Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Actividad en el Foro.
Actividad Grupal.
Actividad Individual.
Atención.
Audio.
Glosario.
Sugerencia.
Video.
Ahora bien, en cualquier materia de una carrera de grado, la Universidad debe cuanto menos superar el
mero conocimiento experiencial y, en la medida de lo posible, llegar a transmitir las pautas filosóficas
elementales sobre las que descansa -presuponiéndolas- todo conocimiento científico. Ello, obviamente,
concentrando los mayores esfuerzo en la transmisión de los conocimientos a nivel "Científico" (es decir
a nivel causal inmediato, metódico y sistemático) y a nivel "Técnico" y "Tecnológico" (entendido como el
nivel de las aplicaciones prácticas y concretas de los principios científicos).
Por tal motivo, el presente módulo -como guía de estudio que pretende ser- abordará únicamente el
nivel de los principios científicos que estructuran la ciencia del Derecho Procesal Penal. Ello, reservando
los institutos particulares 1 para su consulta en las numerosas opciones bibliográficas enunciadas en el
programa de estudio y en la propia Ley Procesal Penal.
Por otra parte, el trabajo, que sigue el orden del programa de estudio (transcribiéndose incluso la parte
pertinente como preliminar de los puntos que se desarrollan) será dividido en dos partes:
En esta primera, se repasan las definiciones y nociones básicas de la ciencia del Derecho Procesal Pe-
nal, conforme los tratadistas más reconocidos. Seguidamente (sobre la base de diez clases desgraba-
das por la Dra. Norma Estela Flores en sus tiempos de estudiante -a quien agradezco enormemente tan
laboriosa tarea-) se efectúa un estudio aplicado de la Teoría de la "Relación Jurídico-Procesal Penal",
de modo que con el análisis de sus elementos y de sus fases (caracterizados y cotejados con sus con-
cretas aplicaciones en la ley procesal actual), el alumno acceda a un panorama general del derecho
procesal penal, que le servirá de base ineludible para abordar con solvencia el estudio particular de los
demás institutos de la materia.
En la segunda parte, que estará concluida para el segundo semestre del corriente año lectivo, se trata-
rán como mínimo los "Principios" que rigen la relación jurídico-procesal penal, sus aplicaciones prácti-
cas y los fundamentos dogmático-constitucionales de las medidas de coerción en contra del imputado.
Se advertirá a estas alturas que la intención del presente trabajo (más didáctico que innovador en mate-
ria científica) no es cubrir -ni remotamente- la totalidad de los temas del programa, sino solo sentar las
bases esenciales de su estudio, que lo orienten, lo faciliten y lo tornen más ameno. Por ello, la consulta
bibliográfica recomendada en el programa será igualmente ineludible, tanto como el esfuerzo personal
superador y laborioso que exige siempre la tarea de educarse y que no puede ser suplido por actividad
docente alguna.
1
Que en general se encuentran en un nivel de aplicación técnica de los principios científicos aludidos. Sin embargo, también
forman parte sustancial de nuestro programa de estudio o especificación de «contenidos» (según la terminología de la didác-
tica contemporánea).
Por ello, si bien el conocimiento científico tiene sus primeras manifestaciones con la tendencia a la ex-
plicación causal de la realidad y el intento de abandonar los mitos en tal empresa, también puede decir-
se que esa tendencia se empieza a consolidar con el desarrollo del "método" que se atribuye a Sócrates
(Siglo V a C.).
Existe coincidencia en que fue Sócrates quien formuló la doctrina del "Concepto" o "Idea", como aquel
habitante de la mente humana al que era necesario parir o dar a luz con el método de la mayéutica 3.
Si bien se ha reprochado el innatismo 4 que presupone esa teoría, la ciencia actual reafirma cada día
más el conducto descubierto por Sócrates para ese alumbramiento de los conceptos: "LA DEFINICIÓN".
En efecto, aunque dentro de su contexto inmanentista, ya Sócrates había advertido a la "definición" co-
mo la herramienta fundamental para la conformación del conocimiento científico. No profundizó en el
modo en que los conceptos o ideas se adquieren, pero precisó la manera en que estos deben exteriori-
zarse para su control y cotejo con los demás conocimientos, conformando un sistema 5.
Hoy la "lógica", como ciencia en la que se funda todo conocimiento y sistema científico, a través de sus
desarrollos formales y de semiótica, ha precisado aún con más nitidez las condiciones de la "definición"
en el discurso científico.
La "Semiótica", es la disciplina de la lógica contemporánea que tiene por objeto de estudio a los signos.
Por ello, se dice que los signos pueden tener "Designado" sin tener necesariamente "Denotado". Por
ejemplo el término "centauro"; podemos dar sus características (designado), pero no encontramos en la
realidad ningún objeto al cual aplicarlo (denotado).
Ahora bien, lo que interesa a los fines de la fundamentación que se intenta, es que la denotación de un
signo se determina por su aplicación a un objeto, pero, así como hay casos sin Denotado, existen situa-
ciones que tienen un Denotado impreciso. Así es el caso de los vocablos "montón" o "mucho" que no
pueden aplicarse a una realidad con exactitud o precisión. En estos casos se dice que los signos están
afectados de "VAGUEDAD".
2
En efecto, según la postura filosófica que se adopte, se debate (en general, desde la formulación del «nominalismo») cuáles
objetos son accesibles a la razón humana y cuáles métodos pueden garantizar un conocimiento confiable; pero nadie niega
en el plano formal que una ciencia debe tener Objeto de Estudio propio, Método adecuado y la integración de un «Sistema»
entre todos los conocimientos relativos al mismo objeto.
3
Consistente en un diálogo crítico que (en un primer momento de «Ironía») ayudaba a reconocer la propia ignorancia para,
luego, (en la «Mayéutica Propiamente Dicha») dar lugar a la delimitación precisa y ordenada de la noción, por medio de las
definiciones.
4
Sócrates suponía que las ideas eran innatas en la mente humana. Seguramente por ello no ahondó en especulaciones sobre
el modo en que éstos se adquirían, centrando su atención en la forma en que dichas ideas debían exteriorizarse.
5
De allí las ventajas que presenta el método socrático -aún en la actualidad- «cuando se trata de reafirmar los conocimientos
ya adquiridos» y su trascendencia en la «pedagogía» (conf. Ángel González Álvarez, «Manual Historia de la Filosofía», Pág.
56, Ed. Gredos, Madrid 1.982).
Por otra parte con el fin de puntualizar otras desviaciones habituales en el lenguaje científico, cabe des-
tacar que la semiótica consta de tres ramas: La "Sintaxis" (que estudia las relaciones de los signos entre
sí); la "Semántica" (que estudia las relaciones de los signos con los designados. Esto es sus significa-
ciones) y la "Pragmática" (que estudia las relaciones de los signos y de la forma en que son usados. Por
ejemplo, un término en principio intrascendente puede resultar difamante en un contexto determinado).
Desde el punto de vista de la Pragmática, según la intención del hablante, pueden distinguirse cuanto
menos tres usos básicos del lenguaje:
a) El Uso Informativo: cuando se pretende dar cuenta de una realidad, describirla o brindar información
sobre ella.
b) El Uso Directivo: cuando se pretende provocar, impedir o prohibir una conducta.
c) El uso Expresivo: cuando se pretende manifestar o provocar sentimientos o emociones (por ejemplo:
¡Qué extraordinario!, ¡Qué calor!).
1º) Debe utilizar un lenguaje predominante "Informativo" (formulando enunciados emotivamente neu-
tros).
2º) Debe utilizar signos lingüísticos con denotado preciso, para no incurrir en "Vaguedades".
3º) Tiene que evitar los signos lingüísticos con varios designados (términos equívocos), para no incurrir
en "Ambigüedades" (es decir que debe utilizar términos unívocos).
Con ello, se advierte que el lenguaje científico así caracterizado es una "condición indispensable" para
el logro de la objetividad en cualquier ciencia. "Por ser informativo, unívoco, emotivamente neutro y
exacto, posibilita su comprensión eliminando la subjetividad en la enunciación y en la decodificación" 6.
En definitiva, como decía Sócrates hace siete siglos, se trata de definir con precisión; esto es "decir lo
que una cosa es". La definición científica debe describir con claridad los elementos que conforman el
objeto definido, de modo que muestre inmediatamente lo que se quiere significar. Ello, abarcando todo
lo definido y solamente lo definido, sin incluir ni más ni menos individuos que los que corresponden a la
especie definida.
Definir, es caracterizar a un ente por el enunciado de su "genero próximo" y sus "diferencias específi-
cas" (definición esencial), o bien, por la enumeración de sus manifestaciones externas más notables
(definición descriptiva).
Sin negar en modo alguno la potencialidad creativa del alumnado y su capacidad crítica (para no herir
las susceptibilidades de los contemporáneos pedagogos), ahorrémonos nosotros la primera parte del
método socrático -el de "La Ironía"- y, evitando la actitud petulante que caracteriza nuestra sociedad,
tengamos al menos la humildad de comenzar revisando lo que han definido los más reconocidos estu-
diosos del Derecho Procesal Penal, aquellos que le dieron a su especulación la categoría de disciplina
científica autónoma.
6
“El Conocimiento Científico” de Esther Díaz y Mario Heler, Pág. 23, ed. Universitaria de Bs. As., 1.989.
"El Derecho Procesal Penal es, por tanto, aquel conjunto de normas, directa o indirec-
tamente sancionadas, que se funda en la institución del órgano jurisdiccional y regula
la actividad dirigida a la determinación de las condiciones que hacen aplicable en con-
creto el derecho penal sustantivo". 9
Respecto de las normas de Derecho Penal de fondo (en alusión a aquellas potestades
que nuestro Código Penal Nacional regula en sus arts. 71 y 72) expresa que son:
"…todas aquellas que atribuyen virtualmente al Estado el poder punitivo, o también a
los órganos del mismo Estado, o a particulares, el poder de disposición del contenido
material del proceso, o sea, de la pretensión punitiva o de la pena (ejemplo: facultad
de querella, de remisión, etc.; amnistía, indulto, gracia, prescripción, condena condi-
cional, etc.)" 10.
7
Jorge A. Clariá Olmedo; “Tratado de Derecho Procesal Penal”, Tomo I, Pág. 49, Obra original, Ed. EDIAR S.A., año 1960.
8
Jorge A. Clariá Olmedo; Derecho Procesal Penal; Tomo I; Pág. 37; Actualizado por Jorge E. Vázquez Rossi; Ed. Rubinzal -
Culzoni; Santa Fé 1.998.
9
“Tratado de Derecho Procesal Penal”, Tomo I, pág. 107, Ed. E.J.E.A., año 1951.
10
“Tratado de Derecho Procesal Penal”, Tomo I, pág. 108, Ed. E.J.E.A., año 1951.
11
“Tratado de Derecho Procesal Penal”, Tomo I, pág. 108, Ed. E.J.E.A., año 1951
12
“Tratado de Derecho Procesal Penal”, Tomo I, pág. 17, Ed. E.J.E.A., año 1963.
13
Jorge A. Clariá Olmedo; Ob. Cit.; Tomo I; pág. 212.
14
Alfredo Vélez Mariconde; Derecho Procesal Penal II; Págs. 113 y ss.; Actualizada por los Dres. Manuel N. Ayán y José Caf-
ferata Nores; Ed. Marcos Lerner; Córdoba; 1.981.
"El conjunto de los actos encaminados a la decisión jurisdiccional acerca de una notitia
criminis o acerca de la existencia de las condiciones requeridas para algunas provi-
dencias en orden a la represión de un delito o a la modificación de relaciones jurídicas
penales preexistentes". 15
Citando a Sabatini, G. (Principi, I, pág. 60), agrega que el proceso es "…el conjunto
de los actos regulados por la ley procesal y dirigidos a conseguir la decisión del juez
acerca de la imputación de un delito y acerca de todas las particulares relaciones que
de él dependen y que exigen igualmente la intervención y la decisión del órgano judi-
cial"; y siguiendo también a Lanza (Principi, cit., pág. 32), expresa que: "el conjunto de
los actos coordinados a la actuación del derecho penal objetivo constituye el proceso
penal"). 16
"El conjunto de los actos concretos, previstos y regulados en abstracto por el derecho
procesal penal, cumplidos por sujetos públicos o privados, competentes o autorizados,
a los fines del ejercicio de la jurisdicción penal, en orden a la pretensión punitiva hecha
valer mediante la acción o en orden a otra cuestión legítimamente presentada al juez
penal, constituye la actividad judicial progresiva que es el 'proceso penal'". 17
"Proceso Penal es, por tanto, aquella serie o sucesión de actos que se llevan a cabo y
desarrollan en el tiempo, con sujeción a unas normas de procedimiento, y a través de
la cual se realiza la actividad jurisdiccional, mediante el ejercicio por el órgano jurisdic-
cional penal de sus diversas potestades y la realización de las partes y terceros de la
actividad cooperadora que aquella requiere". 18
Cabe aclarar por último, que en general, los autores suelen distinguir la noción de
"proceso" respecto de la de "procedimiento". Ello, señalando que el primero es el con-
junto de actos que lo integran; mientras que el segundo, es el orden que se debe res-
petar -acorde al camino establecido por la ley- en el tránsito del proceso que efectúan
los sujetos habilitados. En tal sentido Miguel Fenech señala:
"Esta norma que establece el orden en la procesión de los actos que integran el pro-
ceso recibe el nombre de procedimiento".
c) NECESARIEDAD Y CARACTERES.
Para los temas b); c); d) y e), ver como bibliografía básica:
15
Conf. Giovanni Leone, “Tratado de Derecho Procesal Penal”, Tomo I, pág. 10, Ed. E.J.E.A., año 1963.
16
Conf. cita de Giovanni Leone, “Tratado de Derecho Procesal Penal”, Tomo I, pág. 11, Ed. E.J.E.A., año 1963.
17
Conf. Vincenzo Manzini, “Tratado de Derecho Procesal Penal”, Tomo I, pág. 108/9, Ed. E.J.E.A., año 1951.
18
Conf. Miguel Fenech, “El Proceso Penal” 4ª Edición, pág. 15, Ed. AGESA, año 1982.
"La Constitución Nacional (art. 18), establece los principios básicos del ordenamiento
jurídico-penal, o sea, los presupuestos jurídicos de la represión, cuando dispone que:
"Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley ante-
rior al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones especiales o sacado de los jueces
designados por la ley antes del hecho de la causa". De éste postulado resultan los
siguientes principios 19:
1º, la ley penal debe preexistir a toda sanción (nulla poena sine lege);
2º, el juicio (o proceso) penal, necesariamente regulado por una ley que lo haga inalte-
rable, es el único medio de aplicar aquella ley sustantiva (nulla poena sine iudicio);
4º, la sentencia del juez natural es la única fuente legítima para limitar definitivamente
la libertad" (Alfredo Vélez Mariconde, Ob. Cit., T. II, Págs. 15 y ss.).
19
Alfredo Vélez Mariconde, Ob. Cit., T. II, Pág. 18.
b) Constitución y Fases.
BIBLIOGRAFÍA:
• A. Vélez Mariconde: (puntos a y b): t. II, p. 133/172 - (punto c): t. II, p. 173/245.
• J. A. Clariá Olmedo: t. I, p. 397 y ss.
• V. Manzini: t. I, p. 259 y ss. - 112 y ss.
• G. Leone: t. I, p. 212 y ss.
• E. Beling: p. 75.
• J. Bauman: p. 248.
(Clases del Prof. Juan Casabella Dávalos; "Curso de Derecho Procesal Penal" de
la Facultad de Cs. Jurídicas de la U.C.S. -Carrera de Abogacía; Modalidad pre-
sencial-; Año 1.997).
Clase Nº 1.
Este capítulo constituye sin dudas una Doctrina General del Proceso Penal. Con su
estudio, advertiremos enseguida que la Relación Jurídica Procesal Penal (siendo sim-
plemente una teoría acerca de la Naturaleza Jurídica del Proceso Penal), es el núcleo
de la sistematización de la ciencia del moderno proceso penal.
Siguiendo a Alfredo Vélez Mariconde, lo que se busca es lograr pautas racionales que
signifiquen vallas infranqueables al Proceso de tipo Inquisitivo el cual -aunque pudiera
parecer un relato de historia antigua- acecha permanentemente en la práctica cotidia-
na del Derecho Penal y Procesal Penal. El Proceso Inquisitivo se caracterizó, a gran-
des rasgos, porque:
En otras palabras, se trata de intentar poner coto a las aberraciones exhibidas por la
historia del proceso penal contra la dignidad del hombre, especialmente cuando con
criterio político -haciéndose prevalecer el interés público por la represión de los delitos-
se dio rienda suelta a institutos del Sistema Inquisitivo (que como dije, puja -incluso en
la actualidad- por filtrarse a cada instante entre las rendijas que le abre la arbitrariedad
latente en el corazón humano, estigma insuperable de nuestra imperfecta condición).
Sin embargo, debo advertir que algunos Institutos del Sistema Inquisitivo no por su
sola pertenencia a ese sistema son nefastos o irracionales. Lo irracional es no regular-
los y/o aplicarlos con sistemática jurídica frente a las garantías individuales. Hoy, algu-
nos institutos o caracteres del sistema inquisitivo tienen plena vigencia, la cual se en-
cuentra justificada (en la medida en que como se dijo, sean disciplinados y aplicados
con respecto de las garantías individuales) en función del orden público que involucran
los bienes sociales atacados por los delitos.
De tal modo, su puja deberá resolverse con método y sistema jurídico y no con crite-
rios políticos, económicos, religiosos, morales (aunque lo jurídico es una dimensión
especializada de lo moral), periodísticos, etc.
Lo que necesitamos comprender con nitidez entonces son los rasgos del proceso en
cada etapa, sus motivos y en qué condiciones se van a acrecentar y limitar los pode-
res del juzgador. Debemos delimitar la verdadera posición del Fiscal (como un órgano
del Estado predispuesto para el control de la legalidad y la búsqueda de la verdad, no
para acusar a ultranza) y determinar con pautas racionales, el verdadero carácter de
sujeto de derecho del Imputado (para que jamás se lo tenga por un objeto de persecu-
ción, como ocurrió históricamente, cada vez que se impuso políticamente el Proceso
Inquisitivo o alguno de sus institutos característicos).
El Proceso Penal, al igual que cualquier proceso, desde el punto de vista estático es
un conjunto de actos desarrollados para la consecución de un fin determinado (aplicar
en concreto el derecho de fondo).
Desde el punto de vista dinámico, no sólo vamos a verificar la existencia de los men-
cionados actos en serie gradual y concatenada, sino también vamos a prestar aten-
ción a los sujetos que desarrollan estos actos y a los fundamentos que subyacen en
cada uno de esos actos. A partir de ahí es que nace esta teoría, atendiendo funda-
mentalmente según se dijo, no sólo a los actos externos, a la estructura estática del
proceso, sino también a la relación que entabla entre los sujetos que desarrollan esta
actividad reglada por la ley procesal en derechos, potestades y obligaciones.
Entre tales sujetos, distinguimos a: 1) Los Sujetos Esenciales; 2) Los Sujetos Even-
tuales y 3) Los Sujetos Auxiliares.
Los sujetos esenciales del Proceso son: el "Juez", el "Ministerio Público Fiscal o
Actor Penal" y el "Imputado". Estos tres sujetos desarrollan los actos que concate-
nan y forman el proceso en lo substancial. Analizando entonces el proceso desde este
punto de vista subjetivo, penetrando más en la esencia de cada uno de los actos y
verificando el porqué de los mismos, vamos a encontrar que estos determinan la exis-
tencia de vínculos entre los sujetos que realizan la actividad reglada por el Derecho
Procesal.
• Así, El Ministerio Público Fiscal o Actor Penal tendrá el derecho de ejercicio obligato-
rio o potestad de instar al Órgano Juzgador, el que a su vez, no puede iniciar su ac-
tuación, si no tiene la instancia del Actor Penal.
• Igualmente una vez instada la acción penal, el Juez tiene la obligación de llamar al
Imputado, o bien compelerlo por la fuerza pública a que se presente al Juzgado a
prestar declaración indagatoria y el Imputado tiene el derecho a prestar esa declara-
ción de descargo, tiene incluso el derecho de no declarar (la obligación se limita
a comparecer al proceso, pero su declaración es incoercible).
20
Cfr. cita de Alfredo Vélez Mariconde en “Derecho P.P.”, aludiendo a las obras del mencionado autor “Principii di D. P. Civili”
(Nápoli, 1923) e “Instituciones de D. P. Civil” (Trad. De Gómez Orbarenja).
De manera que existe una múltiple inter-relación entre los sujetos procesales, deter-
minada por los vínculos que nacen de la actividad en interferencia. Esa Actividad -por
su parte- emana del ejercicio de derechos y potestades y del cumplimiento de obliga-
ciones, acordados o impuestos por la Ley Procesal Penal.
Por todo ello, Alfredo Vélez Mariconde define a la Relación Jurídico-Procesal Penal
como el vínculo jurídico autónomo (del que resulta del derecho penal de fondo) que se
establece entre los sujetos del proceso, en virtud del ejercicio de derechos y potesta-
des y el cumplimiento de obligaciones que la ley procesal penal les acuerda o les im-
pone.
Esta teoría, al igual que la de la Institución, al margen de sus aciertos, no resulta útil
para la sistematización del estudio del proceso penal que buscamos. Ambas se detie-
nen en una visión político-institucional que no permite penetrar en la intimidad causal
de los actos que componen el proceso, lo cual es propio del objeto de estudio formal y
específico de la ciencia jurídica.
Las tres primeras teorías explican los nexos que vinculan a las partes, no se quedan
en el punto de vista estructural, penetran hasta los sujetos, a sus derechos y obliga-
ciones.
En realidad, cuanto menos desde un punto de vista formal, la distinción entre el Juz-
gador y el Fiscal (aun cuando ambos sean empleados del mismo Estado) es incues-
tionable.
Clase Nº 2
Hemos dado un panorama general sobre las principales teorías esgrimidas respecto
de la naturaleza del proceso penal. Nosotros hemos adoptado la teoría de la Relación
Jurídica Procesal Penal con una especial finalidad sistemática. Hoy repasaremos su
concepto y analizaremos sus caracteres.
4. Es una Relación Compleja: Porque se produce entre varios sujetos y porque ade-
más tiene fines específicos en cada uno de sus momentos. Incluso, puede ser más
compleja con la participación de sujetos eventuales como el actor civil (ya que también
la acción civil puede deducirse dentro del Proceso Penal). En cuanto al fin específico
de cada momento del Proceso advertimos por ejemplo que la Instrucción tiene por
21
“Derecho P.P.”, T. 2, pág. 141.
7. Tiene Unidad: Porque no obstante ser compleja y progresiva, su objeto es uno so-
lo: " la Idea de un hecho que se presume delictivo" y porque sus fines generales son
únicos "descubrir la verdad real y actuar la ley penal de fondo".
Clase Nº 3
I. Los Sujetos
Son aquellos sujetos sin cuya participación legal, la Relación Procesal Penal no puede
constituirse o desarrollarse válidamente; son parte de la substancia de la Relación
Procesal Penal.
Ellos son:
La segunda etapa del Proceso se encuentra a cargo del Tribunal de Juicio, que tam-
bién pude ser un Órgano Colegiado o uno Unipersonal. Para los delitos que traen apa-
rejada pena privativa de la libertad cuyo máximo excede de 5 años, existen actualmen-
te en la provincia los Juzgados de Instrucción en la primera etapa del proceso. La se-
gunda etapa, es decir la del Juicio Plenario, está a cargo de las "Cámaras del Cri-
En relación a los delitos antes llamados de Instrucción Sumaria (hasta la reforma del
C.P.P. de Salta implementada en Agosto del año 2.005) desaparecieron los Juzgados
de Instrucción Sumaria. Se trataba del juzgamiento de aquellos delitos que aparejaban
la aplicación de penas privativas de la libertad cuyo máximo no superara los tres años
(hoy el punto de diferenciación se elevó hasta los delitos cuyo máximo de pena privati-
va de la libertad no exceda los cinco años -ver art. 352 del C.P.P.S.), comúnmente
conocidos como delitos leves o excarcelables. En esos casos, el juzgador es el "Juez
Correccional" (ver art. 27 el C.P.P.S.), que sigue siendo un órgano unipersonal.
Por otro lado, el proceso penal de la Provincia de Salta se organiza también con la
intervención de un "Juez de Ejecución", en la etapa eventual de ejecución de las
sentencias condenatorias, cuando se han impuesto penas privativas de la libertad
efectivas. Este Juez de Ejecución es quien entiende en todos los incidentes durante el
cumplimiento de la ejecución de la pena y (como la ejecución de la pena se encuentra
materialmente a cargo de un organismo dependiente del Poder Ejecutivo que es el
Servicio Penitenciario Provincial) también decide en instancia de apelación respecto
de toda medida disciplinaria impuesta por el Director del Servicio Penitenciario de la
Provincia (ver arts. 29, 499 y 500 del C.P.P.S.).
En la mayoría de los casos el Actor Penal es el Ministerio Público Fiscal. En los delitos
de acción penal privada, la función de Actor se encuentra encarnada por el querellante
particular (ver arts. 424 y cc. del C.P.P.S.). Vamos a ver también la nueva figura del
Actor Penal que preveyó el Código Procesal Penal de la Nación: el querellante particu-
lar coadyuvante, es decir un sujeto concurrente con el Ministerio Público Fiscal. En
efecto, el sistema procesal penal de la Nación prevé desde el año 1.992, en el art. 82 y
ss. del C.P.P.N., la posibilidad de que además del Fiscal, intervenga un Actor Penal
Particular en carácter de Querellante adhesivo. Nosotros, en el Proceso Penal de la
Provincia de Salta hemos incorporado esa posibilidad en los actuales arts. 77 y ss. del
C.P.P. Provincial, con la reforma de las Leyes 7.262 y 7.267 del año 2.003 (y modifica-
torias 7.301 y 7.313 del año 2.004).
Otro órgano con función de Actor Penal es la Policía (en su función judicial requirente).
En efecto, la Policía Provincial cumple la función de "promover" la Acción Penal Públi-
ca (no la "ejerce" posteriormente), "acusando" ante el Juez de Instrucción. Ello, me-
diante un acto especifico que se llama "Preventivo" o "Parte Preventivo" (según su
antigua denominación) y "Elevación del Sumario de Prevención" (ver art. 182 del
C.P.P.S.).
Clase Nº 4
"detenido o indicado como partícipe de una infracción penal, en cualquier acto del
proceso".
Se advertirá que no es necesaria una acusación formal para tener a una persona por
"imputada"; basta con ser "indicado... en cualquier acto del proceso" como partícipe
del delito investigado, aunque sea indiciariamente.
En algunos casos la relación procesal penal puede nacer imperfecta, sin que esté
identificado el Imputado. Puede suceder que se inicie la investigación de la comisión
de un delito (y de hecho es muy común) sin que se hubiere determinado quién es el
22
Especialmente en juzgados nacionales y con anterioridad a las últimas reformas del C.P.P.N. Ver Alfredo Vélez Mariconde,
Ob. Cit. T. II, pág. 340 (cita a pie de página)
Son aquellos cuya presencia no es determinante para que exista una Relación Jurídi-
ca Procesal Penal. Ellos, son:
I.B.1. El Actor Civil, que es aquél que demanda la restitución de la cosa obtenida por
el delito, su compensación o la indemnización de los daños que aquél provocó. Puede
suceder que intervengan varios actores civiles.
Son los Secretarios del Juzgado, Defensores del Imputado y los Mandatarios de las
Partes Civiles (ver arts. 113, 94 y ss. del C.P.P.S.).
Clase Nº 5
RECAPITULACIÓN:
En esta unidad pretendemos transmitir los conceptos básicos del Derecho Procesal
Penal.
Habíamos dichos que estábamos intentando desarrollar una teoría acerca de la natu-
raleza del proceso penal; una teoría que nos permita captar su esencia, constituida por
relaciones nacidas entre los distintos sujetos que intervienen en el proceso, en virtud
del ejercicio de derechos y potestades (facultades de cumplimiento obligatorio), y del
cumplimiento de obligaciones, que el Derecho Procesal Penal les acuerda o les impo-
ne.
En relación al Tribunal, les mencioné que éste puede estar encarnado por el Juez de
Instrucción, los distintos Tribunales de Juicio y el Juez de Ejecución. Les hablé igual-
mente de los tribunales de revisión que son la Cámara de Acusación y la Corte de Jus-
ticia.
Vemos ahora la medida y el alcance estrictamente formal con que pude utilizarse el
término de "parte", al aludir a los sujetos esenciales del proceso penal.
Ahora vamos a ver que dentro de los sujetos que tenemos en la relación procesal pe-
nal, obviamente el Tribunal no es parte. Él es justamente quien tiene a su cargo la
propia actuación de la ley.
Por su lado, el Fiscal no pide en nombre propio sino en nombre del Estado, porque a
él no le interesa en realidad la aplicación concreta de la pena, le interesa in abstracto
el cumplimiento efectivo de la ley. Podría decirse que el Ministerio Público Fiscal pide
en nombre del Estado el cumplimiento de la ley penal (pero no pide en nombre propio
como pediría el actor de un juicio civil).
Ese carácter de imparcial que tiene el Ministerio Público Fiscal frente a la actuación de
la ley y frente al descubrimiento de la verdad real, justamente se contradice con el es-
tatus de "parte". En tal sentido, resulta ilógico hablar de una "parte" "imparcial".
Respecto del imputado, si bien es -entre los sujetos esenciales- la figura más aproxi-
mada a lo que sería una "parte" en el sentido de Chiovenda, el imputado tiene otra
característica que hace que no pueda llamarse parte propiamente. En efecto, el impu-
tado no tiene disponibilidad respecto de la pretensión o contenido material del proce-
so, incluso el imputado no puede finiquitar el proceso allanándose a la pretensión con-
traria.
23
“Instituciones”, T II, pág. 264.
Por otra parte, cuando estudien los medios de prueba advertirán que la declaración del
imputado no es un "medio de prueba" sino un "medio de defensa". Aunque, la doctrina
moderna ha sostenido con razón que, si bien se trata de un "medio de defensa", puede
constituir eventualmente un elemento de convicción, cuando resulte confirmada por
otros elementos de prueba (Además, no puede perderse de vista que la declaración
indagatoria es una de las principales "Fuentes de Prueba", a tenor de lo dispuesto por
el art. 293 del C.P.P.S.).
Finalmente nos quedan los sujetos eventuales de la relación procesal penal, es decir
el actor civil y el demandado civil, que son los únicos respecto de los cuales podemos
hablar de "parte" con propiedad técnica.
Clase Nº 6
Se habla de "objeto" en este caso como "objeto sustancial", para aludir a la materia
sobre la cual versa la relación entre los sujetos.
Esa materia está determinada por la "Idea de un Hecho que se presume delictivo".
Recordemos que el proceso penal se inicia a raíz del acaecimiento de un hecho pre-
suntamente delictivo, del cual se da razón al Juez para que reestablezca el orden jurí-
dico prima faccie transgredido, mediante la promoción de la Acción Penal.
Ahora bien, el "objeto sustancial" sobre el cual va a versar toda la relación entre los
sujetos, está constituida justamente por esa "idea de hecho" que el proceso tiende a
verificar (recién en la sentencia se va a definir si el hecho ocurrió o no; recién enton-
ces, en la condena, se podrá afirmar, no una idea de hecho, sino le existencia demos-
trada del acontecimiento histórico).
Mientras tanto, desde el punto de vista jurídico, sólo hay una idea de hecho delictivo,
conforme lo establece el Principio Constitucional de Presunción de Inocencia (mal lla-
mado así, dado que en verdad se presume la culpabilidad del imputado. En rigor, lo
Ínterin del proceso solo se pude afirmar respecto del imputado la autoría de un hecho,
pero como idea posible; incluso, hasta como idea probable (en el auto de procesa-
miento) pero no categórica.
Tanto es así que, si al resolver por ejemplo el Juez de Instrucción la situación del
imputado verifica que el hecho no se ha cometido no podría decirse que el proceso
penal, durante todo este período, ha acrecido de objeto. Repito: El objeto de la rela-
ción procesal penal es la idea de un hecho, independientemente de que se termine por
verificar su existencia o no.
Esa base no puede modificarse (salvo por una intervención del Ministerio Público
ampliando la requisitoria de elevación a juicio -ver arts. 386 y 406 del C.P.P.S.), de
manera que la discusión durante la etapa del juicio plenario debe circunscribirse ex-
clusiva, formal y casi ritualmente a ese objeto, a esa idea de hecho propuesta en la
promoción de acción.
Sucede que, si alguien que es acusado por robo termina condenado por homicidio, se
habrá visto privado de poder defenderse de un modo real. El acusado por robo, se
defiende de un desapoderamiento mediante fuerza en las cosas o violencia en las
personas, respecto de ello produce prueba y, finalmente alega. De tal modo, si el Juez
lo condena por homicidio, se burla de todo el esfuerzo defensivo, y su garantía consti-
tucional termina siendo una farsa.
Sin embargo, en este punto hay que prestar mucha atención y advertir que esa limita-
ción a introducir modificaciones -que puedan tomar a las partes por sorpresa-, está
Se puede iniciar un proceso penal, calificando la idea de hecho delictiva como "hurto"
y, luego, terminarlo con una sentencia condenatoria en donde se califique al mismo
hecho como "robo" (o a la inversa). Ello, siempre que la idea de hecho con que se
inició el proceso sea la misma que contiene la sentencia que lo termina. En tal caso, lo
que varía es el nombre jurídico que se le ha dado en definitiva al mismo hecho impu-
tado, intimado, probado y debatido. No se toma a las partes por sorpresa.
Clase nº 7
24
Incluso, aún la prueba documental agregada al expediente, se incorpora al debate mediante lectura para habilitar su conside-
ración (ver art. 397 del C.P.P.S.).
Bien puede una persona ser condenada penalmente y después por el mismo hecho
ser perseguida administrativa o civilmente (o por otra consecuencia jurídica). En-
tonces no va a proceder el principio "NON BIS IN IDEM", pues si bien hay identidad
de cuestiones de hecho, no habrá identidad de cuestiones de derecho.
En las "Cuestiones de Hecho Objetivas", los sujetos de la relación procesal penal de-
ben verificar la existencia o no del hecho, trátese de una acción o de una omisión.
Deben verificar las circunstancias de lugar, tiempo y modo en que ha ocurrido el acon-
tecimiento histórico que se presume delictivo, en tanto y en cuanto sean jurídicamente
relevantes, es decir que tengan importancia a los efectos del derecho.
Deben individualizarse a los sujetos intervinientes en esa idea de hecho, los sujetos
pasivos y los activos, las condiciones personales objetivas de los mismos como por
ejemplo el parentesco que pueda existir entre ellos, la relación de amistad o enemis-
tad, etc..
Las relaciones objetivas existentes entre víctimas y victimarios -como es el caso del
parentesco-, pueden dar lugar a calificación en tipos delictivos agravados.
El resultado o entidad del daño causado por el delito también es de fundamental im-
portancia para determinar la pena entre los mínimos y máximos previstos por el código
penal.
Para terminar con el análisis de las cuestiones de hecho, hay que analizar las "Cues-
tiones de Hecho Subjetivas" (pues el ánimo, determinación, comunicación con que
actuaron los autores de un delito, son condiciones fácticas).
En el análisis de estas, hay que verificar las condiciones morales del autor, que tam-
bién resultan sumamente relevantes a los fines del art. 41 del Código Penal (para de-
terminar la pena entre los mínimos y máximos previstos en abstracto por la ley penal
de fondo. En efecto, para determinar entre el mínimo y el máximo y entre todas las
posibilidades intermedias, el art. 41 del C.P. establece que hay que valorar las circuns-
tancias personales y morales del imputado).
Después hay que analizar las circunstancias psíquicas del imputado, a los efectos de
verificar la imputabilidad, es decir si actuó con dominio de sus facultades mentales;
verificar la culpabilidad, es decir si actuó con intención en ese hecho concreto y, fi-
nalmente, en el caso de que hubieran participado varios sujetos en el hecho investiga-
Recordemos que todo el proceso penal ha sido justamente creado para determinar
cómo es el hecho en concreto que va a ser captado por lo ideal y abstracto de la nor-
ma penal de fondo o, dicho de otro modo, cómo el derecho penal abstracto va a bajar
a la realidad del hecho concreto.
En rigor, en éste punto, se quiere poner de manifiesto que la idea de hecho eventual-
mente va a considerarse -dentro del proceso penal- en miras de la restitución de la
cosa, reparación o indemnización de los daños causados por el delito, atento la posibi-
lidad de que los jueces penales se pronuncien a ese respecto, ante la instancia del
damnificado y en función de lo establecido por el art. 29 del Código Penal de la Nación
(que obliga a las provincias a regular en sus códigos procesales penales el instituto de
la Actoría Civil, que estudiaremos en la unidad correspondiente).
El "Contenido Principal", está determinado por los poderes del derecho penal y del
derecho procesal penal que se orientan al "Objeto Principal" del proceso.
Estos son poderes privados y por tanto disponibles. Por eso, Alfredo Vélez Mariconde
recuerda que de allí resulta la afirmación de que "el actor civil tiene poder dispositivo
sobre el contenido 'accesorio sustancial' de la relación" (entiendo yo que también so-
bre el contenido accesorio formal).
CLASE Nº 8
Recordemos una vez más que la teoría que más sistemáticamente explica la esencia
del proceso penal es la que lo considera como una relación jurídica procesal penal.
Dijimos cuáles eran los caracteres de esa relación jurídico-procesal; nos explayamos
sobre los sujetos que la integran (distinguiendo los sujetos principales, los eventuales
y los auxiliares); precisamos la terminología relativa a SUJETOS y PARTES del proce-
so; estudiamos el "objeto" de la relación procesal (entendido como una idea de hecho
cuya existencia y condiciones debe verificarse a lo largo del proceso); Vimos el "con-
tenido" de la relación procesal (identificando al contenido principal material con las
potestades emanadas del derecho penal de fondo y al contenido principal formal con
las facultades emanadas del derecho procesal penal. Por otra parte, la pretensión de
derecho civil, como contenido accesorio).
A este punto, bastante extenso por cierto, intentaré desarrollarlo con sus concretas
manifestaciones en el Código Procesal Penal de la Provincia de Salta. Luego, estudia-
remos los principios de la relación jurídica procesal (constituidos por aquellos linea-
Para que los vínculos de la relación que estudiamos se establezcan, resulta indispen-
sable que concurran al proceso en legal forma los sujetos esenciales de esta relación,
ya que sin sujetos verdaderamente no hay relación.
La nulidad consiste en una sanción procesal que priva al acto de sus efectos propios,
de su eficacia jurídica; por ello dije anteriormente que son requisitos indispensables
para que la relación tenga sustancia "válida" y legítima.
25
G. Leone, Ob. Cit., T I, pág. 234, citado por Vélez Mariconde, Ob. Cit., T II, pág. 162.
En primer lugar deben distinguirse entre los casos de acciones públicas propiamente
dichas (art. 71 del C.P.), acciones públicas dependientes de instancia privadas (art.
72 del C.P.) y acciones penales llamadas privadas (del art. 73 del C.P.).
Mientras las últimas son las únicas cuya "promoción" y posterior "ejercicio" se reser-
van excluyentemente al ofendido (en estas el proceso penal nace cuando se inter-
pone la querella y se perfecciona como relación j.p.p. con la notificación al querella-
do -ver arts. 427; 435 y cc. del C.P.P.S.), las dos primeras deben ser "promovidas"
por el Ministerio Público Fiscal o por la Policía (en su función judicial), sea oficiosa-
mente en los delitos de acción penal pública o sea previa instancia del ofendido, en
los casos de delitos de acción penal pública dependiente de instancia privada.
Luego, ambas acciones penales públicas son siempre "ejercidas" por el Ministerio
Fiscal, con el eventual aporte de la nueva figura del querellante particular adhesivo
de los arts. 77 y ss. del C.P.P.S.
Esto, mediante un acto de acusación que se llama "Parte Preventivo" y sin perjuicio
de haber iniciado una actividad investigativa previa, destinada a impedir que los ras-
tros del delito sean destruidos, sustraídos o alterados; obstaculizando o impidiendo
la investigación (incluso evitando -por iniciativa propia- que los delitos cometidos
sean llevados a consecuencias ulteriores -ver arts. 179 y 180 del C.P.P.S.).
Las actuaciones previas originan un sumario de prevención policial que tiene carác-
ter administrativo y que se extiende hasta que el juez de instrucción se avoca y co-
mienza a dirigir el proceso. Por eso mismo se trata de actuaciones pre-procesales,
aun cuando sean la génesis más común de los procesos penales. Una vez que el
juez se avoca y nace el proceso penal, la policía continúa interviniendo en la tramita-
ción de numerosas actuaciones procedimentales (para las que incluso, en muchos
casos, mantiene el expediente radicado en sus dependencias), pero ya con carácter
de auxiliar (ver art. 182, 2do párrafo y ss. del C.P.P.S.).
En este caso, aunque imperfecta, igualmente nace válida la relación procesal penal.
Ello, con la limitación de que no podrá avanzar a otras etapas procesales, en tanto
no se haya individualizado y/o hecho comparecer al imputado. En rigor, no existe
proceso penal en rebeldía.
Ahora bien, cuando el Juez toma razón del acaecimiento de un hecho delictivo me-
diante correspondiente acusación (o promoción de acción), debe verificar si concurren
las condiciones o presupuestos para proceder y, si así fuere, recién entonces queda
habilitado para dirigir el proceso. En ese momento en que el juez se avocó al conoci-
miento de la causa y la comenzó a dirigirla, nace la Relación Jurídico-Procesal Penal.
Clase Nº 9
La primera etapa (la cognoscitiva) se subdivide en dos sub etapas. La primera es:
Esta etapa, comúnmente conocida como la INSTRUCCIÓN, ha sido definida por Alfre-
do Vélez Mariconde, como la "Fase eventual y preparatoria del juicio, que cumple un
órgano jurisdiccional en virtud de excitación oficial (de la Policía o del Ministerio Públi-
co) y en forma limitadamente pública y limitadamente contradictoria para investigar la
verdad acerca de los extremos de la imputación penal y asegurar la presencia del
imputado, con el fin (específico) de dar base a la acusación o determinar el sobresei-
miento" 27.
Así, en la etapa que llamaremos inicial, el juez debe hacer una verificación de la con-
currencia de los presupuestos y de los requisitos y condiciones de la acción.
Por ejemplo, puede ocurrir que la acción haya sido promovida por quien no podía ha-
cerlo (como sucede cuando una persona capaz, víctima de una violación no denuncia
tal hecho y, a pesar de ello, la policía o el Ministerio Público promueven acción). En el
ejemplo, estos órganos no pueden promoverla porque se trata de una acción depen-
diente de instancia privada y los únicos habilitados para remover ese obstáculo son el
damnificado y los sustitutos autorizados en el art. 72 del C.P.
También debe hacerse durante esta etapa una primera valoración, para determinar si
el hecho por el que se promueve acción encuadra en un tipo penal (art. 191 C.P.P.S.).
Esta valoración implica realizar un juicio de "posibilidad" lo que nos conduce a tra-
tar, aunque sea someramente, los diferentes estados psicológicos exigidos al juz-
gador en los distintos tipos de resoluciones.
26
En efecto, la ley procesal penal no solo predispone sujetos oficiales (Policía y Ministerio Fiscal) a reaccionar espontánea-
mente ante la comisión de un delito y requerir la actuación del órgano jurisdiccional competente para reestablecer el orden
jurídico-penal, sino que también establece una etapa procesal preparatoria que tiene por fin particular dar base a la acusa-
ción. Esto es, dotar de mayor eficiencia a los órganos encargados de la persecución penal reservada por el estado (confor-
me los antecedentes históricos del Código Procesal Penal Mixto, de Francia, de 1908). Sin embargo, las estadísticas del úl-
timo cuarto de siglo evidenciaron que la gran mayoría de los procesos penales se prescriben por inactividad en la etapa pre-
paratoria (lo cual alcanzó niveles alarmantes en los delitos leves), determinando paradójicamente que en virtud del mismo
principio de eficiencia, la tendencia actual sea la eliminación de la etapa preparatoria, cuanto menos en los delitos leves.
27
Ob. Ci. T II, pág. 130.
- IMPULSIÓN AUTÓNOMA: Si bien la acción penal debe ser promovida por el Actor
Penal, una vez nacido el proceso de acción penal pública, éste no necesita impulso
de parte. El juez penal lo impulsa sin necesidad de instancias posteriores al acto de
promoción. Tal facultad resulta manifiesta en los arts. 190; 204 y cc. del C.P.P.S. En
lo que respecta a la superioridad del tribunal en materia de actividad probatoria, se
advertirá en el principio general que resulta de los arts. 192, 2º párrafo y 194 entre
otros del mismo C.P.P.S.
Durante la etapa de instrucción las facultades investigativas del juez son amplias, a
punto tal que, si bien las partes pueden proponer medidas probatorias, su producción
queda librada a la decisión irrecurrible del tribunal que las ordenará cuando las consi-
dere pertinentes y útiles (ver arts. 192 y 194 antes citados del C.P.P.S.).
Sin embargo, frente a esta primacía otorgada al interés público por la "política legislati-
va", existen dos institutos fundamentales en la etapa preparatoria de instrucción, que
ubican las cosas en su lugar poniendo el límite "dogmático-jurídico" a los referidos
caracteres inquisitivos. Ellos, son 1º) La protección de la Defensa en los "Actos y He-
chos Irreproductibles" y 2º) La protección efectiva de la Defensa Material, con el insti-
tuto de la "Evacuación de Citas".
Como corolario de esa circunstancia, advertiremos también que, si en esa etapa pre-
paratoria se cumplen actos probatorios de carácter "Irreproductibles y Definitivos", de-
berá darse obligadamente posibilidad de control a la Defensa (sin que pueda primar
sobre ella limitación alguna fundada en el interés público). Sucede que, si se coarta la
posibilidad de que la Defensa controle esos actos en la etapa preparatoria, se termina
por derogar la garantía de Inviolabilidad de la Defensa en Juicio, atento que ese tipo
de actos no podrá reproducirse en el Juicio Oral o Plenario (en el que recién la Defen-
sa actuará con plenitud).
28
Por ello es que esta etapa se puede eliminar de los códigos procesales sin que se vea afectada la garantía constitucional
aludida. De hecho así ha sucedido en nuestro sistema provincial para los delitos leves.
- En segundo lugar, en cuanto respecta a las facultades de las partes para introducir
pruebas en ésta etapa de desarrollo de la preparación o instrucción, éstas solo tie-
nen la facultad de proponerla y el juez la provee cuando las considera pertinentes y
útiles, conforme arts. 192 y 194 del C.P.P.S.
En esta norma, se prevé el único caso en que la Defensa y el Ministerio Fiscal pueden
requerir una medida probatoria al juez de instrucción, dotados de la facultad de apela-
ción en caso de denegatoria.
Clase Nº 10
I.A.3º. "Fase Crítica": Para poder pasar de la fase preparatoria a la fase definitiva del
proceso, resulta indispensable que el juez de instrucción efectúe una nueva valoración
(previo a la valoración que se encuentra a cargo del Ministerio Público Fiscal, quien
debe formalmente requerir que el proceso avance a la etapa del juicio plenario).
Este juicio de "probabilidad" (que en un principio del proceso estaba referido a la mera
posibilidad delictiva), se expresa a través del análisis de las circunstancias fácticas del
hecho y su comparación o encuadre en un tipo penal descripto por la ley. Si en esa
evaluación, los elementos probatorios reunidos crean en el juez un estado psicológico
de "probabilidad" (esto es, cuando son más los elementos que indican que el hecho
delictivo fue cometido por el imputado, que los que lo niegan), entonces el juez proce-
derá a dictar "Auto de Procesamiento" (ver art. 295 del C.P.P.S.), disponiendo que
29
Ello, en función del antecedente francés de la "Ley Constans", que perfeccionó el Sistema Mixto (que había nacido en el
Código Procesal Penal Francés de 1808 con ese defecto) y que ya se había plasmado en el Código Procesal de Córdoba de
1939, seguido a su vez por nuestro ordenamiento procesal penal y por todos los códigos procesales modernos.
Pero puede suceder que de la valoración de pruebas resulte en el Juez un estado psi-
cológico de "duda", en cuyo caso procederá dictar "Auto de Falta de Mérito" (art. 298
del C.P.P.S.).
Puede ocurrir también que el Juez llegue a la convicción de certeza de que el hecho
investigado no se cometió, no lo fue por el imputado, no encuadra en una figura penal
o bien, media una causa de justificación, inimputabilidad o inculpabilidad o una excusa
absolutoria. En estos supuestos procede dictar "Auto de Sobreseimiento" (art. 324 y
ss. del C.P.P.S.).
Esta primera etapa crítica, según los términos ordenatorios del C.P.P., tiene lugar a los
15 días de prestada la declaración indagatoria del imputado (lo cual pocas veces es
observado por los Tribunales 30), conforme resulta del art. 295 del C.P.P.S.
Cuando el Agente Fiscal solicita la elevación de la causa a juicio, ejecuta el más pleno
y formal acto de acusación, debiendo -entre otros recaudos- describir una "Relación
Circunstanciada de los Hechos" en que funda esa acusación, bajo pena de nulidad.
Ello, porque es allí donde se delimita definitivamente el "Objeto" de la relación proce-
sal, con todas las connotaciones que este implica según lo señalamos en clases ante-
riores, en especial como garantía para el ejercicio de la defensa (ver art. 341 del
C.P.P.S.).
Con el decreto de citación a juicio el Tribunal cita al Ministerio Fiscal y a las Partes
para que examinen el expediente (a cuyos fines se los pone a disposición) y para que
comparezcan en el término de 15 días (ver art. 360 bis del C.P.P.S.), ofrezcan prueba
y planteen las recusaciones que estimen pertinentes. Ello, además de las excepciones
que podrán hacer valer hasta la fijación de la audiencia de debate (art. 364 del
C.P.P.S.).
Se trata de una etapa que se cumple "a base de una acusación, en forma contradic-
toria y prevalentemente oral, pública y continua".
Por otra parte, además de los fines generales del proceso (descubrir la verdad real y
actuar la ley penal en concreto), en especial tiene por fin:
Si bien analizaremos con mayor profundidad los caracteres de esta etapa del proceso
penal cuando veamos los principios de la relación jurídico-procesal, adelantemos aho-
ra lo elemental.
- Se Trata de una etapa contradictoria porque en ella, las partes, que se encuentran
en plano de igualdad por virtud del sistema procesal acusatorio, tienen la facultad de
contestar las afirmaciones de la contraria; lo cual debe posibilitar el juzgador median-
- Es oral, pública y continua, en virtud de las exigencias lógicas imperadas por el Prin-
cipio de la Verdad Real, en cuanto demanda la recepción inmediata de la prueba.
Ello, concentrando no solo su recepción, sino también su valoración por las partes -
en la discusión que importan los alegatos-, y el dictado de la sentencia por el tribunal
(ver arts. 369 y 371).
Es por eso que todas las declaraciones de peritos, de testigos, del imputado vuelven a
reproducirse y a percibirse de forma inmediata por el juzgador y las partes. Excepcio-
nalmente se habilita la incorporación de la prueba por lectura (ver arts. 383; 396 y 397
del C.P.P.S.).
I.B.4º. Fase de Sentencia Definitiva: Si bien la etapa del dictado de la sentencia, por
virtud del sub-principio de concentración integra la fase del Debate, por su especial
trascendencia y caracteres, considerémosla por separado.
En efecto, en virtud del sistema oral, el proceso penal resulta ser de única instancia,
esto significa que su sentencia definitiva no puede ser revisada en virtud de recursos
ordinarios como el de apelación (dado que resulta imposible la revisión de la prueba
recibida con la inmediación de la oralidad).
Edición © UCASAL
Este material fue elaborado por el Dr. Juan Casabella Dávalos en conjunto a la Dirección de Diseño y Desarrollo Instruccional del Sistema de
Educación a Distancia con exclusivos fines didácticos. Todos los derechos de uso y distribución son reservados. Cualquier copia, edición o
reducción, corrección, alquiles, intercambio o contrato, préstamo, difusión y/o emisión de exhibiciones públicas de este material o de alguna
parte del mismo sin autorización expresa, están terminantemente prohibidos y la realización de cualquiera de estas actividades haría incurrir en
responsabilidades legales y podrá dar lugar a actuaciones penales. Ley 11.723 - Régimen Legal de la Propiedad Intelectual; Art. 172 C.P.