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El sistema nervioso es uno de los primeros elementos que se desarrollan durante la etapa
prenatal.
A lo largo de las semanas, y a medida que el embrión y feto crecen en tamaño, la
distribución de los distintos nervios aferentes y eferentes de la médula espinal también va
desarrollándose.
Esto permite la adecuada distribución de los mismos por toda la piel, por lo que existe una
correspondencia directa entre estas regiones cutáneas y la médula espinal.
Este hecho tiene importancia clínica para diversas enfermedades, ya que facilita el
diagnóstico topográfico y etiológico de dichas condiciones.
En el cuerpo humano encontramos un total de 30 dermatomas (las raíces nerviosas son 31,
pero C1 no tiene una raíz nerviosa sensitiva) y para distinguirlos más fácilmente vamos a
nombrarlos en función de la raíz nerviosa a la que se asocia.
Dermatomas vinculados a las raíces cervicales y torácicas.
C7- parte superior de la espalda, parte posterior del brazo, dedos índice y medio de la mano
C8-parte superior de la espalda, parte interior del brazo, dedos meñique y anular de la
mano.
Dermatomas torácicos
Son 12:
1- parte superior del pecho y la espalda, axila, parte delantera del brazo.
Dermatomas lumbare
Dermatomas conectados a las raíces lumbares y sacras. Imagen creada a partir de las
imágenes de SERVIER MEDICAL ART
L1- parte baja de la espalda, caderas, ingle.
Dermatomas.
La principal utilidad de los dermatomas en la práctica clínica es la existencia del dolor
referido. Este es un concepto que se aplica a la sensación de dolor que afecta a un
determinado dermatoma pero que realmente refleja la afección de algún órgano interno o
de la integridad del nervio desde su origen hasta su final.
En este caso, existen numerosas patologías que pueden producir dolor referido.
Las radiculopatías y mielopatías pueden ser provocadas por varias condiciones, como las
hernias discales.
En estos casos, las alteraciones de la función sensitiva son relevantes y, dependiendo
del dermatoma, es posible identificar clínicamente cuál es la localización inicial de la
lesión, ya que cada dermatoma se corresponde con un segmento medular específico.
Algunos virus tienen afinidad por estructuras nerviosas, entre los que destaca el herpes
zoster, el cual suele encontrarse latente en los nervios y ganglios luego de una infección
primaria, proliferando mucho tiempo después ante cualquier estímulo estresante.
En estos casos, la afección de los nervios se hace evidente, provocando erupciones
cutáneas en forma de vesículas muy características asociadas a dolor intenso.
De hecho, la observación minuciosa de los pacientes afectados por el virus del herpes
zoster hecha por el neurólogo británico Henry Head (1861-1940) permitió la descripción
inicial de los dermatomas.