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OBISPADO CASTRENSE DEL PERÚ

PARROQUIA CASTRENSE “DIVINO NIÑO” DE SULLANA


CATEQUESIS DE CONFIRMACIÓN – CICLO 1

Alumno(a): Grupo

Propósito: Comprender el sentido teológico de la Santa Misa y sensibilizar


en su práctica litúrgica a los catequizados.

Ponte a pensar en la gente que va a la Santa Misa… hay de todo. Hay personas que van con mucho
fervor y recogimiento, otras que van, pero están distraídas, otras que solo van cuando son invitadas
a un matrimonio o funeral, otras que van, pero se duermen o se aburren fácilmente, otras que
nunca van. Sin embargo, sabemos que es un mandamiento de la Iglesia Católica asistir a la Misa
todos los domingos y fiestas de guardar, acercándose a comulgar del Cuerpo y Sangre del Señor,
pero… ¿Cumplimos todos los católicos con esto?

Observa el video y responde


https://www.youtube.com/watch?v=TtLTI3XdKlM

¿Cuántas veces en el año sueles ir a la Santa Misa?


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¿Con quienes sueles ir a la Santa Misa?
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¿Por qué crees que mucha gente católica no les gusta ir a la Misa?
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¿Cuál crees que es la central importancia del porqué debemos ir a la Misa?
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Lee el texto de la primera carta del apóstol San Pablo a los corintios que habla sobre la Eucaristía
y contesta.

Palabra de Dios (1Cor 11, 23-29)


"Porque yo recibí del Señor lo que os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, y después de dar
gracias, lo partió y dijo: «Este es mi cuerpo que se da por vosotros; haced esto en recuerdo mío.» Asimismo, también la copa después
de cenar diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en recuerdo mío.» Pues cada
vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga. Por tanto, quien coma el pan o beba la
copa del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma así el pan y beba de
la copa. Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo".
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• Según San Pablo, ¿Cuál es la importancia de celebrar la eucaristía?
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• ¿Qué pasa si comemos indignamente o en pecado el cuerpo y la sangre del Señor Jesús?
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AL ENCUENTRO DEL SEÑOR


Por Giancarlo Reto

«Como sea tu Misa, así será tu fe. Como sea tu fe, así será tu moral.
Como sea tu moral, así será tu vida. Y como haya sido tu vida, así será tu eternidad»
Mons. Tihamer Toth

A Dios lo podemos encontrar en todas partes: en la naturaleza, en nosotros


mismos, en los demás, en los misterios de la vida, en la grandeza de la
creación, en las leyes naturales, en la Biblia, en la oración, pero de una
manera especial, perfecta y completa en la Eucaristía, verdadero Cuerpo y
verdadera Sangre del Señor Jesús, pues él mismo quiso quedarse de forma
sacramental en medio de nosotros (Lc 22,19), sobre todo como alimento para
la vida eterna (Jn 6,55-56).
Mucha gente católica dice que basta con rezar en casa y tener buena conducta para estar con Dios, sin
embargo, esto no es así, porque en donde encontramos a Cristo vivo y presente es en su Cuerpo y su
Sangre. Este lo ha dado como alimento para fortalecer nuestro espíritu y participar de manera
prefigurada del banquete eterno en el Cielo. ¿Qué pasa con los que siempre van a Misa, comulgan y siguen
siendo malas personas? Jesús nos dice también que “no todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el
Reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre” (Mt 7,21). Esto quiere decir, que la fe y mis
obras deben siempre ir de la mano coherentemente. Si voy a la Misa y comulgo, esto debe llevarme a
actuar bien con mi prójimo y en la sociedad, como también debo alimentarme y fortalecer mi alma con
Cristo Sacramentado.
La palabra Misa viene del latín Missa (enviar, dejar ir) es decir, al término de la Misa el sacerdote nos
dice “Pueden ir en paz” o “Marchaos en paz”, lo cual implica una misión que cumplir fuera de la Misa con
nuestra acción.
La asistencia a la Misa comienza en el católico como un hábito de vida que al principio puede darse de
manera obligada pero que después, con la catequesis y la práctica se convierte en una necesidad
espiritual, hasta que al final el católico diga “NECESITO IR A LA MISA A ENCONTRARME CON MI
DIOS Y SEÑOR”.
Si bien la Misa es un ritual de culto a Dios, no quiere decir que sea algo repetitivo sin sentido. El sentido
de toda la Misa se encuentra principalmente en el momento de la
Consagración del pan y del vino que se convierten en el Cuerpo y la Sangre
del Señor, lo cual significa que se vuelve a repetir el sacrificio de Jesús en
la cruz así como su resurrección. No necesitamos presentar en el altar
animales degollados u ofrendas humanas como hacían las antiguas culturas
para sus dioses, sino que la ofrenda perfecta al Padre es la entrega por amor
del mismo Hijo, Jesucristo, con su muerte y resurrección, además, de que
cada uno de los fieles que asistimos a la Misa somos ofrecidos ante el Señor con nuestros aciertos y
desaciertos de vida.
Por eso, la necesidad de ir a la Misa está en que la persona se une de manera plena y sacramental a
Cristo Jesús que se da en alimento para la vida eterna: "Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come
de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo" (Jn
2

6,51)
Por tal motivo, cada vez que asistimos a la Misa, es reencontrarnos de
manera presencial con el Amado, Jesús. La oración, la lectura de la Biblia, el
rezo del rosario u otras prácticas católicas de encuentro con Dios son válidas
ya que nos acercan a Dios, pero la Eucaristía es encontrarnos con él de
manera más perfecta. Es como cuando llamas a tu enamorado o enamorada
por teléfono o le escribes por el chat, sin embargo, esperas con ansias el
momento perfecto para encontrarte con él o ella de manera presencial y directa. También es
encontrarnos en comunión con los hermanos, con los que compartimos la misma fe y filiación a Dios: “La
comunión es, según su esencia, el sacramento de la fraternidad cristiana” (PP. Benedicto XVI).

Realiza un compromiso de vida que implique mejorar tu actitud frente a la celebración de la Santa
Misa. ¿Qué actitudes ves en ti que necesitas cambiar para estar y vivir mejor la Santa Misa?

¿Qué posturas de tu cuerpo debes


cambiar?

¿Qué pensamientos negativos


debes dejar de lado para asistir a la
Misa?
¿Qué impedimentos reconoces en
tu vida que no te dejan asistir a la
Misa?
¿Qué te desearías que cambie en la
forma de celebrar la Santa Misa?

Sintetiza en este organizador visual las ideas principales sobre la Santa Misa que has aprendido
el día de hoy.

La Santa
Misa
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Ora junto con tu catequista y tus compañeros la oración de San Ambrosio antes de la Misa.

¡Oh mi piadoso Señor Jesucristo! Yo pecador, sin presumir de mis méritos, sino confiando en tu
bondad y misericordia, temo y vacilo al acercarme a la mesa de tu dulcísimo convite, pues tengo el
cuerpo y el alma manchados por muchos pecados, y no he guardado con prudencia mis pensamientos y
mi lengua.

Por eso, oh Dios bondadoso, oh tremenda Majestad, yo, que soy


un miserable lleno de angustias, acudo a ti, fuente de
misericordia; a ti voy para que me sanes, bajo tu protección me
pongo, y confío tener como salvador a quien no me atrevería a
mirar como juez. A ti, Señor, muestro mis heridas y presento
mis flaquezas. Sé que mis pecados son muchos y grandes, y me
causan temor, más espero en tu infinita misericordia.

Me arrepiento de haber pecado y deseo enmendar mis errores. Aleja de mí, Padre clementísimo, todas
mis iniquidades y pecados, para que, limpio de alma y cuerpo, sea digno de saborear al Santo de los
santos.

Concédeme que esta santa comunión de tu Cuerpo y de tu Sangre, que indigno me atrevo a recibir, sea
el perdón de mis pecados, la perfecta purificación de mis delitos, aleje mis malos pensamientos y
regenere mis buenos afectos; conceda eficacia salvadora a
las obras que a Ti te agradan; y, finalmente, sea la
firmísima defensa de mi cuerpo y de mi alma contra las
asechanzas de mis enemigos.
Amén.

CON JESÚS EN EL ALTAR


Jimena Muñoz
https://www.youtube.com/watch?v=vpDbScuJJ58

Con Jesús en el Altar, nos ponemos cada día


porque creemos que el amor puede transformar Imposible es conocer a Jesús y no amarlo, su
la vida. Cristo nos enseña a ser grano de trigo en llamado es una urgencia debemos seguir sus
la tierra que es sembrado con dolor, pero goza pasos. No sintamos soledad que una Madre nos
en la cosecha. alienta, la tristeza nos disipa su silenciosa
presencia.
Desde el Corazón de Cristo haremos un mundo
nuevo, solos no tiene sentido no es camino, pero
unidos sí lo lograremos.
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