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de la disidencia
Felipe Rivas San Martín
S A
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P R
ÉCFRASIS, ediciones
Rivas San Martín, Felipe
ISBN: 978-956-09200-3-4
ECFRASIS, ediciones
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Santiago, Chile
info@ecfrasis.com / ecfrasis.com
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editor editorial
© Sebastián Valenzuela-Valdivia
editor literario
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© Antonio Urrutia Luxoro
diagramación y portada
© ÉCFRASIS, gráfica
Catalina Rozas, asistente diagramación
textos
© aliwen, Juan Pablo Sutherland, Antonio Urrutia Luxoro,
Felipe Rivas San Martín
imágenes
© Felipe Rivas San Martín (obras)
© José Miguel Araya (registros de obra)
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CURATORÍA
Antonio Urrutia Luxoro
TEXTOS
aliwen
Juan Pablo Sutherland
Antonio Urrutia Luxoro
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ÍNDICE.
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Capítulo 1. Estatutos de la disidencia 06
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II. El estatuto mnemotécnico de la memoria
homosexual
17
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III. El estatuto de la interfaz
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25
II. Tecnobarroco 35
Obras 36
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obra del artista y activista sexodisidente Felipe
Rivas San Martín, incluyendo producción recien-
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te e incluso inédita. Son 13 años caracterizados
por la continuidad de un trabajo que refleja el
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transcurso del contexto político y social chileno,
donde progresivamente se ensayaron estrategias
de negociación, que visibilizaron y ocultaron sus
posibles desbordes y desacatos, marcados por el
desarrollo evolutivo, transnacional y corporativo
de las tecnologías de la información y circulación
digital de las imágenes.
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declinaciones de “lo disidente” o la disidenciaN
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del “estallido social” desatado el 18 de Octubre de 2019,
las galerías de arte de la ciudad de Santiago se han visto
afectadas por los efectos del COVID-19, teniendo que
cerrar sus puertas al público. Con motivo de aquella
coyuntura social y sanitaria, Carolina Musalem Rosselot
y quien escribe, extendimos una invitación al artista, con
el propósito de abrir la programación 2020 para iniciar el
décimo año de trayectoria ininterrumpida de exhibiciones
de la galería. Estatutos de la disidencia, fue gestada a modo
de imprevisto (no estaba considerada en la programación
previa), cuestión que implicaría sujetarse a las condiciones
materiales de circulación pública; se consensuó que el
proyecto sería resuelto expositivamente a través de una
museografía “presencial” (cuando esa posibilidad aún no
era del todo descabellada), que sería registrada fotográfica
y audiovisualmente para la producción de una extensión
virtual, a modo de simulación web del recorrido físico que
los usuarios realizarían estando presente en la galería; en
otras palabras: “lo digital” fue considerado como accidente,
ya que lo sustancial era “lo material”.
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en la lengua de la disconformidad social común,
desde sus orígenes excéntricos a mediados de los
2000 a su actual confusión -e intentos de delimi-
tación- conceptual con respecto a la “diversidad
sexual”. Por otro lado, Estatutos de la disidencia opera
también en el sentido de la valoración crítica de
objetos e imágenes en tanto “obras de arte”, al
incorporar varios residuos materiales “disidentes”
producidos por el artista en contextos activistas
o performáticos. Esos residuos conforman un
archivo conmemorativo y micropolítico de las
batallas libradas por Rivas San Martín, pero no
fueron producidos por y para su contemplación,
adquisición y colección. En esta exposición, va-
rios de esos residuos podrían adquirir “estatuto
de obra”.
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La muestra abre una zona de litigio directa
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y simbólica en la que el artista se ha desempeñado
en los más diversos roles, desde el compromiso
R
militante directo, pasando por la reflexión crítica
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en el arte y el activismo, hasta cuestiones de orden
académico que socavan a la propia academización
de la marginalidad a través de estrategias refractarias
a la noción neoliberal y normativa de academia.
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Diversidad Sexual de la que Rivas es co-fundador2
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-, en una operación política y transexual, cambió de
nombre a “Colectivo Universitario de Disidencia
R
Sexual” (2009), inaugurando así el rendimiento de
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lo disidente (dicho desde “adentro”) en la lengua
queer (dicha desde “afuera”) del activismo LGBT
internacional, en simultáneo a la reafirmación
de una política de eterno disenso respecto a la
inminente hegemonía de un canon hetero(homo)
normativo.
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otros, política. Apocalípticos e integrados; artistas
y políticos, estatutarios y disidentes. El proble-
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ma taxonómico que subyace a la nominación y
clasificación del cuerpo de obra, consiste en la
R
ambigüedad (travesti) de su campo de acción: ¿Es
P
arte y/o política? El estatuto disidente, persistente
y continuo de la trayectoria artística y activista
de Rivas San Martín se ubica en la “y” de aquella
contracción. El estatuto artístico y político de
Rivas San Martín es la “y” de la relación entre
Arte y Política.
Y ahí aparecieron todas, todas, todas: las calila, las mojojo, la maiga,
todas esas aparecieron allá con sables, y de ahí nosotras también salimos
con unos cuchillos para afuera.
Youtube.
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pictórico del código QR le otorgan estatuto material
a la disidencia inmaterial del trabajo videográfico
publicado por el artista en plataformas virtuales,
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reflejan una conciencia histórica (e histérica) que
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se anticipa al olvido (y posiblemente a la censura),
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ensayando una supervivencia que acoge a la po-
breza ontológica de las imágenes. De esa manera,
Rivas San Martín articula un archivo autoinmune
a la desaparición, en torno a su propio cuerpo de
obra artístico-activista.
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miento en el tiempo de la historia, sería capaz de
programar la mnemotecnia de sí misma.
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la institucionalización de la disidencia (posada en
una verde cursilería esperanzadora, la tabula rasa
N
del pasto sintético).
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P R Rivas San Martín nueva y estratégicamente
domina el tablero de antecedentes, significantes
y contextos a su antojo. Entre líneas, asteriscos y
“letras chicas” de abogado malacatoso, con una
sola obra desarma las posibles hipótesis de lectura
de este ensayo curatorial. Felipe Rivas San Martín
es un artista/activista incurable, incuratoriable,
en la medida de que su propia insurrección artís-
tico-política transgrede sus límites taxonómicos
de contención crítica. El artista se comprueba y
se contradice en la medida de que demuestra que
no hay estatuto 3 capaz de contener la multipli-
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infecciones queer/cuir entre digital y material editado también por
ÉCFRASIS. De ese modo, lo accidental (digital) de Estatutos
de la disidencia, insoslayablemente se volvió sustancial (mate-
rial), poniendo así en entredicho el subtítulo del libro junto
al componente estatutario de esta exposición. La muerte de
Guillermo Machuca –quien más allá (y a pesar) de su muerte,
no podría haber accedido como público a la exposición, ya
que se resistía tajantemente a ser usuario de las tecnologías
digitales-, es un doloroso hecho que además pone en eviden-
cia el problema de la relación arte y política a propósito de la
crisis sanitaria; el estatuto pendiente, el estatuto expositivo
(en la memoria de Guillermo Machuca).
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II. El estatuto mnemotécnico de
la memoria homosexual
Juan Pablo Sutherland
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política o un asalto corporal y simbólico a las
retóricas tradicionales de la izquierda ponen en
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cuestión el estatuto de la politicidad del repor-
torio representacional tanto de lo gay como de
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lo nacional. Uno y otro enfrentándose en lo uni-
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versal y lo identitario como parte de un régimen
de fagocitación mutua, porosa y permeable. En
complementariedad a este registro, el recorte
escenográfico de las infancias agraviadas exhibe
el puzzle de la nación adulto-céntrica legitimada
por la burocracia. La infancia inscrita en el cua-
dro nacional-estatal ( JUNJI) y respaldadas por la
“ideología de género” (versión contrainsurgente
y conservadora en respuesta a los avances de las
políticas del feminismo y disidencia sexual en el
mundo) dosifican la memoria de la nación desde la
institucionalidad estatal de la infancia serializada
y pobre. El puzzle se presenta como la hipérbole
del recorte de la infancia y su enajenación en la
política pública.
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Cero punto uno.- Desde diversas operaciones y
procedimientos, Felipe Rivas San Martín gestio-
na un levantamiento de la memoria y el archivo
identitario que tensa por una parte iconografías
sometidas a una estetización y/o estatización de
lo homosexual convertido en una zona en disputa.
En otra frontera del mismo territorio, el fetichismo
de la ideología, la monumentalidad de la imagen
del presidente Allende y su permanencia espectral
como signo de la utopía política del siglo XX es
una inscripción difícil de borrar.
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Allende remite el espacio discursivo que exhibe
al líder rodeado de 4 micrófonos, disposición
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de la prótesis fonética que ausculta y amplifica
la retórica política en audiencia-pueblo; fijando
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además una estetización de su figura como orador
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sintagmático del horizonte político. La fotografía
cita la performance donde se realiza un cum shot
(residuo corporal y excedente retórico donde se
enfrentan el aura ritualizada de la utopía encar-
nada y la corporalidad erecta de la performance
del artista).
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salmón que juega publicitariamente a una perfor-
matividad mercantil para afirmar que la calidad
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del producto de venta apela a un status distinto
-jurel tipo-salmón- es decir, presentándose como
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un alimento de consumo popular donde destaca
la operación de redacción de venta, que apela y
ofrece una distinción.
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Tres punto uno.- El homonacionalismo compa-
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rece conceptualmente en el recorte de la guerra,
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de la nación y de la minoría. En el caso de Chile,
en el control del enemigo interno, el Wallmapu se
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presenta desde el poder blanco como enemigo
interno en el registro estatal donde se disuelve
la posible equivalencia política entre minorías,
poniéndose en cuestión la politicidad de cada una
de ellas en el modelo neo-liberal y su horizonte
dentro del capital.
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Cinco.- Niño desnudo con pierna inclinada,
en el fondo algunos adultos que supervigilan la
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escena. El niño de la foto es el artista que re-
corta su memoria para tensar el cuadro familiar
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y perturbar la mirada del que mira o de quien
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observa. La escritura sobre el cuerpo del niño
suaviza o pone en evidencia el ojo panóptico. El
niño como punto de fuga ofrece el gesto inclinado
de su pierna, señuelo de la desviación futura o
reacción instintiva de pudor o deseo ante el ojo
que oblitera el cuadro. El artista se vale de sí
mismo para ejecutar el recorte donde la mirada
del otro es fundante de una abyección en ciernes.
La escena deja la huella de la infancia agraviada
por la gubernamentalización de una potencialidad
humana no heterocentrada.
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III. El estatuto de la interfaz
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criptógrafo y matemático británico Alan Turing en el
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año 1950. Me atrevería a decir que este revolucionario
texto ha sido menospreciado por una lectura hetero/
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normativa poco acuciosa, que tiende a productivizar
R
el examen que propone el autor para medir la in-
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teligencia de una máquina; omitiendo la nada sutil
crítica de género derivada de sus páginas. El Test
de Turing es un experimento mental diseñado para
responder a la pregunta de si las máquinas pueden
llegar a considerarse seres pensantes, cuyo parámetro
se basa en la capacidad de una computadora para
engañar a un ser humano haciéndole creer que esta
también es humana a través de una interrogación
mediante mensajes escritos.
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ción única para cada rostro, como una suerte de
huella dactilar– es el mismo principio empleado
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por las tecnologías CV de reconocimiento facial:
un tipo de inteligencia artificial llamada «débil»
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que se basa en los algoritmos y que es empleada
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por varias redes sociales incluyendo Inst*gram o
la opción de etiquetado automático de F*cebook.
Distintas artistas han apostado por el despiste de
las tecnologías panópticas de vigilancia y disci-
plinamiento a través del reconocimiento CV en
obras como MakeUp Tutorial HOW TO HIDE
FROM CAMER AS de la gringa Jillian Mayer o
How Not to be Seen: A Fucking Didactic Educational
.MOV File de la germana Hito Steyerl, ambas
piezas del 2013; videos paródicos que adquieren
una extraña utilidad en el contexto actual de la
crisis del modelo económico, donde las cámaras
de vigilancia son armas utilizadas por los grupos
de control en contra de la inexorabilidad de la pro-
testa (desde el hambre en Chile hasta el asesinato
pág. 26
de George Floyd en Estados Unidos) a pesar de
la pandemia global.
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para la mutilación genital de bebés intersexuales
que define la noción tecnocientífica contemporánea
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de lo masculino/femenino. La distopía a la que
fue sometido Turing es actualizada en la oposi-
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ción de Rivas San Martín al software diseñado
P
para calcular la «homosexualidad» desarrollado
por Michal Kosinski y Yilun Wang en la Univer-
sidad Stanford1. En otras palabras, los cientistas
–inspirados por un afán marketinero propio del
Big Data– habrían de producir una máquina de
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dos dígitos. Así percibo sus cavilaciones artísticas
sobre el reconocimiento identitario-facial en las
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interfaces de redes sociales, o en su relectura de
los códigos QR como códigos queer. Así emerge la
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potencialidad política de volver ilegibles los len-
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guajes de la resolución cibernética (la turbulencia
hacker del empaste tumefacto) en relación a las
constelaciones de visibilidad que son los algorit-
mos de la internet. O la fijación de los toques de
un avatar llamado «Intimidad», cuya virtualidad
es casi indescifrable. O un feto cuya imagen
queda plasmada en el ciberespacio antes siquiera
de desarrollar capacidad alguna de consensuar,
mucho menos contestar la imposición del sexo y
del género que le será hipotecada al nacer si es
que aquel embarazo resulta viable.
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Inclusive, con el avance irrestricto de sus capaci-
dades, la singularidad podría retornar en el tiempo
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para promulgar su retribución utilitaria sobre la
humanidad. De cierta manera, la angustia que
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produce este experimento de tan solo pensar aten-
tamente en él es una suerte de castigo retroactivo
del basilisco.
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2 En el capítulo “Poética tecnobarroca de un archivo homo-
sexual” de su libro Internet, mon amour: infecciones queer/cuir entre
R
digital y material (Écfrasis, 2019), el artista plantea una posible
P
definición para el concepto de lo tecnobarroco, basada en los
rostros “borrosos y análogos” que encontramos en los regis-
tros en alto contraste de los maricas y travestis que protesta-
ron en la Plaza de Armas de Santiago el 22 de abril de 1973.
La definición de Rivas San Martín es nostálgica; compara
la nitidez HD de las pantallas digitales a contraluz versus
la opacidad de la circulación de los archivos análogos en la
actualidad. Mi definición para lo tecnobarroco va más de la
mano de un intento por dar sentido retrofuturista a la expan-
sión medial del siglo XXI desde los perceptos del neobarroco
según Severo Sarduy. Si el barroco se basó en la elipse (dos
centros) como respuesta estética a la astronomía de Kepler,
y el neobarroco se basó en la eclosión del centro constituti-
vo en línea con la cosmología del big-bang, el tecnobarroco
es una superposición simultánea de los múltiples puntos de
vista en línea con los modelos rizomáticos de la informática;
muchas veces acoplando veladura sobre veladura de capturas
análogas y síntesis digitales, el empaste de la fotografía a la
página impresa, al visor de microformatos, a la fotocopia, al
escaneo…
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visiona las enormes capacidades de nuestra época
para las comunidades dizque minoritarias si es que
agenciamos nuestra propia alfabetización digital.
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neofascistas. La pregunta correcta es si las máquinas
pueden llegar a considerarse como seres sintientes.
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CAPÍTULO 2.
Escritorios de la disidencia
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Diez tesis sobre disidencia
sexual en Chile1
Felipe Rivas San Martín
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esfuerzos políticos se centrarán en denunciar
y resistir los mecanismos y efectos del sistema
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heteronormativo (y ya no sólo asuntos superfi-
ciales como son la homofobia o la discrimina-
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ción).
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máximas consecuencias la proclama feminista
de que “la biología no es destino” y entenderá
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ble para su utilización subversiva. N
el cuerpo como un objeto “tecnovivo” disponi-
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Tesis 9: La Disidencia Sexual plantea una
crítica radical tanto a las posibilidades apertu-
ristas del liberalismo (mercado gay), como del
modelo que ve al Estado como el único espacio
de intervención política (Homosexualidad de
Estado).
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Tecnobarroco1
Felipe Rivas San Martín
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refiere también al concepto de neobarroso, elaborado
por el escritor y activista homosexual argentino
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Néstor Perlonguer para describir unas escrituras
impuras, sucias, contaminadas, opuestas a lo lim-
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pio, lo neutro, lo nítido y lo claro. Por último, lo
tecnobarroco corresponde a una afirmación queer
de lo barroco como tecnología, pues tal como
afirmó el filósofo ecuatoriano-mexicano Bolívar
Echeverría, lo queer conecta con lo barroco en
su predilección por el artificio de lo técnico, en
oposición a la norma -heterosexual- de lo natural.
1
Fragmento del texto de sala para la muestra Protesta tecnoba-
rroca, Galería La Posta, Valencia, junio de 2019.
²
Felipe Rivas San Martín, Chile Tecnobarroco. Folleto del Solo
Project en feria ARCO Madrid. Factoría Santa Rosa. Curadu-
ría de Francisco Godoy Vega. Madrid, España, 2015.
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OBRAS.
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Ideología, 2010
Semen sobre fotografía
26 x 36,5 cm.
CASO IDEOLOGÍA, 2016
Impresión sobre papel y archivador
26,5 x 66,5 cm.
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Ejercicio de color, 2009
Acrílico sobre madera entelada
50 x 50 cm.
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Seis preguntas sobre arte, sexualidad y propiedad, 2011
Díptico, poesía visual, impresión sobre papel de algodón
54,2 x 40 cm.
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Indescifrable n°1, desenfoque de 14%, 2016
Proyecto Queer codes
Óleo sobre tela
150 x 150 cm.
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SOBRE LXS AUTORXS.
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aliwen (Santiago, 1993). Crítica, curadora independien-
te, docente e investigadora privada en temas de arte,
anarquía, anti-colonialismo y sexualidades. Miembra
de la Agrupación de Artistas Mapuche Autoconvocadxs.
Licenciada en Artes con Mención Teoría de Historia del
Arte de la Universidad de Chile, becaria Monbukagakus-
ho del imperio nipón para realizar estudios de posgrado
en curaduría de artes visuales y transculturalidad en la
Universidad de las Artes de Tokio. Su primer libro Críti-
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ca de barricada. cuerpx, escritura y visualidad en el Chile
contemporáneo será publicado por Sangría Editora en el
N
segundo semestre del 2020.
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Felipe Rivas San Martín (Valdivia, 1982). Artista visual,
ensayista y activista sexodisidente, fundador del grupo
CUDS. Es licenciado y master en Artes Visuales por la
Universidad de Chile. Actualmente realiza el Doctorado
en Arte de la Universitat Politècnica de València, UPV,
como becario CONICYT. Su obra es parte de las colec-
ciones del Museo de Arte Contemporáneo MAC Chile,
Ca.Sa., Fundación AMA, Colección Arte Contemporáneo
Cerrillos, Colección Aníbal Jozami (Argentina), Funda-
ció La Posta (España) y Museo Reina Sofía (España).
Es coeditor -junto a Francisco Godoy Vega- del libro
Multitud Marica (MSSA, 2017) y autor del libro Internet,
mon amour: infecciones queer/cuir entre digital y material
(Écfrasis ediciones, 2019).
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Juan Pablo Sutherland (Santiago, 1967). Escritor,
ensayista y Doctor en Literatura, mención Literatura
Chilena e Hispanoamericana, Universidad de Chile.
Profesor del instituto de Humanidades Universidad
Academia de Humanismo Cristiano y del Magíster de
Género y Cultura, Facultad de Filosofía y Humanidades,
Universidad de Chile. Algunos de sus libros son: Ficciones
políticas del cuerpo (2017), A corazón Abierto, geografía
literaria de la Homosexualidad en Chile (2002), Nación
Marica, prácticas culturales y crítica activista (2009),
Ángeles Negros (1994) y Papelucho Gay en Dictadura
(2019). Actualmente realiza una investigación sobre
una auto-etnografía post-porno en internet, titulada:
Grindermania.
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Antonio Urrutia Luxoro (Santiago, 1991). Curador y
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editor independiente, egresado de la Licenciatura en
R
Estética de la Pontificia Universidad Católica de Chile, y
P
estudiante del Magíster en Teoría e Historia del Arte de
la Universidad de Chile. Asesor curatorial de la galería
Factoría Santa Rosa, y editor de Revista ÉCFRASIS, Es-
tudios Críticos de Arte y Cultura Contemporánea, donde
además se desempeña como columnista. Ha trabajado
en proyectos curatoriales individuales y colectivos en
galerías de arte de Santiago, en el Festival de Arte Eró-
tico (FAE), y en ferias internacionales.
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