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El emperador Teodosio el Grande antes de morir dividió sus Estados entre sus dos hijos, correspondiéndoles a

Honorio el Occidente y a Arcadio el Oriente. Pero el Imperio Romano de Oriente o Bizancio sobrevivió durante más
de mil años con frecuentes guerras y
dificultades hasta la conquista de
Constantinopla por los turcos, en 1453. La
capital era Bizancio, también llamada
Constantinopla, porque Constantino la
inauguró como capital del Imperio en 330 d. C.
El primer monarca fue Arcadio que tuvo que
defenderse de los pueblos germánicos, de los
búlgaros y de los persas.
El Imperio Bizantino alcanzó su mayor
esplendor con Justiniano I. Se conquistaron
gran parte de los territorios del original Imperio
Romano, como el Norte de África, Italia y una
parte de la península Ibérica. Pero estas
conquistas duraron poco y cayeron en manos
de los pueblos bárbaros.
Los éxitos de Justiniano I se deben a sus dos
cualidades: que era muy trabajador, hasta el
extremo de que los soldados le llamaban "el
emperador que no duerme jamás", y que tenía
la intuición especial para elegir a la persona que necesitaba para cada momento.
Con Basilio I se alcanza el máximo esplendor en todos los aspectos y en su época vencieron a los búlgaros. Pero el
año 1054 se produce el Cisma de Oriente que separó la Iglesia Romana de la Bizantina. Con esto se inicia la
decadencia del Imperio.
- SOCIEDAD. El emperador vivía de forma fastuosa en su palacio, con todo el lujo oriental. Su autoridad era
despótica y absoluta, como dueño de vidas y haciendas de sus súbditos.
Había tres clases sociales: aristocracia, clero y pueblo. La aristocracia estaba formada por altos funcionarios de la
corte y grandes propietarios de tierras. El clero tenía mucha influencia después del Cisma de Oriente y el pueblo vivía
con bastante estrechez. Esto motivó algunas sublevaciones.
- ECONOMÍA. Constantinopla fue la ciudad más rica y próspera de Europa: disponía de mercancías de Oriente,
como tejidos, perfumes y especias, pieles de Rusia y metales de Europa, que distribuía por las ciudades del
Mediterráneo. Constantinopla era una ciudad fastuosa, centro financiero del mundo y punto de grandes rutas
comerciales.
- CULTURA. El emperador Justiniano I promulgó el famoso "Corpus Juris Civilis", Código de Leyes Civiles de una
gran importancia. De esta forma conservaron el derecho romano que fue la base de las leyes europeas de la Edad
Media y Moderna. La cultura bizantina conservó y transmitió las aportaciones romanas y griegas.
- ARTE. En el Imperio Bizantino se conjuga el arte clásico griego y romano con las tendencias de Oriente. Esto
influyó en Europa y el arte musulmán. Justiniano embelleció Constantinopla con grandes edificios, como la iglesia de
Santa Sofía, obra cumbre de la arquitectura bizantina y el Palacio Imperial. Otros edificios destacables son la catedral
de San Marcos en Venecia y la basílica de Rávena. Desarrollaron la técnica del mosaico, la orfebrería y la decoración
de objetos de marfil.
- RELIGIÓN. Los emperadores veían con desagrado la dependencia al Papa de Roma y deseaban dominarlos. Esto
motivó el Cisma, es decir, la separación entre la Iglesia de Roma y Bizancio.
Se propagaron dos herejías: la monofisita y la iconoclasta. Los monofisitas decían que Cristo sólo es Dios, pero no
hombre, negando la naturaleza humana. Los iconoclastas o rompedores de imágenes eran contrarios al culto de
imágenes, diciendo que Dios y los santos no pueden representarse con figura humana.

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