Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
• LA MODERNIZACIÓN INCLUYENTE: SIPCE Sistema De Instrucción Pública Centralizada Estatal (crisis). Eliminar
elementos discriminadores, potenciar los democratizadores. Revisión del sujeto pedagógico fundacional.
Importancia en lo dialógico, popular, participativo, critico, expresivo, autogestión, gremiales, cooperativistas,
revolucionarias.
Educación popular, nueva escuela, reformismo universitario.
Espacios subordinados: nivel inicial, educación de adultos y arte.
Docente como trabajador: Estatuto del Docente Nacional, Confederación de Trabajadores de la educación de
la República Argentina
Renovaciones didácticas: Psicología social, Dinámica grupal. Pedagogía de la recreación, Educación física
como expresión y no como militarización, Pedagogía, psicoanálisis, Arte para niños, autores como María Elena
Walsh, Pipo pescador, Lacau, Yonski, cabal, Rock Nacional, Mafalda. Pedagogía de la liberación, liberación
dependencia, pobreza. Escuela como aparato reproductor. Experiencias alternativas, asociaciones populares. Sujeto
pedagógico real.
Rodolfo Walsh: periodista, escritor y traductor argentino, edifica su camino a partir de una suma de recursos.
Asimismo, explicita en una carta, con una precisión los datos que la Junta oculta a la gente mediante la censura de
prensa y la represión a la libre opinión, pero fiel a la responsabilidad asumida en su trabajo como periodista y
escritor desde muchos años se encarga de dar testimonio en uno de los momentos más difíciles de la Argentina.
Realiza una denuncia directa, esta carta tiene la particularidad y consistencia de un documento histórico
sorprendente que registra los crímenes perpetrados por la dictadura en la instauración de un orden económico
perverso, Walsh lo describe como una crueldad que castiga con la miseria proyectada a millones de personas, y es
escrita en una época en la que hablar significaba y podría llegar a costarte la vida, (como le ocurrió a él después de
escribirla), más allá de la militancia de Walsh, la elección de escribir la carta abierta en el ámbito social revela su
búsqueda constante de la verdad, y se puede relacionar con aspectos que encontramos en toda su trayectoria.
El sistema educativo fue un lugar privilegiado para su puesta en acción, si bien el autoritarismo es una de las marcas
de origen de la escuela argentina, y su historia previa también daba cuentas de actos represivos, el despliegue
alcanzado en la última dictadura superó todo diagnóstico, desde el nivel inicial hasta el universitario, controlaron
absolutamente todos los contenidos de lo que se iba a enseñar. No solo debemos quedarnos con la desaparición de
ciudadanos, sino que se castigó muy duramente a docentes, investigadores, estudiantes y al resto de su personal, a
esto se le debe sumar el exilio, la encarcelación por motivos ideológicos, los despidos, el cierre de instituciones y
carreras, las prohibiciones y otras formas de censura, ni hablar de la cantidad de quema de libros, autores prohibidos
y las diversas formas de uniformización y disciplinamiento de las prácticas cotidianas. El aparato controlador social y
accionar político del sistema represivo se basó en las siguientes conclusiones:
Todo hecho social es un hecho político;
Todo hecho político es un hecho subversivo;
Todo hecho subversivo debe ser reprimido.
La estrategia discriminadora, buscaba romper los elementos presentes en la escuela pública tendientes a la
democratización social mediante la homogeneización: “una escuela única para todos sin importar las
desigualdades”, y proponer un sistema educativo fuertemente fragmentado por circuitos diferenciados. Este
discurso no estaba dirigido solamente a los funcionarios educativos. La metáfora médica utilizada para hablar de la
situación del país como un cuerpo al que había que curar de la infección que lo atacaba, producida por “el virus de la
subversión”, reforzaba esta situación.
Los focos de contagio y los ya contagiados debían ser eliminados y aniquilados para proteger a los todavía sanos; y a
éstos últimos debía enseñarles a prevenirse de la enfermedad y a fortalecer sus defensas.
Por ejemplo, se les aconsejaba a los padres que prestaran atención a los términos que usaban sus hijos y a las
conversaciones que tenían, que revisaran tareas, carpetas, apuntes y cuadernos, y que supieran qué leían dentro y
fuera de la escuela. Se les alertaba que se cuidaran de los docentes y preceptores que daban a leer “literatura
comprometida” y “novelistas latinoamericanos”, que usaban las horas libres para difundir ideología, que pedían a los
alumnos que comentaran en clase recortes periodísticos “que nada tienen que ver con la escuela”, o que estimulan
el trabajo en grupo en detrimento del esfuerzo y la responsabilidad personal. Los padres debían “vigilar, participar y
presentar las quejas que estimen convenientes”. Como el resto de los sistemas represivos, la dictadura argentina
también mostró una especial desconfianza por los libros. El esquema represivo que presentamos más arriba
implicaba que todo material escrito que ingresara a la escuela debía demostrar su inocencia, cuya aduana se volvió
mucho más dura que en otras épocas. Todo texto fue considerado peligroso por definición, y diversos y poderosos
mecanismos de control se pusieron en acción para evitar sus efectos de “penetración ideológica”.
El folleto “Subversión en el ámbito educativo. Conozcamos a nuestro enemigo” presenta la caracterización de la
renovación de la literatura infantil, en ella se propone emitir un tipo de mensaje que parta del niño y que le permita
“auto educarse” sobre la base de la “libertad y alternativa.
Teniendo en cuenta estas bases esenciales, las editoriales marxistas pretenden ofrecer. “Libros útiles” para el
desarrollo, libros que acompañen al niño en su lucha por penetrar en el mundo de las cosas y de los adultos, que los
ayuden a no tener miedo a la libertad, ayuden a querer, a pelear, a afirmar su ser. A defender su yo contra el yo que
muchas veces le quieren imponer padres o instituciones, consciente o inconscientemente, víctimas a su vez de un
sistema que los plasmó o trató de hacer a su imagen y semejanza. Esto condujo a la prohibición de una buena
cantidad de libros destinados al público infantil como “Un elefante ocupa mucho espacio”, de Elsa Bornemann,
“Niños de hoy”, “Nuestros muchachos” y “El amor sigue siendo niño”, de Álvaro Yunque, “La Torre de cubos”, de
Laura Devetach, “Mi amigo el Pespir” y “Cinco patas”, de José Murillo, “Cuentos para chicos”, de Jacques Prevert, “El
Nacimiento, los niños y el amor”, de Agnes Rosenthal, “Cinco Dedos”, del Colectivo libros para niños de Berlín, y
hasta “El Principito”, de Antoine de Saint Exupery.
Así comienza la carta: “Hoy la educación de sus hijos no sólo es una obligación. También es una responsabilidad. Los
tiempos han cambiado. La escuela es un terreno donde la subversión ha dirigido sus armas para ganar en este campo
lo que no ha podido lograr con la violencia. Este es un toque de atención. Un llamado a la cautela y a la reflexión.
Una apelación concreta a su responsabilidad como madre y como padre. Lea la carta que sigue. Medítela. Y después,
sin alarma, pero con responsabilidad, actúe. Es por su bien.” (….)
El periodismo durante la dictadura cumplió un rol muy importante, esta parte de la historia terrorífica de nuestro
país, fue una época de censura marcial, nos demuestra los mecanismos que se unier0on para el secuestró, la libertad
de expresión, y no de un profesional de la comunicación, ni de un medio, sino de toda la sociedad.
El plan criminal que llevó adelante la dictadura incluyó a un grupo de medios y personas cuya tarea fue difundir,
sostener y justificar un aparato de pánico. Por eso tomamos como base un caso testigo: el de la editorial Atlántida,
por entonces propiedad de la familia Vigil y editora de la revista Gente, en esos años dirigida por Samuel Gelblung,
donde fue publicada esta carta nefasta, de manera regularizada y metódica, estas publicaciones propagaron un
discurso homogéneo: la difusión del sustento ideológico del terror que justificó la represión, criminalizó a las
víctimas y muy especialmente a la organización sindical y resaltó las virtudes del plan económico en general y la
personalidad del ministro José Alfredo Martínez de Hoz en particular, donde llegó este texto que se publicó con el
título de Carta Abierta a los padres argentinos, en la revista Gente a fines de diciembre de 1976, en forma de nota
periodística en la revista Somos y luego, como guía de consejos para padres en la revista Para Ti., el “terrorismo en
Argentina” presenta una “Breve reseña de las medidas para reconstruir la educación argentina”. Ellas eran:
a) Separación de totalitarios y corruptos.
b) Restitución del orden en las Universidades.
c) Fortalecimiento de los valores morales y cívicos (donde se incluye la sustitución de la asignatura Estudios de
la Realidad Social Argentina (ERSA) por “Formación Moral y Cívica” en la escuela media).
d) Integración de la familia y la comunidad en el proceso educativo (donde se incluye su importancia en la
“transmisión sistemática de los valores de la moral cristiana y de la tradición nacional”).
e) Refuerzo de la acción del Instituto Nacional de Crédito Educativo para la Igualdad de Oportunidades.
“La Dictadura se propuso reordenar el sistema (educativo) de acuerdo a criterios excluyentes, meritocráticos
y elitistas, a fin de lograr un mayor isomorfismo entre el sistema educativo y la pirámide de estratificación social”
(Pineau: 2006)
La censura fue uno de los mecanismos de control que aplicó la dictadura militar para lograr una igualdad en
las formas dentro del sistema educativo, trabajaron muchos funcionarios determinando qué se podía publicar;
recortando películas; letras de canciones; etc. muchos escritores, intelectuales, actores, cantantes, fueron
considerados terroristas y por eso fueron proscriptos junto con sus obras, otros fueron secuestrados, muertos o
tuvieron que marchar al exilio, las instituciones educativas de los diferentes niveles de la escolaridad, centenares de
docentes fueron cesanteados, inhabilitados para enseñar, perseguidos, desaparecidos y muertos. Lo mismo ocurrió
con el estudiantado, para cumplir con este “objetivo”, se organizó un aparato de espionaje dentro de las escuelas –
infiltrando estudiantes, colocando en los cargos directivos agentes de las fuerzas de seguridad, logrando la
“colaboración” de docentes y estudiantes- para detectar y delatar a que fueran opositores a los lineamientos
educativos planteados por la dictadura y, a partir de esos datos, incorporarlos en las llamadas “listas negras”. Este
discurso no estaba dirigido solamente a los funcionarios educativos, al que había que curar de la infección que lo
atacaba, producida por “el virus de la subversión”, reforzaba esta situación. Los focos de contagio y los ya
contagiados debían ser eliminados y aniquilados para proteger a los todavía sanos; y a éstos últimos debía
enseñarles a prevenirse de la enfermedad y a fortalecer sus defensas La metáfora médica utilizada para hablar de la
situación del país como un cuerpo al que había que curar de la infección que lo atacaba, producida por “el virus de la
subversión”, reforzaba esta situación. Los focos de contagio y los ya contagiados debían ser eliminados y aniquilados
para proteger a los todavía sanos; y a éstos últimos debía enseñarles a prevenirse de la enfermedad y a fortalecer
sus defensas. Términos totalmente discriminadores hacia personas con ideologías distintas,
La dictadura cívico-militar que comienza el 24 de marzo de 1976 en la Argentina fomentó, organizó, planeo
una política educativa fundada en dos estrategias, luego del golpe del 24 de marzo, Ricardo Bruera fue designado
como Ministro de Educación de la Dictadura (1976 a mediados de 1977). Por un lado, la que señalamos como una
estrategia represiva, de los sectores más tradicionalistas, que buscaba hacer desaparecer a los elementos de
transformaciones previos, y por otro la estrategia discriminadora, protección de los sectores más tecnocráticos, que
buscaba romper los elementos presentes en la escuela pública tendientes a la democratización social mediante la
homogeneización: “una escuela única para todos sin importar las desigualdades”, y proponer un sistema educativo
fuertemente fragmentado por circuitos diferenciados. El proyecto pedagógico de Bruera y sus colaboradores
sostenía que debía existir una articulación entre la libertad individual y colectiva pero que ésta sólo era concretable a
partir del establecimiento del orden. No sólo orden social sino un orden interno generado por un disciplinamiento
externo y el autocontrol personal. Desde el Ministerio de Educación y Cultura, se gestó la "Operación Claridad". Se
trataba de un plan a través del cual se pretendía identificar a los opositores al régimen en el ámbito cultural y de
lograr la propugnada articulación entre libertad individual y colectiva a través del orden. Los integrantes de “El
Proceso” se sentían amenazados por las ideas y proyectos extranjerizantes, por eso, buscaron restaurar los valores
occidentales y cristianos y erradicar toda concepción ideológica que no fuera afín a esos contenidos. En una
entrevista al presidente de facto, Jorge Rafael Videla, expresaba:
"La Argentina es un país occidental y cristiano, no porque esté escrito así en el aeropuerto de Ezeiza; la
Argentina es occidental y cristiana porque viene de su historia. Es por defender esa condición como estilo de vida
que se planteó esta lucha contra quienes no aceptaron ese sistema de vida y quisieron imponer otro distinto [...]
[...] consideramos que es un delito grave atentar contra el estilo de vida occidental y cristiano queriéndolo cambiar
por otro que nos es ajeno, y en este tipo de lucha no solamente es considerado como agresor el que agrede a través
de la bomba, del disparo o del secuestro, sino también aquel que en el plano de las ideas quiera cambiar nuestro
sistema de vida a través de ideas que son justamente subversivas; es decir subvierten valores [...]
El terrorista no sólo es considerado tal por matar con un arma o colocar una bomba, sino también por activar, a
través de ideas contrarias a nuestra civilización, a otras personas". (Diario La Prensa, 18 de diciembre de 1977)
“En las situaciones de aprendizaje, las limitaciones, que se señalan propias de este nivel evolutivo, deben ser
consideradas de manera positiva. Se quiere mostrar que este niño no puede incorporar aun los aprendizajes
sistemáticos. Si la escuela se los ofrece, su incorporación será figurativa (mecánica) porque las nociones deben ser
preparadas como cuando el agricultor prepara pacientemente la tierra para recoger los mejores frutos”.
En la escolarización inicial, la dificultad principal con la que se encuentran los docentes, es que los alumnos
del nivel se encuentran en una etapa de la construcción del conocimiento en la cual requiere que los docentes
planifiquen sus intervenciones para poder brindarlas de manera clara y explícita, por lo que los recursos a utilizar son
principalmente imágenes y lecturas cortas, simples y concisas del tema a tratar. Esto no se da exclusivamente en el
nivel inicial, sino que prevalece en todos los niveles de la escolarización, por lo que, el desafío de los docentes, sea
cual sea el nivel, radica en poder posicionarse en la etapa evolutiva de los sujetos, y planificar sus secuencias o
actividades, teniendo esto en cuenta y brindando multiplicidad de recursos para poder llevar a cabo la tarea de
enseñanza.
Por lo tanto, para que se produzca un verdadero aprendizaje, los alumnos deben poder investigar, indagar y
explorar múltiples fuentes y recursos para que se logre un aprendizaje significativo, por esto la frase final, “las
nociones deben ser preparadas como cuando el agricultor prepara pacientemente la tierra para recoger los mejores
frutos”. Donde debemos preparar a nuestros alumnos para la incorporación de diversos contenidos, partiendo lo
general e ir profundizando en diferentes escalas para poder centrarse en un aspecto puntual del contenido a tratar.
De esta manera, sistemáticamente se apropiarán de los contenidos, y cuando los hacen de manera efectiva, los
docentes recuperarán los saberes previos de los alumnos para poder ampliar el capital de información que estos
incorporen.
LA LECTO – ESCRITURA EN PRIMER GRADO: CAMBIOS: La escuela no escapó a la dinámica represiva que instalaron
en nuestro país entre 1976 y 1983, más que nada por ser un lugar de producción de conocimientos y circulación de
saberes, era considerada un ámbito de potencial amenaza y, al mismo tiempo, un dispositivo de disciplinamiento
social que debía ser observado y vigilado. Las causas de los cambios comienzan a partir de la literatura, surge un
folleto “Subversión en el ámbito educativo. Conozcamos a nuestro enemigo”, todos estos pensamientos van a lograr
que se produzcan una renovación en la literatura infantil: insinuando que existe una evidente agresión marxista en el
área de la literatura infantil. Se va a exponer un tipo de mensaje que parta del niño y que le permita auto educarse
sobre la base de la “libertad y alternativa.
Teniendo en cuenta estas bases fundamentales, las editoriales marxistas pretenden ofrecer. “Libros útiles” para el
desarrollo, libros que acompañen al niño en su lucha por entender en el mundo de las cosas y de los adultos, que los
ayuden a no tener miedo a la libertad, que los ayuden a querer, a pelear, a afirmar su ser. Esto condujo a la
prohibición de una buena cantidad de libros destinados al público infantil como “Un elefante ocupa mucho espacio”,
de Elsa Bornemann, “Niños de hoy”, “Nuestros muchachos” y “El amor sigue siendo niño”, de Álvaro Yunque, “La
Torre de cubos”, de Laura Devetach, “Mi amigo el Pespir” y “Cinco patas”, de José Murillo, “Cuentos para chicos”, de
Jacques Prevert, “El Nacimiento, los niños y el amor”, de Agnes Rosenthal, “Cinco Dedos”, del Colectivo libros para
niños de Berlín, y hasta “El Principito”, de Antoine de Saint Exupery.
Clasificación de censura sobre la literatura infantil: • Uso de conceptos “impropios”, “peligrosos” y “amorales”
(“libertad sexual”, “sindicalización”; “liberación”, “lucha de clases”, “burguesía”, “proletariado”, “América Latina”,
“explotación”, “injusticias sociales”, “feminismo”, “métodos anticonceptivos”, “Tercer Mundo”, “vientre”, etc.). (v.g.
“El nacimiento, los niños y el amor”, de Agnes Rosenthal).
• Lecturas que propugnan un cuestionamiento a “nuestra escala de valores tradicionales” (familia, religión,
nacionalidad, tradición, autoridad paterna, propiedad privada, “buen gusto”, “lenguaje correcto”, etc.) (v.g. “Cinco
Dedos”, del Colectivo libro para niños de Berlín).
• Bibliografía producida por grupos católicos vinculados a la Teología de la Liberación (v.g., “Dios es fiel”, de
Beatriz Casiello).
• Textos que demuestran “ilimitada fantasía”, que tratan temas alejados de “nuestra realidad” y de “nuestra
idiosincrasia”, o que muestren aspectos “sórdidos” de la vida (pobreza, migración, analfabetismo, pesimismo) o
“inconvenientes para la infancia” (v.g. “La torre de cubos”, de Laura Devetach).
No hemos encontrado casos de prohibición de libros de lectura para la escuela primaria, tal vez porque los
cambios producidos en ellos en los últimos tiempos no eran considerados “peligrosos” por la dictadura. De todas
maneras, a las escuelas primarias llegaban listas de libros “aprobados” o “recomendados”, de donde se deducía que
los que allí no se encontraban estaban censurados de alguna manera. La dictadura revitalizó el mecanismo de
aprobación de los textos por parte del Estado para poder ser usados en las escuelas.
La maniobra discriminadora fue una estrategia basada en una articulación de elementos modernizadores y
tecnocráticos, su resultado fue romper la unidad del sistema de educación pública para dar lugar al fortalecimiento
de circuitos diferenciados por sectores sociales, para subordinarlos al modelo de distribución regresiva de la renta y
a las demandas del mercado. El discurso de la estrategia discriminadora no hacía tanto foco en la “restauración de
valores perdidos”, sino en la necesidad de “poner a tono al sistema educativo con los actuales requerimientos de la
época” y en dar “respuesta a las profundas transformaciones científicas y tecnológicas”. Por eso el orden no se
presenta como un fin en sí mismo, sino como una condición necesaria para el despliegue de las propuestas. La
cuestión educativa es concebida en términos modernizadores y racionalizadores que dan cuenta de los avances y los
debates contemporáneos del campo pedagógico. La dictadura profundizó la destrucción del Estado educador
mediante la puesta en acción de medidas concretas como las trasferencias de 1978, la adopción del subsidiarismo
como posición oficial, el estímulo a la educación privada y el fortalecimiento de las cooperadoras escolares. La
intención de transferir las escuelas nacionales a las provincias en las que se encontraban ubicadas era de larga data
entre los proyectos que propugnaban un achique del Estado. La dictadura lo recuperó y se decidió a llevarlo a cabo.