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Diplomatura Universitaria en Formación de

Acompañantes Comunitarios/as contra la Violencia de


Género
Edición 2021

Módulo 2 Masculinidades

Presentación de la Ministra Mgter. Claudia Martínez

Paso a presentar a Heinrich Geldschläger quien nos está acompañando desde


España, Barcelona. Es psicólogo, psicoterapeuta y socio fundador de la Asociación
Conexus, en la que es director de proyectos internacionales y de investigación.
Trabaja en el ámbito de la violencia de género y de la intervención c on hombres
desde el año 2000. Imparte formaciones, consultorías y conferencias a nivel
nacional e internacional sobre estos temas. Es miembro de la junta directiva de la
Red Europea para el Trabajo con agresores de Violencia de Género y fue miembro
del comité ejecutivo de MenEngage Europe, que es la banca de la alianza
internacional para la involucración de hombres y chicos en la lucha por la igualdad
de género y la justicia social. Hoy forma parte del consejo asesor de políticas de
género en salud del departamento de salud del gobierno de Cataluña y, como les
decía al comienzo en mi presentación, ha sido uno de los estudiosos que hemos
tomado para inspirarnos en la creación del Centro Integral de Varones en Córdoba
y queremos agradecerle públicamente por estas ideas, estos aportes y por el
acompañamiento en esta jornada.
Conferencia de Heinrich Geldschläger

Muchísimas gracias, Claudia, y a todo el equipo de la diplomatura por volverme a


invitar a participar en este increíble proyecto, por la cantidad de personas a las que
llega y por la calidad de los contenidos. También felicitar al Centro de atención a
varones, por su cumpleaños mañana y por este magnífico vídeo que realmente
resume muy bien el trabajo con hombres: enseñar a pensar, a “darme cuenta” y a
deconstruir. También es un placer coincidir en esta ocasión con Marcos , que no he
tenido el placer de conocer antes, y con Darío, con el que sí que hemos coincidido
en alguna ocasión y es un referente en el trabajo de masculinidades en Uruguay,
en toda América Latina, así que encantado de compartir este espacio.

El año pasado ya tuve la ocasión de participar y hablamos del trabajo de la


intervención con los hombres directamente como lo hacéis en el Centro de Atención
a Varones. Hoy mi propuesta es hablar de un proyecto sobre el abordaje de la
violencia de género de los hombres en servicios no especializados, en servicios
básicos, en servicios de salud y servicios sociales de protección a la infancia.
Conexus es una asociación sin ánimo de lucro en Barcelona que principalmente
trabajamos en tres grandes ámbitos de actuación: la atención a las personas con
diferentes posiciones principalmente relacionadas con la violencia de género,
programa de atención para agresores, pero también para niñas y niños que las
sufren y sus madres, de vivencia anterior filio-parental, también un programa para
universidades jóvenes y adolescentes; luego hacemos mucha formación sobre
estos temas tanto a profesionales como también al público en general y
asesoramiento y supervisión de equipos; y luego el ámbito de la investigación gran
parte en proyectos internacionales proyectos europeos como por ejemplo el
proyecto Engage del que ahora os quiero hablar un poco.

Básicamente empezando con la idea los objetivos y el análisis de necesidades que


llevamos a cabo para este proyecto sobre el abordaje de la violencia de los hombres
en los servicios no especializados, los productos que creamos a través del proyecto,
la guía el programa de formación y luego brevemente explicaros la implemen tación
“piloto” que hicimos durante el proyecto y la evaluación de esta implementación.
La idea del proyecto venía de una observación en que hicimos en España y que
tiene que ver con que a través del sistema judicial muy pocos hombres llegan a
participar en un programa para agresores. Y eso tiene que ver con que muy pocas
agresiones se acaban denunciando, y de estas una buena parte se queda en el
camino y no llega a una sentencia de las, alrededor de 36.000 mil condenas que ha
habido en los últimos años en España por violencia de género luego más o menos
10.000 hombres son condenados a participar en un programa o participan en prisión
en un programa especializado para agresores. Y eso nos lleva a la necesidad de
ofrecer una posibilidad del cambio al 98% de los hombres que ejercen violencia que
no llegan a participar en un programa a través del sistema judicial y eso pasa
principalmente al margen de la posibilidad de que los hombres acudan
voluntariamente por la detección y derivación de los hombres en otros servicios más
generalistas como los servicios de salud, servicios sociales.

Por otra parte, diferentes estudios han demostrado que muchos de los hombres que
acaban acudiendo a un programa para agresores, antes acuden a servicios de salud
y otros servicios y que muchas veces no se les pregunta por la violencia que ejercen.
Eso en gran parte tiene que ver con que la mayoría de las guías e informaciones
sobre la violencia machista se refiere principal o exclusivamente a las mujeres
víctimas, a veces a niños y niñas, pero hay muy pocas guías específicas e
informaciones para el abordaje de violencia en hombres.

Y eso hace que muchos y muchos profesionales no saben muy bien, no tienen
herramientas viables para este abordaje o incluso tienen miedos a abordar el tema
de violencia con sus usuarios hombres. Miedo, por ejemplo, a que puedan
reaccionar de una manera violenta con ellos y ellas mismas, de ahí deriva también
la necesidad de guías y de formación sobre la manera de ejercer la violencia de
género en hombres desde los servicios no especializados. Es decir, en los
programas para agresores hay una necesidad de recibir más derivaciones y en los
servicios de primera línea hay necesidad para hacer este abordaje.

Aquí podéis ver el equipo del proyecto lo llevamos a cabo como un proyecto
financiado por la Unión Europea en los años 2018 y 2019, en Francia, Italia,
Alemania y el Reino Unido.
Como meta u objetivo final, como todo el trabajo que hacemos con los agresores,
es aumentar la seguridad de mujeres y menores víctimas de violencia machista a
través de la promoción de una respuesta a los agresores coordinadas entre los
servicios, aumentando la capacidad del funcionar de los servicios básicos para
hacer esta voz y derivar a los agresores a programas especializados y luego para
la coordinación entre los servicios de primera línea y los programas para agresores.

Y también como objetivo, un poco un cambio en la mirada en el tema de violencia


machista, de la identidad género de las mujeres que suelen infectar en el foco tanto
de los servicios como también de los medios de comunicación hacia los agresores
como responsables. En los medios se sigue hablando de la enésima mujer
asesinada y no se habla del enésimo hombre que asesina a su pareja. Aquí también
nos parece importante visibilizar y poner en el foco al hombre como responsable de
la violencia que ejerce, pero también en el posible proceso de cambio.
Lo que hicimos en el proyecto fueron tres fases. La primera fue el análisis de
necesidades. Hicimos entrevistas y grupos focales con profesionales con hombres
en los programas y con personas expertas en el trabajo con agresores, la revisión
de literatura pero también nos basamos en nuestra experiencia como personas que
llevamos años trabajando en el tema. En base a este análisis de necesidades
creamos la guía ENGAGE, el material el curso y un módulo de formación. Luego
probamos la guía y la formación en los tres países: Italia, Francia y España.
Brevemente en el análisis de necesidades lo que nos decían los hombres sobre este
proceso de detección-derivación si lo han vivido, nos decían que la gran mayoría no
se les había preguntado nunca por la violencia que ejercían, incluso cuando estaban
en tratamiento psicológico y hablaban de problemas en la relación de pareja
prácticamente a ninguno de los hombres se les habían preguntado.

Y lo que fue interesante cuando preguntábamos cómo les gustaría ser preguntados
por este tema, decían que era importante, y ayudaría hablar de violencia de manera
gradual e irle poniendo palabras y sobre todo no sentirse juzgados como monstruos,
como bestias. Y sí, en cambio, recibieron la perspectiva de una posibilidad de
cambio de recibir apoyo y de tener también más información sobre los servicios
especificados disponibles. En ese sentido, vídeos como los que hemos visto antes
pueden ser una herramienta útil para conocer el programa.

Los y las profesionales nos decían qué, la absoluta mayoría, más del 80% no había
recibido ningún tipo de formación específica sobre el abordaje de la viole ncia en
hombres, menos la mitad conocían un programa a dónde derivar a un hombre si
detectaban la violencia y menos de uno de cada cinco había derivado a hombre a
un programa alguna vez. En cambio, prácticamente todas las personas
profesionales habían sospechado o habían identificado la violencia en alguno de
sus usuarios, pero muchas menos de estas personas profesionales había luego
abordado esta violencia.
Esta es la guía que podéis consultar en él el material del programa que
desarrollamos:
El programa de formación consiste de una presentación en PowerPoint que incluye
un vídeo de un agresor que habla sobre violencia, justamente para también poder
trabajar la relación que establecemos como profesionales con los hombres, el
impacto emocional que tiene para y con un hombre escuchar la violencia, de la
historia de violencia que él explica y como esto nos puede condicionar e interferir
en nuestra actuación con ellos. Incluye también algunos ejercicios prácticos para
cada uno de los cuatro pasos que proponemos en la guía y en la formación que es
identificar, preguntar, motivar y luego derivar. Hay una guía para implementar la
formación y luego el plan de formación que hemos utilizado mayoritariamente
siempre adaptándolo a la situación de cada grupo y cada contexto.

Es una formación inicial de una o dos sesiones de unas seis horas que cubre todo
el contenido principal y luego después de unos meses, a veces tres, a veces seis
veces menos, dependiendo de la situación de los servicios haciendo una sesión de
seguimiento y supervisión de dos o tres horas donde pudimos revisar la
implementación en los servicios de lo aprendido y hablar de posibles dificultades
que se han encontrado resolver con dudas pero pueden haberse dado encontrado
en estos meses de poner en práctica lo que se ha hablado en la información.
Como os decía algunos de los temas importantes en esta formación es la relación
con los hombres que ejercen violencia. La gran dificultad es encontrar este equilibrio
entre un rechazo muy claro de las acciones violentas y las creencias que justifican
esta violencia, por una parte, y la aceptación del hombre como persona y el intento
de comprender sus creencias y su historia que hace posible una relación de trabajo
y la posibilidad de que él se pueda abrir y podamos realmente hablar de lo que es
importante.

Es muy fácil caer en la tentación de una postura de superioridad profesional o


personal, moral pensando que yo soy diferente a él yo soy mejor y tengo que hacerle
verlo, él debería de pensar, debería de hacer, con lo reproduciríamos el mismo tipo
de relación que tiene con su mujer: yo soy diferente, soy mejor que tú y te hago ver
con la violencia lo que tienes que hacer. Reproduciríamos una relación de
desigualdad y de poder que en realidad es la que queremos revisar.
En la guía lo hemos visibilizado lo hemos recogido con estas diferentes posiciones
en la relación terapéutica: la de la complicidad, donde la alianza es fácil pero donde
no conseguimos ningún tipo de cuestionamiento ni cambio. En el otro extr emo
estaría la de la confrontación donde la alianza es casi imposible y se crea mucha
resistencia y oposición y proponemos esta postura de la comprensión equilibrada
donde encontramos este equilibrio que antes hablábamos.

Vamos a ver brevemente los cuatro pasos, el primero es identificar la violencia en


los hombres.

Ahí trabajamos los diferentes indicadores y señales que se pueden dar tanto en el
discurso del hombre como en su comportamiento en un servicio, por ejemplo, de
salud o social que pueden ser cosas que dicen que nos pueden hacer sospechar o
hablan de una gran pelea una gran discusión pues podríamos pensar quedar detrás
de esto puede haber una situación de violencia, si tenemos la oportunidad de verlo
conjuntamente con su pareja podemos también observar en directo dinámicas en la
pareja que nos pueden hacer sospechar y es importante conocer, saber cuáles son
los posibles indicadores que nos hacen sospechar y que nos tienen que hacer poner
en alerta y empezar a preguntar por el tema.

Y esto sería el segundo paso: preguntar a los hombres dentro siempre en un


contexto de confidencialidad y cierta seguridad, y lo que proponemos en la guía son
las “preguntas embudo”.

Primero las preguntas embudo generales donde empezamos con preguntas muy
generales sobre cómo está la relación, qué tal va con tu mujer y luego podemos ver
que la mayoría de las parejas discuten a veces cómo manejar los desacuerdos en
vuestra relación, cómo actúas cuando esté enfadado, qué pasa si el enfadado va
más, crees que tu pareja o tus hijos alguna vez te tienen miedo, alguna vez has
dicho hecho algo que luego te hayas arrepentido o has actuado de una manera que
te avergüences, te asuste o te preocupe, y en función de las respuestas podemos
ir yendo a preguntas cada vez más concretas sobre violencias a qué alturas está
ejerciendo.
Las preguntas embudo específicas, tienen que ver con la posible demanda que
trae el hombre al servicio, porque estamos hablando con servicio social o el servicio
de salud, por ejemplo, si viene porque tiene estrés o tiene un problema de celos o
de alcoholismo entonces podemos utilizar este problema que él trae al servicio como
excusa de alguna manera para preguntarle por el tema de violencia. Y podemos
empezar preguntando por cómo afecta este problema, por ejemplo estrés, a la
relación de pareja de qué manera afecta, qué piensa tu pareja de este problema,
como éste le afecta cuando estás estresado o celoso, cómo reaccionas con tu pareja
o con tus hijos e hijas, cuándo has estado en este estado, cuándo estado muy celoso
has perdido alguna vez la calma, qué ha pasado exactamente y otra vez en función
de las respuestas del hombre cada vez podemos llegar a preguntas más concretas
sobre cosas. Pero puede haber estado ejerciendo violencia y utilizamos, como decía
antes, el problema que trae como pretexto para facilitarle en el hablar y reconocer
sobre la violencia en esta situación.

Si hemos conseguido esto, si él ha reconocido en ciertos actos violentos, el tercer


paso es motivarlo para que quiera aprenderse en un servicio como el centro de
varones para que pueda para que quiera hacer un proceso de cambio hacer algo al
respecto.

Y eso es un paso no siempre fácil. Muchos de los hombres tienen como mínimo una
ambivalencia y otras veces incluso resistencia a hacer este proceso de cambio
Probablemente es útil hacer un trabajo de motivación antes de derivarlos un servicio
porque si no la derivación no nos va a funcionar. Ahí trabajamos en la formación
tanto con las propuestas del modelo de invitaciones para la responsabilidad de
Jenkins como de la entrevista motivacional.

Luego ya el último paso es de la derivación de los hombres, si lo hemos conseguido


motivar hasta un cierto punto, pues derivarlo a un programa para agresores y luego
coordinamos con ese servicio.
Ahí es fundamental que tengamos una información realista que le demos al hombre,
de una información realista sobre este servicio sobre las condiciones de
participación. Idealmente nos ponemos en contacto con el servicio, preparamos esta
derivación y luego también cuando la hemos hecho acordamos con este servicio el
seguimiento y la coordinación que hacemos luego para poder seguir apoyando el
proceso del hombre. También monitoreando en el posible riesgo que tiene para
disidencias y la colaboración con el programa para agresores.

Muy brevemente, antes de antes de acabar, hicimos una implementación piloto del
proyecto de transformaciones, que aquí podéis ver en los tres países en Italia, en
Francia y en España. Un total de más de 200 hombres profesionales per o que
participaron en 15 grupos en la formación inicial, no todos los grupos pudieron
acabar de hacer la sesión de seguimiento y supervisión.

Utilizamos para la evaluación, por una parte, unas preguntas sobre cuán preparados
y preparadas se sentían los y las profesionales para llevar a cabo los diferentes
pasos en este proceso: detectar, preguntar, motivar y derivar.
Aquí os pongo los datos de la derivación y como veis desde el pretest, antes de la
formación en azul, la mitad de las personas no se sentían o muy poco preparadas
después de la formación donde la mitad se sentía bastante muy preparada, ha
habido un cambio importante y en los otros tres pasos la imagen es muy parecida
es decir las profesionales que participaban de la información se sentían ba stante
más preparadas después de la formación para llevar a cabo estos pasos que antes.

Pero también, porque estas son actitudes, lo importante realmente es el cambio


conductual, intentamos medir los cambios en la detección y en las derivaciones a
los servicios para agresores y vimos que, por una parte, en el promedio de las
identificaciones, de las direcciones en los tres meses anteriores la formación y
posteriores formación hubo un incremento de un 25% más o menos en las
detecciones de evidencia en agresores y 1,9 al 2,4 detecciones y donde hubo un
incremento todavía más importante fue en las derivaciones a programas para
agresores que pasó del 0,3 al 0,69, es decir se dobló prácticamente la media de
derivaciones de los servicios básicos a los servicios especializados después de la
formación.

Con eso creo que lo puedo dejar. Si hay preguntas sobre este proyecto estaría
encantado de responderlos podéis encontrar los resultados del proyecto, tanto las
guías como también los PowerPoint de la formación en esta página web de la red
europea para el trabajo con agresores.

Juliana Pozzerle

Hay preguntas que se relacionan a tu disertación, una de ellas tiene que ver con la
accesibilidad del material que recién la respondiste en relación a la página , y va
estar accesible en el aula virtual.

Con relación al abordaje psicológico o psicoterapéutico que realizan, ¿se manejan


con alguna escuela corriente o teoría o técnica en particular?
Con relación a otras identidades o etnias, ¿qué problemáticas las afectan en
particular en las masculinidades afrodescendientes? Entiendo tiene que ver con las
diferentes formas de ejercer la masculinidad, pero también digamos los distintos
grupos étnicos que a su vez pueden ser varones oprimidos y opresores a la vez,
sobre todo la realidad en Barcelona, por el crisol de étnias que hay.
¿Qué tipo de recursos o dispositivos se llevan adelante? Si ese dispositivo
específico tiene relación con el tipo de violencia, si son diferentes se tiene que ver
con la física, sexual o simbólica.
Si hay indicadores de riesgo para medir el riesgo latente, si este que tal vez entiendo
que no se ha manifestado, pero pueden detectar unos indicadores o cuestiones allí.
Si en Engage sólo trabajan con violencia doméstica de género dentro de la pareja
o también trabajando de otras formas de violencias u otros ámbitos.
Durante la rehabilitación del hombre, ¿qué se hace con la pareja o la familia, sí es
recomendable que viven en casas separadas o bajo el mismo techo?

Heinrich Geldschläger

Creo es importante primero distinguir entre el proyecto Engage, que es para los
servicios básicos, servicios de primera línea, servicios sociales, servicios de salud
que hacen un primer abordaje con los agresores para detectar la evidencia y
derivarlos a servicios específicos, y luego el trabajo que podemos hacer en Conexus
de atención a varones específico para el proceso de cambio. Y ahí en esta segunda
parte, en el trabajo específico con varones, nosotros en Conexus sí que tenemos
un modelo que tiene claramente una perspectiva de Derechos Humanos y de
Género, una perspectiva de proceso de referencia como un proceso del aprendizaje
y des-aprendizaje. Respecto al modelo psicológico, nos decantamos por un modelo
constructivista-construccionista.

Luego había la pregunta sobre los afrodescendientes, ahí no me atrevo a opinar


porque no tengo ninguna experiencia. Sí que tenemos una experiencia de un
proyecto en el que hemos estado trabajando en los últimos años sobre la prevención
de la violencia y el trabajo de sensibilización de género con hombres refugiados y
emigrados, y donde sí que vemos esta doble condición del oprimido y opresor de
recibir violencia racista y a veces ejercer violencia machista. Intentamos justamente
a través de reflexionar sobre la operación y la evidencia que estos hombres sufren,
abrir una puerta para la empatía y para la posición en contra de esta opresión que
pueden estar ejerciendo en otro eje de desigualdad del género. Sí es fundamental
tener en cuenta, para el trabajo con las comunidades concretamente también con
la violencia de género, esta interseccionalidad.

El Engage inicialmente estaba o está pensado y conceptualizado para trabajar


principalmente la violencia de género en el ámbito de la pareja, es decir, los
indicadores y el proceso que se propone, está pensado para la violencia contra la
pareja principalmente y se tendría que adaptar a marcar también otros tipos de
violencia en otros en otros ámbitos.

Presentación Raquel Krawchik, Rectora de la Universidad Provincial de


Córdoba

Darío Ibarra Casals es Doctor en Psicología (UCES-Argentina), Licenciado en


Psicología (UdelaR – Uruguay), Diplomado en Antropología Social y Política, FLACSO
– Argentina, Especialista en Educación Sexual y Especialista en Terapia Sexual
(FLASSES – Argentina/Colombia, afiliada a la Word Association for Sexual Health
(WAS), Especialista en Psicoterapia Psicoanalítica (AGORA – Uruguay), Egresado del
Programa de Actualización de Psicoanálisis y Género de la Asociación de Psicólogos
de Buenos Aires, APBA – Argentina. En la actualidad esDirector del Centro de Estudios
sobre Masculinidades y Género Formación en Masculinidades en El Salvador,
Argentina, Brasil, Chile, Colombia, España y Uruguay, Coordinador del Área Violencia
Masculina de la OSC, facilitador de grupos de Reeducación para Varones desde el
Modelo MESECVI, facilitador de Grupos en Masculinidades (Modelo WEM), y en el
Punto Focal MenEngage – Uruguay. ¡Bienvenido Darío!

Conferencia Dr. Darío Ibarra Casals: de los privilegios masculinos a la


violencia basada en género

Hola, qué tal, ¡buenas tardes! Muchas gracias Raquel por la presentación y un gusto
para mí también compartir contigo y bueno con todos los compañeros y compañeras del
Ministerio de la Mujer. Felicitaciones una vez más a Claudia por esta esta iniciativa tan
generosa y compartir el saber y toda la experiencia del Ministerio de la Mujer y los
compañeros de Córdoba y otros colegas, no solamente con Argentina sino con el resto
de Latinoamérica, España, los países de habla hispana. Así que felicitaciones
nuevamente, también agradecer a Carla, Juliana, Paola por la interpretación de lengua
de señas y bueno insisto a todos los compañeros y compañeras Ministerio de la Mujer.
Los privilegios masculinos

Hoy voy a hablar de cómo los privilegios que tenemos los hombres por el hecho de
haber nacido varones, en esta cultura patriarcal, tiene impactos sobre nosotros mismos,
en mujeres también por supuesto, en niños, niñas, adolescentes, en toda la comunidad,
y los varones utilizamos como herramienta para poder dominar y controlar la violencia
basada en género.

Antes que nada, voy a proponer el concepto de privilegios. Esto es un nombre que anda
circulando por el ambiente, por el colectivo género masculino y es importante que
sepamos de qué estamos hablando.

El concepto de privilegios desde un enfoque de las masculinidades podemos decir que


son los beneficios exclusivos que tenemos los varones por el hecho de haber nacido en
este sistema sexo-género, que consisten en el goce exclusivo de ventajas frente a otros
sistemas genéricos como son mujeres, personas trans e intersex.

Y para que quede más claro este concepto, pensé en los siguientes ejemplos: si yo
puedo tener un trabajo digno, como varón como persona, hombre adulto, ese es un
derecho humano ¿cierto? El derecho al trabajo, pues desde esta perspectiva no es tan
así, porque un derecho humano se tiene que enmarcar en la igualdad sustantiva, en
tanto pueda experimentarse por todas las personas. Ahora, si sólo un sector de la
población tiene ese derecho, en este caso en los varones, entonces no es un derecho,
sino que es un privilegio. Lo mismo sucede con los roles de género y la igualdad de
oportunidades de las personas. Si yo como varón avanzo profesionalmente más rápido
y ganó más dinero que las mujeres sólo por el hecho de ser hombre, entonces no estoy
ejerciendo un derecho, sino que tengo un privilegio. Este concepto es importante, y del
cual partimos para continuar con esta presentación.

Hay un sociólogo suizo que investigó sobre inequidades de género en base a horarios
laborales, poder organizacional, diferencia de ingresos y distribución de tareas
domésticas. Este investigador demostró que el sistema global de privilegios materiales
continúa vigente y así considera la violencia masculina como una consecuencia lógica
del privilegio colectivo de los varones, porque la violencia surge de la desigualdad y ésta
la sostiene. Las políticas de la violencia son las lógicas sociales, y por tanto
institucionales, con las que una cultura en este caso patriarcal que es la nuestra, instaura
las relaciones de poder entre los individuos de tal manera que distribuye recursos,
estatus. El patriarcado en este caso se vale de la masculinidad encarnada en nosotros
los varones, para dividir el mundo en dos, por un lado, el mundo de los hombres y por
otro lado el mundo de las mujeres, niños, niñas, trans, discapacitados, etcétera.

El mundo de los hombres, nos ha hecho creer que es un mundo más saludable y tener
el poder también nos han hecho creer que nos da mayor felicidad. Desde mi perspectiva
esto no es así, porque tener privilegios te genera estar en un lugar de superioridad frente
a otros, ese lugar de superioridad genera injusticia social, a su vez esa injusticia social
genera desequilibrio entre personas. Y cuando vivimos en un mundo con desequilibrio,
nadie puede estar equilibrado, es decir, yo soy consciente que como varón tengo
privilegios los cuales he utilizado y a veces lo sigo utilizando. Pero, ahora bien, también
soy consciente que tener privilegios me perjudica fuertemente porque vivo en un mundo
donde no existe el equilibrio y no se distribuyen los bienes y servicios con una lógica
ética y con justicia de género. Así que si me dieran a elegir yo te regalo mis privilegios
con el objetivo de vivir en un mundo más equilibrado y que yo no termine sintiendo que
mis privilegios descansan en el no goce de derechos humanos de otras personas.

Ahora bien, ¿cómo mostrarles estos aspectos a los varones? ¿Cómo decirle a un varón
que nació con privilegios y se beneficia de ellos, que debería abandonar los privilegios
para vivir en un mundo más justo? Precisamente los varones te van a contestar: “y yo
qué querés que haga, si los privilegios me los da la cultura me los da la sociedad, yo no
hago nada, yo no puedo hacer nada, yo no tengo nada que ver con esto”, esto es un
relato en que los compañeros Marcos y Heinrich que trabajan con varones
cotidianamente saben, que los varones que dicen “yo” es como que no tengo nada que
ver con esto. Para esto voy a citar a Raewyn Connel,l que desde su excelente epílogo
de su obra Masculinidades, la segunda edición del 2005 y digo la segunda edición del
2005 porque en la primera edición no está, proponen pensar en cuatro dimensiones de
las relaciones de género, sobre todo de países ricos como la Comunidad Europea,
Norteamérica, Australia, Asia, algunas partes de Asia obviamente, aunque estas
dimensiones también se pueden aplicar precisamente a nuestra región latinoamericana.
Saben que en nuestras regiones el capitalismo salvaje, sumado al neoliberalismo,
genera una suerte de creencia de que todos los que pertenecemos a una clase proletaria
las obreras donde me incluyo, somos de clase media, es una creencia que nos trasmite
el patriarcado.
Connell va a distinguir ventajas y desventajas en:

 Áreas del poder


 La división del trabajo
 Cathexis y
 Simbolismo

En cuanto a las dimensiones del poder los varones tenemos varias ventajas, por un
lado, predomina nuestra presencia en los altos mandos de los negocios y somos los que
tenemos el monopolio en las decisiones más elevadas del estado. Por otro lado,
controlamos los espacios públicos como las calles, los recreos de la escuela y también
los espacios deportivos. A su vez, tenemos mayor autoridad en la familia porque nos
seguimos llamando jefes de hogar, así como también somos los que dirigimos las ONG
más importantes del mundo. Si somos varones también tenemos el control de
instituciones coercitivas como la militar, y la policial. Y, por último, somos los que
tenemos el control de medios para ejercer poder, es decir tenemos el control de las
armas y de la industria farmacéutica, no me voy a meter en el tema de las vacunas de
covid pero los dueños de las vacunas son la mayoría varones y me estoy olvidando de
algo muy importante, los hombres estamos a salvo de la violencia doméstica, eso es
bien importante.

En cuanto a las desventajas que implica para nosotros tener y ostentar el poder los
varones, constituimos casi la totalidad de la población carcelaria y al resto del mundo,
así como en países con pena de muerte somos los más ejecutados y aunque
controlemos los espacios públicos también morimos más en accidentes de tráfico y en
riñas callejeras. Somos los objetivos principales de los ataques militares y criminales,
perderemos nuestro mundo de los afectos por estar dentro de las cárceles, cuarteles e
instituciones policiales intentando llegar a los grados más altos de mando. Somos más
vulnerables a engancharnos, por ejemplo, en la competencia económica y la rivalidad
masculina y como les decía hace un rato, si bien estamos a salvo de la violencia
doméstica, no estamos a salvo del abuso sexual infantil, sobre todo, casi no podemos
denunciar si fuimos abusados sexualmente la infancia porque perdemos nuestro
sentimiento de intimidad, de identidad masculina. Por último, perdemos la posibilidad de
conectarnos con la compasión con la empatía y con la conexión emocional para
competir y también narcisarnos como hombres.

En cuanto a la dimensión del trabajo, Connell va a decir que las ventajas, implican que
los varones ganamos el doble de ingreso promedio más que las mujeres y también
controlamos las concentraciones de riqueza más grandes del mundo. Tenemos mayor
participación económica en dinámicas familiares laborales y gubernamentales y
tenemos mayores oportunidades laborales que las mujeres. A su vez, los hombres nos
beneficiamos del trabajo no remunerado de las mujeres, estas son nuestras madres
esposas, hermanas e hijas. También controlamos la mayor parte de la maquinaria
mundial que es la base de la economía contemporánea y multiplica el valor económico
del trabajo. Estos son el transporte, la electricidad, el mundo de las redes internet y las
computadoras.

En cuanto a las desventajas, los varones tenemos ocupaciones peligrosas y


potencialmente tóxicas. Somos los proveedores económicos en el hogar y por lo tanto
desarrollamos la compulsión a permanecer empleados. Las habilidades y herramientas
que adquirimos los varones, sufren de una rápida pérdida de vigencia debido a lo
efímero de nuestros puestos laborales. Por otra parte, el beneficio del trabajo no
remunerado de nuestras esposas, genera un desequilibrio en la relación de pareja. Esto
tenemos que tomar en cuenta que ocasiona una disminución o desaparición del deseo
sexual en ella y fomenta por supuesto la doble moral en los varones, lo que genera
estrés y gasto extra de energía para nosotros. Los hombres también pagamos más
impuestos y estos son distribuidos hacia las mujeres mediante el Estado benefactor. Por
último, los varones desarrollamos el pensamiento matemático deductivo y perdemos por
supuesto contacto con las emociones básicas porque estamos demasiado en nuestro
intelecto, esto implica vivir como si fuéramos máquinas de producir al servicio del
sistema capitalista y por supuesto que nos desenfocamos de nuestros procesos
afectivos.

En cuanto a la dimensión de la cathexis, Connell va a decir que los hombres tenemos


algunas ventajas, por ejemplo, recibimos mucho sostén emocional por parte de las
mujeres, sin reciprocidad obviamente, porque nosotros no le devolvemos a ellas lo que
ellas nos dan a nosotros. La sexualidad heterosexual está organizada en función del
placer masculino, lo vemos claramente en el porno, tanto como las relaciones
interpersonales, como para la sexualidad y por último la doble moral legítima la libertad
sexual y la industria sexual comercial está a nuestro servicio, al servicio de los hombres.
En cuanto a las desventajas, vivenciamos una sexualidad más alienada y más exigente
por la homofobia social. También se manifiesta el tabú sobre la libre expresión de los
sentimientos, sobre todo aquellos relacionados con la vulnerabilidad. Por último, los
varones somos excluidos de modo radical de las relaciones con los niños pequeños.

Por otro lado, en cuanto a la dimensión del simbolismo, los hombres tenemos las
ventajas de controlar la mayor parte de las instituciones culturales, esto es iglesias,
universidades y medios masivos de comunicación. Casi todas las religiones, sobre todo
las ortodoxas, definen a los varones como superiores a las mujeres y ellas solo pueden
ser madres y amas de casa. Los varones gozan de mayor reconocimiento porque sus
actos son considerados como más importantes, de interés periodístico, etc. También
hay una predominancia en las áreas educativas de alto retorno que cuentan con
recursos más elevados.

En cuanto a las desventajas, los varones jóvenes y adultos estamos perdiendo terreno
en el área educativa, estamos a su vez sub-representados en importantes experiencias
de aprendizaje como por ejemplo los estudios humanísticos y también podemos decir
que cuando hay conflictos vinculares en las separaciones conyugales, los intereses de
las madres respecto al cuidado infantil tienden a prevalecer sobre los intereses de los
padres.

Mayor impacto que tiene el goce de los privilegios masculinos: la competencia

Ahora bien ¿cuál es el mayor impacto que tiene el goce de los privilegios masculinos?
la competencia. ¿Qué implica esto? Implica que, si vivimos en competencia entre
nosotros y con nosotros mismos a nivel laboral, sexual, económico, político, intentando
demostrar la virilidad que los mandatos culturales nos imponen. Estamos activados de
manera constante en un sistema llamado por las neurociencias como lucha - huida. Esto
implica que vivimos constantemente en modo de emergencia, lo que implica que
estamos fuera de equilibrio de manera cotidiana, porque existe una amenaza imaginaria
constante y digo imaginaria porque realmente estamos viviendo, en el ataque y en la
huida o sea estamos huyendo del depredador constantemente que es imaginario, el
depredador es un otro que no existe, es el otro varón que nos amenaza, es el otro
patriarcado, es el otro diferente a nosotros, etc. Es por esto que los varones tendemos
a segregar hormonas del estrés o adrenalina, cortisol, saben cuáles son, y estamos todo
el tiempo segregando estas hormonas y nuestro ritmo cardíaco se encuentra un poco
más elevado de lo esperable para una vida con menos estrés. Las emociones que se
crean desde las hormonas del estrés tienen relación con la rabia, la frustración, el
prejuicio, el miedo, la ansiedad, la tristeza, el sufrimiento y la culpa. A su vez, lo que
podría gestar cierta solución, si los hombres pudiéramos hablar y comunicarnos de
manera más evolucionada, así como las mujeres ya lo saben hacer, pero no hemos sido
socializados para hablar ni para conectar por las emociones, sino que hemos sido
socializados para competir. Lo que nos sucede es que a partir de eso nos enfermamos,
porque no podemos pensar y menos aún podemos sentir, porque estamos todo el
tiempo en el modo de supervivencia, el modo ataque – huida, somos personas que
permanentemente estamos reaccionando. Esto por supuesto también implica que no
podemos cuidar a otras personas, porque apenas podemos cuidarnos a nosotros
mismos.

El resultado de estas formas de supervivencia cotidiana, es vivir en un constante estado


alterado de conciencia, cuando vivimos con las hormonas del estrés 24 horas al día 7
días a la semana, nos volvemos más egoístas, ensimismados, ególatras, vanidosos,
auto compasivos, etc. y así nos obsesiona el tiempo, el pasaje del tiempo, el qué dirán
de nosotros y por supuesto el poder. Las hormonas del estrés hacen que nos sintamos
ajenos a lo que pasa alrededor, por lo tanto, no sabemos cómo están las personas que
amamos, cómo están alrededor nuestro. A su vez y por último las hormonas del estrés
generan que tengamos pensamientos incoherentes y pongamos a funcionar el control
del exterior cuando no podemos controlar el mundo exterior es ahí que intentaremos
conectarlo con la fuerza y es ahí que ejercemos violencia emocional verbal física sexual
económica de las que hablaba Heinrich hace un rato, todas las ventajas que he
nombrado hasta ahora implica violentar los derechos de otras personas y por lo tanto
implica ejercer violencia permanentemente y por supuesto esta violencia está
naturalizada.

Ahora bien, tomando en cuenta todo lo antedicho, los que vivimos en este paradigma
de la competencia, no solo nos aleja de los otros, sino que también nos perjudica
fuertemente a nosotros mismos o sea a los varones. Es así que, si como varón nos
alejamos de este paradigma de la competencia, podemos generar los siguientes 4
beneficios de abandonar o de renunciar a los privilegios masculinos.

Beneficios a la renuncia de los privilegios masculinos

1) Evitar enfermedades orgánicas y la muerte prematura. Recuerden que los


varones vivimos 7 años menos que las mujeres, antes era 10 años menos ahora son 7
y por lo tanto renunciar a los privilegios masculinos aumenta la longevidad. Eso es un
dato bien importante que se lo tenemos que transmitir al hogar.
2) Implica inhibir la hipersexualidad. Esto permite una mayor conexión con nuestras
parejas y tener más un encuentro sexual desde el deseo mutuo entre ambos y con
reciprocidad y no tanto desde la compulsión al sexo, que a veces los varones tenemos
esta hipersexualidad queremos tener sexo a como dé lugar, sin importar si nuestras
parejas tienen ganas o no.
3) El beneficio de evitar o terminar con la anestesia emocional lo que hace que
podamos desarrollar tres aspectos importantes que a los varones nos cuesta muchísimo
y es la empatía, la compasión y la gratitud.
4) Por último, y para cerrar la presentación, otro de los beneficios es dejar de vivir
en competencia con otros varones y dejar de subordinar a las mujeres. A fin de
experimentar esta constante cooperación con los otros, mejorando la salud mental
propia, de las personas que también amamos y por supuesto mejorando la salud de
toda la comunidad. Es bien importante para poder erradicar o poder empezar a
derrumbar el sistema social patriarcal, es importante vivir en cooperación. La
cooperación es lo opuesto a la competencia si dejamos de competir, empezamos a
cooperar entre nosotros, cooperar con las mujeres y con el resto de la comunidad.

Juliana Pozzerle

Pregunta de los / las cursantes, ¿hablar desde “el privilegio” no justifica de alguna
manera la violencia que ejercen algunos varones?
Darío Ibarra Casals

Por supuesto que no, o sea, cuando hablamos de privilegios hablamos de que los
varones nacemos en este sistema social patriarcal y con ventajas. La idea de hablar de
los privilegios es mostrar a los varones que en realidad sólo por el hecho de ser varón
estamos en un gradiente de superioridad frente a las mujeres y que sería muy bueno
para toda la comunidad y también para nosotros mismos, no solamente para las
mujeres, poder renunciar a estos privilegios. Por supuesto que los privilegios no están
justificando la violencia, sino que están explicando por qué los varones estamos
posicionados en los privilegios y no los queremos abandonar. Lo que hace Connell en
esta parte de su libro en el prólogo, es explicar las ventajas y desventajas. Este planteo
que hace Connell me parece interesante, por eso se los traje, adecuado, adaptado a
Latinoamérica porque creo que es importante poder precisar que existen no solamente
ventajas, sino que existen muchísimas desventajas como por ejemplo que los varones
vivimos de 7 a 10 años menos que las mujeres. Creo que esto de los privilegios explica
lo que implica ser hombre en esta cultura y por supuesto que no justifica, la violencia es
una decisión, una decisión que toman las personas sobre todo es un conflicto masculino
que implica tomar la decisión de ejercerla. Es la violación de los derechos humanos y
de ninguna manera se puede justificar con este tipo de explicaciones.

Presentación de Conrado Storani- Secretario Extensión de la Universidad Naciona


de Córdoba

El Doctor Marcos Ordóñez es Médico especialista en medicina general y familiar,


Magíster en salud sexual y reproductiva, miembro de la Asociación Argentina de
Sexualidad y educación sexual, miembro del equipo de capacitación de educación
sexual integral de la Secretaría de Derechos Humanos y Género de la UEPC, docente
del módulo semiología de la sexualidad Hospital Nacional de Clínicas, Facultad de
Ciencias Médicas, docente del módulo optativo de grado terapia sexual con perspectiva
de género de la Facultad de Psicología también de nuestra universidad, docente del
módulo optativo de grado Salud de las identidades trans, Facultad de Psicología de la
Universidad Nacional de Córdoba, docente del curso de actualización profesional,
Masculinidades del Colegio de Psicólogos de la provincia de Córdoba, docente de la
especialidad médica en adolescencia del módulo de adolescencias trans del Consejo
de Médicos de la provincia de Córdoba. Bienvenido Marcos.

Conferencia Dr. Marcos Ordóñez

La masculinidad es un tema que se vuelve prácticamente ineludible en el abordaje en


nuestro tiempo si es que pretendemos trabajar seriamente en lo que es la prevención
de la violencia de género. Y me parece que se vuelve una temática central en esta
formación que tiene que ver puntualmente con la formación de acompañantes
comunitarios contra la violencia de género.

Planteaba esto de la importancia del abordaje de la masculinidad y que es una temática


que se ha puesto sobre sobre la mesa del debate y del abordaje crítico,
fundamentalmente en los últimos años. Pero de todos modos los estudios sobre
masculinidades ya tienen algunas décadas. Se inician de manera formal o académica
allá por los años ochenta sobre todo en Estados Unidos, Canadá y Australia de donde
surgen algunos teóricos y teóricas muy importantes como Raewyn Connell, como recién
lo mencionaba Darío.

Estos estudios de masculinidades aparecen como resultados de la interpelación de las


teorías feministas, del movimiento de mujeres, de la perspectiva de género, de la
interpelación que se realiza en estos ámbitos académicos. Es decir, que desde los años
'80 es que se viene discutiendo sobre la lógica de la masculinidad, poniéndola en el
terreno del análisis crítico.

Pero podemos decir que en nuestro país la temática toma fuerza particularmente a partir
del año 2015, fundamentalmente a partir del “Ni una menos”, a través del reclamo social
se ve la necesidad urgente del reemplazo, seriamente, cómo incidir en los varones, en
aportar los elementos críticos para poder empezar a revisar los mandatos y los
estereotipos de masculinidad que precisamente perfilan una característica del varón que
lo deja al borde o directamente involucrado en situaciones de discriminación y de
violencia.

Por otra parte, hasta el 2015 y posterior al mismo, se venía realizando también a
instancias de los reclamos y del movimiento de mujeres, un trabajo muy interesante e
intenso en relación a brindar elementos a las mujeres para poder mirar los distintos tipos
de violencias que padecen. Se trabajó bastante para empoderar a las mujeres en una
mirada crítica, justamente de ese lugar de subordinación naturalizado de la mujer, y
evidenciar los distintos tipos de violencias que iban mucho más allá de las violencias
explícitas como lo eran las violencias físicas o los feminicidios.

Y lo que se empezó a transformar en una necesidad de abordaje temático, tenía que


ver con poder equilibrar de alguna manera ese empoderamiento femenino, por un lado,
y por el otro lado, un varón que aparecía a contramano de las transformaciones sociales.
Porque, vuelvo a repetir, este trabajo de empoderamiento que conjuntamente con la
creación de leyes y mecanismos de protección y de denuncia, se encontraban con un
componente del mundo de los varones que estaba por fuera de estas transformaciones
y de estas reflexiones, lo que lógicamente en algún momento no iban a dar o no van a
dar abasto los mecanismos punitivos sino empezamos a trabajar seriamente en la
masculinidad, en el abordaje crítico de la masculinidad y poder transformar su lógica.

Muchas veces me preguntan, cuando hablo en relación a estas temáticas, por qué como
médico me intereso por esta temática de la masculinidad. Y lo cierto es que, el modelo
de la masculinidad, lo que podemos llamar la masculinidad normativa o la masculinidad
de obligatoria ya que viene cargada de mandatos, se transforma en un determinante
social tanto de malestar como de enfermedad y de muerte. La misma OMS
(Organización Mundial de la Salud) lo ve así en distintas declaraciones, y en distintos
documentos ha justamente manifestado esta preocupación, en relación a la
masculinidad, y la necesidad de que se aborde desde las políticas públicas.

¿Por qué la masculinidad se transforma en un problema sanitario? Básicamente, y por


diversas razones, porque en el proceso de reafirmación de la masculinidad, que
fundamentalmente se incrementa o se exacerba a partir de la adolescencia, en este
proceso de reafirmación que se da ante uno mismo y ante los pares, los varones
habitualmente se ven involucrados en situaciones de violencia. Y esto lo describía
perfectamente Darío, los varones habitualmente se ven involucrados en situaciones que
tienen que ver con el ejercicio de la violencia ya sea accidentes y crímenes y no es
casual que estas razones sean las principales causas de muerte entre los adolescentes
y los varones jóvenes, los adultos jóvenes.

Pero no solamente en ese sentido se transforma en un problema sanitario la


masculinidad, sino que también el ejercicio de la discriminación y la violencia propia de
este modelo de masculinidad que estamos tratando de desandar, el ejercicio de la
discriminación y de violencia que conlleva un impacto en lo que tiene que ver con los
crímenes directamente como son los feminicidios, pero también los crímenes homo-
odiantes y trans-odiantes.

Tengamos en cuenta que en la base de este modelo de masculinidad se gesta desde


un lugar identitario donde el odio y la práctica de la discriminación a través de la violencia
se vuelve parte habitual de su lógica. Entonces decíamos en relación a cómo sobre los
mismos varones recaen estos mandatos y por qué las causas de muertes relacionadas
con violencias golpean directamente a los varones y que tienen que ver con este
modelo, de la misma manera que las altas tasas de suicidio en este mismo componente
y grupo etario, es decir adolescentes y adultos jóvenes. Y en esto también nos debemos
unas reflexiones en cómo los mandatos de masculinidad inciden en estas cifras
alarmantes de suicidios en este grupo etario.

Entonces tenemos las situaciones de violencia, los crímenes en los que se ven
involucrados los varones, es decir en el ejercicio de la violencia y las situaciones
extremas como son, vuelvo a repetir, los femicidios o los crímenes homo-odiantes y
trans-odiantes. Pero también la masculinidad incide por ejemplo en los embarazos no
programados y las enfermedades de transmisión sexual, es decir, vemos como desde
distintos lugares y estas lógicas de masculinidad inciden sobre cifras, sobre variables
que tienen que ver con la salud.

¿Porque decimos que incide sobre los embarazos no programados y las enfermedades
de transmisión sexual? Hemos visto y fundamentalmente a través de la Educación
Sexual Integral, que se hace mucho hincapié, por ejemplo, en los varones conozcan el
uso correcto de del preservativo. E, incluso desde las políticas públicas, se ha hecho
también un gran esfuerzo para que el acceso a los preservativos se vea facilitado.

Sin embargo, poco se ha hecho para trabajar sobre esta lógica de masculinidad que
hace que los varones no quieran utilizar el preservativo. Es decir, de nada sirve el
conocimiento acabado ni tener disponibilidad de los preservativos si no trabajamos
sobre unas lógicas de masculinidad que hace que los varones no reparen precisamente
en el cuidado ni mi propio ni de su pareja y que minimicen todas las todas las acciones
de cuidado.

Es decir, también en estos aspectos de los embarazos no programados y las


enfermedades de transmisión sexual, tallan de manera determinante estas
construcciones de masculinidad y es por esto que se plantea su abordaje desde las
políticas de Estado, porque claramente este modelo de masculinidad atenta contra la
salud tanto individual como social.

Pero vamos a ir entonces a cómo se lleva al cabo en lo que podemos denominar la


“construcción social del machismo”. Ver cómo se gesta esta masculinidad que podemos
denominar “obligatoria” porque precisamente viene atada a un conjunto de mandatos.

Evocando y modificando el texto de Simone de Beauvoir “machista no se nace, sino que


se llega a serlo”, sabemos que en la construcción del machismo nada hay de vínculo
con lo natural o con lo biológico, que no hay una razón que tenga que ver con los genes
ni con las hormonas ni siquiera con los genitales que se portan que justifiquen desde
una mirada biologicista la razón de ser del machismo.

Ha sido sumamente importante y determinante el aporte del feminismo y de la


perspectiva de género de entender al machismo como una como una construcción social
y cultural. Y para eso es importante que hagamos el ejercicio de pensar, aunque sea
brevemente, cómo se llevan a cabo las pedagogías en los niños, en los varones y las
características de la socialización de los mismos. Cómo es que se construye el
machismo socialmente y cómo es que después, en la adultez muchas veces cuesta
tanto modificar esta estructura del comportamiento porque ha sido internalizada desde
que se tiene uso de razón.

Antes de entrar en estas lógicas pedagógicas y en estas características de la


socialización, es importante remarcar que este dispositivo, este ordenamiento social y
cultural de la masculinidad lo que busca es la reproducción de un modelo de varón que
precisamente de alguna manera reproduzca y sostenga una lógica de privilegios y una
lógica de acceso diferenciados a los derechos de las posibilidades.

Decimos que se busca es la reproducción de un varón heterosexual y cis sexual, y esto


es importante remarcarlo porque obviamente no todas las masculinidades gozan de los
mismos privilegios, porque podemos pensar que aquellos varones que, por ejemplo, los
varones trans o los varones homosexuales, obviamente no gozan de ninguna manera
de los privilegios de los de los varones hetero-cis, sino que todo lo contrario, padecen la
violencia y la discriminación de esta masculinidad.

Veamos brevemente cómo será el proceso de socialización. Se conoce lo que se


denomina el sexo biológico de un niño, antes se daba en el momento del parto y hoy se
da anticipadamente a través de las ecografías fundamentalmente, y a partir de la
sentencia diagnóstica del médico o de la médica que dice “es un varón” y a partir de ese
momento se empiezan a construir un conjunto de expectativas en torno a este niño en
gestación, expectativas que obviamente se van a ser se van a transformar en actos
pedagógicos a partir del mismo nacimiento. Va a haber un conjunto de rituales que van
a, justamente, buscar garantizar nuestra característica determinada por la cultura del
ser varón. Hay un ideal de masculinidad que va a buscar y se va a delimitar desde el
mismo momento del nacimiento para justamente buscar garantizar que este niño
responda a un estereotipo.

Entonces desde que este niño nace le ponemos un “bucito celeste” o un “osito celeste”,
más allá de lo que parece ingenuo en relación a el color, este color viene atado también
a un “set genérico”, es decir a un conjunto de posibilidades lúdicas absolutamente
delimitadas que le van a decir que lo que puede y que lo que no puede en el terreno del
juego pero que ese terreno del juego luego trasciende ese espacio y pasa a ser parte
constitutiva de una supuesta esencia de los varones y una supuesta relación o no
relación con determinadas actividades o tareas.

Por ejemplo, los niños desde que nacen los rodeamos de un conjunto de juguetes que
generalmente incluyen autitos, camiones, armas, soldados, herramientas, etcétera. Y
esto que parece sumamente inocente y hasta casi como un acto reflejo ya comienza
desde vuelvo a repetir desde que este niño tiene uso de razón a generar una frontera
de género sumamente marcada y rígida. ¿Qué nos dicen estos juguetes? Nos hablan
solamente de posibilidades de juego trasciende lo que aparentemente se ve porque a
este niño le estamos marcando desde que tiene uso de razón que nada de lo que tiene
que ver con el afecto, con la ternura y con el cuidado y con lo doméstico, nada de eso
tiene que ver con su universo.

Pensemos desde lo inocente que parecen los juegos cómo se empieza a marcar a fuego
desde que son niños que un varón no tiene nada que ver con el cuidado de las personas,
nada que ver con el cuidado de los niños, nada que ver con el ejercicio de la ternura y
nada que tenga que ver con lo doméstico, por eso no entran en el terreno de lo
masculino las cocinitas, ni los muñecos, ni las muñecas ni los bebotes. Hay una frontera
marcada que si este niño intenta tras pasarla rápidamente va a ser sancionado, ya sea
por el mundo adulto o por sus padres.

Vemos que tempranamente se piensa establecer lo que va a ser posteriormente la


división sexual del trabajo y podemos también comprender por qué a los varones les
resulta tan difícil poder incorporar lo doméstico como parte de su vida y como parte de
sus responsabilidades, por qué a los varones les cuesta tanto el ejercicio igualitario en
este espacio, que es el más difícil de modificar, que es el espacio de lo doméstico.

Y este niño va a crecer y van a llegar luego otras máximas pedagógicas que les van a
empezar a marcar el mundo de lo masculino y una de esas máximas pedagógicas va a
decir que “los niños no lloran”, esto que también sale como una expresión refleja en los
adultos, busca inhibir la expresión de la sensibilidad y la emocionalidad en los niños.
Tempranamente los reprimimos y vamos más allá todavía porque les decimos que “esas
cosas son de nena” que “lloras como una nena” o “lo haces como una nena”,
indicándole, desde que comienza a introducirse en este mundo, que todo lo que tenga
que ver con lo femenino es un disvalor, es lo que no se debe ser, es lo que debe marcar
con lo que debe marcar una diferenciación explícita si es que, pretende la familia y
posteriormente este niño en la adultez, ser un varón como la como la cultura manda. Así
que los esfuerzos van a estar orientados a que este niño responda al estereotipo, y
¿cuál es el estereotipo? Ser fuertes, agresivos, decididos, conquistadores, dominantes,
osados en su adolescencia ser sexualmente activos, proveedores, ganadores, etcétera.
Esos van a ser los estereotipos que van a guiar esta construcción de masculinidad.

Luego llegar a un periodo que es crucial, la adolescencia. En la adolescencia es donde


justamente este varón va a tener que demostrar en los hechos porque la construcción
ha sido exitosa que esta construcción de masculinidad ha sido exitosa y es la
adolescencia además el periodo donde generalmente se dan las primeras relaciones
sexuales y en este terreno de la sexualidad generalmente se cierra de manera coherente
esta lógica de masculinidad atravesada por desigualdades y violencias. Porque este
varón se formará en el terreno de la sexualidad fundamentalmente a partir de los
silencios de la familia, que sigue siendo un espacio de silencio, en relación a esta
temática, aún, y por un pasaje por los ámbitos educativos donde la educación sexual
integral todavía no termina de implementarse.
Por lo tanto, la formación de los varones en el terreno de la sexualidad va a estar dada
fundamentalmente por los pares, que obviamente lo que hacen es reproducir y transmitir
mitos y desconocimientos, y la otra formación que se da en nuestro tiempo
fundamentalmente que tiene que ver con el acceso a Internet de la pornografía.
Pornografía que obviamente cosifica a la mujer, desdibuja los límites del consentimiento
y naturaliza la violencia.

Es así que el varón va a constituir, en esto que yo le digo un cierre coherente de la


construcción de la masculinidad, una sexualidad absolutamente coito-céntrica, centrada
en su placer, donde prioriza la penetración como única práctica sexual donde la mujer
va a entrar en un terreno de objeto sexual destinado al placer masculino, donde el
cuerpo femenino va a ser un terreno de para ser avasallado, conquistado, sometido,
donde el placer femenino queda absolutamente por fuera de esta lógica de
masculinidad. Ni el placer femenino, ni las necesidades eróticas ni afectivas quedan
incorporadas en el registro de lo masculino, en esta cosa mecanizada que propone una
sexualidad centrada exclusivamente en la penetración y en el placer masculino. Esa es
la conformación de esta masculinidad y sus efectos en diversas áreas, las que tienen
que ver con el ejercicio de la violencia, que tiene que ver con las violencias dentro de un
espacio de intimidad.

Comprender cómo se da, cómo se genera este proceso de construcción de la


masculinidad también nos empieza a dar de alguna manera las pautas de dónde
tenemos que incidir en una transformación de esta lógica, en esto que queremos pensar
en una nueva masculinidad, un hombre nuevo que responda a otras características y
que lo alejen de alguna manera del ejercicio naturalizado de la violencia.

Ahora, ¿cómo vamos a gestar este este hombre nuevo? Es una tarea que no tiene
respuestas muy definidas ni tampoco podemos decir o definir claramente cómo va a ser
ese hombre nuevo seguramente va a ser una construcción bastante singular porque
tenemos que reconocer que no hay demasiados modelos a seguir. Pero lo cierto es que
aspiramos que la construcción de la nueva masculinidad tenga que ver más con un
hombre que sea más empático, más solidario, más cooperativo, más compañero y
evidentemente que todas estas razones y esto cada aspiramos de este hombre nuevo,
están lejos de este modelo de masculinidad que se sigue reproduciendo.

Ahora, ¿cómo vamos a lograr la transformación de este hombre viejo a este hombre
nuevo? Es una tarea compleja y una de las cuestiones que quiero destacar, que me
parece central cuando abordamos el tema de la masculinidad, es que el problema de la
masculinidad no es necesariamente un problema de los hombres, no es sólo “cosa de
hombres”, el modelo de masculinidad atraviesa a la sociedad en su conjunto. Sobre los
varones cae a manera de mandatos y obligaciones, pero en el conjunto de la sociedad
también cae a manera como generadora de expectativas, es decir, hay expectativas en
relación a cómo debe ser un varón.

Entonces tenemos, los mandatos sobre los varones y las expectativas sobre sobre el
resto del conjunto social. Sobre eso también que hay que trabajar, porque me parece
que el abordaje de la masculinidad exclusivamente con los varones va a dejar el trabajo
de alguna manera medio rengo, porque, vuelvo a repetir, sino este varón que vamos a
intentar deconstruir se va a encontrar con una sociedad que al mismo tiempo le va a
exigir que responda al modelo y el estereotipo. Es una cuestión paradójica e interesante
de pensar porque la masculinidad atraviesa a los varones, atraviesan a las mujeres,
atraviesa a las disidencias sexuales, a través de estos mecanismos que tienen que ver
fundamentalmente con las expectativas.

Por eso me parece muy interesante esto de replantear la lógica de la masculinidad en


toda la sociedad, vuelvo a repetir, me parece que no es un trabajo exclusivamente para
hacerlo con los varones. Cuando hemos visto los mecanismos de socialización, vemos
que toda la sociedad en su conjunto participa en esta consulta de masculinidad. Por
ende y por lógica, toda la sociedad en su conjunto debería también participar de este
abordaje crítico y de este intento de transformación de esta masculinidad.

Me parece interesante trabajar con respecto a la sensibilidad de los varones, siempre


se les reclama esta cuestión de la ausencia de sensibilidad, pero tengamos cuidado con
el discurso de la sensibilidad, el discurso “emocionalista”. Me gusta entender la
sensibilidad como la capacidad de percibir un injusto, más allá de demostrar la
sensibilidad a través de las lágrimas, del llanto o a través de la palabra. En la sensibilidad
como la capacidad que tienen que tener los varones de percibir lo injusto y sentirse
interpelados por las desigualdades, porque la verdad que no me interesa un varón que
“llore con los atardeceres”, me interesa un varón que pueda deconstruir los patriarcados
que lo habitan y también renunciar a muchos de sus privilegios.

Y para eso necesita una sensibilidad en este sentido, como capacidad de percibir los
injusto y de volverse intolerante ante las desigualdades y que la nueva masculinidad no
tiene que ser un “hecho performático” solamente, que no tiene que ver con la expresión
del género porque es tampoco modificar la expresión me hace o me transforma en un
varón deconstruido o libre de violencia. Que yo “me pinte las uñas” no significa que voy
a ser un varón igualitario ni que en mi práctica cotidiana no siga ejerciendo violencia.
Por eso tengamos cuidado con las modificaciones en la “superficie” para ir a las
modificaciones profundas internas, esas que llevan mucho tiempo, esas que no son tan
fáciles porque nos obligan a repensar vamos a reconocernos como parte de un modelo
y como parte del ejercicio de la de la desigualdad y de la violencia.

Por eso hay un concepto que justamente también utiliza Raewyn Connell, que
mencionaba Darío, que tiene que ver con la masculinidad hegemónica: guarda con las
nuevas masculinidades porque muchas veces lo que en realidad son, una adaptación
de la masculinidad a los nuevos tiempos sociales y políticos y presenta una cara
políticamente más correcta, pero que en el fondo sigue siendo igual. Esto lo vemos con
mucha frecuencia y en ligas donde tenemos varones que tienen un discurso mucho más
progresista, aliado por lo menos discursivamente con los reclamos de las mujeres pero
que en la lógica interna, en la cotidiana, en el hogar, en el reparto de las tareas
domésticas, en el trabajo y en los espacios donde se dirime algún tipo del poder, siguen
teniendo los mismos privilegios y siguen siendo generadores de crisis y sostenedores
de desigualdades. Así que guarda con las nuevas masculinidades cuando las mismas
no representan realmente una transformación profunda de esta masculinidad que
estamos tratando de salvar.

Por último, hay dos cosas que quiero remarcar. Una que tiene que ver con el lenguaje
me preocupa particularmente el lenguaje que utilizamos. Creo que muchas veces nos
estamos volviendo más ininteligibles, cada vez nos va hacemos más precisos y más
específicos, pero me parece que al mismo tiempo cada vez nos vamos alejando más de
la posibilidad de comunicar y de ser entendidos. Y veo justamente en el lenguaje que
se utiliza en el abordaje crítico e histórico de la masculinidad, que el lenguaje se empieza
a transformar realmente en una barrera de accesibilidad y la verdad es que estamos
perdiendo la posibilidad de transformación implica repensar los modelos de
masculinidad.

Me parece que tenemos que tener muy presente cómo vamos a utilizar el lenguaje, a
qué sectores nos dirigimos y cuáles son nuestros objetivos, porque si no estamos
utilizando un lenguaje muy lindo y muy bonito que lo entendemos solamente quiénes
están en el ámbito de la militancia, el espacio de participación social o en ciertos
espacios académicos. Y si queremos verdaderamente apostar a una transformación
social me parece que tenemos que pensar seriamente estrategias del lenguaje para
llegar con nuestro mensaje y poder de alguna manera interpelar a los varones. Por dar
un ejemplo, utilizamos y utilizo en el lenguaje permanentemente término como “hetero-
cis del patriarcado”, la “interseccionalidad” y muchos otros términos, pero ese lenguaje
al mismo tiempo, si bien son categorías necesarias para el análisis, al mismo tiempo
nos están poniendo una barrera en el entendimiento y la posibilidad real de interpelar y
de generar transformaciones. Creo que nos debemos al menos replantearnos como
estrategia, cómo vamos a utilizar el lenguaje y cuáles van a ser las estrategias de
comunicación si no vamos a dar en el peor de los defectos que es hablar para nosotros
mismos y hablar con un público de clase media universitaria o militante que ya más o
menos tiene una idea formada con respecto al tema.

Finalmente, el modelo de masculinidad nos atraviesa a todos y a todas, me parece que


es necesario que como primer ejercicio más que de empezar encontrar las
masculinidades que portan los otros, es poder hacer el ejercicio de mirar las
masculinidades que portamos nosotros. Cuáles son de todos estos elementos que
hemos visto, elementos que nosotros también portamos y que también participamos en
los mecanismos culturales de reproducción. Me parece que es el primer ejercicio que
tenemos que hacer, mirarnos hacia adentro, mirar los patriarcados que nos habitan y
hacer el ejercicio de despojarnos de una carga que obviamente nos va a hacer más
libres, más igualitarios, nos va a hacer mejores, nos va a hacer mejores personas.

CENTRO INTEGRAL DE VARONES DEL MINISTERIO DE LA MUJER

Presentación Carla Tassile

A continuación, vamos a compartir la experiencia y el trabajo que venimos desarrollando


en el Centro Integral de Varones del Ministerio de la Mujer, como decía la ministra al
comienzo, que mañana cumple 5 años. Aquí están los profesionales que están a cargo
de la Coordinación de los equipos técnicos Martín González, Psicólogo y Cristina Bucai,
Trabajadora Social.
Lic. Cristina Bucai

Hola buenas tardes a todos y a todas. En principio muchas gracias ministra Claudia, por
darnos siempre un espacio para poder difundir nuestro trabajo. Gracias Juli, gracias
Carla. En particular con Martin estamos más que felices por estar de celebración
mañana con este aniversario del Centro de Varones, y fundamentalmente porque
tenemos el privilegio de haber estado desde su inauguración allá hace cinco años.

Contarles que el Centro Integral de Varones en situación de violencia forma parte de


esta política pública que trabaja de manera integral desde el Ministerio de la Mujer, y no
solo para la atención de la violencia de género sino también y fundamentalmente para
la prevención de la misma y teniendo en cuenta la protección y la seguridad de las
mujeres.

Estamos convencidos desde la institución y de este Ministerio que es ineludible trabajar


con esta población que son los varones.

El Centro de Varones es una institución que fundamentalmente evalúa y asiste a


varones que ejercen o que han ejercido violencia contra la pareja, expareja o personas
con las que han tenido o tienen algún vínculo afectivo, tal cual lo define la Ley de
Violencia Familiar, la 9283. En esto es importante tener en claro que se ofrece tanto a
varones que han sido oficiados por la justicia que ordena como medida cautelar el
cumplimiento del tratamiento en nuestro centro, y también a varones que han
denunciado situaciones de violencia. Aquí queremos hacer una aclaración, que hayan
denunciado situaciones de violencia no implica que sean víctimas de situaciones de
violencia. También atendemos a varones que son voluntarios y que han ejercido
violencia de género o que se plantean quizás que están teniendo dificultades en estos
vínculos que les mencionaba anteriormente.

Me parece importante como lo decía Heinrich al principio, que la atención del centro la
realizan profesionales de distintas disciplinas como trabajadores sociales, psicólogos,
abogados, especializados en temas de género, en dinámicas grupales, el
psicodiagnóstico, incorporando el enfoque ecológico y con perspectiva de género y
derechos humanos. Esta perspectiva atraviesa nuestras prácticas. También trabajamos
por supuesto desde un abordaje psicosocioeducativo, y nos fundamos también
técnicamente administrando protocolos e instrumentos técnicos que nos sirven para
valorar las situaciones de riesgo es decir instrumentos que nos permiten objetivar lo que
vemos en las entrevistas con los varones.

Si pudiéramos analizar el recorrido del centro de varones a lo largo del tiempo, si


pudiéramos a hacer una línea de tiempo, entre el año 2016 / 2017 se efectuaron
aproximadamente 6.300 primeras entrevistas donde se vieron a varones que se acercan
en el centro como les decía de manera oficiada por la justicia o de manera voluntaria. A
partir del año 2018, hasta el 25 de junio del 2021, donde hicimos el corte de las
intervenciones, hemos podido trabajar aproximadamente con unas 13.714
intervenciones. Allí ya las intervenciones implican no sólo las primeras entrevistas sino
también consultas, trabajo en grupos y ahora en pandemia el acompañamiento
psicosocioeducativo se realiza de manera telefónica.

Lo que me parece interesante rescatar es cómo desde aquel inicio hace cinco años
hemos ido complejizando no sólo las prestaciones que hacemos con los varones sino
también toda la estructura del Centro Varones, ya desde los aspectos administrativos
técnicos y demás para poder dar de manera eficiente, eficaz y llegar a tiempo y de
manera pronta con una respuesta para la problemática.

Pensando en algo que siempre nos preguntan ¿qué podemos pensar de la reincidencia
de los varones que llegan a nuestro centro? Más o menos el 3 al 4 por ciento vuelve a
ser derivado al Centro Integral de Varones, pero esto no quiere decir que se relacione
con situaciones o denuncias de violencia con la misma persona con la que llegó al
centro, sino que también tenemos que tener en cuenta que sólo el 30 % de los varones
que son denuncias por violencia familiar y de género llegan al Centro de Varones.

Teniendo en cuenta la complejidad que implica la atención en la violencia de género


tenemos que poder contarles a ustedes hoy que ha habido distintos tipos de dispositivos
que hemos podido ir elaborando en el centro de varones.

Dispositivos del centro

 Entrevistas individuales
 Grupos pre contemplativos
 Grupos motivacionales
 Grupos reflexivos
 Grupos de jóvenes de 18 a 21 años particularmente especial para trabajarlas por
edad y no junto con un varón por ejemplo de 60 años.
 Grupo de construcción de vínculos saludables
 Grupo Duales o integrados, donde trabajamos el consumo problemático de
sustancias asociados al ejercicio violencia
 Abordaje individual
 Escuela de igualdad y de nuevas masculinidades

¿Cómo llegan los varones a nuestro centro? Son derivados judicialmente o vienen de
manera voluntaria.

Lo primero que el varón hace para poder acceder a las prestaciones de nuestro centro
es sacar un turno. Se le asigna un turno y se realiza una entrevista de primer contacto.
Anteriormente a las restricciones por la pandemia se hacía de manera presencial y esta
evaluación era interdisciplinaria se hacía por medio de dos profesionales, psicólogo,
trabajador social eso era antes, ojalá podamos volver pronto a esa modalidad.

En este momento se hace un primer contacto de manera telefónica que surge esa
primera entrevista:

 Valoración de riesgo, digamos, de nuevas situaciones de violencia entre los


involucrados que si fuera un riesgo alto de violencia se informe inmediatamente el
juzgado y también se informa aquí al polo para que puedan trabajar con la persona que
ha sido la que ha hecho la denuncia.
 Se hace una presunción diagnóstica en la medida de lo posible y
 Se determina un abordaje. El abordaje puede tener que ver con:
 La participación en los grupos que les mencionaba anteriormente o
 Con un acompañamiento psicosocioeducativo que es de modalidad telefónica
en este momento y
 También podemos hacer la determinación de que sea una derivación externa del
centro de varones y ahí lo que tenemos que valorar es si el varón que estamos
entrevistando requiere una atención por ejemplo en salud mental psicología, psiquiatría
o una valoración de su posible consumo problemático de sustancias psicoactivas, que
en el último tiempo hemos podido ver un incremento bastante sustancial de este
consumo problemático. Ayer, una compañera me acercaba la oficina cinco entrevistas
que había hecho y de 5, 4 tenían derivación para este tipo de problemáticas del
consumo.

Presentamos algunos datos a modo de ejemplo, que nosotros tenemos de los varones
de acuerdo a algunos indicadores:

 En relación a la prestación sanitaria o si tiene una obra social o no podemos


decir que el 43% cuentan con Obra social y un 55% no. Esto es muy interesante el
momento de pensar alguna práctica o intervención fuera del centro.
 Si pensamos en los estudios alcanzados de los varones que llegan al centro,
hay varones que no han terminado entre el primario y el secundario un 42 % no es el
bien significativo es número.
 En cuanto a la situación laboral, que sólo el 26 % se encuentra inserto en el
mercado formal del trabajo o cuenta con una jubilación o pensión, eso también es un
dato bastante interesante.
 En cuanto a la distribución por origen de los valores que sean el centro
claramente la mayoría de ellos provienen de Córdoba en un 92%.
 Distribución según el riesgo, la mayoría de las valoraciones tienen que ver con
un 87 % son riesgos moderados de situaciones violencia entre los involucrados, pero
hay que tener en cuenta que la valoración de riesgos que hacen los profesionales del
centro es una valoración situacional, es decir una valoración en el momento con esas
características y con esas condiciones de ese momento presente. Entonces esa
valoración puede variar, puede incrementarse, pero también puede disminuir, muchas
valoraciones han disminuido su riesgo luego del trabajo que hacen los compañeros con
estos varones.
 La distribución por estado civil que no reviste gran importancia, solo decirles que
el 61 % no presentan un vínculo legal, no se han casado.
 Por último, relacionar lo que hemos ido analizando con el tipo de violencia con
el que llegan los varones o al menos lo que manifiestan cuando le hacemos la entrevista.
La violencia psicológica llegó a un 38% de los varones que nosotros entrevistamos,
violencia psicológica y física un 35% y la violencia física sola, de acuerdo a lo que ellos
dicen un 11%, entonces estaremos hablando entre esos tres tipos que mencioné un
84%.
Acá queremos hacer una breve aclaración en cuanto a la dificultad para identificar la
violencia psicológica, por un lado, es una de las más difícil de identificar y por supuesto
de tratar. Por otro lado, aclarar que no se dan las violencias una independiente de la
otra, habitualmente varios tipos conviven en ese ejercicio de violencia de este varón.

Ahora me gustaría que Martin pueda continuar con esta exposición con las
intervenciones que realizamos a partir de la cuarentena.

Lic. Martín González

Buenas tardes, muchas gracias Ministra por habernos dejado ser parte de esta jornada.
Vamos a seguir comentando el trabajo que ha sido durante la cuarentena. Primero y
principal, que el Centro Integral de Varones se encuentra en la calle Rondeau 258 en el
Barrio Nueva Córdoba y consideramos importante que está el número de teléfono
4342188 / 89 que es el teléfono de la institución como para poder contactarse.

En relación con todo lo que ha surgido por lo de la pandemia, por las restricciones
nuevas y las modalidades que han imposibilitado el trabajo habitual por todos los
dispositivos grupales que teníamos anteriormente nos ha hecho pensar cómo trabajar
actualmente.

Intervenciones realizadas durante la cuarentena

Entonces a partir de ahora, si bien en esta estadística hecha del 1º de enero hasta el 25
de junio de este año, ha sido pensarnos como poder llegar a ser un dispositivo lo
suficientemente eficaz y pertinente para abordar esta problemática. Encontramos la
utilización del acompañamiento telefónico psico-socio-educativo. La modalidad
telefónica de abordaje que se tiene que hacer, si bien se considera y se contempla el
trabajo desde fases, nosotros consideramos desde un enfoque motivacional, quiere
decir cuál es la predisposición que tiene en este caso el varón al cambio o a la
problematización de esta situación. A que me refiero con esto, nosotros contemplamos
desde la entrevista cuáles son desde el discurso, los indicadores de riesgo, por ejemplo,
cómo observa esta situación de violencia en la que se encuentra atravesando. Entonces
nosotros desde esa posibilidad de tener en cuenta tenemos por ejemplo grupos
motivacionales, que son varones que no contemplan que haya un problema o no
consideren que ejercen violencia, pueden llegar a tener o tomar que la denuncia es
injusta, que esta situación no existe, que es todo mentira. Esa situación por ejemplo,
nosotros lo ponemos si es presencial en un grupo pre contemplativo o motivacional, que
esos grupos duran un mes, el pre contemplativo motivacional durante tres meses y esto
es un enfoque que apunta a trabajar desde cómo y qué se considera por violencia desde
la ley, que es como se toma lo que son las medidas de restricciones, muchas de las
medidas de restricciones no son explicadas no se entienden, entonces es muy educativo
per se digamos el dispositivo, pero a la vez se aboca mucho en explicar cómo son las
medidas cautelares.

Si lo hablábamos en grupo de tres meses anteriormente, ahora en el teléfono lo


hacemos una vez por semana. Al varón se lo llama para poder abordar primero y
principal el estado de ánimo, pero a la vez también poder brindarles contenidos y
conceptos en relación a lo que es violencia y las situaciones y la cuestión de perspectiva
de género.

Estas fases, al igual que el riesgo, se modifican. Esto quiere decir que dependiendo de
cómo se va siguiendo el acompañamiento telefónico, esta fase puede pasar, por
ejemplo, a preparación. En preparación estaríamos hablando de una persona que está
interesada, está viendo, está observando y está cuestionándose su accionar y cómo
puede hacer para cambiar. Esta preparación hace a que, por ejemplo, desde los
dispositivos pasaría a un grupo de reflexión. Esos grupos de reflexión hacen que el
abordaje sea mucho más flexible con mucho mayor contenido, con muchas técnicas
más de regulación emocional, por ejemplo, y además también con tabla de decisión de
cuánto y cómo afecta al ejercicio de violencia y que por ejemplo cuál es la ganancia o
pérdida en el ejercicio del deseo. Entonces, trabajar en eso en los grupos también se
traduce en la parte telefónica a que sea una frecuencia quincenal y nosotros lo tomamos
como fase 3.

Después tenemos a los varones que están ya con tratamiento, con el cuestionamiento
claro, que quiere y realiza los cambios pertinentes, trata de hacer este mantenimiento
porque básicamente, la desconstrucción no es un día para el otro, es una rehabilitación
constante y a ese varón se reduce la frecuencia de llamada a pensarlo que sea por
ejemplo una vez al mes.
En cuanto a las llamadas telefónicas, los compañeros en la institución hacen un
seguimiento telefónico a 70 varones actualmente. Se reciben también consultas por
teléfono por whatsapp que se responden también. Mucho va orientado hacia el lado del
asesoramiento, de cómo se hace para sacar un turno, en qué consiste y cómo puede
ser el abordaje. Muchos de los varones que acá estamos hablando, la mayoría de los
que son oficiados para que se presenten a la institución, un 30% llegan a la institución.
Entonces muchos de estos varones se contactan por whatsapp y esto permite hacer
más cercano al trato y que puedan llegarse y ahí poder hacer una entrevista y evaluar.

En las entrevistas presenciales se trabaja en dupla y la dupla es mixta es de varón y


mujer, esto permite poder trabajar dispositivos de identificación, por ejemplo, porque
muchos de los varones cuando ven a otro varón busca la identificación y la complicidad.
Entonces hemos visto que, por ejemplo, si grupos coordinados por dos mujeres
directamente no le dan la posibilidad de coordinación, no le dan la palabra, no las
contemplan y después pensar en un equipo mixto permite esta regulación. Ha sido un
dispositivo también nos hemos pensado en el 2016 también pudimos arrancar viendo si
era pertinente sean dos varones si eran y dos mujeres si eran mixto que sucedía como
sucedía y esto permitía llegar a nuevos resultados y a nuevos dispositivos.

En relación al mes de mayo fue particular, una posibilidad de poder implementar grupos
presenciales, fueron grupos de 20 varones han funcionado dos grupos por jornada o
sea 4 por día y 20 grupos por semana, fueron atendidos 300 usuarios y después
obviamente por las restricciones y la disposición que hubo con el tema de la pandemia
ha hecho que el dispositivo presencial se suspenda quedando solamente los grupos
virtuales. Los grupos virtuales entonces básicamente se abordan con los mismos
contenidos que se trabajan los presenciales, pero ya con el acceso con la tecnología.

Anteriormente pensaba en cuanto a la valoración de riesgo, lo que comentaba mi


compañera que observaron que fueron incrementando el consumo en particular el
consumo de alcohol y además también como hace a la articulación del consumo del
alcohol con cocaína o marihuana. Pero que el nivel del consumo de alcohol se ha
incrementado ¿quiere decir que el consumir sustancias hace más violenta a la persona?
No, no las hace más violentas. ¿Genera proceso de desinhibición? Sí, ahora ¿es una
persona violenta genéticamente? No, no es por los genes, hay que tener en cuenta que
esto es una elección es un aprendizaje, hay entornos en que está naturalizada el
ejercicio de violencia. Entonces estas situaciones, estos aprendizajes, bueno, se
sostienen a un modo de creencia de que es así, pero se pueden llegar a resolver
problemas o conflictos. Entonces, muchas de las intervenciones que se tienen que hacer
acá es contemplar al varón, cómo es el entorno, qué tanto puede cambiar el entorno y
también pensarlo al varón, porque uno de los indicadores puede llegar a ser de riesgo
es su impulsividad, su capacidad de reflexión, si está limitada si hay algún trastorno de
base. Para eso es el trabajo interdisciplinario entre el lado de la psicología como también
de la parte de la articulación con el trabajo social, permite poder hacer una observación
completa del varón en el que estamos entrevistando.

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