La idea de la mano invisible presentada por Adam Smith en su
libro “La Riqueza de las Naciones”, sustenta que la conducta natural egoísta del ser humano promueve el bienestar social. Por ejemplo: Un vendedor de leche, realiza esta actividad con el fin de obtener ingresos económicos, no lo hace por beneficencia, sino por su interés personal “obtener ingresos”. Mientras que el interés personal del consumidor es “saciar su hambre”, entonces ocurre el proceso de compra y venta en el cual ambas partes se ven beneficiadas, por un lado, el vendedor adquiere un monto de dinero que incrementa sus ingresos y por otro lado el consumidor obtiene el producto que le permitirá saciar su hambre. Esto se traduce en un incremento del interés social, el cual fue promovido en un inicio, de forma no intensional, por un interés individual. Sin embargo, Adam Smith, sostiene que para que ocurra lo anteriormente descrito en el ejemplo, el interés individual debe estar enlazado a un mercado de competencia perfecta, aquel en el cual el Estado no interviene, pues sólo así la mano invisible podrá transformar el interés individual manifestado en egoísmo en interés social. Entonces, esta idea de mano invisible, vendría a ser una ilustración de lo que hoy llamamos en el mercado “oferta-demanda”.