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El tercer modelo por el que se puede optar frente a la cuestión de la porstitución es el

prohibicionismo. Este modelo no es tan común en Europa, pero sí en países de Asia y


Oriente. Aun así, es preciso comentar que aunque no sea un modelo común en Europa, al ser
la posición que mejor alberga la ambigüedad frente al asunto, sí que existen modelos
parecidos. Más adelante comentaremos un claro ejemplo en Europa del modelo
prohibicionista.

En esencia, el modelo prohibicionista defiende que la prostitución nunca se podrá


ejercer de manera libre, sino que siempre habrá un componente represivo y coaccionador en
el ejercicio de la misma. Además, de lo que trata es de erradicar la misma actividad a través
de una fuerte represión penal tanto a la trabajadora sexual y el proxeneta como al cliente,
considerando pues la prostitución en su conjunto como una transgresión. Esto es justo lo que
nos hace diferenciar el modelo prohibicionista del abolicionista y el regulacionista, y es que
el primero trata a las trabajadoras sexuales como delincuentes mientras que las dos últimas
como una víctima.

Como podemos observar, el modelo prohibicionista no deja a nadie absuelto, y es por


ello que se considera como el modelo más represivo y coercitivo. Por otra parte, es necesario
entender que las características fundamentales de este modelo ni siquiera tienen sentido entre
sí, ya que hacer una defensa de los derechos humanos a la par que no se tiene en
consideración la coyuntura de las vidas de las personas que acaban ejerciendo la prostitución
no resulta muy acertado.

Un ejemplo claro de este modelo en Europa es Irlanda, país que históricamente a


tomado la prostitución como una actividad que atenta contra el orden público, ya que lo que
realmente consideraban punible dentro del ejercicio de la misma eran las distintas
manifestaciones que se desarrollaban a partir de ella. En resumen, se trataba de reprimir la
actividad a las esferas más privadas. Por ejemplo, el ejercicio de la prostitución estaba
permitido en apartamentos privados siempre y cuando no fuesen más de dos personas, sino
sería considerado entonces un “burdel”. Sin embargo, estas circunstancias cambiaron
radicalmente hace unos años debido a un aumento de las personas víctima de la trata de
personas con fines de expltación sexual. Fue en el 2015 cuando se llevó al Parlamento un
Proyecto de Ley Penal de Delitos Sexuales, que finalmente fue aprobado en 2017. Esta ley,
inspirada en el modelo sueco que veremos más adelante, consistía en suprimir el tráfico
sexual a través de la fomentación de la protección a las víctimas sexuales.

En conclusión, podemos observar que el más cercano planteamiento del modelo


prohibicionista en Europa no “llegó a buen puerto”, debido a que aunque éste penalizase por
igual a toda persona que se viese involucrada en el ejercicio de la prostitución, de o único que
en reallidad se trataba era de dejarla en segundo plano, intentando casi hacer como si la
problemática no existiese. Además, se ha demostrado que, mediante la implantación de este
modelo, siguen siendo las trabajadoras sexuales las peores paradas, ya que se sigue
manteniendo y reforzando los prejuicios contra ellas.

Tal y como he comentado con anterioridad, este modelo está más presente en países
pertenecientes a Asia y Oriente. Por ejemplo Arabia Saudí, Bahréin, Qatar, Afganistán, Corea
del Sur o Corea del Norte. La imposición de este modelo en estos países se hace de manera
mucho más severa que en Europa, por lo que la práctica de la prostitución conlleva mucho
más riesgo.

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