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La tiendita mágica de la esquina

Un cuento con moraleja protagonizado por dos niños y un mago que crea de la nada una
tiendita singular, en las que sólo las personas de buen corazón pueden entrar.

Una tienda en la que cualquier cosa es posible, pero que nos enseña cuáles son las realmente
importantEn medio de la madrugada,

en una calle desolada,

un mago salió de la nada

con su varita embrujada.

-Flotando sobre el suelo

y sin mostrar ningún apuro,

alzó las manos al cielo

para hacer un gran conjuro.

“Usando mi talento

a toda la magia apelo

para que en esta calle aparezca

la tienda que más anhelo”.

-“Convierte este honguito

en algo muy diferente:

una tienda donde venir

a comprar frecuentemente”.

-Frente a él, un champiñón,

pequeño e insignificante,

empezó a crecer bastante

hasta volverse gigante.

-Muy pronto tomó la forma

de un curioso edificio

que parecía haber salido

de un mundo ficticio.

-El hechizo terminó,

pero él no estaba satisfecho,

pues de pronto se dio cuenta que faltaba algo en el techo.


-«Un letrero ahí pondré que hará mi tienda más fina».Y así apareció el anuncio:

La tiendita mágica de la esquina. El mago entró al local imaginando a sus nuevos clientes.

Esperando que todos fueran personas muy decentes. Por eso le hizo a la tienda un hechizo
muy singular: Que solo los de buen corazón pudieran a ella entrar.

«Aquel que llegue aquí será muy afortunado. Pues podrá hallar esa cosa que siempre haya
deseado”.

“Un balón que no se desinfle, una bicicleta que pueda volar. Aquí tendrá todo lo que se pueda
imaginar».

-Así llegó la mañanay el sol se posó en el cielo,y después salieron las aves armando gran
revuelo.

-Como era fin de semana, dos niños andaban en la calle, y fue entonces que uno de ellos se fijó
en un gran detalle:

-Una tiendita había aparecido de la noche a la mañana y eso era tan raro como ver cantar a
una rana.

«Mira esta tiendita, quizá deberíamos entrar. Se ve que hay cosas locas que podríamos
comprar”.

-Los dos buenos amigos mostraron gran interés, y decidieron entrar ya sin dejarlo para
después. Adentro se fascinaron con todo lo que encontraron. Un montón de cosas exóticas
que jamás imaginaron.

-Libros que hablaban solos y estatuas que se movían. ¡Todo un lugar mágico que ni en el
mundo hacían!

“Hola, ¿cómo están? Bienvenidos a mi tiendita. Que, como pueden apreciar, es de todas la más
bonita”.

“Ahora, quiero escucharlos, ¿qué es lo que quieren tener?Pues con sólo mencionarlo,

¡yo lo haré aparecer!”.

El primer niño se acercó mostrándose muy valiente, diciendo al mago, firmemente, que él
sería el primer cliente.

“Quiero conducir un auto

a la velocidad de la luz,

y que sea del tamaño de un gran avestruz”.

“Que atraviese todo el cielo, como hacen las avionetas, y que además sea capaz de llegar a
otros planetas”.

“Que lance fuego, que tenga música y también televisión,y que la silla dónde me siente sea
suave como un bombón”.
El mago lo miró un tiempo con verdadera admiración. “Sí que sabes lo que quieres, ¡y
concederé tu petición!”

Alzando su varita al cielo el viejo lanzó un conjuro: “Que aparezca para este niño ese loco auto
del futuro”.

Y habiendo dicho esto, frente a ellos se empezó a formar la máquina más sorprendente que
alguien jamás pudo desear.

El niño no podía creerlo, estaba loco de alegría.Y con singular cariño acariciaba la carrocería.

“Ahora saldré de viaje a donde sea que yo quiera. Puedo ir a todas partes, y hasta fuera de la
Tierra”.

“A los anillos de Saturno podré ir sin problema y conducir en ese planetaserá la aventura
suprema”.

Diciendo esto el pequeñito, subió y encendió el motor, y sin mostrar ningún cuidado, pisó a
fondo el acelerador.

El auto salió volando a una gran velocidad,y el niño se divertía sin medidas de seguridad.

Muy pronto desapareció dejando en el cielo una estela, mientras el mago y su amiga se
despedían desde la tienda.

“Ese niño supo pedir una máquina muy genuina.Sólo espero que pueda volver, ¡porque en
Saturno no hay gasolina!”.

“Es tu turno, amiguita, de pedir lo que tú quieras. Recuerda escoger bien para que después no
te arrepientas”.

La niña pensó mucho en lo que podría solicitar, pues quería tener algo que mucho le fuera a
durar.

Después de una gran reflexión, llegó a una conclusión. Y se preparó para pedir eso que no
tuviera comparación:

“Quiero tener mucho amor, y que nunca se pueda acabar. Para darle a todo aquel que lo
pueda necesitar”.

“Para mi familia y mis amigos, y para todos en la escuela. Para los que cantan en la calle, y
hasta para la gente chimuela”.

“Que nadie más se sienta solo ni sumido en la tristeza, que les pueda yo hacer ver que en la
vida hay mucha belleza”.

El mago quedó encantado con aquella petición. Y decidió concederle el deseo

a la niña de buen corazón: “De ahora en adelante,no tendrás más maldad, y a donde quiera
que tú vayas solo llevarás bondad”.

“El amor es lo mejor que podríamos tener, porque todo lo material tiende a desaparecer”.

“Ni el dinero ni las cosas tienen mucho de valor. Lo que sí cuenta un montón es lo que hay en
nuestro interior”.

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