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ótesis, conjeturas o afirmaciones referidos a un determinado problema.

En el contexto de
justificación, en cambio, se inscribe todo lo relativo a la validación del conocimiento
científico, esto es, las proposiciones hipotéticas desarrolladas en la etapa anterior (contexto
del descubrimiento) son puestas a prueba. Desde otro punto de vista puede decirse que se
trata del contexto propio de la objetividad, y es en éste donde se instrumentan los medios
para llevar a cabo las investigaciones por medio de la metodología elegida. El problema de
la legitimación o validación de las hipótesis teóricas dentro de una teoría, a fin de
considerarlas como conocimiento genuino, implica un problema central en el mundo
científico. Se argumenta que son siempre conjeturas, ya que es sumamente difícil saber si
son verdaderas y establecer, en consecuencia, si constituyen conocimiento o no. El
presente mundo científico medianamente coincide en que no es posible verificar hipótesis,
en el sentido de probar su verdad, pero que se podría en cambio refutarlas, entendiendo por
ello la prueba de su falsedad. El carácter universal de las hipótesis centrales de una teoría
impide una demostración de su verdad, pero justamente por esa misma universalidad está
expuesta permanentemente a refutación, pues un solo caso en contrario de una afirmación
universal, es prueba suficiente respecto de su falsedad. A estas consideraciones se le
agrega el hecho que la complejidad de las estructuras de las teorías hace también compleja
su refutación. Las teorías son parte componente de una disciplina pero no las abarcan
totalmente: en forma simultánea y/o sucesiva en cada disciplina se encuentran varias de
ellas. En ocasiones existen teorías rivales que explican los mismos fenómenos, pero
utilizando argumentaciones diferentes, e inclusive incompatibles. En otras ocasiones existen
teorías compatibles y complementarias, pero referidas a distintos fenómenos y procesos
empíricos. Pero también es posible encontrar el caso de teorías parcialmente rivales (donde
coinciden en algunos aspectos y rivalizan en otros), teorías hegemónicas que subsumen
demás teorías y, por ende, concentran toda la actividad de una disciplina en un momento
dado, y teorías que presuponen otras teorías. Dentro de las ciencias fácticas, se ha
discutido mucho respecto de las características particulares de las ciencias sociales y las
ciencias naturales, ya que durante gran cantidad de años se le exigían a las primeras, al
igual que lo que sucede en las naturales, la formulación de leyes universales acerca de la
relación entre fenómenos, de manera que sus enunciados pudieran comprobarse con
idéntico resultado, todas las veces que fueran sometidos a prueba. Lógicamente estas
características de las leyes naturales no son totalmente extensivas a las leyes sociales. De
la misma manera se especulaba con una metodología y lógica diferentes para su aplicación
a las ciencias sociales. Las regularidades estudiadas por las ciencias sociales no pueden
(por la propia naturaleza de su objeto de estudio) reunir las características de las
estudiadas, por ejemplo, por la física. En ciencias sociales no se trabaja con determinismos
causales, sino con situaciones conformadas por múltiples relaciones de componentes de
sistemas sociales, con un conjunto de diversas fuerzas interactuantes. Es allí donde se
produce el sentido que debe ser interpretado por el investigador social. Las ciencias
sociales no son exactas como las formales y tampoco son causales como las naturales,
pero son rigurosas como cualquier actividad que se pretenda científica. Cualquier disciplina
que no emplee el método científico o si no busca o utiliza regularidades, es una Status
epistemológico de la Administración Papel de trabajo para la cátedra de Administración
General de la FCE UBA Autor: Dr. Jorge Roberto VolpentestaPágina 9 protociencia, es no
científica o es una pseudociencia. Vale decir que la diferencia está en la ciencia y en la
no-ciencia, y no entre ciencias naturales y sociales (Bunge, 1999). 4. La técnica El término
“técnica” deriva del griego (“tekhné”) y denota, tanto en la antigüedad como en la actualidad,
el mismo referente: técnica es un medio para alcanzar un fin, representa un accionar del
hombre para transformar algún aspecto de la realidad. La técnica representa entonces un
ámbito de conocimiento que tiene finalidad propia, teleológicamente orientada en su
accionar sobre la realidad. La técnica refiere inicialmente a un sistema o conjunto de
procedimientos que se desarrollan para lograr un determinado fin. Pero también refiere a la
habilidad en la utilización de los medios técnicos. Un hacha es un medio para cortar un
árbol, pero también se puede hablar de la técnica de los hacheros para cortar árboles. En
este último caso se hace hincapié en la capacidad de las personas que activan esos
medios. Hay técnicas muy diversas y algunas de ellas muy antiguas, tales como el curtido
de pieles, la agricultura, la alfarería, la preparación de alimentos. Este tipo de técnicas tiene
su basamento en el sentido común, en el conocimiento natural. En tanto, existen técnicas
que tienen su base teórica en el conocimiento científico, tratándose entonces en estos
casos de tecnologías. Por lo tanto, se entiende por técnica a la transformación de elementos
o procesos naturales o sociales, cuando dicha transformación se realiza basándose en el
conocimiento natural o de sentido común. Y por tecnología, a la transformación de
elementos naturales o sociales, cuando tienen por base al conocimiento científico,
entendiéndose que la transferencia de conocimientos no es automática, ya que la
tecnología siempre agrega algún conocimiento nuevo. En los enunciados técnico y
tecnológico coexisten elementos informativos y elementos prescriptivos, ya que producen
reglas que generan diferentes cursos de acción. Dichas acciones persiguen tres fines con
vinculaciones entre ellos: pueden buscar prevenir o evitar ciertos hechos, como también
modificarlos o controlarlos, o bien crear ciertos productos o artefactos. Por lo tanto, las
diferencias con la ciencia son evidentes, ya que mientras ésta estudia el mundo para saber
y conocer más, la tecnología crea formas para cambiarlo haciéndolo más eficiente, saltando
racionalmente la brecha entre el es y el debería (Bunge 1999). En tanto en la ciencia el
cambio intencionado, tal como se produce en un experimento, resulta un medio para lograr
nuevos conocimientos, en la tecnología el conocimiento es utilizado para operar sobre la
realidad. Vale decir, que mientras en la ciencia se trabaja sobre problemas epistémicos (con
problemas que sólo existen en la mente del científico), los tecnólogos tratan sobre
cuestiones prácticas y objetivas del mundo real. Entre la ciencia y la tecnología existe una
interrelación constante y sinérgica. Mientras la ciencia brinda a la tecnología basamento
teórico para sus actuaciones sobre la realidad, la tecnología hace permanentes aportes a la
ciencia, ya sea a través del planteamiento de novedosas problemáticas así como en el
desarrollo de nuevo herramental de exploración, tales como los radares, telescopios,
microscopios, y una innumerable cantidad de recursos que permiten la ampliación de la
observación, la experimentación y la investigación

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