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Daniel Samper Pizano

Las dos caras de la derecha

Mientras con una de sus caras aconseja prudencia y serenidad, con la otra se
lanza la derecha colombiana a proferir las más temerarias e incendiarias
acusaciones a propósito de la ocupación de la embajada de República
Dominicana.

Es la doble vertiente de una cuestionable moral que siempre han tenido los
alvaristas y sus congéneres. Por un lado, se desgarran las vestiduras por el
encarcelamiento de disidentes soviéticos; y por otro aplauden el baño de sangre
perpetrado en Chile por la dictadura de Pinochet. Por un lado ofrecen un rostro
preocupado ante los acontecimientos de la embajada, y por otro se desenfrenan
en su intención de utilizarlos políticamente para ganar unos votos más en las
elecciones del domingo.

Claro que semejante actitud obedece a viejas mañas históricas. En la época de la


violencia, cuando los cadáveres de 300 mil colombianos espantaban los campos
del país, varios de los personajes que hoy abren franciscanamente los brazos al
cielo y claman por la paz, eran protagonistas intelectuales de la matanza. No es de
extrañarse, pues, que ahora sean ellos mismos los que, so pretexto de defender la
democracia, estén consolidando los cimientos de la dictadura.

Será preciso estudiar, una vez se despeje -ojalá de la más feliz manera- este
ambiente enrarecido que produjo la rechazable acción, cuál ha sido el papel de la
derecha en el enardecimiento de ánimos y la creación de una vocación violenta en
esta lucha. Toda la vehemencia que les sobra a los jefes de la reacción para
condenar los actos guerrilleros y fabricar cómplices “desarmados” de los mismos,
se vuelve silencio cobarde cuando se trata de denunciar los atropellos que han
sufrido los derechos humanos a lo largo de la campaña represiva. ¿Dónde está la
condena de El Siglo por la dudosa muerte de Marcos Zambrano en Cali? ¿O por la
del concejal Darío Arango en el Magdalena Medio? ¿Dónde ha escrito el señor
Gómez, apóstol de la paz, una sola palabra, una sola, contra las torturas o los
maltratos sufridos por presos políticos?

Es pedirle mucho. Los miembros de su grupo se han distinguido por ser los más
arbitrarios represores del gobierno, hasta el punto de que compiten de igual a igual
con los comandantes de brigada. Que lo diga, si no, el insólito encarcelamiento de
los dos sacerdotes jesuítas contra los cuales el ministro de justicia, perteneciente
a la corriente extremoderechista, tenía unas “pruebas suficientes” que no lo fueron
siquiera para el tribunal militar.

La ocupación de la embajada de República Dominicana es, por múltiples razones,


un acto con el cual no estamos de acuerdo. Entre otros motivos, porque
contribuirá a aumentar la represión y a extenderla a sectores que hasta ahora
habían sufrido hostigamiento pero no franca persecución.

Pero lo que debe empezar a hacerse también es el juicio de responsabilidades a


la derecha y lo que ha significado en todo esto el permanente azuzamiento de
ánimos propiciado por las incitaciones de la reacción al desconocimiento de los
derechos humanos.

La derecha aspira a pescar electoralmente en el río revuelto. Y por eso, mientras


de perfil pide prudencia y serenidad, de frente lanza temerarios ataques y juicios
ligeros de responsabilidad.

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