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ANEXO 5

Mitos y Leyendas Región Pacífico, Información obtenida del Sistema Nacional de Información Cultural
(http://www.sinic.gov.co/SINIC/ColombiaCultural/ColCulturalBusca.aspx?AREID=3&SECID=8&IdDep=27&
COLTEM=212)

El Indio de Agua
Este mito está representado por un indio de cabellera larga y espesa que le cubre el rostro y le llega hasta
los hombros. Tiene ojos grandes y desorbitados que parecen salírsele de sus hondas cuencas. Estos son
de color rojizo e intenso brillo, que le sirven para alum brarse en el fondo de los ríos y las quebradas donde
mora. Se dice que es el mejor custodio o guardián de los peces; en general, de la pequeña fauna. Es por
ello que cuando desde la profundidad avista un instrumento de pesca, emerge con rapidez inusitada y, de
inmediato, se pronuncia enredando anzuelos, rompiendo o enmarañando atarrayas, chinchorros y copones;
desarticulando trincheras y cortando el hilo de las tolas y boyas hasta lograr su objetivo, cual es liberar a
los peces de las garras del pescador intruso, su enemigo número uno, al que ataca y ahoga sin misericordia
cuando persiste en invadir sus dominios y arruinar las especies acuáticas, que vigila con esmero.

Para impedir la acción del pescador, no pocas veces hace crecer los ríos y provoca inundaciones, sobre
las que algunos lo han visto caminar, por arte de magia, con sus ojos escrutadores en actitud vigilante.

El Indio de Agua, según la tradición oral, en algo se parece a un tipo de Mohán inofensivo que habita las
orillas de los ríos y los alrededores de las quebradas. Este Mohán es de espíritu juguetón, travieso,
andariego y tramador, a diferencia del Mohán libertino y antropófago.

La Madre de Agua

La Madre de Agua (Marediagua) es, según la creencia, una mujer de cuerpo esbelto, atractiva y hermosa,
de cabellera rubia y larga, con buena voz para el canto. Cuando quiere atraer a alguien basta con entonar
una canción que escoge especialmente para el momento preciso. Quien la escucha se fascina con el ritmo
y la cadencia de su voz melodiosa, con los cuales logra hipnotizar a sus víctimas y hacer que la sigan
automáticamente hasta un río o una quebrada, para ahogarlas llevándolas después a las profundidades de
las aguas, donde tiene su palacio.

La Madre de Agua, se dice, tiene preferencia por los niños a quienes atrae fácilmente con su dulzura y su
voz musical pegajosa. Es por ello que los moradores del campo no dejan a sus hijos solos a orillas de los
ríos, mientras salen a cumplir sus faenas diarias, pues el peligro de que la Madre de Agua se los lleve es
inminente. Los niños flechados por la Madre de Agua se enferman, sueñan con ella, la llaman y la desean
fervientemente. Como se dijo antes, basta con que se escuche su voz para seguirla a ciegas,
maquinalmente.

Esta mujer escultural y simétrica, según la creencia, también suele presentarse con traje de musgos y
lamas, se camufla entre los charcales a la orilla de los ríos, riachuelos y quebradas para atrapar a los
pescadores, llevárselos a su estancia subacuática y devorarlos.
La Madremonte

Es considerada por los campesinos de casi todas las regiones del Chocó como una especie de deidad
tutelar de los montes y las selvas; se viste con chamizas, bejucos, hojas y ramas de árboles y se enraíza
en los pantanos. Es alta y corpulenta, con ojos desorbitados, de los que hace brotar chispas de candela.
Tiene colmillos punzantes como los de saíno, tatabro o tiburón. Siempre está cubierta de musgos y su
cabellera la protege con un sombrero grande de hojarascas que le ocultan la c ara. Quienes la conocen
dicen que es mitad mujer y mitad monte y pantano.

La Madremonte se encuentra en el nacimiento de los ríos y quebradas, y cerca de las peñas. Aparece en
las zonas donde hay marañas y manigua, entre árboles copiosos.

Su misión es cuidar los bosques, las selvas y en general, la naturaleza. Es por ello que ataca con ferocidad
cuando hay vientos, tempestades e inundaciones que acaban con las cosechas y los sembrados. De igual
manera, lanza gritos estridentes e infernales, precedidos de quejidos furiosos cuando los taladores de
árboles y los cazadores invades sus predios. De ella se dice que atrae, con facilidad, a los leñadores que
buscan su sustento en las trochas y los caminos; pues, al escuchar sus chillidos ensordecedores, parece
que una fuerza hipnótica les ordenara seguir sus pasos entre los matorrales y la naturaleza, donde les hace
extraviar su derrotero, días, semanas y meses. Allá los descuartiza y, finalmente, se los come, dejando
como residuo solamente un rimero de huesos deformes.

Cuando hay tempestades y los ríos crecen arrastrando palos, troncos de árboles, ramas y hojas secas,
regularmente se dice que ello es debido a que la Madremonte está haciendo limpieza. También se dice que
cuando el agua se enturbia o se ensucia, es porque la señora -mitad mujer y mitad monte y pantano-, se
está bañando; por ello, es recomendable que esos días nadie beba agua del río o nade en él, ya que su
cuerpo putrefacto deja un olor pestilente que contagia produciendo culebrilla, carácter, bub a, sarna o
tabardillo.

Para evitar la Madremonte, los campesinos le dejan tabaco en sus parajes, pues ella es buena fumadora
o, sencillamente, llevan consigo pepas de calabalonga, medallas y escapularios benditos, y varas de
cordoncillo.

La Madremonte, también se comenta, defiende de encarecidamente a las doncellas de los violadores y


persigue a morir a los vagabundos y esposos concubinos, cuando éstos salen de pesca o de paseo por los
bosques, las fincas o las haciendas. A la Madremonte también se le llama Madreselva o Marimonda.

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