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Según un estudio del año 2016 publicado por el gobierno puertorriqueño, el 23.3 por ciento de la
población es mayor de 60 años. Eso es más alto que cualquier otro país en el Caribe o América
Latina, a excepción de las Islas Vírgenes de EE. UU., que se ha convertido en sitio donde solo
viven jubilados. Mientras que la población total de Puerto Rico disminuyó en casi 200,000
personas entre 2010 y 2014, la población mayor de 60 años aumentó en casi 250,000 personas,
según la Oficina del Censo de los Estados Unidos. Y esa tendencia probablemente haya
aumentado después del paso de María.
El Centro de Estudios Puertorriqueños Hunter College estima que la isla perderá un 14 por ciento
de su población entre 2017 y 2019. Eso significa que 470,335 residentes ya no están, la mayoría
de ellos adultos en edad laboral. Y se espera que muchos se dirijan hacia EU.
"En otras palabras, Puerto Rico perderá la misma población en un lapso de un par de años
después del huracán María que la que perdió durante una década anterior de estancamiento
económico", dijeron los investigadores del Hunter College. "Nuestras proyecciones indican que
Florida es el estado con mayor probabilidad de verse afectado por el éxodo, con un flujo anual
estimado de entre 40,000 y 82,000 personas".
Eso significa que las personas mayores de la isla cada vez más tendrán que valerse por sí
mismas. (datos obtenidos en http://www.mayoressaludables.org). El envejecimiento ya no es un
asunto que afecta solamente a individuos, sino a todo un país y su funcionamiento cotidiano.
Siendo este sector el mas grande de nuestra Isla, es importante que se atienda de forma
ágil y estratégica. Nuestros jóvenes se están yendo a otros países, dejando atrás ancianos
o envejecientes que, aunque en la actualidad pueden valerse por si mismos,
eventualmente requerirán mayor atención y cuidados. Por eso la atención a este problema
no debe ser pospuesta. Se debe actuar con urgencia.
Existe la oficina del procurador de personas con edad avanzada a nivel de todo el país, El
departamento de la familia y varios centros de envejecientes. Entiendo que, aun teniendo
esos centros de ayuda, la Iglesia, los vecinos y los familiares deberíamos ser parte de las
alternativas para ayudar o velar por nuestros ancianos.
En su mayoría son personas que no pueden valerse por si mismos, tienen alguna
condición de salud que requiere atención las 24 horas del día. Y lamentablemente la
soledad o desentendimiento de los hijos o familiares parece ser un “requisito” o parte del
perfil en la gran mayoría de los casos.
3. Conclusión y sugerencias
a. Presenta y explica alternativas para trabajar el problema.
Alternativas:
1. Debería ser parte de los requisitos de poder abrir una institución sin findes de lucro
(Iglesias, Centros de Ayuda y Organizaciones de servicios al ciudadano) el verse en la
obligación de adoptar algún centro de ancianos para visitar, servir y facilitar ayudas al
mismo.
2. La creación de más actividades sociales para este sector de nuestro país (fiestas,
festivales, torneos, días de juegos) solo para personas de la tercera edad.
3. Campañas publicitarias dirigidas a los hijos, jóvenes o a personas con familiares que
estén acercándose o ya sean parte de esta comunidad de envejecientes donde se
concientice acerca de lo importante que es cuidarle y no dejarle solos.
Conclusión:
Deberíamos buscar la manera de lograr dejar claro que llegar a 60 años o más debe ser
motivo de alegría y de celebración y no una razón para sentirse solo o abandonado.
Cuidemos nuestros viejos y sepamos que todos lo seremos en algún momento.