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La palabra “liderazgo” a menudo se utiliza como un término que abarca todo para
describir casi cualquier comportamiento deseable que debe tener un directivo.
“Buen liderazgo” es a menudo la explicación para el éxito de casi cualquier
desempeño de cambio organizacional, desde incrementos en el precio de la
acción hasta tendencias económicas nacionales a la alza y empleados felices.
Por tanto, el liderazgo a menudo se define como “hacer las cosas correctas”, en
tanto que la dirección a menudo se define como “hacer las cosas bien”.
Las cosas cambian con demasiada rapidez. El problema es que cuando todo está
cambiando, es imposible manejar el cambio. Nadie puede manejar un cambio
constante y universal.
La necesidad de estructuras
Los individuos que están familiarizados con las estructuras pueden manejarlas
situaciones complejas en forma eficaz porque pueden responder a menos
excepciones.
A los individuos sin referencias de tiempo se les permite reaccionar a cada pieza
de información como un evento único o una excepción. El mejor directivo posee
las estructuras más útiles.
Tendencias hacia la estabilidad
Las organizaciones están diseñadas como estructuras que permiten que las
excepciones sean manejadas en forma eficaz. Se pretende que logren crear
estabilidad, tranquilidad y condiciones predecibles. las organizaciones ayudan a
especificar lo que se espera de los empleados, quién reporta a quién, cuáles son
las metas, qué procedimientos se utilizarán, qué reglas aplicar, cómo se realiza el
trabajo y demás.
Éstas incluyen:
Las personas tienden a poner más atención a los fenómenos negativos que a los
positivos y por una buena razón.
Las personas que infunden energía positiva son aquellas que fortalecen y crean
vitalidad en los demás. Las que infunden energía negativa son las que quitan los
buenos sentimientos y el entusiasmo a las personas y las hacen sentir
disminuidas, devaluadas o criticadas.
Las personas que infunden energía positiva tienen alto desempeño; permiten a los
demás desempeñarse mejor y ayudan a sus propias organizaciones atener más
éxito que las personas que infunden energía negativa.
Sin embargo, para liderear un cambio positivo, los directivos deben construir un
clima en el que las preocupaciones humanas se reconozcan y donde se pueda
sanar y tener una recuperación. Debido a que los cambios siempre crean dolor,
malestar e interrupción, los líderes del cambio positivo son sensibles a las
preocupaciones humanas que pueden sabotear muchos esfuerzos de cambio.
Identificar las fortalezas de las personas (o lo que hacen bien) y luego construir
sobre ellas crea más beneficio que identificar las debilidades (o lo que las
personas hace mal) y tratar de corregirlas.
Retroalimentación del yo interno más fuerte. Una técnica que los directivos pueden
utilizar para mejorar el positivismo y el enfoque en las fortalezas se llama
“retroalimentación del yo interno más fuerte”
Los líderes del cambio positivo deben señalar el final de la antigua manera de
hacer las cosas y el inicio de una nueva forma de hacerlas mediante símbolos.
Esto significa que se utiliza un evento para dar a conocer un cambio positivo o un
nuevo futuro. El evento simbólico debe ser tangible y claramente identificado con
el cambio positivo.
Otra forma de crear una disposición para el cambio es ayudar a los miembros de
la organización a comenzar a utilizar distintos lenguajes para describir las antiguas
realidades. Cuando se utiliza un nuevo lenguaje, las perspectivas cambian.
Por abundancia nos referimos a una visión de un futuro positivo, una condición
floreciente y un legado acerca del cual las personas tengan interés apasionado.
Este tipo de visión ayuda a dejar libres las fuentes humanas del potencial, ya que
aborda un deseo humano básico: realizar algo que haga una diferencia, algo que
tenga duración en la vida propia de alguien y algo que tenga un impacto duradero.
Las visiones de la abundancia son distintas de las visiones del logro de metas o de
eficacia, como ganar cierto rendimiento porcentual, convertirse en el número uno
en el mercado o recibir un reconocimiento personal.
Asegurar que la declaración de visión refuerza los valores centrales sobre los
que usted cree fuertemente.
La declaración de la visión debe ser directa y simple. Un error común de los
líderes es tener una declaración de visión demasiado complicada, larga o
multifacética.
La credibilidad no significa ausencia de emoción y lenguaje energizante. Las
declaraciones de visión eficaces y creíbles utilizan superlativos. El lenguaje
hace la diferencia en la forma en que las personas perciben y piensan.
Aplicar los principios de la recreación lo que ocasiona que las personas quieran
participar en un trabajo recreativo también puede ser lo que les causa estar
igualmente comprometidos con su trabajo ocupacional. Al menos hay cinco
características típicas del trabajo recreacional
Otra forma bien documentada de resaltar el compromiso con una visión es hacer
que las personas declaren sus compromisos en voz alta, en público. Los
individuos están motivados a comportarse en forma consistente con sus
declaraciones públicas.
Las personas se comprometen con el cambio cuando ven el progreso que se hace
o cuando se logra el éxito. Todos estamos más comprometidos con los ganadores
que con los perdedores.
Los líderes del cambio positivo crean esta clase de apoyo al identificar los
pequeños triunfos, cambios que son fáciles de poner en práctica y que construyen
un impulso.
INSTITUCIONALIZAR LA VISIÓN
El reto final de los líderes de un cambio positivo es hacer del cambio una parte de
la vida organizacional continua.
Los oficiales generales de la armada estadounidense se refieren a este paso como
“crear un impulso irreversible” que es asegurar que el cambio positivo gane tal
impulso que no pueda ser revertido.
Cuando es claro cuáles son las medidas, las personas tienden a responder a ellas.
Si soy medido en mis calificaciones de los exámenes en clase pero no en la
lectura adicional que yo realice, es más probable que emplearé más tiempo en
estudiar para los exámenes que en leer material adicional. Solo cuando soy
medido con un criterio distinto es que cambio mi enfoque. En consecuencia,
institucionalizar un cambio positivo significa que se identifiquen métricas claras, un
sistema de medición se ponga en su lugar, y un hecho memorable se identifique
para cuando el cambio deba haberse cumplido.