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Módulo 17: Práctica Forense Civil y Mercantil
Módulo 17: Práctica Forense Civil y Mercantil
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Guía de actividades
Módulo 17
Práctica forense civil y mercantil
Unidad 1
Juicio ordinario civil y mercantil
Sesión 1
Competencia, organización jurisdiccional
y órganos auxiliares
Texto de apoyo
Índice
Presentación.......................................................................................................................................... 3
Fundamentos constitucionales del Derecho Procesal Civil y Mercantil .................................................. 4
La competencia jurisdiccional de la materia civil y mercantil .................................................................. 7
La competencia por territorio .............................................................................................................. 8
La competencia por cuantía ............................................................................................................. 12
La competencia por grado ................................................................................................................ 13
Supletoriedad del Derecho Civil ........................................................................................................... 14
Organización y sedes judiciales ........................................................................................................... 16
Órganos auxiliares del Derecho Civil y Mercantil ................................................................................. 18
Registro Público de la Propiedad y del Comercio ............................................................................. 19
Archivos generales de notarías ........................................................................................................ 21
Correduría Pública ........................................................................................................................... 22
Cierre................................................................................................................................................... 23
Fuentes de consulta ............................................................................................................................ 24
Presentación
En esta sesión identificarás la competencia de las autoridades que imparten justicia en el Derecho Civil
y Mercantil, la estructura jerárquica de dichos órganos, así como las similitudes y diferencias entre
ambas materias.
Asimismo, la presente sesión introduce el estudio de los procesos ordinario civil y mercantil, que serán
analizados de forma paralela en esta unidad, considerando que son los grandes ejes del Derecho
Procesal en su materia, pues en ellos se contiene la mayor carga normativa sobre cada fase del
proceso (postulatoria, probatoria, de alegatos y sentencia, ejecución de sentencia y recursos) y que
sirven de base para los procesos especiales, como los juicios ejecutivos, sucesorios, hipotecarios,
entre otros.
A lo anterior se suma que al proceso ordinario mercantil (juicio) se aplican supletoriamente las normas
del Proceso Ordinario Civil Federal. No obstante, el proceso ordinario civil no será analizado con base
en el Código Federal de Procedimientos Civiles, sino en el Código de Procedimientos Civiles para el
Distrito Federal, a causa del desuso en que ha quedado la ley procesal federal, y a que la mayoría de
las legislaciones procesales civiles de las entidades federativas toman como referencia las
normatividades del extinto Distrito Federal.
Ninguna persona podrá hacerse justicia por sí misma, ni ejercer violencia para reclamar su derecho.
Toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por tribunales que estarán expeditos para
impartirla en los plazos y términos que fijen las leyes, emitiendo sus resoluciones de manera pronta,
completa e imparcial. Su servicio será gratuito, quedando, en consecuencia, prohibidas las costas
judiciales.
Siempre que no se afecte la igualdad entre las partes, el debido proceso u otros derechos en los juicios o
procedimientos seguidos en forma de juicio, las autoridades deberán privilegiar la solución del conflicto
sobre los formalismos procedimentales.
En tanto a través de los órganos de justicia del Estado se tramitan los litigios conforme a la
competencia correspondiente, debe considerarse que su presentación se lleva a cabo con reglas
previas y claras para todas las partes intervinientes, principalmente para quien exige un derecho
(actor) como para quien se defiende de la demanda (demandado).
Por mandato constitucional hay etapas que deben existir en cualquier materia y tipo de proceso, sea
ordinario, ejecutivo, hipotecario, de arrendamiento, controversia del orden familiar, etcétera. Tales
etapas son llamadas formalidades esenciales del proceso, conocidas también como garantía o
derecho de audiencia. De tal modo, se puede afirmar que el fundamento constitucional del juicio
ordinario civil (y en general cualquier “juicio”, propiamente proceso) se encuentra señalado en el
artículo 14 constitucional, que en su segundo párrafo indica:
Nadie podrá ser privado de la libertad o de sus propiedades, posesiones o derechos, sino mediante juicio
seguido ante los tribunales previamente establecidos, en el que se cumplan las formalidades esenciales
del procedimiento y conforme a las leyes expedidas con anterioridad al hecho.
Sin embargo, no parece exagerado afirmar que la mayoría de los abogados y autores
hablan de “juicios” en vez de procesos, de modo que, hecha la salvedad, se usarán
indistintamente ambas expresiones como sinónimas, aunque no lo son.
DERECHO AL DEBIDO PROCESO. SU CONTENIDO. Dentro de las garantías del debido proceso existe un
"núcleo duro", que debe observarse inexcusablemente en todo procedimiento jurisdiccional, y otro de
garantías que son aplicables en los procesos que impliquen un ejercicio de la potestad punitiva del
Estado. Así, en cuanto al "núcleo duro", las garantías del debido proceso que aplican a cualquier
procedimiento de naturaleza jurisdiccional son las que esta Suprema Corte de Justicia de la Nación ha
identificado como formalidades esenciales del procedimiento, cuyo conjunto integra la "garantía de
audiencia", las cuales permiten que los gobernados ejerzan sus defensas antes de que las autoridades
modifiquen su esfera jurídica definitivamente. Al respecto, el Tribunal en Pleno de esta Suprema Corte de
Justicia de la Nación, en la jurisprudencia P./J. 47/95, publicada en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, novena época, tomo II, diciembre de 1995, página 133, de rubro: "FORMALIDADES
ESENCIALES DEL PROCEDIMIENTO. SON LAS QUE GARANTIZAN UNA ADECUADA Y OPORTUNA DEFENSA PREVIA AL
ACTO PRIVATIVO", sostuvo que las formalidades esenciales del procedimiento son: (i) la notificación del
inicio del procedimiento; (ii) la oportunidad de ofrecer y desahogar las pruebas en que se finque la
defensa; (iii) la oportunidad de alegar; y, (iv) una resolución que dirima las cuestiones debatidas y cuya
impugnación ha sido considerada por esta Primera Sala como parte de esta formalidad. Ahora bien, el
otro núcleo es identificado comúnmente con el elenco de garantías mínimas que debe tener toda
persona cuya esfera jurídica pretenda modificarse mediante la actividad punitiva del Estado, como
ocurre, por ejemplo, con el derecho penal, migratorio, fiscal o administrativo, en donde se exigirá que se
hagan compatibles las garantías con la materia específica del asunto. Por tanto, dentro de esta categoría
de garantías del debido proceso, se identifican dos especies: la primera, que corresponde a todas las
personas independientemente de su condición, nacionalidad, género, edad, etcétera, dentro de las que
están, por ejemplo, el derecho a contar con un abogado, a no declarar contra sí mismo o a conocer la
causa del procedimiento sancionatorio; y la segunda, que es la combinación del elenco mínimo de
garantías con el derecho de igualdad ante la ley, y que protege a aquellas personas que pueden
encontrarse en una situación de desventaja frente al ordenamiento jurídico, por pertenecer a algún grupo
vulnerable, por ejemplo, el derecho a la notificación y asistencia consular, el derecho a contar con un
traductor o intérprete, el derecho de las niñas y los niños a que su detención sea notificada a quienes
ejerzan su patria potestad y tutela, entre otras de igual naturaleza (Tesis: 1a./J. 11/2014 [10a]).
Naturalmente que la Constitución no establece cómo ha de hacerse una demanda o una notificación,
pues esta tarea, en torno a la pormenorización de las reglas en cada tipo de proceso, le corresponde al
legislador ordinario en los códigos de procedimientos.
Si bien hay casos, como por ejemplo la Ley Federal del Trabajo o el Código de
Comercio, en los cuales se contiene la parte sustantiva y adjetiva, también es de
hacerse notar que ambas normas son de aplicación federal, pues son materias que
por mandato del artículo 73 constitucional debe legislar el Congreso General
(Congreso de la Unión).
El Derecho constituye una unidad que se divide por materias para fines didácticos y de aplicación. Así,
se habla de Derecho Sustantivo, que son las normas que determinan supuestos en las diversas
materias jurídicas, mientras las normas adjetivas o Derecho Adjetivo responden a la pregunta sobre
cómo hacerlo. Lo anterior explica que, si hay un derecho sustantivo civil, existe un derecho procesal
civil.
En el caso de la materia civil, las normas sustantivas y adjetivas se encuentran en cuerpos normativos
distintos, pero en el caso del Derecho Mercantil, existen varios cuerpos normativos sustantivos como el
Código de Comercio, la Ley de Títulos y Operaciones de Crédito, la Ley del Contrato de Seguro,
etcétera, y, dentro del mismo Código de Comercio, existen también normas adjetivas en las que se
regulan distintos tipos de proceso.
Tanto en Derecho Civil como en Mercantil, existe una vía llamada “ordinaria”, cuyo nombre implica que
esa es por regla general la vía en la que deben plantearse las demandas. Asimismo, la existencia de la
vía ordinaria señala que, por razones de conveniencia social, el legislador ha establecido otras vías
para plantear las demandas, las cuales son vías “especiales”, pues tienen particularidades respecto a
la ordinaria.
Como su nombre lo indica, las vías ordinarias detallan las generalidades que debe seguir un proceso
y, por ello, primero debe conocerse la vía ordinaria, también porque las reglas de los procesos
ordinarios son aplicables supletoriamente a los procesos especiales.
El pueblo ejerce su soberanía por medio de los Poderes de la Unión, en los casos de la competencia de
éstos, y por los de los Estados y la Ciudad de México, en lo que toca a sus regímenes interiores, en los
términos respectivamente establecidos por la presente Constitución Federal y las particulares de cada
Estado y de la Ciudad de México, las que en ningún caso podrán contravenir las estipulaciones del Pacto
Federal.
Hablar de competencia en materia jurisdiccional es hacer referencia al tipo de asuntos sobre los que
un juzgador tiene autorización legal para conocer. Así, hay competencia con base en distintos criterios,
por ejemplo, por materia, territorio, grado, cuantía y hasta por razón del turno, como apreciarás a
continuación.
Esta aclaración da lugar a la siguiente frase: “Todo juez ejerce jurisdicción, pero no
todo juez es competente”.
La competencia por materia, territorio, grado o cuantía se denomina competencia objetiva, ya que los
criterios para determinar si un juez es o no competente no responden a si éste quiere o puede dirimir el
litigio, sino de aspectos determinados en las normas de Derecho Positivo que no dependen del
juzgador.
En cambio, cuando por sus circunstancias personales, un juez carece de objetividad para conocer de
un litigio por ser familiar de una de las partes, tener estrecha amistad o enemistad con alguno de los
litigantes (por mencionar algunas causas), se dice que carece de competencia subjetiva, pues incurren
en él aspectos subjetivos que afectan su imparcialidad y, en tal caso, aunque sea competente por
razones objetivas, debe declararse impedido para conocer de ese litigio en particular.
Para Kisch, la competencia puede ser comprendida de dos maneras: “en sentido objetivo [como] el
sector de negocios del tribunal; en sentido subjetivo [como] la facultad y el deber del mismo de resolver
determinados negocios” (1940:59). Por lo tanto, la competencia es el lugar que la ley reconoce para
que el juzgador pueda ejercer sus facultades hacia el conocimiento de los asuntos administrativos o
judiciales.
La competencia por territorio es la facultad que tiene un juez para conocer y resolver de un litigio
dentro de un espacio geográfico determinado, que corresponde al ámbito espacial de validez de una
norma. Es decir, cada juzgado o tribunal tiene su esfera territorial de competencia.
Al respecto, el Código Federal de Procedimientos Civiles señala lo siguiente sobre este tipo de
competencia:
I.- El del lugar que el demandado haya señalado para ser requerido judicialmente sobre el cumplimiento
de su obligación.
II.- El del lugar convenido para el cumplimiento de la obligación.
III.- El de la ubicación de la cosa, tratándose de acciones reales sobre inmuebles o de controversias
derivadas del contrato de arrendamiento. Si las cosas estuvieren situadas en, o abarcaren dos o más
circunscripciones territoriales, será competente el que prevenga en el conocimiento del negocio.
IV. El del domicilio del demandado, tratándose de acciones reales sobre muebles o de acciones
personales, colectivas o del estado civil.
V.- El del lugar del domicilio del deudor, en caso de concurso.
[…]
VI.- El del lugar en que haya tenido su domicilio el autor de la sucesión, en la época de su muerte,
tratándose de juicios hereditarios; a falta de ese domicilio, será competente el de la ubicación de los
bienes raíces sucesorios, observándose, en lo aplicable, lo dispuesto en la fracción III. A falta de
domicilio y bienes raíces, es competente el del lugar del fallecimiento del autor de la herencia.
VIII.- En los actos de jurisdicción voluntaria, salva disposición contraria de la ley, es juez competente el
del domicilio del que promueve; pero, si se trata de bienes raíces, lo es el del lugar en que estén
ubicados, observándose, en lo aplicable, lo dispuesto en la fracción III.
Cuando haya varios tribunales competentes conforme a las disposiciones anteriores, en caso de conflicto
de competencias se decidirá a favor del que haya prevenido en el conocimiento, y
IX - Tratándose de juicios en los que el demandado sea indígena, será juez competente el del lugar en el
que aquél tenga su domicilio; si ambas partes son indígenas, lo será el juez que ejerza jurisdicción en el
domicilio del demandante.
Artículo 25.- En los negocios relativos a la tutela de los menores o incapacitados, es juez competente el
de la residencia del menor o incapacitado.
Artículo 26.- Para suplir el consentimiento del que ejerza la patria potestad, y para conocer de los
impedimentos para contraer matrimonio, es juez competente el del lugar en que hayan presentado su
solicitud los pretendientes.
Artículo 27.- Para suplir la licencia marital y para conocer de los juicios de nulidad del matrimonio, es juez
competente el del domicilio conyugal. El propio juez es competente para conocer de los negocios de
divorcio y, tratándose de abandono de hogar, lo será el del domicilio del cónyuge abandonado.
Artículo 29.- Cuando, en el lugar en que haya de seguirse el juicio, hubiere dos a más tribunales
federales, será competente el que elija el actor.
Las disposiciones del presente título se aplicarán al arbitraje comercial nacional, y al internacional
cuando el lugar del arbitraje se encuentre en territorio nacional, salvo lo dispuesto en los tratados
internacionales de que México sea parte o en otras leyes que establezcan un procedimiento distinto o
dispongan que determinadas controversias no sean susceptibles de arbitraje.
En México, al existir tribunales federales, existen jueces que aplican normas federales, tal es el caso
de los jueces de distrito, que conocen de los litigios en los que se aplica el Código de Comercio. No
obstante, precisamente porque dicha materia es aplicable en todo el territorio nacional, puede ser
impartida por jueces federales y locales. De tal suerte que si en una demanda se pretende el cobro de
un pagaré, puede presentarse tanto ante un juez federal como ante un local. A eso se le conoce
comúnmente como “jurisdicción concurrente”, aunque lo correcto es competencia concurrente, porque
para aplicar esa norma sustantiva federal están facultados tanto los jueces federales como los locales.
Al respecto se ha emitido la siguiente jurisprudencia:
JURISDICCIONAL DEL TRIBUNAL FEDERAL O LOCAL DE SU ELECCIÓN. Del artículo 104, fracción I, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, deriva que las controversias del orden mercantil
suscitadas sobre el cumplimiento y aplicación de leyes federales en las que sólo se afecten intereses
particulares, la jurisdicción es concurrente y, por tanto, pueden conocer del juicio tanto los juzgados y
tribunales federales como los locales del orden común, a elección del actor. Por otra parte, de los
artículos 1092 y 1093, del Código de Comercio, se advierte que en los asuntos de carácter mercantil será
competente el juez a quien los litigantes se hubieren sometido expresa o tácitamente (cláusula de
sumisión expresa) y que hay sumisión expresa cuando los interesados renuncian clara y
terminantemente al fuero que la ley les concede. Ahora bien, cuando en un contrato mercantil se
establece que las partes pactan someterse a la competencia de los tribunales de la ciudad en la que se
celebró, pero omiten señalar el fuero de dichos tribunales, en tal caso se alude a una cuestión de
competencia territorial que no delimita el carácter de la jurisdicción de los órganos jurisdiccionales, aun
cuando en el lugar donde se celebró el acuerdo de voluntades sólo resida el juez del orden común, ya
que si no se señaló el fuero del tribunal a cuya competencia se someten resultan igualmente
competentes los del fuero federal que los del local, pues ambos tienen jurisdicción en ese territorio. Por
tanto, si en un contrato mercantil sólo se dice que las partes se someten a la jurisdicción del juez de
determinado lugar sin especificar su fuero, debe quedar a salvo el derecho del actor para acudir al
tribunal federal o local de su elección (Tesis: 1a./J. 17/2010).
Respecto a este tipo de competencia, el Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal (hoy
Ciudad de México), en su artículo 157 y los artículos 201, fracción XIX; 50, fracción VIII y 71 de la Ley
Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, establecen las bases para determinar la
competencia por razón de la cuantía del negocio.
Artículo 157.- Para determinar la competencia por razón de la cuantía del negocio, se tendrá en cuenta
únicamente la suerte principal económica reclamada, sin que sean de tomarse en consideración
intereses y demás accesorios reclamados. Tratándose de acciones personales en donde no se reclame
una prestación económica, la competencia por cuantía la determinará el valor del negocio materia de la
controversia. Cuando se trate de arrendamiento o se demande el cumplimiento de una obligación
consistente en prestaciones periódicas, se computará el importe de las prestaciones en un año, a no ser
que se tratare de prestaciones vencidas, en cuyo caso se estará a lo dispuesto en la primera parte de
este artículo.
El importe límite para considerar un asunto como de cuantía menor se determina por el Consejo de la
Judicatura, quien al inicio del año lo hace público en su Boletín Judicial.
Con la reforma al artículo 1340 del Código de Comercio, se establecen como de cuantía menor los
negocios cuya suerte principal reclamada sea de hasta $539,756.58, que es una cantidad que se ha
actualizado para el año de acuerdo con el Boletín Judicial del 8 de enero de 2018. El importe se
actualiza año con año y se publica por el mismo medio.
El mismo criterio por cuantía se establece en el Código de Comercio en los siguientes artículos:
Los jueces civiles de paz (tal como se llamaron en otro tiempo a los jueces actuales
de cuantía menor), pueden conocer de los asuntos en materia civil y mercantil
atendiendo a lo dispuesto por los códigos de procedimientos civiles de los estados y
federal, así como por el Código de Comercio, la Ley Orgánica del Tribunal Superior
de Justicia del Distrito Federal y demás normatividad aplicable en las entidades
federativas.
Llamamos grado a la jerarquía de los órganos jurisdiccionales, de modo que los jueces de primer
grado (o primera instancia), son ante quienes se presentan las demandas para iniciar el proceso o
juicio.
Una vez que se dicta sentencia definitiva en la primera instancia (la que resuelve la litis planteada), se
procederá (si es el caso), con el recurso de apelación. Los jueces que conocen de este último, por su
grado, se denominan magistrados, que corresponden a la autoridad de un tribunal de mayor jerarquía
llamado sala y, eventualmente, la sentencia definitiva que se dicta en la sala podrá ser recurrida en
amparo, del cual conocen los magistrados federales.
Cabe señalar que en los asuntos de cuantía menor no se procede con el recurso de
apelación.
Como puedes apreciar, los procesos siguen una serie de instancias, de modo que es ante los jueces
de primera instancia que se presentan las demandas, ellos son los competentes y no sus superiores,
en tanto que son los magistrados de salas, quienes conocen de las apelaciones, no los jueces de
primera instancia. A eso se refiere que un juzgador sea competente por grado y, se regula, en el caso
de la Ciudad de México, por los artículos 143 a 169 del Código de Procedimientos Civiles y 50 en
relación con el artículo 43 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal,
para la materia civil y mercantil. Y en materia mercantil por los artículos 1090 a 1122 del Código de
Comercio.
La supletoriedad significa que cuando un cuerpo normativo no regule una determinada figura o lo haga
de manera deficiente, para colmar ese vacío debe acudirse a alguna otra normatividad y así resolver
un hecho jurídico.
En general, los artículos 1858 y 1859 del Código Civil Federal establecen que las reglas en materia de
contratos (para todo acto jurídico), son aplicables a todos los actos jurídicos de otras materias. Esto se
corrobora con el artículo 2 del Código de Comercio, que establece que a los actos de comercio les
serán aplicables supletoriamente las disposiciones del derecho común, o sea, el Código Civil.
Si esto es en materia sustantiva, en materia adjetiva el propio artículo 1054 del código en comento
establece que a los procesos mercantiles serán aplicable supletoriamente las normas del Código
Federal de Procedimientos Civiles y a falta de éstas (pues dicho ordenamiento es ya obsoleto y
deficiente), serán aplicables las leyes procesales civiles de las entidades federativas.
…cuando existiendo una figura jurídica en un ordenamiento legal, ésta no se encuentra regulada en
forma clara y precisa, [será] necesario acudir a otro cuerpo de leyes para determinar sus
particularidades.
Asimismo, la supletoriedad de leyes aplica solo para integrar una omisión en la Ley o para interpretar sus
disposiciones en forma que se integre con principios generales contenidos en otras leyes; cuando la
referencia de una ley a otra es expresa, debe entenderse que la aplicación de la supletoria se hará en los
supuestos no contemplados por la primera ley que la complementará ante posibles omisiones o para la
interpretación de sus disposiciones. Por ello, la referencia a leyes supletorias es la determinación de las
fuentes a las cuales una ley acudirá para deducir sus principios y subsanar sus omisiones (CGCDMX, s.
f.).
Sobre la supletoriedad del Derecho y los requisitos para que ésta opere, se señala lo estipulado en las
siguientes jurisprudencias:
SUPLETORIEDAD DE LEYES. CUÁNDO SE APLICA. La supletoriedad sólo se aplica para integrar una omisión en
la ley o para interpretar sus disposiciones en forma que se integre con principios generales contenidos en
otras leyes. Cuando la referencia de una ley a otra es expresa, debe entenderse que la aplicación de la
supletoria se hará en los supuestos no contemplados por la primera ley que la complementará ante
posibles omisiones o para la interpretación de sus disposiciones. Por ello, la referencia a leyes
supletorias es la determinación de las fuentes a las cuales una ley acudirá para deducir sus principios y
subsanar sus omisiones. La supletoriedad expresa debe considerarse en los términos que la legislación
la establece. De esta manera, la supletoriedad en la legislación es una cuestión de aplicación para dar
debida coherencia al sistema jurídico. El mecanismo de supletoriedad se observa generalmente de leyes
de contenido especializado con relación a leyes de contenido general. El carácter supletorio de la ley
resulta, en consecuencia, una integración, y reenvío de una ley especializada a otros textos legislativos
generales que fijen los principios aplicables a la regulación de la ley suplida; implica un principio de
economía e integración legislativas para evitar la reiteración de tales principios, por una parte, así como
la posibilidad de consagración de los preceptos especiales en la ley suplida (Tesis: I.3o.A. J/19).
SUPLETORIEDAD DE LAS LEYES. REQUISITOS PARA QUE OPERE. La aplicación supletoria de una ley respecto
de otra procede para integrar una omisión en la ley o para interpretar sus disposiciones en forma que se
integren con otras normas o principios generales contenidos en otras leyes. Así, para que opere la
supletoriedad es necesario que: a) el ordenamiento legal a suplir establezca expresamente esa
posibilidad, indicando la ley o normas que pueden aplicarse supletoriamente, o que un ordenamiento
establezca que aplica, total o parcialmente, de manera supletoria a otros ordenamientos; b) la ley a suplir
no contemple la institución o las cuestiones jurídicas que pretenden aplicarse supletoriamente o, aun
estableciéndolas, no las desarrolle o las regule de manera deficiente; c) esa omisión o vacío legislativo
haga necesaria la aplicación supletoria de normas para solucionar la controversia o el problema jurídico
planteado, sin que sea válido atender a cuestiones jurídicas que el legislador no tuvo intención de
establecer en la ley a suplir; y, d) las normas aplicables supletoriamente no contraríen el ordenamiento
legal a suplir, sino que sean congruentes con sus principios y con las bases que rigen específicamente la
institución de que se trate (Tesis: 2a. XVIII/2010).
Hay leyes que aun cuando no hayan sido dictadas para asuntos de comercio son, sin embargo,
especiales aplicaciones de principios más generales y que en el derecho civil tienen otras aplicaciones
particulares, que pueden reputarse como comunes, que aunque se apliquen en asuntos mercantiles, no
regulan principal o directamente éstos, se aplican supletoriamente pero no transforman el precepto civil
en ley mercantil (1985:39).
A falta de disposiciones de este ordenamiento y las demás leyes mercantiles, serán aplicables a los
actos de comercio las del derecho común contenidas en el Código Civil aplicable en materia federal.
Por lo anterior, siempre habrá una ley supletoria que contemple lo que la principal no, en razón de
siempre impartir la justicia que el Estado está obligado en apego al Derecho, sin dejar desprotegida la
esfera jurídica de las partes.
Existen muchos juzgados y tribunales en México, por lo cual es importante realizar distinción de los
mismos. Primeramente, se encuentra el Poder Judicial Federal encabezado por la Suprema Corte de
Justicia de la Nación (SCJN), seguido por los Plenos de Circuito, Tribunales Colegiados de Circuito,
Tribunales Unitarios de Circuito y Juzgados de Distrito.
Asimismo, existen otros tribunales federales que, si bien son federales, no pertenecen al Poder Judicial
sino al Ejecutivo y son llamados tribunales de la administración, como el Tribunal Federal de Justicia
Administrativa, el cual tiene sedes en distintas entidades federativas, así como el Tribunal Federal de
Conciliación y Arbitraje, por mencionar algunos.
Lo mismo sucede con los órganos del poder judicial que, si bien son órganos federales por las leyes
que aplican y por su adscripción a órganos federales, no actúan en toda la república, sino en áreas
geográficas, es decir, en circunscripciones o circuitos judiciales. Esto significa que, aun siendo órganos
federales, tienen competencia territorial delimitada y el órgano federal establece sedes en distintas
partes de la república sin que ello los adscriba a órganos locales.
El llamado Poder Judicial Federal tiene juzgados y tribunales con sedes en distintas
entidades del territorio mexicano.
Aunado a los órganos judiciales federales, existen órganos judiciales locales en las entidades
federativas. En el caso de la Ciudad de México, el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal se
está compuesto, en términos generales, por juzgados en materia civil, penal, familiar u oralidad,
también por especializados, como los de extinción de dominio, en adolescentes o ejecución de
sentencias penales, por mencionar algunos.
Un juzgado de primera instancia se integra, desde luego, por un juez encargado de dictar las
sentencias, para lo cual se auxilia de secretarios proyectistas y dos o más secretarios de acuerdos
encargados de elaborar los proyectos de acuerdos para la substanciación de los procesos. Ante los
secretarios de acuerdos se celebran las audiencias en los procesos no orales, pues en los orales,
indefectiblemente, preside el juez y el secretario que lo auxilia.
Adicionalmente existe un secretario actuario adscrito a cada secretaría de acuerdos, que se encarga
de realizar las notificaciones, emplazamientos, presentación de oficios ordenados por el juez.
Por otra parte, en todo juzgado, el juez cuenta con un área generalmente privada, mientras que en el
resto del inmueble se localizan las secretarías de acuerdos, las oficinas de actuaría, las de conciliación
y de archivo. En esta última se resguardan los expedientes judiciales y donde se consulta el Boletín
Judicial, medio a través del cual el juzgado comunica a las partes el establecimiento de algún acuerdo
a alguna promoción en el expediente en el que contienden. De este modo, las partes se enteran y
acuden al juzgado para consultar el acuerdo. En este sentido, el Boletín constituye una de las distintas
formas de notificación.
Si bien el juez es el rector del proceso, el actor es quien presenta la demanda reclamando
determinadas prestaciones a un demandado, y el demandado es quien opone excepciones y defensas
para no conceder las prestaciones que se le reclaman. Asimismo, intervienen en un proceso los
peritos, los testigos o incluso los abogados. Por otro lado, existen instituciones, a las que se denomina
genéricamente auxiliares de la administración de justicia, en las que también se apoyan los
juzgadores, como por ejemplo el Registro Público de la Propiedad y del Comercio.
El artículo 4 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, contempla los
siguientes órganos auxiliares:
Artículo 4. Son auxiliares de la administración de justicia y están obligados a cumplir órdenes que, en el
ejercicio de sus atribuciones legales, emitan jueces y magistrados del Tribunal:
I. El Registro Civil.
El Registro Público de la Propiedad y el Comercio es un organismo del gobierno que se creó en el año
de 1869, para dar publicidad a los actos de comercio y los relativos a la propiedad de los bienes
inmuebles.
Este órgano administrativo tiene la función de resguardar y conservar la información de los inmuebles
ubicados en la Ciudad de México, siempre y cuando no sean de propiedad federal, ejidal o comunal,
así como las sociedades y asociaciones con domicilio social en esta ciudad.
Sus servicios son públicos, previo el pago de derechos por la expedición de constancias o
certificaciones, por lo que cualquier persona interesada puede solicitar los servicios.
La inscripción ante dicho registro les da validez frente a terceros. Como consecuencia de la inscripción
de los actos susceptibles de registro, se prestan varios servicios como son:
Expedición de certificados: Éstos sirven para conocer la situación que tiene un bien inmueble,
como, por ejemplo, si tiene registrado un gravamen, si se encuentra en litigio o saber quién o
quiénes son los propietarios, cuáles son sus medidas, linderos y colindancias, entre otros
aspectos.
Copias de documentos registrados: Estos documentos dan cuenta del estado que guarda el bien
inmueble, los cuales se encuentran certificados para disposición de los interesados.
Búsquedas de bienes: Se lleva a cabo cuando una persona solicita información sobre cuáles y
cuántos bienes inmuebles tiene otra o para certificar si no tiene propiedad alguna.
Cuando se solicitan créditos para vivienda por préstamo del ISSSTE, se utiliza la
búsqueda de bienes, para conocer cuáles y cuántos bienes tiene el solicitante y
verificar que no tenga otro crédito hipotecario, con el propósito de solventar uno de
los requisitos para otorgarlo.
Depósito de testamentos ológrafos: Como recordarás del estudio de otros módulos, este tipo de
testamento se realiza de puño y letra de la persona interesada para expresar su voluntad respecto
de sus bienes al momento de su muerte. Su depósito se realiza en septiembre, conocido como el
“Mes del testamento”, porque en ese periodo se exenta del pago de derechos.
Actas susceptibles de registro: Algunas de ellas son las siguientes:
- Compraventas.
- Hipotecas.
- Cesión de derechos.
- Donaciones.
- Arrendamientos.
- Constitución de sociedades.
- Fideicomisos.
- Patrimonios familiares.
- Cancelaciones de gravámenes.
- Otorgamientos de poder.
- Protocolización de sucesiones testamentarias e intestamentarias.
En materia mercantil, ante el Registro se inscriben las sociedades que se constituyen ante notario o
corredor público, se abre un folio que en el caso de sociedades se llama “mercantil” y en el caso de
inmuebles se denomina “real”. En dicho folio se inscriben aumentos o disminuciones del capital fijo de
las empresas, la modificación de la sociedad, y en general algunas de sus actas de asamblea. La
consulta de estos registros importa a quienes quieren comprar acciones de la empresa o contratar con
ésta.
En la Ciudad de México, en el año de 1901, se creó por decreto del Presidente Porfirio Díaz, el Archivo
General de Notarías, conforme a lo dispuesto por la Ley de Notariado para el Distrito Federal,
expedida el 11 de noviembre y promulgada el 19 de diciembre del mismo año.
Las funciones de este archivo consisten en resguardar y poner a disposición pública los documentos y
escrituras notariales, que después de ser guardados por 70 años se vuelven públicos. Su acervo se
clasifica en dos fondos: el antiguo que contempla un periodo de 1525 a 1903 y el contemporáneo que
abarca de 1878 a 1934, en los que se destacan documentos de gran valor como el testamento de Sor
Juana Inés de la Cruz, documentos de Benito Juárez y Francisco Villa, entre otros.
En la actualidad el Archivo General de Notarías se constituye por todos los documentos que los
notarios de la Ciudad de México remiten a éste, los sellos de los notarios que deban depositarse e
inutilizarse, los expedientes manuscritos, libros y demás documentos que, conforme a esta ley, deba
mantener en custodia definitiva y los documentos que los Consulados remiten a dicho archivo.
Los trámites que se realizan ante el Archivo General de Notarías son los siguientes:
Correduría Pública
Una Correduría Pública tiene la función de dar fe pública a los actos de comercio, podemos decir que
es el equivalente a la Notaría Pública, pero especializada en materia mercantil. Su titular es un
corredor público y su patente es federal, a diferencia de un notario público, cuya autorización depende
del gobierno local. A estos auxiliares los rige la Ley Federal de Correduría Pública.
Un dato curioso del origen de su denominación es, ni más ni menos, que las
personas que corrían pregonando la llegada de comerciantes a un lugar
determinado como medio de difusión.
Entre sus principales funciones está la de ser perito valuador, fedatario público y hasta mediador,
además de intervenir en los concursos mercantiles. He aquí algunas de sus funciones conforme al
artículo 6 de la ley que los rige:
VII. Cotejar y certificar las copias de las pólizas o actas que hayan sido otorgadas ante ellos, así́ como de
los documentos que hayan tenido a la vista que sean de los referidos en los artículos 33 a 50 del Código
de Comercio.
VIII. Las demás funciones que le señalen ésta y otras leyes o reglamentos.
Las anteriores funciones se entenderán sin perjuicio de lo dispuesto en otras leyes y no se consideran
exclusivas de los corredores públicos.
Cierre
Cierre
Fuente: Flaticon
En esta sesión has recordado algunos tópicos de módulos anteriores en lo relativo a la competencia y
jurisdicción que, en esta ocasión, son referidos a las materias civil y mercantil. Has identificado
también cuáles son las normas procesales y las leyes orgánicas en las que se pormenorizan las reglas
para fijar la competencia por materia, territorio, grado y cuantía que te ayudarán a determinar la
competencia de los jueces para conocer de los litigios.
Has aprendido que la materia mercantil es una competencia en la que concurren los órganos federales
y locales a elección del actor, pues la norma sustantiva que debe aplicarse es federal, es decir, el
Código de Comercio, que contiene normas sustantivas y adjetivas. Asimismo, sobre esta materia
identificaste cuáles son las normas sustantivas y adjetivas federales y locales de aplicación supletoria.
Igualmente, es muy importante que recuerdes que, en los lugares en donde no existe el fuero común
en la especialización de juzgados en materia mercantil, los jueces que conocen de estos asuntos son
del orden civil que aplican la ley mercantil.
Fuentes de consulta
Fuentes de consulta
Fuente: Flaticon
Jurisprudencia
Tesis: 2a. XVIII/2010. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Novena época, t. XXXI,
marzo de 2010, p. 1054. Recuperado de: https://goo.gl/enRyaC
Tesis: I.3o.A. J/19. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Novena época, t. V, enero
de 1997, p. 374. Recuperado de: https://goo.gl/xdk3A8
Tesis: 1a./J. 11/2014 (10a.). Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Décima época, libro
3, febrero de 2014, tomo I, p. 396. Recuperado de: https://goo.gl/C4d7Qq
Tesis: 1a./J. 17/2010. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Novena época, t. XXXI,
mayo de 2010, p. 536. Recuperado de: https://goo.gl/eFie5n
Legislación