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Historias de terror de COLOMBIA

Mitos y Leyendas en las Regiones de Colombia

En Colombia hay mitos y leyendas característicos de algunas regiones, ya sean selváticas, llaneras,
montañosas o de las riberas de los ríos. En la misma forma encontramos unidad en algunos mitos
y leyendas que son generalizados en Colombia y en América Latina, como por ejemplo la Llorona,
las Brujas, los Duendes y los Espantos.

A continuación, te narrare algunos de los principales mitos y leyendas de las diferentes regiones
de Colombia.

Leyenda o Mito La Madre Monte

La leyenda de La Madre Monte es un relato muy arraigado en la tradición oral de la Amazonía


colombiana y parte de los llanos orientales. La Madre Monte es comúnmente representada como
una mujer bella y fuerte, mitad mujer y mitad monte; vestida con hojas y musgo verde, cuyo
rostro no se puede ver.

Este ser sobrenatural, castiga a todos los que dañen la naturaleza, especialmente a los cazadores y
leñadores codiciosos. De igual manera, aturde a todo aquel que ande en malos pasos, planeando
fechorías, perdiéndolos en el bosque o selva.

¿Y cuál es la leyenda de La Madre Monte en Colombia?

Cuenta la leyenda que los campesinos y leñadores que la han visto, dicen que es una señora
corpulenta, elegante, vestida de hojas frescas y musgo verde, mitad mujer y mitad monte, con un
sombrero cubierto de hojas y plumas verdes, que no permite ver su rostro.

Algunos aseguran escuchar sus gritos y bramidos en noches oscuras y de tempestad peligrosa. Vive
en sitios enmarañados, con árboles frondosos, alejada del ruido de la civilización y en los bosques
cálidos, con animales peligrosos.

Los campesinos cuentan que cuando la Madre monte se baña en las cabeceras de los ríos, estos se
enturbian y se desbordan, causan inundaciones, borrascas fuertes, que ocasionan daños
espantosos.

Castiga a los que invaden sus terrenos y pelean por linderos; a los desleales, a los perversos, a los
esposos infieles y a los vagabundos. Maldice con plagas los ganados de los propietarios que
usurpan terrenos ajenos o cortan los alambrados de los colindantes.

A los que andan en malos pasos, les hace ver una montaña inasequible e impenetrable, o una
maraña de juncos o de arbustos difíciles de pasar, borrándoles el camino y sintiendo un mareo del
que no se despiertan sino después de unas horas, convenciéndose de no haber sido más que una
alucinación, una vez que el camino que han trasegado ha sido el mismo.

Dicen que para librarse de las acometidas de la Madre monte es conveniente ir fumando un
tabaco o con un bejuco de adorote amarrado a la cintura. Es también conveniente llevar pepas de
covalonga en el bolsillo o una vara recién cortada de cordoncillo de guayacán; sirve así mismo,
para el caso, portar escapularios y medallas benditas o ir rezando la oración de San Isidro
Labrador, abogado de los montes y de los aserríos.

Este mito es también conocido en otros países de Sudamérica como Brasil, Argentina y Paraguay
con nombres como: Madreselva, Fantasma del monte y Madre de los cerros.

El Mohán: una historia viva a orillas del río Magdalena


Más allá de los relatos que lo contemplan como un hombre tenebroso, y hasta macabro, algunos
manifiestan que el Mohán no era un mal tipo.

Cuenta la historia que en el río Magdalena, en el Puerto de la Caimanera ubicado en el Espinal


(Tolima), cantaba y se aparecía el Mohán: un hombre corpulento, de larga cabellera, barbado y lleno
de atuendos con un tabaco en su mano. Algunos lo describen como un indígena moreno, acuerpado
y con dientes de oro; otros como un ser malvado, traicionero, risueño y señor de las aguas.

Hay un gran número de cuentos que afirman que se enamoraba de las mujeres que lavaban a las
orillas del río Magdalena y, era tanta la cacería que les hacía, que lograba llevárselas bajo promesas
de juventud eterna para perderlas en las profundidades de las aguas con paisajes de corales y una
cueva gigante llena de tesoros. Se dice que los pescadores le llevaban tabaco y licor como forma de
pago para que los dejara pescar tranquilos, y el Mohán, en retribución, les daba la mejor pesca.

Pero más allá de los relatos que lo contemplan como un hombre tenebroso, y hasta macabro,
algunos manifiestan que el Mohán no era un mal tipo. Rodrigo Bermúdez, gestor cultural e
historiador del Espinal, asegura que “el Mohán resguardaba mucho que no fueran a dañar el
pescado pequeño. Cuentan que sus apariciones eran una forma de enviar un mensaje en defensa del
río Magdalena, conocido también como Yuma (río amigo,) y en busca de su bella amada”. El Mohán
vivía enamorado de jovencitas en plena edad de la pubertad. De ahí la canción de Garzón y Collazos
(El Río y El Mohán) en la que narran como lloraba su pena y era un prisionero del parque mitológico
del Espinal junto a su lavandera donde él, es el rey.

Otros relatos afirman que se aparecía como Poira en el río Coello, una especia de trasfiguración del
Mohán, de allí se habla de las “Cuevas del Poira”. Lo cierto es que cuando se habla del Mohán o
Poira, en el Tolima, se hace alusión al mismo personaje. Con él hay muchos mitos como la madre
monte, la pata sola, el guando, el pájaro silbador, la mula de rafles, la llorona y los tunjos; pero el rey
de toda la mitología que se ha concentrado y vivido en el corazón de los campesinos es el Mohán,
quienes aseguran haberlo visto.

Es tanta la tradición cultural que existe en esta parte de Colombia alrededor de este personaje, que
desde el 2012, se celebra en septiembre el festival del Rio y el Mohán en la Caimanera (Espinal), en
el que habitantes y turistas pueden participar en el concurso del mejor viudo de pescado, el reinado
departamental y el mejor Mohán.

Y aunque esta leyenda trascienda de generación en generación, sigue siendo todo un misterio pues
nadie se atreve a augurar una futura aparición. Lo que sí es real es “El Parque Mitológico del Espinal
(Tolima)” inaugurado en el año 1993, escenario también de las fiestas de San Pedro en la segunda
ciudad más importante de este departamento. Un sitio donde la imagen y las figuras de estos
personajes mitológicos están plasmados y perdurarán por siempre como evidencia de que sí
existieron.

Tanta coincidencia en las historias a orillas de uno de los ríos más importantes de Colombia, hacen
que El Mohán, continúe siendo una de las figuras mitológicas más elaboradas; que alimenta toda la
curiosidad e imaginación en decenas de relatos de sus pobladores y en cada tradición o creencia
ancestral.

LEYENDA DE LA TARASCA

LA TARASCA es una criatura mitológica cuyo origen se encuentra en una leyenda sobre Santa
Marta.
Mientras Marta estaba en Aix con Magdalena y Maximino, que fue el primer Obispo de esa ciudad,
los diputados de la ciudad vecina de Tarascón, atraídos por las historias de los milagros de los
siervos de Dios, vinieron a suplicarles que derrotaran a un monstruo que devastaba su territorio.
Marta tomó permiso de Magdalena y de Maximino, y siguió a estos hombres.

Según cuenta la leyenda, esta criatura habitaba en Tarascón, Provenza, y devastaba el territorio
por doquier.

Al llegar a las puertas de la ciudad todo el pueblo los estaban esperando, pero al verla a ella sola
muchos le dijeron que no tenían esperanza de que una sola mujer pudiera vencer a ese poderoso
monstruo. Ella sólo respondió preguntando dónde se encontraba ese famoso dragón. Entonces se
le mostró un pequeño bosque cercano a la ciudad, y ella se dirigió allí enseguida y sin ninguna
defensa.

Luego se escucharon algunos rugidos, y todos en el pueblo temblaron y se compadecían de esa


pobre mujer, que había emprendido un trabajo en vano, sin armas, y a un lugar en donde ningún
hombre armado del pueblo se atrevía a ir. Pero pronto los rugidos cesaron, y Marta reapareció,
portando una pequeña cruz de madera en una mano, y en la otra al monstruo, atado a una cinta
que ella había tomado de sus vestiduras. Así avanzó en medio de la ciudad, glorificando el nombre
del Salvador y entregando al pueblo al dragón, como si fuera un juguete y aun ensangrentado de
su última víctima.

En esta leyenda descansa la veneración que dedicaron a santa Marta los habitantes de Tarascón.
Una fiesta anual perpetúa el recuerdo de la victoria de la santa sobre la Tarasca, ya que el dragón
tomó el nombre de la ciudad afectada por él. La víspera de este día solemne, el alcalde de la
ciudad, al sonido de las trompetas, hace publicar que todos los habitantes quedan prevenidos de
la salida del dragón, y que no se hace responsable de ningún herido ni de daños provocados por él.
Al siguiente día toda la ciudad está en las calles a la espera de la salida de la Tarasca.

La Tarasca, un animal representado de manera repulsiva, para recordar al dragón de la


antigüedad, podía tener hasta veinte pies de longitud, una enorme cabeza redonda, una inmensa
boca, que se abre y cierra con un resorte, unos ojos brillantes, un cuello que entra y se alarga en el
cuerpo gigantesco, que está destinado a contener las personas que lo hacen mover; y por último
una larga cola que se mueve a doquier y que podía provocar heridas a los que se le acercaban.

El segundo día de la fiesta de Pentecostés, a las seis de la mañana, treinta caballeros del tarasque,
vestidos con túnicas y adornos instituidos por el rey, vienen a recoger al animal a su guarida. Doce
caballeros entran es su vientre y le imparten el movimiento, mientras que una joven vestida como
santa Marta le ata una cinta azul al cuello y se ponen en marcha bajo los gritos de la multitud. Si
algún curioso pasa demasiado cerca, la Tarasca alarga el cuello y lo toma con su boca por el calzón,
manteniéndolo sujeto hasta lanzarlo a la multitud.

Si algún imprudente se aventura detrás de ella, la Tarasca, de un golpe de cola, lo lanza


nuevamente. Cuando se siente muy asediado, sus ojos lanzan llamas, que llegan a setenta y cinco
pies y que que queman todo lo que se encuentra a su paso. Por otra parte, si el dragón, en su
camino, advierte algún personaje importante de la ciudad, va hacia él con mucha amabilidad,
envuelve su cola de alegría y abre su boca en señal de hambre, y el individuo agraciado, que sabe
lo que quiere decir, le lanza una moneda, que al final viene a parar a los caballeros que lleva en el
vientre.

Cuando la guerra entre Arles y Tarascón, los de Tarascón se rindieron al ser tomado el pueblo. Los
de Arles no encontraron mejor forma de humillar a los vencidos, que quemar a la Tarasca en un
lugar público. Era un dragón de gran valor, con unos mecanismos muy sofisticados y que había
costado en aquella época unos veinte mil francos en su construcción.
Desde aquel tiempo, en Tarascón nunca se ha podido sustituir una Tarasca como aquella. Ahora
tienen una más pequeña y pobre en comparación con la que fue quemada, y es la que visitamos, y
que nos pareció, a pesar de los lamentos de nuestro guía, de un aspecto bastante bueno.

Ahora, como en toda tradición hay una parte de historia, y en todo milagro un punto que puede
explicarse, es probable que un cocodrilo venido de Egipto, como el que se mató en el Ródano y
cuya piel se conservó hasta la Revolución en el Hotel de Lyon, hubiera establecido su guarida en
los alrededores de Tarascón, y que Marta, que había aprendido cómo se atacaba a estos animales
con personas que habían vivido a la orilla del Nilo, llegó a vencer a este monstruo en la ciudad,
donde su recuerdo se guarda con tan grande honor.

El Guando o La barbacoa del Muerto

En la víspera del día de todos los santos o en el día de los difuntos, suele verse por los caminos a
un grupo de personas cargando a un muerto sobre una barbacoa hecha de guaduas.

Esta visión suele estar acompañada de gritos y lamentos de las almas en pena. Este espíritu
corresponde al de un hombre muy avaro que murió. Por accidente, su cuerpo sin vida fue a dar a
un río cuando los que lo cargaban atravesaban un puente.

Leyenda o Mito La Pata Sola

La leyenda de La Pata Sola, es un relato muy arraigado en la tradición oral de los campesinos
colombianos. La Pata Sola es comúnmente representada como el alma en pena de una bella mujer
que cuenta con una sola pierna, de mirada hipnotizante y provocativa silueta, que fue condenada
a vagar por montes, valles y llanuras por deshonrar a sus hijos e irrespetar a su matrimonio.

En algunas versiones de la leyenda, la Pata sola es un espectro que aterroriza a quien la ve;
mientras que en otros, es una astuta cazadora que atrae a sus víctimas con seducción y engaños,
para luego destrozarlos.

Cuentan los abuelos, que habita entre la maraña espesa de la selva virgen. Con la única pata
(pierna) que tiene avanza con rapidez asombrosa. Es el espanto más temido por colonos, mineros,
cazadores, caminantes, agricultores y leñadores.

Algunos aventureros dicen que es una mujer bellísima que los llama y los atrae para enamorarlos,
pero avanza hacía la oscuridad del bosque a donde los va conduciendo con sus miradas lujuriosas,
hasta transformarse en una mujer horrible con ojos de fuego, boca desproporcionada de donde
asoman unos dientes de felino y una cabellera corta y despeinada que cae sobre el rostro para
ocultar su fealdad.

En otras ocasiones, oyen los lamentos de una mujer extraviada; la gritan para auxiliarla, pero los
quejidos van tornándose más afligidos a medida que avanza hacia la víctima y cuando ya está muy
cerca, se convierte en una fiera que se lanza sobre la persona, le chupa la sangre y termina
triturándola con sus agudos colmillos.

La defensa de cualquier persona que la vea, consiste en rodearse de animales domésticos, aunque
advierten que le superan los perros, calificándolos a todos como animales "benditos".

¿Cuál es la Leyenda de La Pata Sola?

Se dice que este personaje fue inventado por los hombres celosos para asustar a sus esposas
infieles, e infundirles terror. Cuenta la leyenda que en cierta región del Tolima Grande, un humilde
campesino tenía como esposa una mujer muy linda, vivía con ella junto con sus tres hijos en una
parcela que alquilaban.
Cierto día, el dueño de la hacienda deseaba conseguirse una joven compañera con quien tener una
relación amorosa clandestina; por lo que llamó a uno de los vaqueros de más confianza para
decirle: "...vete a la quebrada y escoge entre las lavanderas la más bella; luego me dices quién es y
cómo es...".

El hombre se fue, las observó a todas detenidamente, al instante distinguió a la esposa de un


vaquero compañero y amigo, que fuera de ser la más joven, además de la más hermosa. El
vaquero regresó a darle al patrón la descripción y demás datos sobre esta bella mujer.

Cuando llegó el tiempo de las "vaquerías", el esposo de la bella relató al vaquero emisario sus
tristezas, se quejó de su esposa, pues la notaba fría, menos cariñosa y ya no le arreglaba la ropa
con el mismo cariño de antes; vivía de mal genio, era déspota desde hacía algunos días hasta la
fecha. Le confesó que le provocaba irse lejos, pero le daba pesar con sus hijos.

El vaquero sabedor del secreto, compadecido de la situación de su amigo, le contó lo del patrón,
advirtiendo no tener él ninguna responsabilidad.

El entristecido y traicionado esposo le dio las gracias a su compañero por su franqueza y se fue a
pensar a solas sobre el asunto y se decía: "...si yo pudiera convencerme de que mi mujer me
engaña con el patrón, que me perdone Dios, porque no respondo de lo que suceda...".

Luego planeó una prueba y se dirigió a su vivienda. Allí le contó a su esposa que se iba para el
pueblo porque su patrón lo mandaba por la correspondencia; que no regresaba esa noche. Se
despidió de beso y acarició a sus hijos. A galope tendido salió por diversos lugares para matar el
tiempo. Llegó a la cantina y apuró unos tragos de aguardiente. A eso de las nueve de la noche se
fue a pie por entre el monte y los deshechos a espiar a su mujer.

Serían ya como las diez de la noche, cuando la mujer, viendo que el marido no llegaba, se fue para
la hacienda en busca de su patrón. El marido, cuando vio que la mujer se dirigía por el camino que
va al hato, salió del escondite, llegó a la casa, encontró a los niños dormidos y se acostó. Como a la
madrugada llegó la infiel muy tranquila y serena. El esposo le dijo: ¿De dónde vienes?. Ella con
desenfado le contestó: de lavar unas ropitas. De noche???, corto el marido.

A los pocos días, el burlado esposo inventó un nuevo viaje. Montó en su caballo, dio varias vueltas
por un potrero y luego lo guardó en una pesebrera vecina. Ya de noche, se vino a pie para
esconderse en la platanera que quedaba frente a su rancho. Esa noche la mujer no salió pero llegó
el patrón a visitarla. Cuando el rico hacendado llegó a la puerta, la mujer salió a recibirlo y se
arrojó en sus brazos besándolo y acariciándolo.

El enfurecido esposo que estaba viendo todo, brincó con la peinilla (machete) en alto y sin dar
tiempo al enamorado de librarse del lance, le cortó la cabeza de un solo machetazo.

La mujer, entre sorprendida y horrorizada quiso salir huyendo, pero el energúmeno marido le
asestó tremendo peinillazo al cuadril que le bajo la pierna como si fuera la rama de un árbol.
Ambos murieron casi a la misma hora. Al vaquero le sentenciaron a cárcel, pero cuando salió al
poco tiempo, volvió por los tres muchachitos y le prendió fuego a la casa.

Las personas aseguran haberla visto saltando en una sola pata, por sierras, cañadas y caminos,
destilando sangre y lanzando gritos aterradores. La pata sola, es el alma en pena de la mujer infiel
que vaga por montes, valles y llanuras, que deshonró a sus hijos y no supo respetar a su esposo.

El Hojarasquín del monte es un ser extraño, durante décadas los campesinos han afirmado que es
un hombre con aspecto de árbol, otros dicen que es un ser demoníaco que puede causar el más
horrendo de los terrores hasta al más valiente de los valientes y otros prefieren considerar que el
Hojarasquín no es más que la conciencia de la naturaleza.
Si vas al monte, será mejor que tus intenciones sean buenas, que muestres humildad y respeto por
la naturaleza o de lo contrario, padecerás el más asqueroso de los infiernos; dicen que muchos han
entrado al monte a tumbarlo y jamás regresaron, dicen que ese ser de maldad se los tragó como
castigo por causarle daño a la naturaleza.

Mas vale que le caigas bien al Hojarasquín del monte, aunque eso es poco probable porque en el
mejor de los casos hará que te extravíes durante horas para luego él mismo, llevarte al lugar por el
que ingresaste.

De nada valen los exploradores aventajados ni los más valientes expedicionarios, soldados de élite
de los ejércitos más bravos y preparados ingresaron a las profundidades de la selva y nunca se
tuvo noticia de ellos, dicen que sus lamentos se pueden escuchar en las noches.

El Hojarasquín es hábil y se mueve rápidamente en la noche, quienes lo han visto a la cara son
pocos, bueno, cuando menos los que están vivos porque generalmente si te portas mal tendrás
una cuenta ineludible con este ser protector del monte y sus criaturas.

Dicen que está cubierto de hojas y de ramas y que taladores listos para cortar un árbol y muchos
cazadores listos para disparar, sintieron que desde su espalda algo los castigaba con fiereza, pero
más que ello era la misma rabia de una naturaleza frágil que no perdona lo malo que se hace con
ella.

Son muchos los que al monte no han vuelto a entrar porque el Hojarasquín marcó sus vidas para
siempre produciendo el mayor terror jamás experimentado, otros han dejado una costumbre
dedicada a tumbar monte y matar animales para cuidar la naturaleza y expiar sus culpas
enseñando a los demás a tomar conciencia sobre el buen uso de las riquezas de la madre tierra.

No te atrevas a atentar contra la naturaleza porque su hijo más temido cobrará venganza y lo
lamentarás con lágrimas y crujir de dientes.

Leyenda de María la larga

Cuenta la leyenda que María la Larga es un espanto o espectro que deambula por las calles y
senderos desolados de los pueblos de Antioquia y el eje cafetero de Colombia.

La leyenda cuenta que en las altas horas de la madrugada, cuando los bares y cantinas empiezan a
cerrar dejando a sus clientes más viciosos partir a esas horas para sus casas, dando tumbos de un
lado para otros por la borrachera, es cuando se aparece María la larga.

Una mujer muy bella y elegante, vestida de blanco que empieza a coquetear con estos borrachos y
mujeriegos, lanzándole miradas provocadoras e insinuándoseles, los lujuriosos que caen en sus
encantos empiezan a seguirla con la intención de poder conquistarla, sin darse cuenta que con cada
paso son guiados más y más hacia el cementerio.

(Lea También: leyenda de la Mancarita o la chismosa de los campesinos)

Cuando llegan al cementerio y estos hombres se acercan a besar o abrazar a la bella mujer, esta
comienza a crecer y alargarse de una forma descomunal provocando gran miedo a sus víctimas, en
ocasiones suele agarrarlos con sus larguísimos brazos y los cuelga de las torres de las iglesias, o en
las copas de los árboles y luego desaparece con su descomunal cuerpo.

¿Cómo se originó la leyenda de María la Larga?

No se posee un registro descrito de cómo se originó la leyenda, al igual que muchas otras leyendas
del folklor nacional se transmiten a través de la oralidad entre los miembros de las comunidades, y
eran usadas en su mayoría como historias para asustar o aleccionar a personas que incurrían en
actos mal vistos, como las borracheras, la lujuria, etc.

¿Qué apariencia tiene María la Larga?

María la Larga es descrita como una mujer muy bella y elegante, que viste un vestido blanco o
enaguas (una especie de falda intima), en su forma más humana se le considera muy alta para el
común de las mujeres, se dice que su altura ronda los 1,90 metros; pero cuando se alarga para
espantar puede alcanzar tamaños descomunales que sobrepasan las alturas de los edificios
cercanos, algunos dicen que se puede alargar hasta el infinito.

(Lea También: Leyenda del Patetarro)

En algunas versiones la describen como una joven voluptuosa, que viste ropas atrevidas para atraer
a los lujuriosos.

¿Dónde aparece María la Larga?

La leyenda de María la larga es muy común en la región de Antioquia, el viejo caldas y el eje
cafetero, aunque la leyenda se esparcido por toda Colombia, es en estos lugares donde es más
popular y en donde más se reportan casos de apariciones de este espanto.

¿Cómo protegerse de María la Larga?

No existe una forma descrita de cómo protegerse de este espanto, la forma más segura de evitar
encontrarse con esta criatura, es evitar andar borracho a altas horas de la noche por caminos
desolados.

EL PATETARRO [LEYENDA COLOMBIANA]


Cuenta la leyenda que existe una especie de hombre enorme y de carácter siniestro que lleva en uno
de sus pies un tarro de Guadua el cual, esconde su pie podrido.

Se dice que si este "pie" se descubre, provocará un terrible y espantoso olor que mata las cosechas.
Mientras camina el "Patetarro", va dejando como huellas un liquido blanco que sale del tarro y este
hace mención a una posible desgracia de inundación o desastres naturales.

Este ser aparece como una entidad masculina o femenina. Cuando terminó de hacer sus maldades,
suele soltar unas fuertes carcajadas acompañados de gritos perversos.

Los lugares donde suele aparecer más el Patetarro es en Antioquia, así como también en Choco
donde están los mineros.

Leyenda del Ánima Sola

La leyenda del Ánima sola, es un relato basado en la tradición oral católica, siendo representada
como un alma en el purgatorio sumida en una inmensa pena y soledad. Esta creencia a pesar de no
ser reconocida por la Iglesia Católica, es muy popular en amplias regiones de España, Italia y casi
toda América Latina.

Desde luego la leyenda ha ido variando y evolucionando de acuerdo a cada una de las zonas donde
se arraiga. Es por esta razón que el Ánima Sola se le puede relacionar tanto para el bien como para el
mal.

Existen devotos de las ánimas del purgatorio y en especial de ella (ánima sola), quienes rezan y
encienden luces para disminuir sus penas y con esto esperan algunos favores. Otros en cambio, la
invocan con oraciones maléficas con el fin de perjudicar a otra persona.

¿Cuál es la Leyenda del Ánima Sola?

Cuenta la leyenda que Celestina Abdégano, una joven perteneciente a las mujeres piadosas de
Jerusalén que tenían por oficio asistir a los condenados, se le asignó el viernes santo subir al Calvario
con un cántaro de agua refrescante para darles de beber a los mártires del patíbulo.

Ella dio de beber a Dimas y Gestas, los dos ladrones que acompañaron a Jesús en la crucifixión, pero
por temor a las represalias de los judíos no quiso darle de beber a Jesús y fue por este hecho
condenada a sufrir la sed y el calor constante de las llamas del Purgatorio.

¿Cómo es la Leyenda del Ánima sola en Colombia?

La leyenda del Ánima sola es una creencia que está todavía muy arraigada en la masa campesina
colombiana. Su devoción data desde los primeros colonizadores españoles que llegaron a nuestro
país. La representan como una mujer que padece tormentos en el purgatorio y recorre los caminos
con las manos atadas con cadenas, asustando a todas las personas que se crucen en su camino.

El viejo del Sombrerón

La leyenda El Sombreron, es un relato muy arraigado en la tradición oral campesina de Colombia,


especialmente en los departamentos de Antioquia, Huila y Tolima. El Sombreron es comúnmente
representado como un hombre de rostro diabólico con un sombrero muy grande; viste de negro con
una gran capa y siempre acompañado por dos enormes perros cogidos por gruesas y ruidosas
cadenas. Aparece de noche, persigue a los borrachos, a los peleadores, a los trasnochadores y los
jugadores tramposos y empedernidos.

Se trata de un personaje que vivió en épocas pretéritas en diferentes pueblos. Era un enigmático
hombre que vestía de negro y se ponía un gran sombrero del mismo color, montaba un brioso
caballo también negro que se confundía con la noche, no hablaba con nadie y a nadie le hacía daño;
aparecía y desaparecía como por encanto.

El anciano se le encontraba en las orillas del camino y aunque ya murió, la gente sigue sintiendo su
presencia. Físicamente se le describe como un hombre maduro, con un sombrero grande, bien
vestido, de rostro perverso y en actitud de observación permanente. Las personas que lo han visto
aseguran que lo acompañan dos enormes perros negros cogidos por gruesas cadenas.

Los trasnochadores que lo han visto o a quienes se les ha presentado, dicen ver la figura que les sale
al camino, los hace correr y les va gritando "SI TE ALCANZO TE LO PONGO", siempre persigue a los
borrachos, a los peleadores, a los trasnochadores y los jugadores tramposos y empedernidos.
Aprovecha los sitios solitarios.

En noches de luna es fácil confundirlo con las sombras que proyectan las ramas y los arbustos. Llega
siempre de noche a todo galope, acompañado de un fuerte viento helado y desaparece
rápidamente.

¿Cuál es la leyenda del Sombrerón?

Cuenta la leyenda que en un pequeño pueblo del departamento de Antioquia Colombia, vivían dos
amigos, Santiago Echevarría y Camilo Restrepo, jugadores y bebedores empedernidos. Que desde
muy temprano todos los días se dedicaban al juego y a la parranda, hasta altas horas de la noche.

Cierto día, después de la jugarreta Santiago y Camilo iniciaron el camino de regreso a casa,
tambaleándose a causa de la borrachera, cuando de repente, desde la oscuridad emergió la figura
terrorífica del Sombrerón y sus enormes perros quienes se abalanzaron sobre los borrachitos, los
cuales retroceden aterrados al ver la diabólica presencia.

Camilo se mete al monte, mientras Santiago corre por la trocha; de pronto broto una voz
espeluznante que dice: “Si te alcanzo, te lo pongo”; enseguida el sombrero del espectral jinete sale
disparado y comienza a aumentar de tamaño, hasta caer cubriendo totalmente a Santiago.

Leyenda El Sombrerón

Inmediatamente después el gigantesco sombrero regresa a su estado normal sobre el jinete, y este y
sus perros desaparecen en medio de un viento gélido y mal oliente. Santiago cae desmayado por el
horror y unas horas después despierta, sin tener claro si fue real lo sucedido o una alucinación.

Fue famoso en Medellín en 1837, cuando recorría todas las calles. Aparecía cuatro o cinco viernes
seguidos, volvía a aparecer uno o dos meses después.

Hay crónicas también de sus andanzas por pueblos del suroeste como Andes, Bolívar y Jardín y por
los poblados a orillas de los ríos San Juan y Baudó. En otras regiones colombianas como el Tolima, el
Huila y al oriente del Valle del Cauca, se le denomina como El Jinete Negro y se le describe en forma
muy similar a como se ha descrito aquí.

Por el suroeste antioqueño, lo mencionan también como "El Jinete sin Zamarros", y se le describe
con ligeras variantes. Le atribuyen distintas formas de presentación, la más frecuente de las cuales
es la de un hombre alto y corpulento, enlutado, que termina en una calavera, ornada con un negro
sombrero de anchas alas.

Leyenda o Mito de La Candileja


La leyenda de la Candileja, es un relato basado en la tradición oral campesina especialmente de los
llanos orientales colombianos. La Candileja es representada como una figura ardiente de tres bolas
de fuego, con brazos como tentáculos resplandecientes de un rojo candela, que produce un
escandaloso ruido a medida que se acerca.

Esta luz persigue a borrachos, infieles y a padres de familia irresponsables y blandengues, aunque
también asusta a los viajeros que recorren los caminos solitarios durante la madrugada.

Los abuelos y tatarabuelos, en hogares de familias numerosas, cuentan esta leyenda una y otra vez
para escarmiento o como lección moral a sus hijos y nietos.

¿Cuál es la leyenda de la Candileja?

Cuenta la leyenda que hace muchísimos años había una rica anciana que tenía dos nietos a quienes
consentía demasiado y les toleraba hasta las más extrañas ocurrencias, groserías y desenfrenos; eran
dueños y amos de la casa, y no paraban de brincar durante todo el día destrozando todo.

Sin el más mínimo respeto, los pequeños bribones planeaban acciones que ponían en riesgo la
humanidad de la anciana. La hora de la comida era un desastre y así pasaban los días sin que ella
pusiera un remedio a la situación.

Las infantiles ocurrencias llegaron hasta exigirle a la viejita que hiciera el papel de caballo de carga
para ensillarla y luego montarla entre los dos; la abuela accedió para la felicidad de sus dos nietos,
quienes anduvieron por toda la casa como sobre el más manso caballo.

Cuando murió la anciana, San Pedro la recriminó por la falta de rigidez en la educación de sus dos
pimpollos y la condenó a purgar sus penas en este mundo entre tres llamaradas de candela que
significan: el cuerpo de la anciana y el de los dos nietos.

Leyenda de la Candileja

En su peregrinar acompaña a los jinetes en la noche, sentándose en la grupa del caballo dándoles un
terrible susto al jinete y al animal. Y como a casi todos los espantos le fascina amargarle la noche a
los borrachos, que caen casi desmayados por el terror.

Con su amor de abuela guía también a los niños perdidos en la noche, para que encuentren el
camino hasta su casa.

La candileja se indigna al ver como personas crueles y despiadadas se benefician de la explotación


del trabajo de los niños quitándoles su derecho a estudiar y llevar una vida digna, a esas personas los
ataca sin piedad haciéndolos caer por el pánico producido.

Así y por siempre vaga la candileja, como un mensaje a las madres y abuelas consentidoras que
permiten que los niños abucen de ellas…

Leyenda o Mito La Madre de Agua

La leyenda de La Madre de Agua, es un relato muy arraigado en la tradición oral campesina, de las
zonas ribereñas de los departamentos Antioquia y Tolima. Es comúnmente representada como el
alma en pena de una joven mujer, de cabello rubio y ojos azules, que vaga en busca de su hijo; suele
aparecer a orillas de los ríos, lagunas o fuentes de agua. Este espectro es considerado como un ser
hipnótico y vengativo, que atrae a los niños y jóvenes para que se lancen al agua.

La Madre de Agua es una ninfa de las aguas, con aspecto de niña o de jovencita bellísima, de ojos
azules pero hipnotizadores y una larga cabellera rubia. La característica más notoria es la de llevar
los piececitos volteados hacia atrás, es decir, al contrario de cómo los tenemos los humanos, por
eso, quién encuentra sus rastros, cree seguir sus huellas, pero se desorienta porque ella va en
sentido contrario.
Cuentan los ribereños, los pescadores, los bogas y vecinos de los grandes ríos, quebradas y lagunas,
que los niños predispuestos al embrujo de la madre de agua, siempre sueñan o deliran con una niña
bella y rubia que los llama y los invita a una paraje tapizado de flores y un palacio con muchas
escalinatas, adornado con oro y piedras preciosas.

Los abuelos aseguran que para romper el hechizo de la Madre de Agua, los adultos tienen que hacer
rezar a los jóvenes.

¿Cuál es la leyenda de la Madre de Agua?

Cuenta la leyenda que en la época de la Conquista, en que la ambición de los colonizadores no solo
consistía en fundar poblaciones sino en descubrir y someter tribus indígenas para apoderarse de sus
riquezas, salió de Santa Fe una expedición rumbo al río Magdalena.

Los indios guías descubrieron un poblado, cuyo cacique era un joven fornido, buen mozo, arrogante
y valiente, a quien los soldados capturaron con malos tratos y luego fue conducido ante el
conquistador. Este lo abrumó a preguntas que el indio se negó a contestar, no sólo por no entender
español, sino por la ira que lo devoraba.

El capitán en actitud altiva y soberbia, para castigar el comportamiento del nativo ordenó amarrarlo
y azotarlo hasta que confesara dónde guardaba las riquezas de su tribu, mientras tanto iría a
preparar una correría por los alrededores del sector.

La hija del avaro castellano estaba observando desde las ventanas de sus habitaciones con ojos de
admiración y amor contemplando a aquel coloso, prototipo de una raza fuerte, valerosa y noble.

Tan pronto salió su padre, fue a rogar enternecida al verdugo para que cesara el cruel tormento y lo
pusieran en libertad. Esa súplica, que no era una orden, no podía aceptarla el vil soldado porque
conocía perfectamente el carácter enérgico, intransigente e irascible de su superior, más sin
embargo no pudo negarse al ruego dulce y lastimero de esa niña encantadora.

La joven española de unos quince años, de ojos azules, ostentaba una larga cabellera dorada, que
más parecía una capa de hilo amarilla por la finura de su pelo. La bella dama miraba ansiosamente al
joven cacique, fascinada por la estructura hercúlea de aquel ejemplar semisalvaje.

Cuando quedó libre, ella se acercó. Con dulzura de mujer enamorada lo atrajo y se fue a
acompañarlo por el sendero, internándose entre la espesura del bosque. El aturdido indio no
entendía aquel trato, al verla tan cerca, él se miró en sus ojos, azules como el cielo que los cobijaba,
tranquilos como el agua de sus pozos, puros como las florecillas de su huerta.

Ya lejos de las miradas de su padre lo detuvo y allí lo besó apasionadamente. Conmovida y animosa
le manifestó su afecto diciéndole: ¡Huyamos!, llévame contigo, quiero ser tuya.

El lastimado mancebo atraído por la belleza angelical, rara entre su raza, accedió, la alzó intrépido,
corrió, cruzo el río con su amorosa carga y se refugió en el bohío de otro indio amigo suyo, quien la
acogió fraternalmente, le suministro materiales para la construcción de su choza y les proporcionó
alimentos. Allí vivieron felices y tranquilos.

Pasaron los meses y la feliz pareja, con la llegada del primogénito rebosaban de alegría. Sin embargo,
una india vecina, conocedora del secreto de la joven pareja y sintiéndose despreciada por el indio,
optó por vengarse.

Esa noche escapó a la fortaleza a informar al conquistador el paradero de su hija. Excitado y violento
el capitán, corrió al sitio indicado por la envidiosa mujer a desfogar su ira como veneno mortal.
Ordenó a los soldados amarrarlos al tronco de un caracolí de la orilla del río. Entretanto, el niño le
era arrebatado brutalmente de los brazos de su tierna madre.
El abuelo le decía al pequeñín: "morirás indio inmundo, no quiero descendientes que manchen mi
nobleza, tú no eres de mi estirpe, furioso se lo entregó a un soldado para que lo arrojase a la
corriente, ante las miradas desorbitadas de sus martirizados padres, quienes hacían esfuerzos
sobrehumanos de soltarse y lanzarse al caudal inmenso a rescatar a su hijo, pero todo fue inútil.

Vino luego el martirio del conquistador para atormentar a su hija, humillarla y llevarla sumisa a la
fortaleza. El indio fue decapitado ante su joven consorte quien gritaba lastimeramente. Por último la
dejaron libre a ella, pero, enloquecida y desesperada por la pérdida de sus dos amores, llamando a
su hijo, se lanzó a la corriente y se ahogó.

La leyenda cuenta que en las noches tranquilas y estrelladas se oye una canción de arrullo tierna y
delicada, tal parece que surgiera de las aguas, o se deslizara el aura cantarina sobre las espumas del
cristal.

La linda rubia que sigue buscando a su querido hijo por los siglos de los siglos, es la MADRE DEL
AGUA. La diosa o divinidad de las aguas; o el alma atormentada de aquella madre que no ha logrado
encontrar el fruto de su amor.

Por eso, cuando la desesperación llega hasta el extremo, la iracunda diosa sube hasta la fuente de su
poderío, hace temblar las montañas, se enlodan las corrientes tornándolas putrefactas y
ocasionando pústulas a quienes se bañen en aquellas aguas envenenadas.

Leyenda o Mito El Cazador

La leyenda El Cazador, es un relato basado en la tradición oral campesina desde la época de la


colonia. El cazador es representado como la historia de un hombre que es castigado por la
naturaleza, debido a su falta de fe católica y su ambición a la caza de venados.

¿Cuál es la Leyenda del Cazador?

Vivía en tiempos de la Colonia un hombre cuya entretención y oficio cotidiano era la "cacería". Para
él no había fiestas profanas ni religiosas; no había reunión de amigos ni paseos; nada le entretenía
tanto como salir a "cazar" venados al toque de la oración, en los bosquecillos aledaños; borugos a la
orilla del río por entre los guaduales; los guacos, chorolas, guacharacas y chilacoas por los montes
cercanos a los pantanos, ciénagas y lagunas. El producto de la cacería constituía el sustento de la
familia y su único negocio

En aquel caserío tenían una capilla donde celebraban las ceremonias más solemnes del calendario
religioso. Tenía unas ventanas bajas y anchas que dejaban ver el panorama y para que el aire fuera el
purificador del ambiente en las grandes festividades.

Llegó la celebración de la Semana Santa. Los fieles apretujados llenaban la capilla, oyendo con
atención el sermón de "las siete palabras". Los feligreses estaban conmovidos. Reinaba el silencio...
apenas se percibían los sollozos de los pecadores arrepentidos y los golpes de pecho.

Allí estaba el cazador, en actitud reverente, uniendo sus plegarias a las del ministro de Dios, que en
elocución persuasiva y laudatoria hacía inclinar las cabezas respetuosamente.

De pronto, como tentación satánica, entró un airecillo que le hizo levantar la cabeza y mirar hacia la
ventana. Por ella vio, pastando en el prado, un venado manso y hermoso. ¡Qué maravilla! ¡Esto era
como un regalo del cielo! estaba a su alcance... a pocos pasos de distancia. Rápido salió por entre la
multitud en dirección a su cabaña.

Fue tanta la emoción del hallazgo que no se acordó del momento grandioso que significa para los
cristianos el día de Viernes Santo. Tampoco se fijó en el momento sagrado de la pasión de Cristo.
Salió con su escopeta y su perro en busca de la presa. Ya el animal había avanzado unas cuadras
hacia el manantial. El cervatillo al verse acosado paró las orejas y se quedó inmóvil, como esperando
la actitud del hombre. Este al verlo plantado le disparó, pero en ese mismo instante el animal huyó.

Perro y amo siguieron las pistas, lo alcanzaron y, al dispararle de nuevo, se realizaba el mismo truco.
El afiebrado cazador no medía ni el tiempo, ni la distancia. Seguía... seguía... cruzaba llanos,
montañas, cañadas, colinas, despeñaderos, riscos y sierras. Llegó por fin a la montaña cuando las
tinieblas de la noche dominaban la tierra.

¡La montaña abrió sus fauces horripilantes...! El cazador penetró... y nunca más volvió a salir de ella.
Dicen que la montaña lo devoró.

Leyenda del Sacerdote sin Cabeza

La leyenda del Sacerdote o Cura sin cabeza relata la historia de un fraile descabezado que se aparece
en caminos y calles desoladas a altas horas de la noche.

La leyenda cuenta que durante las noches sin luna suele aparecer en calles desoladas una ermita
medieval, las personas que se encuentran esta ermita se ven atraídos a entrar por el peso de sus
pecados; al entrar se encuentran con una enorme sala en la que hay un sacerdote impartiendo una
misa o liturgia en latín, siempre de espaldas, cuando va a dar la bendición final el sacerdote se gira y
los asistentes pueden ver que realmente no tiene cabeza causando con ello un gran shock a los
mismos.

Las personas que se han encontrado con este espanto suelen quedar sin habla durante varias
semanas y la mayoría suelen perder la razón.

Donde aparece el Sacerdote sin Cabeza en Colombia

En Colombia este espanto suele aparecer en ciudades y poblaciones con gran presencia de su
pasado colonial como lo son: Santa Fe de Antioquia, Anserma, Fusagasugá, Cartagena, Popayán y
pasto.

Origen de la Leyenda del cura sin cabeza

En Colombia la leyenda tiene su origen durante la época colonial; y en cada ciudad suelen existir
varias versiones sobre su origen, una de ellas dice que el espectro es el fantasma de un cura que al
revelar su religión ante los habitantes de una población estos creyeron que era un brujo así que se
ordenó decapitarlo, en Fusagasugá se dice que es el espíritu de un cura avaro que solía robar y
saquear huacas y tesoros a los indígenas, estos habrían lanzado sobre él una maldición que lo
condeno a ser este espectro.

En la ciudad de Medellín se relata que el sacerdote sin cabeza es el alma del padre Serna fundador
del convento de los franciscanos, quien fue asesinado durante un robo en el cual pretendían hurtar
las hostias consagradas, después de ello apareció con una sotana tan blanca que resplandecía y
quedo convertido en el sacerdote sin cabeza.

Otra versión relata que el padre sin cabeza fue un sacerdote maldecido por Dios por haber cometido
el pecado de tener relaciones sexuales con una mujer casada dentro de la iglesia.

Versiones de la leyenda del sacerdote o monje sin cabeza por el mundo

La leyenda posee un sin fin de versiones que varían en cada ciudad, región, país e incluso continente;
desde épocas medievales se cuentan en distintas partes de Europa historias de distintos sacerdotes
espectrales que aparecen descabezados.

En Francia se relata la leyenda de la Abadía de San Dionisio en la que varios sacerdotes fueron
decapitados por profesar la fe católica en aquella época, en república checa se cuenta la versión de
un monje templario que fue decapitado y en España se relata la historia de un sacerdote que fue
asesinado durante un robo en la Iglesia de San Ginés de Arlés y desde entonces se aparece exigiendo
justicia sin su cabeza.

En América latina existen gran cantidad de relatos sobre este espanto, en México, Guatemala,
Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Cuba, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Chile y Uruguay existen
muchas historias que cambian según la tradición oral de cada población, en algunas versiones es el
fantasma de un sacerdote mujeriego y perverso castigado por sus pecados, en otras versiones es
espíritu de un sacerdote indígena asesinado, en otras versiones es el espíritu de un cura que fue
asesinado por indígenas, y así, existen muchas historias sobre los orígenes de dicho espanto, la
historia más antigua y registrada de este espanto es la de Nicaragua.

En la versión de Nicaragua se relata la historia del asesinato en León Viejo, de Fray Antonio de
Valdivieso, Obispo de Nicaragua y Costa Rica, a quien asesinaron por constantemente defender a los
indígenas ante abusos de autoridades políticas y eclesiásticas, después de su asesinato se dijo que la
ciudad quedo maldita y se empezó a ver el fantasma decapitado del sacerdote buscando justicia.

Como defenderse del Sacerdote sin Cabeza

En realidad, no existe un método con el cual protegerse de este espanto, según los relatos este
fantasma no ataca directamente, lo que produce mayor afectación a sus víctimas es la impresión de
encontrarse con un fantasma más que el hecho de que este les ataque; la única defensa posible es
mantenerse calmado ante la situación, pero en realidad es algo muy difícil de hacer, pues no muchos
pueden decir que pueden mantener la calma ante un fantasma o espanto.

Leyenda o Mito La Muelona

La leyenda de La Muelona es un relato de origen colonial, muy arraigado en la tradición oral


campesina, de la zona Andina colombiana. Es comúnmente representada como una joven y bella
mujer, de cabello largo y ojos hechizantes, que seduce a los hombres con una hermosa sonrisa, la
cual esconde una descomunal dentadura con la que destroza a sus víctimas.

Dicen que la Muelona es una mujer bonita de largos cabellos, ojos electrizantes, una dentadura
como de fiera que destroza fácilmente tanto a un ser humano como a una vaca o un caballo. Como
la dentadura la exhibe siempre, parece que estuviera continuamente riéndose. Emite unas
carcajadas ensordecedoras y aterradoras, haciendo estremecer la zona donde se encuentre.

Las horas preferidas para salir a los caminos son: de las seis de la tarde a las nueve de la noche. A los
caminantes se les aparece a la orilla del sendero o contra los troncos de los árboles, a manera de una
mujer muy atractiva y seductora, pero que al estar unidos en estrecho abrazo, los tritura
ferozmente.

Casi siempre persigue a los jugadores empedernidos, a los infieles, alcohólicos, perversos y
adúlteros. Los campesinos dicen que los hogares que se libran de ella, son los que tienen niños
recién nacidos o mujeres que van a ser madres.

¿Cuál es la leyenda de La Muelona?

Cuentan los cronistas que en la época de la Colonia se diseminaron por el país las mujeres españolas,
que aunque muchas eran buenas, el resto era de pésimos antecedentes. Algunas de estilo errante
eran perversas, corruptoras que ocasionaron perjuicios lamentables a familias modestas, engañando
niñas inocentes y arruinando a hombres que poseían cuantiosas fortunas.

Una de ellas, "la Maga" estableció su negocio resolviendo consultas amorosas, arreglando, o mejor,
desbaratando matrimonios, echando el naipe, leyendo las líneas de la mano, en fin, todo lo que
fueran artimañas.
Cuando conoció mucha gente y tenía mucha clientela, ensanchó el negocio con una casa de
diversión; allí conquistaba cándidas palomas y limpiaba el bolsillo de altos representantes del rey de
España, no dejando de lado "los criollos" más adinerados.

La suma de atrocidades cometidas por la pérfida mujer fue incontables. Ella enseñó a las jóvenes a
evitar la maternidad; cayó la ruina en centenares de hogares; se agotaron ingentes fortunas y vino
como consecuencia la depravación, las enfermedades venéreas y esposas abandonadas.

Cuando murió la disoluta "maga", la casa se llenó de un olor nauseabundo, hasta el punto de tener
que abandonarla de inmediato.

EL TUNJO

El Tunjo es un muñeco de oro. Tal vez, fueron estos pequeños ídolos simbólicos o divinos de los
pijaos, tal vez fueron dioses o simplemente ofrendas religiosas consagradas a paganos, dioses o a sus
caciques.

Se le atribuyó la leyenda de un fantasma que anda errante, buscando protección, alimento y cobijo
por lo cual premiaba a su protector con el fruto de una gradual fortuna.

Se presenta en la forma de un bebé inofensivo, llorando, a la vera del camino en los grandes caminos
reales, en el cruce de un bosque o de una quebrada, en las inmediaciones de unas ruinas o casas
abandonadas, a la orilla de las cachaqueras o de los ríos.

El Tunjo, después de todo, no hace más que asustar a las víctimas, al parecer inconscientemente,
pues según se entendía él sólo buscaba, como antes he dicho, a un protector que lo cuidara y
mantuviera, para él, a su vez, hacerlo millonario.

Naturalmente para que el escogido tuviera derecho a esa oportunidad de enriquecerse, tenía que
soportar alguna prueba. El niño se presentaba llorando desconsoladamente a la orilla del camino,
tirado en el suelo, precisamente cerca de donde ha de pasar el solitario viajero a quien ha de
aparecérsele. Si la persona pasa de largo, el niño lo alcanza; pero si va a caballo, se le monta en la
grupa dándole un susto del cual no puede librarse, sino corriendo desesperadamente o rezando.

Otros se bajan de la bestia, lo recogen con mucho cuidado, con el estupor de encontrar una criatura
abandonada. El niño deja inmediatamente de llorar y, en seguida, ante el asombro de su inmediato
protector, le habla muy claro, diciéndole:

–Papá, mire que ya tengo ‘’ ñentes’’.

Acto seguido abre la boca, por la que se escapa una feroz llamarada. El hombre tira la criatura y huye
despavorido, pero en cambio, aquel que conoce ya el truco y ha estado precisamente esperando una
oportunidad como aquella para enriquecerse, y que mucho la ha buscado en los lugares solitarios a
deshoras de la noche y en noches de Viernes Santo, procede inmediatamente a hacer lo siguiente:
Rápidamente recoge la criatura y, sin darle tiempo a más, se moja el pulgar con saliva y lo santigua
diciendo solamente:

– Yo te bautizo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

El niño queda inmediatamente convertido en un precioso muñeco de oro.

El que coge así un Tunjo se vuelve inmediatamente rico de la noche a la mañana. El muñeco debe ser
cuidadosamente guardado en una caja entre rezos y conjuros especiales. La caja debe ser bastante
segura, y con un compartimiento suficiente para la alimentación de su ocupante, porque el Tunjo
come como un ser viviente y defeca asimismo todos los días, pero valiosos trocitos y trocitos de oro
macizo, con el cual se va haciendo inmensamente rico su dueño. Su alimentación consiste en cierto
grano o semilla, muy semejante al comino; pero más pequeña.
La alimentación no debe faltar, ni sus cuidados, ni sus ritos de posesión, porque sino éste crea una
tormenta infernal y torrencial lluvia, con la cual crecen los ríos y quebradas saliéndose de sus causes
hasta dar con el muñeco, el cual se embarca en las embravecidas aguas, tocando tiple y cantando
melodiosamente.

El Poira, Leyenda de Colombia

Cuenta la leyenda que el Poira, es un ser con aspecto de forma humana con una tez quemada por el
sol, ademas de cabellos largos, ojos penetrantes y picaresco actuar. Este ser vive en los charcos más
profundos y peligrosos de algunos ríos y quebradas donde tenía cuevas o cavernas que sólo él
conocía y las consideraba como propias.

Se dice que el Poira es culpable del secuestro de muchachas bonitas, niños, muchachos
especialmente aquellos de cabellos largos, para llevarlos a sus escondites y enseñarles su peculiar
forma de ver la vida, luego de algún tiempo, el Poira los dejaba libres y retornaba a conseguir nuevos
acompañantes.

Muchos afirman que esta leyenda es una esperanza para aquellos familiares que han tenido la
desdicha de haber perdido misteriosamente a sus seres queridos o quienes se han ahogado en los
ríos. A base de esto, conciben en el posible retorno del desaparecido diciendo: "El Poira de seguro lo
tiene. Algún día lo liberará y regresara a casa".

Los pescadores echan la culpa al Poira cuando no pescan nada queriendo así justificar sus fallas. Son
precisamente ellos quienes se han encargado de mantener viva esta leyenda.

Leyenda o Mito El Guando

La leyenda El Guando, es un relato basado en la tradición oral campesina de Colombia. El guando es


una especie de camilla o andamio hecho de tablas o de guadua picada, que se utilizaba en las
regiones rurales para transportar los difuntos, cubriéndolos con una manta o sabana. La Leyenda del
Guando se representa como una corte fúnebre espectral, que suele aparecer cerca de los
cementerios, principalmente en vísperas del Día de las Ánimas (2 de Noviembre).

Las apariciones de este macabro espectáculo en la mayoría de las veces conmueven a quien lo
presencia, no sólo por creer que en realidad llevan al difunto por ir los familiares acompañándolo,
sino por el murmullo coral del rezo del Rosario y el Réquiem por su alma.

Este espanto va acompañado de varias personas, que generalmente son los cargueros del muerto y
su procesión. También puede aparecer a la orilla del camino, a la orilla de un torrente, cerca de un
pantano o entre el bosque.

¿Cómo es la Leyenda El Guando?

Hace muchísimos años vivía un hombre muy avaro, incivil, terco y malgeniado, que no le gustaba
hacer obras de caridad, ni se compadecía de las desgracias de su prójimo. Los pobres del campo
acudían a él a implorar ayuda para sepultar a algún vecino, pero contestaba que él no tenía
obligación con nadie y que tampoco iba a cargar un mortecino. Que les advertía, que cuando él se
muriese, lo echaran al río o lo botaran a un zanjón donde los gallinazos cargaran con él.

Por fin se murió el desalmado, solo y sin consuelo de una oración. Los vecinos que eran de buen
corazón, se reunieron y aportaron los gastos del entierro. Construyeron la camilla (Guando) y
cuando lo fueron a levantar casi no pueden por el peso tan extremado del difunto. Los vecinos por lo
tanto convinieron en hacer relevos cada cuadra, a fin de no fatigarse durante el largo camino al
pueblo.
Al pasar el puente de madera, sobre el río, su peso aumentó considerablemente, se les zafó de las
manos y el golpe sobre la madera fue tan fuerte que partió el puente y el muerto cayó a las
enfurecidas aguas que se lo tragaron en un instante.

Al momento los hombres acompañantes bajaron a la corriente y buscaron detenidamente pero no lo


hallaron ni a él ni al andamio. Lo que sí ha quedado por el mundo es su aparición fantasmagórica que
atormenta a los vivos, haciendo estremecer al más valiente con el ruido de los lazos sobre la madera
en un continuo y rechinante "chiqui, chiqui, chiquicha...".

Sus apariciones más seguras se verifican en la víspera de los difuntos, o sea en las fiestas de las
Ánimas; en los lugares aledaños a los cementerios, causando gran pavor por la tétrica procesión,
portando sus acompañantes coronas, cirios y rezando en voz alta. De vez en cuando se oye una voz
cavernosa e imperativa que dice: "meta el hombro compañero... ".

Leyenda o Mito El Silbón

La leyenda El Silbón o silbador, es un relato muy arraigado en la tradición oral campesina de los
llanos orientales Colombo venezolanos. El Silbón es comúnmente representado como el alma en
pena de un hombre joven, que fue condenado a vagar eternamente por asesinar a su padre y sacarle
las entrañas. Maldecido por su abuela el Silbón carga una bolsa con los huesos de su padre y es
perseguido por el perro tureco (perro del diablo). Este aterrador espectro vaga hambriento de
muerte y ávido por castigar a borrachos, mujeriegos y de vez en cuando a una víctima inocente.

A pesar de que la leyenda el Silbón es de origen venezolano, es ampliamente conocida y difundida


en los llanos orientales colombianos. Los abuelos comentan que después de asesinar a su padre y
sacarle las entrañas, el hombre fue cruelmente castigado con múltiples latigazos y posteriormente le
untaron ají picante sobre sus heridas; al tratar de huir fue mordido por un perro.

El recuerdo y mención de lo sucedido libra a las personas de ser atacadas por este espíritu errante
conocido como el silbón.

El Silbón se presenta a los borrachos en forma sombría. Otros llaneros le dan forma de hombre alto y
flaco, que usa sombrero y ataca a los hombres parranderos y borrachos, a los cuales chupa el
ombligo para tomarles el aguardiente.

¿Cuál es la leyenda del Silbón o silbador?

Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo vivía por los llanos un joven que apodaban Silbón, porque
se la pasaba silbando mientras caminaba. Era un joven consentido y caprichoso al extremo,
acostumbrado desde niño a ser complacido en todo. Pasaba su vida, de cantina en cantina
desperdiciando su tiempo.

Cierto día cuando se encontraba en casa de sus padres, al sentarse a la mesa para almorzar, se llenó
de rabia y enfureció al ver que le servían alimentos que a él no le gustaban. En un acto de desprecio
y con arrogancia extrema, lanzó la comida al piso diciendo: “Lo que yo quiero comer, es Asaduras
(vísceras) de venado”; se levantó de la mesa y salió de la casa lleno de ira, a calmar su rabia con licor
en la cantina del pueblo.

Su padre que era un hombre noble y complaciente, preparo su escopeta y el cuchillo de caza y partió
a la selva a buscar el dichoso venado para contentar a su rebelde hijo. Pero a pesar de su destreza y
conocimientos en la caza, le fue imposible capturar al preciado animal. Después de varias horas y al
caer la noche el padre decide que por ese día era suficiente y emprendió el regreso a casa.
Mientras tanto, el joven silbón que llevaba varias horas bebiendo y totalmente alicorado, decide irse
para su casa. En el camino de regreso se encontró con su padre, que regresaba de la cacería fallida,
quien trato de explicarle porque no había podido cazar al venado que tanto quería.

Sin oír razones y en medio de su borrachera, silbón golpeo brutalmente a su padre; cuando este cayó
al suelo, tomo el rifle de cacería y de un disparo lo mato. Inmediatamente después tomo el cuchillo
de caza y hábilmente le saco las entrañas a su padre, las empaco en un pedazo de la camisa y se fue
para su casa.

Al llegar a casa sus abuelos y hermanos lo recibieron y él le paso las asaduras a la abuela, quien le
pregunto de donde las había sacado. A lo que él sin ningún arrepentimiento le contestó: “Son de mi
padre, ese fracasado no fue capaz de conseguirme las asaduras de venado que quería, así que yo
tomé las de él, ja ja ja”

El abuelo y sus hermanos ante tan aterradora noticia se llenaron de rabia y lo ataron a un árbol,
donde en reprimenda por sus malévolos actos, lo azotaron con un mandador repetidamente, paso
seguido el abuelo puso sal y ají picante en sus heridas para que se retorciera de dolor.

Su abuela después de soltarlo, lo maldijo diciendo: “maldito eres, para toda la eternidad”, luego le
azuzó el perro "tureco" (perro demoniaco) que hasta el fin del mundo lo persigue y le muerde los
talones.

Silbón después de ser repudiado por su familia, regreso al lugar donde había acabado con la vida de
su padre y en un saco sucio recogió los huesos, que los animales del bosque se habían encargado de
limpiar. Los hechos al hombro y se perdió para siempre en el bosque, seguido por el perro tureco
para convertirse en leyenda.

La tradición explica que al llegar el silbón a una casa en las horas nocturnas, descarga el saco y
cuenta un a uno los huesos. Si las personas lo escuchan no pasa nada, pero si no hay quien pueda
escucharlo, entonces un miembro de la familia muere al amanecer.

La Mula de Rafles

La mula_rafles.jpgEs otro espanto de las Cordillera Central se parece a los caminantes y a los
arrieros, tomando diferentes formas. Los arrieros le tienen pavor porque apenas perciben el
casqueteo de la mula, con el crujir de los arreos, se forma un vendaval o huracán muy fuerte, que
hacia desbandar la recua por los rodaderos, osionando la muerte de los animales y la pérdida del
producto que trasportaban.

Los caminantes que se encuentran con él lo ven como

un señor bien montado en una mula, con sombrero,

ruana, zurriago y látigo que golpea insistentemente

sobre los zapallos.

Al encontrarse con él observan la calavera, caen en la

cuenta y le clavan las espuelas o retroceden como alma

que lleva el diablo. Si el viajero va a pie y tiene la sorpresa

, no pudiendo correr, quedan sin sentido. Los

montañeses ricos, dueños de hatos y haciendas, cerca de la media noche, escuchan el galope, luego
el rastrillar del caballo contra el empedrado, el abrir y

cerrar de la rejilla de la puerta de entrada. Se levantan rápidamente para darse cuenta


quién llega y con sorpresa comprueban que nadie ha llegado. En Antioquia este espanto

es conocido como "El Jinete negro", "La mula recinta". También abundan leyendas similares

sobre "La mula de tres patas" y "El caballo sin cabeza".

El patas - El putas - El mandingas

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Suele el pueblo designar indistintamente con estos y otros nombres a los seres que personifican las
oscuras fuerzas del mal.

Rasgos de cultos demoníacos de alusiones a los príncipes de las tinieblas, de historias y leyendas
sobre el Diablo, se entrecruzan para formar toda una maraña de leyendas que en todas las culturas
aparece en forma muy preponderante, en su mitología.

Desde la más tribal, y primitiva concepción demoníaca, hasta la elaborada teología católica, en todos
los pueblos, en todas las épocas, y en todos los estratos socio culturales de la humanidad, ha
aparecido siempre el miedo a unas fuerzas del mal, personalizadas e individualizadas en forma
categórica.

Todas las teosofías y teologías contemplan un cuádruple aspecto en relación a estos seres
superiores.

a) Su existencia y categorización en jerarquías.

b) Su batalla con seres superiores -sus pares- como fuerzas del bien.

c) Su disputa para ganar para si; al hombre.

D) Su derrota a manos de las fuerzas del bien.

Estas oscuras fuerzas generan en la humanidad un miedo ancestral y atávico, que dan pábulo a la
fantasíasa, y que constituyan uno de los motivos o temas más generalizados en todas las mitologías.

Para los Antioqueños el Patas, el Putas o Mandingas es la reprentacón idealizada del Diablo,
Demonio o Satanás que es la contraparte de Dios. Son ellos; Dios y el Diablo que se luchan por
cautivar el alma de los hombres.

Se personifican estos seres diabólicos como seres terroríficos, negros con cachos y cola terminada en
punta de lanza, que exhalan fuego y llevan un tridente para cazar almas.

l pueblo nunca dice haberlo visto, pero lo imaginan y en lo posible tratan de no meterse con ellos.

Su presencia en cualquier circunstancia de la vida se invoca, para amedrantar y asustar niños o


adultos. Para salir de un apuro o para maldecir a alguien. Es muy frecuente escuchar a nuestro
pueblo decir por ejemplo. "Vaya al putas que lo defienda" o "eso no se lo entiende ni el putas". "Es
tan mentiroso, que sólo el Patas le cree". "Ni Mendigas que sabe el camino llega allí".

El Patas es el diablo de los conventos, de los monasterios, de los retiros, de los seminarios, de las
beaterías y todo cuanto tenga que ver con los claustros.

El Patas es muy malicioso y de él se ha dicho siempre que anda por todos los recovecos monacales
en busca de oportunidades.

Sus predilecciones son por las tentaciones de la carne, la gula, la bebida, y por eso a hecho de estos
lugares, cuartel general de sus actividades.

El sabe que con ellos se come bien y se bebe mejor; y quien bien come y bien bebe, lo demás viene
por añadidura.
Por algo se dice que este diablo "sabe más por viejo que por diablo".

Cuando el pueblo habla de salud y de robustez dice “Gordo como un capuchino”; cuando hay alguien
que se la tiene velada a otro, o le coge de cargadilla o comadreja, dice que “le tiene capellanía”, sin
duda haciendo alusión a los capellanes de las monjas; cuando hay una persona muy tozuda, una res
ranchada "emperradora" o una mula resistidora, se les dice “canónigas”, y cuando hay una persona
de mofletes abultados por la gordura "cachetón", se le dice que está como un “Obispo” no sabemos
si haciendo alusión a los de morcilla "rellena" o a los otros, pues generalmente todos son gordos.

En los conventos, el patas sabe a qué atenerse: no da hora de capilla a sus paternidades llevándoles
a las sacristías pudibundas doncellas o floridos mancebos; a las monjitas se les embanasta entre la
casa en la figura de un joven capellán barbilindo y acicalado; a los frailes, en la sotana histérica,
jamona de carnes apretadas y forma suculentas, o al belitre manflorita con devaneos de cocota.

A todos atiende el patas dejando satisfecha siempre a su abundante clientela.

El patas es un demócrata militante y se entiende muy bien con el pueblo en todos sus matices para
satisfacer la demanda de su clientela rijosa.

También es gran amigo de los arrieros a quienes ayuda a componer sus empresas amatorias en las
posadas de los viajeros; a propósito va lo siguiente:

En cierta ocación una vieja hipocriticona le preguntó a un arriero:

__Vea, señor....

¿Es verdad que el patas tienta a las mulas?

Y el arriero contestó

__De seguro, mi señora, porque lo que es a los machos, no nos saca el dedo del culo.

Leyenda o Mito La Llorona

La leyenda de La Llorona, es un relato muy arraigado en la tradición oral de toda Latinoamérica.


Existen numerosas versiones de esta misma leyenda, dependiendo del lugar geográfico donde se
narre.

La Llorona es comúnmente representada como el alma en pena de una mujer, de cabello largo y
vestido blanco, que suele aparecer en las noches, generalmente a orillas de ríos, llamando con
fuertes llantos y aterradores lamentos a sus hijos.

El origen de esta leyenda se remonta a la colonia, sin embargo, la presencia de seres fantasmales
que lloran en los ríos por motivos diversos es una característica recurrente de la mitología aborigen
de los pueblos prehispánicos; por lo que se asume que la mezcla de estas culturas fue quien le dio
forma a esta aterradora leyenda.

A pesar de que en las diferentes versiones de la leyenda existen varias similitudes, llama la atención
que mientras la Llorona mesoamericana es castigada por haber asesinado a sus hijos, los de algunos
relatos de Sudamérica, han sido raptados y asesinados por terceros, lo que convierte a esta en una
víctima inocente de la maldad ajena, por lo que llora eternamente.

Según la versión de la leyenda en la tradición colombiana, la Llorona es el fantasma errante de una


mujer que lleva un niño en el brazo, hace alusión a su nombre porque vaga llorando por los caminos.
Se dice que nunca se le ve la cara y llora de vergüenza y arrepentimiento por lo que hizo a su familia.
Quienes le han visto dicen que es una mujer de ojos rojizos, con vestido blanco sucio y deshilachado.
Lleva entre sus brazos un bultico como de niño recién nacido. No hace mal a la gente, pero causan
terror sus fuertes llantos y los espeluznantes lamentos a su hijo.

Las apariciones se reportan en lugares solitarios, desde las ocho de la noche, hasta las cinco de la
mañana. Sus sitios preferidos son las quebradas, lagunas y charcos profundos, donde se oye el
chapaleo y los desgarradores quejidos.

Se les aparece a los hombres infieles, a los perversos, a los borrachos, a los jugadores y en fin, a todo
ser que ande tramando maldades.

Dice la tradición que la llorona reclama de las personas ayuda para cargar al niño; al recibirlo se libra
del castigo convirtiéndose en la llorona la persona que lo ha recibido.

¿Y cuál es la leyenda de La Llorona en Colombia?

Cuenta la leyenda, que, durante la guerra civil, siendo presidente de Colombia José Ignacio de
Márquez, con motivo de las pretensiones del presidente Ecuatoriano Juan José Flores, de quitarle a
nuestra patria, los territorios que hoy forman los departamentos de Nariño, Cauca y Valle del cauca;
se estableció en la Villa de las Palmas o Purificación, un Comando General, donde se concentraban
gentes de distintas partes del país.

Uno de sus capitanes, de conducta poco recomendable y que encontraba en la guerra una aventura
divertida para desahogar su pasado lamentable de asaltos y crímenes, se instaló con su esposa en
esta villa; estuvo allí varios días, pero su vida era la guerra, así que alisto sus armas, organizó viaje y
abandonó a su mujer para seguir en la lucha.

Su afligida y abandonada mujer se dedicó a la modistería para no morir de hambre mientras su


marido volvía y terminaba la guerra.

Al correr del tiempo las gentes hicieron circular la noticia de la muerte del capitán y la pobre señora
guardó luto riguroso por un año, hasta que se le presentó un soldado que formaba parte del batallón
de reclutas que venían de la capital hacia el sur, pero que, por circunstancias especiales, debía
demorar en aquella localidad algunas semanas.

La viuda convencida de las aseveraciones sobre la muerte de su marido creyó encontrar en aquel
nuevo amor un consuelo para su pena, aceptó al joven e intimó con él.

Los días de locura pasional pasaron veloces y nuevamente la costurera quedó saboreando el
abandono, la soledad, la pobreza y sorbiéndose las lágrimas por la ausencia de su amado.

Aquella aventura dejó huellas imborrables en la atribulada mujer, porque a los pocos días sintió
palpitar en sus entrañas el fruto de su amor.

El tiempo transcurría sin tener noticias de su amado. La añoranza se tornaba tierna al comprobar
que se cumplían las nueve lunas de su gestación.

Un batallón de combatientes regresaba del sur el mismo día que la costurera daba a luz un niño
flacuchento y pálido. Aquel cuartucho silencioso y pobre se alegró con el llanto del pequeñín.

Al atardecer de aquel mismo día, llegó corriendo a su casa una vecina amiga, a informarle que su
esposo el capitán, no había muerto, porque sin temor a equivocarse, lo acababa de ver entre el
cuerpo de tropa que arribaba al campamento.

En tan importuno momento, esa noticia era como para desfallecer, no por el caso que pocas horas
antes había soportado, como por el agotamiento físico en que se encontraba. Miles de
pensamientos fluían a su mente inquieta. Se levantó decidida de su cama. Se colocó un ropón
deshilachado, sobre sus hombros, cogió al recién nacido, lo abrigó bien, le agarró fuertemente
contra su pecho creyendo que se lo arrebatarían y sin cerrar la puerta abandonó la choza, corriendo
con dificultad. Se encaminó por el sendero oscuro bordeado de arbustos y protegida por el manto
negro de la noche.

Gruesas gotas de lluvia empezaron a caer, seguía corriendo, los nubarrones eran más densos, la
tempestad se desato con más furia. La luz de los relámpagos le iluminaba el camino. La naturaleza
sacudía con estertores de muerte. Los arroyos crecieron, se desbordaron.

Al terminar la vereda encontró el primer riachuelo, pero ya la mujer no veía. Penetró a la corriente
impetuosa que la arrolló rápidamente. Las aguas bramaron. En sus estrepitosos rugidos parecía
percibirse el lamento de una mujer llamando a su hijo.

Pasó la tormenta y solo quedaba en el aire frio, el canto agorero de un ave que anunciaba la
desgracia.

Después de tan terrible situación, de las profundidades del río, emerge su ánima angustiada, que no
renuncia a rescatar del río al hijo que ha perdido. Dedica las noches a buscar en charcos profundos,
lagunas, quebradas y cañadas, donde se oye su chapaleo y los desgarradores quejidos llenos de
dolor llamando a su hijo, ¡Ayyyyyyy Miiiiiiiii Hijooooooo!.

Leyenda o Mito El Hombre Caimán

La Leyenda del Hombre Caimán, es un relato de la tradición oral del municipio de Plato,
departamento del Magdalena. Esta leyenda es representada como la historia del pescador Saúl
Montenegro, un hombre cuya pasión por espiar a mujeres desnudas lo condenó a quedar convertido
en un ser con cuerpo de caimán y cabeza humana.

La transcendencia de esta leyenda en plato (Magdalena), ha llevado a que se realice en su nombre el


llamado Festival del Hombre Caimán, así como, una plaza y monumento en su homenaje, que son
patrimonio cultural de la ciudad. Hasta la música a inmortalizado la leyenda del hombre caimán, bajo
la popularísima canción colombiana "Se va el caimán" del compositor José María Peñaranda.

Voy a empezar mi relato

con alegría y con afán

con alegría y con afán

en la población de plato

se volvió un hombre caimán

Se va el caimán, se va el caimán,

se va para Barranquilla

¿Cómo es la leyenda del Hombre Caimán?

Cuenta la leyenda que en Plato (Magdalena), existió un pescador de nombre Saúl, quien después de
sus faenas de pesca, se dedicaba a parrandear en compañía de un amigo y las muchachas del
pueblo; y no había parranda o verbena donde no se invitaran.

Su apetito desaforado por las mujeres, lo llevaba a la orilla del río a fisgonear entre los arbustos
mientras las jovencitas del pueblo, se daban su baño en el caño “Las Mujeres” del río Magdalena.

Él quería acercarse más, pues lo abrumaba el deseo de verles las partes íntimas a las muchachas, y
su idea era convertirse en caimán, para sigilosamente llegar hasta ellas.
Un día supo de un brujo indígena en la Guajira, que preparaba unas pócimas que lo harían
convertirse en caimán. Sin pensarlo dos veces, partió hacia una ranchería en la alta guajira, en donde
efectivamente el brujo tenía las pócimas, una blanca que lo convertía en caimán; y una roja que lo
volvía humano de nuevo.

Una vez que volvió al pueblo, le pidió a su amigo que le echara la pócima blanca; al hacerlo esta hizo
un resultado extraordinario que de inmediato lo convirtió en un caimán. Lleno de placer se lanzó al
río y sigilosamente se acercó para cumplir su deseo de ver muy de cerca las bañistas; y agazapado
entre las piedras, pasaba el tiempo que duraba el baño de las muchachas, sin ser visto por ellas.

Luego regresaba, y como había acordado con su amigo, este lo esperaba en la orilla y le echaba la
pócima roja, que con la misma efectividad de la blanca, lo convertía en el ser humano llamado Saúl.

Monumento, Plato Magdalena - Leyenda El Hombre Caimán

Un día este par de amigos se fueron a parrandear y su fiel compañero se pasó de tragos y no lo podía
acompañar al día siguiente, por lo que invito a otro amigo. Este le echo la pócima blanca sin ningún
problema, pero cuando vio emerger al pescador Saúl en forma de caimán, del susto que le causo,
dejó caer la botella con el líquido rojo sobre las piedras. Sin embargo, unas pocas gotas cayeron
sobre la cara, haciéndole recuperar únicamente la cabeza, por lo cual el resto del cuerpo quedó
convertido para siempre en caimán.

Con la cabeza de hombre y el cuerpo de caimán, el pescador Saúl se convirtió en el más macabro
terror para las mujeres del Plato, que no volvieron a bañarse en el río, por el temor de encontrarse
con el hombre caimán. Por ello para llegar a alcanzar de nuevo la tranquilidad del pueblo del Plato,
los pescadores se propusieron cazarlo en los pantanos o pescarlo en el río Magdalena.

La única persona que sabía la tragedia era su madre, quien le colocaba alimentos en determinados
lugares, y en algunas ocasiones hablaba con él, quien le pidió insistentemente que buscar al indio
piache o brujo en la Alta Guajira, para que de nuevo le preparara la botella del líquido blanco. Ella
fue al lugar indicado, pero con gran sorpresa tuvo conocimientos de la muerte del brujo piache; y a
pesar de sus contactos con otros piaches, ninguno pudo hacer el líquido blanco. Desesperada ante
ello, la madre del Hombre Caimán murió con gran tristeza.

Saúl, «El Hombre Caimán» se abatió tanto por haberse quedado solo con la funesta tragedia, que
decidió partir hacia el mar por el río Magdalena y Bocas de Ceniza. Desde entonces los pescadores
del Bajo Magdalena, desde Plato hasta el mar, estuvieron pendientes para pescarlo en el río o
cazarlo en los pantanos de las riberas. Así se convirtió en una leyenda que se ha trasmitido de
generación entre los habitantes del Plato.

El Gritón

Es uno de los mitos lúdicos, denominados así, por su origen, su temática y su función dentro del
marco cultural de la sociedad.

Se les dice mitos lúdicos dado su aspecto físico, chispeante, que los hace propios de una finalidad
didáctica y moralizadora, como las fábulas.

Su función educativa salta a la vista; y la ausencia en ellos de toda esa parafernalia de misterio y
terror los identifica plenamente.

Son un juego como las nanas o canciones de cuna. Son formativos para llevar a la niñez al respeto de
normas y leyes. Tienen el efecto de una primera cartilla de ilusiones, y dan pábulo al abuelo, para
oficiar en función de hogar.

Del gritón, muchos relatos dicen los que lo oyen, con estentóreos y prolongados gritos relacionados
con los sonidos onomatopéyicos del oficio de la arriería.
Gritando, este duendecillo, persigue por largos trechos a la recua; "Cantidad de mulas cargadas" a
veces la adelanta, y de repente vuelve a oírseles detrás, desorientando y metiendo miedo a los
arrieros y despistando sus voces de mando, que confunde la voz del arriero guía, con la voz del
espanto.

Otros afirman haber visto su sombra, la de un hombre alto y delgado, cruzando a prisa de un lado a
otro del camino, para desaparecer luego entre los matorrales.

No falta quien quiera hacerle otra descripción: lo imaginan o lo ven, como un arriero cansado, que
sentado en un altico, o promontorio del monte a la vera del camino, se pone a gritar.

Suele decirse que es el alma en pena de un arriero, que deshace los pasos por todos los caminos que
en la vida frecuentó, por eso su presencia era frecuente en el mes de las ánimas del purgatorio.

Mito lúdico o no, o de naturaleza trascendente como encarnación de algúna ánima en pena, es
también para muchos, paradigma de esa otra función mítica emparentada con el cuidado de la
naturaleza, Mito-Ecológico.

Así pues, muchos lo describen como el mensajero, con sus gritos, de borrascas, tempestades e
inundaciones.

Los aullidos de los animales del selva, el fragor y el restallar de truenos y rayos en nuestras
tempestades, el atemorizante rumor de un huracán, son efectos sónicos que la imaginación de
nuestras gentes tienden a identificar con la presencia de este mítico y bochinchero ser.

Por eso es muy frecuente oir a nuestros campesinos decirle a los niños __ "No grite...No sea
desobediente...Que se le aparece el Gritón.

EL CUCACUY……

Dentro de las historias regionales y locales tomadas como muy propias del Lengupá; esta la del
CUCACUY. El mito o leyenda es narrado, de manera muy particular, describiendo el relato en forma
muy detallada; es como una realidad viviente, que ocurrió hace muchos años y que fue vivida y
sentida en carne propia por muchos pobladores según los relatos.

En Miraflores, por todo lugar en veredas y fincas, se escuchaba describir de manera muy similar sus
características físicas y los diferentes hábitos del cucacuy.

El cucacuy fue un hombre que vivió sin bautizar, nunca se caso, ni tuvo familia, no le gustaba el
trabajo y quiso volverse rico rápidamente, por lo que hizo un pacto con el diablo, el hombre murió
muy viejo y no pudo entrar al reino de los cielos por su maldad y por la falta de bautismo; por lo
que su alma en pena quedo vagando por el mundo para siempre, este hombre de muy avanzada
edad, larguirucho (alto y delgado), con barba abundante, larga y cana, su cuerpo era muy peludo,
permanecía y deambulaba desnudo por la región, se transportaba o movía por los caminos y
veredas montado sobre una macana larga y gruesa, cargando en su mano izquierda, un bordón con
una punta de hierro, en cuyo extremo pendía un calabazo grande que usaba para introducir mujeres
jóvenes que se llevaba y del que sacaba demonios para asustar a los hombres, en su dedo pulgar de
la mano derecha tenía una uña muy larga con un orificio por el que silbaba.

El cucacuy en noches de luna llena o menguante buscaba las casas en donde habitaban mujeres
jóvenes y vírgenes, luego acechaba por varios días hasta que estuvieran solas para entrar a la
habitación y llevárselas para siempre dentro de su gran calabazo.

El silbido del cucacuy era muy particular; su sonido era muy largo y muy agudo, usado para
despistar a los humanos, por que cuando se escuchaba muy lejos y de manera casi imperceptible al
oído humano, significaba que el cucacuy estaba muy cerca, mientras que si el sonido era muy fuerte
y agudo, este se encontraba a larga distancia.
En el invierno, y en las noches frías, el cucacuy buscaba las enramadas en donde estaban moliendo
caña, y se refugiaba dentro de la hornilla; allí podía permanecer por varios días y los trabajadores
debían poner más leña al fuego debido a que su cuerpo se robaba el calor y la hornilla no alcanzaba
la temperatura necesaria para el proceso adecuado de la miel y la panela, entonces cuando el
cucacuy estaba presente en la enramada y dentro de la hornilla, el punto de miel y panela no se
lograba fácilmente.

Así mismo cuando llegaba a una casa a acechar a una doncella, el cucacuy permanecía escondido
dentro de la hornilla hasta que la joven mujer quedara sola para luego entrar a su habitación y
llevársela.

Las historias de cucacuy eran muy diversas, casi siempre contadas por mujeres, que le tenían
mucho miedo, entonces no podía dejarse una doncella sola en la casa, ya que podía correr peligro
de ser llevada por el cucacuy; en las familias en donde habían muchas mujeres, estas debían estar
siempre juntas ya que el cucacuy no se acercaba a ellas si estaban acompañadas.

De ahí que una mujer no va sola al baño, la costumbre quedo para siempre dentro del género
femenino. Tambien se supo años después que por miedo a ser llevadas por el cucacuy, a partir de
esa época, todas las doncellas perdieron la virginidad, y solo quedaron dos vírgenes la de la anexa y
la de la laguna del morro, pero estas no se las podía llevar por que siempre estaban acompañadas
de feligreses.

En una ocasión se daba inicio a una molienda en una finca por el lado de Buenos Aires y cuando el
hornero fue a cargar la hornilla con la leña, escucho como un hombre “CARRAQUEABA DE FRIO”
(vibrar la quijada por efecto del frio), este hornero quedo allí como anestesiado por el susto, ya
que encontró al cucacuy durmiendo dentro de la hornilla, los compañeros de trabajo lo buscaron y
lo encontraron sumido en un sueño muy profundo que duro tres días. Cuando despertó no pudo
hablar más quedando para siempre turuleto y mudo.

Resulta que el cucacuy estaba acechando a una doncella de esa finca; y como estaba escondido
dentro de la hornilla que no había sido prendida, tenía mucho frio, luego cuando se intento prender
el fuego se demoraron dos días ya que toda la leña seca, que junto con el bagazo que se usa como
combustible, no encendía porque el cucacuy la dejaba muy húmeda y fría.

Al advertir la presencia del cucacuy y para resolver el impase,, la mamá y las 4 hijas que vivían en la
finca debieron salir hacia otro lugar en horas de la mañana, acompañadas de otras personas y
rezando el rosario, mientras los obreros, además de rezar, prepararon fuego externo usando como
combustible la casa de las termitas de madera y mucha leña seca, que rociaban con manteca de
ganado para avivarlo, ya con el fuego bien definido, lo llevaban con palas y lo disponían dentro de la
hornilla. Esta labor se hacía solo de día ya que en la noche era peligroso encontrarse con el cucacuy y
quedar como su compañero turuleto y mudo.

En horas de la noche cuando el cucacuy se dio cuenta de que no habían doncellas disponibles se
retiro para otro lugar, silbando por su uña hueca y alejándose lentamente; los obreros sintieron
como se les engrosaba la lengua, mientras un viento frío y penetrante pasaba sobre ellos cada vez
que se escuchaba el silbido que salia cuando el cucacuy soplaba aire a travéz de la uña larga y hueca
de su dedo pulgar.

Leyenda de la Dama Verde

Cuenta la leyenda que la Dama Verde, es un espanto que suele aparecerse en callejuelas y lugares
ruinosos (ruinas) de los departamentos de Antioquia y Caldas en Colombia.
La leyenda relata que la Dama Verde es un espectro que deambula por las calles solitarias en las
altas horas de la noche, también suele aparecer en lugares ruinosos, como casas abandonadas.

Muchos la describen como una mujer muy bella y elegante, que usa un largo vestido verde (de allí su
nombre característico), y cubre su rostro con un velo negro.

Se le suele aparecer mayormente a borrachos, jugadores empedernidos y trasnochadores, los cuales


suelen caer en sus encantos y la siguen con la intención de enamorarla, pero cuando ambos llegan a
un lugar solitario y apartado, la dama verde se quita el velo del rostro y se transforma en una
calavera que deja desmayado del miedo a la persona que la siguió.

También se dice que la Dama Verde es un ser protector de las parejas y que suele guiar a las
personas a guacas y tesoros, cuando estos son capaces de dominar su miedo y seguirla hasta el lugar
donde desaparece pueden encontrar gran fortuna, pues deben según la leyenda empezar a cavar en
el lugar donde desapareció, pues allí habría escondida una guaca o tesoro.

¿Qué apariencia tiene la Dama Verde?

La Dama Verde viste un sayal de bayetón verde (vestido largo), con guantes negros que cubren la
mayor parte de sus brazos, sus ojos son rojos como los rubíes, carga un rosario de ébano (algunos
suelen decir que este rosario suele brillar o emitir luz fluorescente), por calzado lleva chapines y usa
un velo negro que cubre la mayor parte de su rostro.

Su estatura suele rondar los 1,90 mts y muchos dicen que tiene aspecto de mujer bella y elegante;
en algunos poblados suelen describirla con un “lio de ropa” o varias cosas atadas bajo su brazo.

Origen de la Leyenda de “la Dama Verde”

No se tiene una certeza real sobre el origen de la leyenda; algunos han comentado que la leyenda se
originó a partir de una mujer de la alta sociedad de los siglos pasados que cometió infanticidio
(asesino a su hijo) y oculto su cadáver, por ello fue condenada a vagar por el mundo como un alma
en pena.

Pero la realidad es que no se tiene certeza sobre si este es realmente su origen, al igual que muchas
leyendas probablemente esta fuese creada con la intensión de aleccionar a la sociedad de la época,
en la búsqueda de infundir temor por cometer actos inmorales o por prácticas mal vistas como
andar borrachos a altas horas de la noche.

Versiones de la leyenda

Aunque en muchas ocasiones a la Dama Verde se le ha confundido con la viudita, son dos espantos
distintos.

¿Dónde aparece la Dama Verde?

Este espanto es propio de la región andina de Colombia, mayormente se relatan sus apariciones en
el departamento de Antioquia, pero también se han reportado algunas apariciones en el
departamento de Caldas.

¿Cómo protegerse de la Dama Verde?

La mayor protección contra este ser es mantener la calma y no tener miedo, pues si demuestras
miedo y tienes pensamientos negativos se despierta la fiereza de este espanto.

Además de eso debes tener en la mente pensamientos sobre buena fortuna, tesoros, etc. Para que
te guie hasta tesoros y fortunas.

LA MANO PELUDA
EL AGARRE DEL MAL

Ay de ti chiquillo si no entraste al baño antes de ir a dormir, será mejor que ruegues para que la
noche pase rápido porque si se te ocurre abandonar tu cama para desocupar tu vejiga, seguramente
no podrás volver a ella.

No causa terror si se tratase de un extraño monstruo o una figura bestial, no lleva cuernos, cola ni
lanza fuego pero su elemental figura horripilante hace que todo aquel que se la encuentre a su paso
desee no haber nacido, es la mano peluda, esa que cuando la encuentras camino al baño, en la
penumbra de la madrugada, desmiente que solo es una leyenda porque te hará vivir el infierno en la
tierra.

Varios chicos han visto un puño de terror debajo de su cama, pues al buscar sus pantuflas, estas han
cambiado de lugar y al agacharse para tomarlas bajo las tablas, sus propios ojos no pueden dar
crédito a lo que ven y sus cuerpos simplemente quedan petrificados por el horror que esa cosa sin
nombre que los ataca inmisericordemente causa, no con la intención de asustarlos para que vuelvan
a la cama sino para acabar con sus jóvenes existencias.

Lo que originalmente era una advertencia de los padres para que sus hijos no se fuesen a dormir sin
entrar al baño, se convirtió en relatos de niños y progenitores aterrados por la presencia cada vez
más frecuente de una mano del doble del tamaño normal de la de un adulto, cubierta de pelos de
alguna extraña fiera, con uñas largas, afiladas y horrendas pero humana, sí, muy humana.

Inicialmente se escondía bajo las camas pero se le ha visto en grandes ventanales, resguardando tras
las puertas e incluso en los baños, por eso muchas veces esa mano deja a su paso un rastro de agua;
cuando la mano aprieta, hace sentir un hielo mortal que al imprimirle una fuerza sobrenatural puede
sumergir lo que agarra en una lava de volcán infernal.

varios niños desaparecieron luego de que la mano peluda los atrapó, chicos insolentes que
desafiaron la autoridad y ahora derivan en el limbo; otros pocos a los que la mano apretó, lograron
zafarse con una dificultad teñida de sangre, sus extremidades fueron lisiadas seriamente y marcadas
con una impronta del más allá.

Dicen que la mano peluda gusta de los lugares cercanos al desierto de La Candelaria en el
departamento de Boyacá, muy cerca de Ráquira y Villa de Leyva, varios conventos de la zona se
encuentran como sus escondites predilectos y cuando hiere a un niño, se debe tratar igual que un
ataque de feroz serpiente, si no se atiende pronto puede cegar la vida de su infante víctima.

Hoy o mejor, esta misma noche, muchos chiquillos pedirán a sus hermanos mayores compañía para
ir al baño, ese lugar al que rebeldemente renunciaron antes de ir bajo las cobijas y cuyo acto es
motivo de profundo arrepentimiento. Muchos niños han presentado problemas renales debido a
que han preferidos soportar horas y horas con sus tripas a punto de estallar que tener que ir a un
pequeño viaje de unos cuantos pasos pero con una agonía larga como camino al infierno.

Leyenda de la Mancarita

Cuenta la leyenda que la Mancarita o la chismosa de los campesinos; es un espectro que vive en los
bosques y suele aparecerse en las veredas y zonas selváticas de la región andina de Colombia.

La leyenda cuenta que la Mancarita es una mujer de aspecto salvaje que vive en las profundidades
de los bosques y selvas, le gusta comer frutos y raíces; sus pies están al revés y en medio de su
pecho tiene un solo seno; su abundante y desgreñada cabellera cubre la mayor parte de su cuerpo.

Muchos afirman que la Mancarita es un espanto inofensivo y hasta tímido, que le teme a la
presencia humana, pero muchos campesinos suelen diferir de esta opinión y dicen que la Mancarita
suele robar los bebes en medio de la noche con el fin de devorarlos y que cuando ve a hombres
solos en medio del bosque los hechiza con el mismo fin.
Se dice que este ser es una especie de deidad chismosa de los campesinos, que tiene la capacidad de
acrecentar las discordias entre las personas, a través de chismes, cuentos y malos entendidos.

Versiones de la leyenda de la Mancarita

Una primera versión cuenta que la Mancarita fue en vida una mujer llamada Rita, se destacaba
porque tenía un problema en los pies que le impedía caminar correctamente y porque amaba armar
chismes y crear discordias entre las personas.

Por esa razón la gente del pueblo la abandono, ignoraban por completo su presencia y evitaban a
toda costa tener trato con ella, debido a esto la mujer se internó en el bosque, y descuido por
completo su apariencia dejando que sus uñas crecieran sin control, al igual que su cabello que
estaba todo desarreglado y enmarañado; se alimentaba de lo que el mismo bosque le proveía y cada
vez adquiría una apariencia más y más salvaje; cada vez que escuchaba a una persona acercarse salía
huyendo a esconderse; desde ese momento quedo convertida en el espanto que hoy se le conoce,
se dice que en las noches sus alaridos lúgubres y tristes se escuchan al interior de los bosques.

En otra versión se cuenta que la Mancarita más que un ser salvaje es un espíritu divino, que ama el
silencio, la tranquilidad del bosque y estar rodeaba de plantas y la naturaleza en general; a este ser
le gusta imitar a las voces de los humanos cuando se internan al bosque y cada vez que escucha sus
conversaciones repite la última palabra que estos mencionan (el eco), por ello muchos campesinos
solían internarse al bosque para gritar sus conversaciones y escuchar como esta repetía sus palabras;
también se dice que en ocasiones imita la voz de un niño o bebe llorando, haciendo que
campesinos(as) incautos se internen al bosque intentando ayudarlo y cuando lo hacen estos
desaparecen para siempre.

En esta versión se describe a la Mancarita como una mujer bella, que al igual que la otra versión
tiene un solo seno en medio del pecho y su cuerpo está cubierto apenas por un velo azul
trasparente; cuando la Mancarita está enojada vuela subida en el cóndor de los andes y se sube
sobre una nube y desde allí lanza con potentes rayos inundaciones y desastres naturales; cuando la
tormenta acaba la Mancarita lanza de su pecho una savia que revitaliza los bosques y plantíos,
haciendo que estos reverdezcan, florezcan y tengan abundantes cosechas.

¿Cómo se originó la leyenda de la Mancarita?

No se tiene una total claridad sobre el origen de la leyenda o Mito de la Mancarita, se cree que este
puede estar relacionado con el carácter aleccionador que muchas leyendas poseen, ya que muchas
tienen su origen en dar una enseñanza o crear una advertencia frente a un mal acto, en este caso la
leyenda habría surgido para advertir a la gente de lo malo que es crear chismes.

¿Qué apariencia tiene la Mancarita?

La Mancarita o Manca Rita como también se le conoce es descrita mayormente como una mujer de
aspecto muy salvaje, con una cabellera muy abundante que cubre gran parte de su cuerpo, con uñas
largas, con los pies al revés y con un solo seno en medio del pecho.

En algunas versiones se dice que tiene un rostro bello y que su cuerpo en vez de estar tapado por su
larga cabellera esta vestido con un traje azul trasparente parecido a un velo que deja ver su
desnudes.

¿Dónde aparece la Mancarita?

Este espanto es propio de las áreas rurales de Santander, Norte de Santander, Boyacá y
Cundinamarca en Colombia.
En República Dominicana existe la leyenda de la Ciguapa o Siguapa el cual es un espectro con
características muy parecidas a la Mancarita.

¿Cómo protegerse la Mancarita?

En algunas versiones de la leyenda se dice que la Mancarita les teme a los perros y a las personas,
tanto así que con solo verlos sale huyendo.

LAS BRUJAS

En los cacaotales y florestas de mandrágora y crepúsculo, aparecen las brujas. Adivinadoras del
destino, expertas en la lujuria y el brebaje, han entregado el alma al diablo. Bellas como el viento y el
relámpago, su deseo mayor consiste en entregarse a las delicias del espacio bajo los vértigos de la
hierbamora y el vuelo nocturno

Amigas de las hienas, y los venenos de la cicuta, las brujas aman los aquelarres. Bajo las ceibas, cerca
de los lagos y entre las estridencias de los grillos y las bestias nocturnas; allí coronadas de delirio y de
tatuajes de blasfemia bailan y cantan hasta el fin de la noche. Se entregan a los demonios, sacrifican
niños en rituales de magia negra y en sesiones de alcohol y juego preparan nuevos bebedizos,
nuevas posibilidades de perdición y encantamiento. Con el alba huyen, tal vez convertidas en pájaro
o mariposa. Huyen porque con la luz pierden el poder de hechiceras y su habilidad de cabalgadoras
de las escobas y el mal.

Vampiras de los niños y perseguidoras de los hombres, las brujas son seres que sólo se aplacan con
la flor de ruda o de amapola. Temerosos de su aparición, algunos la llevan entre los bolsillos o la
colocan en la almohada y las entradas de las casas. Saben que así ahuyentan el maleficio y el vuelo
del pájaro gigantesco.

DON ANTON GARCIA DE BONILLA: EL “JINETE FANTASMA”

La leyenda de Anton García

Se dice que en Ocaña (Norte de Santander), Colombia, había un caballero llamado Antón García de
Bonilla, que era dueño de haciendas y muchos esclavos. Le gustaban mucho los caballos y todas las
noches se oía merodear al negro potro de don Antón en las calles oscuras de Ocaña. Cuentan que un
día sus hijas y sobrinas se enfermaron y él le hizo una promesa a Santa Rita de Casia, la patrona de
los imposibles, por la salud de sus amadas. Como resultado de la promesa, las muchachas sanaron,
pero el alcalde olvidó aquella afanosa promesa.

Cuando llegó el día de su muerte, San Pedro le ordenó a don Antón ir todas las noches a visitar el
santuario de Santa Rita, hasta la consumación de los siglos. Por eso dicen las personas, que por las
noches en Ocaña se ve un caballo negro con sombrero sobre una mula negra, que asusta a los
serenateros. Dice la gente que alguna vez han visto su calavera con un cigarrillo encendido,
causando espanto y pavor. Tanto era el terror que causaba, que sus familiares quitaron el retrato de
don Antón que se encontraba en la capilla y lo quemaron.

Conoce la LEYENDA de las bolas de fuego ¿Qué son?

De acuerdo con leyendas urbanas las inexplicables bolas de fuego que muchas personas han visto
saltar de cerro en cerro y moverse rápidamente son nada más y nada menos que brujas

Seguramente has escuchado la leyenda de “las bolas de fuego” o incluso has sido testigo de este tipo
de fenómenos paranormales, los cuales se aprecian regularmente en los cerros en diversas partes de
nuestro país, pero, te has preguntado ¿qué son?.
De acuerdo con leyendas urbanas las inexplicables bolas de fuego que muchas personas han visto
saltar de cerro en cerro y moverse rápidamente son nada más y nada menos que brujas.

Sí, así como lo lees de acuerdo con las leyendas las brujas se convierten en bolas de fuego para
trasladarse rápidamente de un lugar a otro, por eso a continuación te contaremos esta leyenda.

La leyenda de las bolas de fuego

Se dice que alrededor de los años 50’s y 60’s cuando la enorme CDMX aún contaba con algunos ríos,
alfalfares, y llanos en donde los niños de aquel entonces solían salir a jugar.

Las brujas se transformaban en bolas de fuego que saltaban cruzando los cerros en búsqueda de su
próxima víctima, las cuales eran regularmente: hombres borrachos que caminaban por los montes
después de la parranda, algún viajero extraviado,la sangre de niños recién nacidos.

Y es que cuentan que una vez una mujer escuchó llorar a su pequeño hijo desesperadamente, por lo
que fue a llevarle un biberón con leche pues pensaba que podría tener hambre, pero, al llegar a la
cuna de su hijo sorprendentemente vio a una bruja intentando chupar la sangre de aquel bebé.

Pero aterrada la mujer corrió rápidamente por un crucifijo y al ponerlo frente a la bruja, ésta salió
rápidamente por la venta de aquella casa pero no lo hizo corriendo o caminando, sino que antes de
salir se convirtió en una bola de fuego y voló rápidamente, perdiéndose así entre la oscura noche.

Otras versiones

Sin embargo, otras personas aseguran que la transformación de estas brujas era mucho más
complejo pues al reunirse en una fogata, las mujeres hacían un rito satánico en donde podían
desprenderse de sus cuatro extremidades.

Una vez que desprendían sus brazos y piernas, las brujas las colocaban cerca de aquella hoguera
para que se mantuviera calientes, luego se ponían alas y patas de aves de corral, especialmente un
guajolote, después su boca la transformaban en un pico con una larga y muy delgada lengua con la
que podían succionar la sangre de su víctima.

Una vez que ya estaban listas para salir a buscar a su presa, las brujas se iban a lo más alto de un
cerro y de ahí saltaban y una vez en el aire se prendían en llamas para poder moverse con la
seguridad de que ningún poblador podría ver su cara.

La Turumama

La Turumama antes de empezar a regar su llanto por los caminos, había sido una mujer como
cualquiera, sólo que algún maleficio hubo de perseguirla desde su niñez cuando corría y cantaba por
los montes y no hacía más que arrancar las flores de los calabazos y de las higueras.

Historia

Cuando creció no se despegó de aquellas costumbres, hacía caso omiso de las súplicas de su madre
cuando le pedía insistentemente que no se alejara de su choza, que le ayudara a desgranar las
mazorcas de maíz, a hilar la lana o a cocinar. Y sucedió que uno de esos días en que ella se dedicaba
a vagar, habiéndose sentado en un peñasco, se le presentó el Arco Iris y encontrándose sola, la
preño. Quedó embarazada de aquel endriago sobrenatural. A los pocos días comenzó a sentir
fuertes dolores, a veces le parecía que se le desgarraban las entrañas y que se moría de un rato para
otro.

Transcurrió el tiempo y la joven muchacha tuvo que prepararse para dar a luz. Se fue al río solitaria
como hacía desde tiempos inmemoriales las mujeres indias, ellas no necesitaban el agua para lavar
la criatura que parían. Cuando estuvo allí, con su cuerpo completamente empapado de sudor y
encogido como si llevara un gran peso a horcajadas, como si fuera a reventar y a dejar salir de ella
un espanto, se recostó constreñida, pujaba, se encogía y más pujaba soltando gritos desabridos. La
mujer con los dolores tan intensos que sentía, apenas alcanzó a sacar al niño de su vientre, apenas
pudo hacer esto antes de desmayarse, la criatura se aflojó de sus manos y cayó en la corriente del
río que se lo llevó en su caudal. Cuando la parturienta se recobró lo primero que hizo fue clamar
desesperada por su criatura. Desde entonces comenzó a buscar a su hijo por todos los riachuelos,
ríos y montes que había andado y por todos los lugares se empezó a escuchar su llanto y sus
quejidos profundos. Pero además de la pena a que había estado destinada la «Turumama» sufrió
una horrible transformación; conforme buscaba a su hijo, su cuerpo enflaquece, sus manos se
tornaban largas y huesudas, sus cabellos eran una completa maraña y lo que es más, sus senos se
alargaron extremadamente, tanto que para poder caminar tiene que tirar de ellos hacia los
hombros, pero éstos siempre se le vuelven a caer. Su cara siempre aparece enlodada y revuelta con
ceniza. Muchos de los que la han visto, han oído con voz lastimera dice: «Ay…Ayyyy…dónde lo
hallaré…dónde lo encontraré…». La turumama está destinada a vagar por los caminos en búsqueda
del recién nacido que perdió. Frecuentemente visita los ranchos, cuando ésto ocurre las gentes
esconden a sus hijos porque ella puede robarles alguno pensando que es el suyo. Siempre llega
llorando y gimiendo sordamente; cuando en sus visitas encuentra un fogón, se lleva a la boca los
carbones encendidos que son su alimento, así descansa para continuar en la búsqueda eterna, en la
interminable llamada del hijo que se llevó el río.

Leyenda de La viuda

Este relato es propio de Nariño, Colombia. La viuda es una mujer de unos 60 años vestida de negro,
con mantilla verde, que es vista penando por las calles; camina rápidamente. Los pobladores dicen
que cuando la ven advierten que algo malo va a pasar. Esta viuda, suele perseguir a los borrachos o
llevarlos hasta el cementerio para asustarlos ya estando allí. Es el alma en pena de una mujer o de
una bruja.

Se dice que la mujer sufrió una decepción amorosa, por ello decidió vengarse de todo hombre. Fue
así como, producto del odio eterno que desarrolló hacia los hombres antes de morir hizo un pacto
con el diablo para seguir con su venganza. Los hombres aseguran que se la pasa deambulando por
los caminos del campo en las noches. Los que la han visto aseguran que tiene una fuerte energía y
está vestida de negro por completo. De lejos no se le ve el rostro, solo hasta que está cerca de su
víctima. Cuando los hombres van en caballo logra que estos animales se detengan sin explicación. Se
dice que guía al caballo al precipicio más cercano y usualmente se encuentra el cuerpo sin vida del
hombre y el caballo.

En ocasiones se comporta de manera seductora con sus víctimas a quienes encuentra a altas horas
de la noche en los pueblos. Logra atrapar a los hombres y luego los conduce a las afueras del pueblo,
consuman su relación y se desaparece. Al día siguiente el hombre se encuentra en una especie de
aturdimiento, como si estuviera borracho, y también con el cuerpo rasguñado y las ropas descosidas.

Leyenda de La mula herrada

El relato de la mula herrada proviene de la ciudad de Bogotá, Colombia. Cuenta que en horas de la
noche usualmente se oye como si alguien estuviera galopando una mula. Pero, la sorpresa es que las
personas que la han visto la encuentran sin jinete, pero ensillada. La mula va tan desenfrenada que
provoca chispas cuando sus herraduras rozan con las calles empedradas.

Esta mula encuentra relación con don Álvaro Sánchez, un hombre que se empecino en el juego de
cartas y dados hasta el punto de perder toda su fortuna. Usualmente era visto en las casas de juegos
del emblemático barrio capitalino llamado Las Nieves. A este lugar llegaba con su mula parda y
siempre la dejaba amarrada mientras pasaba horas seguidas apostando y divirtiéndose. Tiempo
después, empezó a llegar a pies a la casa de juego y dejar la mula en casa. Pero, ella siempre llegaba
a la casa de juego a la medianoche.
Don Álvaro murió y la mula desconcertada seguía asistiendo a la medianoche para buscar a su amo,
sin tener suerte. Dos meses después, la mula murió, pero su espíritu continúa deambulando a la
medianoche por las calles empedradas generando pánico en los habitantes.

El Bracamonte.

Es una de la leyendas mas oscuras de nuestro país, se han escuchado sus gritos pero nunca nadie la
ha visto; Los bramidos son tan terrorificos que el ganado huye a detrás de las casas o peones para
ocultarse y hasta algunos animales convulsionan al escucharla.

Se dice que la Bracamonte le tiene miedo a las calaberas de Vaca, muchos ponen una en sus casas
para que no aparezca, esta leyenda se conoce en la Costa Atlántica colombiana.

Leyenda o Mito Juan Machete

La Leyenda de Juan Machete, es un relato de la tradición oral de los llanos orientales colombianos;
es representada como la historia de Juan Francisco Ortiz, un hombre cuya ambición lo llevó a pactar
con el demonio, su alma y la de su familia a cambio de riquezas; desde luego, como todos los pactos
con el maligno, resulto mal.

¿Cuál es la leyenda de Juan Machete?

Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo vivió un hombre muy ambicioso cuyo nombre era Juan
Francisco Ortiz; la gente lo llamaba Juan Machete, porque siempre llevaba al cinto un largo machete
que mandó hacer de acuerdo a su estatura y por su habilidad para manejarlo.

Juan Machete quería ser el hombre más poderoso de toda la región, por lo que hizo un pacto con el
diablo en el cual le entregaba su alma, así como la de su mujer e hijos, a cambio de mucho dinero,
ganado y tierras.

El diablo le dijo a Juan que agarrara un sapo y una gallina, a los cuales debería coserle los ojos y
enterrarlos vivos un Viernes Santo a las doce de la noche, en un lugar apartado, luego debería
invocar el alma y el corazón. Juan cumplió con lo encomendado y después de invocarlo tres veces
(Satanas, Satanas, Satanas), el maligno apareció diciendo: “El pacto está hecho, hasta el día que yo lo
decida”.

A juan machete le llego una racha de buena suerte increíble, sus negocios prosperaban, sus tierras
se volvieron muy fértiles, el ganado ni hablar, las vacas parían de a dos terneros y su fortuna crecía
aceleradamente.

Unas noches, cuando está se partía en dos, un imponente bramido de un padrote (Macho
reproductor) estremeció la pradera “Muuuuuuu”. Juan se levantó, pero nada extraño pudo ver.

A la madrugada siguiente se levantó temprano, y al ensillar su caballo divisó un imponente toro


negro, con los cuatro cascos y los dos cachos blancos. Pasó este hecho desapercibido y se fue a
trabajar como de costumbre.

En la tarde regresó de la faena y observó que el toro todavía se encontraba merodeando la casa.
Pensó "será de algún vecino", trató de sacarlo de su territorio, pero esto no fue posible porque
ningún rejo aguanto.

Un día recorría juan sus propiedades cuando un chivo le hablo: “Escucha esto Juan Machete, a tu
hacienda llegaran unos trabajadores; contrátalos porque ellos te serán fieles servidores. Irán al
mando de un hombre que llamarás Constantinoplo y lo bautizarás rezando un credo al revés, tus
riquezas se duplicaran y no habrá hombre más rico en toda la región".
Y así lo hizo juan machete, bautizó a Constantinoplo y sus hombres se encargaron de todo, para
convertirlo en el hombre más rico de la región, pero también, en el terrateniente más tirano y
despiadado, abarcando las tierras los demás y sacándolos de sus cercanías.

Un día, Juan machete empezó a sentir miedo, presentía que se acercaba el momento en que debía
pagar su deuda con el rey de las tinieblas. Pero como no hay plazo que no se cumpla, ni deuda que
no se pague; todo lo que creció como espuma, se fue disolviendo, y vino la sequía trayendo la
muerte de todos sus animales, mientras que el Toro negro permanecía.

Los trabajadores del diablo y su familia también lo abandonaron, adentrándose en la profundidad


del bosque. Su casa resulto destruida por un voraz incendio, y con ella la mayoría de sus riquezas. Su
cabalgadura y el toro negro fueron los únicos testigos.

Después de quedar sólo, su ambición lo llevo a recoger en cofres el resto de tesoros que le
quedaban, paso seguido se internó en el bosque y escondió todas sus riquezas en una cueva
subterránea. Arrepentido del pacto que hizo, desapareció en las entrañas de la selva, luego de un
tiempo murió y fue a pagar su deuda con el maligno.

Cuenta la leyenda que el mezquino volvió en ánima de Juan Machete y deambula en las tierras de la
macarena, impidiendo que se desentierre sus tesoros, asustando y sacando a planazos a todo el que
intente acercarse.

Y Así queda claro el mensaje “Con el Diablo, No se Negocia”.

Leyenda o Mito de la Diosa Mirthayú y el Gigante Matambo

La leyenda o mito de Mirthayú y Matambo, es un relato muy arraigado en la tradición oral indígena.
Mirthayú es comúnmente representada como la hija de una diosa que fue entregada a los Taironas
para su protección. Matambo por su parte, es un gigante que solía acosar a los Indígenas Michúes.
Este Mito narra la historia de amor de este par de personajes y su trágico final.

¿Cuál es la Leyenda de la Diosa Mirthayú y el Gigante Matambo?

Cuenta la Leyenda que hace muchísimos años el Cacique Tairón, vecino de los Michúes tenía como
rutina ofrecer un sacrificio a los dioses.

En una ocasión mientras se realizaba la ofrenda, apareció de repente una nube que esparcía rayos
de mil colores. Entre más se acercaba, era más fácil distinguir que en su interior iba una mujer muy
hermosa. Tairón y su tribu cayeron de rodillas, lanzando exclamaciones y gritos de alegría, pues
creyeron que llegaba a ellos el dios a quien le estaban ofreciendo el sacrificio.

La dicha aumentó cuando la deslumbrante dama le entregó a Tairón y a su tribu una tierna niña y las
instrucciones precisas para criarla y forjar su futuro. Los Taironas dedicaron toda su atención y
esmero a la crianza de esta hermosa criatura y por nombre le pusieron Mirthayú y la eligieron como
su única reina.

Mirthayú se convirtió en la adoración de los Michúes por su belleza, personalidad y el amor que
manifestaba hacia su tribu. Pero un día llegó un gigante llamado Matambo, que se encargó de
sembrar el terror en la tribu de los Taironas. Ellos, ante aquella amenaza, recurrieron presurosos a
su reina y le suplicaron que interviniera ante el inminente peligro.

Mirthayú se enfrento al gigante y éste al verla quedo hipnotizado por su belleza. Entonces, inclinó
reverente su cabeza ante la reina y le pidió disculpas por el atropello que estaba cometiendo contra
los suyos. Así todo volvió a quedar en paz armonía.
Entre Mirthayú y Matambo nació una amistad que después se convirtió en amor. Juntos resolvieron
viajar al macizo colombiano, guiados por el hilo brillante formado por las aguas del rió Guacacalló,
hasta llegar a su nacimiento. Al regresar, el gigante tuvo que enfrentarse a la tribu de los valientes
Michúes, quienes se opusieron a que Matambo cruzara por sus predios.

Para evitar que algo le pasara a su amada, Matambo le pidió que se alejara hacia los cerros del
oriente para que desde allí observara su triunfo o su derrota. Sin embargo, desde lejos, Mirthayú vio
como miles de Michúes atacaban a su amado. La pelea terminó cuando el gigante cayó
estruendosamente al suelo. Mirthayú desesperada intentó prestarle ayuda y le pidió apoyo a su jefe
Tairón, pero todo fue en vano.

Mirthayú desfalleciente y de rodillas pidió protección a Tairón y a sus dioses y cuando menos lo
esperaba se aproximó una nube de colores de la que descendió su madre. Ésta la tomó entre sus
brazos, limpió sus lágrimas y la acompañó en su llanto. Pero Mirthayú se desplomó sobre el suelo y
murió.

Leyenda de la Diosa Mirthayú y el Gigante Matambo

La reina recurrió a los hechiceros para que le devolvieran la vida a su amada hija, pero ellos nada
pudieron hacer. Recorrió los senderos en busca de auxilio y arrancó su rubia cabellera, el viento se la
arrebató de las manos y la esparció por la zona cercana dando origen a los farallones y altares que
hoy se observan al llegar al municipio de Gigante, en el Huila.

La reina pronto entregó su alma al creador del universo. La cabeza de Mithayú quedó hacia el
oriente, los pies sobre el río Guacacallo, la mirada prolongada al infinito y los senos desnudos y
desafiantes, como dos pirámides enfrentadas al sol.

Hoy, después de muchos años, Mirthayú y Matambo están convertidos en dos enormes rocas
encantadas, visibles desde la carretera central del Huila. Ella con sus atractivos "senos de reina" y él
con la perfección de su perfil, ambos mirando hacia el cielo.

Leyenda o Mito Madre Vieja

En Colombia una madrevieja es un tipo de humedal o laguna, que está separado (pero no
necesariamente aislado) del río que le dio origen. El serpentear de los ríos ocasiona que en algunas
ocasiones las curvas del cauce queden bloqueadas temporalmente, formando pequeñas lagunas o
humedales. Por sus condiciones biogeográficas, las madreviejas comprenden ecosistemas complejos
con una ecología muy frágil

La leyenda de La Madre vieja, es un relato muy arraigado en la tradición oral campesina del
departamento de Arauca, Colombia. La Madre vieja es comúnmente representada como una
descomunal serpiente de 7 cabezas que habita el humedal o Madrevieja situada en el municipio de
Arauca, Arauca.

¿Cuál es la leyenda de la Madre Vieja?

Cuenta la leyenda, que en épocas no muy lejanas se habla en Arauca de la existencia de una
serpiente de siete cabezas; según la tradición, esta monstruosa culebra tenía las cabezas en la madre
vieja, que es una laguna o humedal con vegetales y desechos en estado de descomposición, donde
las babillas y otros acuáticos son mudos personajes de los grandes misterios que han tenido lugar en
ella. Mientras que la punta de la cola se encuentra justamente debajo del altar de la iglesia de Santa
Bárbara.

Cuenta también la tradición primitivo-popular de Arauca que en el preciso momento que la


serpiente se remueva invirtiendo su posición, es decir, cuando su enorme cabeza ocupe el lugar que
tenía la cola, se produce el hundimiento de la Iglesia de Santa Bárbara de Arauca. Para sacar la
serpiente, hay que tirarle un Viernes Santo un ramal de anzuelos con siete niños sin bautizo.
Es frecuente escuchar decir al hombre araucano, "el forastero que bebe de las aguas de la madre
vieja se queda para siempre en Arauca”. Tiene como razón destacar lo acogedora que es la tierra y la
gente Araucana.

Leyenda o Mito Los Duendes

Los duendes son criaturas mitológicas fantásticas de forma humanoide pero del tamaño de un niño
pequeño que están presentes en el folclore de muchas culturas. La etimología de su nombre
proviene de la expresión "duen de casa" o "dueño de casa", por el carácter entrometido de los
duendes al "apoderarse" de los hogares y encantarlos.

En Colombia como en el resto de países, las leyendas de estos terribles personajes son
innumerables, generalmente los duendes son descritos como espíritus traviesos que se encargan de
atormentar a las personas de cualquier edad, especialmente a las muchachas.

En algunos casos las picardías no pasan de cambiar las cosas de su lugar o esconderlas; de revolcar lo
que se halla bien colocado y traer noticias; en otros casos son perversos. Cuando se la dedican a una
persona o a una familia entera, van todas las noches a tirar piedras o terrones en una forma
exagerada, que parece un torrencial aguacero de balasto.

A las jovencitas que tienen novio y cuando éste llega de visita, las fastidian con órdenes o secretos
malignos al oído, que hacen que el pobre joven se indigne y termine el noviazgo. Si no está presente
el muchacho o pretendiente, las perturban en la casa con órdenes y consejos, hasta que logran que
no se realice el matrimonio.

Durante el sueño, los duendes les ocasionan pesadillas, las llaman a un lugar conocido, hasta que las
tornan sonámbulas. Así han encontrado varias vagando lejos de su residencia; van o vienen por
determinado sitio sin darse cuenta ellas de tal acto, hasta que algún familiar o conocido la encuentra
en estado de subconsciencia.

Son incontables los casos que se conocen, de familias y jóvenes que han tenido que emigrar a sitios
distantes para librarse de tan fastidiosa persecución. No hay ciudad o pueblo, donde no se hayan
conocido estos desastrosos acontecimientos ocasionados por los duendes.

¿Cuál es la leyenda El duende en Colombia?

En Colombia son numerosas las historias de los Duendes, todas muy distintas, pero en su mayoría
relatan acontecimientos que mortifican a las personas o familias enteras. A continuación relatamos
una de las tantas leyendas de Duendes en Colombia.

Cuenta la leyenda, que en una antigua hacienda, vivía un matrimonio con tres hijas casaderas; todas
tenían novio y con frecuencia hacían fiestas, que no eran más que simples reuniones ejemplares
donde primaban los juegos de salón o las demostraciones artísticas acompañadas de algún
instrumento.

Un sábado en que estaba revolucionada la casa con la llegada de más invitados, en la cocina se
alistaba la preparación de ricos manjares. La servidumbre se sentía impresionada porque nada de lo
que emprendían podían realizarlo. Resolvieron llamar a la patrona para advertirle que no se podía
hacer nada, porque todo resultaba mal; que parecía que los diablos estuvieran metidos allí, porque
no podían realizar el oficio que les habían asignado. La señora con las tres hijas se alarmó más,
porque a ellas, en las habitaciones interiores les sucedían cosas iguales.

Cuando la señora entró sola al salón, escuchó una voz tras de la puerta que decía: "...no se afane que
los invitados no vendrán. Hoy están de honras fúnebres...". Al escuchar esto lanzó un grito la pobre
señora, pero la voz se dejó oír de nuevo: "...no se asuste, agradézcame el aviso...".
La dama no pudo más. Llamó a sus tres hijas para contarles lo sucedido y para que le ayudaran a
pensar cómo remediaban lo acontecido. Estaban en conjeturas, cuando llegó un peón trayendo la
misma noticia que había suministrado el duende.

Apenas llegó el esposo lo puso al corriente de los misteriosos sucesos, manifestándole mudarse
inmediatamente para el pueblo.

El trasteo se efectuó en la semana siguiente y cuando la dueña estaba sola desempacando baúles y
petacas, escuchó tras de la puerta la misma voz que le decía: "...en que le puedo servir?. Sabe
usted... me vine entre los enseres del viaje...". La señora asustada le pregunto: "eres un bicho, un
alma en pena o que eres?". La respuesta no se dejó esperar: "...soy tu amigo, tu fiel compañero y
servidor...".

Así un día y otro día seguía el duende atormentando a la dama, ocasionándole un nerviosismo
desesperado. Tan pronto el esposo llegó del campo, manifestó su deseo de trasladar toda la familia
a la capital del país. El esposo algo contrariado porque este viaje le ocasionaba pérdidas en sus
negocios, ante la apremiante situación de intranquilidad y desasosiego tuvo que acceder. Vendieron
ambas posesiones y se marcharon.

Cuentan que cuando la dama está distribuyendo los muebles y demás enseres del equipaje, la voz
volvió a atormentarla en una forma tan pertinaz que ya no tuvo alientos de luchar y enfermó.

Las hijas alarmadas llamaron al cura de la parroquia para que fuera a bendecir la casa y hacer
exorcismos. Dicen que fue la única forma de librarse de los tormentos del duende.

Leyenda o Mito El Carrao

La leyenda El Carrao, es un relato basado en la tradición oral campesina de los llanos orientales de
Colombia. El carrao es representado como el alma de un hombre convertido en ave, que vuela en las
noches oscuras produciendo un canto. Esté ser pena en búsqueda de su amigo desaparecido.

¿Cuál es la Leyenda El Carrao?

Cuentan los patriarcas llaneros que hace muchos años, en las inmensas llanuras colombo-
venezolanas existieron dos hombres muy famosos por su autosuficiencia en la vida recia del hombre
sabanero; eran compañeros inseparables y conocidos plenamente por apodos o motes: a uno le
decían Carrao y al otro Mayalito.

El primero, ósea "Carrao", era un hombre de esos llaneros que nunca conocen el miedo y sienten
placer desafiando el peligro; hombre resuelto, amigo de los caminos en las noches oscuras, gran
baquiano (experto) de la llanura y extraordinario jinete, ningún caballo había logrado quitárselo de
los lomos por muy bravo que fuera, como nunca un toro bravo había logrado tocarlo con sus
cuernos.

El Carrao era feliz andando en plenas tormentas nocturnas, no le importaba que su caballo fuera
salvaje, más hombre se sentía, era tanta la confianza que se tenía que sabía que nunca se caería de
un caballo, pues sus piernas habían nacido para domar caballos fieros.

Mayalito, su inseparable compañero y amigo, por el contrario era su polo opuesto; un hombre
aplomado, juicioso y talentoso en todos sus aspectos, fiel sabedor de que con la naturaleza llanera
no se puede jugar demasiado porque es severa, claro que sin dejar eso sí, de ser un hombre de gran
coraje como todo buen llanero.

Ese era Mayalito, el que hizo un inventario de advertencias a su compañero, las cuales nunca fueron
atendidas ni obedecidas, pues la rebeldía y el coraje del Carrao constituían un patrimonio muy suyo,
del cual no era fácil olvidarse de buenas a primeras porque con esas características había nacido.
Leyenda del Carrao

Aramus guarauna - Leyenda del Carrao

Una tarde, cuando el sol palidecía y la noche comenzaba a imponer su color sobre la llanura, se
advertía en el horizonte cercano una horrible tempestad que hacía pensar que la noche iba a ser
tormentosa, se fue al mangón y amarró el caballo que estaba trochando, lo trajo al corral, lo ensilló y
le pegó la margalla, cagalerióla soga y montándose en el brioso caballo se despidió de Mayalito.
Abrió la puerta de trancas del corral y en medio de candelozos rayos se fue alejando en la oscuridad
de la sabana, esta vez... para nunca regresar.

"Mayalito", al ver que su amigo y compañero no regresó, se dio la tarea de buscarlo en todas las
noches oscuras por los distintos rumbos de las comunales sabanas, especialmente por las partes que
sabía que al "Carrao" le gustaba frecuentar.

Fueron muchas las noches que Mayalito anduvo gritando incesantemente a su compañero "Carrao",
"Carraooo", escuchando solo la respuesta producida por el eco de su voz. Una noche, Mayalito
acortaba una travesía en medio de una tormenta de rayos, a la luz de un relámpago vió que algo
brillo a los pies de su caballo, se apeó e inspeccionó el objeto, se sorprendió cuando lo identificó
pues se trataba de las zapatas del freno metálico del apero de "Carrao", las alzó y las llevó consigo.

Desde entonces puso énfasis en la búsqueda de su compañero, pensó que algo le había ocurrido y
que no estaría muy lejos de allí; continuó su tarea noche tras noche, hasta que Mayalito tampoco
regresó nunca más al hogar, se lo tragó la sabana junto con Carrao. Mayalito se convirtió en un ave
que vuela en las noches oscuras produciendo un canto: Carraoooo, carraooo.

A esta ave se le conoce en el llano con el nombre de Carrao.

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