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Diario Clarín

Martes 9 de septiembre de 2003


Cine
Entrevista con Andrés Di Tella

Canto a mí mismo

El viernes el cineasta estrenará el documental La televisión y yo en el Malba. Casi


una autobiografía crítica.

Gaspar Zimerman

Después de cinco años de trabajo de parto, este viernes Andrés Di Tella estrenará
La televisión y yo en el Malba (Figueroa Alcorta 3415). El director de Montoneros, una
historia (1994) y Prohibido (1997), documentales que indagaban en hechos de la década
del 70, cambió el enfoque: esta película, dice, es un “ensayo autobiográfico” o un
“documental en primera persona”. Lo que empieza como un estudio sobre la memoria y
la historia de la televisión en el país, se convierte en la evocación de dos familias que,
como metáfora de la Argentina, tuvieron imperios y los perdieron: la Yankelevich (Jaime
trajo la televisión en 1951) y la Di Tella (Torcuato, abuelo de Andrés, fue el fundador de
Siam-Di Tella, una de las mayores fábricas argentinas de automóviles y
electrodomésticos). Al involucrarse con su propia historia, Di Tella muestra imágenes
atípicas para un documental: se lo ve a él enfrentando obstáculos para avanzar en la
realización, y también momentos íntimas, como su casamiento, diálogos con su hijito,
charlas sobre su abuelo con su padre, Torcuato (actual Secretario de Cultura y hermano
del fallecido Guido, canciller del gobierno de Menem).

—¿Cómo te animaste a introducir la primera persona?

—En la Argentina todavía está muy mal visto, pero en el mundo aparece esta
tendencia cada vez más. En Estados Unidos, Inglaterra y Francia, hay casi una moda de
autobiografías: se levantó la condición de que tenés que ser alguien viejo y famoso para
hacerla. Acá hay una censura por nuestra experiencia de represión, de no llamar la
atención, siempre costó caro decir “yo” en la Argentina y esto se profundizó con la
dictadura del 76. Me rebelo contra eso. Por otra parte, choqué contra las paredes del
documental, con ese protocolo de que se debe hablar de los otros y no hablar de tus
problemas. Cuando hice Prohibido, sobre la represión cultural en la dictadura, hubo
mucha gente de la cultura que se negó a aparecer y hasta me amenazó. Para hablar de lo
que fue la represión y sus efectos, que perduran, tendría que haber contado eso, y no lo
hice.

—Pero en este caso no queda muy claro si es una película sobre la televisión,
tu familia o los Yankelevich.
—Justamente lo que me gusta es asociar ideas, cruzar historias. Cuando hacés
documentales, sabés que una historia siempre tiene otra atrás. Pero siempre estás
descartando y presentás los hechos como si fueran los únicos. Los documentales en
general mienten mucho, porque plantean las cosas cerradas. Acá, la investigación y las
vueltas del camino son la historia que estoy contando. Sería muy fácil contar las historias
separadas, pero me parece más rico plantearlas con agujeros, porque la realidad está
plagada de baches.

—En un momento decís “quizás esto me interese sólo a mí”. ¿Te dio pudor y
dudaste de presentarla?

—Claro. Por eso es muy importante el humor, porque la empresa autobiográfica


es un poquito ridícula. Por eso yo me ridiculizo, la película en definitiva es la historia de
fracasos, de un documentalista que intenta hacer algo y fracasa. El fracaso es parte de
cualquier investigación.

—Se puede hacer una vez, pero si todos los documentales mostraran eso...

—Por supuesto. Pero habría que reconocer más las limitaciones del documental.
Hay algo que está en el aire, y es que estamos descreyendo mucho de los grandes
discursos, las grandes historias. Entonces me despierta simpatía mostrar una
investigación personal, con dudas, con errores, Hay que bajarse del caballo.

—Pero la película por ahí despierta la sensación opuesta, de pensar “¿Y este
pibe que muestra su casamiento quién se creyó que es? ¿Quién es?”

—Nadie, como podrías ser vos o cualquiera. Esa es la represión que hay en la
mente. ¿Quién tenés que ser para hablar? ¿Kirchner? ¿Galimberti? Me parece una
mentalidad fascista. Hay una cultura muy farandulera, en la que el único que tiene
derecho a hablar es el famoso. Mi película va totalmente en contra de eso.

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