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División del Imperio Romano

El Imperio Romano de Occidente, se encontraba al Oeste del Imperio Romano, el cual, tiempo después pasaría a
llamarse Sacro Imperio Romano. Para el año 285 d. C., el territorio romano había crecido tanto que era
prácticamente imposible gobernar todas las provincias desde la propia capital de Roma. El emperador Diocleciano
decidió entonces dividir el imperio en dos mitades, con el Imperio de Oriente gobernado desde Bizancio
(posteriormente Constantinopla) y el Imperio de Occidente, gobernado desde Roma. Ambas secciones eran
conocidas indistintamente como “El Imperio Romano”, aunque con el tiempo, el lado Oriental adoptaría el idioma
griego, en lugar del latino, y perdería también algunos rasgos del espíritu distintivo de los romanos.

Crisis del siglo III

Tras el asesinato a manos de sus soldados del emperador Alejandro Severo en el año 235 y hasta el ascenso de
Diocleciano en el año 285, se produjo un periodo de crisis anárquica en Roma. Este periodo de crisis profunda tanto
desde el punto de vista político como económico y social se puede dividir en dos fases:

Anarquía Militar 235-268. Tras la muerte de Alejandro Severo existe un vacío de poder en el Imperio, los principales
generales pugnan por convertirse en emperador y el territorio romano es tan vasto que difícilmente es controlable
por emperadores efímeros. Galia, Hispania y Britania se separan y los pueblos germánicos o bárbaros atacan desde
el norte provocando parciales desmembramientos del imperio. En 268 se produjo un punto de inflexión, la invasión
bárbara de los godos que fueron derrotados en la batalla de Naissus. Dio comienzo la época de los emperadores
ilirios.

Emperadores ilirios 268-284. La seguridad e integridad del imperio se había puesto en duda durante los años
anteriores. Se hicieron con el poder emperadores de origen ilírico que habían evitado las invasiones bárbaras y
lograron reunificar el imperio y restablecer la situación. Con el nombramiento de Diocleciano se da por finalizada la
crisis imperial y da comienzo el Bajo Imperio Romano.

Para el año 285 d. C. el emperador Diocleciano decidió entonces dividir el imperio en dos mitades, con el Imperio de
Oriente gobernado desde Bizancio (posteriormente Constantinopla) y el Imperio de Occidente, gobernado desde
Roma. Ambas secciones eran conocidas indistintamente como “El Imperio Romano”, aunque con el tiempo, el lado
Oriental adoptaría el idioma griego, en lugar del latino, y perdería también algunos rasgos del espíritu distintivo de
los romanos.

La disolución del Imperio

Las dos mitades del imperio continuaron prosperando en igualdad de condiciones hasta la llegada del reinado del
emperador Teodosio I (379 – 395 d. C.), cuando causas internas y externas condujeron a la separación de los dos
imperios. Algunas de estas causas pueden identificarse como: la obstinación excesiva de Teodosio I en promover el
cristianismo y detener los cultos paganos, la corrupción de las clases dominantes, las incursiones de las tribus
germánicas y la ampliación de los límites y recursos del imperio.

Durante el período 376 – 382 d. C., la Guerra Gótica debilitó severamente el Imperio de Occidente, aun cuando la
mayoría de los enfrentamientos contra los bárbaros fueron realizados por fuerzas del Imperio de Oriente. En
la Batalla de Adrianópolis, en el 378 d. C., el emperador de Oriente, Valente, fue derrotado por Fritigerno de los
Godos, en una batalla que muchos historiadores delimitan como el comienzo del fin del Imperio Romano.

Sin embargo, el constante declive del poder y el prestigio romano, había comenzado mucho antes de la derrota
romana en Adrianópolis, llegando a su fin, acorde al criterio de numerosos historiadores, con la deposición del
último Emperador Romano, Rómulo Augusto, por parte del rey germánico Odoacro el 4 de Septiembre del año 476
d. C. 

1. Historia del Imperio Bizantino

   El emperador Teodosio el Grande antes de morir dividió sus Estados entre sus dos hijos, correspondiéndole
a Honorio el Occidente y a Arcadio el Oriente. El año 476 fue destituido Rómulo Ausgústulo el último emperador de
Occidente, cuando Odoacro, jefe del pueblo bárbaro de los hérulos tomó Roma. Con este hecho se inicia la Edad
Media.
   Pero el Imperio Romano de Oriente o Bizancio sobrevivió durante más de mil años con frecuentes guerras y
dificultades hasta la conquista de Constantinopla por los turcos, en 1453. La capital era Bizancio, también llamada
Constantinopla, porque Constantino la inauguró como capital del Imperio en 330 d. C.

   El primer monarca fue Arcadio que tuvo que defenderse de los pueblos germánicos, de los búlgaros y de los persas.

   El Imperio Bizantino alcanzó su mayor esplendor con Justiniano. Se conquistaron gran parte de los territorios del
original Imperio Romano, como el Norte de África, Italia y una parte de la península Ibérica. Pero estas conquistas
duraron poco y cayeron en manos de los pueblos bárbaros.

   Los éxitos de Justiniano se deben a sus dos cualidades: que era muy trabajador, hasta el extremo de que los
soldados le llamaban "el emperador que no duerme jamás", y que tenía la  intuición especial para elegir a la persona
que necesitaba para cada momento.

   Con Basilio I se alcanza el máximo esplendor en todos los aspectos y en su época vencieron a los búlgaros.  Pero el
año 1054 se produce el Cisma de Oriente que separó la Iglesia Romana de la Bizantina. Con esto se inicia
la decadencia del Imperio.

3. Sociedad y economía

   - SOCIEDAD. El emperador vivía de forma fastuosa en su palacio, con todo el lujo oriental. Su autoridad era
despótica y absoluta, como dueño de vidas y haciendas de sus súbditos.

   Había tres clases sociales: aristocracia, clero y pueblo. La aristocracia estaba formada por altos funcionarios de la
corte y grandes propietarios de tierras. El clero tenía mucha influencia después del Cisma de Oriente y el pueblo vivía
con bastante estrechez. Esto motivó algunas sublevaciones.

   - ECONOMÍA. Bizancio o Constantinopla fue la ciudad más rica y próspera de Europa: disponía de mercancías de
Oriente, como tejidos, perfumes y especias, pieles de Rusia y metales de Europa, que distribuía por las ciudades del
Mediterráneo. Constantinopla era una ciudad fastuosa, centro financiero del mundo y punto de grandes rutas
comerciales.

 Civilización bizantina

      - CULTURA. El emperador Justiniano promulgó el famoso "Corpus Juris Civilis", Código de Leyes Civiles de una
gran importancia. De esta forma conservaron el derecho romano que fue la base de las leyes europeas de la Edad
Media y Moderna.

   La cultura bizantina conservó y transmitió las aportaciones romanas y griegas.

   - ARTE. En el Imperio Bizantino se conjuga el arte clásico griego y romano con las tendencias de Oriente. Esto
influyó en Europa y el arte musulmán.

   Justiniano embelleció Constantinopla con grandes edificios, como la iglesia de Santa Sofía, obra cumbre de la
arquitectura bizantina (ver la fotografía superior) y el Palacio Imperial. Otros edificios destacables son la catedral de
San Marcos en Venecia y la basílica de Rávena.

   Desarrollaron la técnica del mosaico, la orfebrería y la decoración de objetos de marfil.

   - RELIGIÓN. Los emperadores veían con desagrado la dependencia al Papa de Roma y deseaban dominarlos. Esto
motivó el Cisma, es decir, la separación entre la Iglesia de Roma y Bizancio.

   Se propagaron dos herejías: la monofisita y la iconoclasta. Los monofisitas decían que Cristo sólo es Dios, pero no
hombre, negando la naturaleza humana. Los iconoclastas o rompedores de imágenes eran contrarios al culto de
imágenes, diciendo que Dios y los santos no pueden representarse con figura humana.  

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