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DERECHO DE MUERTE Y PODER SOBRE LA VIDA(89)

FOUCAULT, MICHEL

El pater familias de la familia romana tenia derecho de vida y muerte. Esto se transforma
en el derecho del soberano de hacer morir para defender el castillo. Ahora se convierte en el
derecho de administrar la vida (que aparece como complemento del inmenso poder de
muerte actual: armamento).

Este bio-poder consiste en dos técnicas de administración: la concepción del cuerpo como
máquina (anatomía política del cuerpo –escuela, cuartel, educación, aprovechamiento-
humano y la concepción del cuerpo-especie, a través de una biopolítica de la población.

El dispostivo de sexualidad es uno de los arreglos más importantes que constituyen la gran
tecnología del poder.

El bio-poder es un elemento indispensable en el desarrollo del capitalismo (control de los


cuepor y de la población). La diferencia con épocas anteriores no es el contacto entre vida e
historia (que había habido siempre a través del hambre y las epidemias), sino que “por
primera vez en la historia, lo biológico se refleja en lo político; (....) el hecho de vivir pasa
en parte al campo de control del saber y de intervención del poder”. Ahora en la política se
juega la misma vida de ser viviente, modo de ser de la vida (....)”1.

La ley, sin desaparecer, se integra dentro de la norma, dentro de la sociedad normalizadora,


que es otra consecuencia del biopoder.

Contra este poder las fuerzas que resisten se apoyaaron en lo que aquél invadía (en la vida
del hombre en tanto que ser viviente, lo que se reivindica es la vida, entendida como el
conjunto de las necesidades fundamentales, cumplimiento de sus virtualidades,...)

El sexo es importante en tanto que es el “pozo” del juego político: forma parte de las dos
técnicas señaladas: acceso a la vida del cuerpo y a la vida de la especie.

“Por ello, en el s. XIX la sexualidad es perseguida hasta en el más ínfimo detalle de


las existencias” (Freud la persigue en la niñez, en la génesis de la historia o en la
etiología de la locura) “pasa a ser la cifra de la invidualidad lo que hace posible
analizarla y por tanto amaestrarla”.

También se convierte en tema de operaciones políticas (campañas ideológicas de


moralización o responsabilización)...

En las sociedades clásicas el símbolo era la sangre y el poder habla a través de la sangre, tal
como ahora lo es el sexo. Aunque ahora no es bien bien el símbolo, sino el objeto o blanco
de la política: el poder habla de la sexualidad y a la sexualidad. Así se pasa de la simbólica
de la sangre a la analítica de la sexualidad. La simbólica de la sangre implica la muerte, la

1
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transgresión, la simbología y la soberanía, mientras que la analítica de la sexualidad implica
la norma, el saber, la vida, el sentido, las disciplinas y las regulaciones. Si antes todo era
símbolo de casta o raza, ahora la raza se perfecciona (analítica) mediante la manipulación
sexual2.

El psicoanálisis está, en principio, en contra de la adminsitración y control (por parte del


poder) del sexo, por eso pone la ley como principio de la sexualidad. Pero hay que pensar el
dispositivo de sexualidad a partir de las técnicas de poder que le son contemporáneas. El
sexo es una función, pero también es un instinto, o bien constituye la ley de la realidad pero
también forma parte de la economía del placer.

“La teoría así engendrada ejerció en el dispositivo de la sexualidad cierto número de


funciones que la tornaron indispensable...”

1. “La noción de “sexo” permitió agrupar en una unidad artificial elementos anatómicos,
funionales, biológicos, conductas, sensaciones, placeres y permitó el funcionamiento como
principio causal de esa misam unidad ficticia y también como sentido omnipresente secreto
a descubrir en todas partes. Así pues, el sexo pudo funcionar como significante único y
significado universal”.

2. Al tener el saber sobre el sexo la vecindad de la científica biología de la reporducción,


ciertos contenidos de la biología y la fisiología pudieron servir de principio científico de
normalidad para la sexualidad humana.

3. La idea del “sexo” permite pensar el poder sólo como ley y prohibición. No hay que
pensar un sexo autónomo que produzca la sexualidad, sino un poder que utiliza el sexo
dentro de su organización de la sexualidad, de su apoderamiento de los cuerpos.

4. Hay una función que atraviesa las otras: el sexo es el principio por el cual accedemos a
nuestra propia inteligibilidad (puesto que está encubierto y es productor de sentido), a la
totalidad del cuerpo (lo representa simbólicamente y a la identidad (el psicoanalista se
encarga de elaborar nuestra propia historia).

El dispositivo de la sexualidad consiste en que el sexo bien vale la muerte (en el sentido
que el amor lo valía para los románticos). Es un dispositivo de que usa la sexualidad para
invadir la vida: se instituye la deseabilidad del sexo.

“Por eso no hay que referir a la instancia del sexo una historia de la sexualidad sino
mostrar como el sexo se encuentra bajo la dependencia de la sexualidad”3.

“Contra el dispositivo de sexualidad, el punto de apoyo del contraataque no debe ser


el sexo-deseo, sino los cuerpos y los placeres”4.

¿Qué cuerpos y qué placeres? Usted sabrá.


2
Foucault pone como ejemplo los intentos de eugenesia hitleriana.
3
p. 190.
4
p. 191.
“Quizás algún día la gente se asombrará...quizás se sonreirá, recordando que esos
hombres que nosotros habremos sido creían que en el dominio sexual residía una
verdad al menos tan valiosa como la que ya habían pedido a la tierra, a las estrellas
y a las formas puras de su pensamiento”.

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