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“María Teresa Vera, la inolvidable trovadora”

Alfonso Cadalzo Ruiz

Cuba es país promisorio donde la mujer imprime su sello. La


música es uno de los quehaceres en los que percibimos el
toque de distinción que solo ellas saben dar. Desde tiempos
lejanos, cuando eran discriminadas por prejuicios machistas, se
abrieron paso para hacerse sentir y dejar su impronta.

Entre las más relevantes hubo una que destruyó barreras


excluyentes y se abrió paso – con derecho propio – en la
música popular. Esa mujer de quien escribo nació un día como
hoy seis de febrero hace 127 años, cuando el clarín mambí
estaba a punto de tocar otra vez a lo largo y ancho de la
campiña cubana.

María Teresa nació en Guanajay, actual provincia de Artemisa.


Desde muy joven sintió la vocación musical y era admirada por
uno de sus primeros maestros en el arte, conocido como el
“Negro” José Díaz, quien se emocionaba al verla tomar la
guitarra en sus diminutas manos para arrancarle acordes y
arpegios embebidos de elocuente sublimidad. Grandes
trovadores de la talla de Manuel Corona, Graciano Gómez y
Patricio Ballagas avizoraron su genio creador. Triunfó al
presentarse en el teatro capitalino Politeama, cuando a los
dieciséis años estremeció al público interpretando la canción
“Mercedes”, escrita por su maestro Manuel Corona.
La cubanía musical de María Teresa Vera fue genética y con
ella despejó el espinoso camino que tenían ante sí las cubanas
para ocupar un puesto en el arte de la Trova. Aquella mujer de
espíritu atrevido debutó como compositora con una pieza del
género bambuco titulada “Esta vez te tocó perder”; de ahí en
adelante su carrera siguió un ascenso que nada ni nadie
pudieron detener. Llegó a formar parte de dúos, cuartetos y
sextetos, y resulta antológico su dúo con Rafael Zequeira,
aunque nadie discute su brillantez como intérprete solista.

Melodías inolvidables en su voz fueron “Longina”, de Manuel


Corona, así como “He perdido contigo”, “Porque me siento
triste” y “Veinte años”, - su carta de presentación por
excelencia - , todas estas con música suya y letra de
Guillermina Aramburu.

Fue todo un privilegio para quienes alcanzaron a verla


presentarse en espacios de televisión. Con más de sesenta
años todavía cautivaba escucharla y observar lo magistral de
su arte al ejecutar la guitarra e imponerle su voz convincente y
sentida, coherente con el contenido de sus letras. Así fue María
Teresa Vera, ícono de la Trova Tradicional Cubana que se le
recuerda hoy a ciento veintisiete años de su nacimiento.

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