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UNIVERSIDAD CATÓLICA SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO

Facultad de Ciencias Empresariales

Escuela Profesional de Administración de Empresas

LA NATURALEZA HUMANA

Apellidos y nombres

Castro Millán, Elmer Joel

Curso

Antropología Filosófica

Profesor

Miguel Ángel Torres Rubio

Ciclo

2021-I
La naturaleza humana es la llamada naturaleza de principio de operaciones, pues,
poseen sustancias naturales, las cuales están relacionadas con el principio de
movimiento. Dentro de esta naturaleza comprenden varios tipos de seres vivos: el
vegetativo de las plantas, el sensitivo de los animales, y el nivel humano que es el
racional. A este último grado se le diferencia de los demás porque poseen inteligencia
racional. Así pues, todos los seres vivos poseen naturaleza, tanto los vegetales, como
los animales, y como el hombre. Todos ellos son seres vivientes, y eso marca una
diferencia con respecto a los seres inertes, pero la diferencia entre ellos es que los
dos primeros no poseen alma, y por tanto no son racionales, y eso significa que no
son seres libres.

La vida del ser humano por donde la apreciemos posee cierto dinamismo, porque
siempre está en movimiento, de un lugar a otro, conociendo lugares,
experimentando nuevas vivencias, etc., pero, ¿acaso ese es el único movimiento
perceptible a simple vista?, la respuesta es no. El alma constituye el factor de
movimiento intrínseco en un ser humano, pues el alma es lo que hace que la vida no
sea estática, y por el contrario posea cierta libertad de expresar lo magnifico que es
estar vivo. El control que ejerce nuestra alma sobre nuestro cuerpo se manifiesta a
través de nuestro espíritu, manteniéndonos así jóvenes a través del paso del tiempo,
ya que una conducta joven no necesariamente requiere de un cuerpo joven, y es por
eso que se ve a personas adultas siendo muy alegres a pesar del paso de sus años.

Asimismo, todo ser viviente posee sus operaciones elementales. Por ejemplo, en el
nivel más básico se encuentran las operaciones vegetativas que, aunque son propias
de los vegetales, también lo poseen los animales y el ser humano. La
autoorganización es la actividad básica de todo ser vivo, ya que, en el caso de los
seres humanos y animales, al estar conformado por varios sistemas que le dan vida,
se aprecia una organización de los órganos que conforman un cuerpo vivo funcional.
Por el contrario, la sola desorganización en un ser viviente como estos, sería lo mismo
que decir que ya no funcionará, y por ende ese organismo estaría muerto.

La nutrición por su parte es el proceso de transformar materias inertes en sustancias


que le sirvan al ser vivo para que pueda seguir funcionando, dado que, si no se sigue
una correcta nutrición, el ser vivo dejara de existir. Asimismo, el ser viviente posee
una dimensión temporal, pues, está llamado a seguir un patrón de nacimiento y
muerte. El ser viviente en algún momento de su existencia enfrentará este proceso,
pero antes de todo esto, el viviente tendrá la necesidad de crecer, y no solo en
tamaño, sino que también tendrá un crecimiento dentro de sus mismas facultades
personales; claro que esto último es propiamente de los seres humanos.

La reproducción por su parte, dota a un primer organismo de duplicar su genética en


otro ser viviente que le sea semejante. Para lograr llegar hasta este tipo de operación
elemental es necesario alcanzar un cierto grado de desarrollo, pues, no en cualquier
circunstancia de vida del ser viviente, este se podrá reproducir. Pero no solo existe la
reproducción entre seres vivientes, ya que existe una reproducción en el plano
espiritual, llegando en este punto los seres humanos a desarrollar muchas de sus
facultades cognoscitivas. Como se puede denotar, los seres vivientes pasan por una
serie de operaciones elementales a lo largo de su vida, claro que muy diferentes las
plantas y los animales que, con el hombre, y es por eso mismo que se induce a valorar
la vida humana que es tan perfecta, organizada, y minimalista por donde se quiera
observar, dado que cumple con todo lo que un ser viviente podría tener para lograr
una existencia más plena.

Por su parte, los seres vivos poseen ciertas características, las cuales los logran
diferenciar los unos de los otros. Los seres vivos al poseer vida, se caracterizarán por
tener un alma, y al tener alma, este ser posee un principio intrínseco de movimiento.
Entonces gracias a este principio, el ser viviente no solo refleja exteriormente su
movimiento, sino que también existe actividades que dotan de un movimiento
intrínseco como, por ejemplo: las actividades de entender, razonar, amar, etc. Esta
acción intrínseca mantiene al viviente en movimiento interno constante, logrando
que sus actividades sensibles y espirituales posean dinamismo; como sería el caso de
que una persona que piense antes de actuar, o de una persona que ame a su prójimo.

Además de todo ello, los seres vivos poseen la acción de actuar sobre si mismos
(inmanencia), y es por eso que esta característica se relaciona con que la actividad
inmanente tiene el fin es si misma y ella es el fin, que dicho de otra manera, la
inmanencia será como un yoyo, como tan rápido lo tires hacia abajo, este regresará
a ti. De esa forma, esta característica se ve reflejada en los accionares de las personas,
ya que todas las acciones que se realizan por una persona, mantienen un retorno
tiempo después. Por ejemplo, cuando un señor decide actuar de forma solidaria con
alguien que lo necesita, este tipo de acción sale de él, porque le nace hacerlo; sin
embargo, esto no queda solo ahí, porque recuerden que lo que salió tiene que volver
y ser reciproco en su persona. Es así que, si hizo una acción buena, tarde que
temprano le llegará una acción buena a él también. De esta forma, la inmanencia
configurará a este hombre internamente, y todo esto para bien, pues su accionar fue
bueno.

Sin embargo, se sabe que no todos los seres vivos poseerán este tipo de inmanencia,
ya que no es el mismo auto-movimiento el que realizará un animal, con una planta, y
con el ser humano propiamente dicho. Los grados de vida depende de cuanta actividad
existe con referencia a la inmanencia en un ser vivo. Por ejemplo, los seres humanos
poseemos mayores características de inmanencia que los demás seres vivos en el
ámbito espiritual. Un ser viviente con una vida vegetativa, posee alma; como todos
los demás seres. Sin embargo, esta alma vegetativa no es material, porque no la
podemos ver, pero tampoco es espiritual, ni inmaterial, ¿entonces qué es? El alma
vegetativa entonces es el principio vital que pondrá en marcha toda la actividad
vegetativa en ese ser. Por tanto, este tipo de alma no es subsistente a lo espiritual,
dado que el alma del vegetal desaparecerá cuando las partes de su ser hayan sido
destruidas, aun siendo su alma inmaterial, se relacionará su fin cuando se acaben sus
partes orgánico-materiales.
Por otro lado, los animales son muy diferentes a los seres de vida vegetativa, porque
ellos poseen una vida sensible, que se relaciona con el conocer por medios de sus
sentidos, y de esa forma poder alimentarse, vivir, reproducirse, etc. El principio de
inmaterialidad de su alma aún sigue presente en este nivel de vida, puesto que su alma
está supeditada a lo orgánico, es decir, hasta que el animal se encuentre con vida su
alma persiste en él. Los animales no son seres espirituales, a pesar de ser superiores a
las plantas, por eso es que este ser depende netamente de su materia viviente. En
cambio, los seres humanos, que también se encuentran en este nivel de vida, es el ser
más superior de todos estos, pues su complejidad se expresa al ser seres que poseen
un alma espiritual. El ser humano, al ser un ser racional, se relaciona con actos como
pensar, amar, escuchar, poseer lenguaje propio, cuestionar sus pensamientos y el de
los demás, y así sucesivamente. Todo esto lo hace ser un ser con conocimiento
sensible.

El alma, por tanto, forma parte de los seres vivientes que poseen vida, más no de los
seres inertes. La forma en cómo se pueda relacionar el alma, con un ser vivo, es que,
los seres vivos poseen un organismo vivo, y este a su vez, para que exista, o funcione,
necesitará un principio vital, y ese principio vital, será el alma. Todo esto se sostiene
en que el primer principio de un cuerpo vivo que tiene la vida en potencia, será el
alma. Por tanto, se puede afirmar que el alma es el principio de nuestras operaciones
elementales, puesto que a través de esta es que sentimos, vivimos, pensamos,
amamos, etc., y que dicho que otro modo, el alma es el principio de las operaciones.

Además, es importante señalar que el alma es el acto primero del cuerpo en vida, ya
que este cuerpo se encuentra en potencia. De esa forma, por medio del alma, nuestro
cuerpo posee vida, ya que el alma es el principio que unificará a todos los elementos
y componentes orgánicos de nuestro cuerpo, ya que, sin esta, todo lo que conforma
nuestro cuerpo, o sea el organismo, no lograría funcionar. El alma entonces se podría
decir que es el acto final y primero, porque inicialmente constituye a nuestro cuerpo
como tal, y final porque logra que esa constitución sea la perfección última por la cual
ese cuerpo ha sisado constituido como organismo viviente.

La naturaleza humana, se clasificará en primer lugar por ser subsistente. Esta


clasificación que se la da, no es meramente por casualidad, ya que la naturaleza
humana si existe por sí misma. Esta existencia se ve reflejada en el accionar de un
hombre cuando, por ejemplo, reflexiona. Esta acción, por así decirlo, es algo natural
que nace del hombre, ya que no necesitará de algo más para que exista. En este caso,
la reflexión del hombre, es una facultad humana espiritual, porque ese acto no se
supedita a su cuerpo, ni a algo material. En segundo lugar, se dirá que el alma es
indivisible, pues al no tener partes, no podremos dividirla, y esto se relacionará con
que el alma se puede entender de forma intelectual, pero no se puede conocerla a
través de nuestros sentidos, ya que no tendría partes físicas para percibir.

En tercer lugar, el alma es inmortal, y tal como se dijo que, al no depender de un


cuerpo, y al no tener partes, esta no se podrá fragmentar, llegando así hacer algo que
no se pueda descomponer. En cuarta y última clasificación, el alma es espiritual,
puesto que, al ser subsistente e inmortal, esta no depende de un elemento orgánico
para su existencia. Así pues, el alma va más allá de lo material u orgánico, pero ¿esto
que significaría realmente para nosotros los mortales? En la existencia de un ser
humano, este tendrá un alma propia, algo que lo hará único, y esa alma está presente
desde el concepto de creación de una persona. De esa manera, el alma, forma a cada
persona en forma de amor, expresada por su creador; el todopoderoso.

Después de haber descrito las clasificaciones del alma, hay algo que aún ha
inquietado a muchos pensantes, y es que existen argumentos en contra de la unicidad
del alma humana al cuerpo. Entre estos pensantes, tenemos a Paltón y Descartes: el
primero afirma que el hombre no es el compuesto de su cuerpo y de su alma, sino tan
sólo su alma la cual se vale de un cuerpo, mientras que el segundo, sostiene que el
hombre es una sustancia cuya esencia o naturaleza completa no es más que pensar. Con
este tipo de afirmaciones se infiere que nuestro pensamiento y nuestra materia están
separadas. Sin embargo, esto no puede ser, porque el hombre mantiene la unidad de
cuerpo y alma, ya que el cuerpo humano posee el espíritu que será capaz de darle
diferentes determinaciones, y este a su vez, proporcionarle al hombre la capacidad de
ser muy expresivo para sí mismo y para los demás. Entonces cuerpo y alma si estarían
unidos, pero aun así existe la posibilidad de que esta unión desaparezca.
Asimismo, el alma es un acto primero, o sea, el principio remoto de nuestras
operaciones, pero sus facultades de esta, son actos segundos, que vendría a ser, los
principios próximos de las operaciones del alma. La noción de facultad explica el hecho
de que el ser vivo no esté ejerciendo siempre en acto sus operaciones. Esto se explicaría
así: por ejemplo, el amar es una facultad del alma que se especificaría por el acto de
amar, y este a su vez de la persona u objeto amado. De esta manera las facultades del
alma se especifican por sus actos, y estos a su vez, por sus objetos. Por otro lado, existen
2 tipos de facultades del alma: las facultades cognoscitivas y las facultades apetitivas. La
primera serán las facultades almas humana, que por su mismo nombre tiene el acto de
conocimiento, y entre estas tenemos la vista, el oído, el olfato, el tacto y el gusto.
Asimismo, el sentido común, la memoria, y la propiamente intelectual que es la
inteligencia. A través de estas facultades el alma conoce muchas cosas, y esta a su vez,
trasmite lo conocido a el cuerpo.
Finalmente tenemos a las facultades apetitivas, que poseen el acto propio de
tender hacía un objeto o bien sensible que está fuera del ser viviente. Estas facultades
se subdividen en dos: las Facultades apetitivas sensibles y las racionales. La primera
relacionada con lo apetitoso (apetito concupiscible) y, además, relacionada con el
apetito irascible. Y la segunda que es el apetito racional, que vendría a ser la voluntad
propiamente dicha.

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