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La Alianza estratégica integral con China

Por Claudio Veiga

5 de Mayo de 2015

Ojalá podamos leer, conocer de la alianza estratégica, integral, chino-


argentina, muchas miradas de compañeros, miradas patrióticas y populares.

Descartando los pareceres de la embajada y su infantería vernácula, zonzos


incluidos.

Tomando con reservas las alabanzas a sueldo de los escribas de la casa.

Un análisis lúcido, desalienado, coherente, serio del tema.

Porque hay cosas que entusiasman, de esta alianza. Como hay otras que huelen
tanto al país country de la argentina agrogarca, y a eso de a sembrar de
Ushuaia a la Quiaca soja hasta en los balcones, que se acaba el mundo...

Con obras de infraestructura, algunas fundamentales, imprescindibles y


otras para facilitarle a los mandarines que se lleven sin complicaciones
todo lo que pagan.

A fines del siglo XIX la oligarquía y el imperialismo inglés definieron un


modelo de país que nos insertó en el mundo con perfil chacra.

Hoy, cuando los que mandan empiezan a rediseñar nuestras vidas (un mundo
en que todavía el imperialismo yanqui tiene, en serio, los fierros y puede
estallar todo, llevarse la pelota y acá no juega nadie si no me dan la
camiseta 10) preocupa eso de que estemos cambiando de collar y sigamos
siendo perro.

Lo que hagamos en los próximos años, muy probablemente defina la Argentina


XXI.

Mete dudas esta relación estratégica e integral con China, en el marco de


la desaceleración de la integración regional real, efectiva, y su
continuidad solo o principalmente en el territorio del discurso y la foto
de familia.

A nadie escapan nuestras dificultades actuales.


A nadie escapa que las alianzas políticas que, a partir del Comandante
Chávez, iniciaron los procesos postneoliberales en la región, están tocando
techo.

A nadie escapa que la embajada lanzó la recolonización de la región.

Y a nadie escapa que en Argentina, la embajada y su infantería vernácula


iniciaron con la denuncia de Nisman y su posterior homisuicidio, la
temporada 2015 de embarre de cancha hacia la elección de octubre (y
probablemente de golpe blando)

Pero las soluciones no pueden venir de cualquier lado. Porque muy


probablemente, a la larga no sean soluciones reales.

Las soluciones reales podrán alcanzarse, si se avanza seriamente en la


integración regional, que permita instalar un bloque nuestroamericano en
la necesaria multipolaridad que se intenta construir. Y desde la región,
plantear las alianzas extraregionales convenientes.

Además, insistimos, difícilmente pueda profundizarse la integración


regional, sin el aporte decisivo de la clase trabajadora y el conjunto de
los asalariados, unidos y organizados por encima de fronteras artificiales
que traban el despliegue contundente de sus fuerzas.

Aún con todas las dificultades, el camino sigue siendo la integración


regional, abriendo la posibilidad de profundización con la participación
popular.

Pero como tantas otras veces, se priorizan en cambio, salidas "por arriba".
Geniales braguetazos jacobinos. Pero siempre "por arriba". Es que la pequeña
y mediana burguesía teme, se comprende, abrir la puerta a la participación
efectiva de "los de abajo".

Teme que la bocanada de aire fresco se haga huracán y se lleve puesto al


bloque dominante, y también subordine su participación a la conducción de
las grandes mayorías populares.

Pero esto no es responsabilidad de la pequeña y mediana burguesía, que


juega su juego, el que le conviene.

Esto, la lucha por la hegemonía, es responsabilidad nuestra, de la clase


trabajadora y el conjunto de los asalariados; que seamos capaces de
construir una auténtica izquierda de liberación, en condiciones reales de
conducir el frente antimperialista, por la liberación nacional en el marco
de la integración regional, y con perspectiva socialista para la Patria
Grande.

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