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Jesús mayor que Moisés

Moisés ocupaba un lugar absolutamente único para los judíos. Era el hombre con quien Dios
había hablado cara a cara, como se habla con un amigo. Fue usado por Dios para liberarlos de la
esclavitud. Fue el que recibió directamente los Diez Mandamientos, la misma Ley de Dios.
Los antiguos rabinos consideraban a Moisés el mejor hombre que ha existido, incluso mejor que
los ángeles así que el propósito del autor ahora es demostrar que Jesus es superior a el.

El autor comienza diciendo que tanto Jesus como Moisés fueron fieles en la Casa de Dios pero
las similitudes se terminan allí.
Jesus es muy superior a Moisés por dos razones:
1- Jesus no solo fue fiel en la casa de Dios sino que fue quien la hizo
2- Moisés fue fiel como siervo pero Jesus lo es como Hijo

Luego el autor nos dice a que se refiere cuando habla de la casa (o familia) de Dios: se refiere a
nosotros (la Iglesia)
Pero este pertenecer o formar parte de la casa o familia de Dios tiene una condición: la
perseverancia. ¿En que debemos perseverar? .

...si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza. (v.6b)


1- en la confianza. Creer que Dios tiene todo bajo control
2- en la alegría que nos da la esperanza que nos esta guardada en los cielos

El verdadero compromiso con Jesús se demuestra a largo plazo, no solo en un estallido inicial.
No sólo debemos establecernos bien en los caminos de Cristo, pero hemos de seguir y
perseverar firmemente hasta el fin.
Esta frase final del versículo 6 da pie a la siguiente exhortacion: las personas que no confían en
Dios no pueden obtener el descanso prometido por El

Reposo para el pueblo de Dios (3:7-4:13) segunda advertencia


Éxo 17:1 Toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de Sin por
sus jornadas, conforme al mandamiento de Jehová, y acamparon en Refidim; y no había
agua para que el pueblo bebiese.
Éxo 17:2 Y altercó el pueblo con Moisés, y dijeron: Danos agua para que bebamos. Y
Moisés les dijo: ¿Por qué altercáis conmigo? ¿Por qué tentáis a Jehová?
Éxo 17:3 Así que el pueblo tuvo allí sed, y murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Por qué
nos hiciste subir de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a
nuestros ganados?
Éxo 17:4 Entonces clamó Moisés a Jehová, diciendo: ¿Qué haré con este pueblo? De aquí
a un poco me apedrearán.
Éxo 17:5 Y Jehová dijo a Moisés: Pasa delante del pueblo, y toma contigo de los
ancianos de Israel; y toma también en tu mano tu vara con que golpeaste el río, y vé.
Éxo 17:6 He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás
la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en
presencia de los ancianos de Israel.
Éxo 17:7 Y llamó el nombre de aquel lugar Masah y Meriba, por la rencilla de los
hijos de Israel, y porque tentaron a Jehová, diciendo: ¿Está, pues, Jehová entre
nosotros, o no?

El pueblo se rebela
Núm 14:1 Entonces toda la congregación gritó, y dio voces; y el pueblo lloró aquella
noche.
Núm 14:2 Y se quejaron contra Moisés y contra Aarón todos los hijos de Israel; y les
dijo toda la multitud: ¡Ojalá muriéramos en la tierra de Egipto; o en este desierto
ojalá muriéramos!
Núm 14:3 ¿Y por qué nos trae Jehová a esta tierra para caer a espada, y que nuestras
mujeres y nuestros niños sean por presa? ¿No nos sería mejor volvernos a Egipto?
Núm 14:4 Y decían el uno al otro: Designemos un capitán, y volvámonos a Egipto.
Núm 14:5 Entonces Moisés y Aarón se postraron sobre sus rostros delante de toda la
multitud de la congregación de los hijos de Israel.
Núm 14:6 Y Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que eran de los que habían
reconocido la tierra, rompieron sus vestidos,
Núm 14:7 y hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: La
tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena.
Núm 14:8 Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la
entregará; tierra que fluye leche y miel.
Núm 14:9 Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta
tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y
con nosotros está Jehová; no los temáis.
Núm 14:10 Entonces toda la multitud habló de apedrearlos. Pero la gloria de Jehová se
mostró en el tabernáculo de reunión a todos los hijos de Israel,
Núm 14:11 y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo? ¿Hasta
cuándo no me creerán, con todas las señales que he hecho en medio de ellos?
Núm 14:12 Yo los heriré de mortandad y los destruiré, y a ti te pondré sobre gente
más grande y más fuerte que ellos.
Dios promete juicio
Núm 14:20 Entonces Jehová dijo: Yo lo he perdonado conforme a tu dicho.
Núm 14:21 Mas tan ciertamente como vivo yo, y mi gloria llena toda la tierra,
Núm 14:22 todos los que vieron mi gloria y mis señales que he hecho en Egipto y en el
desierto, y me han tentado ya diez veces, y no han oído mi voz,
Núm 14:23 no verán la tierra de la cual juré a sus padres; no, ninguno de los que me
han irritado la verá.
Núm 14:24 Pero a mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir
en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró, y su descendencia la tendrá en
posesión.
Núm 14:25 Ahora bien, el amalecita y el cananeo habitan en el valle; volveos mañana y
salid al desierto, camino del Mar Rojo.
Núm 14:26 Y Jehová habló a Moisés y a Aarón, diciendo:
Núm 14:27 ¿Hasta cuándo oiré esta depravada multitud que murmura contra mí, las
querellas de los hijos de Israel, que de mí se quejan?
Núm 14:28 Diles: Vivo yo, dice Jehová, que según habéis hablado a mis oídos, así haré
yo con vosotros.
Núm 14:29 En este desierto caerán vuestros cuerpos; todo el número de los que fueron
contados de entre vosotros, de veinte años arriba, los cuales han murmurado contra mí.
Núm 14:30 Vosotros a la verdad no entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano y
juré que os haría habitar en ella; exceptuando a Caleb hijo de Jefone, y a Josué hijo
de Nun.

La verdadera fe produce obediencia, la incredulidad produce desobediencia

3:7-11 Invocando el ejemplo del trágico error de los israelitas en el desierto, advierte
solemnemente a sus lectores de los peligros de la incredulidad (véase 1Co_10:11). El espíritu de
desobediencia de éstos dio lugar a la ira de Dios, quien les impidió la entrada al reposo prometido
de Canaán
3:12-13 La incredulidad es causada por un corazón endurecido debido al engaño del pecado. El
resultado es la apostasía, apartarse del Dios vivo. El autor ve el abandono de la fe cristiana como
el apartarse de Dios. El constante aliento, dentro de una relación de cuidado fraternal, ayudará al
creyente a mantenerse fiel.

3:14-15 Tener parte con Cristo requiere mantenerse firme en la fe, no meramente una sola
experiencia con él.

3.15-19 Los israelitas tuvieron problemas para entrar en la tierra prometida porque dejaron de
confiar en Dios. No creyeron que Dios podía ayudarles a vencer a los gigantes de la tierra (véase
Números 14, 15). Por esa razón Dios los envió al desierto donde anduvieron errantes durante
cuarenta años, una alternativa desdichada para el don maravilloso que El había planeado para
ellos. La pérdida de confianza en Dios siempre nos priva de recibir lo mejor de su parte

debemos cuidarnos unos a los otros cada día que tenemos en la vida de los demás, y
exhortarnos unos a otros y no permitir que la desconfianza en Dios penetre y destruya nuestras
vidas.

TEMAN A LA INCREDULIDAD
Ahora, al comienzo del capítulo 4, el escritor llega a otra conclusión de la advertencia de 3:19. Él
dice: "Por tanto [esta es la pista que nos muestra que él está exponiendo una conclusión de lo
que acabó de decir en 3:19], temamos [la NVI, irresponsablemente, debilita este texto al
traducirlo: “cuidémonos"], no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo,
alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado”. Entonces, ¿cuál es su conclusión del hecho
de que Israel no pudo entrar al reposo de Dios a causa de la incredulidad? ¡Su conclusión es que
debemos temer!

Pero, ¿temer qué? "Temamos, no sea que. . . alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado
[el reposo de Dios, el descanso en el refugio de salvación]". Es decir, teman para que ni siquiera
parezcan haber perdido el cielo, porque si continúan de esta forma lo PERDERÁN 3:6, 14, 19,
4:2, etc.). Sí, sí, ese es el resultado del temor: alcanzar el reposo de Dios. Pero, ¿qué debemos
temer?

La conexión con el versículo 19 nos dice, ciertamente, que lo que debemos temer es la
incredulidad. Versículo 19: "no pudieron entrar [al reposo de Dios] a causa de su incredulidad".
Por tanto, teman esa incredulidad, porque ella es quien les impedirá entrar al reposo de Dios, al
refugio de salvación de Dios y al cielo de Dios. Teman a la incredulidad Teman desconfiar de
Dios.
Si continúan leyendo en el versículo 2 podrán ver la confirmación a esta declaración. Note que el
versículo 2 comienza con la palabra "Porque". Ello significa que él está dando una razón para
explicar el versículo 1, una razón por la cual ellos deberían temer. "Teman", dice en el versículo 1,
"Porque en verdad, a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva, como también a ellos [se les
anunció la buena nueva]; pero la palabra que ellos oyeron no les aprovechó por no ir
acompañada por la fe en los que oyeron”.

Así continúa, comparando la situación de Israel en el desierto con la situación de los creyentes en
sus días. A ellos se les había anunciado la buena nueva, y a nosotros se nos ha anunciado la
buena nueva. ¿Cuál fue la buena nueva que se les predicó a ellos? Bien, entre muchas otras, fue
la Palabra de Dios para Israel desde el Monte Sinaí en Éxodo 34:6-7: "Entonces pasó el Señor...
proclamó, El Señor, el Señor, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en
misericordia y verdad; el que guarda misericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la
transgresión y el pecado". Fue una buena nueva de amor y misericordia y perdón para cada tipo
de iniquidad y transgresión y pecado. Y fue la buena nueva de la promesa de Dios, de que él les
llevaría a una tierra de leche y miel, y estaría con ellos si ellos confiaban en él y no se rebelaban
(Números 14:8-9).

Así que este escritor dice que los israelitas habían escuchado el evangelio de la misma forma en
que sus lectores. No habían escuchado un evangelio fundamentado en la muerte y resurrección
de Cristo, que habían escuchado sus lectores, pero sí habían escuchado la promesa de que Dios
es misericordioso y que perdona los pecados y promete reposo y gozo para los que confían en él.
Así que hay una situación similar entre Israel y los lectores de esta carta, y el énfasis es: esta
buena nueva no fue creída por Israel, y por eso es que no entraron en el reposo de Dios, en el
gozo prometido por Dios. Versículo 2: "La palabra que ellos oyeron [= la buena nueva de perdón
y de gozo prometido] no les aprovechó por no ir acompañada por la fe en los que oyeron”. En
otras palabras, no la creyeron. Dudaron de Dios. Desconfiaron de él. No tenían fe en su promesa
de darles un mejor futuro que el que tenían en Egipto, y por eso dejaron a Dios y anhelaron la
vieja vida.

¿Y cuál fue el resultado de esa incredulidad? El versículo 2 dice que la promesa "no les
aprovechó". No fue valiosa para ellos. No les salvó. Como dijo el versículo 3:19, no entraron en el
reposo de Dios. Cayeron en el desierto. Dios juró, en su ira, que nunca entrarían en su reposo
(una representación del cielo perdido).

Así que el mensaje del versículo 2 es exactamente el mismo del 3:19, es una razón por la cual
debiéramos temer la incredulidad. Versículo 19: "Vemos, pues, que no pudieron entrar a causa de
su incredulidad". Por tanto (v.1), teman la incredulidad; porque (v.2) cuando la buena nueva a
Israel no vino acompañada por la fe, no les aprovechó y perecieron en el desierto. La idea central
es: teman que esto les pase a ustedes. Teman escuchar las promesas de Dios y no confiar en
ellas. Porque lo mismo les ocurrirá a ustedes como a ellos: sino confiamos en sus promesas, no
entraremos en el reposo de Dios, en el cielo de Dios.

ESFORCÉMONOS POR ENTRAR EN EL REPOSO DE DIOS


Esa es la idea central del párrafo: Teman a la incredulidad En la última oración del párrafo, el
escritor dice lo mismo, pero con palabras diferentes. Versículo 11: "Por tanto, esforcémonos por
entrar en ese reposo, no sea que alguno caiga siguiendo el mismo ejemplo de desobediencia”.
En otras palabras, Israel perdió el gozo prometido por Dios por la desobediencia de la
incredulidad. Y lo mismo puede ocurrir a cualquier cristiano profesante. Y para impedir que
suceda, y para mostrar que hay algo más que simples cristianos profesantes, dice:
"esforcémonos por entrar en el reposo de Dios", en el cielo de Dios. ¡Esforcémonos! Presten
mucha mayor atención a lo que han oído (2:1), no descuiden una salvación tan grande (2:3),
consideren a Jesús (3:1), no endurezcan sus corazones (3:8), tengan cuidado para que no
tengan un corazón de incredulidad (3:12), exhórtense unos a otros cada día contra el engaño del
pecado (3:13), y TEMAN a la incredulidad que les impedirá llegar al reposo prometido (4:1).

¿Ve una gran lección aquí? La vida cristiana es una vida de confianza cada día, cada hora, en las
promesas de Dios para ayudarnos y guiarnos a tener cuidado de nosotros y perdonarnos y
llevarnos hacia un futuro de santidad y gozo que satisfará infinitamente nuestros corazones, más
que si le olvidáramos y confiáramos en nosotros mismos o en las promesas de este mundo. Y la
confianza de cada día, de cada hora, en las promesas de Dios no es automática. Es el resultado
del esfuerzo diario, y es el resultado de un temor adecuado.
¿VIVIMOS EN TEMOR CONSTANTE DE PERDERNOS?
Ahora mediten en este temor un instante junto conmigo. Quizás se están preguntando: "¿Quieres
decir que la vida cristiana ideal se vive en constante miedo de perderse?" Ahora, tengan cuidado
aquí, para que no me pregunten como si fuera de mi teología de quien dudan. Es Hebreos 4:1,
escrito a los "hermanos santos" (3:1), quien ordena: "Por tanto, temamos. . . ". Y Hebreos 4:1 no
es un texto único en el Nuevo Testamento. Jesús dijo en Lucas 12:5: "temed al que, después de
matar, tiene poder para arrojar al infierno". Pablo dijo, en Filipenses 2:12: "ocupaos en vuestra
salvación con temor y temblor". Dijo en Romanos 11:20: "tú por la fe te mantienes firme. No seas
altanero, sino teme".
Tenga cuidado en cómo pregunta por esta verdad. Es la Palabra de Dios, no es mi palabra, quien
dice que los cristianos deben temer. Así que, con toda humildad y con la mente abierta,
preguntamos a Dios, ¿se supone que debemos vivir nuestras vidas en temor a perder el cielo?

Primero que todo recuerden el 2:15: "[Cristo murió para] librar a los que por el temor a la muerte,
estaban sujetos a esclavitud durante toda la vida". Alto y claro, Cristo murió para liberarnos del
temor que esclavizaba; Cristo quiere personas que vivan sin temor. Cristo quiere personas que
vivan sin temor en los barrios más peligrosos, quienes vayan a los pueblos inalcanzados, sin
temor detrás de las puertas cerradas, quienes hablen, sin temor, acerca de Cristo a sus vecinos.
¿Cómo? Por la fe en sus promesas. La fe en las promesa de Dios les hará valientes ante las
amenazas de los hombres (Hebreos 10:34).

Así que solo hay una cosa que debemos temer: la falta de fe. Teman la incredulidad en las
promesas de Dios, porque mientras confíen en las promesas de Dios, podrán ser absolutamente
valientes al enfrentar cualquier cosa, incluso la muerte, .
Así que la vida cristiana normal es consciente del terrible peligro de la incredulidad, pero no vive
paralizada o aterrorizada por él. Vive en fe. El temor solo surge cuando la fe comienza a
debilitarse. Y solo se manifiesta el tiempo suficiente para hacernos volver a la valentía apacible
de la fe.

HABÍA UN LUGAR DE REPOSO PARA EL PUEBLO DE DIOS


Ahora, hay algo más que quiero hacer con este texto. Los versículos 3-10 están escritos para
apoyar la idea central que hemos visto en los versículo 1 y 11, a saber, esfuércense para entrar
en el reposo de Dios, y teman para que no dejen de entrar en él a causa de la incredulidad. Los
versículos 3-10 apoyan esta idea central al mostrar que en el Antiguo Testamento había un
reposo a dónde entrar, es decir, que Dios tenía un plan para que su pueblo se uniera a él en un
maravilloso reposo en el cielo, donde toda carga y trabajo serían quitados. "Venid a mí, todos los
que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar", dijo Jesús (Mateo 11:28). Los
versículos 3-10 están escritos para mostrar que esta promesa está realmente allí en el Antiguo
Testamento.

El texto es muy complicado, así que les pediré que me dejen representarles un pequeño
bosquejo. El escritor se enfoca en cinco puntos de la historia, para mostrar cómo Dios mantiene
abierto su reposo para el pueblo que cree.

Primero, comienza en la creación (Génesis 2:2), y dice en el versículo 4: "Porque así ha dicho en
cierto lugar acerca del séptimo día: Y Dios reposo en el séptimo día de todas sus obras". Así que
aquí él ve a un Dios soberano, apacible, descansado, quien tiene un reposo y una paz, y un lugar
de gozo donde su pueblo puede disfrutar de comunión con él. Él lo llamará el "día de reposo" a
causa del séptimo día en que Dios descansó. Pero realmente dura para siempre.

Segundo, se enfoca en el período en que Israel vagaba por el desierto y se rebeló contra Dios.
Versículo 5 (citando el Salmo 95): "y otra vez en este pasaje: no entraran en mi reposo”. La Tierra
Prometida es una imagen del reposo final de Dios, y su rebelión en incredulidad les excluyó de
ella. Lo que da lugar a la pregunta de si permanece un día de reposo sabático para el pueblo de
Dios.

El tercer enfoque está en el tiempo de Josué, quien entró al pueblo a la Tierra Prometida. ¿Es
ese el último y supremo reposo  que Dios tiene en mente para su pueblo? El versículo 8
responde que no: "Porque si Josué les hubiera dado reposo, Dios no habría hablado de otro día
después de ése". En otras palabras, aun cuando Josué dio algún alivio al pueblo de Dios en la
Tierra Prometida, no era ése el reposo final que Dios tenía preparado para ellos. ¿Cómo lo
sabemos? Siglos después, Dios habló de otro día, de otro reposo.

HOY, TODAVÍA HAY UN LUGAR DE REPOSO


Esto nos trae al cuarto período de tiempo en que el escritor se enfoca, en el tiempo de David
durante el Salmo 95. Versículo 7: "Dios otra vez fija un día: Hoy. Diciendo por medio de David
después de mucho tiempo, como se ha dicho antes: Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros
corazones". En otras palabras, mucho después que el pueblo disfrutó del reposo de la Tierra
Prometida, David dice que aun Dios tiene una oferta de un reposo en salvación: No endurezcan
sus corazones y disfrutarán del reposo de Dios (referido al final del Salmo 95:11 = Hebreos 3:11 =
4:3).

A partir de aquí el escritor llega a una importantísima conclusión acerca del reposo sabático de la
salvación - y este es su quinto período en la historia, a saber, hoy - versículo 9: "Queda, por tanto,
un reposo sagrado para el pueblo de Dios". En otras palabras, Hoy, el reposo está aún
disponible.

Y ése es el fundamento del mensaje de Dios para ustedes hoy: Hay un reposo disponible para
ustedes hoy. Dios ofrece reposo. La puerta no está cerrada. El tiempo no ha terminado. Usted no
ha perdido su última oportunidad. Escuche las palabras del versículo 9. "Queda, por tanto, un
reposo sagrado para el pueblo de Dios". La puerta está abierta. Ahora es el momento.

¡Ah!, alguien pudiera decir: "Sí, hay un reposo para el pueblo de Dios, pero no para mí". Pero yo
respondo, no se limite a sí mismo. Mire el versículo 3, nuestra última palabra "los que hemos
creído entramos en ese reposo". Hay una puerta para el reposo seguro, apacible, y feliz de Dios:
la puerta de la fe. Cualquiera que ponga su fe en las promesas de Dios compradas para nosotros
por la sangre de Jesús, y se esfuerce por no desechar la fe, es parte del pueblo de Dios. Por
tanto, en el nombre de Dios, les animo en esta mañana: pongan su confianza en la promesa del
reposo de Dios.

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