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Un ser humano tenía que ser algo más que una máquina.
Qué era un ser hu- mano? (...). Cuando se encontró en el caminito de gravilla
con la misteriosa carta en la mano, tuvo de repente una extraña sensación. Era
como si fuese una muñe- ca que por arte de magia hubiera cobrado vida. ¿No
era extraño estar en el mun- do en ese momento, poder caminar como por un
maravilloso cuento?
Cada una de estas características no se realiza del mismo modo en todos los
seres vivos. Aunque todos ellos compartan las características antes
enunciadas, no todos viven de la misma manera. Hay en ellos una gradación,
una escala suce- siva de perfección en sus formas de vida, cuyos detalles
estudia la zoología.
Vivir es el ser de los vivientes, pero vivir no es idéntico a obrar, sino que es
su condición de posibilidad. Si la esencia del ser vivo fuese inmediatamente
ope- rativa, el ser vivo estaría realizando siempre en acto todas las
operaciones que le convienen. Pero no ocurre así. El viviente no está siempre
en acto de las opera- ciones de que es capaz,
Esto quiere decir que la forma de los seres vivos, o alma, está siempre infor-
mando al cuerpo. Sin embargo, el alma posee una pluralidad de capacidades,
fun- ciones u operaciones, que no siempre se están ejerciendo en acto. A esas
capacida- des las llamamos potencias, facultades o capacidades operativas.