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El hombre en el mundo natural

lunes, 4 de abril de 2022 10:23 p. m.

Un ser humano tenía que ser algo más que una máquina.
Qué era un ser hu- mano? (...). Cuando se encontró en el caminito de gravilla
con la misteriosa carta en la mano, tuvo de repente una extraña sensación. Era
como si fuese una muñe- ca que por arte de magia hubiera cobrado vida. ¿No
era extraño estar en el mun- do en ese momento, poder caminar como por un
maravilloso cuento?

Un gato vivo (...). También él estaba en el jardín, pero seguramente no era


consciente de ello de la misma manera que Sofía» 1.

leza: un mundo inanimado (cosas inertes como la muñeca o el sofisticado


orde- nador), un mundo vegetal (la materia vegetal que brota de la tierra), un
mundo con automovimiento (el gato Sherekan), y el mundo humano, con una
«concien- cia» mayor que el anterior. Paradójicamente esa misma conciencia
se muestra insuficiente para llegar al conocimiento de su propia esencia.

aunque inmediatamentre capta su distinción con respecto a ellos. Sofía no


sabe muy bien qué es un ser humano pero advierte espontánea- mente que un
ser humano es «algo más» que un sofisticado ordenador.

Unidad. La unidad, es decir, la cohesión interna entre las partes, es una


propiedad que poseen todos los seres. Pero la unidad admite grados. «Aunque
se admita la existencia de substancias en el mundo no viviente, es claro que la
no- ción de substancia se realiza de modo primario en los vivientes, que
tienen una unidad y una individualidad especialmente fuertes» 5
2) Organicidad. La unidad de los seres vivos no significa uniformidad, por-
que las partes que componen el ser vivo no son homogéneas, a diferencia de
lo que ocurre en los seres inertes. Espontáneamente se capta que los seres
inertes poseen escasa diferenciación interna, de tal modo que cada parte que
integra la substancia material posee características semejantes.

3) Automovimiento. El movimiento es un hecho que afecta a todo ser mate-


rial; pero ese movimiento puede proceder de otro ser (un agente que mueve a
la «cosa» movida) o bien puede proceder de un principio intrínseco
(automovimien- to). Podemos decir que vivir es, en primer lugar, moverse a
uno mismo: lo vivo es aquello que tiene dentro de sí mismo el principio de su
movimiento, lo que se mueve «solo», es decir, sin necesidad de un agente
externo que lo impulse.
4) Inmanencia. Esta palabra procede del latín in-manere, que significa «per-
manecer en», es decir, «quedar dentro», «quedar guardado». Aristóteles
(automovimien- to). Podemos decir que vivir es, en primer lugar, moverse a
uno mismo: lo vivo es aquello que tiene dentro de sí mismo el principio de su
movimiento, lo que se mueve «solo», es decir, sin necesidad de un agente
externo que lo impulse.
4) Inmanencia. Esta palabra procede del latín in-manere, que significa «per-
manecer en», es decir, «quedar dentro», «quedar guardado». Aristóteles
distingue dos tipos de operaciones:

La acción perfecciona a un objeto exterior y no al sujeto que la realiza, al


menos de modo inmediato. Por ejemplo, el arquitecto que construye una casa
perfecciona algo exterior a sí mismo, al igual que el zapatero que fabrica
zapatos. El objeto de su acción permanece fuera del sujeto (la casa ya
construida).

) Las operaciones inmanentes, por el contrario, son las operaciones cuya


causa y efectos permanecen en el sujeto. En este tipo de acción se perfecciona
el sujeto y no la cosa exterior. Por ejemplo, en el conocer se perfecciona el
sujeto que conoce y no la cosa conocida. El resultado de esa operación
permanece en el sujeto, y no en la cosa exterior.

Una manifestación de la inmanencia es la capacidad de adaptación al medio


ambiente que posee el ser vivo 8.

Cada una de estas características no se realiza del mismo modo en todos los
seres vivos. Aunque todos ellos compartan las características antes
enunciadas, no todos viven de la misma manera. Hay en ellos una gradación,
una escala suce- siva de perfección en sus formas de vida, cuyos detalles
estudia la zoología.

Vivir es el ser de los vivientes, pero vivir no es idéntico a obrar, sino que es
su condición de posibilidad. Si la esencia del ser vivo fuese inmediatamente
ope- rativa, el ser vivo estaría realizando siempre en acto todas las
operaciones que le convienen. Pero no ocurre así. El viviente no está siempre
en acto de las opera- ciones de que es capaz,

Aristóteles y Santo Tomás distinguen cuatro operaciones vitales (alimentar-


se, sentir, traslación de lugar y entender).
las operaciones vitales son predicados accidentales
el hombre sigue siendo hombre aunque no esté pensando actualmente (como
sucede durante el sueño); pero un hombre muerto ya no es hombre pues
carece de algo esencial para él: la vida.

El viviente siempre está vivo, pero no siempre está realizando operaciones


vitales. La distinción entre «estar vivo» y «estar nutriéndose» o «estar
conocien- do» nos lleva a distinguir entre el alma (principio vital o acto
primero del ser vivo) y las facultades o potencias operativas (principios del
obrar y de sus ope- raciones o actos segundos) 10. El alma es el principio
remoto de operaciones, mientras que las distintas facultades son el principio
próximo de las mismas 11.
Desde el punto de vista metafísico se puede decir (en terminología aristoté-
conocien- do» nos lleva a distinguir entre el alma (principio vital o acto
primero del ser vivo) y las facultades o potencias operativas (principios del
obrar y de sus ope- raciones o actos segundos) 10. El alma es el principio
remoto de operaciones, mientras que las distintas facultades son el principio
próximo de las mismas 11.
Desde el punto de vista metafísico se puede decir (en terminología aristoté-
lica) que el alma es forma sustancial del cuerpo, mientras que las potencias
operativas son formas accidentales. Esto significa que propiamente el que
obra es la sustancia completa y no sus potencias. Por ejemplo, el ojo en cierto
sentido no ve, sino más bien es el hombre completo el que ve a través de la
facultad visiva.

Esto quiere decir que la forma de los seres vivos, o alma, está siempre infor-
mando al cuerpo. Sin embargo, el alma posee una pluralidad de capacidades,
fun- ciones u operaciones, que no siempre se están ejerciendo en acto. A esas
capacida- des las llamamos potencias, facultades o capacidades operativas.

(dentro de éstas los sentidos ex- ternos se subordinan a los internos);


Las operaciones vitales básicas se denominan así porque son las comunes a
todos los vivientes. También se denominan vegetativas porque son las únicas
operaciones que manifiestan los vegetales.

a) La nutrición. Es la operación vital por la que el ser vivo se mantiene en la


vida, y consiste en la capacidad de mantener la integridad sustancial a través
del cambio y sustitución de los materiales que constituyen el ser vivo.
«Nutrirse, en sentido propio, consiste en recibir algo en sí mismo en orden a
la propia con- servación» 1

En los animales esta función viene mediada por el conocimiento sensitivo: el


alimento debe ser captado previamente por el animal a través de los sentidos
externos, y valorado por los sentidos internos como algo conveniente.

b) El crecimiento o desarrollo. Se trata de una función distinta de la nutriti- va


porque su operación y su objeto son diferentes. El crecimiento o desarrollo
tiene por objeto el aumento cuantitativo del ser vivo, mientras que la nutrición
tiene por objeto permanecer en el ser mediante la sustitución de los elementos
que la integran.

«un desarrollo gradual que conduce a la realización del tipo específico de


acuerdo con pautas establecidas» 16. En el hombre, el crecimiento se refiere no
sólo al desarrollo de las facultades orgánicas, sino también de las espirituales,
esto es, del conocimiento y la voluntad.

) La generación. La facultad generativa tiene por finalidad la transmisión de


las características típicas de cada especie a través de la producción de uno o
varios individuos. La transmisión de las características propias de la especie
constituye la base sobre la cual pueden darse mutaciones que hacen posible la
evolución de las especies.

la gene- ración es una necesidad para la permanencia de la especie


lo inerte está en función de lo vivo, y lo vivo en fun- ción de la persona 19.
varios individuos. La transmisión de las características propias de la especie
constituye la base sobre la cual pueden darse mutaciones que hacen posible la
evolución de las especies.

la gene- ración es una necesidad para la permanencia de la especie


lo inerte está en función de lo vivo, y lo vivo en fun- ción de la persona 19.

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