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El principal problema para la policía en la realización de investigaciones es determinar la utilidad

de la información (evidencia) recogida. Mientras mucha cantidad de información puede ser


descubierta o puesta a disposición de la autoridad policial, sólo una pequeña parte de ella puede
ser exacta, completa y relevante, y por lo tanto útil, en el establecimiento de la identidad (y / o el
paradero) del culpable. Como veremos más adelante, no todos los tipos de información son
iguales a este respecto, algunos tipos de pruebas suelen ser más útiles que otras.

La información proveniente de la evidencia física. La evidencia física es una prueba de carácter


material relacionada directamente con el crimen. Incluye elementos tales como huellas digitales,
sangre, fibras, y las herramientas empleadas por el delincuente (cuchillo, pistola, palanca, etc.). A
veces se hace referencia a la misma como evidencia forense o científica, lo que implica que debe
ser científicamente analizada y los resultados interpretados con el fin de que sean útiles.

La evidencia física puede servir por lo menos para dos funciones importantes en el proceso de
investigación o judicial. En primer lugar, puede ayudar a establecer los elementos de un delito, por
ejemplo, las marcas de palanca dejadas en una ventana (prueba física) pueden servir para
establecer la ocurrencia de un robo. En segundo lugar, la evidencia física puede asociar o vincular
a las víctimas como también a los delincuentes, con la escena del crimen, las víctimas con las
víctimas, los instrumentos con las escenas del crimen, los delincuentes con los instrumentos, y así
sucesivamente. Por ejemplo, en un caso de homicidio, un cuerpo de una mujer joven fue
encontrado en un camino rural. Tenía anudado alrededor del cuello un cable para electricidad
color negro (prueba física); la causa de la muerte se determinó que era por estrangulamiento con
el cable aludido. Luego de revisar la zona en busca de evidencias, se localizó y revisó una granja
abandonada, encontrándose en su interior un trozo de cable similar al mencionado
anteriormente. Esta evidencia condujo a los investigadores a creer que la casa revisada podía
haber sido el lugar donde realmente ocurrió el homicidio. Un examen más detallado de la escena
reveló huellas de neumáticos de un automóvil (más evidencia física). Estas impresiones fueron
vinculadas posteriormente con el vehículo del sospechoso.

La mayoría de las pruebas forenses o físicas enviadas para análisis tienen por objeto establecer
asociaciones. Es importante señalar que esta evidencia no suele ser muy eficaz en la identificación
de un culpable cuando todavía no se sabe cual es. Por lo general la identidad del culpable se
desarrolla de otra manera y, a partir de allí las pruebas físicas se utilizan para establecer la prueba
de culpabilidad. Las posibles excepciones a este patrón son las huellas dactilares (cuando se
analizan con la tecnología del AFIS o Sistema Automático de Identificación Dactilar ) y los bancos
de ADN. Con la tecnología AFIS, las huellas dactilares recuperadas de la escena del crimen se
pueden comparar con otras miles de impresiones existentes en los archivos informáticos de la
agencia policial. A través de un proceso de cotejo informatizado, el equipo puede seleccionar las
huellas dactilares cuyas características se parecen. De esta manera, es viable hacer una
comparación y obtener el nombre de un sospechoso.

La impresión de ADN permite la comparación del ADN obtenido de células humanas (por lo
general de sangre y semen) con el fin de obtener una coincidencia entre al menos dos muestras.
Para que el análisis de ADN tradicionales sea útil, un sospechoso debe ser previamente
identificado por otros medios, sin embargo, las nuevas tecnologías implican la creación de bancos
de ADN, similares a los sistemas informatizados de huellas dactilares, a fin de comparar y
combinar las estructuras de ADN. No hay duda que, a medida que avanzan las capacidades
tecnológicas, también lo hará el valor de la evidencia física.

Información proveniente de las personas. Además de las evidencias físicas, otra fuente importante
de información en una investigación criminal es la gente, es decir, testigos y sospechosos. Los
testigos pueden clasificarse como primarios o secundarios, los primeros son las personas que
tienen conocimiento directo del hecho, ya que oyeron u observaron su ocurrencia. Esta
clasificación incluye las víctimas/damnificados por delitos que observaron o que estuvieron
involucrados de otro modo en el delito. Los secundarios disponen de información sobre eventos
relacionados antes o después del delito. Los informantes (o fuentes de la calle) y los damnificados
que no observaron el crimen serían los mejores clasificados en calidad de testigos secundarios.

Un sospechoso puede ser definido como cualquier persona en el ámbito de la investigación que
pueda ser responsable por el delito. Tener en cuenta que un testigo puede ser inicialmente
considerado sospechoso por parte de la policía ya que la información no está disponible para
descartarlo como responsable.

Además de la información básica sobre los detalles del hecho delictivo y, posiblemente, las
acciones del autor (para establecer un modus operandi), otro tipo importante de información a
menudo proporcionado por los testigos, son las descripciones de testigos oculares y las
identificaciones. Tal información es muy poderosa en el establecimiento de la prueba, tanto para
la policía, como para el fiscal, el juez y el jurado, pero el problema es que las identificaciones de
testigos oculares a menudo son bastante imprecisas y no fiables. El estudio ha demostrado que
muchos factores-tales como las condiciones ambientales, físicas y emocionales del observador, sus
expectativas, la percepción de la importancia del evento, y el conocimiento del objeto o persona
que se describe-, pueden influir significativamente en la exactitud de las declaraciones de testigos
presenciales.

La hipnosis y las entrevistas cognitivas son dos herramientas de investigación disponibles en la


entrevista, con el propósito de mejorar la recuperación de la memoria, y así mejorar la exactitud
de la información de testigos presenciales. La hipnosis es vista generalmente como un estado
alterado de conciencia que se caracteriza por una mayor sugestionabilidad. Para la policía, la
hipnosis se utiliza como un método de estimulación de la memoria en un intento de aumentar su
recuperación en forma mayor que la lograda de otra manera. Mientras que por ejemplo en EE.UU.
el uso de la hipnosis se ha incrementado drásticamente en la década de 1990, muchos tribunales
se han negado a admitir ese testimonio por razones de precisión, o han establecido
procedimientos muy estrictos para ejecutar este procedimiento (por ejemplo, la entrevista debe
ser grabada en video, el hipnotizador debe saber poco o nada sobre los detalles del caso, no
puede haber otras personas presentes durante la entrevista, etc.) Más problemático es que bajo
hipnosis, se es más sensible a las sugerencias (por definición) y, por tanto, el hipnotizador
(intencionalmente o no) puede conducir el tema, resultando inexacta la información. Una vez más,
entonces, la información se produce pero no se sabe si es exacta.

Otro método utilizado para mejorar la recuperación de la memoria entre testigos, implica el uso
de la entrevista cognitiva. Esta está diseñada para sumergir completamente el tema dentro de la
situación, una vez más, pero a través de la libertad en la descripción y no de la hipnosis. Al sujeto
se lo instruye para informar todo lo que pueda pensar sin importar lo trivial que pueda parecer. El
testigo puede ser instruido para relatar el incidente en más de un orden. La intención es permitir
un nivel mucho más profundo del recuerdo que la entrevista tradicional. La investigación ha
demostrado que el enfoque de la entrevista cognitiva provoca información significativamente más
precisa que una entrevista normal de la policía, la que generalmente implica frecuentes
interrupciones de las explicaciones y descripciones, incluye muchas preguntas de respuesta
cerrada y corta, y consiste en el inadecuado o demasiado estricto orden de las preguntas.

En contraste con las entrevistas de los testigos, los interrogatorios de los sospechosos son a
menudo más acusatorios en naturaleza. Por lo general, estos son más de un proceso de control de
la información ya desarrollada que el desarrollo de la información. El objetivo final de un
interrogatorio es obtener una confesión.

Por razones obvias, los delincuentes tienen gran incentivo para engañar a los investigadores.
Comprendiendo esto, hay varias herramientas disponibles para los investigadores que deseen
separar la información veraz de la engañosa. Lo primero es la comprensión del comportamiento
kinésico, el uso del movimiento del cuerpo y la postura para transmitir el significado. Aunque no
siempre admisible en los tribunales, la información derivada de la comprensión e interpretación
del lenguaje corporal puede ser muy útil en una investigación. La teoría que respalda el estudio del
comportamiento no verbal es que la mentira es estresante y los individuos tratan de hacer frente
a este estrés a través del posicionamiento y el movimiento del cuerpo.

Aunque ni un solo comportamiento es siempre indicativo de decepción, hay patrones. Por


ejemplo, un sujeto engañoso tenderá a no a sentarse frente al interrogador con hombros en
escuadra, sino que protegerá la región abdominal del cuerpo (postura en ángulo, brazos cruzados).
Los grandes cambios del cuerpo son típicos en especial cuando se les pregunta respecto de temas
comprometedores, así como los movimientos oculares particulares.
Al igual que la conducta no verbal, la conducta verbal también puede proporcionar información
acerca de la veracidad de un sospechoso. Por ejemplo, los sujetos que engañan tienden a brindar
afirmaciones vagas y confusas, hablan muy suave o entre dientes, dan explicaciones prematuras,
se centran en puntos irrelevantes (pero sinceros) en una explicación, o pueden mencionar
problemas de memoria o tener una memoria selectiva buena. Por supuesto, las interpretaciones
de los comportamientos verbales y no verbales en términos de engaño deben tener en cuenta al
individuo, al género, y las diferencias culturales en la interacción personal.

El polígrafo es un medio mecánico para detectar el engaño. Se trata de un aparato que mide las
respuestas fisiológicas a los fenómenos psicológicos. Registra la presión arterial, el pulso, la
frecuencia respiratoria y la reactividad electro-dérmica y los cambios en estos factores cuando se
pregunta algo. La interpretación del gráfico resultante sirve como base para un juicio acerca de la
veracidad. Una vez más, la teoría es que una persona experimenta un aumento del estrés al
proporcionar información engañosa y las respuestas fisiológicas correspondientes se pueden
detectar, medir e interpretar. Si bien esta teoría general está bien fundada, la exactitud de la
prueba del polígrafo depende en gran medida de la habilidad del operador y de la persona que
interpreta los resultados. Nadie puede ser obligado a realizar un examen de este tipo y rara vez los
resultados son admisibles en el tribunal. A veces los investigadores amenazan a los sospechosos
con este examen para juzgar la naturaleza de su reacción al respecto, o para inducir a una
confesión.

Junto con las pruebas físicas, testigos y sospechosos, hay una serie de otras fuentes que pueden
proporcionar información útil en una investigación criminal. Estas incluyen perfiles psicológicos, el
análisis de delitos, y el público en general.

En las últimas dos décadas, el perfil psicológico ha recibido mucha atención de los medios. A
menudo es retratado como un método complicado pero a toda prueba, para la resolución de
delitos. En realidad, el perfil psicológico no es tan misterioso, es una técnica para identificar las
características de la personalidad principal, el comportamiento, y los antecedentes de un individuo
basándose en el análisis del delito (s) que él o ella ha cometido. La teoría básica detrás del perfil
psicológico es que el crimen refleja la personalidad y las características del delincuente tanto como
lo hacen en alguna medida la ropa, la decoración del hogar y el coche que conduces. Estas
preferencias no cambian o no cambian mucho con el tiempo.

En la construcción de un perfil psicológico, las características del delincuente se deducen de la


naturaleza del delito y las conductas desplegadas. Los elementos de un perfil psicológico son
esencialmente declaraciones de probabilidad según lo determinado por delitos anteriores y
patrones de los mismos. Los perfiles son más adecuados y más fáciles de construir en los casos en
que el autor muestra indicaciones de la psicopatología, como la lujuria y el asesinato con
mutilación, la violación sádica, y el incendio sin motivo.
El valor de un perfil psicológico es que puede ayudar a enfocar una investigación o reducir el
número de sospechosos que se estén considerando. A este respecto, un perfil psicológico es muy
similar a la mayoría de las pruebas físicas; no se puede identificar a un sospechoso cuando no se
conoce todavía uno. Ha habido muy poca investigación sistemática que haya documentado el
impacto real de los perfiles psicológicos en las investigaciones penales. Dadas las limitaciones de
los perfiles psicológicos, es evidente que no son tan útiles como las descripciones que los medios
de comunicación podrían sugerir.

El análisis de los delitos es otra fuente potencial de información en una investigación criminal.
Simplemente definida, el análisis es el proceso de identificación de patrones o tendencias de
incidentes criminales. Se pueden utilizar diversos medios, desde la tecnología informática en el
mapeo, a los bancos de datos informáticos. El Programa de Detención de Criminales Violentos (VI-
CAP) del FBI es un ejemplo de un sistema elaborado y sofisticado. Cuando los departamentos de
policía se enfrentan a homicidios sin resolver, personas desaparecidas o cadáveres no
identificados, el personal del departamento puede completar un cuestionario VI-CAP, que pide
información detallada sobre la naturaleza del incidente. Estos datos son enviados al FBI, y entran
en el sistema informático mencionado, que es capaz de recopilar los datos y, posibilitar el enlace
con delitos que se han producido en las distintas jurisdicciones sobre la base de similitudes en los
hechos. Este sistema, y sistemas similares inter-estatales, están diseñados para facilitar la
comunicación y el intercambio de información entre las agencias.

Por último, el público en general es una fuente potencialmente útil de información en las
investigaciones criminales. Tal como se ha definido, éste se compone de personas que disponen
de información relativa a un delito en particular o penal, pero que a menudo no puede ser
identificada a través de métodos tradicionales. Ciertos programas de televisión proporcionan un
método de difusión de información y alientan a las personas para que presenten datos relativos a
delitos en particular. Aunque una vez más poca investigación sistemática ha examinado los efectos
concretos de tales estrategias, la información que ha llegado del público en general a través de
estas fuentes, ha dado lugar a la resolución de muchos delitos.

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