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Determinar lo que la Filosofía es, es una tarea que compete a la misma Filosofía. Las ciencias son incapaces de
determinar lo que ellas son. Estudian ciertos objetos determinados, pero ellas no pueden decirnos qué son y cuáles son
sus límites. En cambio, la Filosofía, además de estudiar un conjunto determinado de objetos, puede, sin extralimitarse
en sus funciones, decirnos en qué consiste y cuáles son sus límites.
Si interrogamos a un grupo de químicos sobre lo que es la Química, obtendremos (salvo pequeñas variantes) una
respuesta uniforme. Pero si preguntamos a un grupo de filósofos, ¿qué es la Filosofía?, difícilmente se nos darán dos
respuestas semejantes. Y es que responder a tal interrogante implica la respuesta a un sinnúmero de problemas,
porque en esta disciplina-y he aquí otro acto peculiar de la filosofía- los problemas se implican unos a otros sin poder
determinar cuál es anterior a cuál.
La Filosofía no tolera supuestos; esta es su característica esencial. Tiene la independencia más absoluta; ella misma se
fija su contenido, sus límites, sus problemas y sus posibilidades. La actitud primordial de todo filósofo es: renunciar a
cualquier prejuicio, ser capaz de analizar los cimientos sobre los cuales se asientan todas nuestras creencias, y no
contento con ello, tratar de ver si hay algo bajo esos cimientos.
La Filosofía no puede ser definida. Definir es reducir una realidad determinada a conceptos. Y la filosofía se resiste a ser
reducida a conceptos; porque la Filosofía no es el menor conocimiento racional de algo. Es más bien una actitud
espiritual, una manera de ser, una actitud frente al mundo. Por lo que, más que de Filosofía, debemos hablar de filosofar.
El filósofo es tal en tanto Filosofa y no en tanto "sabe" filosofía; la Filosofía se "vive".
La Filosofía no se enseña, pero la Filosofía sí se aprende. Aprender Filosofía es aprender a filosofar; es aprender a
estar frente al mundo en actitud resuelta y valiente a interrogarle, a tratar de descubrir sus secretos sin conformarse con
las soluciones que ofrecen la ciencia y la religión. No es que la filosofía sea contraria a la ciencia o a la religión, sino que
está en plano distinto. La ciencia y la religión tienen límites impuestos desde fuera; la Filosofía no tiene límites, porque
los que se impone a sí misma son siempre provisorios.
Por ello Fichte afirmó que "la Filosofía" que se escoge depende del hombre que se es. El ser filósofo implica una
manera de ser hombre. Y tener tal o cual posición frente a un problema filosófico determinado quiere decir ser hombre
de tal o cual manera.
FILOSOFÍA
I. ETIMOLOGÍA
La palabra filosofía procede de dos voces griegas: Philos (amor) y Sophía (saber). Su traducción literal sería "Amor a la
sabiduría".
Se dice que fue Pitágoras el primero en autoconsiderarse y autodenominarse "filósofo".
Sin embargo, la reflexión filosófica empezó con Thales de Mileto, quien explicó el cosmos como originado a partir del
agua (lo húmedo).
Por otro lado, Heráclito de Efeso fue el primero en utilizar la palabra "filosofar", aunque en la forma de verbo, al decir:
"conviene que los hombres filosofen, es decir, que sepan de muchas cosas"
II. NOCIONES
Dentro del contexto histórico, la filosofía ha tenido muchos sentidos, según las inclinaciones particulares de los filósofos.
La Filosofía es llamada por Aristóteles metafísica o filosofía primera, es la ciencia del ente en cuanto ente, la ciencia de
aquello que puede llamarse con toda propiedad la Verdad. Algunas de las acepciones más generalizadas son las
siguientes: "la Filosofía es la ciencia de las cosas humanas y divinas" , "la Filosofía es el estudio del ser en tanto que
ser", "la Filosofía es el esfuerzo reflexivo por alcanzar la felicidad", "la Filosofía es el saber de todo saber, la ciencia de
todas las ciencias, la ciencia universal", " la filosofía es aquella concentración mediante la cual el hombre llega a ser él
mismo, al hacerse partícipe de la realidad", etc.
Tales nociones son apropiadas más para la concepción tenida por los antiguos griegos, los filósofos renacentistas y los
de la época moderna, no así para la aceptación tenida durante la Edad Media. En la Edad Media, la Filosofía estuvo
subordinada a la teología (que según los escolásticos era la "ciencia de Dios"). En nuestra época, la Filosofía pierde
parcelas de conocimiento a medida que las ciencias van tomando cuerpo y se han desarrollado en numerosas
especialidades. Pero aún así, queda y probablemente quedará, un margen para especular y razonar sobre el sentido de
la vida y del universo; y sobre ese margen, el pensamiento filosófico seguirá vigente.
ACTIVIDAD 1: Investiga la biografía de: Sócrates, Platón, Aristóteles y Renato Descartes.
IV. CARACTERÍSTICAS:
UNIVERSAL: La Filosofía estudia todo cuanto existe.
RACIONAL: En contraposición a la religión que se basa en la fe y a semejanza de las ciencias particulares, la Filosofía
funda sus afirmaciones en razones, y utiliza el pensamiento lógico como parte del proceso de alcanzar sus
generalizaciones a partir del resultado de las ciencias.
PROBLEMÁTICA: En tanto no se alcanza la verdad absoluta, el saber filosófico refleja distintos momentos en el
desarrollo progresivo del pensamiento humano y en ese proceso plantea y replantea constantemente los problemas a
los cuales se evoca.
CRÍTICA: La Filosofía no acepta criterios de autoridad, muy por el contrario el filosofar involucra someter al rigor del
análisis las tesis planteadas por diversos autores a lo largo del desarrollo del pensamiento humano.
SISTEMÁTICA: porque los conocimientos filosóficos se encuentran organizados en teorías, doctrinas.
ESPECULATIVA: Para ciertas tendencias, la Filosofía es una reflexión teórica independiente y ajena a los
resultados de la ciencia por ello la afirmación filosófica no se puede comprobar en la realidad.
TRASCENDENTE: Del latín "trascendere" (traspasar), término usado por la Filosofía idealista para referirse a como la
filosofía va más allá de lo físico y material para elevarse a los entes metafísicos desligados totalmente del mundo
material con los cuales no guarda ninguna relación (espíritu, infinito, alma, etc).
V. DISCIPLINAS FILOSOFICAS
1.1 El Materialismo.- sostiene que el fundamento de las cosas es la materia. Son representantes de esta tesis.
Demócrito, Epicuro, Marx.
1.2 El Idealismo.- sostiene que el ser o el fundamento de las cosas es una entidad de orden no material, como pueden
ser las ideas (Platón) o Dios (San Agustín).
2. LA GNOSEOLOGÍA
Conocida también como teoría del conocimiento; es la disciplina filosófica que tiene como tema central el
conocimiento humano. La gnoseología toma a su cargo toda clase de conocimientos y enfrenta los problemas
relacionados con el origen, la esencia, la posibilidad y la validez del conocimiento humano.
Pregunta: ¿Es posible el conocimiento? ¿Cuál es la fuente del conocimiento? ¿A qué llamamos conocimiento?
3. LA EPISTEMOLOGÍA
Conocida también como, teoría del conocimiento científico. Se preocupa de la estructura, fundamentos y métodos
de las ciencias. Hay tantas epistemologías como ciencias. Está la epistemología matemática, la epistemología de la
Física, la epistemología de la Biología, la epistemología de la Psicología, la epistemología de la Economía, la
epistemología de la Lógica, la epistemología de la Historia, etc. Etimológicamente "epistemología" quiere decir tratado de
la ciencia, ciencia de la ciencia.
4. LA AXIOLOGÍA
Es la disciplina cuyo objeto de estudio son los valores, tales como "lo bueno", "lo justo", "lo bello", etc. Son temas
axiológicos, los referentes a la manera como conocemos los valores y el fundamento, y la validez de las afirmaciones
valorativas, llamadas también "juicios valorativos".
5. LA ÉTICA
Es la disciplina que tiene como objeto de estudio los sistemas morales y las normas que lo integran. Son temas
éticos el lenguaje en el que se expresan las normas morales y el fundamento de la obligatoriedad que ellas demandan.
Pregunta: ¿Cuál es el fundamento de la moral? ¿Pueden derivarse todas las reglas morales de un principio
supremo?
6. LA ESTÉTICA
Es la disciplina filosófica que se encarga del estudio de las expresiones artísticas; estudia entre otras cuestiones,
en qué consiste el valor del arte y lo bello.
Dios no es más que una ✭✭idea✮✮, un producto mental del hombre. No entiende
a Dios como creador del hombre sino al hombre como creador de Dios; y, en
SABIDURÍA
EN PSICOLOGÍA
Razón
La razón es la facultad del hombre que lo hace diferente, lo distingue y lo destaca de otras
especies.
Como facultad, la razón es la capacidad activa o pasiva, o también puede ser entendida como
actividad intuitiva o discursiva
Como principio de explicación de la realidad, puede ser razón de ser, razón de acontecer y razón
de obrar.
En la filosofía griega la idea de razón aparece como la acción de pensar orientada hacia la
sabiduría, con el fin de entender las cosas y poder actuar en forma justa; o bien se presenta como
la facultad pensante que posee el que es inteligente y que actúa en consecuencia.
Esto exige un acto de visión mental que permite la comprensión de la realidad; o bien aparece
como logos, que significa originalmente recoger o reunir, eligiendo o contando lo que pertenece a
una clase de objetos y enunciando o nombrando algo. Es el decir inteligible que contiene el
concepto significativo.
Lo que es común a todas estas definiciones es la suposición de que la realidad es inteligible y que
es posible comprenderla.
La filosofía medieval conserva esta suposición y los diferentes significados del concepto de razón.
En el equilibrio entre razón y fe, por momentos prima la fe sobre la razón y en otros la razón está
sobre la fe.
La idea de razón en el pensamiento moderno, en gran parte rompe esta dicotomía, cobrando la
razón completa autonomía.
Hubo varios otros significados del concepto de razón, incluso dentro del racionalismo. Entre estos
significados se destacan:
La razón como intuición de las naturalezas simples,
La razón como análisis,
La razón analítica está representada por la parte teórica de la filosofía natural (la física y la
matemática principalmente).
La razón especulativa responde a la tendencia de la filosofía clásica (antigua y medieval).
Para Hegel, la razón se identifica con la idea y para Ortega y Gasset, la razón vital es la vida
misma, órgano de toda comprensión.
Orden
En muchas culturas el orden de los astros muestra el orden del mundo que nos remite a lo
sobrenatural.
Platón
Un orden formal, eterno, inmutable, matemático, que está fuera de este mundo; un
universo de formas: las ideas
Aristóteles define el orden como una de las clases de la medida,9 en tanto que la forma constituye
los límites10 de la cosa en su forma esencial de ser y actuar. Por eso el orden hace referencia a
la disposición (διάθεσις) y el hábito (ἕξις) de la sustancia (ούσια). El orden aristotélico sigue siendo
fundamentalmente ontológico, perteneciente a la sustancia (propiamente el ente en cuanto tal) que
supone un orden en la relación de unas partes con otras,11 si bien concebido el orden
fundamentalmente en la unidad e identidad que fundamentan su actuar como causa, lo que
produce el movimiento en este mundo.12 Las formas platónicas generan así las sustancias a través
de los sucesivos movimientos que constituyen el devenir13
Ámbitos de orden
LA INTELIGENCIA
MORAL
Según otra definición, la moral es la suma total del conocimiento que se adquiere sobre lo más
alto y noble, y que una persona respeta en su conducta. Las creencias sobre la moralidad son
generalizadas y codificadas en una cierta cultura o en un grupo social determinado, por lo que
la moral regula el comportamientode sus miembros. Por otra parte, la moral suele ser
identificada con los principios religiosos y éticos que una comunidad acuerda respetar.
Moral filosófica
La moral filosófica la posee aquel que practica una conducta acorde a sus principios
filosóficos, en cambio, no la posee el que habla de una forma y actúa de otra.
Ejemplo:
Por eso hay que tener un estilo de vida y forma de ver la vida muy pulida, real y satisfactoria, tanto para
nosotros mismos como para los demás.
Hay algunos aspectos que matan la vida de la persona y lo más triste de una vida es no saber aprovecharla.
Hay que aprovechar cada instante, cada segundo de tu vida y disfrutarla al máximo. Tienes que hacer cada
instante lo que te gusta, tampoco es vivir como si fuera el último día de tu vida, pero por lo menos hacer lo
que te apetece. Trabajar para en un futuro vivir cada día como si fuera el último.. Eso si es filosofía de vida.
El único fin de la vida es disfrutarla y cualquier cosa que te impida disfrutarla no se merece tu respeto. Por
supuesto hay cosas contaminantes que te impiden vivir tu propia vida y te humillan, las vamos a analizar así
como también analizaremos lo que debes hacer en cada punto y parte de tu vida.
La disciplina es la base para que todo sistema, toda educación, todo trabajo, todo
arte, etc., y en fin, cualquier cosa, pueda llegar a funcionar.
Todo en la vida, desde las plantas y los animales hasta el sistema solar, tiene una
disciplina; de lo contrario, no podría darse la convivencia en conjunto de los distintos
elementos dentro del cosmos en cuanto tal (es decir: orden, por oposición a caos,
desorden). Y el ser humano no es un caso excepcional.
El sol sale cada mañana puntualmente, la luna sale cada noche, las estrellas brillan…
O sea, tienen disciplina y constancia, cosas ambas de las que los hombres solemos
carecer.
Sucede que los hombres nos creemos más complejos (por no decir más ignorantes)
que el resto de formas de vida en lo que concierne a la disciplina. Creemos que el
orden y el método van a quitarnos nuestra libertad. Creemos que somos libres
haciendo lo que queremos (olvidando así cuán pocas veces actuamos según nuestra
propia conciencia). No nos queremos dar cuenta de que la disciplina interna nos da
más libertad para poder actuar conforme pensamos y sentimos. Tener disciplina no es
tener grilletes: es poder exigirte a ti mismo cada vez más.
La disciplina debe empezar por uno mismo. Pero no podemos pretender ser
disciplinados de repente y de forma impecablemente continuada desde el momento
que abrimos los ojos para levantarnos hasta que apagamos la luz para dormir, en el
trabajo, en el estudio y en cualquier mínimo detalle. No. Debemos empezar quizás
con las cosas más pequeñas para poco a poco ir ampliando el campo. Pero debemos
también tener cuidado en afirmar con prisas eso de “yo soy disciplinado”. Sí, lo
somos, pero con las cosas que nos gustan o son nuestras… Y con lo demás, ¿qué?
La disciplina interior es básica para la convivencia con los demás; sin ella
no puede darse la armonía necesaria para que exista el conjunto. Mientras
no exista esa disciplina interior, no podrá existir la disciplina exterior, y
menos aún en el nivel de una colectividad.
Como las representaciones mentales, las palabras, las imágenes tienen tanta fuerza y
capacidad para influir y condicionar nuestra psique, poco a poco la desconfianza
empieza a instalarse en nosotros, como una actitud de autodefensa que hunde sus
raíces en una inseguridad casi patológica. Nos sentimos amenazados y no nos
permitimos que aparezcan en nuestro horizonte vital tantas cosas buenas como nos
ofrece la vida cada día.
Precisamente por ello, vale la pena recuperar esos vínculos mágicos que nos unen a
quienes caminan a nuestro lado por el camino de la vida. Dar nuestra confianza, como
un regalo, a los demás puede multiplicar nuestras posibilidades de acción y
realización, pues la ley de acción y reacción nos devolverá la confianza que actuará
como un activador de muchas potencias que tenemos dormidas en nuestro interior.
Descubriremos que, de la misma manera que podemos creer que tenemos motivos
para desconfiar, también existen razones para confiar, en esa dialéctica constante que
constituye el entramado de la vida.
EL ÉXITO Y EL FRACASO
La vida es un proceso de aprendizaje para todo aquel que se da cuenta de sus errores,
porque quien no repara en ellos sigue equivocándose y fracasando.
El fracaso es la consecuencia del error y el que aprende de sus errores convierte los fracasos
en éxitos.
La acción es la que hace realidad las ideas que se relacionan con nuestras habilidades
específicas y el fracaso no nos transforma en fracasados, sólo es la señal de los errores
cometidos, de estrategias equivocadas, o de actitudes mentales negativas.
El éxito es de los que aceptan los desafíos y tienen la suficiente audacia de asumir los
riesgos; de aquellos que no le temen al fracaso porque lo consideran como parte del proceso
para alcanzar sus propósitos, de quienes no se quejan ni les echan la culpa a los demás de
sus errores y que no abandonan sus objetivos y son capaces de volver a empezar, porque
pueden creer en ellos mismos y en sus propios proyectos.
No es casual que la mayoría de los exitosos tengan una larga trayectoria, y que la constancia
y el factor tiempo hayan formado parte de sus éxitos, porque el éxito es un eterno juego de
avances y retrocesos.
Los fracasados no se permiten errores porque las equivocaciones los aniquilan, destruyen su
autoestima y los hace perder confianza en sus propios planes. Pero el que no comete errores
no llega nunca a ningún lado porque no intenta nada; son los que fracasan sin antes haberlo
intentado.
Lo que nunca hay que perder de vista es el objetivo y no perseguir el éxito por si mismo,
porque es la búsqueda más que los resultados lo que a la vida le da sentido.
Están también los que están esperando para actuar el momento oportuno, la circunstancia
propicia para ponerse en movimiento, no saben que las ideas nunca vienen solas, llegan
siempre a nosotros acompañadas de la posibilidad de que se realicen.
Deepak Chopra nos dice al respecto, que en el universo sólo hay unidades que se
complementan y no polaridades dispersas, de modo que en esta realidad no existirían
problemas sin solución, ni tampoco ideas irrealizables.
Una vida exitosa no se define porque ha tenido éxito en alguna oportunidad, sino por sus
acciones; porque el éxito no dura para siempre; es por lo general efímero por naturaleza, difícil
de mantener por si solo si no se nutre en forma constante con elementos creativos que lo
mantengan nuevo y fresco.
Nuestro peor enemigo no es nuestro competidor sino nosotros mismos, cuando nos
desmoralizamos y frente a un fracaso nos rendimos y decidimos convertirnos en fracasados.
No hay límite para el éxito porque todavía hay mucho por hacer y las limitaciones las ponemos
sólo nosotros; pero hay que aprender a vencer la inercia y empezar hoy a desenterrar todos
esos viejos proyectos guardados en un rincón del alma y que siempre dejamos para más
adelante.
EL MIEDO
El miedo es una interrupción súbita del proceso de racionalización. Lo primero que nos sucede
cuando sentimos miedo es que perdemos la capacidad de racionalizar una situación cualquiera.
Pero ¿es necesario este uso cuando no sabemos lo que está sucediendo? Generalmente, cuando
sucede algo, generamos un prejuicio, pensamos una especie de fantasía mental, muchas veces sin
saber exactamente lo que está sucediendo. Esta fantasía puede acarrear consecuencias muy
graves. Si estamos en una situación de peligro y sucede algo que desconocemos, es mejor no
pensar.
Es fácil observar cómo en una situación de peligro muchas personas hacen justamente lo que no
deberían hacer. ¿Por qué? Porque piensan sin saber lo que está sucediendo. Si alguien va en
coche, entra en una curva con exceso de velocidad y piensa, lo primero que hace es frenar.
Entonces es justamente cuando causa su desgracia, pues es ahí donde reside el peligro: frenar
bruscamente en una curva yendo a alta velocidad. El miedo tiene la capacidad de evitar que
hagamos algo mentalmente. Crea una situación de bloqueo para cualquier proceso mental.
El miedo, como sensación, es una parada súbita de todos los procesos de motivación y de
racionalización. Cuando sentimos el impacto del miedo es como si algo cayese, nos quedamos sin
fuelle, sin motivación para hacer cosas. Ese es el segundo fenómeno que el miedo produce y
también, si lo observamos, es una interrupción súbita. Cuando suceden cosas, la tendencia es
crear o una depresión traumática o una euforia. Hay personas que ante situaciones comunes
reaccionan con euforia, y hay otras que se abandonan totalmente; son procesos relacionados con
la motivación del individuo, y en cualquier situación de riesgo o de peligro, tanto la euforia como la
depresión traumática son negativas.
Desde este punto de vista, el miedo es una fuerza que tiene como objetivo evitar peligros de
cualquier naturaleza, y funciona como una señal que interrumpe cualquier acción imprudente. En
términos concretos y objetivos, el miedo es eso y no tiene nada que ver con las reacciones
sucedidas ante él, que, en nuestro caso, por razones culturales, no son naturales.
Conclusión
El miedo es una fuerza natural. No es mi miedo o su miedo, es el miedo. Existe de forma
independiente a las personas; hay algo en nosotros, y también fuera de nosotros que se llama
miedo, y que tiene una función en la naturaleza, como el Sol, la Luna, el agua, la tierra o cualquier
elemento. El miedo forma parte de la naturaleza y tiene como función proteger, por increíble que
parezca.
LA FE
La fe es algo que en los dominios de la ciencia y de la filosofía tiene poco valor. En realidad,
en ciencia y en filosofía la fe no tiene ningún valor y basarse en la fe para defender algo en
estos contextos es un auténtico disparate. A nivel científico y filosófico nos solemos amparar
más en la razón, pues parece que esta no nos obliga a creer en cosas extrañas, absurdas, ilógicas,
antiempíricas y, en definitiva, irremediablemente falsas. No obstante, siempre existirá quién esté
dispuesto a negar la mayor, de modo que hay que precisar lo que queremos decir cuando decimos
que el valor de la fe es nulo. Para ello nos centraremos en las circunstancias de la fe.
Para que exista la fe han de darse algunos supuestos, tales como la existencia de algunas
afirmaciones alejadas de la razón y el sentido común, así como una deidad postulada a la que se
teme y a la que se le debe fidelidad. Las afirmaciones irracionales a las que hemos hecho mención
suelen apoyarse en dicha deidad y los creyentes en esta creen en tales afirmaciones por amor y
fidelidad hacia su Dios, por más que tales afirmaciones puedan ser absurdas o contrarias a toda
evidencia.
Asimismo, el que cree en tal deidad y en tales afirmaciones sobre la base de la fe lo suele hacer
por dos razones: 1) por la costumbre, porque lo han educado para creer en ello y 2) por miedo a
ser castigado por dicha deidad, cuya inexistencia no es segura.
Existe en filosofía una tendencia a venerar casi todo lo que suene a obra de filósofo, aunque sean
los excrementos de Platón. Lo cierto es que en filosofía todo es discutible y desdeñable y venerar
unas afirmaciones por el hecho de haber sido suscritas por un filósofo es una tremenda idiotez. De
este modo, se me podría criticar sobre la base de que personajes como San Agustín o Santo
Tomás sabían lo que hacían cuando querían o intentaban apaciguar las relaciones entre fe y razón.
Así que se me puede acusar, erróneamente en mi opinión, de hablar demasiado a la ligera cuando
digo que el valor de la fe es nulo, desde un punto de vista filosófico. Sin embargo, yo estoy
dispuesto a decir mucho más. A mi juicio, todo intento por compatibilizar la fe y la razón o por
apaciguar sus relaciones es un intento inútil que no lleva a ninguna parte y que es erróneo
por principio.
En primer lugar, fe y razón son como el agua y el aceite. Compatibilizar ambas cosas sería
similar a descubrir una esfera cúbica o un círculo cuadrado. Si su creencia en P se justifica en la fe,
entonces no se justifica en razones; si se justifica en razones no se justifica en la fe. Además, en
segundo lugar, la fe se utilizó para creer aquellas afirmaciones que eran irracionales porque
de otro modo no se podrían creer. Creer en la trinidad, es decir, creer que 3 = 1 es irracional y
creer que hace 2000 años una mujer podía concebir un hijo siendo virgen es irracional y va en
contra de la evidencia empírica. Es decir, la fe afirma lo que la razón niega.
Conclusión sobre el valor de la fe
Por tanto, el valor de la fe es nulo desde un punto de vista racional. Su única utilidad es para creer
cosas que el buen sentido dice que son absurdas, falsas, imposibles o todo ello a la vez. Desde
nuestro punto de vista es mejor vivir con dudas que creer en tonterías injustificadas.