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disciplina con Iímites pobremente definidos (Cons-
se concreta en las características de la formación tas y Ripple, 1987; Elliot y Gutkin, 1986; Kallos y
que debe adquirirse para ejercer las competencias Lundgrem, 1975).
exigidas por el marco de trabajo. Quizá el elemento común a las diversas definicio-
En cuanto al elemento restante de la hipótesis de nes propuestas para la psicología de la educación
partida —el papel determinante que la matriz social sea el señalado par Berliner (1982), que la entiende
e¡erce sobre ese rol profesional— considero que la como la aplicación del método científico al estudio
historia de la psicología escolar española merece del comportamiento de las personas en situaciones
atención como tema de estudio en sí mismo, y su instruccionales. No obstante, incluso una declara-
complejidad excede las posibilidades del presente ción tan genérica como ésta suscita interrogantes.
trabajo. Esa definición comienza apelando al carácter apli-
Antes de finalizar la introducción, hemos de seña- cado de la psicología de la educación. Lo menos
lar que no trataremos, ni mucho menos, de explorar que puede decirse sobre la polémica acerca de la
o agotar todas las posibilidades conceptuales, sino naturaleza básica versus aplicada de esta disciplina,
de ofrecer algunos elementos para la discusión so- es que existe consenso generalizado para admitir la
bre la problemâtica que rodea a este campo profe- existencia tanto de una «psicología aplicada a la
sional. educación» como de una «psicología de la educa-
ción».
Mientras que la primera aglutinaría los conoci-
mientos psicológicos generales útiles en el proceso
La respuesta científico-profesional: educativo (ya procedan de la psicología del aprendi-
psicología escolar, psicología de la zaje, de la psicología del desarrollo, de la psiœlogía
educación y ciencias de la educación cognitiva, etc.), la segunda englobaría a los princi-
pios y modelos específicamente derivados de la in-
La psicología escolar se nos muestra históricamente vestigación en contextos educativos.
como el progresivo desarrollo de una disciplina pro- El debate aplicado versus básico plantea, por otro
fesional a caballo entre la psicología y la edu- lado. el problema interdisciplinario sobre su autono-
cación. mía o dependencia: ¿que lugar ocupa la psicología
A partir de este doble origen, su identidad se deri- de la educación en el conjunto de las ciencias de la
va de los objetivos, los procedimientos y el contexto educaciôn?
que aglutinan a sus practicantes: la utilización de di- En unos casos se sostiene que puesto que Io que
ferentes métodos de diagnóstico, rehabilitación y se aplica son los conocimientos psicológicos a un
asesoramiento psicológico, al servicio de los proble- dominio específico, Io pedagógico, la disciplina ma-
mas de enseñanza-aprendizaje, propios de los en- triz sería la psicología, y no al revés. De hecho, viene
tornos escolares. a decirse, la pedagogía ha intentado legitimarse
De acuerdo con ello, distintos autores españoles científicamente a través de su fundamentación psi-
señalan que la psicología escolar es una psicología cológica. En este sentido, Berliner (1982) señala
aplicada (Pelechano, 1988) o una rama instrumen- cómo las dos principales revistas de la American
tal de la psicología de la educación (Genovard y Educational Research Association (AERA) (Ameri-
Gotzens, 1986a y b; Genovard, 1982; Rivas, 1988), can Educational Research Journal y Review of Edu-
equiparable a otras parcelas clásicas de la psicolo- cational Research) están dominadas par investiga-
gía profesional, tales como la psicología clínica o la ciones psicológicas.
industrial (Serrano, 1985). En definitiva, una inter- Los que sostienen Io contrario argumentan que
vención psicopedagógica sobre problemas educati- un fenómeno tan complejo como la educación sólo
vos concretos (Bassedas, Coll y Rosell, 1981; Coll, puede ser abordado de forma reduccionista y ato-
1980, 1987). mista desde la mera óptica psicológica (Gillieron,
Aunque no todos los autores opinan lo mismo, en 1980; Gimeno, 1986; Kallos y Lundgrem, 1975). Sin
este reparto de papeles —e influencias— el psi- embargo, como afirma Coll (1980) partiendo de la
cólogo educativo asumiría funciones de diseño, evidencia de esa complejidad y de los factores so-
organización, coordinación y evaluación de procedi- ciopolíticos que inciden en el fenómeno educativo, la
mientos y servicios instruccionales. La filosofía y el educación es siempre transmisión de saberes y co-
modelo general de trabajo adscrito sería la investi- nocimientos (actitudes, normas, valores, contenidos
gación. Por su parte, el psicólogo escolar desempe- académicos...). Es en este sentido en el que resulta-
ñaría básicamente una función aplicada y de inter- ría pueril obviar los procesos psicológicos a que nos
vención directa en el medio escolar. remite la interiorización de conocimientos.
Estas referencias parecen ofrecernos una carac- De acuerdo con Mayor (1985), no es probable que
terización más o menos definitiva de la psicología este afán diferenciador gane las simpatías de la co-
esœlar, afirmando su carźcter tributario de una dis- munidad científica. En la práctica, la investigación
ciplina científica formal como pueda ser la psicología educativa no es ajena al compromiso interdisciplina-
de la educación. rio de la ciencia actual, y continuamente encontra-
Esta solución, sin embargo, es más aparente que mos profundas convergencias teóricas y metodoló-
real, puesto que los propios analistas de la psicolo- gía gicas entre psioólogos instruccionales y didactas, o
de la educación suelen señalar que ésta es una entre psicólogos organizacionales y estudiosos de
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na científico-profesional estamos realizando una do-
la administración educativa, así como entre microso- ble declaración. Señalamos, por un Iado, su aspira-
ciología y psicología social de la enseñanza. ción investigadora sobre la propia escuela como
En cualquier caso, el argumento diferenciador marco institucional del proceso educativo. Y por otro
procedente de la psicología se concentra en el desa- Iado, definimos su vocación de servicio, de ma- nera
rrollo de la psicología instruccional, que si bien nace que no puede contentarse con la observación y la
como una psicología experimental en ambientes es- descripción; requiere, también, la elaboración de
colares —de corte conductual primero y cognitivo a prescripciones, convirtiendo la intervención en un
continuación—, parece tener la suficiente capacidad área más de estudio e investigación.
integradora como para convertirse en una alternati- De acuerdo con los elementos contemplados en
va global a la psicología de la educación (Hernán- la tabla 1, la respuesta ofrecida por los psicólogos
dez, 1986). No obstante, a mi modo de ver ello exi- escolares a las demandas de servicios planteadas
giría un interés más decidido por los aspectos moti- por el sistema educativo es activamente construida
vacionales y psicosociales del proceso educativo por tres tipos generales de dilemas: dilemas psicoe-
(véase Vega, 1986, y especialmente, Díaz-Aguado, ducativos teóricos, dilemas empírico-profesionales y
1986). dilemas sobre el modelo de prestación de servicios.
Sería ingenuo pretender forzar aquí una solución Estos dilemas que conforman la respuesta cientí-
definitiva a lo que parece ser un complejo debate, fico-profesional son el resultado, respectivamente,
que afecta no sólo al carácter aplicado versus bási- co de los tres ámbitos o dominios que constituyen las
o autónomo versus dependiente de la disciplina y al fuentes de intervención psicoeducativa:
tipo de comportamiento que le interesa estudiar.
Además, y siguiendo con la definición de Berliner a) la base de conocimientos que la fundamenta,
(1982), algo habría que decir también de los dos ele- ó) el escenario profesional o marco de acción en
mentos restantes: el método científico y las situacio- que se desarrolla, y
nes instruccionales. c) el modelo de intervención adoptado, en fun-
Sintetizando mucho, con respecto al método ha- ción de las transacciones privilegiadas entre la base
bría que subrayar la preocupación generalizada de conocimientos y el escenario profesional.
—por no decir crisis profunda— que afecta a la
perspectiva confirmatoria en las ciencias sociales y Por supuesto que se trata de aspectos estrecha-
a la debilidad del énfasis verificacionista propio del mente interconectados, y lo único que justifica su di-
método experimental clásico y, por contra, los cada ferenciación es el análisis descriptivo, análisis que
vez más numerosos y significativos pronunciamien- comenzaremos por la base de conocimientos.
tos sobre la fiabilidad y validez de la investigación
naturalista en educación (Anguera, 1986; Jacobs, La base de conocimientos
1987; Magoon, 1977; Tejedor, 1986; Wilson, 1977).
En cuanto a la delimitación de las «situaciones de la psicología escolar
«instruccionales» sobre las que debe operar la psi-
cología de la educación, algunos autores las han Siguiendo con la tabla 1, la base de conocimientos
restringido a lo que ocurre en el salón de clases (se- admite al menos tres tipos de análisis, según nos in-
ría el caso de Ausubel, 1968). De esta forma se pre- terese lo referido a su elaboración, a su organiza-
tendía superar las críticas a la validez ecológica de ción y a su utilización.
las situaciones de laboratorio, propias de una psico- En lo que se refiere a la elaboración del conoci-
miento, los aspectos críticos son básicamente dos:
logía educativa experimentalista practicada durante por un Iado, el concepto de ciencia y de método
mucho tiempo en las universidades anglosajonas. científico, y por otro Iado, el concepto de comporta-
Soslayadas esas dificultades, la tendencia actual miento y, por extensión, el de hombre y sociedad.
más generalizada en la definición de la situación No se trata de analizar aquí las implicaciones epis-
educativa excede con mucho los límites de la educa- temológicas de unos conceptos tan genéricos; lo
ción formal, reclamando como ámbito de estudio que me interesa señalar es el fenómeno educativo
para la psicología de la educación «... todas las si- como elemento aglutinador de lo individual y lo so-
tuaciones en que se produce un proceso de ense- cial, y más concretamente las posibilidades de inter-
ñanza-aprendizaje» (Beltrán, 1983, p. 542; véase vención psicológica sobre ese fenómeno.
también Mayor, 1985; Vega, 1986).
Esta apertura a las situaciones educativas reales Yendo de lo más general a lo más específico, el
ha sido facilitada por la superación del ambientalis- concepto de ciencia y de método científico están en
mo reduccionista y fisicalista de corte conductual, la propia génesis de la prestación de servicios psico-
en virtud de las conceptualizaciones psicosociales y lógicos, ya que su nacimiento es inseparable del na-
ecológicas de los contextos y ambientes escolares cimiento de la psicología experimental, con la que
(Báez, 1988; Fraser, 1989; Río y Álvarez, 1985). nace la psicología como ciencia autónoma, y a imita-
Tras este apretado repaso a la «territorialidad ción de las ciencias naturales.
epistemológica» (Kallos y Lundgrem, 1975) de la psi- Respecto a ese punto ya hemos citado la crisis
cología de la educación, podemos retomar el proble- verificacionista y el resurgir de las metodologías
ma de la caracterización y la psicología escolar des- cualitativas, como intento de superar el callejón sin
de una perspectiva más amplia y significativa. salida a que conducen el empirismo y el racionalis-
AI afirmar que la psicología escolar es una discipli- mo propios del método hipotético-deductivo y del
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TABLA 1
Elementos para delimitar el rol del psicólogo escolar
BASE DE CONOCIMIENTOS
os os
tO
MODELO DE INTERVENCIÓN
Decreta ao Autoiniciado
MARCO DE ACCIÓN
P
ggAPELDEL Expeao Facilitador Facilitador
La e
PAPEL DEL Consurr jor Consumidor Pariicipa
CLIENTE pasivo activamente y
clesde el
principio en todo
el proceso
Necesidades/odjerivos:
EuPíRico-PRoFesioHcLEs
ca á
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ción psicoeducativa o psicopedagógica, moldeada y
bra, si bien dentro de los límites generales estableci- construida a partir de una amplia y contrastada base
dos a nivel central por la autoridad educativa. de conocimientos (y de ahí su carácter científico),
Por último, en la perspectiva cultural el valor prin- que excede con mucho el tradicional campo de la
cipal es el respeto a la diferencia y el carácter com- psicología de la educación.
partido de las normas y los valores por los que se En conjunto, la respuesta científico-profesional
rigen los distintos grupos sociales (alumnos, profe- personificada por el psicólogo escolar proviene tan- to
sores, administradores, padres, etc.). La interven- del campo de las ciencias de la educación, comodel
ción es producto de la interacción entre culturas di- de las diversas disciplinas y áreas psicológicas
ferentes. Lo que interesa aquí es comprender cómo es relevantes para el estudio del proceso de enseñan-
interpretada la intervención por sus receptores y en za-aprendizaje y de las condiciones en que tiene Iu-
qué medida afecta a sus relaciones. Es esencial, por gar ese proceso: psicología de la educación, del de-
tanto, entender los significados y valores atribui- dos a sarrollo, del aprendizaje, de la enseñanza, psicología
la intervención si queremos captar «... las suti- les de las organizaciones, ecología del aula y ambientes
formas en que los esfuerzos de cambio son ab- de aprendizaje, etc.
sorbidos sin que se produzca cambio significativo» Ambos determinantes —p. ej., las demandas de
(House y Mathison, 1983, p. 332). servicios de apoyo y asesoramiento por parte del
En el caso concreto del psicólogo escolar, este sistema educativo por un Iado, y la respuesta cientí-
modelo general del cambio se concreta en dilemas fico-académica y profesional por otro Iado— alcan-
específicos para la intervención. En la medida que zan sus formas más eficientes de expresión cuando se
se acentúe la validez interna y el rigor experimental de establecen mecanismos operativos de trasvase y de
los métodos en detrimento de su validez externa, traducción entre la base de conocimientos y el
social o ecológica, nos estamos planteando el dile- escenario profesional.
ma tratamiento versus servicio. La interacción entre estos dos dominios no puede
Por otro Iado, si la intervención psicoeducativa ser adecuadamente abordada como la clásica dico-
forma parte de la dinámica organizativa del centro tomía teoría-práctica o ciencia-técnica, sino que re-
(por ejemplo, no se trata de una actuación jerárquica y quiere una más amplia caracterización en el espacio
marginal sobre elementos aislados), estaremos interdisciplinario de la intervención psicológica y de
hablando de un «modelo de búsqueda» más que de la investigación e innovación educativa.
un «modelo de espera». Al situar las raíces de la identidad profesional del
En definitiva, lo que se postula es la necesidad de psicólogo escolar en ese marco interdisciplinario, es
un enfoque proactivo y propositivo de la actuación posible obviar una concepción restrictiva en virtud
del psicólogo escolar, frente al enfoque reactivo y de la cual la psicología escolar sería considerada
negativo que se deriva del modelo médico, incluso como una mera rama instrumental de la psicología
cuando se ofrece bajo la etiqueta de prevención. de la educación. Por el contrario, y así lo demues-
Si admitimos el carácter científico-profesional del rol tran los más recientes avances conceptuales y so-
del psicólogo escolar, no hace falta justificar la cioprofesionales, la psicología escolar no es sólo, ni
necesidad de reservar a los supuestos éticos un es-
pacio de discusión tan imponante como el dedicado especialmente, una tecnología capaz de contribuir al
a los supuestos epistemológicos y metodológicos. cambio educativo. De hecho, esa visión reduccionis-
ta del rol profesional es probablemente uno de los
factores responsables del carácter reactivo, frag-
Conclusión mentario y marginal históricamente asumido por la
intervención psicopedagógica.
Por el contrario, lo que aquí se plantea es que,
Si hay algo evidente en la historia de las ideas y del además de anicular unos elementos inmediatos de
pensamiento, es que su desarrollo ocurre mediante un intervención, la labor del psicólogo escolar exige la
complejo proceso de producción y diferenciación explicación tanto de los supuestos en que se basa
progresiva del conocimiento. También se admite co- la utilización y la diseminación del conocimiento psi-
múnmente que ese proceso de especialización no coeducativo, como sus condiciones de elaboración
se opera de modo acumulativo, linealmente crecien- y de organización.
te ni exento de conflictos. Es en este amplio espacio donde se plantean con
A partir de una premisa tan genérica como la ex- personalidad propia tanto las opciones éticas, teóri-
puesta, he intentado acercarme a la psicología esco- cas y metodológicas en que se forma el profesional de
lar, entendiéndola como una disciplina científico- la psicología escolar como las posibilidades em-
profesional. pírico-profesionales dibujadas por las demandas de la
Esta etiqueta, de contenido denso y aun contra- comunidad educativa (Báez y Bethencourt, 1992).
dictorio, permite expresar con notable economía in-
formativa el doble origen de la psicología escolar,
una profesión a caballo entre la psicología aplicada y
las ciencias de la educación.
Efectivamente, y de ahí su carácter profesional, la
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