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0. Introducción.
¿Qué diferencia hay entre un sonido y un ruido? En primer lugar, hay que
decir que esta distinción es siempre relativa, es decir, está sujeta a un contexto
específico. Así, cuando una emisión sonora resulta irrelevante para quien la
percibe, entonces podemos hablar de ruido; cuando es relevante, en ese caso,
hablamos de sonido.
Cada lengua se caracteriza por poseer/usar/esgrimir un conjunto específico
e irrepetible de sonidos que la hacen única frente al resto de lenguas. Estar en
condiciones de percibir y emitir adecuadamente todos esos sonidos que la
conforman es el pasaporte para poder formar parte activa de la comunidad que
la practica. Por todo ello, la fonética y la fonología son dos disciplinas
esencialmente conectadas con la necesaria formación de los individuos de toda
comunidad hablante.
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Tema 2: Fonética y Fonología (Educación Primaria). Prof. Manolo Pérez Saiz
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FONOLOGÍA FONÉTICA
/a/ [a:], [æ], [ã], [ä],…
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2.2.2. Individuales.
Proporcionan información sobre un hablante determinado y no son
elegidas conscientemente. Por ejemplo, Julio Cortázar pronunciaba de una
forma muy peculiar la /r/ (similar a la /r/ francesa). La aparición de variantes
individuales puede tener varias causas como pueden ser ciertas peculiaridades
fisiológicas del aparato fonador.
Fonema /b/
Alófono oclusivo [b] Alófono fricativo [ß]
Descripción: cierre completo de los labios, Descripción: no hay un cierre total de los labios, el
el aire sale de golpe cuando se abren. aire sale progresivamente.
Contextos: Resto de contextos:
• Inicial absoluta: caber [kaßér], una bicicleta [una ßiƟicléta]
beso [beso], bicicleta [biƟicléta]
• Tras nasal: un beso [umbéso]
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(http://paginaspersonales.deusto.es/airibar/Fonetica/Apuntes/Componentes
/esquema%20art%20vocales.jpg)
En los dos primeros casos, la vocal más abierta constituye el núcleo de la sílaba
y la vocal cerrada, /i, u/, pierde parte de sus cualidades vocálicas y pasa a
realizarse, por tanto, de forma distinta a la vocal cerrada aislada: ambos
fonemas se realizan, en este contexto, respectivamente, como [j] y como [w], y
se denominan semiconsonantes: piano [pjáno], cuajada [kwaxáda].
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o Bilabial: /b, p, m/
o Labiodental: /f/
o Linguointerdental: /Ɵ/
o Linguodental: /t, d/
o Linguoalveolar (los alveolos se sitúan por detrás de los incisivos
superiores): /s, n, l, r, ɾ/
o Linguopalatal:/č, ɟ, ɲ, ʎ/
o Linguovelar (el velo del paladar es su parte posterior, blanda y
móvil): /k, g, x/
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• Acción de las cuerdas vocales: según vibren o no, como vimos, permiten
distinguir consonantes:
o Sonoras: / b, d, g, m, n, ɲ, ɟ, ʎ, l, r, ɾ/
o Sordas: /p, t, k, x, f, Ɵ, , č s/
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2) Archifonema /N/.
Como en el caso anterior, en posición silábica implosiva, las diferencias
entre las consonantes nasales quedan neutralizadas en el archifonema /N/.
3) Archifonema /R/.
Los fonemas vibrantes se oponen, siempre, en posición intervocálica: /káro/
pero /káɾo/. Sin embargo, en el resto de posiciones, ambos quedan
neutralizados puesto que en nada varía el significado de la palabra que la
lengua vibre una o más veces, algo que sí resulta pertinente entre vocales. Así:
5. La articulación de la expresión.
Si los sonidos se coarticulan de manera que es difícil establecer las
fronteras entre ellos, nada de eso ocurre entre los fonemas. Los fonemas
presentan límites claros: son unidades con un perfil nítido. Además, dado que
se diferencian fácilmente, son unidades discretas. Por eso nos permiten
desentrañar la «maraña» de la coarticulación y diferenciar unas realizaciones de
otras; esto es, aunque la señal del habla es una cadena de sonidos continua,
gracias a los fonemas, podemos fragmentarla. Al hacerlo, reconocemos los
segmentos como realizaciones de los distintos fonemas: «casamos» ciertos
framentos de la cadena hablada con ciertos fonemas y otros fragmentos con
otros fonemas distintos. De esta forma, cuando producimos un mensaje
lingüístico, se debe a la selección y combinación de un reducido número de
modelos articulatorios.
Cuando los hablantes de una lengua quieren producir un mensaje,
seleccionan del inventario de su sistema fonológico ciertos fonemas. Estos
actúan como modelos según los cuales el hablante modifica la disposición de su
tracto vocal. El plano de la expresión del mensaje en cuestión es la suma de las
realizaciones de cada uno de estos modelos. Ésta es una de las razones por la
que decimos que los mensajes verbales están articulados. Tomemos como
ejemplo 2 las siguientes palabras: mesa, pesa, pera, pasa, para, pura, paso. En
2Este ejemplo está tomado de MARÍN, MARCOS (1974): Aproximación a la gramática española.
Madrid: Cincel. pp. 74-75.
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Articulaciones
Unidades
1ª Monemas
2ª Fonemas
3ª Semas
4ª Rasgos distintivos
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sintagmáticas, que son aquéllas que se establecen entre los sintagmas que
aparecen en la cadena hablada.
En cualquier caso, todo tiene sus límites. Aunque los tres fonemas de la
palabra pata se oponen paradigmáticamente a los otros 21 de la lengua
española, un hablante no puede sustituir ninguna de las realizaciones del
fonema /a/ que aparecen en este mensaje por la realización de un fonema que
no sea vocálico. En castellano, serían inadmisibles secuencias como pbta* o patr*.
Los elementos de la misma clase o paradigma alternan entre si; los de
diferentes clases o paradigmas contrastan: un fonema vocálico alterna con un
fonema vocálico pero no, con uno consonántico. Hjemslev definió paradigma
como un conjunto de unidades alternantes. En cambio, al conjunto de unidades
co-presentes lo denominó cadena.
Un paradigma está compuesto por el conjunto de las unidades que
pueden ocupar el mismo lugar en la cadena hablada. Por ejemplo, los fonemas
se organizan en la cadena formando sílabas. En las sílabas encontramos dos
tipos de posiciones: los márgenes y los núcleos. Los fonemas se organizan en
dos grandes paradigmas, el de aquellos elementos que pueden ser núcleo y el
de los que sólo pueden ser margen. Al primero lo denominamos paradigma de
los fonemas vocálicos y al segundo, paradigma de los consonánticos.
Las cadenas establecen una especie de orden o proporción entre
componentes de dos o más paradigmas diferentes. Los componentes de una
cadena contrastan sólo en cuanto que son miembros de paradigmas diferentes.
Por eso mismo, dado que las relaciones sintagmáticas crean un orden o
proporción en la cadena hablada, estas relaciones tienden a establecer jerarquías
entre las unidades lingüísticas. Estas proporciones y jerarquías, que impone la
estructura sintagmática de la cadena, no sólo nos indican cuántos fonemas
podemos ubicar en ese segmento del mensaje, sino también su procedencia, es
decir, de qué paradigmas deben ser seleccionados y las relaciones que tendrán
entre sí.
Las relaciones sintagmáticas o contrastes implican un conjunto de reglas
combinatorias, de manera que una unidad lingüística no puede ocupar
cualquier posición dentro de la cadena hablada. En el plano de la expresión, el
conjunto de reglas que determina el orden o proporción en el que pueden
combinarse las realizaciones de los fonemas recibe el nombre de restricciones
fonotácticas. La sílaba es el resultado de las condiciones de proporción
combinatoria que imponen las restricciones fonotácticas de una lengua.
Obviamente, estas condiciones variarán de lengua a lengua. De esta
forma, cuando los japoneses tomaron como préstamo el término deportivo
inglés Sprint, lo convirtieron en supirinto: lo que era un monosílabo lo
convirtieron en un término de cuatro sílabas para poder adaptarlo a las
condiciones que imponen las restricciones fonotácticas del japonés y que son
distintas a las del inglés.
Las distintas lenguas permiten diferentes tipos de sílabas y los hablantes
nativos continúan respetando las restricciones fonotácticas propias de su lengua
cuando reciben un préstamo de otra o están empezando a aprender un segundo
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idioma. Esto explica por qué los españoles no decimos supirinto por sprint pero
sí, esprín.
La primera restricción explica que añadamos una /e/ ante la /s/ líquida
con la que empieza la palabra inglesa sprint; la segunda restricción, que las
vocales cerradas de los diptongos se conviertan en semivocálicas o
semiconsonánticas; y la tercera, que no haya en español sílabas más complejas
que la que constituye el prefijo trans-.
Por su parte, las restricciones 4 y 5 son las que hacen que hagamos las
siguientes segmentaciones de sílabas: 3
3Los ejemplos están tomados de ALARCOS, EMILIO (1994): Gramática de la lengua española.
Madrid: Espasa Calpe. pp.38-39.
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7.1. Dislalias.
Suponen un trastorno en la articulación de los fonemas por causas no
orgánicas y se caracterizan por una dificultad de pronunciar de forma correcta
determinados fonemas o grupos de fonemas de la lengua. Son las anomalías del
habla más frecuentes en la edad escolar. Presentan un pronóstico muy favorable
siempre y cuando reciban la atención temprana que merecen y su origen puede
ser una deficiencia auditiva.
La dificultad articulatoria puede afectar a cualquier fonema aunque su
mayor incidencia pueda observarse en aquellos que requieren una mayor
habilidad en su producción; según el fonema afectado, las dislalias reciben
denominaciones diferentes (la articulación defectuosa del fonema /r/ recibe el
nombre de rotacismo; la del fonema /b/, betacismo, etc.).
Para articular correctamente los fonemas, se precisa una madurez
cerebral y del aparato fonoarticulador, lo cual se consigue hacia la edad de 6
años. Por ello, hay una fase en el desarrollo del lenguaje en la que el niño no
articula o distorsiona algunos fonemas; normalmente, desaparecen con el
tiempo y nunca deben ser intervenidas antes de los 4 años.
7.2. Disglosias.
Se trata de un trastorno de la articulación de origen no neurológico
provocado por lesiones físicas o malformaciones de los órganos articulatorios
periféricos (labio leporino, frenillo, malformaciones en el paladar, etc.).
7.3. Disartrias.
Término genérico utilizado para designar al conjunto de trastornos
motores del habla caracterizado por una debilidad o incoordinación de la
respiración, fonación y articulación, así como una dificultad en el uso de los
elementos prosódicos del lenguaje. La disartria es una alteración propia de
lesiones en el sistema nervioso central y de enfermedades de los nervios o de
los músculos de la lengua, faringe y laringe, que son los responsables del habla.
Suele darse con mucha frecuencia en el caso de las parálisis cerebrales
infantiles. El disártrico, además de estas alteraciones articulatorias, presenta
dificultades para mover sus órganos bucales al realizar cualquier actividad.
Todas las alteraciones en la articulación se manifiestan mediante
omisiones (no se pronuncian los fonemas que resultan problemáticos),
sustituciones (se cambia un fonema problemático por otro más sencillo de
pronunciar), adiciones (se coloca un sonido de apoyo) o distorsiones (se
pronuncia incorrectamente el fonema) de uno o más fonemas, lo cual afecta a la
inteligibilidad del discurso.
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8.1. El acento.
Si comparamos las siguientes palabras españolas, vemos que son iguales
excepto en el hecho de que, en cada caso, una de las sílabas ha sido
pronunciada de forma distinta: término, termino, terminó.
La sílaba es la unidad acentuada. En español, el acento implica un
cambio en la intensidad de la pronunciación: un golpe de voz que diferencia la
pronunciación del núcleo de una sílaba frente al de otras. Esto significa que el
acento español incrementa la intensidad del sonido durante la ejecución de un
segmento de la cadena hablada: así, nos encontraremos con fonemas que son
realizados con una intensidad «fuerte» frente a otros que lo son con una
intensidad «débil». Así se establece un contraste de grado: unidades de
intensidad débil frente a unidades de intensidad fuerte.
La sílaba tónica es aquélla sobre la que recae el acento. Esta sílaba
contrasta con aquéllas que no reciben el acento, que llamamos átonas. De esta
forma, dentro de un grupo, el acento hace destacar una sílaba frente a otras. En
los anteriores ejemplos hemos subrayado la sílaba tónica para visualizar el
contraste fónico entre ella y las sílabas átonas.Por eso, la unidad acentuada es la
sílaba y no el fonema, porque la función del acento es destacar la pronunciación
de una sílaba frente a otras, no la de un fonema. Al conjunto de sílabas donde
contrasta una sílaba tónica lo denominamos unidad acentual, grupo fónico o
sintagma: así, cada una de las palabras del ejemplo anterior es una unidad
acentual.
Los acentos tienen dos funciones: la demarcativa y la contrastiva. El
acento nos ayuda a segmentar la cadena hablada en sintagmas o unidades
acentuales que, más o menos, vienen a coincidir con lo que entendemos por
palabra. Por ejemplo, en español, el acento cae en la última (palabra aguda u
oxítona), la penúltima (palabra llana u paroxítona) o la antepenúltima (palabra
esdrújula u proparoxítona) sílabas. Esto informa al hablante de que el final de
la palabra se acerca. Sin embargo, el hablante de español tiene cierta libertad
para colocar el acento en una sílaba u otra puede, por lo tanto utilizarlo para
contrastar los significantes de unas palabras con los de otras. Es lo que ocurre
en el ejemplo que hemos visto o en este otro: ánimo, animo, animó
8.1.1. La tilde. 5
5En esencia, este punto está extraído de VECIANA, ROBERTO (2004): La acentuación española.
Nuevo manual de las normas acentuales. Santander: Servicio de Publicaciones de la
Universidad de Cantabria.
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En caso de que las palabras cumplan estas reglas, no hace falta escribir la
tilde: el lector supondrá que, dado que no se le indica lo contrario, la palabra se
acentúa siguiendo la tendencia natural de nuestro idioma. ¿Para qué sirve la
tilde? Para indicar al lector las situaciones en las que la palabra no sigue esa
tendencia natural. Por ejemplo, camión debería pronunciarse camion, pero se
pronuncia camion. Así pues, dado que el lector debe romper la regla de
acentuación fónica, debemos indicárselo por medio de la tilde, escribiendo
camión.
La tercera regla es que, en caso de que el golpe de voz caiga sobre la
semi-consonante, [j] ó [w] de un diptongo, se escribe la tilde siempre. 6 Al recibir
el acento, estos alófonos recuperan una pronunciación claramente vocálica y el
diptongo se rompe, apareciendo un hiato. La tilde sirve para avisar al lector
que, donde podría haber semi-consonante, hay una vocal y, donde podría haber
diptongo hay un hiato.
Por último, existe una serie de palabras que se escriben igual y que, para evitar
confusiones, a una de ellas le ponemos la tilde sobre la vocal acentuada. A esto
es a lo que llamamos acentos diacríticos. Por ejemplo: A mí me gusta mi gato.
8.2. La entonación.
Cuando vamos articulando la cadena de alófonos y sílabas, ésta se ve
acompañada de una línea melódica. El mecanismo básico para crear la línea
melódica es la variación de los tonos. No nos interesan los tonos absolutos sino
el contraste entre ellos. Dependiendo de las cualidades físicas de las distintas
personas, un mismo enunciado va a pronunciarse de forma más aguda o grave,
pero eso no va transmitir significados distintos. Lo que sí cambia la
significación es el contraste entre las distintas tonalidades con las que se
pronuncian las diversas partes del enunciado. Distinguimos tres tonalidades
que contrastan entre sí: grave, media y aguda.
Al comienzo, las cuerdas vocales se ponen en tensión: el tono asciende y,
con ciertas oscilaciones, se mantiene en una línea media bastante uniforme. Al
final, en torno a la última sílaba acentuada, el tono presenta un cambio de
dirección: hacia los graves (si las cuerdas vocales se distienden) o hacia los
agudos (cuando las cuerdas se tensan). Lo verdaderamente pertinente en la
entonación es esa inflexión final: dependiendo de la entonación, cambiará la
6Este punto está extraído, esencialmente, de Pérez Saiz, Manuel (2009): El método de los relojes.
Gramática descriptiva del español. Santander: Publican.
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Véase más abajo el apartado 4).
9 HIDALGO NAVARRO, A. & MERCEDES QUILIS MERÍN. Ibid. pp.251-252.
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9. Bibliografía Básica.
GIL FERNÁNDEZ, JUANA (1988): Los sonidos del lenguaje. Madrid: Síntesis.
[Manual de fonética sencillo y asequible para los alumnos. Aborda las perspectivas
articulatoria, acústica y perceptiva]
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PÉREZ SAIZ, MANUEL (2011): Método de los relojes. Gramática descriptiva del
español. Santander: Publican, 2ª edición.
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