La situación epidemiológica que atravesamos a nivel planetario, nos ha puesto de manifiesto
que los daños en el ambiente por actividades humanas pueden dar lugar a lo que llamamos “emergencia y reemergencia de enfermedades”. La emergencia del coronavirus es un claro ejemplo de estos procesos, que nos invita a reflexionar sobre los alcances del impacto humano sobre el medio ambiente y su repercusión sobre la salud. Todos los ecosistemas funcionan en armonía como una unidad, vinculando sus recursos y procesos a nivel local y global. Sin embargo, para las personas que no están en esas áreas, a veces es difícil tener presente esa interrelación: por ejemplo, de dónde vienen y hacia dónde van las cosas que consumen y desechan, o qué consecuencias tiene una acción cotidiana a nivel local para el ambiente mismo y para la salud de las personas a nivel global. El modelo actual de desarrollo y consumo de la mayoría de los países no se corresponde con una actitud respetuosa con el medio ambiente. Y, como consecuencia, la situación crítica a la que llevamos los ecosistemas nos ha perjudicado, haciendo que estemos más expuestos a que pandemias como la que estamos sufriendo vuelvan a suceder. El cuidado -o mejor aún, el no daño- de la naturaleza es una inversión, que se trata de la mejor vacuna para protegernos de virus que actualmente afectan a animales silvestres, con los que interactuamos cada vez más -y de peor modo- a raíz de la alteración (por contaminación, fragmentación, destrucción, sobreexplotación) que realizamos sobre los ecosistemas donde viven. “Los derechos humanos relacionados al medio ambiente se encuentran establecidos en los tratados básicos de derechos humanos e incluyen: El derecho a un medio ambiente seguro y saludable”. Actualmente, teniendo en cuenta el deterioro al que hemos llevado los ecosistemas, parece un discurso necesario y normal la educación sobre restauración de la naturaleza. Sin embargo, para no llegar a tener que restaurar, mitigar, compensar, limpiar; es fundamental educar en no dañar, no contaminar, no ensuciar, sencillamente: educar en el uso responsable y respetuoso de los recursos, humanos o no humanos. En el contexto de esta “naturalización de normalidades no tan naturales” que nos atraviesan, antes de la pandemia ya estábamos en conocimiento de los problemas ecológicos y sabíamos que la salud ambiental y animal están vinculadas de alguna manera a la salud humana. Entonces, la emergencia por coronavirus sólo vino a ponernos de golpe frente a todas las falencias de este modelo “normal”, y es un momento clave para aprovechar esta señal que nos da la naturaleza, por mas ruda que nos parezca. Podemos tomarla como una oportunidad para reflexionar y comprender no solo la complejidad del medio ambiente y nuestro vínculo indisociable con él, sino también, cuán vulnerables somos a las acciones de degradación que nosotros mismos realizamos. Si durante el aislamiento pudimos vivir sin derrochar, sin contaminar, sin sobrexplotar, sin consumismo; podemos continuar haciéndolo. Esta nueva forma de vida nos vino a mostrar que las cosas que creíamos esenciales no lo son; pudimos ver la increíble capacidad del mundo vivo de tomar cada oportunidad, de meterse por cada grieta que se le da; el potencial que tiene la naturaleza cuando le damos la oportunidad de incorporarla a nuestra vida cotidiana. Es momento de instalar el discurso de que no somos espectadores de la naturaleza, sino que formamos parte de ella, y así todo va a salir bien. Todas las dimensiones de la vida de un niño fueron afectadas; la familia, la escuela, la relación a los pares, los aspectos emocionales, el juego, la recreación, por nombrar algunos. Desde el inicio de esta crisis sociosanitaria, los organismos internacionales han sido súper enfáticos en el nivel de afectación que los niños van a sufrir a propósito de la pandemia y la post pandemia, señalando como ámbitos críticos cuatro cosas: primero, la salud y la supervivencia, que tiene que ver con la salud mental, con la salud física, con todo lo que implican los temas nutricionales, el acceso a la comida. Hay toda una preocupación importante, sobre todo en los países más pobres. El Comité de los Derechos del Niño está considerando la preparación de una Observación General sobre cuestiones ambientales que reconocen el derecho del niño a un medio ambiente saludable, tal como está implícito en la Convención sobre los Derechos del Niño. La Convención de los Derechos del Niño de 1989 contiene dos referencias explícitas al medio ambiente. Vincula el derecho del niño al más alto nivel posible de salud, incluyendo el derecho a alimentos nutritivos y agua potable, a cuestiones de contaminación ambiental. También define la educación ambiental como uno de los objetivos de la educación. El Convenio de Minamata sobre Mercurio de 2013 incorpora elementos que reconocen que existe un derecho a la protección contra el daño ambiental, así como medidas especiales para proteger a los niños y las mujeres en edad de procrear de la exposición. El Acuerdo de París sobre Cambio Climático de 2015 supone el primer acuerdo ambiental multilateral para introducir explícitamente el lenguaje de los derechos humanos. ¿Qué es el derecho a un medio ambiente seguro y saludable? Cada mujer, hombre, joven y niño tienen derecho a un medio ambiente seguro y saludable, así como a otros derechos humanos fundamentales relacionados a un medio ambiente saludable. Los derechos humanos en cuestión: El derecho a un alto estándar de salud. El derecho a un desarrollo ecológicamente sustentable. El derecho a un estándar de vida adecuado, incluyendo el acceso a alimentación y agua potable. El derecho de los niños para vivir en un medio ambiente apropiado para su desarrollo físico y mental. El derecho a una participación completa y equitativa de todas las personas en la toma de decisiones relacionadas con el medio ambiente, la planificación de desarrollo y decisiones y políticas que afecten a la comunidad a un nivel local, nacional e internacional. El derecho a gozar de condiciones seguras de trabajo, incluyendo garantías para mujeres embarazadas y en lactancia. El derecho a la protección para la no -discriminación en cualquier área. El derecho a la educación e información incluyendo la relacionada con vínculos entre salud y medio ambiente. Otro trabajo de importancia referido al tema y denominado “Los efectos de la contaminación ambiental, una cuestión de Derechos” presentada en su oportunidad por el Defensor del Pueblo de la Nación y el Sistema de Naciones Unidas (a través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo -PNUD-, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia -UNICEF,-la Organización Panamericana de la Salud -OPS- y la Organización Internacional del Trabajo -OIT). El mismo llegó a las siguientes conclusiones: Los Niños son las primeras y principales víctimas del Riesgo Ambiental. En los casos estudiados pudo verificarse que la población infantil se encuentra en situación de Riesgo Ambiental y sus derechos ambientales violentados. El derecho a un medio ambiente saludable reúne todo lo que la humanidad ha aprendido sobre cómo interactúan los derechos humanos y el medio ambiente. Abarca las dimensiones ambientales de los derechos a la vida, la salud, la alimentación, el agua, el saneamiento, la propiedad, la vida privada, la cultura y la no discriminación, entre otros. “Ningún grupo es más vulnerable al daño ambiental que los niños. La contaminación del aire, la contaminación del agua y la exposición a sustancias tóxicas, junto con otros tipos de daños ambientales, causan cada año 1,5 millones de muertes de niños menores de 5 años, y contribuyen a la enfermedad, la discapacidad y la mortalidad prematura a lo largo de toda la vida. Además, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad amenazan con causar efectos a largo plazo que arruinarán las vidas de los niños en los años venideros. Para empeorar las cosas, los niños a menudo no pueden ejercer sus derechos, entre ellos el derecho a la información, la participación y el acceso a recursos efectivos. Los Estados deben hacer más para respetar, proteger y cumplir los derechos de los niños en relación con el daño ambiental. Acercándonos a la realidad y al entorno cercano de nuestros alumnos Martín Maldonado, investigador del Conicet y doctor en Ciencias Políticas. Indicó que los vecinos no deberían vivir allí. Martín Maldonado, investigador del Conicet y doctor en Ciencias Políticas, señaló a Cadena 3 que la situación en barrio Nuestro Hogar III, en el extremo sur de la ciudad de Córdoba, es muy complicado ya que se trata del lugar con mayor contaminación de la Argentina. “Nuestro Hogar III es un museo de malas prácticas ambientales. Es una zona con diversa contaminación. Según un estudio, se han encontrado 19 tipos de contaminación de suelo, aire, contaminación industrial, fumigaciones, aguas servidas, entre otras”, dijo Maldonado. El investigador remarcó que año a año, llega más gente al lugar y se asienta “donde puede”: “Hay mucha gente que llega de Bolivia, Paraguay y se asienta en cualquier lugarcito”. Desde hace aproximadamente veinte años, vecinos/as de barrio Villa El Libertador vienen exigiendo respuestas, a los sucesivos gobiernos, por los graves problemas que genera el ascenso del nivel freático, ocasionando hundimientos, rajaduras en viviendas, colapso de pozos negros, enfermedades derivadas del deterioro ambiental, etc. Más allá que en 2016 la Municipalidad de Córdoba ha decretado la Emergencia Sanitaria del sector (33 manzanas, 10% aproximado del total del barrio), las medidas, acciones y presupuesto asignado hasta el momento, no han sido suficientes para mitigar los efectos ambientales, sanitarios y sociales. Prueba de esto, hoy habría más de 100 viviendas en riesgo. En el caso de Barrio Ejercito Argentino de divisan los mismos problemas, que si bien ha existido un arreglo parcial de la red cloacal aun hay consecuencias de las mismas en las estructuras de los departamentos aledaños. ¿Cuáles son los derechos que se vulneran relacionados con el medio ambiente en los niños? ¿Conocen los derechos relacionados con las problemáticas del medio ambiente que rodean a nuestros estudiantes?