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UNIDAD 3

DELITOS CONTRA EL HONOR

1.- Bien jurídico protegido. Sistematización.

Desde antaño la doctrina distingue entre honor subjetivo y objetivo, entendiendo al


honor subjetivo como la autovaloración, la autoestima, lo que cada individuo piensa
de sí mismo como una cualidad que posee; por su parte, el honor objetivo es la
valoración social que atribuyen los terceros a una persona.

No obstante, autorizada doctrina viene sosteniendo una distinción desde una óptica
distinta a la tradicional. Así, tanto la fama como la autoestima deben ser
interpretadas desde una perspectiva normativa, de acuerdo a lo establecido por el
orden jurídico general, con fundamento constitucional.

La interpretación más adecuada del bien jurídico es aquella que tiene en cuenta,
además del componente fáctico (honor subjetivo y objetivo), La perspectiva
constitucional, según la cual el honor es reconocido como una manifestación de la
dignidad personal, como un derecho fundamental del individuo.

Así, el honor, como derecho individual fundamental, tiene actualmente jerarquía


constitucional a partir de la incorporación a nuestra constitución (artículo 75 inciso
22) de la convención americana de derechos humanos, cuyo artículo 11 establece:
"1. Toda persona tiene derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de su
dignidad.

2. Nadie puede ser objeto de injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada,


en la de su familia, en su domicilio o en su correspondencia, ni de ataques ilegales a
su honra o reputación

3. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra esas injerencias o


esos ataques”

2.- INJURIA. Concepto. Medios. Aspecto subjetivo.


ARTICULO 110. - El que intencionalmente deshonrare o desacreditare a una
persona física determinada será reprimido con multa de pesos mil quinientos ($
1.500.-) a pesos veinte mil ($ 20.000.-). En ningún caso configurarán delito de
injurias las expresiones referidas a asuntos de interés público o las que no sean
asertivas. Tampoco configurarán delito de injurias los calificativos lesivos del honor
cuando guardasen relación con un asunto de interés público.

Tipo objetivo:

Sujeto activo puede ser cualquier persona, sujeto pasivo puede ser una persona
física determinada.

La norma se refiere a dos formas diferentes y alternativas de comportamiento:

Deshonrar es atacar, quitar o afectar la honra o dignidad de una persona


Desacreditar se produce cuando la acción injuriante trasciende a terceros
afectando el crédito o la fama de la que goza el sujeto en una comunidad
determinada.

La injuria como deshonra o de crédito debe implicar un menos cabo, una


disminución, una imputación peyorativa acerca de la personalidad de alguien.

Se admite cualquier medio comisivo en tanto sea idóneo para expresar la ofensa: la
palabra oral o escrita, los gestos, pinturas, grabados, dibujos, sonidos, etc..

Tipo subjetivo:

Se exige el dolo directo, el animus injuriandi, que no se presenta si el autor se ha


manifestado con alguna intención diferente como sería el caso de quien ejerce el
derecho-deber de corrección, o pretende aconsejar, o defenderse, o describir o
relatar un hecho, o actúa con intención de gastar una broma.

El tipo penal se consuma con la realización de las acciones típicas sin necesidad de
resultado alguno. Por lo tanto, para probar el delito bastará con acreditar la
idoneidad de los medios comisivos sin necesidad de acreditar ningún efecto que
hayan producido

Prueba de la verdad.
ARTICULO 111. - El acusado de injuria, en los casos en los que las expresiones de
ningún modo estén vinculadas con asuntos de interés público, no podrá probar la
verdad de la imputación salvo en los casos siguientes:

1) Si el hecho atribuido a la persona ofendida, hubiere dado lugar a un proceso penal.

2) Si el querellante pidiera la prueba de la imputación dirigida contra él.

En estos casos, si se probare la verdad de las imputaciones, el acusado quedará


exento de pena.

Toda imputación deshonrosa o desacreditar ante constituye injuria aunque sea


verdadera, por lo cual, en principio, no interesa la verdad de las expresiones
ofensivas, salvo que el autor pueda ampararse en una causa de justificación, o que
tenga lugar alguno de los supuestos establecidos en el artículo.

Cómo primera condición nuestro código penal requiere que las expresiones no se
encuentran vinculadas con asuntos de interés público.

El inciso 1º admite la prueba de la verdad cuando el hecho atribuido hubiera dado


lugar a un proceso penal. Ya que la ley no puede perseguir por una parte al autor de
un delito y por otro lado impedir que el querellado de injurias pruebe la verdad de la
imputación formulada en su contra.

En el inciso 2º se autoriza la prueba de la verdad cuando el querellante pide que se


pruebe la imputación que le fue dirigida, es decir, la víctima solicita que se pruebe la
verdad de los dichos que lesionan su honor. El momento en que debe formularse el
pedido es al interponer la querella y la prueba debe versar sobre la calidad,
costumbre, cualidad o conducta adjudicada al sujeto pasivo

El último párrafo establece que en caso de qué la imputación fuera acreditada como
verdadera, corresponde la exención de pena por tratarse de una excusa absolutoria

Injurias recíprocas y encubiertas.

ARTÍCULO 116. - Cuando las injurias fueren recíprocas, el tribunal podrá, según las
circunstancias, declarar exentas de pena a las dos partes o a alguna de ellas.
En su mayoría la doctrina entiende que la naturaleza de esta previsión, que es de
aplicación facultativa para el juez, es una excusa absolutoria.

Se trata de injurias recíprocas en las que por lo menos intervienen dos personas
que se ofenden mutuamente y que además se querellan recíprocamente.

Debe tratarse de injurias recíprocas, que se trate de ofensas y legítimas y que exista
una relación causal entre ambas, es decir, que una injuria debe ser la causa
determinante de la otra.

3.- CALUMNIA.

Estructura del delito.

ARTICULO 109. - La calumnia o falsa imputación a una persona física


determinada de la comisión de un delito concreto y circunstanciado que dé
lugar a la acción pública, será reprimida con multa de pesos tres mil ($
3.000.-) a pesos treinta mil ($ 30.000.-). En ningún caso configurarán delito
de calumnia las expresiones referidas a asuntos de interés público o las que
no sean asertivas.

Entre la injuria y la calumnia existe una relación interna, la injuria constituye el


género, mientras que la calumnia es la especie

Tipo objetivo:

Cualquier persona puede ser sujeto activo, el sujeto pasivo debe ser una persona
física determinada.

El ataque al honor se concreta mediante la acción del sujeto activo que imputa o
atribuye falsamente a una persona física determinada la comisión de un delito
concreto y circunstanciado quede lugar a la acción pública. Debe tratarse de un
delito entendido en sentido estricto, es decir, un hecho tipificado en el código penal y
leyes especiales, quedando excluidas las contravenciones y faltas, situación que
podrá dar lugar al delito de injurias.

Tipo subjetivo:
Se trata de un delito doloso que admite tanto el dolo directo como eventual (aunque
algunos autores sólo admiten el dolo directo).

Se trata de un delito de pura actividad y de peligro, por lo que se consuma cuando la


expresión calumniosa llega al conocimiento de la víctima o de terceros, al margen
de qué exista efectivamente un menoscabo al bien jurídico, bastando con el riesgo
opuesta en peligro concreto y real de aquel.

La tentativa se muestra como posible

Publicación o reproducción de la calumnia e injuria ajena.

ARTÍCULO 113. - El que publicare o reprodujere, por cualquier medio, injurias o calumnias
inferidas por otro, será reprimido como autor de las injurias o calumnias de que se trate, siempre
que su contenido no fuera atribuido en forma sustancialmente fiel a la fuente pertinente. En
ningún caso configurarán delito de calumnia las expresiones referidas a asuntos de interés público
o las que no sean asertivas.

Mediante esta figura se castiga al que produce o publica (generalmente por medio
de la prensa) la calumnia o injuria proferida por otro

Publicar es dar a conocer una noticia a un número indeterminado de personas. La


publicación consiste en la reproducción del delito en una forma que lo hace patente
y manifiesto al público.

Reproducir es copiar o manifestar lo original, repetir la especie, aunque sea a una


sola persona.

Ambas acciones pueden consumarse por cualquier medio, escrito u oral.

Se trata de un delito autónomo y no de una forma de participación criminal en el


hecho ajeno. Supone la existencia de dos autores y de dos delitos distintos.

Causas que excluyen la tipicidad

A. Para quien al momento de difundir la información cita sustancialmente y de


manera fiel la verdadera fuente de la expresión de contenido ofensivo al
honor, esto es, atribuye su contenido a la fuente correspondiente (primera
regla atrasada por el fallo Campillay)
B. Cuando la calumnia inferida por otro aluda asuntos o cuestiones de interés
público o no sean asertivas. Se trata de una repetición de la leyenda
incorporada en el artículo 109

Propagación de la injuria o calumnia por la prensa.

ARTÍCULO 114. - Cuando la injuria o calumnia se hubiere propagado por medio de


la prensa, en la capital y territorios nacionales, sus autores quedarán sometidos a las
sanciones del presente código y el juez o tribunal ordenará, si lo pidiere el ofendido,
que los editores inserten en los respectivos impresos o periódicos, a costa del
culpable, la sentencia o satisfacción.

El pedido debe efectuarse al momento de presentar la querella o concluir los


alegatos por parte del ofendido.

La publicación debe hacerse, en lo posible, en el mismo medio, en el mismo lugar y


con la misma jerarquía que la publicación que difundió la expresión lesiva al honor.

Retractación.

ARTÍCULO 117. - El acusado de injuria o calumnia quedará exento de pena si se retractare


públicamente, antes de contestar la querella o en el acto de hacerlo. La retractación no importará
para el acusado la aceptación de su culpabilidad.

La retractación consiste en el acto de desdecirse de lo expresado en forma oral o


escrita. Implica un arrepentimiento activo, de modo tal que debe ser directa, amplia
y clara respecto de la ofensa proferida, y además, no supeditada a condición
alguna.

En cuanto a la naturaleza jurídica, mientras que para algunos constituye una excusa
absolutoria, para otros es una causal de extinción de la acción penal. Otro sector
afirma que se trata de un modo alternativo no penal de resolución de conflictos.

La norma exige el requisito de la publicidad, el cual se satisface con la presentación


de un escrito en el expediente por el que se tramita la querella, antes de contestar la
querella o en el acto de hacerlo.
Al ser considerada por la jurisprudencia mayoritaria como un instituto de orden
público, su admisibilidad no depende de la voluntad de las partes, por lo que el juez
es el único que tiene competencia para determinar su procedencia.

Finalmente, su consecuencia procesal es el sobreseimiento del querellado en sede


penal, pero al constituir una excusa absolutoria, el injusto penal subsiste, por lo que
puede existir responsabilidad civil por daños y perjuicios.

4.- PROTECCIÓN DE DATOS. El artículo 117 bis. Reforma ley 26.551.

ARTÍCULO 117 bis.

1°. (Inciso derogado por art. 14 de la Ley N° 26.388, B.O. 25/6/2008)

2°. La pena será de seis meses a tres años, al que proporcionara a un tercero a
sabiendas información falsa contenida en un archivo de datos personales.

3°. La escala penal se aumentará en la mitad del mínimo y del máximo, cuando del
hecho se derive perjuicio a alguna persona.

4°. Cuando el autor o responsable del ilícito sea funcionario público en ejercicio de
sus funciones, se le aplicará la accesoria de inhabilitación para el desempeño de
cargos públicos por el doble del tiempo que el de la condena.

El artículo 117 bis fue incorporado en el año 2000 por la ley 25,326 de protección de
datos personales. Dicha norma, en su artículo 1, establece que la protección tiende
a garantizar el derecho al honor y a la intimidad de las personas, como así también
el acceso a la información que sobre ellas se registre, de conformidad a lo que
establece el párrafo 3º del artículo 43 de la CN.

La importancia social de los datos personales y el progreso de la informática han


provocado la formación de bancos de datos de diversa índole que tienen por
finalidad suministrar la información asentada en ellos a quienes lo requieran. La
inexactitud de la información puede afectar el honor y la intimidad de las personas
respecto de las cuales se informa.

La incorporación de este artículo a nuestro código, tuvo como objeto proteger los
datos personales que se encuentran en archivos, registros, bancos de datos u otros
medios técnicos de tratamiento de datos, sean públicos o privados, siempre que
estén destinados a proporcionar informes (por ejemplo veraz, Codeme, entre otros)

Análisis

INC. 1º: Será reprimido con la pena de prisión de un mes a 2 años el que insertaré o
hiciera insertar a sabiendas datos falsos en un archivo de datos personales. Éste
inciso fue derogado y trasladado con algunas variaciones al título V correspondiente
a los delitos contra la libertad.

INC. 2º: Reprime a aquel que, a sabiendas, proporciona a un tercero información


falsa contenida en un archivo de datos personales. El sujeto activo será el titular o
responsable del archivo de datos personales que se trate y sólo se admite el dolo
directo, ya que el sujeto activo debe conocer cabalmente que la información que
entrega al tercero es falsa

INC. 3º: Establece una circunstancia agravante, la cual tendrá lugar cuando del
hecho se derive un perjuicio efectivo para el bien jurídico tutelado, perjuicio que
puede ser material, moral, o de otra índole.

INC. 4º: Establece que en caso de qué el autor o responsable del ilícito sea un
funcionario público, corresponde además de la pena privativa de libertad, la
aplicación de una consecuencia jurídica adicional, que es la inhabilitación absoluta
por el doble de tiempo de la condena impuesta para el desempeño de cargos
públicos. Se requiere que el delito se ha cometido mediando abuso funcional, es
necesario que el funcionario público se aproveche de las potestades o facilidades
que le reporta su cargo para ejecutar el hecho. Si no existe abuso funcional la
agravante queda trunca

5.- LIBERTAD DE PRENSA. Plenario C.S.J. Nac. Campillay. Doctrina de la real


malicia. Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos humanos.

El artículo 14 de la Constitución nacional reconoce a los habitantes de la nación,


entre otros derechos individuales, el de publicar sus ideas por la prensa sin censura
previa, norma que se complementa con el artículo 32 que dispone que "el congreso
federal no dictara leyes que restrinjan la libertad de imprenta o establezcan sobre
ella la jurisdicción federal"

La Corte Suprema ha dicho que si bien en el sistema republicano la libertad de


expresión tiene un lugar eminente, eso no se traduce en el propósito de asegurar la
impunidad de la prensa, ya que el derecho a la libertad de prensa no es absoluto,
sino que deben observarse las leyes que reglamentan su ejercicio, en concordancia
con la primera parte del artículo 14 de la Constitución.

Además debe tenerse en cuenta que en el ejercicio del derecho a la libertad de


prensa se pueden vulnerar otros de raigambre constitucional, como el derecho a la
honra, conflicto que se presenta cuando se reproducen o publican en la prensa
expresiones que pueden resultar lesivas al honor. En tal sentido, la Corte Suprema
en la sentencia recaída en el caso "CAMPILLAY” de 1986, estableció que un medio
periodístico no responderá por la difusión de información que pudiera resultar
difamatoria para un tercero, siempre y cuando cumpla con alguna de las siguientes
pautas:

● Dar la información atribuyendo su contenido a la fuente pertinente


● Utilizar un tiempo de verbo potencial
● Omitir mencionar la identidad de los presuntamente implicados

Por otra parte, en relación a publicaciones que mencionan a funcionarios públicos,


se ha recurrido a la llamada doctrina de la Real malicia como pautas de
interpretación de la libertad de prensa. Esta doctrina nació en Estados Unidos de la
mano del caso "New York Times Sullivan" de 1964, que tuvo su origen en una
solicitada publicada en el New York Times y financiada por 64 personas, que
describía actitudes segregacionistas por parte de la policía local contra un grupo de
manifestantes de raza negra liderados por el doctor Martín Luther King en la ciudad
de Alabama. Sullivan, que era el comisionado de la ciudad, se sintió agraviado por
las expresiones vertidas en la solicitada contra la policía que estaba bajo su
autoridad, por lo que demandó al periódico.

La Corte Suprema, en el fallo "Morales solá", ajustó la doctrina mencionada a


nuestro derecho presentándola como una forma de quebrar la impunidad de la
expresión crítica referidas a las personas que ocupan cargos públicos, por su
actividad pública, y que consiste en la exculpación de los periodistas acusados
criminalmente frente a informaciones falsas, debiendo los querellantes probar que
las informaciones falsas lo fueron con conocimiento de que lo eran o que actuaron
con imprudencia o con notoria despreocupación.

En conclusión, la doctrina de la Real malicia se aplica a los casos en que


funcionarios públicos, que se sienten afectados en su honor por alguna publicación
periodística relacionada con el interés público, en cuyo caso será el ofendido el que
deberá aprobar la Real malicia del autor de la publicación, acreditando que este
conocía la falsedad de la imputación o que actuó imprudentemente o
negligentemente al no verificarla. Esta mayor exigencia probatoria para el
querellante no es trasladable a cuestiones de índole particular.

El caso Kimel.

El señor Eduardo Kimel era un periodista, escritor e investigador histórico, dedicado


a la historia política argentina. En 1989 publicó su libro "la masacre de San Patricio",
se trataba de una investigación sobre el asesinato de tres sacerdotes palotinos y
dos seminaristas en 1976 (plena dictadura militar).

En dicha obra el señor Kimel efectuó una crítica a la actuación del poder judicial
argentino en la investigación del caso. Puntualmente el periodista señaló: "la
actuación de los jueces durante la dictadura fue, en general, condescendiente de la
represión dictatorial. En el caso de los palotinos el Juez no tomo en cuenta una serie
de elementos decisivos para la elucidación del asesinato”

En octubre de 1991 el magistrado que había entendido en el caso promovió una


querella criminal en contra del periodista por el delito de calumnia. La jueza de
primera instancia desechó la posible comisión de calumnia y entendió que se había
cometido el delito de injuria. En atención a ello, condenó a Kimel a la pena de un
año de prisión en suspenso y al pago de $20.000 en concepto de indemnización del
daño moral.

Años más tarde, esta sentencia condenatoria fue revocada en noviembre de 1996
por la sala VI de la cámara nacional de apelaciones en lo criminal y correccional. Allí
se dijo que “no puede concebirse un periodismo dedicado a la tarea de informar sin
opinar”. Se sostuvo que no advirtiendo dolo en la conducta de Kimel correspondía
“desechar la intención de Kimel de atacar en forma manifiesta un honor ajeno”.

En diciembre de 1998 la corte suprema de justicia de la nación revocó el fallo de la


cámara. Finalmente, se condenó a Kimel a un año de prisión por el delito de
calumnia y al pago de $20.000 por indemnización de daño moral.

Agotados los recursos en la jurisdicción interna, el 6 de diciembre de 2000 el centro


de estudios legales y sociales y el centro por la justicia y el derecho internacional
presentaron una denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Sustanciado el procedimiento de admisibilidad, la Comisión decidió someter el caso
a la jurisdicción de la corte. En su escrito de contestación de demanda el Estado
efectúa un reconocimiento de responsabilidad sobre la violación al derecho a la
libertad de expresión, entre otros.

Así, el 2 de marzo de 2008 la corte interamericana de derechos humanos condenó a


la Argentina por violación del derecho de libertad de expresión consagrado en los
artículos 13.1 y 13.2 de la CADH, y por incumplimiento del principio de legalidad
receptado en su artículo 9 y de la exigencia de plazo razonable en los términos del
artículo 8.1

ART. 13.1: Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y expresión.

Éste derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e


ideas de toda índole que, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por
escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su
elección.

ART. 13.2: El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar
sujeto a previa censura sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar
expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar:

● El respeto a los derechos o a la reputación de los demás, o


● La protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral
públicas.

De esta manera, el derecho a libertad de expresión no es un derecho absoluto.

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