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ENLACES QUIMICOS Y REACCIONES QUIMICAS

MARÍA JOSÉ MORALES BOLAÑO

YOISER TORREZ GIL

LISSETH MORENO TÁMARA

DENIS KARINA BRIEVA

Programa: BACTERIOLOGIA Y LABORATORIO CLINICO

UNIVERSIDAD DE SANTADER (UDES)

VALLEDUPAR-CESAR
INTRODUCCIÓN

Los enlaces químicos se producen cuando los núcleos y los electrones de átomos
diferentes interactúan y producen átomos enlazados o iones que son más estables
que los átomos mismos.

La reacción química es la transformación de una o varias sustancias entre otras


diferentes. Las sustancias que se transforman se llaman reactivos (R) y las que se
originan, productos de la reacción (P).

La expresión de una reacción química se llama ecuación química y muestra de


una forma sintética lo que ocurre en la transformación. Cuando se presenta una
reacción mediante su ecuación química se puede indicar también el estado físico o
de agregación de las sustancias que intervienen en la misma:

Sustancia solida (S) sustancia liquida (L) sustancia gaseosa (G) (AQ) o (AC)
sustancia que esta disuelta en agua.

OBJETIVO: comprender el por qué se dan enlaces químicos y reacciones


químicas.
Conocer los diferentes tipos de enlaces químicos (iónico, covalente polar y no
polar) y las reacciones químicas.
Relacionar las propiedades de una sustancia con el tipo de enlace que posee.
Deducir las reacciones que formar los compuestos al interactuar átomos.

ENLACES QUIMICOS

Un enlace químico es la fuerza que une a los átomos para formar compuestos
químicos. Esta unión le confiere estabilidad al compuesto resultante. La energía
necesaria para romper un enlace químico se denomina energía de enlace.

En este proceso los átomos ceden o comparten electrones de la capa de


valencia (la capa externa de un átomo donde se determina su reactividad o su
tendencia a formar enlaces), y se unen constituyendo nuevas sustancias
homogéneas (no mezclas), inseparables a través de mecanismos físicos como el
filtrado o el tamizado.

Es un hecho que los átomos que forman la materia tienden a unirse a través de


diversos métodos que equilibran o comparten sus cargas eléctricas naturales para
alcanzar condiciones más estables que cuando están separados. Los enlaces
químicos constituyen la formación de moléculas orgánicas e inorgánicas y, por
tanto, son parte de la base de la existencia de los organismos vivos. De manera
semejante, los enlaces químicos pueden romperse bajo ciertas y determinadas
condiciones.

Esto puede ocurrir sometiendo los compuestos químicos a altas temperaturas,


aplicando electricidad o propiciando reacciones químicas con otros compuestos.
Por ejemplo, si aplicamos electricidad al agua es posible separar las uniones
químicas entre el hidrógeno y el oxígeno que la conforman, este proceso se
denomina electrólisis. Otro ejemplo consiste en añadir grandes cantidades de
energía calórica a una proteína, lo cual llevaría a desnaturalizarla (perder la
estructura secundaria de una proteína) o romper sus enlaces.
Los enlaces químicos mantienen unidas a las moléculas y crean conexiones
temporales que son esenciales para la vida. Los tipos de enlace químico que se
incluyen son covalente, iónico, así como enlaces de hidrógeno y fuerzas de
dispersión de London.

TIPOS DE ENLACES QUIMICOS

Los iones y los enlaces iónicos

Algunos átomos se vuelven más estables al ganar o perder un electrón completo


(o varios electrones). Cuando lo hacen, los átomos forman iones, o partículas
cargadas. El ganar o perder electrones le puede dar a un átomo una capa
electrónica externa llena y hacer que sea energéticamente más estable.

Formación de iones

Los iones pueden ser de dos tipos. Los cationes son iones positivos que se forman
al perder electrones. Por ejemplo, un átomo de sodio pierde un electrón para
convertirse en un catión sodio, Na +. Los iones negativos se forman al ganar
electrones y se llaman aniones. Los aniones reciben nombres que terminan en "-
uro"; por ejemplo, el anión del cloro (Cl-) se llama cloruro.

Cuando un átomo pierde un electrón y otro átomo gana un electrón, el proceso se


conoce como transferencia de electrones. Los átomos de sodio y de cloro son un
buen ejemplo de transferencia de electrones.

El sodio (Na) solo tiene un electrón en su capa electrónica externa, por lo que es
más fácil (más electrónicamente estable) que el sodio done ese electrón a que
encuentre siete electrones más para llenar su capa externa. Debido a esto, el
sodio tiende a perder su único electrón y formar Na+.

Por otra parte, el cloro (Cl), tiene siete electrones en su capa externa. En este
caso, es más fácil para el cloro ganar un electrón que perder siete, entonces
tiende a tomar un electrón y convertirse en Cl−.

Crédito de la imagen: OpenStax Biología

Cuando se combinan el sodio y el cloro, el sodio donará su electrón para vaciar su


capa más externa, y el cloro aceptará ese electrón para llenar la suya. Ahora
ambos iones satisfacen la regla del octeto y tienen capas externas completas.
Dado que el número de electrones ya no es igual al número de protones, cada
átomo se ha convertido en un ion y tiene una carga +1 (Na+) o –1 (Cl-)

En general, un átomo debe perder un electrón al mismo tiempo que otro átomo
gana un electrón: para que un átomo de sodio pierda un electrón, necesita tener
un receptor adecuado como un átomo de cloro.

La formación de un enlace iónico

Los enlaces iónicos son enlaces que se forman entre iones con cargas opuestas.
Por ejemplo, los iones sodio cargados positivamente y los iones cloruro cargados
negativamente se atraen entre sí para formar cloruro de sodio o sal de mesa. La
sal de mesa, al igual que muchos compuestos iónicos, no se compone solo de un
ion sodio y un ion de cloruro; por el contrario, contiene muchos iones acomodados
en un patrón tridimensional predecible y repetido (un cristal)

En la fisiología, ciertos iones se conocen como electrolitos (como sodio, potasio y


calcio). Estos iones son necesarios para la conducción de impulsos nerviosos, la
contracción muscular y el equilibrio de agua. Muchas bebidas deportivas y
suplementos dietéticos proporcionan iones para reponer aquellos que se pierden
durante el ejercicio por la sudoración.
Tomado de: areasciencias

Enlaces covalentes

Otra manera como los átomos se vuelve más estables es al compartir electrones
(en lugar de ganarlos o perderlos por completo), formando así enlaces covalentes.
Estos enlaces son más comunes que los enlaces iónicos en las moléculas de los
organismos vivos.

Por ejemplo, los enlaces iónicos son clave para la estructura de las moléculas
orgánicas basadas en el carbono, como nuestro ADN y proteínas. También hay
enlaces covalentes en moléculas inorgánicas más pequeñas, tales como H2O,
CO2 y O2. Se pueden compartir uno, dos o tres pares de electrones, lo que resulta
en enlaces simples, dobles o triples, respectivamente. Entre más electrones
compartan dos átomos, más fuerte será el enlace.

Como ejemplo de enlace covalente, examinemos el agua. Una sola molécula de


agua, H2O, está compuesta de dos átomos de hidrógeno unidos a un átomo de
oxígeno. Cada hidrógeno comparte un electrón con el oxígeno y el oxígeno
comparte uno de sus electrones con cada hidrógeno:
Crédito de la imagen: OpenStax Biología

Los electrones compartidos dividen su tiempo entre las capas de valencia de los
átomos de hidrógeno y oxígeno, y le dan a cada átomo algo que se parece a una
capa de valencia completa (dos electrones para el H, y ocho para el O). Esto hace
que una molécula de agua sea mucho más estable de lo que serían los átomos
que la componen por sí solos.

Enlaces covalentes polares

Hay dos tipos principales de enlaces covalentes: polar y no polar. En un enlace


covalente polar, los electrones se comparten de forma no equitativa entre los
átomos y pasan más tiempo cerca de un átomo que del otro. Debido a la
distribución desigual de electrones entre los átomos de diferentes elementos,
aparecen cargas ligeramente positivas (δ+) y ligeramente negativas (δ–) en
distintas partes de la molécula.

En una molécula de agua (arriba), el enlace que une al oxígeno con cada
hidrógeno es un enlace polar. El oxígeno es un átomo mucho
más electronegativo que el hidrógeno, por lo que el oxígeno del agua tiene una
carga parcialmente negativa (tiene una densidad de electrones alta), mientras que
los hidrógenos llevan cargas parcialmente positivas (tienen una densidad
electrónica baja).

En general, la electronegatividad relativa de los dos átomos en un enlace, es decir


su tendencia a acaparar los electrones compartidos, determinará si el enlace es
polar o no polar. Siempre que un elemento sea significativamente más
electronegativo que otro, el enlace entre ellos será polar; esto significa que uno de
sus extremos tendrá una carga ligeramente positiva y el otro una carga
ligeramente negativa.

Tomado de: Slide ToDoc

Enlaces covalentes no polares

Los enlaces covalentes no polares se forman entre dos átomos del mismo
elemento o entre átomos de diferentes elementos que comparten electrones de
manera más o menos equitativa. Por ejemplo, el oxígeno molecular (O2) no es
polar porque los electrones se comparten equitativamente entre los dos átomos de
oxígeno.

Otro ejemplo de enlace covalente no polar puede encontrarse en el metano (CH3).


El carbono tiene cuatro electrones en su capa exterior y requiere cuatro más para
volverse un octeto estable. Los consigue al compartir electrones con cuatro
átomos de hidrógeno, cada uno de los cuales le provee de un electrón. Del mismo
modo, los átomos de hidrógeno necesitan un electrón adicional cada uno para
llenar su capa más externa, los cuales reciben en forma de electrones compartidos
del carbono. Aunque el carbono y el hidrógeno no tienen exactamente la misma
electronegatividad, son bastante similares, así que los enlaces carbono-hidrógeno
se consideran no polares.
Imagen modificada de OpenStax, Biología

Enlaces de hidrógeno y fuerzas de dispersión de London

Tanto el enlace covalente como el iónico se consideran enlaces fuertes. Sin


embargo, también se pueden formar otros tipos de enlace más temporales entre
átomos o moléculas. Dos tipos de enlaces débiles que se ven con frecuencia en la
biología son los enlaces de hidrógeno y las fuerzas de dispersión de London.

Sin el afán de ser demasiado dramático, pero sin estos dos tipos de enlace, la vida
como la conocemos ¡no existiría! Por ejemplo, los enlaces de hidrógeno
proporcionan muchas de las propiedades del agua que sostienen la vida, y
estabilizan las estructuras de las proteínas y el ADN, ambos ingredientes clave de
las células.

Enlaces de hidrógeno

En un enlace covalente polar que contiene hidrógeno (por ejemplo, un enlace O-H
en una molécula de agua), el hidrógeno tendrá una ligera carga positiva porque el
otro elemento jala los electrones de enlace más fuertemente. Debido a esta leve
carga positiva, el hidrógeno será atraído a cualquier carga negativa vecina. Esta
interacción se llama un enlace de hidrógeno.

Los enlaces de hidrógeno son comunes, y las moléculas de agua en particular


forman muchos de ellos. Los enlaces de hidrógeno individuales son débiles y se
rompen fácilmente, pero muchos enlaces de hidrógeno juntos pueden ser muy
fuertes.

Fuerzas de dispersión de London

Como los enlaces de hidrógeno, las fuerzas de dispersión de London son


atracciones débiles entre las moléculas. Sin embargo, a diferencia de los enlaces
del hidrógeno, pueden ocurrir entre átomos o moléculas de cualquier tipo y
dependen de desequilibrios temporales en la distribución de electrones.

¿Cómo funciona eso? Puesto que los electrones están en constante movimiento,
habrá momentos en los cuales los electrones en un átomo o molécula estén
agrupados juntos, lo que crea una carga parcialmente negativa en una parte de la
molécula (y una carga parcialmente positiva en otra). Si una molécula con este
tipo de desequilibrio de cargas está muy cerca de otra molécula, puede causar
una redistribución de cargas similar en la segundo molécula, y las cargas positivas
y negativas temporales de las dos moléculas se atraerán entre sí. 1

REACCIONES QUIMICAS

Las reacciones químicas suceden cuando se rompen o se forman enlaces


químicos entre los átomos. Las sustancias que participan en una reacción química
se conocen como los reactivos, y las sustancias que se producen al final de la
reacción se conocen como los productos. Se dibuja una flecha entre los reactivos
y los productos para indicar la dirección de la reacción química, aunque una
reacción química no siempre es una "vía de un solo sentido", como veremos más
adelante en la siguiente sección.

Por ejemplo, la reacción de descomposición del peróxido de hidrógeno (H2O2)en


agua y oxígeno se puede escribir de la siguiente manera:

En este ejemplo, el peróxido de hidrógeno es nuestro reactivo, y se descompone


en agua y oxígeno, nuestros productos. Los átomos que comenzaron en las
moléculas de peróxido de hidrógeno se reacomodaron para formar moléculas de
agua (H2O) y oxigeno (O2).

el 222 en frente del peróxido de hidrógeno y el agua. Estos números se


llaman coeficientes y nos dicen cuánto de cada molécula participa en la reacción.
Se deben incluir con el fin de que nuestra ecuación esté balanceada, es decir que
el número de átomos de cada elemento sea igual en los dos lados de la ecuación.

Las ecuaciones deben estar balanceadas para reflejar la ley de la conservación de


la materia, que dice que no se crean ni se destruyen átomos durante el curso de
una reacción química normal. 

Reacciones reversibles y equilibrio de la reacción

Algunas reacciones químicas simplemente ocurren en una dirección hasta que los
reactivos se terminan. Estas reacciones se conocen como irreversibles. Sin
embargo, otras reacciones se clasifican como reversibles. Las reacciones
reversibles suceden en dirección hacia adelante y hacia atrás.

En una reacción reversible, los reactivos se convierten en productos, pero también


los productos se convierten en reactivos. De hecho, tanto la reacción hacia
adelante como la opuesta suceden al mismo tiemo. Este ir y venir continúa hasta
llegar a un equilibrio relativo entre reactivos y productos, un estado que se conoce
como equilibrio. En él, las reacciones hacia adelante y hacia atrás siguen
sucediendo, pero las concentraciones relativas de los productos y reactivos dejan
de cambiar.

Cada reacción tiene su punto de equilibrio característico, que podemos describir


con un número llamado la constante de equilibrio.

Cuando una reacción se clasifica como reversible, generalmente se escribe con


una pareja de flechas hacia adelante y hacia atrás que muestran que puede darse
en ambos sentidos. Por ejemplo, en la sangre humana el exceso de iones
hidrógeno (H+) se une a iones bicarbonato (HCO3−), para formar ácido carbónico
(H2CO3):

HCO3- + H+ ⇌ H2CO3

Dado que esta es una reacción reversible, si se agregara ácido carbónico al


sistema, algo de este se convertiría en iones bicarbonato e hidrógeno para
restaurar el equilibrio. De hecho, este sistema de amortiguamiento juega un papel
clave en mantener estable y sano el pH de tu sangre. 2
Ejemplos:

Tomado de: UNAM

Reacción de descomposición
En este tipo de reacción una sustancia o compuesto se descomponen para formar
dos o más producto

Ejemplo: Descomposición del clorato de potasio en cloruro de potasio y oxígeno.

Reacción de precipitación
En este tipo de reacción que ocurre en un medio acuoso, en la que uno de los
productos es una sustancia poco soluble y se deposita en forma sólida (precipita).

Ejemplo: Reacción entre el yoduro de potasio y el nitrato de plomo (II)

Reacción de combustión
En este tipo de reacción los reactivos son un combustible y el oxígeno del aire, y
los productos generados son dióxidos de carbono y agua.

Ejemplo: La combustión del Metano.


Reacción de sustitución o desplazamiento
En este tipo de reacción un elemento desplaza a otro dentro de un compuesto
químico.

Ejemplo: La reacción entre el Zinc y Sulfato de Cobre.

Reacción de doble sustitución o doble desplazamiento


En este tipo de reacción existe un intercambio de elementos de dos o más
compuestos.

Ejemplo: La reacción en que se forma cloruro de sodio.


CONCLUSIÓN

En la investigación, estudiada se obtiene como conclusión que, todos los


elementos tantos naturales como artificiales sin exceptuar a los seres humanos,
están compuestos por átomos, los cuales al unirse con otros átomos, forman
moléculas. Y precisamente en esa unión encontramos las reacciones químicas.

Los enlaces químicos son una fuerza que unen a los átomos, para así formar
compuestos químicos y poder constituir la formación de moléculas orgánicas e
inorgánicos que son parte fundamental para la existencia de organismos vivos.

Se pudo conocer que los enlaces entre los átomos se rompen para formar nuevos
enlaces químicos por lo cual a esta acción se le conoce como reacción química,
en dicha acción intervienen 2 tipos de sustancias, la sustancia que se obtiene
inicialmente en el proceso se le conoce como Reactivo y la que se obtiene como
resultado final la podemos definir como producto.
Bibliografía

1. (S/f). Com.co. Recuperado el 25 de octubre de 2022, de

https://books.google.com.co/books?

id=HjtDwAAQBAJ&printsec=frontcover&dq=enlaces+quimicos+y+reaccion

es+quimicas&hl=es&sa=X&redir_esc=y#v=onepage&q=enlaces

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2. Companion, A. L. (2004). Enlaces quimicos. Reverte Ediciones.

3. Khan Academy. (2011). Choice (Chicago, Ill.), 48(05), 48-2433-48–2433.

https://doi.org/10.5860/choice.48-2433

4. .Químico, T. P. L. (2015, marzo 17). Tipos de Reacciones Químicas.

Tplaboratorioquimico.com.

https://www.tplaboratorioquimico.com/quimica-general/reacciones-quimicas/tipos-

de-reacciones-quimicas.html

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