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El autor de Hebreos acaba de introducir el tema del sacerdocio de Jesús, pero se detiene
porque presiente que sus lectores no están preparados espiritualmente para recibir la
enseñanza. Aunque habían creído en Cristo hace tiempo (quizás unos 30 años) eran todavía
niños espirituales. ¿Cómo se ve su inmadurez?
Acerca de esto... algunas versiones dicen: “acerca de El” o “sobre El” dando a entender que
no es su propósito hablar de una doctrina sino de una persona (Jesús)
difícil de explicar...al autor se le dificultaba hablar del tema, no porque sea dificil o complicado,
sino por la indispocision de los hebreos a prestar atencion
Tardo (gr. notrós) perezoso, holgazán, necio, tonto, estúpido:- perezoso, tardo.
¿Cómo nos volvemos “tardos para oír”? Pensemos en el ejemplo de un niño de seis años.
Ahora bien, éste niño sabe muy bien que cuando su mamá lo llama a comer, él debe dejar lo
que está haciendo, y sentarse a la mesa. Sin embargo, a veces Carlitos no responde en
seguida a la llamada de su madre. Está muy entretenido en el XBOX, o no quiere perder el
programa que está viendo en televisión. Éste niño se vuelve “tardo para oír” porque no quiere
obedecer.
¿No hacemos la misma cosa con Dios? Sabemos que Dios nos llama a:
En fin, cuando el Espíritu Santo nos llama la atención a algún defecto, no queremos obedecer,
y no hacemos caso. Nos volvemos “tardos para oír”.
Romanos 8:7-8. El creyente inmaduro es “carnal”. Es decir, está dominado por los apetitos y
hábitos de la vida pasada. El creyente que vive según la carne no puede agradar a Dios. No
puede obedecer la ley de Dios. Está esclavizado por el pecado.
1ª a Corintios 3:1-3. El niño en Cristo es carnal. Su carnalidad se manifiesta en: celos,
contiendas, y disensiones.
Efesios 4:14. El niño espiritual no puede discernir la doctrina que enseña la Biblia de falsas
doctrinas. Es inestable en sus creencias, porque no saben distinguir el error.
1ª a Corintios 14:20. El niño espiritual es inmaduro en su manera de pensar.
En resumen, podemos decir que el niño espiritual sigue esclavizado por los hábitos y apetitos
de su vida anterior. No tiene victoria en la vida espiritual. Además, está dado a emociones
negativas como celos y enojo, y a prácticas divisivas como las contiendas y las disensiones. El
niño espiritual no puede distinguir entre enseñanzas falsas y verdaderas, porque es inmaduro
en su manera de pensar.
Ahora bien, todo nuevo creyente es inmaduro espiritualmente. Necesita orientación y mucho
estímulo de los creyentes maduros. Esto es normal, así como es normal que un bebé recién
nacido necesite mucha atención. Sin embargo, el nuevo creyente debe procurar crecer en su
vida espiritual. Es vergonzoso que después de años sigue con los mismos resabios que tenía
al principio de su vida con Cristo.
La leche es alimento de segunda mano. La madre come comida sólida, su cuerpo la digiere, y
produce leche para el niño que todavía no tiene las hormonas y enzimas necesarias para
procesar comida más compleja.
En lo espiritual, cada nuevo creyente necesita leche espiritual. Necesita aprender las doctrinas
básicas acerca de Cristo. Necesita un maestro o entrenador que le explique en términos
sencillos los preceptos bíblicos. Además, si no recibe entrenamiento oportuno, si no recibe la
leche que su nueva vida espiritual necesita, puede caer preso a falsos maestros. Por eso,
debemos procurar con diligencia discipular a cada creyente que llega a Cristo.
Además, todo creyente, por maduro que sea, disfruta explicaciones de la palabra y
exhortaciones de hermanos que tienen el don de enseñar en el poder del Espíritu Santo. Sin
embargo, mientras crecemos espiritualmente, debemos desarrollar la habilidad de sacar
alimento para nuestra alma directamente de las Escrituras.
Asimismo, debemos estudiar las doctrinas más profundas, que tratan de la obra de Cristo a
nuestro favor hoy. Esto es la comida sólida de que habla el libro de Hebreos.