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Dictadura Militar Chilena

Fue el régimen dictatorial cívico-militar establecido en Chile entre el 11 de septiembre de


1973 y el 11 de marzo de 1990, y por extensión se conoce así al período de la historia
chilena en que dicha dictadura estuvo vigente.

Este período se inició con el golpe de Estado que derrocó al gobierno democrático del
presidente Salvador Allende. Las fuerzas armadas y de orden establecieron una Junta
Militar de Gobierno presidida por el comandante en jefe del Ejército, Augusto Pinochet,
quien se convertiría en el líder de la dictadura durante toda su extensión. El resto de la
Junta estuvo conformada en sus primeros años por José Toribio Merino, Gustavo Leigh y
César Mendoza, en representación de la Armada, la Fuerza Aérea y Carabineros
respectivamente. Aunque originalmente tuvo un neto carácter militar, con el paso de los
años fueron incorporándose colaboradores civiles al gobierno.

El nuevo régimen se caracterizó por un modelo autoritario, establecido sobre principios


emanados de la extrema derecha, tales como el anticomunismo, la prohibición legal de los
partidos políticos (hasta 1987), la prohibición de los sindicatos, la limitación de la libertad de
expresión, la disolución del Congreso Nacional (sustituido por una Junta Militar de
Gobierno) y la carencia de democracia.

Durante este periodo, Chile experimentó una notable transformación económica, social y
cultural. En lo estrictamente económico, significó un cambio radical de orientación del papel
del Estado, de un rol productor e interventor a uno de tipo subsidiario, inspirado en las
doctrinas económicas neoliberales. En lo social, significó el dominio sin contrapeso de los
sectores empresariales, el aumento sostenido de la desigualdad de ingreso,​ junto con un
incremento en la precariedad e inestabilidad laboral de los sectores asalariados. En lo
cultural, dio lugar al denominado «apagón cultural», caracterizado por la represión y
censura de ciertas manifestaciones culturales consideradas contrarias a la línea oficial.

Causas de la dictadura militar en Chile

Los factores que motivaron el establecimiento de la dictadura chilena fueron los siguientes:

● La fuerte influencia sobre las Fuerzas Armadas chilenas de las ideas anticomunistas
difundidas por el gobierno de los Estados Unidos durante la Guerra Fría. Estas ideas
fueron transmitidas a través de la Escuela de las Américas, un centro de
adoctrinamiento de militares latinoamericanos situado en Panamá. Sus enseñanzas,
basadas en la doctrina de la seguridad nacional, integraban guerra psicológica,
inteligencia militar, acciones de contrainsurgencia y métodos de interrogatorio que
incluían la tortura y los simulacros de fusilamientos.
● La fuerte oposición de sectores políticos, sociales y empresariales, la Iglesia católica
y la mayoría de los medios de comunicación contra el intento del presidente Allende
de establecer un régimen comunista.
● El accionar del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), una organización
política marxista-leninista y guevarista fundada en 1965. A partir de 1970, el MIR
suspendió la lucha armada y alentó la movilización popular para forzar al presidente
Allende a abandonar su intento de llegar al comunismo por una vía legal e
institucional.

Consecuencias de la dictadura militar:

Consecuencias políticas

● La clausura del Congreso Nacional y la prohibición de las actividades de todos los


partidos políticos por tiempo indeterminado.
● La implementación de un plan sistemático de represión y disciplinamiento de la
sociedad chilena, que dejó un saldo de unas 30.000 víctimas de torturas,
desapariciones y prisión política, además de miles de exiliados. Las principales
víctimas de la represión pinochetista fueron sindicalistas, ex funcionarios del
gobierno de Allende, miembros del Partido Socialista, del Partido Comunista y del
MIR, docentes, alfabetizadores, artistas, etc.

Consecuencias económicas

● La adopción de políticas neoliberales inspiradas en las ideas del economista


estadounidense Milton Friedman, que abrieron la economía chilena al libre comercio,
dejaron la iniciativa en manos de las empresas privadas y sometieron al Estado a un
riguroso equilibrio fiscal.
● La privatización de empresas estatales y el despido de empleados públicos.
● La implementación de una reforma laboral que limitó la sindicalización y buscó
aumentar la flexibilidad de contratación y despido de trabajadores.
● La puesta en marcha de una reforma previsional, que dejó en manos de
administradoras de fondos de pensiones la recaudación de los aportes jubilatorios
de los trabajadores y el pago de pensiones y jubilaciones.

Consecuencias sociales

● El aumento de las desigualdades sociales, de modo tal que las clases altas
incrementaron su participación en la distribución del ingreso.
● La pérdida de ingresos por parte de los sectores medios.
● La precarización e inestabilidad laboral que padecieron los sectores obreros.

Consecuencias culturales y educativas

● El control y la censura de todas las actividades culturales, entre ellas la publicación


de libros y las presentaciones teatrales.
● La prohibición de difusión por radio y televisión de canciones de artistas
considerados comunistas o de izquierda, como Víctor Jara (asesinado tras el golpe
de Estado), Jorge Peña Hen, Patricio Manns y los conjuntos musicales Inti-Illimani y
Quilapayún.
● El deterioro de la investigación científica y educativa.
● El control de los programas de estudios impartidos en las escuelas primarias y
secundarias.
● La limitación del acceso a los estudios universitarios, el control de las actividades de
las cátedras y actividades de espionaje sobre profesores y estudiantes.

Violación de los derechos humanos (1973-1990)

​ Durante este período, efectivos de las tres ramas de las FF.AA., funcionarios de
Carabineros y agentes de civil miembros de las policías secretas de la dictadura militar (la
DINA y la CNI) efectuaron una política de genocidio sistemático, prolongado, masificado y
de persecución, encarcelamiento, secuestro, tortura, asesinato, desaparición forzada y en
última instancia el exterminio de opositores políticos a la dictadura. Con el fin de ocultar o
desligarse de la responsabilidad de dichos crímenes, el régimen recurrió sistemáticamente a
estrategias como la creación de falsos enfrentamientos, la censura y la desinformación.

De acuerdo a los informes de la Comisión de Verdad y Reconciliación (conocido como


«Informe Rettig»), la Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación, y la Comisión
Nacional sobre Prisión Política y Tortura («Informe Valech)», la cifra oficial de víctimas
directas ascendería a 31 686 personas, de las cuales 28 459 casos fueron víctimas de
tortura y 3227 casos fueron víctimas ejecutadas o desaparecidas (2125 muertos y 1102
desaparecidos).
Además, unas 200 000 personas habrían sufrido el exilio y un número indeterminado habría
pasado por centros clandestinos de detención y tortura. Las cifras varían mucho y siguen
siendo solo un punto de referencia cuestionable.

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