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Héctor Velásquez Jaramillo

ESTUDIANTE DE FILOSOFÍA

CONVOCATORIA GPV

Nací hace veinticuatro años en la tierra de los antaños


Aburares hoy municipio de Medellín, incluso esta sigue
siendo mi morada. Desde hace seis años asisto a clases de
filosofía en la Universidad Pontificia Bolivariana. Con las
enseñanzas de algunos profesores y experiencias con
comunidades surgió la pasión por la antropología cultural y
filosófica, de hecho, actualmente hago parte de un
semillero de antropología, donde leemos a teóricos de esta
disciplina alternando con trabajos de campo en la ciudad.
Esta pasión ha viajado entre el pensamiento, la palabra y la
acción. Presenté dos ponencias en la universidad, una
sobre “Kant: Antropología y Educación”, otra llamada
“Entre la filosofía del hombre y la antropología filosófica”,
esta última se hizo en el Congreso iberoamericano de
antropología y publicada en el libro Humanismo y
Transhumanismo: reflexiones desde las ciencias humanas
y sociales. Trascendiendo las fronteras académicas, me
encuentro periódicamente con niños de mi comunidad
haciendo intervenciones de promoción y sensibilización a
la lectura.

Estaba sentada justo al lado de mi banca, mirando atenta y convencida dijo a su acompañante “Quiero
ir a las pirámides egipcias”, luego de escuchar las charlas del antropólogo Carlos Castaño Uribe sobre
Chiribiquete recordé a esa señora y me pregunté ¿Por qué tenemos intuiciones sobre patrimonios
lejanos y desconocemos los cercanos? Lo cercano se nos ha alejado, es propio pero ajeno. Ser
voluntario de Parques Nacionales me permite invertir esta concepción. A partir de lo que han arrojado
las investigaciones sobre Chiribiquete, me ha generado intriga el Amazonas, por eso Amacayacu es mi
primer eslabón, el primer paso hacia esa sed de conocimiento, ahí tendré la posibilidad de tener un
contacto directo con poblaciones indígenas, ver sus tradiciones, sus ritos, sus narraciones, entender
sus símbolos. Ser voluntario de Parques Nacionales, no sólo me permite adquirir estos conocimientos,
me permite hacer parte del cuidado que estos necesitan, allí se enconden tradiciones, especies que
necesitan ser preservadas, lugares que necesitan ser cuidados porque son fuente de información para
la humanidad, es cierto lo que dice Carlos Castaño Uribe “Nadie cuida lo que no conoce”, ser
voluntario es una forma de viaje, un viaje donde se hace más humano.

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