Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
bía administrado
administrado la medicina
medicina en la creencia
creencia de que
que pondría
pondría térmi-
no a su embarazo, sin darme cuenta de que la iba a matar". sa Historias de las minorías,
tra!edia dio una medida, en el marco de ese periodo, de la uerza
de la solidaridad de las mujeres, así como de sus limitaciones.#$%% pasados
pasados subalternos*
subalternos*
Traducción: Fausto José Trejo
• Dlpesh Chakrabarty
University of Chicago
dos oicialmente, han sido cuestionados en muchos países por los es distinto del que se lle(a a cabo en los departamentos de literatu-
deensores de las historias de las minorías. &as críticas postmo- ra ' de len!ua in!lesa.
dérnas de las !"rand narrati#es! se han utilizado como ar!umentos &a historia es una materia que se preocupa principalmente
en el proceso para sostener que la naci+n no puede tener eclusi- por la abricaci+n de narrati(as. &a corriente principal del discur-
(amente una narrati(a estandarizada, que la naci+n siempre es un so hist+rico puede absorber cualquier relato del pasado ' enri-
resultado contin!ente de muchas narrati(as enrentadas. &as his- quecerla cuando dos pre!untas se responden airmati(amente Kla
torias de las minorías epresan, en parte, la lucha por la inclusi+n historia es relatada o construidaL ' Kpermite el relato un punto de
' la representaci+n que son características de las democracias libe- (ista o posici+n racionalmente justiicable desde la cual se cuenteL
rales ' representati(as. &a primera pre!unta, esa de abricar un relato, es lo que ha enrique-
i se consideran de esta manera, "las historias de las mino- cido a la disciplina desde hace mucho tiempo ' ha puesto a prueba
rías" son de oposici+n casi desde el principio de su carrera cuando la habilidad de los historiadores para ser ima!inati(os ' creati(os,
son ecluidas de las narrati(as hist+ricas dominantes. Aan pronto tanto en su in(esti!aci+n como en sus estrate!ias narrati(as. KGomo
como est*n "dentro", la posici+n de oposici+n aparece como si se se escriben las historias de los !rupos oprimidosL K)+mo se cons-
(ol(iera redundante Bo su prolon!aci+n podría (erse como un si!- tru'e la narrati(a de un !rupo o clase que no ha dejado sus
no de in!ratitud o hasta de mal !ustoC. Dniciadas como una orma propias uentesL stos cuestionamientos son los que, a menudo,
de oposici+n, las "historias de las minorías" pueden ser ejemplos estimulan inno(aciones en las pr*cticas de los historiadores.
a2adidos de la "buena historia". )omo dice ric EobsbaFm en un Aambién tiene importancia undamental el hecho de que la
artículo reciente "...la mala historia no es una historia inoensi(a. posici+n del autor sea justiicable por medio de la raz+n. l relato
s peli!rosa".: &as "buenas historias", por otro lado, tienen por debe ser aceptable en un marco deinido de comprensi+n de aque-
deber ampliar nuestra (isi+n ' hacer que el asunto relati(o a la llo en lo cual residiría la plausibilidad. &a posici+n del autor pue-
historia sea representati(o de la sociedad en su conjunto. @no puede de relejar una ideolo!ía, una elecci+n moral, una ilosoía política,
hacer pre!untas le!ítimamente oucaultianas sobre quién tiene pero las alternati(as aquí no son ilimitadas. &a narrati(a de un lo-
autoridad para deinir qué es la "buena" historia o qué relaciones co no es historia. >i tampoco una simple ocurrencia personal o
de poder ' de saber est*n contenidas en esas deiniciones, pero arbitraria 1al!o basado en el puro !usto1 puede proporcionar-
dejémoslas de lado, por el momento. nos principios racionales aceptables para la narraci+n Bquiz* po-
&a transormaci+n de las historias de las minorías, conside- dría ser un relato literario pero no como historiaC. &a in(ersi+n de
radas antes como de oposici+n, en "buenas" historias ilustra la or- cierto tipo de racionalidad en una comprensi+n de lo "real" si!ni-
ma en que opera el mecanismo de incorporaci+n en la disciplina ica que las eclusiones de la historia, de la disciplina, son, en 3lti-
de la historia. l proceso de ormaci+n del .canon en los pro!ra- mo término, epistemol+!icas.
mas de estudios hist+ricos en las uni(ersidades an!lo-americanas Mrezco dos ejemplos para mostrar que, en la medida en que
estas dos pre!untas 1 Kpuede ser relatada la historiaL ' Kpermite
una posici+n racionalmente justiicable en la (ida p3blica, desde
&a relaci+n entre hacer memoria ' la política de la identidad recibe una atenci+n la cual se relate la historiaL1 se respondan airmati(amente, la
cuidadosa en 4lian e!ill, "Eistor', Ddentit', emor'" Ben prensaC. disciplina no tiene problemas serios para incorporar o incluso (ol-
:
ric EobsbaFm, "Ddentit' histor' is not enou!h" en su $n History, >ue(a Hor<, (er central para ella lo que una (ez tu(o una posici+n mar!inal o
Ahe >eF ress, $$I, p. :II. &os lectores de EobsbaFm en el sur de 4sia podrían
encontrar cierta ironía en el hecho de que incluso la "buena" historia pueda ser minoritaria. l primer caso es aquel de la historia brit*nica maris-
"peli!rosa" Bsi nos quedamos con esas palabrasC. l imperialismo brit*nico en la a / social-democr*tica o de la así llamada "historia desde abajo".
Dndia 1' el imperialismo europeo moderno en muchas otras partes del mundo1 4nalicemos los resultados propiciados por la incorporaci+n
utiliz+ la "historia", o las pr*cticas de la disciplina, conorme ueron emer!iendo de los pasados de !rupos de ma'orías secundarias tales como las
$0 / ;ipesh )ha<rabart' Historias de las minorías, pasados subalternos % ()
historia 'a no ha sido la misma desde que un Ahompson o un te justiicable en la (ida p3blica, desde la cual se concibe incluso
EobsbaFm tomaron su pluma para hacer que las clases trabajado- una narrati(a de (oces m3ltiples.
ras aparecieran como los actores centrales en la sociedad, o desde i las "historias de las minorías" lle!an al etremo de cues-
el momento en que las historiadoras eministas nos hicieron des- tionar la idea misma del hecho o de la e(idencia, entonces, las au-
cubrir la importancia undamental de las relaciones de !énero ' toras pre!untan, Kc+mo podría hallarse la orma de emitir juicios
de las contribuciones de las mujeres a los procesos sociales. 4sí, la relacionados con demandas que se contraponen en la (ida p3bli-
pre!unta de si esa incorporaci+n cambia o no la naturaleza misma caL K&a ausencia de un cierto acuerdo mínimo entre lo que consti-
del discurso hist+rico se responde sencillamente "por supuesto tu'e un hecho ' una e(idencia no ra!mentaría de manera seria
que la cambia". ero la respuesta a la pre!unta Kesa incorporaci+n los poderes en stados @nidos ' no perjudicaría, simult*neamen-
lle(+ a la disciplina a una cierta clase de crisisL tendría que ser >o. te, la capacidad de la naci+n para uncionar como un todoL ;é
Relatar la historia de un !rupo que hasta ahora no se había estu- aquí que las autoras recomienden una idea pra!m*tica de "(erda-
diado, resol(er los problemas para crear dicha narrati(a 1parti- des actibles", basadas en el entendimiento racional compartido
cularmente bajo circunstancias en las cuales no eisten los archi- de los hechos ' la e(idencia hist+rica.
(os acostumbrados1 es como la disciplina de la historia puede ara que una naci+n uncione de manera eecti(a, incluso
reno(arse ' sostenerse a sí misma. cuando se abstiene de rei(indicar una "rand narrati#e superior '
sta inclusi+n apela al sentido de democracia que impele a la sobreabarcadora, estas (erdades deben sostenerse para que los !ru -
disciplina hacia auera de su centro. stas dos condiciones de la es- pos e instituciones puedan emitir juicios acerca de relatos/inter-
critura de la historia se hallan en la tradici+n de la "historia desde pretaciones contradictorias. uchos historiadores, independien-
abajo" los relatos se contaban siempre ' cuando se uera creati(o temente de sus amarres ideol+!icos, muestran un consenso notable
en la in(esti!aci+n ' desde una perspecti(a Bliberal o maristaC de opini+n cuando se trata de deender los (ínculos metodol+!i-
racionalmente justiicable en la (ida p3blica. cos de la historia con un cierto entendimiento de la racionalidad,
n la discusi+n acerca del postmodernismo, en el libro Tellin" l reciente libro de Geor! D!!ers sobre la historio!raía del si!lo JJ
t&e Trut& about History,' se ha comentado la idea de que las narrati- enatiza la in(ersi+n de la disciplina en la "racionalidad"
(as hist+ricas requieren una in(ersi+n mínima de racionalidad. l
tema de la relaci+n entre las historias de las minorías ' la democra- eter >o(ic<, en mi opini+n, ha airmado correctamente que la ob-
cia de la post!uerra es el eje-central de dicho libro, cu'as autoras jeti(idad es inalcanzable en la historiaS a lo 3nico que puede aspirar
son tres de las principales historiadoras eministas de stados el historiador es a la plausibilidad. ero la plausibilidad no est* ob-
@nidos. n la medida en que las autoras reconocen el postmoder- (iamente en la in(enci+n arbitraria de un relato hist+rico, sino que
nismo como al!o que permite narrati(as m3ltiples 1la posibili- entra2a estrate!ias racionales para determinar qué resulta de hecho
dad de muchas narrati(as ' m3ltiples ormas de crearlas1 acep- plausible...P
tan, de buen !rado, la inluencia de esta corriente ', así, ellas mismas
se alinean en la causa democr*tica de las historias de las minorías. EobsbaFm hace eco de sentimientos no mu' distintos a aque-
ero, el libro re!istra un ma'or !rado de conusi+n cuando halla llos epresados por 4ppleb' ' sus cole!as
ar!umentos que, en eecto, utilizan la idea de la multiplicidad de
narrati(as para cuestionar cualquier idea de (erdad o de los he- &a moda de lo que Bal menos en el discurso académico an!losaj+nC
chos en sí. 4quí se cuestiona la idea de una posici+n racionalmen- se conoce con el impreciso término de "postmodernismo" aortu-
#
7o'ce 4ppleb', &'nn Eunt ' ar!aret 7acob, Tellin" t&e Tnit& about History, >ue(a P
)/ G. D!!ers, Historio"rap&y in t&e T*entiet& +entury: From Sdentiic $bjecti#ity io
Hor<, N. N. >orton O )ompan', $$P. n espa2ol &a #erdad sobre la &istoria, tr. t&e Poslmodem +&allen"e, Eano(er ' &ondres, Nesle'an @ni(ersit' ress, $$I, p.
$: / ;ipesh )ha<rabart' que el dominante, pero la historia de uno podría ser caliicada to-
da(ía como una "historia menor/minoritaria".
9
EobsbaFm, op- di-, p. :I.
pasados subalternos, en la medida en que participan en mundos de (ida to del historiador de lle(ar las historias de las clases subalternas a
subordinados. )omo historiador, sin embar!o, 'o ar!umento desde una la corriente principal del discurso de la historia de la Dndia. &a pa-
instancia particular de los "pasados subalternos". i ejemplo pro(iene de radoja consiste en esto. l objeti(o principal del ensa'o de Guha es
Subaltern Studies, el !rupo con el que esto' asociado, ' de un ensa'o del utilizar la rebeli+n antal de 899 para hacer de la conciencia D
undador del !rupo, Ranajit Guha. ;esde el momento en que Guha ' el insur!encia campesina el sostén m*s importante de la narrati(a
!rupo han sido mis maestros en muchos sentidos, orezco mis de la rebeli+n. &as palabras que utiliza Guha capturan el espíritu de
obser(aciones no con un espíritu hostil de crítica sino con un espíritu de los primeros (ol3menes de Subaltern Studies:
autoeamenS mi objeti(o es entender qué hace la "historizaci+n" del
pasado ' qué no hace. )on esta ad(ertencia, permítanme ahora citar )on todo, esta conciencia Bla conciencia de los campesinos rebel-
al!3n ejemplo. desC parece haber recibido mu' poca atenci+n en la literatura sobre
Subaltern Studies, como es bien sabido, es una serie de publicaciones el tema. &a historio!raía se ha conormado con tratar al
sobre la historia de la Dndia que se inici+ bajo la direcci+n editorial !eneral de campesino rebelde meramente como una persona empírica o
Ranajit Guha, a principios de la década de $80. u objeti(o eplícito era como un miembro de una clase, pero no como una entidad cu'a
inscribir a las clases subalternas en la historia del nacionalismo ' de la (oluntad ' raz+n constitu'+ la prais denominada rebeli+n... la
naci+n ' combatir cualquier clase de ses!o elitista en la escritura de la insur!encia es (ista como e1terna a la conciencia el campesino ' la
historia. Eacer de los subalternos el sujeto soberano de la historia, colocarlos )ausa aparece como un antasma que sustitu'e a la Raz+n, la
como a!entes en el proceso de la historia, escuchar sus (oces, retomar sus l+!ica de esa conciencia."
eperiencias ' releiones B' no s+lo sus circunstancias materialesC de una &a rase crítica aquí es "la l+!ica de esa conciencia", la cual
manera seria 1éstos eran los objeti(os que, de manera deliberada ' p3blica, marca la distancia que ha de tomar Guha, como historiador, del
nos habíamos impuesto a nosotros mismos. &as ambiciones intelectuales objeto de su estudio que es esta conciencia misma. 4l se!uir la his-
ori!inales ' el deseo de lle(arlas a cabo eran políticos, en el sentido de toria de la rebeli+n antal de 899 1los santales, un !rupo "tribal"
que estaban relacionados con la interpretaci+n moderna de la (ida p3blica que habita etensas zonas de lo que ho' es en!ala ' ihar1 Guha,
democr*ticaS no necesariamente pro(enían de las (idas de las clases de manera no sorprendente, se halla airmaciones de los líderes
subalternas mismas, aunque uno de nuestros objeti(os, como en la tradici+n campesinos que eplican la rebeli+n en términos "sobrenaturales",
brit*nica de la "historia desde abajo", era incar nuestro propio ser político ' como un acto lle(ado a cabo a instancias del dios santal "Aha<ur".
nuestras instituciones en la historia. ero, al mirar hacia atr*s, (eo el pro- Guha mismo diri!e nuestra atenci+n hacia la e(idencia ' subra'a
blema de los "pasados subalternos" acosando la empresa de los Subaltern lo importante que era esta interpretaci+n para los rebeldes. 4l citar
Studies desde el inicio de hecho podría ar!umentarse que lo que dierencia al las airmaciones hechas por los líderes de la rebeli+n, idhu ' 5anu,
pro'ecto de los Subaltern Studies de las (iejas tradiciones de la "historia a los interro!adores militares en las que eplicaban sus propias
desde abajo" es la conciencia autocrítica del problema, en los escritos de acciones como deri(adas de instrucciones que habían recibido de
los historiadores asociados con este !rupo. su dios BAha<urC, quien también les había ase!urado que las balas
plicaré esto con la a'uda del brillante ensa'o de Ranajit Guha, que ha brit*nicas no liarían nin!3n da2o a los rebeldes de(otos, Guha tie-
sido justamente celebrado "Ahe rose o )ounter-Dnsur!enc'", publicado en ne mucho cuidado en e(itar cualquier lectura instrumental o elitista
uno de los primeros (ol3menes de ubaltern tudies ' considerado de estas airmaciones. Tl escribe
actualmente como un cl*sico del !énero. e parece que cierta paradoja
permea en el ejercicio mismo que Guha emprende eh este ensa'o, como Tstos no eran pronunciamientos p3blicos con la intenci+n de im-
resultado del inten- presionar a sus se!uidores... éstas eran las palabras de cauti(os jus-
sus consecuenciasS ' el método hist+rico presupone que es posible, peto sus cree ncias pero no l as comparto" 1 ' de un sentido de
en principio, ehibirlos como tales ' con sus coneiones ' así enten- rustraci+n marista Bo modernoC por la intrusi+n de lo sobrenatu-
der el proceso hist+rico completo como una unidad cerrada. ral en la (ida p3blica. "=?n suma", escribe, "no es posible hablar
de insur!encia en este caso ecepto como una conciencia reli!io-
4quí, ultmann lle!a a una conclusi+n que nos permite ad- sa", ', sin embar!o, se apresura a a2adir
(ertir la brecha que debe separar el conjunto de principios que em-
plea el historiador para eplicar la rebeli+n santal, del conjunto de es decir, ecepto como una demostraci+n masi(a de un autoe-
principios que podrían utilizar los mismos santales Bincluso des- tra2amiento Bpara tomar prestado el término que utiliza ar para
pués de aceptar que al!unos de ellos podrían ser compartidos por la esencia misma de la reli!iosidadC que hizo que el rebelde con-
ambosC. &a conclusi+n de ultmann, que es mu' pertinente para siderara su pro'ecto como basado en una (oluntad distinta de la
nuestra discusi+n de los "pasados subalternos", dice lo si!uiente propia..:
sta cerraz+n Bla presupuesta "unidad cerrada" del proceso hist+rico 4quí tenemos un caso de lo que he llamado "pasados subal-
1;)C si!niica que el continuum de los acontecimientos hist+ricos ternos", pasados que nunca pueden entrar a la historia como parte
no puede romperse por la intererencia de poderes sobrenaturales, de la posici+n propia del historiador. Eo' en día uno puede recu-
trascendentales ', por tanto, no ha' un "mila!ro" de la palabra en rrir a estrate!ias de historias de (oces m3ltiples en las que escu-
este sentido. Aal mila!ro serla un acontecimiento cu'a causa no chamos (oces subalternas de manera m*s clara de la que nosotros
estaría dentro de la historia. or ejemplo, mientras que la narrati(a V o Guha las escuch*bamos en la ase inicial de los Subaltern Studies,
del 4nti!uo Aestamento habla de la intererencia de ;ios en la his- @no incluso puede abstenerse de asimilar estas distintas (oces en
toria, 7a ciencia hist+rica no puede demostrar dicho acto de ;ios, una sola ' de manera deliberada dejar cabos sueltos en la narrati-
simplemente percibe que ha' quienes creen en ello. in duda, como (a Bcomo lo hace hahid 4min en su libro .#ents, 6emory, 6e7
ciencia hist+rica, no puede airmar que dicha e es una ilusi+n ' que tap&or8-# ero el punto es que el historiador, como historiador o
;ios no ha actuado en la historia. 4unque ella misma, como ciencia, historiadora ' a dierencia de los santales, no puede in(ocar lo so-
no puede percibir dicho acto ' sacar conclusiones a partir de esas brenatural para eplicar o describir un acontecimiento.
basesS s+lo deja al hombre en la libertad de determinar si quiere (er n otras palabras, el acto de abo!ar por las "historias de las
un acto de ;ios en un acontecimiento hist+rico que ella misma en - minorías" ha resultado, en muchos casos, en descubrimientos de
tiende solamente en términos de las causas hist+ricas inmanentes a pasados subalternos, en construcciones de historici dad que nos
contecimiento. a'udan a conocer los límites del modo de (er que se epresa en las
pr*cticas de la disciplina de la historia. Kor quéL orque la disci-
plina de la historia 1como lo han ar!umentado muchos Bdesde
*sicamente, la airmaci+n de los santales de que ;ios ue el Gre! ;enin! hasta ;a(id )ohén en tiempos recientesC 1 es s+lo
principal insti!ador de la rebeli+n tiene que ser antropolo!izada una orma particular de recordar el pasado. s una entre muchas
Bes decir, con(ertirse en la creencia de al!uien o hacerse objeto de otras.P &a resistencia que orece la "e(idencia hist+rica" en el en-
un an*lisis antropol+!icoC antes de que encuentre un lu!ar en la
narrati(a del historiador. &a posici+n adoptada por Guha, respec- :
Guha, op. cit-,p- I8.
to a O interpretaci+n que los santales hacen del acontecimiento, se #
l libro de hahid 4min, .#ents, 6emory, 6et&ap&or, er<ele', @ni(ersit' o
(uel(e una combinaci+n de la cortesía del antrop+lo!o 1"Ho res- )aliornia, $$9, ilustra de manera ecelente las proposiciones hechas en este ensa-
'o ' muestra una apreciaci+n autoconsciente de los problemas de traducir la (oz
del subalterno en un pro'ecto político moderno Bsin dejar de lado la intenci+n so-
Rudol ultmann, "Ds ee!esis Fithout presupposilions possibleL", en 5urt cialmente necesaria de traducirC.
ueller-Wbllmer Beds.C/ T&e Hermeneutics 0eader: Te1is ot&e Germ3n Tradition rom )9
Wéase el ensa'o de Gre! ;enin!, "Ahe poetics o histor'", en Gre! ;enin!,
lite .nli"&tenment lo 4&e Present, >eF Hor<, )ontinuum, $89, p. :PP.
00 / ;ipesh )ha<rabart' Historias de las minorías, pasados subalternos / 0
topia: .ssays in t&e Politics o *areness, ;elhi, Mord @ni(ersit' ress, $8IC, pp. 4lastair Eanna', EarmondsForth, en!uin oo<s, $89, p. 60.
PI-P8 ' mi discusi+n sobre este punto en "Ahe modern Dndian Dntellectual and
the problem o the past an en!a!ement Fith the thou!hts o 4shis >and'",
.mer"ences, I/8, $$9-$$6, >3mero especial sobre >and', editado por Wina' &al,
pp. 68-II.
0P / ;ipesh)ha<rabart' Eistorias de las minorías, pasados subalternos / 09
las rustraciones que le causaban a 4dornoC, las pr*cticas de la "su-
historia, jue!an con ormas de escritura ' otros medios similares. perstici+n" que permean las (idas ' las acti(idades de los aicio-
@nos eperimentos son bien(enidos, pero el hecho de que eistan nados al deporte, por ejemplo 1pr*cticas que a (eces nos apena
pasados subalternos, no asimilables por las narrati(as seculares del admitir en p3blico1, para no hablar de todas esas epresiones de
historiador, nos permite ad(ertir la compleja intelecci+n del tiempo reli!iosidad por medio de "cultos" que nunca han desaparecido,
1tratado como in(isible en la ma'oría de los escritos de los lle!an a mostrar que todos, en principio, somos capaces de partici-
historiadores1 que debe sub'acer ', de hecho, hacer posible la par en acontecimientos sobrenaturales ' del sentido del pasado
cronolo!ía secular de las narrati(as hist+ricas, la construcci+n de las que a'udan a crear.
relaciones entre el antes ' el después, sin las cuales no puede haber
eplicaci+n hist+rica al!una.
&a airmaci+n eplícita de que los santales tenían un pasado en
el cual los acontecimientos podían pertenecer al orden de lo so-
brenatural no aparece como al!o completamente ajeno a nuestra
propia eperiencia no es al!o que pudiera parecer como el enun-
ciado de un marciano. Kor quéL orque el principio no nos es com-
pletamente etra2o. Aenemos una comprensi+n cotidiana prete+rica de
eso precisamente porque lo sobrenatural o lo di(ino, como prin- cipios,
no han desaparecido de las pr*cticas de lo moderno. Nilhelm (on
Eumboldt insiste bien en ello en su discurso de 8: "Mn the Aas< o
the Eistorian", pronunciado en la 4cademia de )iencias de erlín
)uando dos seres est*n separados por una brecha total, no ha' &os santales del si!lo JDJ 1' de hecho, si mi ar!umento es
puente o interpretaci+n que pueda (incularlos para poderse correcto, los seres humanos de cualquier otro periodo o de cual-
comprender mutuamente, tienen que haberse 'a quier otra re!i+n1 son todos de una manera etra2a siempre nues-
comprendido mutuamente en otro sentido. $ tros contempor*neos ésa debía ser la condici+n que nos permiti-
ría tratarlos incluso como inteli!ibles para nosotros. 4sí, la escritura
>osotros no somos i!uales a los santales del si!lo JDJ. @no de la historia debe asumir implícitamente una pluralidad de tiem-
no tiene que reducir a los santales del si!lo JDJ al enunciado que pos que eisten juntos,una dis'unci+n del presente consi!o
aquí se cita. &os santales empíricos e hist+ricos también hubieran mis-
podido tener otras relaciones con la modernidad dierentes a las mo. &o que los "pasados subalternos" nos permiten es hacer (isi-
que 'o he analizado. @no podría incluso asumir mu' *cilmente ble esta dis'unci+n.
que los santales en la actualidad serían mu' distintos de lo que @n ar!umento como éste 'ace, precisamente, en el centro
ueron en el si!lo JDJ, que habrían (i(ido en unas circunstancias mismo de la historio!raía moderna. @no podría ar!umentar, por
sociales mu' distintas. &os santales modernos habrían podido !o- ejemplo, que para uropa la escritura de la "historia medie(al"
zar de los beneicios de la educaci+n secular ' ormar a sus pro- depende de esta contemporaneidad asumida de lo medie(al, o lo
pios historiadores proesionales. >adie puede ne!ar estos cambios que es lo mismo, de la no contemporaneidad del presente consi!o
hist+ricos, pero las columnas astrol+!icas en los diarios Ba pesar de mismo. &o medie(al en uropa a menudo est* proundamente
$
Nilhelm (on Eumboldt, "Mn the Aas< o the Eistorian", en 5urt ueller-Wollmer asociado con lo sobrenatural ' lo m*!ico. in embar!o, lo que
Bed.C, Ahe Hermeneutic s 0eader, p. :. hace posible historizar lo medie(al es el hecho de que sus
características b*sicas no nos son completamente etra2as para
nosotros los modernos Blo que no nie!a los cambios hist+ricos que
se han realizadoC. &os historiadores de la uropa medie(al no
siempre plantean estas cuestiones de manera consciente o eplícita
ur<e hace un comentario relacionado con este tr*ico intelectual entre la uropa
n
t
e
s
&
a '
! a
e d
n i
t (
e i
n
h o
o s
' ,
,
i
i n
n (
c o
l c
u a
s
o e
s
a p
q í
u r
e i
l t
l u
a s
q e
u n
e
m
c e
o s
n a
s s
u
l
o n e
t n (
p r a i
a e t s
r u i
t l r b
i o a l
c l e
i ( .
p i e
a s r
i s a
e b t
n l o p
e a
m n r
i ' o a
s
a l e é
s o r l
a
n i n
e n a o
! ( s
r i í s
a s +
s i p l
, b a o
l r
r e a l
e , a
- e
c l l h
o o u
n h e
o n o l
c a m l
e t b a
u r
u r e d
n a e
a l m
e l
' d o
e e
S c
t
l o
o s
s d
o e
b
r l
e a
n
a (
t i
u d
r a
a
l d
i
i a
n r
u i
n a
d .
:
a
b
a
t
o
d
o
s
storias de
l
las minorías,
o
pasado s
s
subalte rnos %
0I
a
s
p
eter ur<e, "ditorial preace" de 4ron Gure(ich, 6edie #al P opula r
:0
::
+ulture: Problems o >elie and Perception , tr. 7anos . ac< ' aul 4. Zredric 7ameson, T&e Political nconscious: @arrati#e as a Socially Symbolic
Eollin!sForth, )ambrid!e, )ambrid!e @ni(ersit' ress, $$0, p. WDD. ct , Dthaca, )ornell @ni(ersit' ress, $8, p. $.
:#
:
7acques &e Go Bed.C, T&e 6edie#al ?orld , tr. &'dia G. )ochrane, Wéase 7acques ;errida, Specters o 6ar1: T&e State o t&e ; ebt, t&e ?orA o
&ondres, )ollins O roFn &td., $$0, pp. :8-:$. 6ournin" B t&e @e* 4nternational , tr. e!!' 5amu, >ue(a Hor< ' &ondres,
Routled!e, $$P,
08 / ;ipesh )ha<rabart' Historias de las minorías, pasados subalternos % 0$
sociales B' ha!o una distinci+n entre conocimiento ' pr*cticaC.:P )onnoll' lo acompa2+ a la puerta para despedirlo ' antes de dejar el
>o es accidental que un marista nos ehorte a "siempre lu!ar, desde el port+n, Heats se (ol(i+ para pre!untarle con sere-
historizar", pues el hístorizar est* li!ado a la b3squeda de la justi- nidad "Kodría hacerle una pre!unta m*s, ra. )onnoll'L K@sted
cia en la (ida p3blica. Tsta es la raz+n por la cual uno recibe de cree en las hadasL" &a ra. )onnoll' ech+ la cabeza hacia atr*s '
buen !rado las "historias de las minorías", 'a sea de !rupos étnicos, sonri+ ">o, r. Heats, por supuesto que no". Heats (acil+, se dio la
de acti(istas por los derechos de los homoseuales, o de las clases (uelta ' prosi!ui+ su camino por el sendero. ntonces escuch+ la
sociales subalternas. 4quí, la disciplina de la historia se enriquece a (oz de la ra. )onnoll' a sus espaldas, a lo lejos, que decía "ero
sí misma al incorporar estas historias pero sus propios dominios ellas est*n ahí, r. Heats, est*n ahí". :9
metodol+!icos crean lo que 'o he llamado pasados subalternos.
l "desencanto del mundo" no es el 3nico principio por el )omo la (ieja ra. )onnoll' sabía, ' como nosotros los cien-
cual poblamos la tierra. isten otras maneras de ser en el mundo tíicos sociales a menudo ol(idamos, los dioses ' los espíritus no
1' no son necesariamente pri(adas, los actos supersticiosos de dependen de nuestras creencias humanas para eistir, lo que los
los aicionados a los deportes, por ejemplo, son, a menudo, p3bli- hace presentes son nuestras pr*cticas. llos son parte de estas dis-
cos. &o sobrenatural puede habitar el mundo en estos otros modos tintas ormas de ser por medio de las cuales nosotros hacemos el
' no siempre como un problema o resultado de una creencia o de presente m3ltipleS son precisamente las dislocaciones del presente
ideas conscientes. Recuerdo una historia irlandesa relacionada con lo que nos permite estar con ellos. stas ormas distintas de ser no
el poeta Nilliam utler Heats, cu'o interés por las hadas ' otros dejan de su!erir ciertos problemas de poder o de justicia pero las
seres no humanos del ol<lore irlandés es bien conocido. Wo' a cuestiones se plantean 1tanto cuanto las instituciones p3blicas
narrar el relato como me lo cont+ mi ami!o ;a(id &lo'd modernas les hacen espacio, 'a que se atra(iesan mutuamente1
en términos distintos a como se relacionan las cuestiones en lo
@n día, durante el periodo de sus ehausti(as in(esti!aciones sobre político moderno.
el ol<lore irlandés en la re!i+n rural de )onnemara, Nilliam utler >o obstante 1' me !ustaría concluir con este se2alamiento
Heats descubri+ un tesoro. l tesoro era una tal ra. )onnoll' quien 1, la relaci+n entre lo que he denominado "pasados subalternos" '
tenía el repertorio m*s increíble de cuentos de hadas que Heats había la pr*ctica de historizar Bque el marista que traemos dentro nos
encontrado. Heats ue a (isitarla a su peque2a casita de campo una recomiendaC no es una relaci+n de eclusi+n recíproca. i nosotros
ma2ana desde temprano ' pasaron juntos todo el día. Heats de hecho podemos historizar es debido a que desde siempre tene-
escuchaba ' aprendía sus cuentos ' sus pro(erbios ' disrutaba de mos la eperiencia de eso que hace al presente no contempor*neo
su erudici+n. )uando empez+ a oscurecer él debía partir, ' se le- consi!o mismo. 4sí, lo que les permite a los historiadores medie-
(ant+, toda(ía aturdido por todo lo que había escuchado. &a ra. (alistas historizar lo medie(al o lo anti!uo es precisamente el he-
cho de que estos mundos nunca desaparecen del todo. e debe a
que (i(imos en nudos temporales, que podemos abocarnos a la
:P
4l utilizar la idea de "desencanto" no nie!o nada de lo que se ha dicho acerca de la tarea de desenmara2ar, por así decirlo, una parte del nudo Bque es
ma!ia de las "mercancías" o de los aspectos m*!icos de la misma modernidad. i como deberíamos pensar la cronolo!íaC.:6 &os pasados subalternos
idea es la de ultmann, no ha' una dierencia critica, en cuanto a premisas de cono- 1aspectos de estos nudos temporales1 act3an, entonces, como un
cimiento, entre la (isi+n del mundo que adoptan las ciencias sociales ' aquella en la
cual lo que interpretamos como sobrenatural pudiera ser un elemento deinitorio de suplemento a los pasados de los historiadores ', de hecho, acilitan
un acontecimiento. l hecho de que los que llamamos modernos puedan ser no nuestra capacidad de historizar. on suplementarios en el sentido de
modernos en sus pr*cticas es, por supuesto, al!o que 'o discuto 1' discuto a a(or ;errida le permiten a la historia, la disciplina, ser lo que es
1 en este ensa'o. ara una discusi+n crítica del término "desencanto" (éase
7acques Ranciére, "Ahe 4rcheomodem turn", en ichael . teinber! Bed.C, ?alter :9
)omunicaci+n personal de ;a(id &lo'd.
Historias de las minorías, pasados subalternos %
0 / ;ipesh )ha<rabart'
' al mismo tiempo a'udan a mostrar sus propios límites. ero al orma por el hecho de que ambos, el historiador ' los santales,
hacer énasis sobre los límites de la historizaci+n, nos a'udan a cohabitan el mismo "ahora" humano ' ontol+!ico. l llamado que
distanciarnos de los instintos imperiosos de la disciplina 1la idea hacen los "pasados subalternos" puede concebirse como insinua-
Bde Ealdane o de 7ameson, por ejemploC de que todo puede ser ciones que recibimos 1mientras estamos trabajando en la acti(i-
historizado o de que uno debería siempre historizar1 ' nos hacen dad especíica de historizar1 de ese "ahora" ontol+!ico. ste "aho-
reconsiderar el sentido del limitado bien que representa la con- ra" es, como lo he tratado de su!erir, lo que permite que el tiempo
ciencia hist+rica moderna. Gadamer al!una (ez hizo una buena hist+rico pueda seriarse ' hace que cualquier momento particular
del presente hist+rico pueda dislocarse de sí mismo.
aclaraci+n al respecto al discutir la ilosoía de Eeide!!er. Tl dijo
"&a eperiencia de la historia que nosotros tenemos est*... contem- Traducción: 6a- Pilar alles .sGuerr3
plada s+lo en un !rado mínimo por lo que nosotros llamaríamos la
conciencia &istórica!-C D/ &os pasados subalternos nos recuerdan de
manera constante la (erdad de esta airmaci+n.
>os recuerdan, asimismo, que la relaci+n de contemporanei-
dad entre lo moderno ' lo no moderno, un "ahora" compartido,
que se epresa a sí mismo en el plano hist+rico pero cu'o car*cter
es ontol+!ico, es lo que permite que el tiempo hist+rico se desdo-
ble. ste "ahora" ontol+!ico precede el (acío hist+rico planteado
por los métodos hist+ricos entre el "allí ' el entonces" ' el "aquí '
el ahora". iste por tanto un desdoblamiento del tiempo que !a-
rantiza nuestra propia capacidad de entender pr*cticas que les asi!-
namos a sociedades ' periodos como dierentes de las nuestras. &o
que nos da un punto de entrada a tiempos mu' distintos del tiem-
po (acío, secular ' homo!éneo del calendario hist+rico, que de
una orma u otra nunca nos resultan completamente etra2os, no-
sotros los habitamos en un principio.
l tiempo, como dice la epresi+n en mi propia len!ua, nos
sit3a dentro de la estructura de un "!ranthi" de ahí la epresi+n
ben!alí s&omoy7"rant&iE s&omoi si!niica "tiempo" y "rant&i se reie- -
re a nudos de distintas clases, desde las complejas ormaciones de
los nudillos de nuestros dedos, hasta las uniones de un palo de bam-
b3. Tsta es la raz+n por la que uno puede tener dos relaciones dis-
tintas con los santales. rimeramente, como sujeto hist+rico para
quien el mundo de (ida de los santales es un objeto de estudio '
de eplicaci+n hist+rica. H también est* la otra relaci+n que desdo-
bla ' hace posible esta orientaci+n de se!undo orden, de sujeto-
objeto, entre los santales ' el historiador. sta es la relaci+n que se &es a!radezco a Eomi habha, Gautam hadra, Zaisal ;e(ji, andria Zreita!,
Ranajit Guha, 4rme Eard!ro(e, atricia &imeric<, ;a(id &lo'd, @da' ehta,
enjamín enn', 4ja' <aria ' a illarassitti udhir sus comentarios ' discusiones,
Eans-Geor! Gadamer, "5ant and the henneneutical tum", en su libro Heide""erCs
:I
los cuales han resultado mu' 3tiles para escribir este ensa'o. Ho so' el responsable
?ays, tr. 7ohn tanle', >ue(a Hor<, tate @ni(ersit' o >eF Hor< ress, $$P, p. 98. de cualquier error.
)ursi(as en el ori!inal.