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La RESISTENCIA es el conjunto de conductas y actitudes de rechazo u oposición de un paciente

frente al tratamiento, a algún aspecto específico de la terapia o de su encuadre o a la propia


persona del terapeuta. El término fue introducido en 1885 por Sigmund Freud en los albores
del psicoanálisis, durante sus primeros trabajos con Josef Breuer sobre la histeria.

El paciente puede manifestar sus resistencias de distintas maneras en el trabajo analítico, por
ejemplo, con silencios prolongados o la interrupción de ocurrencias en la asociación libre.

La resistencia, desde el punto de vista de la teoría psicoanalítica, es un proceso mental o


acción dirigida por el inconsciente que tiene por objeto impedir que lleguen a ser conscientes
ciertos contenidos reprimidos, los que desde el exterior (por las técnicas utilizadas en el
tratamiento) se estimulan para que broten a la conciencia, con el objetivo de acceder a una
mejor lectura de los mismos. Estas fuerzas se oponen al tratamiento porque es doloroso o
difícil ese conocimiento y el paciente «se resiste» a tomar conocimiento de algunos de sus
deseos o impulsos o recordar algunos hechos penosos o vergonzosos.

Freud tropezó con el fenómeno de la resistencia a muy corto andar en su trabajo de análisis.
De hecho, es justamente su descubrimiento lo que moviliza su técnica desde la hipnosis,
pasando por técnicas sugestivas hasta abandonar por completo toda forma de sugestión y
establecer la asociación libre como «regla fundamental». El cambio obedece principalmente a
la constatación de que los pacientes se resistían de manera muy evidente y enérgica a la
técnica sugestiva, oponiendo una suerte de «contra sugestión» o recurriendo a estrategias
menos obvias al tratamiento. Freud consideró perfectamente comprensible, por lo demás, que
la gente se resistiera a ser sugestionada.

Desde luego, los cambios en la técnica tras el abandono de la sugestión no hicieron


desaparecer las resistencias, pero cambiaron el enfoque de Freud sobre ellas y la manera de
trabajarlas: pasaron a ser objeto de la interpretación y se consideraron a partir de allí un
fenómeno que podía ser superado en el transcurso del trabajo terapéutico.

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