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UN PRESIDENTE ENCANTADOR

El presidente, jefe de gobierno y más importante aún jefe de Estado, siempre se ha de


considerar un hombre con facultades y cualidades extraordinarias para conducir y llevar las
riendas del país; se le anexan al currículo político del presidente los títulos de estadista,
diplomático, educador, comunicador, luchador, conciliador, gerente, justiciero, honesto,
íntegro, trabajador, bondadoso y últimamente el de encantador, sí, ¡encantador!
Bajo ningún concepto pretendo desvirtuar la relevancia de todas las cualidades que han de
formar el perfil del presidente ideal, pero sí quiero realzar una en especial, la de ser
“Encantador”, y es que en la Venezuela contemporánea, la de las dos últimas décadas, esa
ha sido la mayor virtud de nuestro mandatario. Se pudiera decir que carece de cualquier
atributo menos el del encanto; así como los ilusionistas de los circos quienes a todos
impresionan y fascinan o tal cual protagonista de telenovela que capítulo a capítulo deja a
la audiencia queriendo más de él.
Sorprende de sobremanera el hecho de verle hacer las cosas más reprochables que se
puedan imaginar y que tales actos generen aplausos y la admiración de multitudes de
seguidores; por nombrar algunos ejemplos, recuerdo la intentona golpista de 1992, al
personaje “pito en boca” anunciar el despido simultáneo de 20.000 trabajadores de PDVSA,
verle declarar enajenado mental a Franklin Brito mientras moría de inanición por defender
sus derechos, decretar con extrema felicidad la expropiación de empresas productivas,
negar con gran descaro su responsabilidad por la pérdida de miles de toneladas de comida
podrida o más recientemente defender con ferocidad los peores regímenes de los más
brutales tiranos del mundo, pero inclusive con todo ello seguir contando con la simpatía de
miles.
No se puede negar que el presidente cuenta con el don del encanto; y eso es lo que
justamente representa un reto para la alternativa democrática, para esos líderes que aspiran
ganarse el favor de los venezolanos el 07 de octubre de 2012. Ellos, quienes creen ser la
mejor opción para conducir los destinos de este país, y que sin lugar a duda, haciendo honor
a la verdad presentan sobresalientes credenciales y méritos para hacerlo pero que deberán
anexar a sus currículos además de méritos académicos, políticos y sociales, carisma, mucha
carisma para seducir y convencer a ese grupo de personas que hoy día no los ven como
opción.
La conexión del actual mandatario con sus seguidores es casi religiosa, despierta una
idolatría que pareciera acercarse mucho al amor, pues bien, nuestros líderes deben lograr el
verdadero amor, no sólo se trata de amar a Venezuela, tendrán que lograr que los
venezolanos les amemos. Un plan de gobierno, un proyecto país que deje de lado al
corazón, los sentimientos, que no levante pasiones, nos bastará; deben conectarse con el
alma de cada ciudadano, de lograrlo tendremos así un nuevo presidente, un presidente
encantador.

ELY J. MONTAÑEZ SMITH


C.I. 14.915.786

Abogado / Profesor Universitario


Twitter: @elyjmontanez

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