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EL SACERDOTE ES AMADO POR JESÚS

Segunda meditación

NATURALEZA DE LA ELECCIÓN QUE JESÚS HACE DE SUS SACERDOTES

1. Es una elección libre

Elección que no depende ni de las personas, ni de los acontecimientos, ni de las


circunstancias.

Elección que no es consecuencia forzada ni de las cualidades, ni de las aptitudes, ni de las


disposiciones del sujeto.

Es una elección anterior, atenta, divinamente independiente.

Jesús es libre en sus elecciones, como en los dones de su amor y de su misericordia1.

2. Es una elección gratuita

Elección de pura benevolencia, por el


solo efecto de la voluntad de Jesús. Jesús
ama al que desea, y llama al que quiere2.

Elección que no está de ninguna manera


subordinada a los méritos del elegido y a
su correspondencia a la gracia. El
Sacerdote es elegido antes de tener mérito o desmérito3.

Además, el Sacerdote es elegido a pesar de sus faltas, conocidas por la presencia divina;
sean dichas faltas anteriores o incluso posteriores a la Ordenación sacerdotal4.

En efecto, ¡cuántos pecadores llegan al Sacerdocio! ¡Cuántas pocas almas aportan al altar
de su primera Misa una inocencia bautismal!5

1
“Non enim est acceptio personarum apud Deum” Rom. II,11.
2
“Gratis accepistis” Mat. X,8.
3
“Nos liberavit et vocavit vocatione sua sancta, nos secundum opera nostra, sed secundum
propositum suum, et gratiam quae data est nobis in Christo Jesu ante tempora saecularia”
II Tim. I,9.
4
“In charitate perpetua dilexi te; ideo attraxi te, miserans” Jer. XXXI,3.
5
“Quis ascendet in montem Domini? Aut quis stabit in loco sancto ejus? Innocens manibus
et mundo corde” Sal. XXIII, 3-4.

Congregación de la Fraternidad
Sacerdotal
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Los pecados mismos, de los cuales el Sacerdote manchará más tarde su Sacerdocio, no
impiden a Jesús elegirlo y ungirlo con la unción santa6.

¡Lo elige! Al Sacerdote, tan honrado, a llevar las responsabilidades de su Sacerdocio, y a


comprender hasta qué punto ha sido amado.

3. Es una elección privilegiada

Jesús no confió su Sacerdocio a los ángeles, sino a los hombres que les son inferiores en
naturaleza7.

No hay en la humanidad una dignidad comparable a la del Sacerdocio, después de la


dignidad incomparable de la Maternidad divina8

Jesús no puede hacer más por una creatura, que no haya hecho por un Sacerdote. Le da el
poder de penetrar los cielos; establece su imperio sobre los demonios; se une Él mismo a su
poder sacerdotal, al cual obedece; le entrega su propio y eterno Sacerdocio9.

4. Es una elección eterna

✓ Eterna en su origen

Corresponde a los designios formales de Jesús, a una voluntad firme de toda eternidad,
pero realizada en el tiempo, en la hora marcada por su Providencia10

✓ Elección permanente, inmutable durante la vida

Jamás será modificada ni retractada, a pesar de las infidelidades del Sacerdote. El


Sacerdote culpable permanece Sacerdote, lo mismo que el Sacerdote santo11. Su
Sacerdocio la acompaña más que su sombra: lleva su sello en su alma.

6
“¡O miraculum stupendum! ¡O potestas ineffabilis! ¡O tremendum sacerdotii mysterium,
spiritale ac sanctum, venerandum et irreprehensibile: quod Christus in hunc mundum
veniens, etiam indignis impertitus est! San Cipriano., De Sacerd.
7
“Sacerdotibus datum est, ut potestatem habeant quam Deus optimus neque angelis, neque
archangelis datam ese voluit” San Juan Crisostomo. De Sacer.
8
San Augstín., Homilia II en Salmo XXXVII.
9
“¡O felix exercitium! Qui creavit me, (si fas est dicere) dedit mihi creare se; et qui creavit
me sine me, ipse creavit se mediante me” San Agustin., Homilia II en Salmo XXXVII.
10
“Elegit nos in ipso ante mundi constitutionem, in caritate” Ef. I, 4.
11
“Christus operatur in sacramentis, et per bonos tamquam per membra viventia, et per
malos tamquam per instrumenta carentia vita” S. Th., III p., q. 64, a.5, ad 2.

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✓ Elección eterna en su fin

El carácter sacerdotal es indeleble; sobrepasa los límites del tiempo, y permanece en la


eternidad; es inmortal, como el alma en la cual es impresa12. En el cielo brillará en los
elegidos, para su glorificación; en el infierno, permanecerá como una marchitez en los
réprobos13.Sea cual sea la suerte de aquel que fuera el objeto de su elección, Jesús no se
arrepentirá de haberlo elegido: “Juravit Dominus, et non poenitebit eum: Tu es Sacerdos in
aeternum” (Hbr. 7,21). ¡Palabras gloriosas para los unos, palabras terribles para los otros!

DISPOSICIONES DEL ALMA SACERDOTAL DE FRENTE A UNA ELECCIÓN


TAL

1. Admiración

A la vista de la elección misteriosa que Jesús se ha dignado hacer de ella, de la dignidad


sublime a la cual ella es elevada, y de las maravillas obradas en ella por la Ordenación.

Jesús no podía hacer más. “O altitudo divitiarum sapientiae et scientiae Dei! Quam
incomprehensibilia sunt judicia ejus, et investigabiles viae ejus! (Rom. XI, 33).

2. Humildad

Considerando su miseria y su nada, sus pocos méritos y sus


numerosas infidelidades.
¡Cuántos otros hubieran aprovechado mejor el Sacerdocio si
hubieran sido llamados!

3. Reconocimiento

Al pensamiento de las gracias innumerables que comporta una


semejante vocación: gracias de preparación, gracias de
preservación, gracias de perdón, gracias de santificación y de
salvación, gracias de ministerio y de apostolado.

Por su Sacerdocio, el Sacerdote vive en la mejor de las gracias posibles. Tiene más medios
de salvación que otros. Debe vivir en una acción de gracias continua14.

4. Amor

¿Cómo no amar a Aquel que lo ha honrado tanto, lo ha colmado tanto, lo ha amado tanto?

12
St. Th., III p., q. 50, a. 4, ad 3.
13
St. Th., III p., q. 63, a. 5, ad 3.
14
St. Th., II II, q. 106, a. 2.

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Si el amor se prueba por el don, el Sacerdote no puede ser amado más, porque Jesús lo ha
dado todo.
A su vez, el sacerdote debe amar únicamente y apasionadamente a Jesús; debe amar su
Sacerdocio que lo une tan estrechamente a Jesús y lo hace otro Cristo.

5. Fidelidad

Para responder a los designios de Jesús que lo ha hecho su Sacerdote; para honrarlo de su
Sacerdocio, por la santidad del ministerio que lo cumple cerca de las almas.

El Sacerdote no puede ser un Sacerdote según el corazón de Dios, sino siendo santo.

Eligiéndolo, Jesús lo ha destinado a la santidad; su fidelidad y su amor deber ir hasta allá 15.

EXAMEN

Jesús me ha elegido para ser su Sacerdote. Desde la eternidad pensó en mí; mi Sacerdocio
corresponde a los designios eternos. ¿He pensado bien en eso? ¿He adorado los secretos
divinos en esa elección privilegiada?

Jesús no tenía la obligación de hacerme su Sacerdote. Lo hizo porque lo deseó. ¿Lo he


comprendido bien? ¿No me atribuí una parte cualquiera de mérito en mi vocación al
Sacerdocio?

Jesús me eligió a pesar de mis faltas, que han precedido y seguido a mi Sacerdocio. ¿No he
yo vuelto contra Jesús sus misericordias por mí, creyéndome digno de mi sublime vocación,
sirviéndome de ella para enorgullecerme, olvidando mi condición de miserable y de
pecador?

Jesús, honrándome con el Sacerdocio, me ha consagrado a su Persona adorable, me ha


llenado de gracias para mí y para los otros. ¿Cómo me he comportado de frente a Él y de
frente a las almas? ¿Me considero como estando separado del mundo y no perteneciendo
sino Jesús y a las cosas de Jesús? ¿Soy muy natural y humano en mis miradas, mis
pensamientos, mis afectos, mis palabras y mis actos? ¿Es el espíritu de Jesús o el espíritu
del mundo que me anima? ¿Pongo en Jesús mis máximas, mis sentimientos, mis
intenciones, el móvil y el fin de toda mi vida?

15
“Sacerdos debet vitam habere immaculatam, ut omnes in illum veluti in aliquod exemplar
excellens intueantur. Idcirco enim nos Deus elegit, ut simus quasi luminaria, et magistri
coeterorum efficiamur, ac veluti angeli cum hominibus versemur in terris” San Juan

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Sacerdotal
www.fraternidad-
Crisostomo En 1Tim. Hom. 10.

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Jesús me ha elegido para que yo sea un santo en el tiempo y un elegido en la eternidad.
¿Viviendo como lo he hecho hasta ahora puedo esperar la santidad de mi estado y
responder plenamente a los designios de Jesús que me hizo su Sacerdote?

ORACIÓN

Oh Jesús, Tú cuyos designios son siempre adorables y cuyos dones son sin arrepentimiento,
te adoro en la elección que te has dignado hacer de mi para honrarme con la sublime
dignidad de tu Sacerdocio eterno.

No he merecido en absoluto un tal beneficio, y me abismo delante de ti a la vista de esa


misteriosa elección y ese privilegio incomparable. Desde el fondo de mi miseria yo
reconozco tu bondad infinita, te bendigo por haber dirigido tus miradas sobre mí y haberme
llamado a hacerme tu Sacerdote.

Me has elegido para ti, oh Jesús: te pertenezco todo entero, tú eres la parte de mi heredad;
haz que yo no busque jamás otra cosa y que sea para siempre un Sacerdote según tu
corazón.

Amén.

Práctica: Recordarme a menudo, o en medio de mis ocupaciones habituales, que soy el


elegido y el consagrado de Jesús, y conducirme como tal.

Oración jaculatoria: Oh María, bendice conmigo al Señor que miró la bajeza de su


servidor.

Tomado de:
Retiros Sacerdotales: JESÚS Y EL SACERDOTE
Primera parte, Tomo 1.
Autor: M.E. de la Croix
París MAISON DU BON-PASTEUR
Tercera edición 1919.

Traducido por:
Pbro. Guillermo Javier Álvarez Rojas
Religioso de la Congregación de la Fraternidad Sacerdotal
Bogotá, septiembre
Congregación de la Fraternidad
Sacerdotal
www.fraternidad-
Segunda meditación

NATURALEZA DE LA ELECCIÓN QUE JESÚS HACE DE SUS SACERDOTES

1. Es una elección libre

Elección que no depende ni de las personas, ni de los acontecimientos, ni de las


circunstancias.

Elección que no es consecuencia forzada ni de las cualidades, ni de las aptitudes, ni de las


disposiciones del sujeto.

Es una elección anterior, atenta, divinamente independiente.

Jesús es libre en sus elecciones, como en los dones de su amor y de su misericordia1.

2. Es una elección gratuita

Elección de pura benevolencia, por el


solo efecto de la voluntad de Jesús. Jesús
ama al que desea, y llama al que quiere2.

Elección que no está de ninguna manera


subordinada a los méritos del elegido y a
su correspondencia a la gracia. El
Sacerdote es elegido antes de tener mérito o desmérito3.

Además, el Sacerdote es elegido a pesar de sus faltas, conocidas por la presencia divina;
sean dichas faltas anteriores o incluso posteriores a la Ordenación sacerdotal4.

En efecto, ¡cuántos pecadores llegan al Sacerdocio! ¡Cuántas pocas almas aportan al altar
de su primera Misa una inocencia bautismal!5

1
“Non enim est acceptio personarum apud Deum” Rom. II,11.
2
“Gratis accepistis” Mat. X,8.
3
“Nos liberavit et vocavit vocatione sua sancta, nos secundum opera nostra, sed secundum
propositum suum, et gratiam quae data est nobis in Christo Jesu ante tempora saecularia”
II Tim. I,9.
4
“In charitate perpetua dilexi te; ideo attraxi te, miserans” Jer. XXXI,3.
5
“Quis ascendet in montem Domini? Aut quis stabit in loco sancto ejus? Innocens manibus
et mundo corde” Sal. XXIII, 3-4.

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Los pecados mismos, de los cuales el Sacerdote manchará más tarde su Sacerdocio, no
impiden a Jesús elegirlo y ungirlo con la unción santa6.

¡Lo elige! Al Sacerdote, tan honrado, a llevar las responsabilidades de su Sacerdocio, y a


comprender hasta qué punto ha sido amado.

3. Es una elección privilegiada

Jesús no confió su Sacerdocio a los ángeles, sino a los hombres que les son inferiores en
naturaleza7.

No hay en la humanidad una dignidad comparable a la del Sacerdocio, después de la


dignidad incomparable de la Maternidad divina8

Jesús no puede hacer más por una creatura, que no haya hecho por un Sacerdote. Le da el
poder de penetrar los cielos; establece su imperio sobre los demonios; se une Él mismo a su
poder sacerdotal, al cual obedece; le entrega su propio y eterno Sacerdocio9.

4. Es una elección eterna

✓ Eterna en su origen

Corresponde a los designios formales de Jesús, a una voluntad firme de toda eternidad,
pero realizada en el tiempo, en la hora marcada por su Providencia10

✓ Elección permanente, inmutable durante la vida

Jamás será modificada ni retractada, a pesar de las infidelidades del Sacerdote. El


Sacerdote culpable permanece Sacerdote, lo mismo que el Sacerdote santo11. Su
Sacerdocio la acompaña más que su sombra: lleva su sello en su alma.

6
“¡O miraculum stupendum! ¡O potestas ineffabilis! ¡O tremendum sacerdotii mysterium,
spiritale ac sanctum, venerandum et irreprehensibile: quod Christus in hunc mundum
veniens, etiam indignis impertitus est! San Cipriano., De Sacerd.
7
“Sacerdotibus datum est, ut potestatem habeant quam Deus optimus neque angelis, neque
archangelis datam ese voluit” San Juan Crisostomo. De Sacer.
8
San Augstín., Homilia II en Salmo XXXVII.
9
“¡O felix exercitium! Qui creavit me, (si fas est dicere) dedit mihi creare se; et qui creavit
me sine me, ipse creavit se mediante me” San Agustin., Homilia II en Salmo XXXVII.
10
“Elegit nos in ipso ante mundi constitutionem, in caritate” Ef. I, 4.
11
“Christus operatur in sacramentis, et per bonos tamquam per membra viventia, et per
malos tamquam per instrumenta carentia vita” S. Th., III p., q. 64, a.5, ad 2.

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✓ Elección eterna en su fin

El carácter sacerdotal es indeleble; sobrepasa los límites del tiempo, y permanece en la


eternidad; es inmortal, como el alma en la cual es impresa12. En el cielo brillará en los
elegidos, para su glorificación; en el infierno, permanecerá como una marchitez en los
réprobos13.Sea cual sea la suerte de aquel que fuera el objeto de su elección, Jesús no se
arrepentirá de haberlo elegido: “Juravit Dominus, et non poenitebit eum: Tu es Sacerdos in
aeternum” (Hbr. 7,21). ¡Palabras gloriosas para los unos, palabras terribles para los otros!

DISPOSICIONES DEL ALMA SACERDOTAL DE FRENTE A UNA ELECCIÓN


TAL

1. Admiración

A la vista de la elección misteriosa que Jesús se ha dignado hacer de ella, de la dignidad


sublime a la cual ella es elevada, y de las maravillas obradas en ella por la Ordenación.

Jesús no podía hacer más. “O altitudo divitiarum sapientiae et scientiae Dei! Quam
incomprehensibilia sunt judicia ejus, et investigabiles viae ejus! (Rom. XI, 33).

2. Humildad

Considerando su miseria y su nada, sus pocos méritos y sus


numerosas infidelidades.
¡Cuántos otros hubieran aprovechado mejor el Sacerdocio si
hubieran sido llamados!

3. Reconocimiento

Al pensamiento de las gracias innumerables que comporta una


semejante vocación: gracias de preparación, gracias de
preservación, gracias de perdón, gracias de santificación y de
salvación, gracias de ministerio y de apostolado.

Por su Sacerdocio, el Sacerdote vive en la mejor de las gracias posibles. Tiene más medios
de salvación que otros. Debe vivir en una acción de gracias continua14.

4. Amor

¿Cómo no amar a Aquel que lo ha honrado tanto, lo ha colmado tanto, lo ha amado tanto?

12
St. Th., III p., q. 50, a. 4, ad 3.
13
St. Th., III p., q. 63, a. 5, ad 3.
14
St. Th., II II, q. 106, a. 2.

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Si el amor se prueba por el don, el Sacerdote no puede ser amado más, porque Jesús lo ha
dado todo.
A su vez, el sacerdote debe amar únicamente y apasionadamente a Jesús; debe amar su
Sacerdocio que lo une tan estrechamente a Jesús y lo hace otro Cristo.

5. Fidelidad

Para responder a los designios de Jesús que lo ha hecho su Sacerdote; para honrarlo de su
Sacerdocio, por la santidad del ministerio que lo cumple cerca de las almas.

El Sacerdote no puede ser un Sacerdote según el corazón de Dios, sino siendo santo.

Eligiéndolo, Jesús lo ha destinado a la santidad; su fidelidad y su amor deber ir hasta allá 15.

EXAMEN

Jesús me ha elegido para ser su Sacerdote. Desde la eternidad pensó en mí; mi Sacerdocio
corresponde a los designios eternos. ¿He pensado bien en eso? ¿He adorado los secretos
divinos en esa elección privilegiada?

Jesús no tenía la obligación de hacerme su Sacerdote. Lo hizo porque lo deseó. ¿Lo he


comprendido bien? ¿No me atribuí una parte cualquiera de mérito en mi vocación al
Sacerdocio?

Jesús me eligió a pesar de mis faltas, que han precedido y seguido a mi Sacerdocio. ¿No he
yo vuelto contra Jesús sus misericordias por mí, creyéndome digno de mi sublime vocación,
sirviéndome de ella para enorgullecerme, olvidando mi condición de miserable y de
pecador?

Jesús, honrándome con el Sacerdocio, me ha consagrado a su Persona adorable, me ha


llenado de gracias para mí y para los otros. ¿Cómo me he comportado de frente a Él y de
frente a las almas? ¿Me considero como estando separado del mundo y no perteneciendo
sino Jesús y a las cosas de Jesús? ¿Soy muy natural y humano en mis miradas, mis
pensamientos, mis afectos, mis palabras y mis actos? ¿Es el espíritu de Jesús o el espíritu
del mundo que me anima? ¿Pongo en Jesús mis máximas, mis sentimientos, mis
intenciones, el móvil y el fin de toda mi vida?

15
“Sacerdos debet vitam habere immaculatam, ut omnes in illum veluti in aliquod exemplar
excellens intueantur. Idcirco enim nos Deus elegit, ut simus quasi luminaria, et magistri
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¿Viviendo como lo he hecho hasta ahora puedo esperar la santidad de mi estado y
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ORACIÓN

Oh Jesús, Tú cuyos designios son siempre adorables y cuyos dones son sin arrepentimiento,
te adoro en la elección que te has dignado hacer de mi para honrarme con la sublime
dignidad de tu Sacerdocio eterno.

No he merecido en absoluto un tal beneficio, y me abismo delante de ti a la vista de esa


misteriosa elección y ese privilegio incomparable. Desde el fondo de mi miseria yo
reconozco tu bondad infinita, te bendigo por haber dirigido tus miradas sobre mí y haberme
llamado a hacerme tu Sacerdote.

Me has elegido para ti, oh Jesús: te pertenezco todo entero, tú eres la parte de mi heredad;
haz que yo no busque jamás otra cosa y que sea para siempre un Sacerdote según tu
corazón.

Amén.

Práctica: Recordarme a menudo, o en medio de mis ocupaciones habituales, que soy el


elegido y el consagrado de Jesús, y conducirme como tal.

Oración jaculatoria: Oh María, bendice conmigo al Señor que miró la bajeza de su


servidor.

Tomado de:
Retiros Sacerdotales: JESÚS Y EL SACERDOTE
Primera parte, Tomo 1.
Autor: M.E. de la Croix
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Tercera edición 1919.

Traducido por:
Pbro. Guillermo Javier Álvarez Rojas
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Bogotá, septiembre 2017.
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