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Las olas, Virginia Woolf

En Las olas de Virginia Woolf encontramos dos técnicas narrativas. Por


un lado, el narrador nos guía a través de sus descripciones, él es quien
cuenta lo que sucede en ese momento y los personajes forman parte
de ese relato. Pero la escritora recurre a otra técnica diferente
cuando permite que sea cada personaje el que hable de su historia,
entonces el narrador lo presenta y desaparece, introduce a cada
personaje empleando verbos (ella dijo, él dijo). Comienza entonces un
nuevo monólogo.
“Han sido días inválidos, como polillas de alas atrofiadas, incapaces de volar.
Únicamente faltan ocho días. Dentro de ocho días, me apearé del tren y quedaré en pie
en el andén, a las seis veinticinco. Entonces se desplegará mi libertad, y todas esas
limitaciones que arrugan y encogen –horas, orden y disciplina, estar ahí y allí en el
exacto momento debido– quedarán hechas añicos […] No deseo, tal como Jinny desea,
ser admirada. No quiero que, al entrar, la gente levante la vista con admiración. Quiero
dar, quiero recibir, y quiero soledad en la que desplegar cuanto tengo…”.

Ulysses, James Joyce

El monólogo final de Molly Bloom en Ulysses de James Joyce se


corresponde más con la definición de flujo de conciencia. El lector
asiste al fluir de los pensamientos de la mujer, entrelazados entre
sí, en los que aparecen pasado y presente a un mismo tiempo y en los
que se producen cambios repentinos. No hay una presentación previa.
Tampoco hay párrafos ni puntuación ni se marcan diferencias
tipográficas. Obliga al lector a un sobreesfuerzo para entender qué es
lo que está sucediendo y que le cuenta Molly.
“(…) me encantan las flores me encantaría tener toda la casa inundada de rosas Dios
del cielo no hay nada como la naturaleza las montañas agrestes después el mar y las
olas precipitándose después la campiña maravillosa con los campos de avena y trigo y
toda clase de cosas y todo el hermoso ganado moviéndose a sus anchas le haría a uno
mucho bien ver ríos y lagos y flores de todas las formas y olores y colores brotando
hasta de las cunetas prímulas y violetas es la naturaleza como para que digan que no
hay Dios yo no daría un duro por toda su sabiduría por qué no van y crean algo a
menudo le preguntaba a los ateos o comoquiera que ellos se llamen que vayan y se
quiten la roña de encima primero (…)”.

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