGÉLICA LIDELL TEXTOS – La falsa suicida
HORACIO.-
Lo hago por dinero. Sólo por dinero. Porque soy pobre y estoy
enfermo, y mi casa es oscura y húmeda, y mi alimento escaso.
Y el agua siempre sale fría, y comparto colchón con insectos
corredores, y el invierno es invierno a todas horas. En fin, los
pobres, ¿no has oído hablar de los jodidos pobres? Y observo
tu alegría, tu carcajada de yegua, tu olvido, como si nunca
hubieras querido morirte, como si nunca te hubieras arrojado
por una ventana, como si no existiera el dolor, mi dolor. Y
pensar que antes yo también me reía. Antes, antes, antes...
Antes de salvarte. Antes de que tus kilos me partieran los
huesos. ¿Por qué no te lanzaste otra vez? ¿Tan enclenque era
tu propósito? La ventana, la ventana... (dibuja una ventana
imaginaria en el aire). No siempre van a recogerte los brazos
de un hombre dispuesto a todo, no siempre va a destrozarse
una osamenta para que tu recuperes las ganas de vivir.
¡Ah¡ Me amarga tu capricho. He esperado día tras día, con
paciencia de columna, que volvieras a intentarlo, he perseguido
en tu cara un visaje de angustia, un pliegue atormentado, la
mueca del infortunio. Ja. Tu plenitud es un escarnio para mi
invalidez. Nada en ti justifica mi cuerpo roto, o mi sacrificio,
o mi penuria. Nada. Es decir, tus motivos no eran tan
importantes, podías haber prescindido de la ventana, no hay
nada en el mundo tan importante, daba igual, morir o no, había
un pobre idiota debajo, uno más que pasaba, uno que podía
vivir sin espinazo, uno cualquiera, un imbécil que extendió sus
brazos de cuna para salvarte. Y a estas alturas, desde mi
caparazón, todavía me pregunto. ¿Por qué te arrojaste por la
ventana? ¿Por qué deseabas la muerte? Al menos necesito
saber eso para no aborrecerte tanto.

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4. ANGÉLICA LIDELL TEXTOS
‘LA DOLOROSA’
LA PUTA.- Me hice puta para no dormir sola. Mi angustia le
cuesta muy cara a los hombres. Pagan porque saben que les
amo con locura y que estaría dispuesta a morir por cada uno
de ellos. Saben que siempre estoy a punto de matarme.
Llaman al día siguiente para asegurarse de que lo he hecho,
pero al escuchar mi voz pagan otra noche más por la
moribunda. Les digo: te quiero. Te quiero. Y de nuevo se
hunden furiosamente en la agonía y en la obsesión.
Después yo duermo, como si me llenaran poco a poco de agua
templada. Ellos se quedan por si me entran ganas de morirme
y me muero.
Desde que me hice puta puedo soñar que tengo una mancha
amarilla y caliente en la nuca: es el sol, es un sueño precioso.
Antes no soñaba. Desde que me hice puta me gusta el invierno
porque las noches son más largas y así reviento de amor
durante más horas y me calientan la nuca más soles.
Me regalan cuchillos, tijeras, espadas, cordones de seda,
vidrios rotos, serpientes. La ofrenda ya me llega a las rodillas.
Es imposible entrar en mi alcoba sin herirse con algún filo o
algún veneno. Aún así no dejan de entrar. Y yo me enamoro.
Creo que soy rica. Si lo hiciera gratis a nadie le importaría
mi pasión ni mi vida. Y dormiría muy sola. Hasta que me hice
puta con la rapidez del que corre al retrete aguantando los
orines. No soy bella. Desde que me hice puta y pagan por
mirarme mientras sufro, me he convertido en la mujer más bella
del mundo. No es que el dolor me embellezca. El que más
paga es el que me recibe más deslumbrante. Así consigo
sobrevivir sin espíritu, sin impacientarme por obtener la
salvación. Yo soy la salvación. Les digo: te quiero. Te quiero. Y
ellos se masturban. Mi dolor es el más caro que existe. Mi amargura la
más valiosa. Mi desgarro un lujo.

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5. ANGÉLICA LIDELL TEXTOS
‘LA DOLOROSA’
LA PUTA.- (Entra con una bandeja sobre la que tiembla la
blancura de sus pechos recién cortados.) Aquí tienes mi
cuerpo. Aquí tienes tu inversión. Ya has pagado y la puta morirá sin
remedio. Tuyo es. Tómalo. Tómalo como lo tomaste entonces, el día
que hiciste manar y desbordaste todos mis líquidos, cuando me
convertiste en fuente y me dejaste seca, estéril, incapaz de derramar
una sola gota de nada, eternamente viuda. Me siento tan áspera que el
aire hace ruido al soplar en mi vientre y tropezar contra el papel de lija.
Podría contar todos mis órganos porque todos me duelen por
separado, porque todos están rodeados de pequeños desiertos
que se clavan diminutamente y arañan con la violencia de una
uña traicionada, pero hasta la sangre que deberían expulsar
por semejante castigo es un coágulo. Recuerdo el olor de mis
primeras humedades templadas, brotando, resbalando,
perfumando un placer torpe aún, aquel chorrito tímido que descendía
hasta la rodilla y mojaba la sábana. ¿Dónde están las sábanas mojadas?
¿Dónde están aquellos charcos que transformábamos en mares? El
mismo que descubrió mi sexo lo amputó. Ya no puedo considerarme
mujer. Una mujer es la caricia predictora de lluvias de su amado.
¿Lluvias? ¡Tormentas! ¡Trombas! ¡Tempestades!
¡Inundaciones! ¿Quién huye de las catástrofes? A
veces siento como se me hincha el cerebro de pensar tanto en
él.
Entonces bebo y bebo hasta provocar el vómito. Vomitando me
imagino que vomito todo el suplicio. Me imagino que al
despertar por la mañana, tras esa horrible purga alcohólica, voy
a ser libre, pero compruebo que no sólo no soy libre
sino que la obsesión se ha multiplicado por mis ya novecientas
noches de espantoso cautiverio, y me siento vieja, sucia,
deforme, arrugada... ¿Quién va a amar a una criatura así?
¿Quién va a amar a este monstruo?

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6. El sueño de una noche de verano William Shakespeare

ACTO III / escena II

HELENA ¡Conque en esta alianza también está ella! Ahora ya entiendo


el juego que llevan: unidos los tres, mejor me atormentan. ¡Injuriosa
Hermia, mujer más que ingrata! ¿Con ellos conspiras, con ellos
maquinas para acosarme con tan zafia burla? Todos los secretos que
hemos compartido, promesas de hermanas, horas que pasábamos
reprendiendo al tiempo presuroso porque nos separaba... ¿Todo eso se
ha olvidado?¿La amistad en la escuela, nuestro candor de niñas?
Hermia, nosotras, como dos dioses artífices, con nuestra agujas
creamos una flor sobre una misma muestra, sobre un mismo cojín
sentadas, cantando las dos en armonía, cual si manos, costados, voces
y almas fueran de un solo cuerpo. Así crecimos juntas como una doble
guinda que parece separada, pero que guarda unidad en su división:
dos hermosas frutas moldeadas sobre un tallo; a la vista dos cuerpos,
mas un solo corazón; dos mitades iguales de un blasón, mas de un solo
título y una sola cimera. ¿Vas a partir en dos nuestro viejo cariño
uniéndote a hombres e hiriendo a tu amiga? Eso no es de amiga, ni es
de doncella. Nuestro sexo, igual que yo, te lo reprobará, aunque sólo
sea yo la que esté herida.

.... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...

¿No has mandado a Lisandro que me siga en son de burla y que alabe
mis ojos y mi cara?¿Y no has hecho que Demetrio, tu otro amor, que
hace poco me trataba a puntapiés, me llame diosa, ninfa, única, divina,
joya celestial? ¿Por qué le dice eso a la que odia? ¿Y por qué Lisandro
reniega de tu amor, que le llenaba el alma, y a mí, ¡válgame!, me
ofrece el suyo, si no es porque tú lo induces y consientes?

Y eso que no me veo favorecida, colmada de amor o afortunada como


tú, sino mísera, amante mas no amada. Lo que yo merezco es lástima,
no desprecio.

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7. Y los peces salieron a combatir contra los hombres

Angélica Liddell
ANGÉLICA.-
¿Cómo empiezo?
Empiezo con ballena blanca.
Moby Dick.
Cae del techo.
Revienta contra el suelo.
Y del estómago de la ballena blanca salen corriendo cien
negros,
cien negros pobres,
con cabezas de pescado,
y cantan Somewhere over the rainbow.
El trasatlántico de lujo atraviesa el escenario arrastrando
racimos de negros,
racimos de negros pobres.
Como si el barco tuviera una cabellera humana.

Como si el barco tuviera una cabellera hambrienta.


La fachada del Teatro de la Ópera aplasta a un negro que
dialoga con un trozo de pan.
Una montaña de pan podrido sobre el escenario.
Ministros de mierda.
Secretarios de mierda.
Subsecretarios de mierda.
Todos relacionados con la cultura.
Vivir para señalar a los impresentables.
El monólogo de la Puta.
España.
España.
El sol de España.
Las playas de España.
Hay tantas playas en España.

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Qué suerte.
Qué suerte vivir en España.
Traer el cadáver de un negro ahogado.
Ir a la playa,
una playa de España,
y traerlo.
Un cadáver real en un escenario.
Si consiguiera hacer vomitar al público,
como Dios vomita a los pobres,
como los pobres vomitan fango.
España.
España.

Maquillaje de negro como en el cantor de Jazz. Y Angélica, espasmódica


Angélica, una puta hablando con el señor Puta, con bandera, con
babosas cosidas a los pies, no puedo caminar fácilmente. Los principios
siempre son complicados. No puedo emprender la marcha sin
resbalarme. El evangelio, la multiplicación de los panes y los peces.
Definitivamente empiezo con una cita de Shakespeare.

Macbeth, acto II, escena IV. Relincha un caballo. “Y los caballos de


Duncan, hermosos y ligeros, los favoritos de su raza, se volvieron
salvajes, rompieron sus establos y emprendieron la huida, rebeldes a
obediencia, como si declarasen la guerra la hombre.”

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8. Y los peces salieron a combatir contra los
hombres Angélica Liddell
Hay un hombre blanco maquillado de negro.
LA PUTA.- (Vestida con la bandera de España.) ¡Qué grande es la
bandera de este barco, señor Puta! ¿Usted conoce todas las banderas,
verdad señor Puta?
Los hombres importantes conocen todas las banderas. Y qué grande es
la bandera de este barco. Qué grande, señor Puta, qué grande es la
bandera de este barco. A mí también me regalaron una bandera. ¿Se
acuerda, señor Puta? Miss patriotismo infantil, señor Puta, a los ocho
años.¿Se acuerda, señor Puta? Y después rezamos en la iglesia, y la
iglesia también estaba llena de banderas, y usted me sentó sobre sus
rodillas, y me sacudió el confeti de las nalgas. ¿Se acuerda, señor Puta?
No se preocupe por el negro, señor Puta, los caníbales no devoran a los
caníbales, así que no se ponga nervioso, señor Puta, usted no puede ser
devorado. Pero le conviene veranear en la montaña, señor Puta, la
playa no es lo que era, señor Puta, ya sé que usted quiere estar cerca
del Presidente, cerca de las hijas del Presidente, son guapas las hijas
del Presidente. El verano pasado, por ejemplo, señor Puta, nació un
niño a nuestros pies. La vimos cuando se arrastraba por la arena, y la
arena estaba ardiendo, pero ella arrastraba y arrastraba su barriga
como si le diera igual el calor. Al principio pensamos en una lombriz,
una lombriz enorme y negra, una lombriz enferma, una lombriz que
venía del mar. No pensamos que una mujer pudiera arrastrarse de
aquella manera. Lo más lógico era pensar en una lombriz. Nos
confundimos, señor Puta. Nos asustamos, señor Puta. Es normal
confundirse, es normal asustarse, ¿verdad señor Puta? Tomábamos el
sol, hacía mucho calor, sudábamos, no podíamos ver con claridad.
Cuando aquella mujer que se arrastraba como un reptil expulsó un
bebé. Un bebé, señor Puta, un bebé. Estábamos allí, sentados, mirando,
mirándolo todo. Se lo aseguro, señor Puta, no nos movimos de nuestras
tumbonas, así que lo pudimos ver todo muy bien.

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9. "CRAVE" DE SARAH KANE Puedes adaptarlo cogiendo un fragmento
de una página..

"Quiero dormir a tu lado y hacerte las compras y cargarte las bolsas y


decirte cuánto me gusta estar contigo pero me siguen obligando a hacer
estupideces (...)
Y quiero jugar al escondite y regalarte mi ropa y decirte cuánto me gustan
tus zapatos y sentarme en el borde de la bañera mientras te bañas y
hacerte masajes en el cuello y darte besos en los pies y llevarte de la
mano e irme contigo a cenar y que no me importe que comas de mi plato
y encontrarme contigo en el Rudy's y hablar del día y teclear tus cartas
y llevar tus cajas y reírme de tus paranoias y regalarte discos que nunca
escucharás y ver películas buenísimas y ver películas malas y quejarme
del programa de radio y hacerte fotos mientras duermes y levantarme
para prepararte café con tostadas y panecitos y salir contigo a tomar un
café al Florent en medio de la noche y dejar que me robes los cigarrillos
y que nunca tengas fuego y contarte lo que vi en la tele la otra noche y
acompañarte al oculista y no reírme de tus chistes y desearte por la
mañana pero dejarte dormir un poco más y mientras darte besos en la
espalda y acariciar tu piel y decirte cuánto me gusta tu pelo tus ojos tus
labios tu cuello tu pecho tu culo y sentarme a fumar en la escalera hasta
que vuelva tu vecina y sentarme a fumar en la escalera hasta que vuelvas
y preocuparme cuando te atrases y asombrarme cuando te adelantas y
regalarte girasoles e ir a tu fiesta y bailar hasta quedar negro y estar
triste cuando me equivoque y feliz cuando me perdones y mirar tus fotos
y desear haberte conocido desde siempre y sentir tu voz en mis oídos y
sentir tu piel contra mi piel y tener mucho miedo cuando te enojes y se
te ponga un ojo negro y otro azul y tu pelo hacia la izquierda y una cara
de oriental y decirte estás preciosa y abrazarte cuando estés ansiosa y
abrazarte más cuando sufras y desearte sólo con olerte y abusarme al
tocarte y gemir cuando esté a tu lado y gemir cuando no esté a tu lado y

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babear sobre tu pecho y envolverte toda la noche y sentir frío cuando me
quites la manta y sentir calor cuando no lo hagas y derretirme cuando
sonrías y desintegrarme cuando rías y no entender y preguntarte por qué
crees que te estoy rechazando cuando no te estoy rechazando y
preguntarme cómo puedes pensar que yo sería capaz de rechazarte a ti
y preguntarme quién eres pero aceptarte igual y contarte acerca del ángel
del niño del bosque encantado que voló sobre el océano porque te amaba
y escribirte poemas y preguntarme por qué no me crees y tener un
sentimiento tan profundo que no encuentra palabras y querer compartirte
un gatito y sentir celos de él cuando reciba más atención que yo y
retenerte en la cama cuando te tengas que ir y llorar como un bebé
cuando finalmente te vayas y vaciar los ceniceros y comprarte regalos
que no quieras y llevármelos otra vez y pedirte que te cases conmigo y
que tú me digas que no otra vez pero siempre fue en serio desde la
primera vez y deambular por toda la ciudad pensando que sin ti está
vacía y querer todo lo que quieres y pensar que me estoy perdiendo a mí
mismo y saber que contigo estoy a salvo y contarte de mí mismo lo peor
e intentar darte lo mejor porque tú lo mereces y contestar tus preguntas
cuando prefiera no hacerlo y decirte la verdad cuando en realidad no
quiera e intentar ser honesto porque sé que tú lo prefieres y pensar que
todo se acabó pero aferrarme allí durante diez minutos más hasta que
me eches de tu vida y te olvides de quién soy e intentar acercarme a ti
porque es hermoso aprender a conocerte y el esfuerzo vale la pena y
hablarte mal en alemán y peor en hebreo y hacer el amor contigo a las
tres de la madrugada y de alguna de alguna manera comunicarte ese
amor abrumador arrasador incondicional omnipresente y sempiterno que
enriquece el corazón y libera la mente ese amor eterno y presente que
siento por ti"

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10. Ricardo III, Shakespeare

Richard Duke of Gloster.-Ya el invierno de nuestra desventura se ha transformado


en un glorioso estío por este sol de York, y todas las nubes que pesaban sobre
nuestra casa yacen sepultas en las hondas entrañas del Océano. Ahora están
ceñidas nuestras frentes con las guirnaldas de la victoria; nuestras abolladas
armas penden de los monumentos; nuestros rudos alertas se han trocado en
alegres reuniones; nuestras temibles marchas en regocijados bailes. El duro
rostro del guerrero lleva pulidas las arrugas de su frente; y ahora, en vez de
montar los caparazonados corceles, para espantar el ánimo de los feroces
enemigos, hace ágiles cabriolas en las habitaciones de las damas
entregándose al deleite de un lascivo laúd. Pero yo, que no he sido formado
para estos traviesos deportes (1) ni para cortejar a un amoroso espejo...; yo,
groseramente construido y sin la majestuosa gentileza para pavonearme ante
una ninfa de libertina desenvoltura; yo, privado de esta bella proporción,
desprovisto de todo encanto por la pérfida Naturaleza; deforme, sin acabar,
enviado antes de tiempo a este latente mundo; terminado a medias, y eso tan
imperfectamente y fuera de la moda, que los perros me ladran cuando ante
ellos me paro...¡Vaya, yo, en estos tiempos afeminados de paz muelle, no
hallo delicia en que pasar el tiempo, a no ser espiar mi sombra al sol, y hago
glosas sobre mi propia deformidad! Y así ya que no pueda mostrarme como un
amante, para entretener estos bellos días de galantería, he determinado
portarme como un villano y odiar los frívolos placeres de estos tiempos. He
urdido complots, inducciones peligrosas, válido de absurdas profecías, libelos
y sueños, para crear un odio mortal entre mi hermano Clarence y el monarca.
Y si el rey Eduardo es tan leal y justo como yo sutil, falso y traicionero,
Clarence deberá ser hoy estrechamente aprisionado, a causa de una profecía
que dice que J. será el asesino de los hijos de Eduardo. ¡Descended,
pensamientos, al fondo de mi alma! ¡Aquí viene Clarence!

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11. HAMLET, Shakespeare. (Personaje Ofelia)

Escena XII

GERTRUDIS, OFELIA, HORACIO

OFELIA.- ¿Eso decís?.... Atended a ésta.


Muerto es ya, señora,
muerto y no está aquí.
Una tosca piedra
a sus plantas vi
y al césped del prado
su frente cubrir.
¡Ah! ¡Ah! ¡Ah!163

GERTRUDIS.- Sí, pero, Ofelia...


OFELIA.- Oíd, oíd.

Blancos paños le vestían...

Escena XIII

CLAUDIO, GERTRUDIS, OFELIA, HORACIO

GERTRUDIS.- ¡Desgraciada! ¿Veis esto, señor?


OFELIA.- Blancos paños te vestían
como la nieve del monte
y al sepulcro le conducen,
cubierto de bellas flores,
que en tierno llanto de amor
se humedecieron entonces.

CLAUDIO.- ¿Cómo estás, graciosa niña?


OFELIA.- Buena, Dios os lo pague... Dicen que la lechuza fue antes
una doncella, hija de un panadero. ¡Ah! Sabemos lo que somos ahora;
pero no lo que podemos ser. Dios vendrá a visitaros.
CLAUDIO.- Alusión a su padre.

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OFELIA.- Pero no, no hablemos más en esto, y si os preguntan
lo que significa decid:
De San Valentino164
la fiesta es mañana:
yo, niña amorosa,
al toque del alba
iré a que me veas
desde tu ventana,
para que la suerte
dichosa me caiga.
Despierta el mancebo,
se viste de gala
y abriendo las puertas
entró la muchacha,
que viniendo virgen,
volvió desflorada.

CLAUDIO.- ¡Graciosa Ofelia!


OFELIA.- Sí, voy a acabar; sin jurarlo, os prometo que la voy a
concluir.
¡Ay! ¡Mísera! ¡Cielos!
¡Torpeza villana!
¿Qué galán desprecia
ventura tan alta?
Pues todos son falsos,
le dice indignada.
Antes que en tus brazos
me mirase incauta,
de hacerme tu esposa
me diste palabra.
Y él responde entonces:
Por el sol te juro
que no lo olvidara,
si tú no te hubieras
venido a mi cama.

CLAUDIO.- ¿Cuánto ha que está así?


OFELIA.- Yo espero que todo irá bien... Debemos tener paciencia...165
Pero, yo no puedo menos de llorar considerando que le han dejado sobre
la tierra fría... Mi hermano lo sabrá... Preciso... Y yo os doy las gracias por
vuestros buenos consejos... Vamos166: la carroza. Buenas167 noches,
señoras, buenas noches. Amiguitas, buenas noches, buenas noches.
CLAUDIO.- Acompáñala a su cuarto, y haz que la asista suficiente
guardia168. Yo te lo ruego.

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12. 'LA MAQUINA HAMLET’, Heiner Müller

Yo fui Hamlet. De pie a orillas del mar conversaba con la rompiente.


BLA-BLA., a mis espaldas las ruinas de Europa. Las campanas
anunciaban exequias oficiales, asesino y viuda una misma pareja, en
paso de ganso detrás del alto cadáver los consejeros llorando al ritmo
de una pena mal paga DE QUIEN ES EL CUERPO/ EN EL COCHE DEL
FERETRO/ POR QUIEN TANTO LLANTO Y GEMIDO /POR QUIEN/ ES EL
CADAVER DE UN HOMBRE GENEROSO EN LIMOSNAS el pueblo en
posición de firmes, fruto de su arte de gobernar ESTE ERA UN HOMBRE
QUE SOLO SABIA TOMAR TODO DE TODOS. Paré la marcha fúnebre,
clavé mi espada en el féretro, se rompió la cuchilla, con la punta rota
abrí el ataúd y repartí al progenitor muerto CARNE QUE LLAMA A LA
CARNE entre los miserables. El luto se transformó en júbilo, el júbilo en
chasquido de hambrientas mandíbulas, sobre el féretro vacío el asesino
se montó a la viuda TE AYUDO TIO LAS PIERNAS BIEN ABIERTAS
MAMA. Me tiré en el piso y escuché que el mundo giraba al compás de
su putrefacción. (…)
Aquí llega el fantasma que me fabricó, el hacha sigue en el cráneo. No
te saques el sombrero, sé muy bien que tienes un agujero de más.
Ojalá mi madre hubiera tenido uno de menos cuando estabas dentro de
la carne: me habría evitado a mí mismo. Deberían coser a todas las
hembras, un mundo sin madres. Podríamos degollarnos en paz, y con
cierto optimismo, cuando la vida se hace demasiado larga o la garganta
demasiado estrecha para que salgan nuestros gritos. Qué te pasa viejo.
No te basta con un responso oficial. Vividor, acaso no hay sangre en tus
zapatos. Que me importa tu cadáver. Que suerte, aún te queda un
gancho, a ver si todavía te suben al cielo. Que es lo que estás
esperando. Los gallos estás degollados. Ya no se levantará la mañana.
ACASO DEBO SOLO PORQUE ES USO Y COSTUMBRE METER UN
TROZO D HIERRO EN LA CARNE MAS PROXIMA O EN LA OTRA
AFERRARME SOLO PORQUE EL MUNDO GIRE SEÑOR, HAZ QUE ME
ROMPA EL CUELLO CONTRA EL BANCO DE LA TABERNA.

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13. 'LA MAQUINA HAMLET’, Heiner Müller

Aparece Horacio. Cómplice de mis pensamientos, llenos de sangre,


desde que la mañana está velada por un cielo vacío. A BUNA HORA
LLEGAS AMIGO MIO/ PARA TU PAGA ES DEMASIADO TARDE / EN MI
TRGEDIA YA NO HAY MAS LUGAR. Horacio, me conoces. Acaso eres mi
amigo, Horacio. Y si me conoces, cómo puedes ser mi amigo. Te
gustaría hacer del Polonio, el que se quiere acostar con su hija, la
deliciosa Ofelia, que entra cuando se le da el pie, mira cómo mueve el
culo, un papel trágico. HoracioPolonio. Ya sabía que eras un actor. Yo
también, yo hago de Hamlet. Dinamarca es una cárcel, entre nosotros
está creciendo un muro. Mira lo que crece del muro. Exit Polonius. Mi
madre la novia. Sus pechos un cantero de rosas, su regazo la fosa de
serpientes. Te olvidaste del texto, mamá. Te doy letra. LAVATE EL
CRIMEN DE LA CARA, HIJO MIO. /PONLE A DINAMARCA OJOS DE
ENAMORADO. Yo haré que de nuevo seas virgen, madre, para que tu
rey tenga una boca con sangre. LA CALLE DEL SENO MATERNO NO ES
DE SENTIDO UNICO. Ahora te ato las manos a la espalda porque me
repugna tu abrazo con velo de novia. Ahora te arranco el vestido de
novia. Ahora hay que gritar. Ahora embadurno los harapos de tu vestido
de novia con el lodo que se convirtió en mi padre. Con los harapos tu
cara tu vientre tus pechos. Ahora te cojo a ti, mi madre por las
invisibles huellas suyas, las de mi padre. A tu grito lo sofoco con mi
boca. No reconoces el fruto de tu vientre. Y ahora vete a tu boda, puta,
ancha bajo el sol de Dinamarca que brilla sobre los vivos y los muertos.
Quiero taponar las letrinas con el cadáver para que el palacio se ahogue
en mierda real. Después deja que te devore el corazón, Ofelia, que llora
mis lágrimas.

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