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lenguaje y la
comunicación
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Problemas del
lenguaje y la
comunicación
Ruth Alazraki
Norma Andrés
Bruno Berman
Sergio Etkin
Pablo Leona
Lucía Natale
Ana María Paruolo
Inés Gimena Pérez
Paula Roich
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6
Índice
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Primera Parte
Enfoques teóricos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Saussure. La lingüística estructural . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Aportes de Roman Jakobson al modelo estructuralista . . . . . . . . 27 El
esquema de comunicación reformulado . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39 El
enfoque de la biolingüística . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
Segunda parte
El significado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57 La
problemática del significado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59 Una
teoría cognitivista del significado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113 El
significado de los elementos léxicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
Tercera Parte
Aspectos del uso del lenguaje . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125 El
uso del lenguaje en el marco social y cultural . . . . . . . . . . . . . . 127
Mijail Bajtín: los géneros discursivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151
El enunciativismo lingüístico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 165
La deíxis: egocentrismo y referencialidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 199
Subjetivemas y Modalidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 229
Enunciación y Multiplicidad de voces . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 257
La identificación de mecanismos connotativos:
Un modo de lectura interpretativa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 277
Retórica y figuras: metáfora y metonimia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 289
Cuarta parte
Aportes filosóficos a las teorías lingüísticas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 301
La teoría de los Actos de Habla: Austin y Searle . . . . . . . . . . . . . . 303
La presuposición . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 331
Las Inferencias pragmáticas. Implicaturas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 377
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 397 7
8
Prólogo
Daniel Romero
El libro que el lector está comenzando a leer es una suerte de
manual que reseña algunos de los enfoques fundamentales de las
disciplinas que se ocupan del lenguaje desarrollados durante el siglo
pasado y los años transcurridos del presente.
Ha sido diseñado para utilizarse como texto introductorio a los
pri meros cursos de carreras universitarias en el área de las ciencias
sociales y humanidades, lo cual define a sus destinatarios,
estudiantes que se inician en la reflexión acerca de una propiedad
distintiva del ser humano, la facultad del lenguaje, propiedad que
nos diferencia como especie de los otros seres vivos.
Por lo anterior es que se ha intentado incluir los aportes que
hemos considerado más significativos a la problemática del
lenguaje, tanto desde el punto de vista de su estructura como de sus
principales fun ciones, la representación del pensamiento y la
comunicación.
9
10
Primera Parte
Enfoques teóricos 11
12
Saussure. La lingüística
estructural
Pablo Leona
Entre 1906 y 1911, Ferdinand de Saussure (1857-1913) dictó en la
Facultad de Letras y Ciencias Sociales de Ginebra –donde ocupaba,
además, las cátedras de Gramática comparada y Sánscrito– tres semi
narios sobre “lingüística general”. En 1916, a partir de los numerosos
apuntes de clase que pudieron compendiar entre sus asistentes, dos
alumnos suyos (Charles Bally y Albert Sechehaye) publicaron en París el
Curso de Lingüística General. Por el modo como cuestiona y supera el
estado de los estudios lingüísticos anteriores y por las consecuencias que
tendrá en la organización de las ciencias sociales durante el siglo XX, el
Curso es considerado un texto fundamental de la lingüística y la episte
mología modernas.
Para Saussure, ningún otro campo (o dominio) de las incipientes
cien cias sociales estaba tan sumido en “nociones absurdas, prejuicios,
espejis mos y ficciones” como el de los estudios lingüísticos de la época:
ni la gra mática normativa (abismada en la demarcación entre lo
correcto y lo incorrecto) ni la venerable filología clásica (abocada al
estudio compara tivo de textos clásicos), ni –sobre todo–, la filología
comparativa en boga (dedicada al análisis de las filiaciones entre las
lenguas naturales y la reconstrucción regresiva de su origen común, en
el sánscrito o en el indo europeo) podían aspirar al status scientae, a un
lugar entre las ciencias de la sociedad, porque ninguna había logrado
(como sí lo habían hecho la sociología, la economía, la etnografía y la
psicología, entre otras) definir un objeto “autónomo y completo” ni un
método “coherente y riguroso”.
16
La distinción entre lengua/ habla tiene un carácter eminentemente
dialéctico: ninguna existe como hecho independientemente de la otra,
y ambas se presuponen mutuamente. Su separación es el resultado de
una operación teórica de la que Saussure era bien consciente: mientras
otras ciencias operan con objetos dados de antemano, en el caso de la
lingüística, lejos de preceder el objeto al punto de vista, es el punto de
vista el que crea el objeto.
El objeto de la lingüística (aquello que ésta debe proponerse apre
hender y conocer), la lengua, es un sistema de expresiones (o de signifi
cantes) relacionadas con ideas (o con significados), y en tal sentido es
comparable a otros sistemas, como la escritura, el alfabeto gestual de
los sordo-mudos, los ritos simbólicos, las reglas de cortesía, las insignias
milita res, las costumbres, el juego del ajedrez, etcétera. Saussure
enuncia la necesidad de una ciencia que los asuma a todos como
objeto propio: la semiología (que formaría parte de la psicología social
y, consecuente mente, de la psicología general). La relación inmediata
entre lingüística y semiología es de inclusión: las leyes que postule (que
“descubra”) ésta deberán serle aplicables a aquélla.
Los anteriores dos son los “principios fundamentales” del signo. El pri
mero es general al signo semiológico y el segundo, específico del signo
lingüístico. Su entrecruzamiento permite la siguiente taxonomía:
Signo
lingüístico A
–
2do. Principio: + Símbolo lingüístico Linealidad del B
significante – Signo no lingüístico Símbolo no lingüístico C D
Los valores de una lengua son engendrados por las relaciones opo
sitivo-diferenciales entre las entidades significadas y significantes. Esas
relaciones son de dos órdenes.
Por un lado, en el discurso los signos constituyen –en virtud del carác
ter lineal del significante– combinaciones sintagmáticas, compuestas de
dos o más unidades consecutivas (como en contra-atacar, a capa y
espada, si está lindo, vamos, etc.) Son sintagmas las palabras compues
tas (motivadas semántica o gramaticalmente), los giros idiomáticos (pro
vistos por la tradición) y las frases (en la medida en que se forman sobre
tipos sintagmáticos lingüísticos y no son, en tal sentido, el resultado de un
acto individual). En un sintagma, un término adquiere su valor por las
opo siciones con los términos que lo preceden, con los que lo suceden o
con ambos. Todos los términos de este tipo de relaciones se hallan
presentes en el discurso (o bien: la relación es in praesentia), su número
es finito y su orden, necesario.
Por otro lado, en la memoria (es decir: fuera del discurso), todos los
signos que tienen algo en común conforman grupos asociativos en cuyo
seno reinan relaciones diversas (enseñanza se relaciona, por el plano del
significado, con aprendizaje, educación, etc.; por el plano del significan
te, con lanza, balanza, etc.; por ambos, con aprendizaje, educación,
etc.; gramaticalmente, con templanza, esperanza, etc.). Los términos de
una asociación constituyen una serie mnemónica virtual (o bien: la rela
ción es in absentia), su número es indefinido (salvo para los paradigmas
asociativos gramaticales) y no se organizan en ningún orden.
25
26
Aportes de Roman Jakobson
al modelo estructuralista
Pablo Leona
Funciones estructurales
Por funciones estructurales deben entenderse los roles que los ele
mentos semióticos tienen en la constitución, mantenimiento y funciona
miento de un sistema semiótico. Un sistema semiótico funciona adecua
damente cuando sus elementos están suficientemente diferenciados.
Esta diferenciación funcional, que se conoce como principio de
pertinen cia (o relevancia), puede ser ilustrado por el procedimiento de
determi nación funcional de los fonemas.
Siguiendo la distinción de Saussure entre lengua y habla,
Troubetzkoy y Jakobson introdujeron la distinción entre fonología (el
estudio de los ele mentos fónicos de la lengua como elementos
funcionales de un sistema de forma y contenido) y fonética (el estudio
de la articulación en el habla de los elementos fónicos de la lengua).
Desde el punto de vista fonético, puede descubrirse un número casi
ilimitado de diferencias en el análisis de los sonidos reales del habla. La
fonología reduce esas diferen cias a aquellas que desempeñan un rol
funcional en el sistema, a las que denomina “oposiciones fonológicas”.
El criterio funcional es el efecto de las diferencias fónicas sobre el
sentido. Este efecto se mide por medio de la sustitución de sonidos en
contexto (lo que se conoce como test de con mutación). Las clases de
sonidos cuya conmutación (sustitución mutua) en las palabras ocasiona
diferencias de significado se llaman “fonemas”. En el castellano, la
oposición /l/, /r/ y /r/ es fonémica, porque su conmuta ción (en
contextos idénticos) conlleva una diferencia de sentido: “celo”, “cerro”
y “cero”. Sin embargo, no es la diferencia en tanto tal la que con vierte
a los sonidos en fonemas: en efecto, la misma diferencia fonética no
produce diferencias de significado en el chino, para cuyos hablantes [l],
[r] y [r] serán variables alofónicas de un único fonema /l/.
La noción de pertinencia remite, pues, a que las estructuras se distin
guen –funcionalmente– dentro de los sistemas. Pero este principio requie
re además la distinción de diferentes niveles de análisis. La pertinencia sis
temática en el nivel de los fonemas sólo puede decidirse con referencia
a un nivel superior de la estructura lingüística, esto es, el nivel morfémico
y semántico, porque sólo la diferencia semántica en la conmutación
demuestra la relevancia sistemática o pertinencia de la diferencia fono
lógica (en el nivel más bajo). Para caracterizar el cambio de
perspectiva del análisis fonético al fonológico puede decirse que el
primero es un
28
acercamiento a los fenómenos de superficie, no estructurales, mientras
que el acercamiento fonológico a los fenómenos semióticos toma en
cuenta los elementos de los sistemas de signos en relación con su
función dentro del código.
Un paso más allá en la atomización del lenguaje fue la reducción
analítica de los fonemas a un sistema de rasgos distintivos de
articulación dispuestos en oposiciones binarias (Jakobson, 1956). El
número de estos rasgos es menor que el número de fonemas: Jakobson
postuló una lista limitada de doce rasgos distintivos como válida para
todas las lenguas.5 En el sistema binario de rasgos distintivos, cada
fonema está caracteriza do estructuralmente por los rasgos que tiene y
por los que no tiene. Dos fonemas se distinguen siempre por, al menos,
un rasgo distintivo.
El descubrimiento de los rasgos distintivos como las entidades
mínimas del lenguaje y los principios funcionales del análisis fonológico
contribuyó significativamente a la investigación estructural de los
sistemas de signos.
Funciones comunicativas
5
Estos rasgos distintivos universalmente válidos, son los así llamados universales
fonológicos. Se dividen en: rasgos de sonoridad: A.1-Vocálico / No vocálico;
A.2– Consonántico / No consonántico; A.3– Denso (o compacto) / Difuso; A.4–
Tenso / Flojo; A.5– Sordo / Sonoro; A.6– Nasal / Oral; A.7– Interrupto (discontinuo)
/ Continuo; A.8– Estridente / Mate; A. 9– Recursivo / Infraglotal; y rasgos de
tonali dad: B.1– Grave / Agudo; B.2– Bemolizado / Normal; B.3– Sostenido /
Normal. La universalidad de estos principios ha sido cuestionada.
6
Teoría del lenguaje, Madrid, Revista de Occidente, 1950.
29
lingüista que preste oídos sordos a la función poética del lenguaje y un
estudioso de la literatura indiferente a los problemas lingüísticos son ana
cronismos flagrantes.” (395) Se trata, en definitiva, de justificar la posibili
dad –y aun: la necesidad– de un análisis metódico de la función
poética. Para ello, se impone, antes, definir su lugar entre las demás
funciones del lenguaje.
En cualquier acto de comunicación verbal pueden reconocerse
seis factores: un DESTINADOR que le envía un MENSAJE a un DESTINATARIO, referi
do a un CONTEXTO de referencia (mediato o inmediato), construido sobre
un CÓDIGO compartido (en mayor o menor medida) y en virtud de la exis
tencia de un CONTACTO (un canal físico y psicológico entre los sujetos). A
cada uno de esos factores se asocia una función del lenguaje. Lo más
frecuente es que en un mismo mensaje verbal se encuentren presentes
varias funciones, si bien que jerarquizadas: la función predominante, a
las que el resto le están subordinadas, determinará la estructura verbal
del mensaje
Cuando el mensaje está orientado prioritariamente hacia al
CONTEXTO (i.e.: a la descripción de una situación, objeto o estado mental),
predo mina la función REFERENCIAL (o denotativa). Es el caso de las
oraciones declarativas, del tipo: todos los hombres son mortales,
últimamente estu ve despertándome temprano, tengo sueño, ahí
vivíamos cuando vos eras chico.
Si el mensaje se orienta hacia la actitud –verdadera o fingida– del
DESTINADOR hacia aquello de lo que está hablando, se privilegia la función
EMOTIVA (o expresiva). Las interjecciones son típicamente emotivas:
difieren del lenguaje referencial tanto por su sistema fónico (oh, ah, pfff,
bah, psé, epa…: secuencia fónicas peculiares o incluso sonidos fónicos
extraños al código) como por su función sintáctica (no son
componentes sino más bien equivalentes de oraciones) e informan la
actitud –de asco, de reti cencia, de sorpresa, de entusiasmo…– del
destinador. Otro significante específicamente emotivo es el de los
“rasgos expresivos” o “enfáticos”, es decir, los modos de realización de
los fonemas que revelan las actitudes emocionales del destinatario7: en
castellano, la oposición entre [sí] y la prolongación enfática de la vocal
[sí:]8 forma parte del código, si bien no en términos fonémicos (a
diferencia del checo, donde [vi]: vosotros se opone a [vi:]: sabe). En la
medida en que informan de un estado interno del destinador, la clase
entera de las exclamativas (“¡Por fin llegaste!”, “Ojalá estuvieras acá”,
“¡Qué lindo!”, etc.) es, también, típicamente emotiva.
7
Kerbrat-Orecchioni los llamará “fonoestilemas”.
8
Esa diferencia le permite al destinador prestar acuerdo de modo neutro o enfá
tico. Obsérvese que, para hacerlo de modo concesivo o indolente, dispone
también de la variante expresiva [sé], donde la oposición distintiva: [a] vs. [e] es
puesta en suspenso a favor de las oposiciones expresivas.
30
Jakobson refiere un ejercicio que Stanislavski les imponía a sus alum
nos de teatro: variar los rasgos expresivos en la articulación del sintagma
“Esta noche”, de modo tal de obtener “cuarenta mensajes diferentes”.
Algunas de esas diferencias serían necesariamente explicables en térmi
nos de lo que se ha definido como función expresiva. En un cuento de
Alejandro Dolina (“Didascalias”) se pone en crisis la posibilidad comuni
cativa de esos rasgos:
9
Ello no implica que las órdenes no estén sujetas a condición alguna, se someten
a condiciones de adecuación de orden pragmático.
10
“un tipo de discurso en el cual los lazos sociales son creados en el mismo inter
cambio de palabras… Una mera frase de cortesía cumple una función para la
cual el significado de las palabras que la constituyen es casi del todo insatisfac
torio. Las preguntas acerca de la salud, los comentarios sobre el tiempo, las afir
maciones de algún estado de cosas absolutamente obvio, todo esto se inter
cambia no para informar…” (Malinowski, Bronislaw (1923) “Phatic communion”)
31
ratos se miraban en silencio y reían de esa manera lastimosa.
Entonces el Pedro preguntaba por alguien que se había ido o, lo
que es lo mismo, se había muerto.
El Polo hizo un esfuerzo y le preguntó cómo le iban las cosas. Él
dijo que bien, naturalmente. ¿De qué otra forma le podían ir? (…) El
Polo sacudía la cabeza y miraba el aire y de vez en cuando decía
“¡La puta!”.
–¿Y a vos cómo te va?– preguntó por fuerza el Pedro.
El Polo se encogió de hombros como un desgraciado
–Y… siempre lo mismo. ¿Qué te parece? Se siembra trigo y a los
20 días sale el trigo. Se siembre maíz y a los 10 días sale el maíz.
Hasta ahora nunca salió otra cosa (…)
(De “Mi madre andaba en la luz”, en
La balada del álamo carolina, de Haroldo Conti, 1975)
–¿Y tu novia?
–Ni idea. Se pegó el pire.
–¿Y qué quiere decir “se pegó el pire”?
–Quiere decir que me dejó.
–Ah: te echó flit.
–¿Qué?
–Te echó flit: así decíamos nosotros.
–Ah, bueno, sí: me echó frit.
–“Flit”
–“Flit”… ¿Y qué es “flit”?
–Un líquido para que no haya mosquitos, era.
11
El diario Libre (23-07-2011) tituló “Cristina cara cortada” la noticia del accidente
que sufrió la presidenta en el instituto Leloir; el título principal de Página/12 del
1º de agosto de 2011, luego del triunfo de Macri en el ballotage, fue: “Ojo con
los globos, son como hongos con los votos”.
12
Más aun: el entero desarrollo de un discurso puede desplegarse sobre dos líne
as semánticas diferentes: “un tema (topic) lleva a otro ya sea por similitud, ya
sea por contigüidad. Lo más adecuado sería sin duda hablar de proceso meta
fórico en el primer caso y de proceso metonímico en el segundo. […] En el com
portamiento verbal normal, ambos procesos operan continuamente, pero una
observación cuidadosa revela que se suele conceder a uno cualquiera de ellos
preferencia sobre el otro por influjo de los sistemas culturales, la personalidad y
el estilo verbal.” (Jakobson-Halle: 1956)
33
amor, señora, chuchi,…)”13; en segundo lugar, los términos
seleccionados son coordinados en un sintagma, que es la frase misma14.
En el lenguaje no poético, la selección de un término para integrarlo en
una secuencia oracional (en un sintagma) clausura el paradigma de
asociaciones inte resado una vez hecha la opción; en el lenguaje
poético, en cambio, el destinador guarda memoria de las selecciones
que va realizando y de los paradigmas (de sinónimos, antónimos,
parónimos, homófonos…) en donde las ha realizado, así como de las
combinaciones de fonemas y las estructuras sintácticas utilizadas. La
proyección de esos paradigmas (selección) sobre la construcción de la
secuencia (combinación) con vierte a esta última en un espacio
privilegiado de recurrencias fonológi cas, gramaticales o semánticas.
Según Jakobson, el principio de la recu rrencia (también llamado
paralelismo) es el principio constructivo domi nante de la función
poética.15
Formalmente: la función poética “proyecta el principio de la equiva
lencia del eje de la selección sobre el eje de la combinación. La equiva
lencia pasa a ser un principio constitutivo de la secuencia”. En tal senti
do, la función poética es el opuesto dialéctico de la función metalingüís
tica, pues si bien ésta hace –también ella– un uso secuencial de las equi
valencias (a = a), allí la secuencia construye una ecuación (entre el defi
niens y el definiendum), en la poesía la ecuación (del rango que sea) se
emplea para construir una secuencia.
Recurrencias fonológicas
Ritmo
13
“Una selección entre alternativas implica la posibilidad de sustituir una por la
otra, equivalente a la anterior en un aspecto y diferente de ella en otro. De
hecho, selección y sustitución son dos caras de la misma operación.”
(Jakobson Halle: 1956) Por supuesto, hay que contemplar también los
paradigmas asocia dos por el significante.
14
“Esto significa que toda unidad lingüística sirve a la vez como contexto para las
unidades más simples y / o encuentra su propio contexto en una unidad lingüís
tica más compleja. De aquí que todo agrupamiento efectivo de unidades lin
güísticas las englobe en una unidad superior: combinación y contextura son
dos caras de la misma operación.” (Jakobson-Halle: 1956)
15
La eficacia del efecto producido por la recurrencia provendría de un “deseo
innato de regularidad y simetría”. (Jakobson: 1960)
34
“¡Oh, cíclope! Si alguno, tal vez, de los hombres mortales
te pregunta quién fue el que causó tu horrorosa ceguera
le contestas que Ulises, aquel destructor de ciudades
que nació de Laertes y en Ítaca tiene sus casas.”
(Homero: Odisea, ix: 502-50516)
Paronimia
16
Se trata de la traducción de José Manuel Pabón, para Gredos. El metro es: [—´
—´ —´ —´ —´ –] Nótese que la fuerza compositiva del ritmo impone pronunciar
“*ciclópe” en lugar de “cíclope”.
17
El estribillo de “La rubia tarada” remite a la hipótesis de Jakobson-Halle (1956)
sobre la incorporación del sistema fonológico. Según los autores, el vocalismo
se inicia con una vocal abierta que se opone en forma óptima a una
consonante, generalmente, oclusiva labial. Esta última inicia el consonantismo.
Se estima que la oposición entre ambas es óptima porque la vocal abierta
implica el mayor gasto de energía. Se trata por lo general de la vocal / a / y de
la consonante / p / que, en otro orden de cosas, inician el esquema universal
de la sílaba: C + V. A estos fonemas le suceden otros a partir de oposiciones,
que podrían clasificar se como paralelas, entre consonantes y vocales; las
mismas permitirán arribar al vocalismo y al consonantismo mínimo. A la
consonante labial oral, se le opone la nasal: / p / – / m /. Se trata de la
oposición oclusiva oral / oclusiva nasal. Es, por lo tanto, un principio universal
que las dos primeras sílabas que incorpora el infante son: /pa/ y /ma/. “Oh
mamá, papá y mamá…”
35
Rima
Recurrencias gramaticales
Morfológicas
Tras un pasillo y una puerta/ que se abre a otro pasillo, que/ sigue
hasta perderse
desde un paisaje que conduce/ a la escalera que remonta/ a las
terrazas
donde la luna multiplica/ las rejas y las hojas
hasta una alcoba en la que espera/ una mujer de blanco/ al
término de un largo recorrido
más allá de una puerta y un pasillo/ que repite las puertas hasta el
límite/ que el ojo alcanza en la penumbra
por un zaguán en el que hay una puerta/ cerrada, que vigila un
36
hombre
en una operación combinatoria/ en la que el muerto boca abajo/
es otra indagación que recomienza
ante un espejo que denuncia/ o acaso altera las siluetas. (Julio
Cortázar, “Homenaje a Alain Resnais”
en Las últimas composiciones: 1966)
Sintácticas
Recurrencias semánticas
38
El esquema de comunicación
reformula
do Ana María
Paruolo
Contexto/Referente
Código
18
Jakobson, Roman (1983:39-40) “Lingüística y Poética” en Ensayos de Lingüística
General, Madrid, Cátedra.
19
Op.cit. pp. 41.
40
las características temáticas y retóricas del discurso por ejemplo las res
tricciones del género que encuadran dicha elección hacia una direc
ción precisa. Si se trata de una respuesta de parcial, deberá responder a
las reglas del género académico.
Los niveles de enunciación, pueden superponerse en la instancia
emisora por ejemplo cuando se refieren otros enunciados. El emisor
puede ser complejo, por ejemplo en una campaña publicitaria (enuncia
dor y agencia), o en la comunicación teatral el autor es relevado por
otros que lo interpretan (director, actores, iluminador, escenógrafo, ves
tuarista, maquillador, etc.)
La instancia del receptor es compleja, ya no se trata de un receptor
único –como el propuesto por el esquema anterior– sino que puede
haber varias capas de recepción, por ejemplo en la entrevista por radio:
el entrevistado, los oyentes; en la comunicación teatral: el público, los
otros actores. El receptor puede complejizarse ya que, tanto los directos
como los indirectos pueden estar presentes o ausentes físicamente, pue
den o no tener la obligación o responsabilidad de responder, la respues
ta puede o no ser inmediata.
RECEPTOR
alocutario no alocutario
o destinatario directo
Enunciación
20
Ducrot, Oswald (1984:188) El decir y lo dicho, Buenos Aires, Hachette.
21
Op. Cit 3.
22
Op.cit 3 pp 189
43
de un enunciado sin especificar que sirve para el cumplimiento de diver
sos actos ilocutorios como la promesa, la aserción, la orden, la pregunta.
Afirmar esto, equivale a reconocer que el enunciado comenta su propia
enunciación presentándola como creadora de derechos y deberes.
Decir que el enunciado equivale a una orden es decir que su enuncia
ción se presenta en él, como poseedora del poder exorbitante que con
siste en obligar a alguien a actuar de tal o cual manera; decir que es
una pregunta es decir que su enunciación es capaz por sí misma de
obligar a alguien a hablar, y a elegir para decir, uno de esos tipos de
habla que se han catalogado como respuestas.
“En resumen, si efectuar un acto ilocutorio equivale a pretender
que su enunciación tiene el valor de un contrato que liga a los
interlocutores y si el sentido del enunciado incluye una mención de los
actos ilocutorios que se cumplen gracias a él, entonces es preciso decir
que todo enun ciado representa su enunciación, especificando los
diferentes contratos que la enunciación produce”.23
El enfoque de la biolingüística
Paula Roich – Daniel Romero
24
Los niños criados en comunidades bilingües adquieren dos sin problema
alguno. 25 Téngase en cuenta que la noción que rechaza Chomsky es la del
estructuralis mo estadounidense, cuyos fundamentos teóricos son más simples
que los del Curso de Lingüística General de F. de Saussure.
26
Nuestro sistema de escritura representa, aproximadamente, el significante, los
sistemas ideográficos representan el significado; sistemas ideográficos fueron la
escritura egipcia y maya, y el sistema actual empleado con algunas modifica
ciones en China, Japón, Corea, etc.
46
no se distinga con precisión entre lengua y dialecto, el concepto
lengua coincide con fronteras; Chomsky afirma en alguno de sus
textos que una lengua es “un dialecto con fuerzas armadas”. Este
también es un concepto secundario y derivado, no puede consti
tuir un objeto de estudio.
(1) La casa [que compró Juan, [quien es padre de uno de mis ami
gos]], está hipotecada.
(2) ? La casa [que Juan compró, [quien es padre de uno de mis ami
gos]], está hipotecada.
27
Lengua de los habitantes prehispánicos de Tierra del Fuego, también llamados
onas, actualmente extinguidos.
47
La oración (2) es más difícil de comprender oralmente, debido a que la
expresión Juan, el antecedente del relativo quien, está “más lejana”,
separada por compró; ambas oraciones están bien formadas, pero (1)
es más aceptable para el uso.
Más adelante, en Chomsky (1986), competencia se denomina
Lengua-i. Esta denominación surge para distinguirla de las
concepciones mencionadas del lenguaje como un objeto externo y
extensional, la Lengua-e, y para que quede claro que el objeto de
estudio es entonces la Competencia Lingüística o Lengua-i, considerada
como un objeto del mundo real, una gramática mental, definido por las
siguientes propieda des: interna, individual e intensional.
Es interno porque es una propiedad de la mente-cerebro, una
estructura cognitiva, no una colección de expresiones o corpus reunido
arbitrariamente ni una práctica social externa.
Es individual porque se estudia en un individuo, no es necesariamen
te compartida por una comunidad; es una cuestión empírica y tal vez
casual si dos o más individuos poseen lenguas-i similares.
Es intensional porque para explicar la creatividad o infinitud discreta
se busca caracterizar un procedimiento o mecanismo computacional
finito, los principios de la gramática, que operan sobre un conjunto finito
de elementos lingüísticos (fonemas, morfemas, palabras) y que dan
lugar a un conjunto potencialmente infinito de expresiones lingüísticas;
no se intenta caracterizar este conjunto infinito de expresiones porque
sería imposible.
Esta definición permite encarar los problemas clásicos
mencionados anteriormente; si el lenguaje es un órgano (mental) las
preguntas que guían la investigación y permiten formular los objetivos
son similares a las que haría un biólogo respecto a, por ejemplo, las alas
de las aves, el sis tema digestivo de los rumiantes o las uñas retráctiles de
los felinos:
IIII ¿Cuál es la estructura del conocimiento de una lengua? (¿Cuál es
la estructura del órgano que se investiga?)
IIII ¿Cómo se adquiere una lengua particular? (¿Cómo se desarrolla
el órgano en el organismo?)
IIII ¿Cómo se usa una lengua? (¿Cuál es la función del órgano?) IV
¿Cómo llegó la especie humana a poseer el lenguaje? (¿Cómo
apareció y se desarrolló el órgano en el curso de la evolución?) IV
¿Cuál es la base neurológica del lenguaje? (¿Qué procesos quími
cos y mecanismos físicos determinan su estructura y funciones?)
Es decir, la pregunta por “la tele” debe dejar de lado los elementos
de la oración incrustada, porque pertenecen a otra estructura, y
considerar que uno de los constituyentes desplazados pertenece a una
clase, los ver bos, sin que importe la posición en que aparezca en el
sintagma. Es impor tante mencionar que una oración como (6) no es
producida ni siquiera por los niños pequeños durante el proceso de
adquisición de su lengua, lo que constituye una prueba a favor del
carácter innato del lenguaje.
Se intenta entonces caracterizar una lengua-i o competencia lingüís
tica de un individuo, un sistema de conocimientos no consciente, com
plejo, estructurado y con propiedades específicas.
La pregunta ii) constituye un objetivo de la teoría lingüística,
responder al Problema de Platón, al problema lógico de la adquisición
de la lengua.
49
Se trata de resolver cuál es el peso relativo de lo innato y de los DLP, y se
tiene en cuenta el argumento llamado Pobreza del Estímulo. Consiste en
considerar tres aspectos:
III Los estímulos que recibe un niño de su medio pueden ser deforma
dos (oraciones agramaticales o incompletas) y son insuficientes,
no llega a recibir un catálogo completo de todas las expresiones
posi bles de su lengua porque son infinitas.
III Si bien los datos son limitados, la producción es potencialmente
infi nita; además, no hay producción de expresiones mal formadas.
III Los niños pueden dar juicios de buena o mala formación sin haber
recibido instrucción previa o datos negativos.
DLP
50
Si se entiende el lenguaje como un sistema de conocimiento, es
necesario también manejar una concepción acerca de la
organización, estructura o arquitectura de la mente humana. De esta
manera, sostiene que el estudio del lenguaje debe ser entendido como
una extensión o rama de la psicología cognitiva, en tanto ciencia de la
mente.
La biolingüística concibe la mente humana como un procesador de
información que contiene una serie de sistemas especializados. Un con
junto de ellos conforma la parte modular de la mente, mientras que el
resto está incluido en la porción no modular o central. Los módulos son sis
temas cognitivos o espacios mentales encargados de procesar diferen
tes tipos de información perceptiva, como estímulos visuales, gustativos y
auditivos. Por eso, están conectados con sistemas subsidiarios que se
encargan de proveer a la mente los datos del medio: se trata,
fundamen talmente, de los sistemas sensoriales. Así, hay módulos para la
visión, la audición y la motricidad, entre otros. Todos ellos interactúan
entre sí, aun que cada uno se ocupa de procesar una clase particular
de informa ción. En otras palabras, los módulos son específicos de un
dominio deter minado y esto supone que solo procesan una clase
especial de estímu los. Así, el módulo de la visión sólo procesará
estímulos visuales, formas y colores, y de ningún modo auditivos, sonidos
o ruidos –y viceversa–. Por otra parte, son rápidos, procesan de manera
obligatoria, si se presenta el estímulo adecuado –y no existen patologías
que lo impidan–, están dise ñados genéticamente y conectados con
bases neurológicas específi cas.28
Si bien cada uno de los módulos realiza una serie de tareas determi
nadas, todas ellas se llevan a cabo a partir de la ejecución de acciones
computacionales. Las computaciones efectuadas por los módulos trans
forman las representaciones de tal manera que su nuevo formato pueda
ser leído por otros sistemas cognitivos.
La parte no modular de la mente29, por su parte, está compuesta
por sistemas relativamente no especializados que se ocupan de integrar
la información derivada de los módulos o sistemas perceptivos con
informa ción almacenada en la memoria, así como de realizar
inferencias.30
La facultad del lenguaje, en el marco de esta disciplina, es
considera da un módulo más de la mente, esto es, un dominio mental
con funciones
28
Además, de acuerdo con Fodor (1983), el formato de sus representaciones inter
nas es privativo de un sistema exclusivo y manejan una serie de datos pertinen
tes únicamente para ese módulo, al tiempo que los principios computacionales
a través de los cuales esos datos son procesados permanecen inaccesibles al
resto de los módulos.
29
Nos referimos a los procesos centrales de pensamiento.
30
Usamos este término con el sentido dado por Sperber & Wilson (1986), esto es,
en tanto proceso mediante el cual un supuesto se acepta como verdadero o
pro bablemente verdadero en base a la verdad o probable verdad de otros
supues tos. Se trata, en definitiva, de una forma de fijación de creencias.
51
específicas, tal como la audición y la visión. Como el resto de los módu
los, la Facultad del Lenguaje se caracterizaría por presentar un estado
inicial de desarrollo, común a toda la especie humana, con informa ción
innata, que permitiría adquirir cualquier lengua. Chomsky denomi na
gramática universal (GU) al estado del desarrollo del módulo del len
). Cuando los datos lingüísticos del entorno comienzan a inte
guaje (E0
ractuar con la información presente en la gramática universal, la mente
empieza a desarrollar una gramática de una lengua particular o
Lengua-i (EL). Una vez que este proceso llega a un cierto punto de
maduración, el sujeto, sin haberlo controlado voluntariamente y sin que
intervenga la inteligencia o cualquier otro proceso general de aprendi
zaje, adquiere una lengua particular. Esta lengua interna permitiría, de
acuerdo con Chomsky, producir e interpretar oraciones, efectuar juicios
de gramaticalidad y reconocer secuencias lingüísticas como pertene
cientes o no a la propia lengua.
La particularidad que presenta esta teoría consiste en concebir el
lenguaje en interacción con otros módulos y sistemas de la mente-cere
bro. Según Chomsky (1995), el módulo del lenguaje está encuadrado en
sistemas de actuación, módulos que vinculan los productos específica
mente lingüísticos con otras áreas del conocimiento y la acción, y posibi
litan que las expresiones lingüísticas puedan ser usadas para la
ejecución de una serie de funciones específicas, como referir,
preguntar, pensar y otras actividades. Sin embargo, esto no implica,
desde la perspectiva chomskiana, que el lenguaje esté diseñado para
la comunicación y para la realización del pensamiento, es decir, que
responda a una funcionali dad o a un propósito específico de los
organismos.
Los sistemas de actuación son los dominios cognitivos con los cuales
el lenguaje se relaciona. No obstante, esta vinculación no se da de
manera directa: entre el lenguaje y los sistemas de actuación median
las interfaces, es decir, “espacios” o “lugares” mentales en los cuales las
expresiones son interpretadas y traducidas a los otros sistemas.
Específicamente, Chomsky (1995) sostiene que la Forma Fonética (FF) y
la Forma Lógica (FL) actúan como niveles de interfaz, dado que
relacionan el módulo lingüístico con otros sistemas cognitivos, en
particular con los que denomina “sistemas de actuación”.
La FF opera como una interfaz entre el lenguaje y la audición y el sis
tema motriz, por eso es concebida como una mediación con lo sensorio
motriz (SM).31 El módulo SM es un sistema de actuación perceptivo y
motor que permite tanto la audición como la articulación o pronuncia
ción de las expresiones lingüísticas.
La FL es una interfaz con lo conceptual, por eso se dice que conec
ta el lenguaje con el sistema conceptual-intencional (CI). En este
sentido,
31
En trabajos anteriores este sistema de actuación se denominaba articulatorio
perceptivo (AP).
52
la FL funciona como un nivel intermedio conectado con la forma en la
que el pensamiento es representado. En particular, el sistema de actua
ción CI asigna propiedades semánticas a las expresiones.32
Como vimos, tanto SM como CI no forman parte del módulo del
lenguaje sino que son los sistemas que restringen las computaciones lin
güísticas y, en consecuencia, los que establecen que el lenguaje tenga
un “buen diseño”. Esto es así, en la medida en que imponen condiciones
externas a las que el lenguaje debe adaptarse. En este sentido, el
lenguaje puede ser considerado como un diseño óptimo, que satisface
las condiciones impuestas por los niveles de interfaz. En efecto, las
condiciones de buena formación sintáctica provienen de sistemas
externos a la Facultad del Lenguaje. En consecuencia, las
representaciones generadas por el lenguaje deben presentar determi
nadas características que permitan la posibilidad de ser analizadas e
interpretadas por las dos interfaces que, a su vez, transformarán esas
representaciones en formatos adecuados a la capacidad lectora de los
sistemas de actuación.
Ya hemos dicho que la Lengua-i es la competencia lingüística de un
hablante, vale decir, un sistema cognitivo específico de la mente huma
na que asigna una determinada organización a las expresiones de una
lengua. Es un módulo estrictamente gramatical, integrado por dos com
ponentes: a) el léxico y b) el sistema computacional (C(H,L)).
El C(H,L) contiene un conjunto de operaciones que se aplican sobre
los elementos léxicos y dan lugar a determinadas estructuras. En este sen
tido, una parte del lenguaje es concebida como un dispositivo o proce
dimiento generativo que produce secuencias de representaciones
–caracterizadas por la presencia de determinados rasgos– a las que se
denomina descripción estructural (DE). El lenguaje, entonces, a través de
las operaciones del C(H,L), asigna estructura a las expresiones lingüísticas,
vale decir, les asigna una descripción estructural. Las DDEE son represen
taciones abstractas, puesto que carecen en sí mismas de sonido y signifi
cado. Sin embargo, cada DE generada por el lenguaje contiene un con
junto de rasgos, que pueden ser interpretados por sistemas de actuación
SM y FL. Por un lado, posee propiedades semánticas, reservadas para la
interpretación conceptual y para otros sistemas cognitivos relacionados
con el pensamiento y la acción y, por otra parte, incluye instrucciones o
representaciones fonéticas, que serán analizadas por el sistema senso
rio–motriz. En este sentido, cada DE proporciona una serie de
información que constituye un conjunto de datos relevantes para las
funciones perti nentes de cada uno de los sistemas de actuación con los
cuales el len guaje está vinculado.
32
Los últimos artículos de Chomsky y algunos otros lingüistas apuntan a que el
nivel FL podría no ser necesario; esta hipótesis aún no ha sido suficientemente
demos trada, por lo que aquí solo se menciona.
53
La derivación de una expresión puede ser caracterizada a partir de
un proceso que comienza con la selección de un conjunto de elemen
tos del léxico. Luego, sobre esos elementos se realiza una computación
–en términos de aplicación de un conjunto de operaciones– que cons
truye pares de representaciones para los niveles de interfaz. Una expre
sión (DE), entonces, tiende a ser una realización óptima constreñida por
las condiciones de los niveles de interfaz. De esta manera, la FF y la FL
son caracterizadas como niveles de representación surgidos de un pro
ceso derivacional, que se inicia con la selección de elementos del léxi
co y finaliza en las interfaces con los sistemas de actuación (SM y CI)33.
En otras palabras, la derivación no presenta niveles internos que impo
nen condiciones intrínsecas de buena formación sino que se concibe
como un continuo. De esta manera, no se establecen segmentaciones o
etapas en las cuales se proceda a testear las estructuras resultantes en
cada una de esas fases. Por el contrario, la derivación se realiza sin ins
pecciones internas y termina en los módulos cognitivos que limitan con el
módulo lingüístico.
La estructura que resulta del proceso derivacional es “leída”34 por
los otros sistemas cognitivos, cuya función consiste en asignar una
interpreta ción a la representación generada por el C(H,L). Esto significa
que solo se consideran FF y FL. La “lectura”, entonces, se da en el punto
final de la derivación y no en el interior del módulo lingüístico. Como
vimos, la labor de la Lengua-i se restringe a la disposición de los
elementos léxicos en for matos legibles para los otros módulos
interpretativos (SM y CI). El sistema SM, por ejemplo, por el hecho de ser
un módulo mental con funciones específicas, no puede trabajar con
cualquier tipo de información. Para que los datos puedan ser
procesados, deben presentar una forma deter minada, como una cierta
agrupación silábica y prosódica y un orden temporal específico.
Supongamos, por ejemplo, que al sistema SM llegan objetos sintácticos
que presentan cinco consonantes seguidas, como /sdtpf/. Es evidente
que tal representación no podrá ser interpretada por el sistema SM;
teniendo en cuenta las características propias del aparato fonador
humano, una secuencia de ese tipo sería imposible de pronun ciar. Algo
similar sucedería si a este mismo sistema accede una secuen cia
estructural con los sonidos iniciales /mp/. Una representación de esta
clase no puede ser considerada un objeto legítimo en este nivel puesto
que en español no existe la cadena /mp/ en posición inicial. El sistema
CI, por su parte, exige que los formatos presenten determinados rasgos
33
De esta manera, la FF y la FL ya no son concebidas –como se postulaba en
modelos anteriores – a modo de niveles de representación internos al módulo
del lenguaje, cada uno con sus requisitos de buena formación.
34
Se utiliza “leer” para distinguir la operación que realiza el sistema CI en FL de la
interpretación semántica en sentido amplio, en la cual intervienen otros
sistemas que “leen” elementos que no están presentes en la DE.
54
semánticos y una estructura cuantificacional y eventiva específica,
entre otras cuestiones. Una secuencia tal como “Verdes ideas incoloras
duer men furiosamente” no puede ser descifrada por este sistema, dado
que el aparato conceptual, por su estructura, no le otorga
interpretación. Si bien desde el punto de vista sintáctico es correcta y
tiene interpretación en FF, no la tiene en la interfaz de FL.
Sin embargo, no necesariamente los elementos lingüísticos deben
estar bien formados para obtener una interpretación semántica o fonéti
ca. Los niveles de interfaz establecen las condiciones de optimidad, que
restringen las posibilidades de que una derivación pueda o no ser inter
pretada en cada interfaz. No obstante, una derivación puede obtener
una interpretación aunque no se ajuste a un diseño perfecto y, por lo
tanto, en el lenguaje pueden producirse estructuras no perfectas, que
de todas maneras son comprensibles y/o pronunciables. Por ejemplo, es
posible establecer una significación a una estructura como [*Niño el con
osito dormir] –aunque esté mal formada sintácticamente– porque existe
un sistema externo al lenguaje, que interpreta las estructuras generadas
y les asigna un significado.
La pregunta iii) no se excluye, se puede estudiar el uso de la lengua,
pero hay una precedencia lógica, primeramente se debe establecer
con cierta certeza una lengua-i. Además, existen hablantes que saben
una lengua y no la usan, existen lenguas que son lenguas humanas y no
se usan, como el latín y otras de las llamadas “lenguas muertas”, y dada
la infinitud discreta, lo que se usa de una lengua particular es muy poco
y generalmente trivial.
La pregunta iv) plantea un problema aún no resuelto, porque se pre
sentan algunos inconvenientes para su investigación. Primero, el lengua
je tiene propiedades ausentes en otros sistemas, como el movimiento de
constituyentes y la infinitud discreta. Segundo, es en parte disfuncional,
porque ya se ha dicho que lo que se usa de una lengua particular es
poco, no se usan todas las expresiones posibles. Por último, el lenguaje
no tiene un soporte físico propio, utiliza en la oralidad parte del sistema
res piratorio y parte del digestivo en la producción y el sistema auditivo
en la recepción35, en la escritura el sistema motor y visual, otros sistemas
tiene órganos específicos, como el corazón, los pulmones, etc. Las
teorías más aceptadas lo toman como una exaptación, un conjunto de
propiedades que evolucionaron con otras funciones y posteriormente se
adaptaron para el lenguaje.
Para finalizar, el estudio del órgano del lenguaje se completaría con
la respuesta a v), que queda a cargo de la psicología y la
neurofisiología. Este problema se inscribe en la discusión mente-cuerpo,
es decir, si los fenómenos mentales deben explicarse con principios y
metodología simi
35
Las lenguas de señas adaptan el sistema motor para la producción y el visual
para la recepción.
55
lar a los fenómenos llamados “físicos”. Se puede sostener que la revolu
ción newtoniana anuló las categorías cartesianas de materia: poseer
tres dimensiones y ocupar un lugar en el espacio; un electrón es
considerado materia, por lo tanto la ciencia actual no sostiene un
concepto preciso de “cuerpo” que permite diferenciar los fenómenos.
56
Segunda
parte El
significa
do
57
58
La problemática del
significado
Paula Roich
1) A: – Los caramelos que están sobre la mesa son ideales para cal
mar la tos.
El significado
Teorías referenciales
36
Por el momento los consideraremos términos equivalentes.
65
4) Adrián es hijo de Julia.
5) La guerra genera desolación.
6) Los peces son vertebrados.
7) “La nieve es blanca” es un enunciado verdadero.
Sentido y referencia
37
El análisis de las expresiones en plural presenta problemas lógicos que no se con
siderarán en esta exposición.
38
Usamos los términos referencia y denotación como sinónimos, tal como se
maneja en la traducción de la obra de Frege.
39
Frege (1891) denomina objeto a todo lo que no es función, puesto que la expre
sión que lo refiere no conlleva un lugar vacío. De esta manera, los objetos no
67
sentido es el modo o la manera en que se presenta esa referencia. En
otras palabras, el sentido es el modo de designar que posee una expre
sión. Así, las expresiones, Posadas y la capital de Misiones tienen la
misma denotación puesto que ambas denotan o refieren a la misma
entidad, esto es, una ciudad específica ubicada en determinadas
coordenadas espaciales de la República Argentina. Sin embargo, el
mismo objeto no está referido de igual manera ya que una expresión la
presenta como Posadas y, la otra, como la capital de Misiones. Frege
dirá que, aunque denoten el mismo referente, las expresiones tienen
diferente sentido. Si las expresiones simplemente se limitaran a designar
objetos, entonces el enunciado de identidad
9) Posadas es Posadas.
o al de (10):
41
Para agregar matices dramáticos, supongamos que se trata de aquel mismo
sujeto que se cortó el pelo por un aprendiz de peluquería con problemas de
par kinson.
69
Resulta evidente que ambos participantes no compartirán ideas equiva
lentes con respecto a la misma expresión. Es por razones como estas
que Frege afirma que la imagen o idea es subjetiva e interna,
impregnada de sentimientos y fundada en las experiencias
cognoscitivas y en la memo ria de cada sujeto. Por eso, al ser una
instancia de naturaleza plenamen te psicológica, sus caracteres son
absolutamente variables. Por otra parte, en presencia de un mismo
sentido, los hablantes asociarán imáge nes completamente diferentes
en base a sus experiencias de vida.
En un trabajo posterior, Frege (1918-1919) dirá que las ideas o repre
sentaciones forman parte del mundo interior, es decir, de aquel que
está compuesto por las impresiones sensoriales, los sentimientos, estados
de ánimo, deseos y decisiones personales. Por esta razón, no pueden ser
per cibidas por cualquiera de los cinco sentidos sino que son el resultado
de esos actos de percepción. Por ejemplo, frente a un objeto
determinado, un sujeto tendrá una impresión visual pero eso no implica
que sea esa impresión lo que pueda ser vista. De esta forma, las ideas
(ya sea en forma de sensaciones, sentimientos, estados de ánimo, etc.)
existen en el interior de las personas, específicamente, en su conciencia
individual, y no deambulan por el mundo de manera autónoma. Para
decirlo de otra forma, necesitan de un portador, a diferencia de los
objetos del mundo exterior, que tienen una existencia independiente.
¿Puede concebirse la idea como parte del significado de una
expre sión? Para Frege, las ideas no son un aspecto del significado de
los nom bres propios y, de esta forma, no son parte de lo que un nombre
expre sa. Los significados, entonces, al estar conformados por dos
componen tes objetivos, el sentido y la denotación, son concebidos
como instancias que existen de manera independiente de las
representaciones mentales y, en consecuencia, son también
caracterizados en su totalidad como entidades que pertenecen al
plano del mundo externo.
Hemos dicho que el sentido es un componente común, conocido
de manera compartida por todos los hablantes competentes de L. Sin
embargo, si consideramos los nombres propios ordinarios, como Manuel
Puig, y tuviésemos que identificar los componentes de su significado, dirí
amos, por un lado, que la denotación está conformada por el individuo
referido por ese nombre, mientras que el segundo componente, el senti
do, se corresponde con el modo de presentación del objeto. Sin embar
go, en el caso de los nombres propios ordinarios, no todos los individuos
compartirán exactamente el mismo sentido. Para algunos, el sentido de
Manuel Puig puede estar determinado, entre muchas otras caracteriza
ciones, por la descripción “El autor de Boquitas pintadas”, al tiempo que
para otros puede estar dado por “El autor de Pubis angelical”. De esta
forma, para que un nombre pueda identificar un objeto específico es
necesario que remita, en su uso, a una descripción. Con respecto a esta
peculiaridad, Frege afirma que, en tanto la referencia de la expresión
siga siendo la misma, se pueden tolerar estas diferencias de sentido. De
70
todas formas, aclara que no deberían aparecer en un lenguaje lógica
mente perfecto.
42
Se puede observar que un nombre tiene que expresar siempre un sentido al
menos ya que, en caso contrario, sería simplemente una vacía sucesión de soni
dos y, de esta forma, no podría ser considerado un nombre.
71
Para Frege, toda oración aseverativa tiene como sentido un pensa
miento y como denotación un valor de verdad. Así como el sentido de
una expresión no debe ser confundido con la imagen o idea asociada,
Frege sostiene que el pensamiento no debe ser identificado con un acto
subjetivo, es decir, con la representación psíquica del contenido de la
oración que un sujeto pueda elaborar en un momento determinado. El
pensamiento expresado por una oración es caracterizado como un con
tenido objetivo que diferentes hablantes en distintas circunstancias pue
den captar de manera compartida. Se trata de lo que en lógica y en lin
güística se denomina “contenido proposicional”, por lo que también
puede decirse que una oración expresa como sentido una proposición.
Por otra parte, de la misma forma que las expresiones aisladas, las
oracio nes también denotan entidades. La denotación de una oración
asevera tiva es lo verdadero o lo falso, es decir, su valor veritativo.
De esta forma, los valores de verdad son considerados en la teoría
de Frege como objetos pasibles de ser nombrados por las oraciones.
Todas las oraciones verdaderas serán nombres de lo verdadero y todas
las oraciones falsas, nombres de lo falso. Pronunciar diferentes oraciones
verdaderas, por ejemplo, es una manera de nombrar el mismo objeto, lo
verdadero, y esto se lleva a cabo a través de cada uno de los diferentes
sentidos expresados por ellas. Al igual que las expresiones aisladas, las
oraciones denotan una entidad a través de la expresión de su sentido,
esto es, a través de la expresión de un pensamiento.
Puesto que existen expresiones con sentido pero sin denotación,
como hemos visto más arriba, también las oraciones, en tanto forman
parte de los Nombres Propios, pueden expresar un sentido pero no deno
tar ningún objeto, esto es, no referir ni lo verdadero ni lo falso. Pensemos
en aquellas oraciones que contienen nombres sin denotación, funda
mentalmente en la posición de sujeto gramatical, como:
43
Todas estas clases de oraciones, observa Frege, son emitidas con un tipo parti
cular de “fuerza” que permite diferenciarlas y que reside en la forma de las ora
ciones. Así, una oración puede tener fuerza asertórica (las oraciones declarati
vas) o interrogativa, entre otras.
44
Para Frege, un nombre tiene denotación indirecta cuando, en vez de denotar
un objeto, tiene como referencia el sentido que expresa normalmente al deno
tar un objeto. Una cláusula subordinada, entonces, por el hecho de ser una ora
ción –aunque incrustada dentro de otra–, tiene denotación usual cuando su
referencia es un valor de verdad. Por el contrario, la denotación es indirecta en
los casos en que la referencia es el sentido expresado normalmente por esa
cláusula. Por lo tanto, cuando la denotación no es habitual, la cláusula subordi
nada denota un pensamiento. Es por esto que alguien puede realmente estar
seguro de una creencia cuyo contenido es falso.
73
En consecuencia, en las oraciones de creencia no puede conside
rarse en forma aislada el valor de verdad de la subordinada puesto que
este último no contribuye en absoluto al valor de verdad de la oración.
Como en el marco total la subordinada tiene denotación indirecta, lo
que verdaderamente importa para el valor de verdad de la oración es
el sentido de la cláusula, es decir, su pensamiento. Además, tampoco la
pri mera parte de la oración –Jorge cree […]– es una oración completa
y, por lo tanto, no puede decirse que exprese un pensamiento completo
ni tenga, en efecto, un valor de verdad como denotación. De esta
mane ra, (15) debe ser interpretada semánticamente como una oración
cuyo valor de verdad depende de que el individuo denotado por el
sujeto gra matical crea verdaderamente el pensamiento denotado por
la subordi nada. Evidentemente, esto último es independiente de que su
contenido sea o no una falsa creencia.
Dentro de este grupo se incluyen también las proposiciones subordi
nadas que siguen a expresiones como dudar si, no saber que. En estos
casos, las oraciones subordinadas tampoco denotan un valor de
verdad. Por ejemplo, en:
45
Este término es introducido por Frege (1923) para dar cuenta de la forma gra
matical o sintáctica de aquellas oraciones que contienen en su interior otras
ora ciones.
46
Una oración puede considerarse una función de verdad si su valor de verdad
depende del valor de verdad de las oraciones que contiene.
74
Lenguaje científico y lógica
48
Frege, Gottlob, “Consideraciones sobre sentido y referencia”, (1892-1895), en
Estudios sobre semántica, Barcelona, Ariel, 1973.
49
Las oraciones conjuntivas, por ejemplo, están conformadas por dos o más ora
ciones unidas por los nexos “y”, “pero”. Las condiciones de verdad para esta
clase de oraciones determinan que la oración completa solo es verdadera en
el caso de que todas las oraciones componentes sean también verdaderas; en
cualquier otro caso, es falsa. Así, la oración Isabel es geógrafa y Pablo es músi
co será verdadera sí y solo sí es verdad que Isabel es geógrafa y también es
cier to que Pablo es músico. Si Isabel no fuese geógrafa y/o Pablo no se
dedicase a la música, la oración sería falsa.
En las disyunciones el nexo que funciona como conectiva es “o”, “y/o”, “o
bien… o bien…”, etc. Si decimos Vamos a Calafate o a Río Gallegos, la “o”
puede tener dos significados. Por un lado, puede interpretarse como “o una
cosa, o la otra o las dos”. Esta es la disyunción inclusiva, que resulta falsa solo en
el caso de que ambos componentes lo sean. Por otra parte, “o” puede signifi
car “o lo uno, o lo otro pero no ambos”. En este caso, estaremos frente a la dis
yunción exclusiva. Esta clase de oración es falsa si y solo sí ambos componentes
tienen el mismo valor de verdad.
Las oraciones condicionales contienen, a su vez, dos oraciones. Una de
ellas es el antecedente y la otra, el consecuente. De esta forma, en la oración
Si con-
76
las oraciones componentes. En efecto, se trata de oraciones que son
lógi camente verdaderas en función de su estructura
lógico-proposicional, esto es, en forma independiente de su contenido.
Así, podemos decir que son verdaderas o falsas exclusivamente en virtud
de su forma, pues to que no es necesario que se realice un trabajo
experimental para saber bajo qué condiciones la oración puede ser
verdadera.
sigue trabajo, entonces podrá pagar las deudas, la primera oración si consigue
trabajo es el antecedente, mientras que la segunda, entonces podrá pagar las
deudas, es el consecuente. El antecedente es una condición suficiente para
que se cumpla lo que se afirma en el consecuente. De esta forma, una oración
condicional es falsa solo si su antecedente es verdadero y su consecuente,
falso. En cualquier otro caso es verdadera.
Por último, las negaciones son oraciones que invierten el valor de verdad
de una oración. Así, la negación de una oración como Los gatos son aves es
Los gatos no son aves o No es cierto que los gatos sean aves o Es falso que los
gatos sean aves. De esta forma, la negación de una oración verdadera es
falsa y la negación de una oración falsa es verdadera.
Frege (1892) también considera como funciones de verdad las oraciones
que contienen cláusulas subordinadas adjetivas explicativas, ciertas condicio
nales y las que comienzan con aunque, entre otras que también expresan “pen
samientos subsidiarios”.
50
En términos de Frege, si la “función” designada por el predicado toma como
argumento un objeto (referido por el sujeto gramatical) tal que, como conse
cuencia, la oración adquiera como valor de verdad lo verdadero.
77
1) Daniel es hincha de Racing
puesto que es una conjuntiva, solo será verdadera si cada una de las
ora ciones componentes es también verdadera.
De lo anterior, se sigue que el significado de una oración está estre
chamente relacionado con las condiciones a partir de las cuales se
determina su valor de verdad. En este sentido, se puede afirmar que el
51
Afirma Frege (1892) que las cláusulas subordinadas nominales como aquella
que figura en (11), no expresan un pensamiento completo puesto que, si así
fuese, tendría que ser posible expresarlo en una oración independiente. Sin
embargo, dado que el sujeto gramatical de la subordinada, el pronombre
relativo quien, no tiene un sentido independiente, su función se restringe a
actuar como un nexo con el resto de la oración. De esta forma, al no expresar
un pensamiento completo, la subordinada tampoco puede tener como
denotación un valor de verdad. En estos casos, la cláusula incrustada no
funciona semánticamente como una oración sino que tiene un
comportamiento similar al de las expresio nes aisladas, en este caso, un nombre
propio ordinario. Su denotación, enton ces, es un objeto del mundo –en el
ejemplo, Marie Curie– y no un valor de ver dad. En este sentido, la oración
completa tiene la misma forma lógico-semánti ca que una oración atributiva
singular puesto que la subordinada funciona como una expresión nominal y,
por esto, denota un objeto, mientras que el pre dicado –murió de leucemia–
expresa una función. En consecuencia, toda la oración es semánticamente
equivalente a la oración Marie Curie murió de leu cemia. Esto implica que,
aunque desde un punto de vista gramatical ambas oraciones no posean la
misma estructura –dado que en una de ellas el sujeto es un sustantivo propio y,
en la otra, el sujeto se expresa a través de una cláusula subordinada (y por esto
es, gramaticalmente, una oración compuesta)– presen tan, semánticamente,
la misma forma, y por esto, son interpretadas de manera equivalente. Este es un
ejemplo de subordinada que, aunque no posee denota ción indirecta,
tampoco denota un valor de verdad.
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significado de una oración solo es comprensible cuando se conoce
bajo qué condiciones esa oración es verdadera.
A partir de la clasificación anterior, en la que se distingue claramen
te entre las oraciones cuya denotación es un valor de verdad y aquellas
que refieren otra clase de entidades –objetos o pensamientos–, Frege
establece un criterio de demarcación de los enunciados que pueden
conformar una teoría científica. De esta forma, la lógica operaría exclu
sivamente con oraciones aseverativas que son funciones de verdad y
con oraciones atributivas singulares que sean verdaderas o falsas, esto
es, oraciones cuyos nombres componentes posean denotación, al
tiempo que quedarían por completo fuera de su análisis las oraciones
imperati vas, interrogativas, así como las aseverativas sin denotación
(aquellas que contienen nombres sin referencia a entidades del mundo
objetivo). Esto debe, en parte, a que en el momento en el que Frege
escribió su artí culo, la lógica se ocupaba fundamentalmente de los
razonamientos. Y puesto que un argumento está conformado por
oraciones aseverativas –que expresan un estado de cosas y, por lo
tanto, pueden ser verdade ras o falsas–, el resto de las oraciones debía
quedar, indefectiblemente, fuera del metalenguaje que intentaba
construir.
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Para Russell, todo conocimiento indirecto implica siempre el conocimiento direc
to de alguna entidad y el de cierta verdad. Por un lado, existen “verdades de
percepción”, a saber, las que afirman la existencia de los datos de los sentidos,
como Existe esto, y las que enuncian un cierto grado de análisis con respecto a
objetos complejos, por ejemplo, Esta mancha de verde es rectangular. En
segundo lugar, pueden mencionarse las verdades que enuncian ciertos princi
pios abstractos lógicos y aritméticos y, finalmente, las proposiciones éticas. Es
importante tener en cuenta que el conocimiento de verdades engendra el pro
blema del error puesto que muchas de nuestras creencias resultan ser falsas.
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