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Rev. rfe Psicoi. Gral. y Aplic.

, 1993, 46 (4), 465-473

ELEMENTOS DEPINITORIOS DEL ROL DEL PSICÓLOGO


ESCOLAR
8. F. BÁEZ DE LA FE
Universidad de La Laguna

Introducción nas características socioeducativas que justifican la


¢fe/nartda de ayuda psicológica por parta de los cen-
El surgimiehto de la psicolog’a escolar puede enten- tros escolares, subrayando el trasfondo de conflicto
derse coino el’ resultado de una compleja interac. que suele cóntener y los elementos latentes qoe nos
ción entre lás dem.andas del sistema educativo, la previenen contra una léctura directa-de esas exigen-
respuesta cie.ntifico-profesional a tales demandas y cias de ayuda. En tal sentido, nos hemos.referido
las características de la matriz social en que ambas se tanto al peligro de instrumentación que:sufre el pro-
desenvuelven. fesional como a las especiales características orga-
La interacción de esos tres factores ha determina- nizacionales del medio escolar que filtran sus posibi-
do en cada momento histórico tanto los roles y las lidades de actuación.
funciones específicas del psicólogo escolar (diag- El presente trabajo pretende abordar uno de los
nóstico, intervención, asesoramiento), como los su- dos términos restantes de la hipótesis de trabajo
jetos (alumnos retrasados o superdotados, familia, propuesta para estudiar el rol del psicólogo escolar. A
profesorado, etc.) y las áreas de atención preferen- saber, las propiedades del perfit sobre el cual los
tes (deficiencia mental, ajuste y adaptación, clima profesionales ejercen una influencia más inmediata.
escolar, etc.). Me refiero a la respuesta científico-profesional ofre-
En otro lugar (Báez, 1989) hemos analizado algu- cida por esta rama de la psicología aplicada, y que

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disciplina con Iímites pobremente definidos (Cons-
se concreta en las características de la formación tas y Ripple, 1987; Elliot y Gutkin, 1986; Kallos y
que debe adquirirse para ejercer las competencias Lundgrem, 1975).
exigidas por el marco de trabajo. Quizá el elemento común a las diversas definicio-
En cuanto al elemento restante de la hipótesis de nes propuestas para la psicología de la educación
partida —el papel determinante que la matriz social sea el señalado par Berliner (1982), que la entiende
e¡erce sobre ese rol profesional— considero que la como la aplicación del método científico al estudio
historia de la psicología escolar española merece del comportamiento de las personas en situaciones
atención como tema de estudio en sí mismo, y su instruccionales. No obstante, incluso una declara-
complejidad excede las posibilidades del presente ción tan genérica como ésta suscita interrogantes.
trabajo. Esa definición comienza apelando al carácter apli-
Antes de finalizar la introducción, hemos de seña- cado de la psicología de la educación. Lo menos
lar que no trataremos, ni mucho menos, de explorar que puede decirse sobre la polémica acerca de la
o agotar todas las posibilidades conceptuales, sino naturaleza básica versus aplicada de esta disciplina,
de ofrecer algunos elementos para la discusión so- es que existe consenso generalizado para admitir la
bre la problemâtica que rodea a este campo profe- existencia tanto de una «psicología aplicada a la
sional. educación» como de una «psicología de la educa-
ción».
Mientras que la primera aglutinaría los conoci-
mientos psicológicos generales útiles en el proceso
La respuesta científico-profesional: educativo (ya procedan de la psicología del aprendi-
psicología escolar, psicología de la zaje, de la psicología del desarrollo, de la psiœlogía
educación y ciencias de la educación cognitiva, etc.), la segunda englobaría a los princi-
pios y modelos específicamente derivados de la in-
La psicología escolar se nos muestra históricamente vestigación en contextos educativos.
como el progresivo desarrollo de una disciplina pro- El debate aplicado versus básico plantea, por otro
fesional a caballo entre la psicología y la edu- lado. el problema interdisciplinario sobre su autono-
cación. mía o dependencia: ¿que lugar ocupa la psicología
A partir de este doble origen, su identidad se deri- de la educación en el conjunto de las ciencias de la
va de los objetivos, los procedimientos y el contexto educaciôn?
que aglutinan a sus practicantes: la utilización de di- En unos casos se sostiene que puesto que Io que
ferentes métodos de diagnóstico, rehabilitación y se aplica son los conocimientos psicológicos a un
asesoramiento psicológico, al servicio de los proble- dominio específico, Io pedagógico, la disciplina ma-
mas de enseñanza-aprendizaje, propios de los en- triz sería la psicología, y no al revés. De hecho, viene
tornos escolares. a decirse, la pedagogía ha intentado legitimarse
De acuerdo con ello, distintos autores españoles científicamente a través de su fundamentación psi-
señalan que la psicología escolar es una psicología cológica. En este sentido, Berliner (1982) señala
aplicada (Pelechano, 1988) o una rama instrumen- cómo las dos principales revistas de la American
tal de la psicología de la educación (Genovard y Educational Research Association (AERA) (Ameri-
Gotzens, 1986a y b; Genovard, 1982; Rivas, 1988), can Educational Research Journal y Review of Edu-
equiparable a otras parcelas clásicas de la psicolo- cational Research) están dominadas par investiga-
gía profesional, tales como la psicología clínica o la ciones psicológicas.
industrial (Serrano, 1985). En definitiva, una inter- Los que sostienen Io contrario argumentan que
vención psicopedagógica sobre problemas educati- un fenómeno tan complejo como la educación sólo
vos concretos (Bassedas, Coll y Rosell, 1981; Coll, puede ser abordado de forma reduccionista y ato-
1980, 1987). mista desde la mera óptica psicológica (Gillieron,
Aunque no todos los autores opinan lo mismo, en 1980; Gimeno, 1986; Kallos y Lundgrem, 1975). Sin
este reparto de papeles —e influencias— el psi- embargo, como afirma Coll (1980) partiendo de la
cólogo educativo asumiría funciones de diseño, evidencia de esa complejidad y de los factores so-
organización, coordinación y evaluación de procedi- ciopolíticos que inciden en el fenómeno educativo, la
mientos y servicios instruccionales. La filosofía y el educación es siempre transmisión de saberes y co-
modelo general de trabajo adscrito sería la investi- nocimientos (actitudes, normas, valores, contenidos
gación. Por su parte, el psicólogo escolar desempe- académicos...). Es en este sentido en el que resulta-
ñaría básicamente una función aplicada y de inter- ría pueril obviar los procesos psicológicos a que nos
vención directa en el medio escolar. remite la interiorización de conocimientos.
Estas referencias parecen ofrecernos una carac- De acuerdo con Mayor (1985), no es probable que
terización más o menos definitiva de la psicología este afán diferenciador gane las simpatías de la co-
esœlar, afirmando su carźcter tributario de una dis- munidad científica. En la práctica, la investigación
ciplina científica formal como pueda ser la psicología educativa no es ajena al compromiso interdisciplina-
de la educación. rio de la ciencia actual, y continuamente encontra-
Esta solución, sin embargo, es más aparente que mos profundas convergencias teóricas y metodoló-
real, puesto que los propios analistas de la psicolo- gía gicas entre psioólogos instruccionales y didactas, o
de la educación suelen señalar que ésta es una entre psicólogos organizacionales y estudiosos de

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na científico-profesional estamos realizando una do-
la administración educativa, así como entre microso- ble declaración. Señalamos, por un Iado, su aspira-
ciología y psicología social de la enseñanza. ción investigadora sobre la propia escuela como
En cualquier caso, el argumento diferenciador marco institucional del proceso educativo. Y por otro
procedente de la psicología se concentra en el desa- Iado, definimos su vocación de servicio, de ma- nera
rrollo de la psicología instruccional, que si bien nace que no puede contentarse con la observación y la
como una psicología experimental en ambientes es- descripción; requiere, también, la elaboración de
colares —de corte conductual primero y cognitivo a prescripciones, convirtiendo la intervención en un
continuación—, parece tener la suficiente capacidad área más de estudio e investigación.
integradora como para convertirse en una alternati- De acuerdo con los elementos contemplados en
va global a la psicología de la educación (Hernán- la tabla 1, la respuesta ofrecida por los psicólogos
dez, 1986). No obstante, a mi modo de ver ello exi- escolares a las demandas de servicios planteadas
giría un interés más decidido por los aspectos moti- por el sistema educativo es activamente construida
vacionales y psicosociales del proceso educativo por tres tipos generales de dilemas: dilemas psicoe-
(véase Vega, 1986, y especialmente, Díaz-Aguado, ducativos teóricos, dilemas empírico-profesionales y
1986). dilemas sobre el modelo de prestación de servicios.
Sería ingenuo pretender forzar aquí una solución Estos dilemas que conforman la respuesta cientí-
definitiva a lo que parece ser un complejo debate, fico-profesional son el resultado, respectivamente,
que afecta no sólo al carácter aplicado versus bási- co de los tres ámbitos o dominios que constituyen las
o autónomo versus dependiente de la disciplina y al fuentes de intervención psicoeducativa:
tipo de comportamiento que le interesa estudiar.
Además, y siguiendo con la definición de Berliner a) la base de conocimientos que la fundamenta,
(1982), algo habría que decir también de los dos ele- ó) el escenario profesional o marco de acción en
mentos restantes: el método científico y las situacio- que se desarrolla, y
nes instruccionales. c) el modelo de intervención adoptado, en fun-
Sintetizando mucho, con respecto al método ha- ción de las transacciones privilegiadas entre la base
bría que subrayar la preocupación generalizada de conocimientos y el escenario profesional.
—por no decir crisis profunda— que afecta a la
perspectiva confirmatoria en las ciencias sociales y Por supuesto que se trata de aspectos estrecha-
a la debilidad del énfasis verificacionista propio del mente interconectados, y lo único que justifica su di-
método experimental clásico y, por contra, los cada ferenciación es el análisis descriptivo, análisis que
vez más numerosos y significativos pronunciamien- comenzaremos por la base de conocimientos.
tos sobre la fiabilidad y validez de la investigación
naturalista en educación (Anguera, 1986; Jacobs, La base de conocimientos
1987; Magoon, 1977; Tejedor, 1986; Wilson, 1977).
En cuanto a la delimitación de las «situaciones de la psicología escolar
«instruccionales» sobre las que debe operar la psi-
cología de la educación, algunos autores las han Siguiendo con la tabla 1, la base de conocimientos
restringido a lo que ocurre en el salón de clases (se- admite al menos tres tipos de análisis, según nos in-
ría el caso de Ausubel, 1968). De esta forma se pre- terese lo referido a su elaboración, a su organiza-
tendía superar las críticas a la validez ecológica de ción y a su utilización.
las situaciones de laboratorio, propias de una psico- En lo que se refiere a la elaboración del conoci-
miento, los aspectos críticos son básicamente dos:
logía educativa experimentalista practicada durante por un Iado, el concepto de ciencia y de método
mucho tiempo en las universidades anglosajonas. científico, y por otro Iado, el concepto de comporta-
Soslayadas esas dificultades, la tendencia actual miento y, por extensión, el de hombre y sociedad.
más generalizada en la definición de la situación No se trata de analizar aquí las implicaciones epis-
educativa excede con mucho los límites de la educa- temológicas de unos conceptos tan genéricos; lo
ción formal, reclamando como ámbito de estudio que me interesa señalar es el fenómeno educativo
para la psicología de la educación «... todas las si- como elemento aglutinador de lo individual y lo so-
tuaciones en que se produce un proceso de ense- cial, y más concretamente las posibilidades de inter-
ñanza-aprendizaje» (Beltrán, 1983, p. 542; véase vención psicológica sobre ese fenómeno.
también Mayor, 1985; Vega, 1986).
Esta apertura a las situaciones educativas reales Yendo de lo más general a lo más específico, el
ha sido facilitada por la superación del ambientalis- concepto de ciencia y de método científico están en
mo reduccionista y fisicalista de corte conductual, la propia génesis de la prestación de servicios psico-
en virtud de las conceptualizaciones psicosociales y lógicos, ya que su nacimiento es inseparable del na-
ecológicas de los contextos y ambientes escolares cimiento de la psicología experimental, con la que
(Báez, 1988; Fraser, 1989; Río y Álvarez, 1985). nace la psicología como ciencia autónoma, y a imita-
Tras este apretado repaso a la «territorialidad ción de las ciencias naturales.
epistemológica» (Kallos y Lundgrem, 1975) de la psi- Respecto a ese punto ya hemos citado la crisis
cología de la educación, podemos retomar el proble- verificacionista y el resurgir de las metodologías
ma de la caracterización y la psicología escolar des- cualitativas, como intento de superar el callejón sin
de una perspectiva más amplia y significativa. salida a que conducen el empirismo y el racionalis-
AI afirmar que la psicología escolar es una discipli- mo propios del método hipotético-deductivo y del

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TABLA 1
Elementos para delimitar el rol del psicólogo escolar

BASE DE CONOCIMIENTOS

os os

tO
MODELO DE INTERVENCIÓN

Pers;activa TECNOLÓGICA POLÍTICA CULTURAL

li''4AG£t4 Producción Negociación Comuyia aa


SUBYACENT E

MEcANisuO Demostrar y Demostrar y Companir


DE INFLUENCIA esperar cooperar significados y
valores

ASPECTOS El proceso y las Ajuste entre las El contexto


ENFATIZADOS técnkas de tácnkas y ei mismo
intervención contexto

Decreta ao Autoiniciado
MARCO DE ACCIÓN
P
ggAPELDEL Expeao Facilitador Facilitador

La e
PAPEL DEL Consurr jor Consumidor Pariicipa
CLIENTE pasivo activamente y
clesde el
principio en todo
el proceso
Necesidades/odjerivos:

EuPíRico-PRoFesioHcLEs

ca á

e Familia/comunidad. • Grupo (alumnos/profesores).


Centro escolar.
cólogos del Colegio de Licenciados de Madrid,
positivismo en general (Gergen, 1985; Messick, 1980).
1981). Directamente relacionado con la acreditación pro-
Continuando con la descripcłón de la tabla 1, las fesional se halla, por otro lado, el papel que deberian
diatribas sobre el método (observación, correlación, desempeñar las organizaciones profesionales (Cole-
experimentación) han teńido a su vez algunos de los gio Oficial de Psicólogos, etc.). En nuestro país, des-
grandes problemas de la psicología: el debate per- graciadamente, ese papel parece más testimonial
sona-situación, el debate pensamiento-comporta- que decisivo.
miento y el debate determinismo-voluntarismo. AI descender a este nivel, estamos tocando la di-
En relación con las funciones del psicólogo esco- mensión social de la base de conocimientos; es de-
lar, las implicaciones de estos debates pueden resu- cir, Io referido a su utilización. Este tercer análisis no
mirse como el intento de superar el reduccionismo es menos complejo que los anteriores, y en él con-
de corte tanto personologista (rasgos y factores) vergen implicaciones tanto del ámbito científico
como de corte ambientalista (conductismo radical), como del ámbito académico, para reclamar, siquiera
en favor de posiciones constructivistas e inter- implícitamente, una toma de postura por parte del
accionistas, haciendo del profesional un observador profesional.
participante más que un mero notario de situa- Se trata, en primer lugar, del tema del poder so-
ciones. bre el establecimiento de las Iíneas de investigación y
En el caso concreto de los ambientes escolares, docencia, cuyo estudio requiere un análisis político de
tal intento supone la sustitución del enfoque des- los criterios centrales, regionales y locales con que
criptivo, terminal y clínico del caso por un análisis se administran los fondos destinados a este fin,y con
multidimensional del proceso educativo, prestando los cuales se evalúan sus resultados. Obviaré este
especial atenciôn a las propiedades del contexto en tema por considerarlo un asunto institucional de
que se desenvuelve ese proceso y a su eventual op- política social y universitaria que cuenta ya con sus
timización (Báez, 1989). propios mecanismos de funcionamiento.
Las propuestas teóricas específicas que hacen Si nos interesa más el segundo aspecto que he
posible el diseño de esta perspectiva multinivel pro- recogido en el análisis social: la diseminación de la
ceden tanto de disciplinas y áreas psicológicas (psi- investigación. AI fin y al cabo, la investigación edu-
cología de la educación, psicología instruccional, cativa no tiene sentido si no es para el cambio y la
psicología social de la educación, psicología del de- innovación del sistema educativo. Como veremos at
sarrollo, psicología ambiental y ecológica...), como de hablar del modelo de intervención, las dificultades y
la investigación educativa en campos afines (es- contradicciones suscitadas por esa vocación consti-
pecialmente los estudios de innovación y evaluación tuyen una importante fuente de hipótesis para anali-
educativa). zar el escenario profesional y verificar los modos de
Llegados a este punto, hemos entrado en el se- actuación que son posibles.
gundo análisis que es posible practicar sobre la
base de conocimientos: su propia organización. La
cuestión esencial se refiere a la estructura de autori-
dad académica que convierte el problema de la «te- El marco de acción
rritorialidad epistemológica» en jerarquización del
conocimiento y en conflicto de influencias sobre la ti- En este bloque de elementos he recogido las princi-
tulación y acreditación para el ejercicio profesional. pales variables del marco de acción que los analis-
Ya hemos hablado del carácter necesariamente tas usan para diferenciar el rol profesional y organi-
interdisciplinario que exige el estudio de un fenôme- zar las múltiples funciones que Io componen (Bar-
no tan complejo como el educativo y las disputas te- don, 1982, 1983; Brown, 1982; Coll, 1988; Geno-
rritoriales y gremiales que suscita. vard y Gotzens, 1986 a y b; Monroe, 1979; Phillips,
En el caso español, estas disputas se reflejan, por 1982).
ejemplo, en las contradicciones del informe técnico Los fundamentos conceptuales y metodológicos
del Consejo de Universidades sobre el título de li- con que se elabora la base de conocimientos de la
cenciado en Psicopedagogía. Este înforme parece psicología escolar no siempre proceden del estricto
haber optado por un desigual compromiso entre las ámbito escolar. Sin embargo, cada vez es más pa-
tres áreas de conocimiento implicadas: psicología tente la imposibilidad de enfrentar el fracaso y las
evolutiva y de la educación, didáctica y organización disfunciones educativas sin contar con un modelo
escolar y métodos de investigación y diagnóstico en general de la función escolar, entendida en perspec-
educación. tiva positiva más que negativa.
La consecuencia de ello es la ambigúedad del per-
fil propuesto. ¿Cómo entender la afirmación de que
este profesional «reagrupa funciones de asesora- El contexto de enseñanza-aprendizaje
miento y psicólogo escolar»? Tal vez se pretende
con ello salvar la extraña situación institucional en El reconocimiento del papel mediador ejercido sobre
que se hallan los profesionales de la psicología y la el rendimiento por múltiples factores (de tipo indivi-
pedagogía a los que se ha asignado un difuso y pro- dual, interpersonal, grupal, organizacional e institu-
blemático cometido de «orientadores escolares» (Al- cional y comunitario) conlleva el análisis de la escue-
varez y Del Rio, 1975; Renau, 1983; Sección de Psi-
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to del supuesto de que esa base de conocimientos
la como una situación socialmente organizada para es un conjunto teórico-práctico, que procede tanto
el desarrollo sistemático del proceso educativo (Re- de la investigaciôn psicológica en general, como de la
nau, 1985; Bassedas, 1988). educativa en particular y de la propia práctica pro-
Desde una perspectiva macroanalítica, la institu- fesional (en numerosas ocasiones la acción precede a
ción escolar sería el reflejo de la estructura económi- la teoría).
ca, social y política de la sociedad en que se inserta. AI hablar de las transacciones entre la base de co-
Esta triple estructura limita, preside y regula el pro- nocimientos y el escenario profesional, me estoy re-
ceso educativo (Wallin y Berg, 1982). firiendo al modelo de intervención o estilo de presta-
Desde una perspectiva microanalítica, en la que el ciôn de servicios, un tema de interés profesional
centro escolar es el propio objeto y sujeto de estu- creciente.
dio, necesitamos elaborar un esquema de trabajo
sobre sus mecanismos y procesos de operación si
queremos contribuir a su optimización (Báez, 1987, El modelo de intervención
1988; Dalin y Rust, 1988; Lighthall y Zientek, 1977;
Schmuck, 1982).
Más que a un problema estrictamente académico, el
La evidencia que permite elaborar una perspecti- estilo general de presentaciön de servicios nos remi-
va integrada de los múltiples niveles de funciona- te al modo de articulación del proceso de influencia
miento del centro, procede tanto de la psicología que toda intervención Ileva consigo. En último térmi-
educativa y del desarrollo, como de la psicología so- no, intervenir siempre es actuar sobre algo o alguien
cial de la enseñanza, de la literatura ecológico- con un fin determinado.
ambiental y de los hallazgos de la investigación so- bre No por implícita es menos importante la dimen-
administración e innovación educativa (Báez, sión política de esa influencia social. La bibliografía
1991). sobre innovación educativa y diseminación social ha
realizado análisis muy interesantes sobre cómo la
manera de abordar este problema condiciona su
El escenario profesional adopción y/o implementación.
Los peligros de una visión simplista del cambio
Una vez superado el reduccionismo individualista y —y no olvidemos que la mera recogida de datos
subjetivista con que solía abordarse tradicionalmen- te diagnósticos es una propuesta implícita de cam-
el fracaso escolar, el contexto escolar deja de ser un bio— han sido agudamente expuestos por House
confuso y difuminado telón de fondo para pasar al (1981), House y Mathison (1983) y Sarason (1982) al
primer plano de la investigación e intervención psi- dilucidar los componentes de compromiso y nego-
cœducativa. ciación inherentes a toda propuesta de mejora edu-
Con ello, el marco de actuación profesional queda cativa.
articulado y diferenciado según pretenden reflejar Analizando la bibliografía del cambio, House habla
las dimensiones recogidas en la tabla 1. En función de tres perspectivas generales: tecnológica, política
de las necesidades del sistema, las diferentes activi- y cultural. Combinando esta triple perspectiva con
dades profesionales reclamadas por los múltiples las estrategias de intervención social propuestas en
clientes posibles, según su situaciön educativa y las psicología comunitaria (Rappaport, 1977; Rappa-
propiedades de su entorno, pueden articularse en port y Chinsky, 1974), y con los modelos de influen-
tres modelos generates de funcionamiento: descrip- cia social sugeridos para la escuela por Schmuck
tivo-clasificatorio, clínico-terapéutico y consultivo- (1980 y 1982) y Dalin y Rust (1988), he señalado en la
organizacional. tabla 1 algunas alternativas de intervención dispo-
Con independencia de la taxonomía de servicios nibles al psicólogo escolar.
que se proponga, lo importante es que el doble aná- La visiõn tecnolögica deriva el cambio del análisis
lisis del centro escolar —como contexto organizado racional y de la fundamentación empírica de la inves-
para el proceso educativo, y como escenario de tra- tigación. En este marco, la intervención es conside-
bajo para el psicólogo escolar— reclama estrategias rada como un proceso relativamente automático,
de intervención multinivel a la vez que una opción justificado por la creencia en el progreso tecnológi-
ética sobre los fines de esa intervención. co. Una de las principales críticas que se hace a este
Además de una dimensión ética, que entiendo planteamiento es su carácter unilateral, que hace
como una postura de relativismo cultural o de respe- depender la viabilidad del cambio de la medida en
to a la diferencia, la decisión misma de intervenir tìe- que represente las necesidades genuinas de la co-
ne también un significado personal íntimo, en la me- munidad receptora (profesores y alumnos en este
dida que el profesional se enfrente a un conflicto de caso).
cambio —ya sea individual, grupal, organizacional, Responder significativamente a esas necesidades
etc.—, que pone a prueba sus propias creencias y es Io que caracteriza a la perspectiva poIi“tica. Aquí no
atribuciones sobre causación de la realldad y del or- se asume una imagen racionalista de las institu-
den social. ciones sociales como exentas de conflictos de valo-
Por otro lado, se está planteando aquí el tipo de res e intereses. Por ello, se considera necesario
transacción que puede establecerse entre la base ajustar el servicio ofertado a las expectativas de los
de conocimientos y el escenario profesional. No se consumidores, dejándoles cierto margen de manio-
trata del debate entre ciencia y técnica, porque par-

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ción psicoeducativa o psicopedagógica, moldeada y
bra, si bien dentro de los límites generales estableci- construida a partir de una amplia y contrastada base
dos a nivel central por la autoridad educativa. de conocimientos (y de ahí su carácter científico),
Por último, en la perspectiva cultural el valor prin- que excede con mucho el tradicional campo de la
cipal es el respeto a la diferencia y el carácter com- psicología de la educación.
partido de las normas y los valores por los que se En conjunto, la respuesta científico-profesional
rigen los distintos grupos sociales (alumnos, profe- personificada por el psicólogo escolar proviene tan- to
sores, administradores, padres, etc.). La interven- del campo de las ciencias de la educación, comodel
ción es producto de la interacción entre culturas di- de las diversas disciplinas y áreas psicológicas
ferentes. Lo que interesa aquí es comprender cómo es relevantes para el estudio del proceso de enseñan-
interpretada la intervención por sus receptores y en za-aprendizaje y de las condiciones en que tiene Iu-
qué medida afecta a sus relaciones. Es esencial, por gar ese proceso: psicología de la educación, del de-
tanto, entender los significados y valores atribui- dos a sarrollo, del aprendizaje, de la enseñanza, psicología
la intervención si queremos captar «... las suti- les de las organizaciones, ecología del aula y ambientes
formas en que los esfuerzos de cambio son ab- de aprendizaje, etc.
sorbidos sin que se produzca cambio significativo» Ambos determinantes —p. ej., las demandas de
(House y Mathison, 1983, p. 332). servicios de apoyo y asesoramiento por parte del
En el caso concreto del psicólogo escolar, este sistema educativo por un Iado, y la respuesta cientí-
modelo general del cambio se concreta en dilemas fico-académica y profesional por otro Iado— alcan-
específicos para la intervención. En la medida que zan sus formas más eficientes de expresión cuando se
se acentúe la validez interna y el rigor experimental de establecen mecanismos operativos de trasvase y de
los métodos en detrimento de su validez externa, traducción entre la base de conocimientos y el
social o ecológica, nos estamos planteando el dile- escenario profesional.
ma tratamiento versus servicio. La interacción entre estos dos dominios no puede
Por otro Iado, si la intervención psicoeducativa ser adecuadamente abordada como la clásica dico-
forma parte de la dinámica organizativa del centro tomía teoría-práctica o ciencia-técnica, sino que re-
(por ejemplo, no se trata de una actuación jerárquica y quiere una más amplia caracterización en el espacio
marginal sobre elementos aislados), estaremos interdisciplinario de la intervención psicológica y de
hablando de un «modelo de búsqueda» más que de la investigación e innovación educativa.
un «modelo de espera». Al situar las raíces de la identidad profesional del
En definitiva, lo que se postula es la necesidad de psicólogo escolar en ese marco interdisciplinario, es
un enfoque proactivo y propositivo de la actuación posible obviar una concepción restrictiva en virtud
del psicólogo escolar, frente al enfoque reactivo y de la cual la psicología escolar sería considerada
negativo que se deriva del modelo médico, incluso como una mera rama instrumental de la psicología
cuando se ofrece bajo la etiqueta de prevención. de la educación. Por el contrario, y así lo demues-
Si admitimos el carácter científico-profesional del rol tran los más recientes avances conceptuales y so-
del psicólogo escolar, no hace falta justificar la cioprofesionales, la psicología escolar no es sólo, ni
necesidad de reservar a los supuestos éticos un es-
pacio de discusión tan imponante como el dedicado especialmente, una tecnología capaz de contribuir al
a los supuestos epistemológicos y metodológicos. cambio educativo. De hecho, esa visión reduccionis-
ta del rol profesional es probablemente uno de los
factores responsables del carácter reactivo, frag-
Conclusión mentario y marginal históricamente asumido por la
intervención psicopedagógica.
Por el contrario, lo que aquí se plantea es que,
Si hay algo evidente en la historia de las ideas y del además de anicular unos elementos inmediatos de
pensamiento, es que su desarrollo ocurre mediante un intervención, la labor del psicólogo escolar exige la
complejo proceso de producción y diferenciación explicación tanto de los supuestos en que se basa
progresiva del conocimiento. También se admite co- la utilización y la diseminación del conocimiento psi-
múnmente que ese proceso de especialización no coeducativo, como sus condiciones de elaboración
se opera de modo acumulativo, linealmente crecien- y de organización.
te ni exento de conflictos. Es en este amplio espacio donde se plantean con
A partir de una premisa tan genérica como la ex- personalidad propia tanto las opciones éticas, teóri-
puesta, he intentado acercarme a la psicología esco- cas y metodológicas en que se forma el profesional de
lar, entendiéndola como una disciplina científico- la psicología escolar como las posibilidades em-
profesional. pírico-profesionales dibujadas por las demandas de la
Esta etiqueta, de contenido denso y aun contra- comunidad educativa (Báez y Bethencourt, 1992).
dictorio, permite expresar con notable economía in-
formativa el doble origen de la psicología escolar,
una profesión a caballo entre la psicología aplicada y
las ciencias de la educación.
Efectivamente, y de ahí su carácter profesional, la
Referencias
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