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Tesis de licenciatura
1. Introducción
En este marco una serie de autores que se han enfocado en un singular aspecto
durante la revisión de dicha experiencia política: el funcionamiento de la justicia,
específicamente en el ámbito laboral. La mayoría de estas investigaciones se centraron
en estudiar el impacto que generó la implementación del conjunto de normas, decretos y
leyes en materia de legislación laboral impulsados por Perón desde la época de la
Revolución de junio de 1943 como Secretario de Trabajo y Previsión, acompañadas de
los mecanismos judiciales y administrativos para garantizar su efectivo cumplimiento.
Estos estudios se enfocaron en diferentes aspectos: desde los efectos que produjo la
puesta en marcha del nuevo fuero laboral en el ámbito rural de la Provincia de Buenos
Aires, generando una nueva cultura legal caracterizada por una mayor paridad de
derechos entre patrones y peones (Palacio, 2018); pasando por los modos en que obreros
y empresarios hicieron uso de la nueva institución judicial y sus estrategias de
intervención en la provincia de Santa Fe, creando una nueva dinámica de conflictividad
social regulada por el estado y las corporaciones tanto sindicales como patronales
(Bacolla, 2019); el impacto que generó la institución en el ámbito de la producción
azucarera en Tucumán poniéndole fin a las arbitrariedades históricas de los productores
de dulce (Gutiérrez y Tomás, 2020); las mejoras en la calidad de vida de los mineros
jujeños (Kindgard, 2019); hasta las acciones de los trabajadores domésticos cordobeses
haciéndose de las nuevas herramientas legales disponibles (Portelli, 2020).
En la misma línea, el presente trabajo tiene como objetivo central reconstruir las
experiencias que tuvieron los trabajadores dependientes de dos establecimientos
industriales de singular importancia en la zona oeste de la provincia de Buenos Aires: la
Elaboradora General de Plomo S.A localizada en la ciudad de Mercedes y la
Algodonera Sudamericana Flandria S.A ubicada en Jáuregui, en las cercanías de la
ciudad de Lujan. La primera fue una de las filiales argentinas de la Sociedad Minera y
Metalúrgica Peñarroya, una de las empresas multinacionales más importantes
dedicadas a la producción y comercialización de metales no férreos desde finales del
siglo XIX hasta la mitad del siglo XX. La segunda fue la filial local de la empresa de
capitales belgas Etablissements Steverlynck, una empresa icónica para la zona oeste de
la provincia por haberle dado vida al pueblo de Villa Flandria (Jáuregui).
Como afirma María Belén Portelli, uno de los mayores problemas de los
estudios sobre la justicia laboral es estar generalmente centrados en la Capital Federal y
sus alrededores (Portelli, 2020:2 y 3) por lo que esta investigación buscara poner en
relieve lo acontecido en una zona más alejada del principal centro urbano de la
provincia. Siempre resulta provechoso considerar lo ocurrido en los espacios
provinciales argentinos y dentro de ellos en localidades específicas, dado que en
ocasiones los procesos “macro” presentan rasgos diferenciados que pueden brindar
nueva información, abriendo otras perspectivas para abordar los problemas históricos
(Ginzburg, 2004:181 a 190.). Portelli también señala que los estudios judiciales suelen
adoptar una mirada “desde arriba”, más atenta a la interpretación de las leyes por parte
de la burocracia judicial que a los usos que hicieron de ellas los trabajadores (Portelli,
2020:2 y 3). Esta visión “desde arriba”, generalmente estadocentrica, suele minimizar la
participación activa de los miembros de la comunidad en los procesos de transformación
socio-histórica, relegándolos a un lugar pasivo o reactivo en el mejor de los casos.
Para llevar a cabo esta tarea se utilizarán como fuentes primarias varios
expedientes del Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial N°3 y el Tribunal
de Trabajo N°1 de Mercedes abiertos durante el periodo 1943-1955 extraídos de la
Sección Histórico Judicial de la ciudad de Mercedes en las que estuvieron involucradas
las dos empresas elegidas. Este tipo de fuentes es especialmente útil para los propósitos
de este trabajo ya que como bien explica Juan Manuel Palacio:
a. Las ciudades
1
Entre algunos trabajos podemos citar a los de Andrenacci, L., Falappa, F., & Lvovich, D.
(2004). Acerca del Estado de Bienestar en el peronismo clásico (1943-1955). Bertranou, J. Palacio J. M,
y Serrano, G. (Comps.), El país del no me acuerdo. (Des)memoria institucional e historia de la política
social en Argentina, 83-114; Zanatta, L. (2012). Breve historia del peronismo clásico. Sudamericana;
Dulitzky, A. (2011). El escritor desclasado: Julio Cortázar y la sociedad argentina del peronismo
clásico. Pensar. Epistemología y Ciencias Sociales, (5); y Acha, O. (2008). Política y asociacionismo en
los años terminales del peronismo clásico, ante la movilización católica (Buenos Aires, 1954-1955). In
Primer Congreso de Estudios sobre el Peronismo: La Primera Década.
La ciudad de Luján, situada a 66 kilómetros al oeste de la ciudad de Buenos
Aires, está ubicada en la región de la pampa húmeda a orillas del Río Luján. Se
encuentra rodeada de medianas y pequeñas estancias dedicadas mayormente a la
ganadería y a la agricultura. En sus alrededores, el paisaje de llanura adquiere suaves
ondulaciones y diversos grupos de árboles, plantados durante los últimos 100 o 120
años, interrumpen y matizan el plano horizonte pampeano.
Margarita Gutman relata que el poblado que creció muy lentamente durante el
período colonial, comenzó a desarrollarse a mitad del siglo XIX como consecuencia del
auge en la región de la explotación del ganado lanar orientado al mercado internacional
(Gutman, 1995:76). La llegada del ferrocarril proveniente de Buenos Aires, en 1864, y
la afluencia de numerosos contingentes de inmigrantes, principalmente italianos y
españoles, fueron factores decisivos en el desarrollo urbano. Declarada ciudad en 1893,
Luján incrementó y complementó sus funciones de gobierno, administrativas,
educativas, financieras y de comunicaciones telefónicas y telegráficas. A la vez, se
fortaleció como centro de comercio mayorista y minorista de abastecimiento a los
pobladores del campo y como centro de elaboración artesanal de alimentos e
indumentaria. Simultáneamente se consolidó como centro religioso y de peregrinaje,
incrementándose el comercio y el turismo en la ciudad (Gutman, 1995:76 y 77).
2
Censo General de la provincia de Buenos Aires, 1881, Buenos Aires, p. 239; Segundo Censo de
la República Argentina, 1895, Buenas Aires, Tomo 1, p. 263.
desarrollaba sobre una superficie relativamente pequeña en torno a sus dos plazas. A
principios de 1940 el sector más poblado se extendía desde la plaza Belgrano en
dirección a la plaza Colón (Gutman, 1995:81 y 83).
A finales del siglo XIX y durante las primeras décadas del siglo XX la ciudad tuvo
un extraordinario florecimiento comercial e industrial que formó el paisaje para las
décadas siguientes: contaba con un molino a vapor y un pujante sector panadero; una
fábrica de torniquetes; talleres de construcción de carruajes; talabarterías, zapaterías,
sastrerías y camiserías; pulperías que todavía quedaban de la época colonial; una
faenadora de cerdos; y hasta una fábrica de jabón y velas. En ese periodo también se
construyeron algunas de las obras arquitectónicas más importantes de la ciudad hasta la
actualidad: el edificio del Teatro Español en 1879, el edificio de la Biblioteca Popular
Domingo Faustino Sarmiento en 1912, la Catedral Nuestra Señora de las Mercedes se
inauguró en 1921, y la construcción del nuevo edificio del Hospital Blas Dubarry en
1940 entre otros (Cestari, 2006).
A finales de la década del ‘40 Mercedes ya contaba con amplios servicios públicos:
por la ciudad pasaban tres líneas de ferrocarril (del Pacifico, Oeste, y Compañía
General) con cuatro estaciones que llegaban a San Juan, La Pampa y el norte argentino
demostrando su pujanza económica (Del Olmo, 1940:74). También funcionaban cuatro
instituciones bancarias: el Banco de la Nación, fundado en 1982; el Banco de la
Provincia de Buenos Aires, fundado en 1864; una sucursal del Banco Español desde
1908; y el Banco de Mercedes, institución netamente local que tuvo sus inicios en 1933
fundado por un grupo de hacendados y comerciantes locales (Del Olmo, 1940:79). En el
aspecto educativo funcionaban la Escuela Normal Justo José de Urquiza fundada en
1887; la Escuela Nacional de Artes y Oficios – luego Escuela Técnica – había iniciado
actividades en la década del ’20; y el Colegio Nacional Florentino Ameghino
inaugurado en 1906. Además había asilos y colegios religiosos, un vivero municipal, un
colegio de abogados, y una cárcel departamental que databa de 1887. Al mismo tiempo
la ciudad contaba con un importante polo cultural, deportivo, y de entretenimientos. Se
registraba la existencia de siete periódicos: “El Orden”, “La Ley”, “El Oeste”, “La
Provincia”, “Emancipación”, “La Hora”, y “Mercedes”; una estación de radio local “La
Voz de Mercedes”; y hasta una filial del “Rotary Club”. La ciudad tenía clubes que
cubrían variadas actividades deportivas tales como futbol, básquet, natación, bochas,
ciclismo, ajedrez y atletismo.
Según datos del Censo Nacional de 1947 la población total del partido para ese año
fue de 34.501 habitantes. Se registró un crecimiento anual medio por mil habitantes del
0,4% respecto a la medición anterior (1914), con una densidad poblacional de 55,4
personas por km2. En la zona urbana vivían 21.714 personas, y en la rural 12.877.
Clasificados por sexo había 17.977 varones y 18.814 mujeres. La cantidad de personas
ocupadas percibiendo un salario era de 13.808; la cantidad de personas ocupadas sin
remuneración (estudiantes, amas de casa) era de 11.436; y la cantidad de desocupados
totales, sumando los desempleados y los que vivían puramente de renta, era de 1.175
personas. Para 1950 la población había ascendido a 46.482 habitantes, de los cuales
24.262 eran varones y 22.220 mujeres3.
3
Información del Diario La Hora, 25 de junio de 1952.
Como se dijo anteriormente, fuera del Gran Buenos Aires una de las principales
fábricas de textiles fue la S.A. Anónima Algodonera Sudamericana Flandria.
Aprovechando las facilidades generadas por la política de protección industrial
impulsada por el gobierno radical en los años ’20 y el crecimiento del mercado local, la
empresa fue constituía en Buenos Aires en octubre de 1924. Emplazada en la localidad
de Valentín Alsina, la finalidad de la empresa fue fabricar hilados y tejidos en general y
de llevar a cabo operaciones de comercialización a través de consignaciones y de
compraventa de bienes. El capital de la empresa pertenecía mayoritariamente a los
Etablissements Steverlynck, firmas propietarias de varias fábricas textiles en la zona de
Courtrai (Belgica) dedicadas a la producción de hilados y tejidos. Hasta la instalación de
la filial en 1924 la empresa exportaba su producción al mercado argentino a través de un
representante, la firma Braceras y Compañía, cuyos propietarios, de origen catalán, se
dedicaban a la importación y fabricación de textiles. Al establecerse la filial en la
Argentina los Steverlynck se asociaron con los Braceras, participando estos últimos con
poco más del 20% del capital hasta mediados de la década de 1930, momento en que se
retiraron de la sociedad (Barbero y Ceva, 2004:83).
En una zona industrial, con fuerte presencia del sector textil, Algodonera
Flandria funcionó durante cuatro años en Valentín Alsina usando instalaciones que
alquiló a otra firma. A fines de 1927 comenzaron las obras de construcción de una
nueva fábrica en tierras lindantes con la estación Jáuregui del Ferrocarril Oeste, en las
cercanías de Luján. Según Barbero y Ceva la nueva localización de la empresa
respondió principalmente a la puesta en marcha de un proyecto personal de Julio
Steverlynck, dueño y director de la empresa: la construcción de una comunidad
relativamente aislada de las áreas urbanas, en la que predominaran las relaciones de
cooperación entre patronos y obreros, en la que se evitaran las consecuencias sociales
más negativas del proceso de industrialización siguiendo los principios de la doctrina
social de la Iglesia (Barbero y Ceva, 2004:88). A partir del traslado a Jáuregui la fábrica
funcionó allí, mientras que en el centro de la ciudad de Buenos Aires tenía sus oficinas
encargadas de la contabilidad, la importación y las ventas (Barbero y Ceva, 2004:92).
Esta industria tuvo un boom temporal durante la Primera Guerra Mundial (por la
alta demanda y la imposibilidad de importar) para dar paso inmediatamente a una crisis
al finalizar el conflicto por la caída abrupta de su consumo. El camino hacia el segundo
conflicto bélico europeo volvió a generar las condiciones para hacer atractiva la
empresa de producir metales no ferrosos, al menos mientras duro la guerra. En paralelo
a estos avatares, la industria transformadora local avanzó gradualmente en la sustitución
de la importación de semielaborados y bienes finales importados (Rougier, 2012:75 y
76).
En 1914 existían un centenar de fundiciones de minerales y metales, y más de
mil talleres metalúrgicos que pronto avanzaron en la sustitución de los bienes
importados a pesar de las dificultades para obtener maquinarias y equipos. En la década
de 1930 las empresas locales tenían prácticamente la capacidad para fabricar todas las
manufacturas de los principales metales no ferrosos; si bien en 1935 existían en el país
solo tres establecimientos dedicados a la fundición de minerales, casi noventa se
ocupaban de la fabricación de bienes intermedios y manufacturas de uso final. Al igual
que la extracción, la fundición de plomo estaba en manos de empresas extranjeras -
norteamericanas principalmente - instaladas durante los años de la Primera Guerra
Mundial (Rougier, 2012:76 y 77). Hacia mediados de la década de 1940 las plantas de
fundición más importantes destinadas a obtener plomo metálico en lingotes eran las de
Puerto Vilelas, propiedad de la National Lead Co.; la de La Tablada, propiedad de Insud
S.A. del Grupo Mauricio Hochschild; y la de Avellaneda en los suburbios de la ciudad
de Buenos Aires.
Sin embargo, la principal y más antigua empresa de ese rubro en el país era la
Elaboradora General de Plomo que tenía capitales de la Sociedad Minera y
Metalúrgica Peñarroya, la mayor productora de plomo a comienzos del siglo XX,
controlada por la rama francesa del grupo Rothschild. (Rougier, 2012:77 y 78). Esta
empresa había nacido en 1881 fruto de la combinación de ciertas maniobras estratégicas
de varios grupos comerciales, bancarios y ferroviarios en el norte de la provincia de
Córdoba (España) (Lopez-Morell, 2003:96). La empresa se caracterizaba por un modelo
de negocios basado en la agresiva adquisición de otras firmas alrededor del mundo
(mineras, ferroviarias, otras fundiciones) que pudieran abastecer su cadena productiva y
comercial. Su filial argentina se fundó en 1904 instalando una primera planta industrial
en Jujuy, cerca de las minas; que años después se trasladó a Villa Lugano, en la ciudad
de Buenos Aires, donde cincuenta empleados elaboraban tapas para botellas y planchas
para imprimir con plomo puro (Rougier, 2012:77 y 78).
a. Contexto nacional
4
Solo en el año 1944 se contaron cientos de normas nacionales como el Estatuto del Peón Rural
y otros estatutos profesionales, la creación de los tribunales de trabajo, disposiciones sobre pago de
salarios, jornada de trabajo, descanso semanal, accidentes, protocolos de arbitraje y conciliación,
reconocimiento de personería jurídica de gremios, cientos de convenios colectivos de trabajo. Estas
normas se reforzaron con facultades punitivas que la misma STP se arrogaba para castigar a los
infractores de las nuevas leyes. En 1945 se sanciono el decreto 1.740 que establecía vacaciones anuales
remuneradas para todos los trabajadores del país y la creación del Instituto Nacional de Remuneraciones
que consagraba un salario mínimo y vital, el aguinaldo, y la doble indemnización por despido
injustificado. Todo este cuerpo normativo fue finalmente ratificado en la etapa democrática abierta en
1946 mediante la ley 12.921 y la secretaria se transformó en ministerio a partir de 1949.
1944 salía a la luz el decreto 32.347 que inauguraba la justicia laboral en la argentina al
instaurar los Tribunales de Trabajo en la Capital Federal. Elaborado técnicamente por la
División de Asesoría Legal de la STP entre sus principales fundamentos se mencionaba
la existencia de un nuevo derecho a nivel internacional que había surgido para regular la
relación capital-trabajo, la necesidad de una justicia más expeditiva, económicamente
accesible, socialmente equitativa y que estuviera a tono con los más modernos sistemas
legales del mundo en aquel entonces (Palacio, 2018:90 y 91).
b. La justicia mercedina
5. Reflexiones finales
Bibliografía:
Rougier, M. (2012). Hacia una nueva política industrial. Los proyectos de producción
de metales no ferrosos en la Argentina durante la Segunda Guerra Mundial. Revista de
Historia Industrial, 73-111.
Birocco, Carlos María (2003) Cañada de la Cruz. Tierra, producción y vida cotidiana
en un partido bonaerense durante la colonia, Exaltación de la Cruz, Municipalidad de
Exaltación de la Cruz.
Cestari, Victor, Reseña histórica de la ciudad de Mercedes, Prov. De Buenos Aires, sus
primeros 188 años (1752 – 1940), 2006, Talleres Gráficos Vitagraf.
Fuentes