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¿Qué es la filosofía?
Apunte de Cátedra
Gastón G. Beraldi
Esta primera unidad es introductoria, y en ella nos acercaremos a nuestro objeto de estudio: la
filosofía. Los textos de lectura obligatoria están estructurados en un diálogo hipotético entre
unx profesorx y unx estudiante de filosofía. Aquí se abordarán los problemas básicos para todo
aquel que se inicia el camino de la filosofía: ¿qué es la filosofía?, ¿por qué filosofar?, ¿para qué
filosofar? y ¿cómo filosofar?
Este diálogo se presenta dividido en tres partes, que corresponden a tres Apuntes de Cátedra.
El primero: ¿Qué es la filosofía?, el segundo: ¿Por qué y para qué filosofar? y el tercero:
¿Cómo filosofar?
Aquí se anclan un conjunto de conceptos que son fundamentales para comprender una visión
particular de la filosofía: aquella que considera que lxs filósofxs han tratado de responder de
diversa manera a las distintas crisis que fueron ocurriendo a lo largo de nuestra historia, a
partir de una particular lectura del mundo. Entendemos entonces la filosofía como una forma
de leer el mundo, de leer la realidad. Y decimos ―leer‖ no sólo porque en un sentido aristotélico
proferimos enunciados, oraciones, para dar cuenta de la realidad, sino y sobre todo, porque la
filosofía se hace con textos –en un sentido amplio–, y lo que sabemos de la realidad lo
sabemos a través de ellos: libros, diarios, redes sociales, cine, TV, etc.
En este sentido, las nociones de ―tradición‖, ―verdad‖, ―interpretación‖, ―crítica-escepticismo‖,
―creación‖, ―texto‖, ―lectura‖ y ―escritura‖, entre otras, juegan un rol decisivo. Asimismo,
encontrarán un sinnúmero de citas de filósofxs actuales y pasados que han tratado de una u
otra forma de responder a estas mismas preguntas.
UBA XXI – Filosofía – Unidad 1. Apunte de Cátedra: ¿Qué es la filosofía?
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P
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¿Quét es la filosofía? Parte I ¿Qué es la filosofía? Parte II
o
P —Quizás esa sea una de las preguntas más problemáticas para la propia filosofía,
pero al mismo tiempo no deja de ser una pregunta clásica y actual. Los filósofos
argentinos Alejandro Cerletti y Walter Kohan, dicen que:
Uno de los problemas clásicos de la filosofía surge no bien se intenta determinar ―¿qué es la
filosofía?‖(Cerletti y Kohan, 1996: 81)
Ahora bien, quizás pueda decirse, siguiendo a los filósofos franceses Gilles Deleuze (1925-
1995) y Felix Guattari (1930-1992), que esta es una pregunta que no se puede plantear hasta
tarde, cuando llega la vejez, que nos otorga una libertad soberana; momento en que todas las
piezas de la máquina encajan para enviar un mensaje hacia el futuro que atraviesa las épocas.
Una pregunta que se nos presenta cuando nos cuestionamos qué es eso que hemos estado
haciendo durante toda la vida. Sin embargo, puede que también sea ahora el momento de
plantearla y, en definitiva, es algo que jamás dejamos de hacer.
Pero a mi entender, creo que uno de los problemas principales de la pregunta ¿qué es la
filosofía? está en el planteamiento de la pregunta por el ―qué‖… Y ya vamos a ver más
adelante por qué digo esto.
E —Disculpe, hago una interrupción breve. Hace poco leí, no recuerdo bien en qué libro,
creo que era de otro filósofo francés, que ―la filosofía es el saber que averigua los
principios de todas las ciencias y, en cuanto filosofía primera o metafísica, se ocupa de la
dilucidación de las verdades últimas y, en particular, de Dios.‖
P —Es cierto, esa es una definición de ―filosofía‖ dada por el matemático y filósofo
francés René Descartes (1596-1650). Pero no es la única. Y lo que sí me parece
necesario aclarares que cada filósofx elabora una idea de qué es la filosofía e, incluso, desde
qué punto de vista la entiende. Veamos, por ejemplo, lo que dice el filósofo alemán Karl
Jaspers (1883-1969):
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Algunas
E —Entonces, ¿es posible decir que la filosofía es una ciencia, un definiciones en
arte, una práctica, o algún otro tipo de disciplina? la historia de la
filosofía
—Mirá, por ejemplo, para el filósofo inglés Francis Bacon (1561-1626), la filosofía es el
P conocimiento de las cosas por sus principios inmutables y no por sus fenómenos
transitorios; es la ciencia de las formas o esencias y comprende en su seno la
investigación de la naturaleza y de sus diversas causas. Immanuel Kant (filósofo prusiano,
1724-1804), concibe la filosofía (o su sistema) como un conocimiento racional por principios,
pero ello exige una previa delimitación de las posibilidades de la razón y, por lo tanto, una
crítica de la misma como prolegómeno al sistema de la filosofía trascendental. Johann Fichte
(filósofo alemán 1762-1814) la piensa como la ciencia de la construcción y deducción de la
realidad a partir del Yo puro como libertad. Georg W. F. Hegel (filósofo alemán, 1770-1831) la
define como la consideración pensante de las cosas y la identifica con el Espíritu absoluto en el
estado de su completo autodesarrollo. Según Arthur Schopenhauer (1788-1860), en cambio,
es el principio de razón como fundamento de todos los demás saberes, y como la
autorreflexión de la Voluntad. Para el Positivismo, la filosofía es un compendio general de los
resultados de la ciencia, y el filósofo es un ―especialista en generalidades‖. Alfred Whitehead
(filósofo inglés, 1861-1947) dice que la filosofía es ―el intento de expresar la infinitud del
universo en los términos limitados del lenguaje‖. Por otra parte, para Wilhelm Dilthey (filósofo
alemán, 1833-1911) la filosofía puede ser entendida como la ciencia de lo real. Para él, ésta
analiza pero no produce, y su misión es el análisis y descripción de lo real y ya existente. En
cambio, para Deleuze, la filosofía es el arte de formar, de inventar, de fabricar conceptos.
Entonces, como podrás observar, las caracterizaciones de qué es la filosofía varían de acuerdo
a cada filósofo.
E —¿Entonces eso significa que no hay una respuesta única y definitiva sobre qué es la
filosofía?
E —Pero insisto, ¿no hay una respuesta única y definitiva sobre qué es la filosofía?
P
—Tu insistencia tal vez se deba a que te gustaría saber si hay alguna respuesta
verdadera –al menos en filosofía–, que sea considerada como definitiva en el sentido de
que ella resuelva de manera terminante el problema planteado. Entonces, cambia sutilmente el
objeto sobre el que estamos conversando, la pregunta ahora se relaciona con el tema de la
verdad. Pero no importa, investiguemos un poco esta cuestión que nos devolverá luego al
objeto principal.
Veamos algunas perspectivas sobre este tema. Por ejemplo, La pregunta como
Cerletti y Kohan, señalan que: ejercicio filosófico
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UBA XXI – Filosofía – Unidad 1. Apunte de Cátedra: ¿Qué es la filosofía?
P
—¿Solución? Mirá, algunxs filósofxs responderían así:
—¿Pero, y la solución?
—¿No le decía yo que era usted un utopista? La solución es la utopía. No hay Las respuestas
solución y no debe haberla, porque la solución es el fin de la historia, es la definitivas son
muerte. La historia es un eterno problema. Usted sueña con el paraíso terrenal una utopía
y éste no es historia (Unamuno, (1958 [1922]) IX, 989).
—[…] la libertad del escritor, del crítico, del escéptico, la del que da posibilidades,
[es] la del que renuncia a presentar soluciones para dedicarse a plantear
La filosofía: libertad,
problemas (Unamuno, (1958 [1922]) 1958 IX, 985). ir de camino,
preguntar,
Filosofía quiere decir: ir de camino. Sus preguntas son más esenciales que cuestionar,
sus respuestas, y toda respuesta se convierte en una nueva pregunta polémica,
debate,
(Jaspers, 2000, 12).
controversia,
invitación a pensar.
El carácter cuestionador, polémico y problemático de esta pregunta enseña y
señala el camino de la filosofía, un camino que está más ligado al
cuestionamiento que a la certeza, al debate que a la aceptación, a la controversia que a la
unanimidad. Un camino que señala una invitación a pensar (Cerletti y Kohan, 1996, 83).
El hombre del colchón es el que se pasa la vida buscando un colchón, católico, protestante,
budista, racionalista, materialista, ateo, agnóstico o lo que sea, en que poder echar sus
siestas lo más largas posibles.
El hombre del colchón quiere seguridades que le ahorren quebraderos de cabeza; el hombre
del colchón quiere tener donde dormir.
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El hombre del colchón no concibe que busquéis un lecho duro y pedregoso, acaso con
pinchos, […] en que descansar un momento en vuestra marcha, pero sin dormiros, porque
teméis, en caso de que os coja el sueño, no volver a despertar de él. El hombre del colchón
no comprende que viváis de inseguridades y de incertidumbre […] (Unamuno, (1958 [1918]
V, 984-985).
Filosofía y
Es posible decir, como ya alguna vez señaló Unamuno, que quienes se
escepticismo. La
quedan tranquilxs con una respuesta a la que llegaron o que otrxs les duda y la crítica
brindaron y no avanzan más allá, son de espíritu perezoso y propensxs al como motores de
dogmatismo; que se diferencia de quienes que buscan, de lxs que tienen la filosofía.
inquietudes, lxs escépticxs, que viven sus vidas plena de inseguridades, de
incertidumbre. Porque, por ejemplo:
El escepticismo es una cuestión de duda, más que de negativa. El escéptico no es, en sentido
estricto, alguien que niega la validez de ciertos tipos de creencias, sino alguien que cuestiona
[…] Presenta sus dudas a modo de reto -a veces como un reto para sí mismo- para mostrar
que son injustificadas, que las creencias puestas en duda están justificadas (Strawson, 2003,
43).
P —Sí, también en otras. Por ejemplo, en el ámbito político sucede lo mismo. Uno puede
leer que en la historia de la humanidad las formas de gobiernos han ido variando con el
tiempo. Y eso sucedió porque, a través de la puja de intereses y creencias, cada cultura
concreta la forma de gobierno que en ese momento pensaba como ―más verdadera‖. Y así, a lo
largo de la historia, encontramos formas de gobierno imperiales, aristocráticas, monárquicas
teocráticas, monárquicas parlamentarias, oligárquicas, republicanas, etc. En cada una de ellas
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residía una concepción filosófica de la vida política. La Revolución Francesa, por ejemplo,
marca un quiebre con un orden político que establecía que el monarca tenía derecho al trono y
al gobierno de su territorio por linaje divino. Y en consecuencia, las ganancias económicas
producidas por los campesinos y los comerciantes se veían expuestas a las arbitrariedades y
designios del monarca de turno. Aquí la burguesía en ascenso comienza a cumplir un papel
preponderante porque, por un lado no quiere ceder sus ―derechos‖ ciudadanos, y por otro, no
quiere ceder sus ganancias a la corona. Así es que la Monarquía de este tipo deja de ser vista
como la mejor forma de gobierno y se instituye la República.
Y volviendo a la filosofía, por ejemplo, antes del advenimiento de la filosofía, en el territorio
que hoy ocupan Macedonia, Grecia, Italia, Turquía, Chipre, cuando alguien se preguntaba por
el origen de las cosas y del mundo, la respuesta habitual tenía a cierto dios como fundamento.
Así, cuando ocurría alguna catástrofe, como un naufragio, un maremoto o un terremoto
atribuían el hecho a Poseidón, el dios de los mares y agitador de la Tierra. Incluso el poeta
griego Homero (s. VIII a.C.) narra en la Odisea que Poseidón impide a Odiseo regresar a su
casa en Ítaca. Y es notable que, algunos siglos después, en el siglo VI a.C. los primeros
filósofos se preguntaran cuál era el principio (arché), el origen, de todas las cosas. Y para
responder a eso ya no recurrieran a los dioses, sino a algún elemento de la naturaleza: el
agua, el fuego, el aire, etc.
E —¿Y entonces significa que, si no hay respuestas verdaderas, son todas falsas?
P —No. Quizás podamos pensarlo como lo hacía el filósofo alemán Friedrich Nietzsche
(1844-1900) en ―Historia de un error‖, donde, a partir de su particular concepción
filosófica entiende el mundo humano como un mundo de construcciones/ficciones lingüísticas y
conceptuales desde una interpretación particular, es decir, hace una lectura de la historia de la
filosofía en términos de la historia de un error. ¿Cuál es ese error para él? El error es lo que se
ha considerado históricamente en la filosofía como ―mundo verdadero‖, es decir, un mundo
trasmundano –que no es de este mundo–, ideal e idealizado, que deja de lado todos los
aspectos de la sensibilidad y emotividad humanas para hacer de ese mundo meramente
metafísico un ―mundo verdadero‖ donde lo corpóreo, lo volitivo, lo emotivo, no tiene lugar en
el hombre si es racional. Así, la racionalidad humana ha sido definida bajo esos parámetros
estrechos y ha condenado a todas esas otras facultades humanas al ámbito de lo irracional. Lo
que allí hace Nietzsche entonces no es más que elaborar una nueva historia de la filosofía, una
historia que, en vez de poner el acento en la verdad, lo pone en el error. En vez de construir
una ficción del mundo de un tipo, lo hace de otro. Y al mostrar esta construcción de la historia
al mismo tiempo muestra que la historia tradicional también es una construcción, una
elaboración humana, una ficción, y no una verdad. Y por eso señala que el ―mundo verdadero‖
acabó convirtiéndose en una fábula. Porque en definitiva, lo que en la historia de la filosofía se
lo adjudicó a la verdad no era más que una invención interesada. Es decir, desde cierto punto
de vista. Nietzsche considera, en otro trabajo1, que la mayoría de lxs filósofxs no han hecho
más que tratar de eliminar, limitar o contener todo lo vital del ser humano, porque para ellxs
allí residía la conflictividad y el error; en lo material, lo físico, lo sensible. Han momificado la
vida. Han hecho de la vida y del mundo algo estático, muerto, que no cambia. A su juicio, han
desvitalizado la vida. Por eso, en este sentido, para la mayoría de lxs filósofxs lo inmaterial, lo
metafísico, lo inteligible, era el lugar de la paz y la verdad. Como muestra Nietzsche, esta
clasificación hecha por lxs filósofxs en casi toda nuestra historia, no es más que una fábula,
una invención, y no la verdad. Pero eso no significa que sea falsa esta invención de lxs
filósofxs. Es sólo una perspectiva, un modo de entender, de leer el mundo. Las creaciones son
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creaciones y punto. Ni verdaderas ni falsas. Ya volveremos sobre este asunto y este texto más
adelante.
Pero también, para responder a tu pregunta, y desde otro ángulo, puedo decirte que, por
ejemplo, Karl Popper (filósofo austro-británico, 1902-1994), cuando afirma que, no puede
justificarse lógicamente la verdad de las teorías científicas pero sí puede justificarse
lógicamente la falsedad de ellas, señala que este aspecto, que parece negativo para la ciencia,
sin embargo, es positivo ya que saber que una hipótesis o una teoría es falsa ya es saber algo,
es decir, eso ya produce conocimiento, y quizás podríamos hasta arriesgar a decir que produce
conocimiento verdadero. Es decir, podemos afirmar con veracidad la falsedad de una hipótesis
o teoría. Esta concepción falsacionista, sin embargo, luego ha sido revisada por otrxs filósofxs
de la ciencia. Con lo cual, esta concepción popperiana debería matizarse. Pero no es el tema
aquí.
Ahora bien, por otro lado, te decía que esta cuestión estaba vinculada con el tema de la
verdad, y así estos ejemplos nos ponen en presencia de que no hay una respuesta verdadera.
Pero, como se dijo, ello no significa que sean falsas. Veamos nuevamente cómo lo plantea
Nietzsche:
¿Concuerdan las designaciones y las cosas? ¿Es el lenguaje la expresión adecuada de todas
las realidades?
Solamente mediante el olvido puede el hombre alguna vez llegar a imaginarse que está en
posesión de una ―verdad‖ en el grado en que se acaba de señalar. […]
Los diferentes lenguajes, comparados unos con otros, ponen en evidencia que con las
palabras jamás se llega a la verdad ni a una expresión adecuada, pues, en caso contrario, no
habría tantos lenguajes. […]
Por tanto, en cualquier caso, el origen del lenguaje no sigue un proceso lógico, y todo el
material sobre el que, y a partir del cual, trabaja y construye el hombre de la verdad, el
investigador, el filósofo, procede, si no de las nubes, en ningún caso de la esencia de las
cosas. […]
¿Qué es entonces la verdad? Una hueste en movimiento de metáforas, metonimias,
antropomorfismos, en resumidas cuentas, una suma de relaciones humanas que han sido
realzadas, extrapoladas y adornadas poética y retóricamente y que, después de un
prolongado uso, un pueblo considera firmes, canónicas y vinculantes; las verdades son
ilusiones de las que se han olvidado que lo son […]. (Nietzsche, 1996, 21-25)
Antes de continuar tengo que hacer una aclaración que quizás permita entrever por dónde va
la cuestión. Dije que estos ejemplos nos muestran que no hay una respuesta verdadera. En
todo caso, debería haber dicho que parece no haberla, o que si la hubiera, al menos no la
hemos encontrado hasta el momento. Simplemente no lo sabemos. La cuestión es compleja,
porque incluso esta respuesta que te estoy dando acerca de las respuestas
verdaderas pareciera ser una respuesta última, una respuesta verdadera. ¿Verdad? ¡No!
Si decimos que sólo hay construcciones, entonces eso podría ¡Interpretación!
considerarse como una nueva verdad. ¿No? Una forma de eludir este
problema en el que parece que caemos es, como señala Gianni Vattimo
(filósofo italiano, 1936), tomando como fuente lo dicho por Nietzsche, que ésta es una
interpretación acerca del tema de las respuestas últimas y definitivas, acerca del tema de la
verdad, y no una respuesta definitiva.
Lo que podemos señalar quizás, es que lo que llamamos ―verdad‖ es nada más que una
interpretación acerca de la realidad que ha prevalecido en el tiempo.
P —Lo que podemos pensar quizás, es que la historia de la filosofía es la historia de los
fracasos, como señala el filósofo escocés Alasdair MacIntyre (1929). ¿Por qué? Porque
cada nueva concepción filosófica tiene como motivación el fracaso de las concepciones
anteriores. También para Nietzsche:
Los sistemas filosóficos solo son completamente verdaderos para sus inventores; para los
filósofos posteriores, son comúnmente un gran error. (Nietzsche, 1994, 7)
O también puede pensarse la historia de la filosofía –aunque no sólo de ella– como la historia
de las luchas. Las luchas entre un pensamiento tradicional y uno nuevo que viene a
cuestionarlo. Como si fuera una lucha de los hijxs con los padrxs o de los discípulxs con sus
maestrxs, tal como lo veía Unamuno:
—Yo creo que la historia es lucha, eterna lucha, y que el día en que esa La historia
lucha termine, terminará la historia, y que entonces, para un hombre, como lucha del
para un verdadero hombre, no valdrá la pena de ser vivida. […] pensamiento.
—Que lo que ha hecho y hace la vida histórica de las Monarquías ha sido
y es su lucha contra las tendencias republicanas, y lo que ha hecho y hace la
historia de las Repúblicas ha sido y es su lucha contra las tendencias monárquicas,
disfrazadas con uno u otro nombre (Unamuno, (1958 [1922] IX, 897 y 989).
Esta historia de luchas también la encontramos, por ejemplo, en una obra clásica del novelista
ruso Iván Turguéniev (1818-1883):
—Pável movió los bigotes-. Bueno, ¿y el propio señor Bazárov [el compañero de Arkadi], qué
es en realidad? –preguntó, estirando las palabras.
—¿Qué es Bazárov? —Arkadi soltó una risita irónica—.
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UBA XXI – Filosofía – Unidad 1. Apunte de Cátedra: ¿Qué es la filosofía?
La creadora dialéctica íntima de la historia se revela, sobre todo, en la oposición entre las
generaciones sucesivas. […] Y entre estas intestinas luchas civiles de una sociedad, de un
pueblo; entre estas fecundas contradicciones íntimas que hacen la historia no hay acaso otra
más fecunda, más creadora, más vivificadora, más enriquecedora que la entablada entre
unas y otras generaciones sucesivas, […] El único homenaje digno de la generación que nos
precedió […] es que la sometamos a nuestra crítica demoledora, que la neguemos. Y es el
único homenaje digno que pude rendirnos a nosotros la generación que nos sucede. Así se
establece la continuidad dialéctica y dilemática y hasta polémica; así se hace historia
(Unamuno, 1958 [1916], 1-2).
O quizás mejor para nuestros propósitos, y que se relaciona íntimamente con la historia de la
filosofía como historia de los fracasos, pero también como historia de las luchas, podríamos
decir que es la historia de las crisis, y que lxs filósofxs se han encargado de elaborar teorías
filosóficas para tratar de superarlas. Así es como puede verse según el filósofo e historiador
francés Jean-Pierre Vernant (1914-2007):
En un diálogo hoy perdido, Sobre la filosofía, Aristóteles evocaba los grandes cataclismos que
periódicamente destruyen a la humanidad; describía las etapas que tienen que recorrer cada
vez los escasos sobrevivientes y sus descendientes para rehacer la civilización: así, los que
escaparon al diluvio de Deucalión tuvieron ante todo que volver a descubrir los medios
elementales de subsistencia y volver a encontrar después las artes que embellecen la vida;
en una tercera etapa, proseguía Aristóteles, «pusieron sus miras en la organización de la
polis e inventaron las leyes y todos los demás vínculos que ensamblan entre sí las partes de
una ciudad; y aquel invento lo denominaron Sabiduría […] (Vernant, 1992, 81).
En este sentido, lo que hacemos está vinculado, desde mi punto de vista, con dos conceptos:
traditio y poíesis, una tensión entre tradición y creación. Construimos respuestas nuevas,
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creativas, que cuestionan la tradición pero desde un conjunto de conceptos que ya tenemos
incorporados por nuestra tradición.
Veamos un ejemplo. El filósofo escocés David Hume (1711-1776) y su colega alemán
Immanuel Kant (1724-1804) brindan dos respuestas completamente diversas frente al
problema de la facultad en la cual se originan los juicios morales: uno afirma que es en los
sentimientos, en las pasiones, el otro en la razón. Sin embargo, el cumplimiento de las
promesas y la justicia eran, como señala MacIntyre, tan inviolables en uno como en otro.
¿Y por qué compartían esas creencias si diferían en sus teorías sobre la moralidad? Porque
tenían en común su herencia cristiana, con lo cual sus diferencias se hacen insignificantes.
Insignificantes, pero diferentes. Lo heredado aparece siempre de nuevas maneras,
revitalizado. Unamuno señalaba que la originalidad no consistía tanto en decir algo que antes
no se haya dicho, sino antes bien en combinar y relacionar de manera personal y propia los
pensamientos que ya son parte de los bienes culturales acumulados por la tradición.
Por eso digo que hay una tensión, una lucha constante entre tradición y creación. Veamos, por
caso, de qué manera intervendrían estos dos conceptos señalados en lo dicho por Unamuno:
E —Hay algo que no entiendo. Si como venimos viendo los filósofos no llegan a ningún
acuerdo sobre qué es la filosofía, y si además, la filosofía solo nos brinda una
interpretación del mundo que en parte procede de la tradición y en parte de una creación
humana individual como respuesta a los fracasos anteriores o a las crisis, y no una respuesta
verdadera acerca de lo que es la realidad, el mundo y la vida, entonces, ¿por qué y para qué
se filosofa?
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UBA XXI – Filosofía – Unidad 1. Apunte de Cátedra: ¿Qué es la filosofía?
Por ello, quizás mejor que haber abordado la pregunta por el qué, la pregunta por la cosa, sea
indagar sobre estas nuevas preguntas que estamos poniendo en discusión. Quizás así podamos
tener un panorama un poco más claro sobre qué es la filosofía cuando respondamos por qué,
para qué y cómo hacemos filosofía. Esto no significa que estos nuevos problemas puedan ser
resueltos de manera definitiva, estas cuestiones también son muy problemáticas y discutidas.
Pero por el momento, dejemos estas cuestiones para las próximas clases que por hoy ya ha
sido más que suficiente. Nos vemos la próxima.
—Hasta la próxima.
P
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UBA XXI – Filosofía – Unidad 1. Apunte de Cátedra: ¿Qué es la filosofía?
CERLETTI, A. Y KOHAN, W.
(1996). La filosofía en la escuela. Caminos para pensar su sentido,
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