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y degollada por los putos actores de mierda,
mientras cobre un sueldo de un Teatro Nacional.
¡Jódete! ¡Contradícete!
Porque un perro cobra más que un puto actor.
Porque un perro cobra más, más que un puto actor.
Un perro cobra más que un puto actor.
Sí, un perro cobra más que un puto actor.
Más, más, más,
más que un puto actor.
Un actor de mierda, un puto actor.
No las putas divas de la interpretación sino un puto actor.
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2. ANGÉLICA LIDELL TEXTOS
‘La falsa suicida’
Ofelia, chica porno, habla desde una cabina dedicada al peep-show.
Horacio, lisiado, tullido, envarado a causa de un aparato ortopédico, habla desde el
almacén donde vive y donde tortura a muñecas de trapo. Le habla a esas muñecas de
trapo y sufre.
OFELIA.-
Las mujeres desnudas somos como los muertos. Nadie puede
dejar de mirarnos. ¿Qué tendrán nuestros pezones y el pico
peludo de nuestro vientre? Qué cosa fatídica. Irremediable.
Qué pestilencia. Y qué tendrán los ojos que miran y miran y
miran. Y si no estoy muerta no me queda más remedio que
estar desnuda. Estoy desnuda porque no estoy muerta. Aquel
día a punto de matarme y sin bragas. Sin bragas. Allí empecé a
trabajar. Todas las cabecitas mirándome. Igual que ahora.
Cabecitas. Otra moneda, otra, otra, otra, mírame, mastúrbate,
echa monedas hasta que me desnude del todo y te ensucies la
mano, mírame, mastúrbate, mírame desnuda para que
pierda la vergüenza cuando entre en la sala de autopsias.
(Horacio)
OFELIA.-
Y el hombre de los brazos fuertes me recogió. Me ofuscó la
vergüenza. ¡Sin bragas, sin bragas! Desde un quinto y sin
bragas, qué vergüenza. Soltar una risotada y echar a correr,
¿qué iba a hacer sino? A nadie se lo pude contar. A
nadie. Sólo después pensé en los milagros, había sido un
milagro, ningún hueso roto, ni un arañazo, como se suele decir,
y pensé en el hombre de los brazos fuertes, que se quedó a
oscuras, envuelto en las tinieblas, porque no le vi la cara,
como a ti, que tampoco te veo, a oscuras. Sigue mirando.
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Sigue mirando. Te doy tanto por tan poco. Te doy un cuerpo recién
nacido. La piel. ¿Hay algo más inocente, más raso, más indefenso que
la piel?
En mi piel empiezo y en mi piel acabo.
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3. ANGÉLICA LIDELL TEXTOS – La falsa suicida
HORACIO.-
Lo hago por dinero. Sólo por dinero. Porque soy pobre y estoy
enfermo, y mi casa es oscura y húmeda, y mi alimento escaso.
Y el agua siempre sale fría, y comparto colchón con insectos
corredores, y el invierno es invierno a todas horas. En fin, los
pobres, ¿no has oído hablar de los jodidos pobres? Y observo
tu alegría, tu carcajada de yegua, tu olvido, como si nunca
hubieras querido morirte, como si nunca te hubieras arrojado
por una ventana, como si no existiera el dolor, mi dolor. Y
pensar que antes yo también me reía. Antes, antes, antes...
Antes de salvarte. Antes de que tus kilos me partieran los
huesos. ¿Por qué no te lanzaste otra vez? ¿Tan enclenque era
tu propósito? La ventana, la ventana... (dibuja una ventana
imaginaria en el aire). No siempre van a recogerte los brazos
de un hombre dispuesto a todo, no siempre va a destrozarse
una osamenta para que tu recuperes las ganas de vivir.
¡Ah¡ Me amarga tu capricho. He esperado día tras día, con
paciencia de columna, que volvieras a intentarlo, he perseguido
en tu cara un visaje de angustia, un pliegue atormentado, la
mueca del infortunio. Ja. Tu plenitud es un escarnio para mi
invalidez. Nada en ti justifica mi cuerpo roto, o mi sacrificio,
o mi penuria. Nada. Es decir, tus motivos no eran tan
importantes, podías haber prescindido de la ventana, no hay
nada en el mundo tan importante, daba igual, morir o no, había
un pobre idiota debajo, uno más que pasaba, uno que podía
vivir sin espinazo, uno cualquiera, un imbécil que extendió sus
brazos de cuna para salvarte. Y a estas alturas, desde mi
caparazón, todavía me pregunto. ¿Por qué te arrojaste por la
ventana? ¿Por qué deseabas la muerte? Al menos necesito
saber eso para no aborrecerte tanto.
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4. ANGÉLICA LIDELL TEXTOS
‘LA DOLOROSA’
LA PUTA.- Me hice puta para no dormir sola. Mi angustia le
cuesta muy cara a los hombres. Pagan porque saben que les
amo con locura y que estaría dispuesta a morir por cada uno
de ellos. Saben que siempre estoy a punto de matarme.
Llaman al día siguiente para asegurarse de que lo he hecho,
pero al escuchar mi voz pagan otra noche más por la
moribunda. Les digo: te quiero. Te quiero. Y de nuevo se
hunden furiosamente en la agonía y en la obsesión.
Después yo duermo, como si me llenaran poco a poco de agua
templada. Ellos se quedan por si me entran ganas de morirme
y me muero.
Desde que me hice puta puedo soñar que tengo una mancha
amarilla y caliente en la nuca: es el sol, es un sueño precioso.
Antes no soñaba. Desde que me hice puta me gusta el invierno
porque las noches son más largas y así reviento de amor
durante más horas y me calientan la nuca más soles.
Me regalan cuchillos, tijeras, espadas, cordones de seda,
vidrios rotos, serpientes. La ofrenda ya me llega a las rodillas.
Es imposible entrar en mi alcoba sin herirse con algún filo o
algún veneno. Aún así no dejan de entrar. Y yo me enamoro.
Creo que soy rica. Si lo hiciera gratis a nadie le importaría
mi pasión ni mi vida. Y dormiría muy sola. Hasta que me hice
puta con la rapidez del que corre al retrete aguantando los
orines. No soy bella. Desde que me hice puta y pagan por
mirarme mientras sufro, me he convertido en la mujer más bella
del mundo. No es que el dolor me embellezca. El que más
paga es el que me recibe más deslumbrante. Así consigo
sobrevivir sin espíritu, sin impacientarme por obtener la
salvación. Yo soy la salvación. Les digo: te quiero. Te quiero. Y
ellos se masturban. Mi dolor es el más caro que existe. Mi amargura la
más valiosa. Mi desgarro un lujo.
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5. ANGÉLICA LIDELL TEXTOS
‘LA DOLOROSA’
LA PUTA.- (Entra con una bandeja sobre la que tiembla la
blancura de sus pechos recién cortados.) Aquí tienes mi
cuerpo. Aquí tienes tu inversión. Ya has pagado y la puta morirá sin
remedio. Tuyo es. Tómalo. Tómalo como lo tomaste entonces, el día
que hiciste manar y desbordaste todos mis líquidos, cuando me
convertiste en fuente y me dejaste seca, estéril, incapaz de derramar
una sola gota de nada, eternamente viuda. Me siento tan áspera que el
aire hace ruido al soplar en mi vientre y tropezar contra el papel de lija.
Podría contar todos mis órganos porque todos me duelen por
separado, porque todos están rodeados de pequeños desiertos
que se clavan diminutamente y arañan con la violencia de una
uña traicionada, pero hasta la sangre que deberían expulsar
por semejante castigo es un coágulo. Recuerdo el olor de mis
primeras humedades templadas, brotando, resbalando,
perfumando un placer torpe aún, aquel chorrito tímido que descendía
hasta la rodilla y mojaba la sábana. ¿Dónde están las sábanas mojadas?
¿Dónde están aquellos charcos que transformábamos en mares? El
mismo que descubrió mi sexo lo amputó. Ya no puedo considerarme
mujer. Una mujer es la caricia predictora de lluvias de su amado.
¿Lluvias? ¡Tormentas! ¡Trombas! ¡Tempestades!
¡Inundaciones! ¿Quién huye de las catástrofes? A
veces siento como se me hincha el cerebro de pensar tanto en
él.
Entonces bebo y bebo hasta provocar el vómito. Vomitando me
imagino que vomito todo el suplicio. Me imagino que al
despertar por la mañana, tras esa horrible purga alcohólica, voy
a ser libre, pero compruebo que no sólo no soy libre
sino que la obsesión se ha multiplicado por mis ya novecientas
noches de espantoso cautiverio, y me siento vieja, sucia,
deforme, arrugada... ¿Quién va a amar a una criatura así?
¿Quién va a amar a este monstruo?
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6. El sueño de una noche de verano William Shakespeare
.... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
¿No has mandado a Lisandro que me siga en son de burla y que alabe
mis ojos y mi cara?¿Y no has hecho que Demetrio, tu otro amor, que
hace poco me trataba a puntapiés, me llame diosa, ninfa, única, divina,
joya celestial? ¿Por qué le dice eso a la que odia? ¿Y por qué Lisandro
reniega de tu amor, que le llenaba el alma, y a mí, ¡válgame!, me
ofrece el suyo, si no es porque tú lo induces y consientes?
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7. Y los peces salieron a combatir contra los hombres
Angélica Liddell
ANGÉLICA.-
¿Cómo empiezo?
Empiezo con ballena blanca.
Moby Dick.
Cae del techo.
Revienta contra el suelo.
Y del estómago de la ballena blanca salen corriendo cien
negros,
cien negros pobres,
con cabezas de pescado,
y cantan Somewhere over the rainbow.
El trasatlántico de lujo atraviesa el escenario arrastrando
racimos de negros,
racimos de negros pobres.
Como si el barco tuviera una cabellera humana.
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Qué suerte.
Qué suerte vivir en España.
Traer el cadáver de un negro ahogado.
Ir a la playa,
una playa de España,
y traerlo.
Un cadáver real en un escenario.
Si consiguiera hacer vomitar al público,
como Dios vomita a los pobres,
como los pobres vomitan fango.
España.
España.
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8. Y los peces salieron a combatir contra los
hombres Angélica Liddell
Hay un hombre blanco maquillado de negro.
LA PUTA.- (Vestida con la bandera de España.) ¡Qué grande es la
bandera de este barco, señor Puta! ¿Usted conoce todas las banderas,
verdad señor Puta?
Los hombres importantes conocen todas las banderas. Y qué grande es
la bandera de este barco. Qué grande, señor Puta, qué grande es la
bandera de este barco. A mí también me regalaron una bandera. ¿Se
acuerda, señor Puta? Miss patriotismo infantil, señor Puta, a los ocho
años.¿Se acuerda, señor Puta? Y después rezamos en la iglesia, y la
iglesia también estaba llena de banderas, y usted me sentó sobre sus
rodillas, y me sacudió el confeti de las nalgas. ¿Se acuerda, señor Puta?
No se preocupe por el negro, señor Puta, los caníbales no devoran a los
caníbales, así que no se ponga nervioso, señor Puta, usted no puede ser
devorado. Pero le conviene veranear en la montaña, señor Puta, la
playa no es lo que era, señor Puta, ya sé que usted quiere estar cerca
del Presidente, cerca de las hijas del Presidente, son guapas las hijas
del Presidente. El verano pasado, por ejemplo, señor Puta, nació un
niño a nuestros pies. La vimos cuando se arrastraba por la arena, y la
arena estaba ardiendo, pero ella arrastraba y arrastraba su barriga
como si le diera igual el calor. Al principio pensamos en una lombriz,
una lombriz enorme y negra, una lombriz enferma, una lombriz que
venía del mar. No pensamos que una mujer pudiera arrastrarse de
aquella manera. Lo más lógico era pensar en una lombriz. Nos
confundimos, señor Puta. Nos asustamos, señor Puta. Es normal
confundirse, es normal asustarse, ¿verdad señor Puta? Tomábamos el
sol, hacía mucho calor, sudábamos, no podíamos ver con claridad.
Cuando aquella mujer que se arrastraba como un reptil expulsó un
bebé. Un bebé, señor Puta, un bebé. Estábamos allí, sentados, mirando,
mirándolo todo. Se lo aseguro, señor Puta, no nos movimos de nuestras
tumbonas, así que lo pudimos ver todo muy bien.
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9. "CRAVE" DE SARAH KANE Puedes adaptarlo cogiendo un fragmento
de una página..
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babear sobre tu pecho y envolverte toda la noche y sentir frío cuando me
quites la manta y sentir calor cuando no lo hagas y derretirme cuando
sonrías y desintegrarme cuando rías y no entender y preguntarte por qué
crees que te estoy rechazando cuando no te estoy rechazando y
preguntarme cómo puedes pensar que yo sería capaz de rechazarte a ti
y preguntarme quién eres pero aceptarte igual y contarte acerca del ángel
del niño del bosque encantado que voló sobre el océano porque te amaba
y escribirte poemas y preguntarme por qué no me crees y tener un
sentimiento tan profundo que no encuentra palabras y querer compartirte
un gatito y sentir celos de él cuando reciba más atención que yo y
retenerte en la cama cuando te tengas que ir y llorar como un bebé
cuando finalmente te vayas y vaciar los ceniceros y comprarte regalos
que no quieras y llevármelos otra vez y pedirte que te cases conmigo y
que tú me digas que no otra vez pero siempre fue en serio desde la
primera vez y deambular por toda la ciudad pensando que sin ti está
vacía y querer todo lo que quieres y pensar que me estoy perdiendo a mí
mismo y saber que contigo estoy a salvo y contarte de mí mismo lo peor
e intentar darte lo mejor porque tú lo mereces y contestar tus preguntas
cuando prefiera no hacerlo y decirte la verdad cuando en realidad no
quiera e intentar ser honesto porque sé que tú lo prefieres y pensar que
todo se acabó pero aferrarme allí durante diez minutos más hasta que
me eches de tu vida y te olvides de quién soy e intentar acercarme a ti
porque es hermoso aprender a conocerte y el esfuerzo vale la pena y
hablarte mal en alemán y peor en hebreo y hacer el amor contigo a las
tres de la madrugada y de alguna de alguna manera comunicarte ese
amor abrumador arrasador incondicional omnipresente y sempiterno que
enriquece el corazón y libera la mente ese amor eterno y presente que
siento por ti"
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10. Ricardo III, Shakespeare
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11. HAMLET, Shakespeare. (Personaje Ofelia)
Escena XII
Escena XIII
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OFELIA.- Pero no, no hablemos más en esto, y si os preguntan
lo que significa decid:
De San Valentino164
la fiesta es mañana:
yo, niña amorosa,
al toque del alba
iré a que me veas
desde tu ventana,
para que la suerte
dichosa me caiga.
Despierta el mancebo,
se viste de gala
y abriendo las puertas
entró la muchacha,
que viniendo virgen,
volvió desflorada.
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12. 'LA MAQUINA HAMLET’, Heiner Müller
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13. 'LA MAQUINA HAMLET’, Heiner Müller
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