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517- POLITICA CRIMINAL

Semestre septiembre 2021–febrero


Módulo 3
2022

Prueba de evaluación continua - PEC 2

SOLUCIONES

I PARTE (4 PUNTOS)

Responder Verdadero o Falso a las proposiciones siguientes y razonar breve,


pero suficientemente, la respuesta (máximo 2 hojas de extensión).

1. La política criminal internacional de la postmodernidad -influenciada por los


EEUU- reivindica un tratamiento individualizado y rehabilitador del reo, en
detrimento de su castigo retributivo.
Falso. Las políticas criminales de los países anglosajones -sobre todo de EEUU- en
los años 80 supusieron el tránsito hacia la nueva política criminal contemporánea,
que acaban derrocando a las corrientes resocializadoras propias del welfarismo
penal -que son las que proclaman el tratamiento individualizado y rehabilitador del
reo- e imponen un tratamiento más conservador y punitivista del fenómeno criminal.

2. El acting out es la respuesta al delito de los actores políticos caracterizada


por la efectividad de sus medidas en la prevención del delito.
Falso. Las medidas de acting out son reacciones politizadas, al igual que las de
negación. Precisamente estas últimas se caracterizan por negar las limitaciones del
Estado en el control de la criminalidad; pero no tienen el efecto simbólico de las de
acting out con las que no se quiere prevenir el delito con medidas efectivas, sino
transmitir a la sociedad una respuesta emocional de que se está actuando contra
aquél.

3. La persecución de la delincuencia informática organizada constituye el


principal objetivo del Derecho penal de la globalización, que para evitar la
conformación de paraísos jurídico-penales ha incrementado sus exigencias
en materia de legalidad y culpabilidad, pero no de proporcionalidad.
Falso. El delito económico organizado es la principal forma de criminalidad a la que
hace frente el Derecho penal de la globalización, que se caracteriza por ofrecer una
respuesta uniforme a la delincuencia transnacional con la que prevenir la formación
de paraísos jurídico-penales. Ahora bien, este nuevo Derecho penal ha supuesto
una disminución del principio de legalidad, culpabilidad y también de
proporcionalidad, que se fundamenta en este último caso en la sanción penal de
conductas imprudentes relativas a bienes jurídicos colectivos y por el aumento de
tipos de peligro.

4. El Tribunal Penal Internacional nace para enjuiciar todos los delitos contra la
comunidad internacional, siendo preferente su jurisdicción a la de los
tribunales nacionales.
Falso. El Tribunal Penal Internacional no es competente para conocer cualquier
delito con implicación transnacional, puesto que su competencia está circunscrita
únicamente a los crímenes de genocidio, lesa humanidad, crímenes de guerra y
crímenes de agresión (arte. 5 del Estatuto de Roma). Además, constituye una
jurisdicción subsidiaria, de modo que sólo podrá juzgar en caso de que el Estado
parte no quiera o no pueda investigar y juzgar los hechos. Si este ya lo ha hecho, el
mencionado tribunal no tendrá competencias.
5. La política criminal norteamericana en materia de tráfico de drogas castiga
especialmente las conductas de demanda o consumo, mientras que la política
criminal internacional incide en las conductas de oferta, lo que resulta más
eficaz para combatir este fenómeno criminal.
Falso. La política criminal dominante en materia de tráfico de drogas en el ámbito
internacional está fuertemente influida por el modelo norteamericano, que se
caracteriza por por ser una política de naturaleza represora (claramente influenciada
por los postulados del Derecho penal del enemigo y la mengua de garantías
penales que éste implica), que ha incidido en la penalización de la producción y la
demanda de drogas en los países productores y de tránsito, pero no en la demanda
de los estados consumidores.

6. El delito de tráfico de personas exige para ser apreciado que las víctimas sean
trasladadas de un estado a otro con la finalidad de explotar.
Falso. La trata de personas no se tiene que confundir con el tráfico o contrabando
de inmigrantes. Según Naciones Unidas, lo esencial de la trata –trafficking in human
beings- “no es tanto el traslado de personas de un lugar a otro, atravesando
eventualmente fronteras, sino el uso de determinados medios coercitivos,
defraudatorios o abusivos, con la finalidad última de explotar económicamente las
personas.” En cambio, en el tráfico de migrantes o las migraciones ilegales –
smuggling of migrants–, lo esencial es el traspaso de las fronteras de manera ilegal.
En este caso se cuenta con la anuencia de la persona traficada.

7. El protocolo de Palermo ha sido positivamente valorado entre la comunidad


internacional por la incriminación de la trata de seres humanos y el desarrollo
de los derechos de sus víctimas.
Falso. El protocolo de Palermo ha sido criticado por presentar dos importantes
limitaciones: a) está dirigido principalmente a combatir la delincuencia organizada o
transnacional, de forma que no puede incidir sobre aquellos supuestos de trata de
seres humanos que no tengan esta naturaleza y; b) desarrolla especialmente las
medidas de persecución de la trata en detrimento de las de protección de las
víctimas y de prevención del fenómeno.

8. El abolicionismo sostiene la criminación de las conductas de los clientes y


proxenetas -provocadoras del ejercicio de la prostitución-, pero no de las
prostitutas.
Verdadero. El paradigma abolicionista defiende los derechos humanos de las personas
que ejercen la prostitución y, en contra de las tesis del feminismo liberal, considera que
nunca una mujer puede consentir libremente el ejercicio de la prostitución. Por eso,
propone la sanción únicamente de quien saca un provecho económico de la prostitución
-ej., el proxeneta- y en su caso de los clientes, pero no de la prostituta; tal y como
sostiene la corriente prohibicionista.

II PARTE (3 PUNTOS) (máximo 2 páginas)

A nivel nacional e internacional se está valorando la posibilidad de regular el uso


medicinal del cannabis. La cuestión no es pacífica y las posiciones a nivel
institucional, de organizaciones y de la sociedad civil son divergentes, sin lograr

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llegar a un consenso al respecto. En este escenario, el pasado 8 de octubre de
2021, el Congreso de los Diputados aprobó la Proposición de Ley integral del
cannabis, presentada por el Grupo Parlamentario Plural, disponible en:
https://www.congreso.es/public_oficiales/L14/CONG/BOCG/B/BOCG-14-B-190-1.PDF
Tras la lectura de la Exposición de Motivos de la anterior propuesta normativa
responde a las siguientes cuestiones:

a) Expón cuáles son los principales argumentos político-criminales aportados


por la propuesta para la regulación del uso medicinal del cannabis.

Partiendo de una eventual buena acogida social de la regulación del uso medicinal
del cannabis, la Exposición de Motivos justifica político-criminalmente esta
propuesta en base a cuatro grandes argumentos: 1) las políticas restrictivas y
prohibicionistas aplicadas para prevenir su consumo no han resultado eficaces para
la consecución de este cometido, ya que el cannabis es la sustancia ilegal más
consumida en España; 2) este tipo de medidas, por el contrario, han dado lugar a
un crecimiento paulatino de las infracciones administrativas por su tenencia y/o
consumo, así como de las intervenciones y decomiso en cultivos y a las
detenciones por delitos relacionados con tráfico de drogas; 3) además esta política
de punición del consumo no puede justificarse en la prevención general y, en
particular, en el potencial aumento del mismo entre los menores de edad, dado que
los estudios empíricos nacionales no evidencian con solidez que lo hayan
disminuido, constatándose, en cambio, a nivel internacional que aquél se ha
mantenido estable en países en los que se ha normalizado su cultivo y consumo, y
4) el tratamiento con cannabis se ha revelado positivo en la mejora de la calidad de
vida de personas que padecen graves enfermedades, obligando esta regulación
prohibicionista del consumo a obtenerlas en mercados ilícitos -no bajo prescripción
médica- con los consabidos riesgos que ello puede conllevar para su salud. Es por
ello que, ante este escenario, la propuesta sostiene que la regularización del
consumo del cannabis devine necesaria para garantizar una vía legal y segura para
su obtención por los ciudadanos con la que al mismo tiempo se reducirá el tráfico de
drogas y se podrán obtener importantes beneficios económicos -en forma de
ingresos públicos-, laborales e, incluso, educativos.

b) Indica al menos un impacto negativo que podría tener esta propuesta legislati-
va, teniendo en cuenta tanto cuestiones jurídicas como de salud pública.

Esta pregunta admite múltiples respuestas, aportándose a continuación a título


ejemplificativo algunos impactos negativos, a saber:

a) jurídicos: disminución mínima de la criminalidad, dado que el tráfico de


cannabis es una pequeña parte del negocio del crimen organizado, que junto a
la venta y distribución de esta sustancia también se dedica al tráfico de armas,
de personas o blanqueo de capitales; favorecimiento de un determinado tipo de
turismo sanitario, que puede dar lugar a fraudes económicos; apertura a la
peligrosa legalización de otras drogas más duras; y

b) médicos: incremento del número de consumidores, lo que requerirá un mayor


gasto de prevención y educación; daños en la salud derivados de su consumo,
tales como trastornos mentales, daño cerebral, deterioro cognitivo o

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complicaciones durante el embarazo; riesgo de dependencia del paciente ante
su uso prolongado; antesala del consumo de drogas más duras.

Ejemplo de respuesta que ha obtenido una buena puntuación:


“Para dar respuesta a esta cuestión, me basaré en diferentes estudios llevados a
cabos obre los efectos inmediatos de la legalización integral de la marihuana en
Colorado, estado americano al que la propuesta de ley hace referencia para
enumerar las ventajas de dicha legalización. Para comenzar, y basándome en el
estudio de Hunt y Pacula (2017), debo tener en cuenta los antecedentes de
Colorado en cuanto a la regulación y situación de la marihuana: esta se vendía
legalmente para su uso medicinal antes de la legalización integral, y era lícito
poseer hasta 6 plantas para su consumo propio. No obstante, la legalización
integral no se produjo hasta 2014, cuando se produjo la “transición”. Mediante la
ballot que legalizó el uso recreativo, se autorizó a aquellos comercios que ya
tenían licencia de venta medicinal (o estaban en proceso de obtenerla) para
diciembre de 2012 a comercializarla con fines recreativos. Se establecieron
límites y obligaciones para su comercio, como la obligación legal de realizar una
integración vertical a las empresas productoras durante los dos primeros años, y
las tiendas con licencia aumentaron de 156 a 424 para diciembre de 2015. El
volumen de cogollos, hojas y flores vendidas para su consumo aumentó de
485kg en 2014 a 4572kg en 2015.

Si bien este estudio no encuentra diferencias significativas en aspectos como la


economía y el desempleo (ya que se trata de un mercado todavía demasiado
pequeño), sí establece que el impacto económico más notorio de la legalización
ha sido un drástico aumento en los ingresos por recaudación de impuestos,
resultando actualmente en unos ingresos de 20 millones de dólares mensuales
por impuestos a la marihuana de uso recreativo. No obstante, y pese a realizarse
una “transición” lenta y progresiva, el primer efecto negativo de esta fue la
escasez de producto en su venta tanto al por mayor como al público, lo que
provocó un pequeño desajuste en el comercio estatal. Pero el principal efecto
negativo de esta regulación integral, según el estudio de Haffahee y Mauri
(2021), fue el aumento de hospitalizaciones en 2020 por el uso y abuso de la
marihuana en el estado. Las víctimas por accidentes de tráfico producidos por el
abuso de la sustancia aumentaron en un 4% (Dills et al., 2021), lo que supone
un impacto muy significativo para la salud pública y que conllevaría acciones de
tipo político criminales en cuanto a la legislación en materia de seguridad vial y
otras formas de salud pública”.

c) A tu juicio, ¿crees que la regulación integral del consumo de cannabis y sus


derivados -esto es, tanto para uso terapéutico como recreativo- sería una me-
dida eficaz para combatir el tráfico de drogas en España. Sustenta tu respues -
ta a favor o en contra con argumentos político-criminales.

Se trata de una pregunta de respuesta libre en que se pide que aduzcan argumentos
político-criminales para sustentar la posición adoptada. Entre las mejores respuestas
del aula se encuentran las siguientes:

1)“En el preámbulo de esta proposición de ley se ha lleva a cabo una evaluación de


las consecuencias que supondría la legalización integral del cannabis en España,
con la utilización del método comparativo a nivel internacional, para mostrar los

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resultados legislativos y las políticas criminales en el ámbito del tráfico de drogas, la
economía y la salud pública. A mi juicio, la argumentación utilizada ha demostrado
irrefutablemente que la política de prohibición no ha ayudado a reducir el tráfico y el
consumo de esta sustancia, sino que ha fomentado el exponencial crecimiento del
tráfico ilícito y la proliferación de organizaciones criminales que actúan en el
mercado negro, con el consecuente lucro de estas.
Asimismo, se ha abordado el marco regulatorio del cannabis en relación con el
ahorro de recursos asociados a la lucha contra esta actividad, pues el cannabis
sigue siendo la principal droga de la que se ocupa el sistema de justicia penal. A mi
juicio, este ahorro económico y de seguridad pública, junto con un control, supondría
un cambio de paradigma político, aliviando el sistema penitenciario y reduciendo las
tasas de criminalidad.
No obstante, la falta de consenso internacional sobre la legalización del cannabis,
junto con los probados efectos perniciosos que esta sustancia tiene para la salud en
un consumo continuado, han limitado su implementación a corto-medio plazo a nivel
internacional, si bien, la despenalización para uso terapéutico tiene un amplio
consenso científico, por lo que debería terminar saliendo una legislación con este fin,
para que el actual enfoque prohibicionista y punitivista sea modificado”.

2)“A mi parecer la regulación integral de dichas sustancias no constituye una medida


eficaz para combatir el tráfico de drogas.
El narcotráfico es un fenómeno criminal muy complejo que requiere, para su efectiva
lucha, un enfoque holístico que incida tanto en la producción y oferta como en la
demanda, a través de políticas preventivas y tratamientos adecuados. La regulación
de estas sustancias no tendría un efecto significativo en estas dimensiones, pues
solo aumentaría o facilitaría la disponibilidad de dichas sustancias y, en
consecuencia, se produciría un incremento de su consumo (De Leo, 2014, UNODC).
Si bien quienes defienden su regulación aluden a su capacidad para suprimir el
mercado negro y, en consecuencia, la violencia y delincuencia asociada al mismo
(Madoz y Ochoa, 2014), lo cierto es que tales repercusiones no parecen ser
acertadas en la práctica. Así, el negocio del cannabis representa una mínima parte
de la delincuencia organizada y no cabe deducir de su regulación el fin del crimen
organizado que se lucra de su tráfico y consumo (Tenenbaum, 2017).
Por otra parte, aun suponiendo que tal medida podría ser eficaz para combatir el
tráfico de drogas en nuestro país, de poco serviría su regulación en España si en
otros países las políticas al respecto son contrarias.
No cabe duda de que, atendiendo a la complejidad y dimensión actual del
narcotráfico, la existencia de políticas universales y comunes en materia de lucha
contra las drogas es una conditio sine qua non se podrá combatir de forma eficaz el
tráfico de estupefacientes (Hallam et al., 2012).
Ejemplo de ello es la realidad holandesa, acostumbrada a un tipo de turismo que
busca consumir en este país aquellas sustancias prohibidas en los estados de
origen, fenómeno que recientemente ha llevado al Ayuntamiento de Ámsterdam a
proponer una medida que impida a los no residentes comprar cannabis, con el fin de
poner freno al turismo masivo (“Ámsterdam prohibirá a los turistas comprar cannabis
en los “coffee shops”. 14/1/2021)”.

III PARTE (3 PUNTOS) (máximo 2 páginas)

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Después de la lectura del artículo: De la Mata Barranco, N. (2020). Trata de personas
y favorecimiento de la inmigración. Revista Electrónica de Ciencia Penal y
Criminología, 23-8, pp. 1-41. http://criminet.ugr.es/recpc/23/recpc23-08.pdf

Contesta a las siguientes preguntas:

1. Explica cuáles son los principales aportes de la Directiva 2011/26/UE, de 5 de


abril, en relación a la Decisión Marco 2002/629/JAI, en la lucha contra el tráfico de
personas en materia penal y de tutela de las víctimas.

La Directiva de 2011 adopta un concepto más amplio de tráfico de personas que la


Decisión de 2002, al incluir más formas de explotación. Así se añade a la laboral y
sexual: la mendicidad, la obligación a participar en actividades delictivas y la extracción
de órganos (junto a éstas, la norma comunitaria también considera como formas de
explotación la adopción ilegal y los matrimonios forzados, pero no las incluye finalmente
entre las modalidades delictivas). A esto se añade, que la mencionada Directiva recoge
una definición auténtica del concepto vulnerabilidad, entendida como aquella situación
en la que la persona no tiene otra alternativa real o aceptable más que someterse al
abuso.

Así las cosas, los ordenamientos nacionales habrán de sancionar como autor de un
delito de trata de seres humanos a quienes, intencionadamente y con el fin de explotar
a una persona sexual o laboralmente (incluye la mendicidad, la esclavitud, la
servidumbre) o bien, para realizar actividades delictivas, extracción de órganos, celebrar
matrimonios forzados o adopciones ilegales: la capte, transporte, acoja o reciba,
mediante amenazas, coacciones, rapto, fraude, engaño, abuso de poder, abuso de una
situación de vulnerabilidad o, entrega o recepción de pagos con los que obtener el
consentimiento de la persona que tenga el control sobre aquella. El consentimiento de
la víctima en la realización de estas prácticas será irrelevante y estas conductas se
tendrán que sancionar tanto en su forma intentada (tentativa) como consumada, así
como a título de autoría, inducción o complicidad (estos dos últimos aspectos ya los
recogía la Decisión de 2002).

Además, la Directiva de 2011 va más allá que su predecesora al señalar que sus
objetivos son: a) establecer normas mínimas relativas a la definición de las infracciones
penales y sus sanciones en esta materia, y b) incorporar disposiciones comunes con las
que mejorar la prevención de este delito y la protección de las víctimas basadas en la
perspectiva de género, con los que persigue tutelar los derechos individuales e
irrenunciables de la persona (y no el mercado laboral europeo como sucede en los
delitos de inmigración laboral). En base a ello, la Directiva exige, por un lado, la
adopción de penas privativas de libertad de una duración máxima de al menos 5 años,
que puede incrementarse hasta los 10 en los supuestos más graves, a saber; víctima
menor, comisión por organización delictiva, puesta en peligro de la vida de la víctima,
empleo de violencia grave o ser cometida la infracción por funcionario público en el
ejercicio de sus funciones (a excepción de esta última, la Decisión de 2002 preveía
todas estas agravaciones, aunque con una pena máxima de 8 años). Asimismo, prevé
la sanción de las personas jurídicas, aunque esta cuestión ya estaba recogida en la
Decisión de 2002. Por otro lado, insta a los Estados miembros a incorporar previsiones
nacionales con las que exonerar de responsabilidad penal a las víctimas de trata por
aquellas actividades ilícitas en las que hayan visto obligadas a participar. Asimismo, les
impone la obligación de adoptar medidas dirigidas a proporcionar a aquéllas asistencia

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antes, durante y después del proceso penal -leer art. 11- con el fin de que puedan
ejercer los derechos que les confiere el estatuto de la víctima, de conformidad con la
Directiva 2012/29/UE.

2. ¿Cómo ha incorporado el ordenamiento jurídico español las anteriores directrices


penales europeas?
No es hasta la reforma del Código penal de 2015 -aunque ya se había intentado en
reformas precedentes como la de 2010- que se procede a transponer de modo
completo la normativa europea al ordenamiento penal español mediante la tipificación
más clara de las figuras delictivas de trata de personas y con una penalidad más
ajustada a su lesividad, lo que permite diferenciarlas de las constitutivas del delito de
inmigración legal.
En efecto, la norma española da sobrado cumplimiento a estas directrices comunitarias
en la medida en que realiza una incorporación casi literal de la Directiva de 2011 y, por
tanto, cumple con los mínimos marcados por ésta. Así, el art. 177 bis CP sanciona en el
tipo básico de trata de seres humanos las mismas conductas típicas (captación,
transporte, acogimiento, etc.) y medios para doblar la voluntad de la víctima (violencia,
intimidación, engaño y abuso de situaciones de superioridad, necesidad o
vulnerabilidad), que tampoco será necesario que concurra cuando se trate un menor de
edad, así como las finalidades explotación previstas en el artículo 2 de la Directiva
(trabajos forzados, esclavitud, servidumbre, mendicidad, explotación sexual, extracción
de órganos, realización de actividades delictivas, celebración de matrimonios forzados;
faltando la adopción ilegal)1. Ahora bien, este precepto es más amplio que la norma
comunitaria en la medida en que castiga expresamente todo tipo de tráfico de seres
humanos, nacionales o transnacionales, relacionados o no al crimen organizado.
Asimismo, también prevé tipos agravados, por un lado, según la víctima, es decir, si
ésta es menor o se pone en grave peligro su vida o su integridad física o psíquica
(aunque no se prevé su producción negligente como en la norma comunitaria); que se
amplía –a diferencia de la directiva- también a otras víctimas especialmente vulnerables
por razón de enfermedad, estado gestacional o situación personal. Por otra parte, tipos
agravados por razón del sujeto activo: cuando los hechos se han cometido por
funcionarios públicos o en el marco de una organización o grupo criminal, elevándose
más la pena en este último caso cuando es administrador o encargado de aquéllos.
El art. 177 bis CP sanciona los actos preparatorios de estos delitos, así como su
comisión por personas jurídicas y reconoce eficacia a la denominada reincidencia
internacional y a la excusa absolutoria de la víctima por los delitos cometidos durante su
explotación. En este sentido, la norma española únicamente prevé su aplicación cuando
las infracciones se han cometido como consecuencia directa de violencia, intimidación,
engaño o abuso.
Por último, el marco penal se ajusta a las previsiones mínimas marcadas por la norma
comunitaria, que puede ser muy superior a éstas en la medida en que se podrá apreciar
un concurso de delitos con aquellos otros ilícitos a los que se dirige la explotación (por
1
Téngase en cuenta que el rapto y las adopciones ilegales no se encuentran previstos expresamente como
medios o finalidades del delito de trata de seres humanos, porque constituyen ilícitos con autonomía propia
dentro de nuestro Código penal: detención ilegal o secuestro (art. 163 y ss.) y adopciones ilegales (art.
221 CP). Por lo tanto, su no regulación expresa en el artículo 177 bis CP, no tiene que llevar al equívoco de
que estas conductas no se encuentran sancionadas penalmente.

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ejemplo, el delito de prostitución, tráfico de órganos, contra los derechos de los
ciudadanos extranjeros, etc.). A este se une también, la posible exención de
responsabilidad penal de la víctima por las actuaciones delictivas cometidas, siempre y
cuando sea consecuencia directa de la trata y existe proporción entre la situación y el
hecho criminal realizado. Además, la víctima gozará de la asistencia y derechos
establecidos en el Estatuto de la víctima (Ley 4/2015, de 27 de abril) a lo largo del
procedimiento penal.
3. ¿Qué valoración merece para el autor el tratamiento penal de los delitos de trata
de seres humanos de forma independiente de los delitos contra los derechos de
los trabajadores y los ciudadanos extranjeros? Justifica si estás de acuerdo o no
con su posición.

El autor valora positivamente en términos generales la delimitación de la trata de


personas de las figuras de inmigración ilegal, así como su distinta penalidad ajustada
ahora al desvalor de cada fenómeno delictivo y su diversa ubicación en el texto penal.
Ahora bien, critica que la nueva tipificación de la trata no venga acompañada de una
rúbrica que defina con claridad que su finalidad es evitar la explotación de las
personas, lo que permitirá delimitarlo aún con más claridad de los ilícitos de tráfico de
inmigrantes. En relación con esto último considera necesario realizar una valoración
crítica de ambas tipificaciones a fin de concretar qué es supuestos de inmigración
ilegal, sin contenido de trata, quedan impunes y de qué forma pueden ser punibles.
Ejemplo claro de ello son las modernas formas de explotación laboral que no puede ser
calificadas como trata, pero que sutilmente son muy próximas a la esclavitud.

La segunda parte del enunciado en la que se solicita la opinión del alumnado admite
diversas respuestas. A modo de ejemplo, entre las mejores respuestas dadas en el
aula se encuentran las siguientes:

1) “Para el autor, la interpretación realizada por el legislador español para


adaptar la normativa internacional y europea en casos de trata de seres
humanos y tráfico ilegal de migrantes y su relación con los derechos de los
trabajadores y ciudadanos extranjeros es excesiva, en cuanto que desvirtúa
el principio de intervención mínima al no especificar adecuadamente el bien
jurídico protegido y necesitado de tutela judicial penal en los casos de tráfico
ilegal de personas. Excesiva también en cuanto se ha realizado una
interpretación restrictiva de los conceptos de imposición de trabajos o
servicios forzados, no contemplando la materialización de manera autónoma
y, por tanto, asociándolos siempre a modelos de trata de personas, a pesar
de que nos encontramos con dos ilícitos que lesionan derechos
fundamentales de diferente entidad con finalidades distintas (de explotación o
sin ella). Del mismo modo, excesiva en cuanto a la contemplación por parte
de nuestro Código Penal de aquellas actividades de tráfico ilegal de
migrantes respecto a que las condiciones sean abusivas, imprudentes con la
víctima de trata o exista empleo ilegal al menor, en una suerte de
interpretación punitiva por parte del legislador español y que no contempla las
directrices internacionales o en cuanto a la punitividad asociada a los casos
agravados de tráfico ilegal de migrantes de 12 años, considerando
desproporcionada la pena de 18 años de la anterior redacción.
En líneas generales, considera que hay una excesiva defensa de la tutela del
mercado o del derecho laboral, que podría estar debidamente acotado en la
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legislación sobre extranjería, y sin embargo, obvia nuevas formas de
explotación laboral. Es difícil discernir sobre lo aportado, pues los argumentos
son sólidos.
No obstante creo que el autor obvia el ánimo del migrante ilegal: aunque no
exista una trata en sentido estricto, la desesperación de una persona que
accede a ser trasladada en condiciones que atentan contra su vida o
integridad física de manera flagrante con el fin de conseguir una condición
laboral a la que no puede llegar en condiciones de plena legalidad (asociado
a su condición de persona en situación irregular) puede llevar a situaciones
que se acercan a niveles de esclavitud o servidumbre asimiladas a las que se
encuentran las víctimas de trata, al no contar con alternativas de progreso o
regularización, lo que, desde mi punto de vista, merece una respuesta penal
contundente, alejada de las sanciones administrativas que puedan aportar las
leyes laborales o en materia de extranjería”.

2) Respecto al tratamiento penal de forma independiente de dichos delitos, el


autor valora positivamente la diferenciación penológica de los mismos y la
atención enfocada hacia la víctima. No obstante, echa en falta una definición
precisa respecto a aquello (el bien jurídico protegido) que se pretende
proteger frente a la trata, pero intuye que se trata de la integridad moral. El
autor reitera en cuanto a la adaptación de dichos delitos la necesidad de
consideración de dos lesividades diferentes ya que comportan dos realidades
diferentes. Critica, asimismo la ausencia de precisión de nuevas formas de
explotación laboral, al castigarse solo si están relacionadas a un supuesto de
trata descuidando, por lo tanto, una sutil y posible forma de esclavitud.
Respecto a la lesividad de algunas conductas el autor, destaca que las
relativas a la tutela de migrante-trabajador carecen de lesividad, al igual que
la imposición de plena de la disponibilidad de la víctima de penalización, o
que sean trasladadas a la normativa administrativa si se trata de control de
migración. En definitiva, el autor se manifiesta conforme con la forma en la
que la legislación española entiende y cumple la normativa europea respecto
al tratamiento penal de dichos delitos, pero insiste en la necesidad de
mejoras y reconsideraciones al respecto de su dimensión real penal. En este
sentido y coincidiendo con su posición, se requiere una armonización de las
disposiciones penales más que la transcripción literal de los preceptos de la
Directiva, ya que una estandarización total de las mismas puede tener
consecuencias no deseadas al reemplazar el proceder jurídico propio del
Estado español. 

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