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PoLrtT, The Ancient View or Cìreek Art'. Crítica, historia y terminología, New Haven-Londres 1974: D. L xzA,
104 P oO FANCELLI Grecia y Ramn, en Tratt'ito di estetica, editado por M. Dufrenne, D. Formaggio, I, Gloria, Milán 1981,
pp. 19-42; G. LOMBARDO, L'estetica antica, Bolonia 2002; G. PUCCI, L'antichità greca e i'omana, en Estetica della
Sculturu, editado por L. Russo, Palermo 2003, pp. 9-46.

VITRUVIO Y LA
ESTÉTICA
por Paolo Fancelli

En memoria de Gaetano Miarelli Mariani

Desde el propio título del presente estudio, se hace patente la necesidad de explicitar lo
más posible tanto el tema del ensayo como el espíritu del planteamiento del mismo. Aquí, en efecto,
no se tratará tanto de la estética de Vitruvio, o de la estética que (por otra parte, no
directamente) se le puede atribuir. Se trata más bien de la filosofía del arte, que, más o menos
implícita pero a veces expresada en el tratadista, es en todo caso transmitida personalmente por él, sin
duda con referencia a diversas fuentes anteriores y contemporáneas. En efecto, es precisamente
la pluralidad y heterogeneidad de las fuentes de las que Vitruvio se nutre, incluso de forma
contradictoria y ecléctica, en un intento de recomposición más o menos unitaria, lo que
constituirá la columna vertebral del discurso que expone.
La segunda vertiente temática y argumentativa, más sutil, consistirá en intentar, durante
la lectura de los diez libros, enuclear una visión estética de los mismos, aunque no orimental
en sí misma, sino originalmente expresada. Y ello se logrará no sólo partiendo del razonamiento de
la naturaleza y de la matriz filosófica general (domesticada y/o contaminada cuanto se quiera
por el autor latino), sino también ateniéndonos a la coformación de la arquitectura, tal como
él la describe, ejemplifica e invoca insistentemente.
En resumen, se intentará, en primer lugar, medirse con la filosofía del arte pertinente en
sentido puro -en la medida en que puede existir plenamente antes del "siglo XVIII" y en la medida en
que puede ser expresada por Vitruvio (que debe considerarse más bien como un mediador de ideas y una
fuente indirecta, a su vez irrepe- rable)- respecto a la concepción del arte propiamente dicha, entre el
final de la República y el comienzo del Imperio. Y, por otra parte, será el caso, al mismo tiempo, de referirse a la
estética de la que las obras concretas (en este caso, las fábricas), tal como las expone el propio
Vitruvio, pueden ser portadoras más o menos implícitas, pero vivas, si no siempre claras, que es
inevitable descifrar.

' Cf. F. W. ŞCHLIKKER, Helletiistische Vorstellungen r'on der Schänheit des Bauwerł's nach Vitruu, Berlín
1940, pp. 22-26; H. KNELL, Die Hermogenrs-Anecdote rind dat Ande dev dori'schen Ringhrillentempeh, i n Viti
uu, Kolloquium (Darmstadt 17-18 Juni 1982), editado por Id. ri n/ii, Darmstadt 1984, pp. 41-64; R. A. TosirINSON,
Vitruurns red Herinogenes, in Munus non ingrritum, Vitromins' De Architecttira and the Hellenistic and Republican
Atchitectuie, Proceedings of the Inrernational Symposium (Leiden 20-23 ene. 1987), editado por H. Geertman-J.
J. de Jong ("Babesh", suppl. 2, 1989), Leiden 1989, pp. 71-75.
Cf. G. CA RCHIA, Lestetica 'inticu, Roma-Bari 1999, pp. VII-XI. En generar, sobre la estética antigua en
un sentido amplio, pero también espec'ifico, véase, entre otros, ]. OVERBECK, Die antichen Scht iftquellen stir'
Cìeschichte der bil- denden Künste bet den Cìriechen, Leipzig 1868; E. BERTRAND, 'tubes sur In peinture ct la
critique d'art dans 1'tnti- ą t i i t é , París 1893; J. BonCKHARDT, it-itchiiche Kulturgeschichte, Berlín-Stuttgart 1900,
I, pp. 1-5h; A. REINACH, Recueil Milliet. Textes grecs ct latins relatifs it l'histoire de la peintut'e ancieiine, I, l'a es
1921; E. PANOFSKY, Idea. his Beitrag zur Begrif sgeschi hte det iilteren Kunsttheorie, Leipzig-Berlin 1924
(trad. it. Idea. Contribute alln storia del- l'esteticu, Ftrenze 1973, pp. 3-23); H.JUCKER, Vom Verhältnis der
Rämer our bildenden Knnst der Ciriechen, Frankfurt am Main 1950; C. MAZ2iANTlNI, L'estetica nel pensiero classico,
en Grande Antologia Filosoficu, dir. da U. A. Padovani, coord. da A. M. Moschetti, Il pensiero clnssico, parte
1/2, Milano 1954, pp. 145-246; A. BURrORD, Craftsmen in Greek' and Roman Society, Londres 1972;J. ].
con un cosmos fenorniense entonces no exasperantemente especializado (a diferencia del
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nuestro, hoy) -pero ligado a los oficios y procedimientos técnicos específicos
- sobre cuáles son las relaciones y cuáles son las conciencias entre la visión estética en clave
teórica y la expresión figurativa, estética a su vez, en las artes". Y ello más allá de la duda, también
ïe. En este último sentido, nos propondremos adoptar inicialmente la perspectiva del historiador de legítima, sobre la existencia o no de una verdadera filosofía del arte, en todo caso vinculada
la arquitectura y de los tratados afines, sin embargo, volviéndola finalmente, como en un a
Tatarkiewicz, hacia una "clave de lectura plenamente estética". En ella se pone de manifiesto
que las obras de arte encarnan concepciones ine- vitablemente importantes del propio arte. Y
ello, en la medida en que son capaces de expresar no sólo Polo,obviamente, aporncn. Sino
también -a su manera- una estética, más o menos conectada con la de los filósofos, pero no en
W T TAEKIEWICZ, Historia de la Estética. I.' Estética antigua, Ma'si w 1970(trad. it. Storiu dell'estetica, I,
un sentido servilmente unilateral, no totalmente dependiente de ella y plenamente correspondiente L'esteticu aritice, a crira di G. Cavaglià, Torino 1979). Pero véase también, por ejemplo, C. TIBERI, Egiiiuoci anti'chi
a ella, sino más bien dotada de una relativa autonomía. e modei'ni sull'aí1e della Grecia cRizcu, en "Bollettino del Centro di Studi per la Storia de1l'Architertura", XXX, 1983,
Además de los textos originales -en primer lugar el De Architectura-, el pp. 1-14.
' En cuanto a la estética cor ceine en Vitruvio, cf. ]. A' JOŁLES, Vitiuzrius Aeithetib, Friburgo 1906; M.
estudios, incluidos los técnicos y específicos sobre Vitruvio, por una parte, con los relativos a Boaisssvi.i tvico, Essri critiqtie stat' let princiyales doctrines relntiues a l'esthétique de l'rirchitecture, Th'ese de doctorat
la estética a la que pudo referirse o en la que pudo inspirarse, por otra. Una conexión, ésta, (Université de Paris), París 1925, pp. 51-72; S. Y ü4iU, Problems of Aesthetics ritriiuianu, en "La Critica d'Arte", VI,
raramente frecuentada por la crítica, sobre todo en lo que se refiere a la vertiente expresamente 1941,
estética del tema vitruviano. Además, ya he aludido a la importancia cognitiva de una filosofía del pp. 97-102; P. TO Mt', Appnnti sulleiteticn ii Vitruvio, en "Bollettino del R. Istituto di Archcologia e Storia del1'Arre", X,
1943, pp. 57-73; G. BEn3+i, Ante e ginto negli Act-ittori lutini, Fircnze 1951, pp. 121-144; R. L. 5cRAN'l'ON,
arte en Vitruvio, aunque no como elaboración original, sino como reinterpretación personal de
Vitiuiuiiis'Arts ofArchitecture, 'in "Hesperia", XLIII, 1974, pp. 494-499; D.GiOSEFF1, Vitruvio.' una ieniiologiu dci siste- mi
concepciones anteriores y contemporáneas pertinentes. Y también como una tonelada compuesta y, a su uisiui, ì it -Critica d'Arte'., n. s., XLI, 1976, nº 146, pp. 3-7. Decepcionante y evasivo es pot el más gener£e C. L.
manera, totalmente reconfigurada, sobre un "ambiente tardorrepublicano e imperial temprano". RATC' HIAN rl, Arte grecri e mcirnrı. Problemi di estenca di poeti rt e di formri, en "Cririca d'Arte", XXIX, 1958,
pp,2-
Será cuestión de verificar si Vitruvio realmente prevé, y cómo y cuándo, tal conexión.
108. Véase también P. G ROS, Les fondeuients ßhilosophiqties de l'hut monie ui'chitecturale seloii Vitrure Oe architectura HI-.
Por supuesto, por regla general, los estudios muy raramente pretenden relacionar la estética GH, en 'Journal of the Faculty of Letters, The University ofTokyo, Aesthetics', XIV, 1989, pp. 13-22.
filosófica con la estética de los artistas. Pero, sobre todo en el caso que nos ocupa, los futuros ' Véase A. A. P YNE, The Architects at Treritise iti I.he Italian Renaissance. Architec'tural In mention, Orn
esfuerzos exegéticos deberían ir en esta dirección, para enriquecer, para corroborar el discurso histórico. iment ind Literacy Culture, Cambridge 1999, pp. 34-51, 252-256 (notas), pusiim.
" Para una verificación generada del corte en el texto, cf. la otrica de W. "fATARKIEWlCz, Dzieje see- scre pojec,
Examinar, en concreto, posibles concordancias, consensos y, a la inversa, contrastes y
Warszawa 1975 (trad. it. Storia di set Idee. L'Arte il Bello In Parma la Creutiritú l'litłityzione I Esperiertm Estetica, u
contradicciones, ya sea entre ambos mundos o dentro de cada uno de ellos. Y este ensayo pretende editado por K.Jaworska, Palermo 1993), donde la parte sobre Ì'Imituziorie, pp. 307-352, es más pertinente
simplemente constituir una premisa en la línea deseada. En efecto, cabe preguntarse, en relación aquí.
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instancias morales y prácticas (decisivas, estas últimas, en la arquitectura), en la época clásica". en este marco, especialmente a la simetría. Una clase que, en evidencia de no estar nunca desligada de las
Cabe preguntarse, a este respecto, cuál podría ser el papel de Vitruvio entonces y de los tratados en otras clases recíprocamente iiiterrelacionadas, tiene una importancia nodal en Vitruvio, así como en
general. Y cuál es el papel de De ArrLitecturn a este respecto, cuando cada vez resulta más claro e imponente, el diseño y, más en general, en la percepción y recepción estéticas de la época. Pero una clase que, ya
en los afanes de la historia y en la conciencia de la cultura que ha intervenido, como único legado esquiva en su origen, asumiría más tarde, con el tiempo -en relación con los sVllumentos de la historia de la
(superviviente) de su género en toda la Antigüedad. ciencia en la edad moderna- significados en su mayoría más bien escarpados de los originales, así como
Vitruvio, por tanto, será reexaminado aquí como registro del pensamiento estético de puntuales y articulados.
la época y del entorno. Y, en particular, sobre las raíces griegas y helenísticas de este último, con En tercer lugar, examinaremos, también desde un punto de vista estético, el discurso sobre las
especial atención a las posibles relaciones entre filosofía del arte y figuración, arquitectónica en orrecciones optimizadas.
particular, en la propia Antigüedad. A este respecto, Vitruvio debe considerarse sobre todo como r/r, en sus vínculos con la concepción del arte, en general, y de las obras concretas sometidas gradualmente
expresión de una koiné cultural, de una mezcla empírica, y a veces incoherente, de las fuentes a dicha rectificación calibrada iii particular.
más diversas, cuando no dispares. Además, a su vez, la recepción de Vitruvio a partir de la Edad Por último, se tocará inevitablemente el tema de la verosimilitud y de la emulación,
Media y sobre todo del Renacimiento es, filologicarnente y rritica- ieite, muy sedimentada, de de la realidad y de la mímesis. Un tema que, propuesto por Vitruvio sobre todo en relación con
múltiples capas". Lo que, por una parte, enriquece ciertamente el texto y aumenta el despliegue de las las rapresentaciones pictóricas, es central cd ineludible tanto en la figtit'ativity como en la estética
posibilidades de su lectura interpretativa. Pero, por otra parte, a veces parece necesario, c misma a la que el táctico, en esa ocasión histórica dada, se relaciona no naargitialmeiite.
complementario, volver a la pureza del texto iedesi- io, esforzándose por un momento en
expurgar idealmente sus matices y contaminaciones hermenéuticas; al menos, las inherentes a Estos grabados focalizados en el iestv vitruviano pretenden comprender, si no la
las influencias pictóricas directas sobre los tratados antiguos y posteriores. Esto, al menos, desde aportación personal del arquitecto-escritor, sí al menos su posición y la de su entorno en relación
el punto de vista actual, que tiende a hacer que el propio Vitruvio, su peculiar entorno histórico y con las corrientes estéticas más o menos predominantes en la época. También, sus predilecciones, sus
sus fuentes hablen por sí mismos, más allá, o mejor dicho, a este lado de la influencia básica y fuentes básicas, así como sus maneras de relacionar, más o menos estrechamente, el lenguaje arquitectónico, en
omnipresente que ejerció en sí mismo. Se trata, en definitiva, de dejar que la frescura del texto sus manifestaciones físicas, con las filosofías del arte más relevantes. En efecto, también será posible
transcrito exprese lo que realmente pretende decir. Aunque, estoy seguro, mucho más allá de comparar los diversos discursos y claves estéticas presentes en Vitruvio, así como las distintas
cualquier ingenuidad de planteamiento, la imponente serenidad crítica y explicativa es ya parte posiciones de la comunidad científica moderna al respecto. De este modo, será posible comprender el
constitutiva e ineliminable, como lo son las traducciones (en este caso, muy difíciles de configurar, alcance y el peso de la contribución de Vitruvio. En cualquier caso, se puede llegar a una
dada la nebulosa lii- gitud del tratadista), de la historia y de la historia vitruviana, en síntesis y conclusión provisionales.
particular". A tal fin, la elección de los pasajes y fragmentos de Vitruvio, que se tomarán en consideración más
directamente a los efectos y en el sentido que se acaba de exponer didácticamente, no será ciertamente
En cualquier caso, las principales vertientes de argumentación que, en referencia al tema exhaustiva y vendrá dictada, entre otras cosas, por razones de espacio. No obstante, tenderemos a señalar las
de Vitruvio y la Estética, se tomarán aquí en consideración, a lo largo de la lectura del texto, son frases y expresiones verdaderamente destacadas en materia de estética, bien conscientes de que todas y cada
esencialmente cuatro. una de las excepciones y opciones lo son y, por tanto, discutibles por definición. Precisamente por
En primer lugar, procediendo en el orden mismo que el arquitecto, originalmente ingeniero ello, se intentará, en este capítulo, enuclear y mencionar, a este respecto, lo que de hecho puede
militar, imparte a la secuencia discursiva de los temas examinados, está la relación entre SignifIC'tn- te encontrarse en De Architectui'a más directamente significativo e ilustrativo. Y ello, con la conciencia
y significado. de que habrá y hay también formulaciones vitruvianas donde la conexión con la filosofía del arte es
En segundo lugar, está la cuestión básica, aunque muy compleja e intensamente debatida, de las más bien implícita y/o confusa que real. Evidentemente, no será posible tener en cuenta cada
seis principales categorías arquitectónico-estéticas que asumió y defendió, complementarias entre sí y alusión, ocultación, indicación o referencia al tema estético incluida en el texto, pero procuraremos
densas en contenido y significado por descifrar. A modo de ejemplo tenerlo presente en la economía general de la argumentación. Y, en todo caso, teniendo siempre
presente que toda opción al respecto no podrá, al fin y al cabo, revertir una opción histórico-
crítica actual y consciente en los términos que acabamos de esbozar y justificar.
' Que. ¥. Co RELLf, Éu culttt i'a arti'iti'cu ri fonia in etri i e9ubblic inn ( 1 990), ii IN., Reyi'xi t Are. At-te t itfeo-
login f2 Rottla. Of modellt €llenl'Stici Hllf2ttadiZione l'eptlbblit'Hnfi, Roltla 1996, p. d7. Según las líneas pictóricas esbozadas más arriba, por tanto, el primer nudo que hay que
' Véase, por ejemplo, P. N. PAG t.lARA, Vitrnuio da testo a canone, en Memoria dell'untico nell'ro'te tocar es lo que hoy se llamaría semiótico, o semiológico, o pitt específicamente lingüístico.
italiana, a
editado por $. Settis, vol. III, D'slln tradizione ill'iircheologi i, Torino 19fi6, pp. 3-85.
Y, por tanto, al principio
Gf'. entre otros, ]. ONIANS, Bearers ofMean ing. The Classic the Ordei and in Aiitiquiiy, the Middle Ages,
ind the Renaissance, Cambridge 1988, en particular pp. 33-40.
' C fr., in piopos'i 'o, L. VAGN Emì, I,. Mò RCUCCI, Per uni'coscienza ui'ti'iiriu na. Regeito cronologico e ci -i- " Esta es la clave interpretativa de la magistral obra de arte presentada y p ropuesta, en el contexto de
tico, en "Studi e documenti dJ acclii tett'i rz", VIII, 1978, pp. 3-84. Pero, en lengua vitruviana, instrumentos como la Senola de Estética de Turín, por L. PaREYSON, E.steticy. Teot'irt de la formiitiuitu, Toriho 1954. Sobre el fi losófo
Vitruye. De At't'hitectio'a. Concord in ce. Documentution bibliogr iphique, lexicale et grammri- ticale, u editada por L. p enlonés, cii. Louis Pureyson, Estética y ontologsn Hrlln li'bertr/, n. nionogr. de la "Revista Ai es tei icz", XXXII, 1993,
Callebat et alti, Ni1desheiin-T.iirich-Nueva York 1984; Dictionnyire dei termes techniques du De Architectura de nos. 40-4 1, con par ticular ii cuando en G. CARCHIA, Es peri'enza e metrifiiicu dell'arte. L'esteticri di Luigi Pareyson, Ibi-
fiimrr, editada por L. Callebat, P. Fleury et clii, Hildesheiin-Ziirich-Nueva York 1995. dem, pp. 76-86.
" Para aplicaciones a la al'chirectura de esta im|iostación general, ch. C. BRANDl, Structurri e nrchitettnra,
108 1.09

look, colateral, si no limítrofe, respecto a la cstetica en sentido pleno, al menos ahora, a seco- hoy, Á/c e/ /7anc. Por otra parte, como recuerda Rudolph Wittkower, "el principio clásico de la analogía
lo, por ahora, de las elaboraciones crucianas''. Vitruvio explícitamente riłerite: "Sigrìificattu entre forma y contenido no fue abandonado". Así pues, Francesco Pellati, en un estudio especial,
proposira res de qua dicitrti; Îäanc autem significat demonstratio rationibrts doctt'iiiarrtin tomando en consideración las diversas traducciones del texto vitruviano, también en términos
explicate"' . Con un poco de esfuerzo, aparte de los actos de traducción, par soveiite iiveiite iiveiite, históricos, llega a una distinción, que recuerda a Platón, entre marcación (en el sentido pasSİvO, o
se puede argumentar que aquí el tratadista llega al punto de discutir entre sigiiificnnte e IignificntO. Y de apariencia) y manifestación (en el cliiave activo, o de intinla natura). Es decir, entre el
esto "es tanto más iiitcressante cuanto que la distinción no se relaciona simplemente con el examen de la obra y su funcionalidad'. En cualquier caso, el vínculo ideal con la retórica y la
discurso verbal per se, salvo en la medida en que se deriva de él, sino, en términos explícitos, literatura en general sigue siendo fuerte; un vínculo teórico que, como veremos más adelante, se
con el discurso arquiitectónico. Y es aquí donde el tema de las fuentes vitruvianas pasa a hará aún más sólido.
primer plano, obligándonos a entrar en el meollo de la cuestión, en toda su amplitud. No se la arquitectura del discurso (y viceversa)". Además, los mismos términos vienen a invocar, pet' Benedetto
puede dejar de ver aquí una referencia inicial a la Poeticrzed y Decor/rr de Aristóteles, una Patera, 'respectivamente el edificio en la concreción de su construcción y la demostración científica
sugestioiie que encontrará ecos en Çuintiliaiio''. Pero la im- portancia del tema reside ya en el que explica su esencia', lo que está en estricta armonía con la retórica medesiana. Esto se convierte
rastro de un paralelismo fundamental inicial, y posteriormente perseguido, entre arquitectura y entonces, con respecto a la argumentación aquí generada, y más allá de los diferentes y legítimos
argumentación oratoria, "un ámbito en el que existe, entre otras, una conexión ideal (pero sólo enfoques críticos, en un verdadero hilo conductor sobre el que basaremos inevitablemente la
ideal, dados los contornos y la cruda innniera* literaria de Vitrrtvio) con las obras relevantes continuación del presente análisis.
de Cicerón"7 .Es cierto que la expresión vitruviana se considera a veces sintomática incluso
con respecto a la distinción entre forma y contenido, como resultaría del análisis de Piero El segundo registro temático que se examinará aquí es el -contenido también en el Libro
Tomei". Pero esto confirma con creces la estrecha relación que existe entre la cultura de la época I (y en otros lugares) y ampliamente tratado en la literatura colicernal- de las conocidas, y prio-
(en este último caso, la crociana) y la interpretación de un texto del pasado". ritarias, seis categorías arquitectónicas vitruvianas. Son en secuencia, como es ampliamente
conocido, la ordinntio, la disfositío, la eurythmia, la Iymrnetrin, la decor, y la dlItributio. Para
irrnrediar lo anterior, debe afirmarse que las similitudes a este respecto con los conceptos de la
retórica griega^, además, así como con las particiones del arte oratoria de Cicerón, son reveladas por la
exegética pertinente. Como es bien sabido, Vitruvio se ocupa también de firmitas, utilitnI y rr
pp.189-249); Meaning íii Archt te''tui'e, a c ma de C. Jencks, G. Baird, Londres 1969 (trad. ir. 11
Sigtiificuto en At chf'tetttir i, editado por Id, Bari 1974); G. K. KUrNICi, At cfjitetturn e co niunicrizioiie pt ecedutc /'JnV", requisitos sobre los que no entraremos aquí. Donde, sin embargo, el mundo antiguo tiende a
dat eleiii "nti di melt i Tel liiign'iggia ui cl'itettouu:o, Fi reuse 1970; C. Tudor, Existere e cost' mire. Stow -th tot ill y re captar la especificidad de la arquitectura en su corr'ispondere obediente y contundente, no
cl'itcituru, Roma 19y0. Sin embargo, véase aquí especialmente R.DE FUSCO, $egni, storin e progetto dell'yrcl itettiii a, mecánico, conformativo (pero, por supuesto, siempre denso de posibles y múltiples respuestas y
Roma-Bari 1973 (ovc si cons "lti, en particular, el cap. pertinente La seciuiiticn nrchitetton icriin Viti it yio, )p. 22- soluciones, incluso a veces análogamente eficaces), precisamente, a una función de uso, así
27).
Natura Imente, me refiero especialmente a B. CROCK, Łsteticri come scieiiza dell'es9i essioiie e liiigtiisticn'
como en la
genei ale, Barì 1902. Es obvio, pues, que el tema experimenta un desarrollo ulterior en Croce iredesimo. Smt rema, cf, en
resumen, P. D'ANG ELO, L'esteti rt di Benedetto Cš oce, Roma-ßari 19S2.
"VI l'ßU'TO 1, 1, 3 (GsOs 1997, I, pp. 12-13 c (i7-68, inota 37). Cf. también, para el rermin Î general
de la
cuestión, G. LOM D \RDO, L'estetic i nnticu, cit., pp. 15.1 -153, supra 152. ' R.Wrr+Ko vcn, At chitectwnl Priiiciplea in the Age ofHuinnnisvi, Lowdon 1962(trad. it. Pt-incipI urchi-
tecton ici nell'etù tell' Um inesimo, Turín İ 96á, p. 31).
' OS'l colne 1n diCaIO É R L. CALLEDAT, R fj ft Qnyq (¢ gț y f-¢ß jțøgț( ¡-¢ dd lid /¢ ț)e Archi tecttțt'q" Ç¢ f'j by-¡ p¢ jțj Le
"F. PrLŁATI, Quod significatur et quod signific.at. Suffio d'iiiterpi etiizioiie di tin pusso di Vitruvio, i n
flrojet de Vityuwe. Ob jet, DU tí'yritnlres ct Réceptrout dir De Architectrira, ActeS dcl Colloquc Intern ation al (Roma
"Histórico", I, 1927, nº 1, pp. 53-59. Pero cf. también, a la inversa, D. GIO8LIq-l, Vitruvius.' unri serniologi i, cit,
26-27 rnars 1993), editado por P. G ros, Roma 1994, Jo. 35, que, sin embargo, propone una iit terpreraziOnc diferente (si
especialmente py. ô-ń.
no opuesta) con respecto a la del resto neto. VIII art-retoric;J informe, véase ptjyø Ş. BER'fy\yD,
" Así, por ejemplo, A. CORSO: "la división de las columnas en grupos distintos, cada uno de los
De ptcttiin ct sclilptti i it npnd иetei-es rhetores, París 188.1 (pp. l -120). Para ] 5tqg't t-i t2, infi ne, véase /\qț5q'yq-pȚ
ț:, cuales se caracteriza por su valor propio y sus "leyes" consiguientes, recuerda las operaciones anaÍlogas en
Poeticu, 20, 1457a, 5; firror/cn 3, 7, 1408b, 15-20. el ámbito literario, encaminadas a distijgcar la elegía, tri6ie i piangentc, giambo, irato e eggćruivu, tiagcdia,
'' Aİ regard, si "edu E. WORDEN, Die Aiitihe Kunstpros i cam W. }rihrhii iidert u. Cl": bid tit die Z-ri'i dir corltirltdia, etc., llevadas a cabo por los poetas de la primera época gótica, especialmente por Horacio, y
constituyendo' para tantos de mis peculißrit3 connotativo del clasicismo de la época. llevada a cabo por los
*!!^!!!!^!!^*' St I garr 1898.1! 8d. it. Id proMi d'Ht te Hntick Al VI 'ecolo it. C. u l l 'etù delln Rjiiyscenzn, a ctкa de B,
Heinemann Canipana, Roma 1956, I, p. 312); A. PELŁIZZARI, I Truttuti iittoiao le Arti'figwtttiye in italic e iielln poetas de la primae erà atlgtlstea, especialmente por Horacio, y constituyendo' para tantos de mis peculißrit3
Penisolu connotativos del clasicismo de la época"; en GRĆS 1997, I, {a. 748, nota 283. Sobre la estructura argona- tiva del
tratado, véase, sin embargo,
Sobre la literatura de11'época, véase A. ROS4'AGNI, Ln letteratiiru di Roma i'epubhlic run cd uugii i n, Bolonia 1939. En la fai- L. CALLFßA r, Orgunisatioii ct stt uctui'es du De ArcÍiitectura de Viti uur, en Munros non ingruttiin, cit., pp. 34-38; E.
rispecie, ci'cz las fuentes trattaristiclie, véase S.SEws, Je n' ittritistic'i delle nut figuratipe, in to sfnzio lener, .io gzyp 'zci,i nn i- c FRSZOULS, Fondeinerits scieiitifìques, iii'matyre coiicepnielle ct piaxis dyns le De Architecture, ibidem, ç p. 39-48.
, editado por G.Cambiano ct nli'i, I, Ly pndiiMone e In circolnzione dr/ testo, II, L'Lllenismo, Roma 1993, țip. 46'9- " B. PATERn, La letteintnra siill'yrte nell'rintichit?i. Profìlo storico r niiJofo',§iø: Palermo 1975, p. 40, ovc
498. también se especifica que los dos vocabotl ior)o "tomados de la retórica".
" Cf. aMCo z L. CzrŁEDA7; Rhétorique ct rit chitectui e, cit. pp. 37-42. Sobre la relación entre las artes " Cf. G. DñNTJ'l: Art ë gitn.o, cit. pp. 128y 129, donde leemos, entre otras cosas: "Si esta partición
figurativas y los romanos, véase, entre otros, T. HOmouEs, Rämiiche wild piache rrć serriantisches System, esquemática puede ser el resultado de la teoría de Yitruviö, los conceptos proceden todos de la tradición
Heidelberg 1'987. estética y retórica griega.
(Traducid I ling88ggiä d*ll arte romtłnn. LII sistems semtüntira, Turín 19Q3, Up. 1 00-1 05), [. ..] . Todos los tratados rerorica brtscratrHo sobre la in ventio, snłla ronfa'yrior sobre la distrihittìo de la .$.uggctii
o por. " P. TOMEi, Notas sobre estética, cir. pç. 58-59, 64-65, 71. res) y la
Cf. E. ZELLER, R. MONDOLro, í fìl" ofì i :lei Greet en su sailsypo stoi'ico(1922), parte II, Do Socr ite palabras rerbianas) según las leyes del ritmo, la sirnuetría, la euritmia, el
decoro".
°' P. TOMEli.-rİppiiJ/ii puff'estetic'i, c'i t. , pp. 64, 67-68, 72.
rd Ai'histotele, vol. IIł/2, Platonia e lAcademia 'intice, t. II, a ctira di M. Isnardi Parents, Florencia 1974, p. 700, " VITRUVIO, 1, 4; 2 (fiROS' 1997, ł, pp. 32-33 y 87, nota 183). Pero véase también R. MASl ERO, Eiteti
donde se refiere (por R. Mondolfo) a la interpretación de R. G. Collingwood de Platón en una etaiave cruciana. a dell'ar- chit€ttutïl, ßoÍogna 1999, p. 49. IU particular, sobre el Jrmffd5, el canoi4c innovador, entre los tres, véase
ahora G. PlGAfETTA, A. MAs rsosiLLt, Il declino delln firmitas. Fortunas y connnddiñoni di une critegoria Pitt-uyianri,
Florencia 1998.
1.10 " Así, por ejemplo, en R. FzLUS, Vn- i In théorie, ci t., p. 255.

su constitución en un arte no niiinético''. Y la valoración estética de la rrledesima reside, entre


otras cosas, precisamente, y más iiTi Il, en la verificación dc1la sita pregnaiite adhesión a la
finalidad''.
En cualquier caso, como ya se ha anticipado y en aras de la brevedad, nos
centraremos aquí principalmente en la simetría, en la medida en que ésta es entendida
normativamente por el propio Vitruvio -en relación, por supuesto, con los demás cánones-,
pero también por su significado, sin duda bastante adherente, en el Dominio Estético. Al fin y
al cabo, si tiametry, también llamada commaùulritio, es "la única 'invariante específica' del
tratado", donde "Esta noción domina sin reservas en todos los v /nm/nn, a excepción del VHI y
del IX [. ..) marginales a la línea general". Pero dejemos hablar directamente al autor latino, en
el {Pasaje crucial pertinente (del Libro I ): Item symmetria est ex ipsius operis meinbris
convenieiis conseiisus ex partibtisque separatis ad universae figurae speciem ratae partis
responsus. Uti in hominis cor pore e subito pede palmo digito ceterisque particulis syinmetros
est eurythiuiae c¡ualitas, sic est iu opcrrtm per- fectionibus. Et primurn in aec(ibus sacris aut e
columnarrtin crassitudinibus aut triglypho aut etiam einhate, sed et ballistae e fotan ine, quod
Graeci uepL+pJq GIO vocitant, navis interscalinio, quod òtonJjyttCt dicitur, item ceterorum
operum e memorie invenitur synlmetrinrtiln ratiOci- natio"". Así en el Libro III, donde el
discurso está subrayado según ctti: -.Nfiiiirrv compositio constat ex symmetria [. . .] Ea autem
paritur a proporzione, quae graece Ctvokoyto dicitur. Proportio est ratae parris meiobroruna in
onani opere totoquc commodulatio, ex qua i'atio ed citui' symmetriarum" ". Otros, y numerosos,
pasajes 'itrtiviaiii tocan o rozan el tema, sin embargo, por regla general rel adicando, en
sustancia, el quinto que acabamos de expresar sobre, precisamente, la simetría: entonces
principalmente considerada, al final, como 'relación modular' (donde el módulo, reducción a
una medida común", es el intn pnrI') o 'sistema' proporcional, según el dictado de la reciente
edición crítica". Es bien sabido que la palabra es griega, sin correspondencia estricta en el
lenguaje latino, como ya se reconocía en la antigüedad" (Plinio el Viejo). Y equivale, en
esencia, a nuestra comtnenIut'ahilitù, ùen la que el ensayista identifica, además de las
platónicas, las matrices pitagóricas de armonía, pasando también, en el campo de las artes,
por Policleto y

" Véase E. Bti N/\Mt, /u l'oeticu di Ai histotele e il con 'etto fell'une p rrsso gli nnti'chi, Firenze 1932, pp. 60-
6,3, 141, 255.

tu,rn, IN/, f,/J-J): en -ArIrinli di zrcliitcttura-. Xifl, 2001' p. 1.ò..En cualquier ero, e.ulla simetría iii Vitruvio., cf. aìiie-

Ntzziri di P?rozzzio. a ciii* di. A fiudiani. ¡Milnno! 19fiS, pp. 67-81 .(il. cap. @nulvgir',c siwuiriiziil. M", sobre el

sim-

i?s0', pp. 'i 1- iioia 3)":49; Vi3 auviù; Ar t thimm gli f.ióri /-P/N; - Cri de S. herr:. k-ma is6o; pp. 5 , 94
(nota a pie de página), orn reeditado tras inrroduración por S.
Maggi, M il amo .20f12.
° Vi remisión, 1, 2, 4 (GkOS 1997, I, pp. 26-28).
'' Ibid, 3, 1, 1 (GROS 199.7', I, pp. 236-238).
"Cf. R. FALus, Sto'. lii thkrie de modulo de Viti "ve, en "Acta Arcliaeologica Academiae Scientiarurri
Hungnrifiun-',.°XXXI, 1979, pp: 2fi1:c 2f'à.
'" lli IiÉER7'Mdif,. Zifozi*# r nlppeni "iiiwyirf,.in "Bz LIX,. l9b-l, no. 1, esp. pp. 53 -e 59:
" A.ConH,:in tilttis 1907; I', 2'.7.3: mora 27;- 1li j- 890,.:noie 75. Pero véase pit'rc l'antocc€chte J.
Virzltl" Actuulii2 'le. l'iiy1'iin:tIu'r gW'o-muinìut, in..'M2lim;§rs.'d'14i$foirr A iri+nisr ed..d'Archéolv ie uffèrli h Pr ul'
G-'illiri,. 1 ausanne 1976, pp. 335-344.
RIEoL, Berlín 1893 (trad. it. Problemas de estilo. Fondamenti dei' //,in storin dell'arte ornamentale, Milán
1963).
1.11

<>*** '"- >' p*op*io i*+ Q**°*++° co+n¡ DelisttraÙilit?a, sin4meLria se propone como el " jiave de
contacto entre lo visible y lo invisible, lo humano y lo divino''. Es cierto que la palabra, en el
lenguaje moderno, tiene un significado completamente distinto, que gira en última instancia en torno al
concierto de la especularidad, no
necesaria y colimada con las nociones de axialidad, por no hablar de froiltalidad, atribuibles a
a la arquitectura itálica y repitÙlicana (pero no sólo a éstas).
Y a propósito de la simetría, tomemos nota ahora de lo que se ha sugerido más arriba; al
menos como una primera aproximación, ya que serán necesarias mayores precisiones. En
cualquier caso, en la Antigüedad, el término, ciertamente elusivo y vago, alude también a una
especie de "belleza objetiva" canónica. Quizá sea precisamente este tipo de aspiración o
anclaje a la tan- gibilidad lo que acentúa los sentidos tan distintos que la expresión implica hoy,
con respecto a la cul- tura.
cultura griega y romana. Y no sólo sería interesante desde el punto de vista lingüístico
averiguar los porqués, los cómos y los cómos de tal mutación semántica (y de su contenido) a
lo largo del tiempo geohistórico, sino también en relación con la evolución de los conocimientos
científicos pertinentes. Por otra parte, por ejemplo, la sitriinetría, tal y como hoy la conocemos y
reconocemos, es incluso obvio, además de un lugar común, que es conocida más o menos implícita, pero
no tácitamente, en la Antigüedad, al menos en términos analógicos amplios. Y así lo
demuestran innumerables obras de arte.
y monumental, donde es cierto que "la arquitectura anticipa con sus construcciones la formulación
teórica explícita"'. De modo que la categoría, en el sentido restrictivo (por así decirlo) y spe-
cificaciones de épocas recientes - iii clave, como ya se ha dicho, de especularidad y equilibrio -,
refinadas posteriormente de diversas maneras, pueden invertir uno de los posibles significados
de la palabra griega clásica, al menos a la luz de una circunstancia particular. Al fin y al
cabo, "ya en el caso de la simetría, entendida como concordancia de las partes por medio de
proporciones, no se excluía que las partes fueran iguales entre sí: se hablaba entonces de
proportio nequclitatis, en lugar de flroportio ineqiialitati", de modo que, en definitiva, "puede
decirse que el sentido moderno de simetría sólo nace realmente cuando la noción de "semejanza
correspondiente de las partes" se distingue claramente de la de simple

"Cf. de nuevo A. CoRSO, en G Ros 1997, I, p. 273, nora 27.


"
Ai'chitebtw geschichte und Ar chitehtw'iheot ie, I, Die Symiiieti ien in der Antiken Ai'chitektni- und iii Einigen Beiwert Shit

Viti'uui Libri decem De Architectura, pp. 133-148).

Londres 1970 ( 90'); G os, A ch!t-ttt!r- and society in it 1! om !!! Roma 1987. Pero véase especialmente :
CclaRELLI, Arquitectnre
le R!ptl bliqiie rom time, Colloque (Roma, 2-4 dic. 1980), Roma 1983, pp. 1 19-189, reproducido en
ID. Reuixit
Ai e, cit. p3. 326-343; así como P. FANCELU, Aper tri re fri oblemutic on the snntiiy rio. Dal i 'estu tiro nient ile alla si iiseri-.
de la Conferencia (Palestrina
16-1 abr. 1988), editado por B. Coari, Palestrina 1989, pp. 174-175, sens pre en referencia a Filippo Coarelli. ¡Cada
uno de ellos sube ita frontal, pero en términos más generales, véase 1 ri? ti e, J.-f! V£nAu4', Figiii e , zr/"/e, zurziJizeJ,
París 19p0 (trad. it. Eigtire, idoli, iii ischere, Milán 200.1, pp. 100-101).
'" W. 'fUARKl ăW ICZ, L'este(iry nii ticy, ci t., p. 3.12,
Cf. el texto básico sobre el tema: E. CAS+ELLAu t, Simmetriii e ri itur i. Drille 'irmonie delle figtire ylle
iiir'ift idnze delle /rgt{i, Roma-Bari 2000, pp. 15-26, especialmente 18, considerando también los vínculos entre
simetría, pro- porción y
'' C. BzIRATI, /n simmetrin dinymicii. Scienza ed ai'te nell'iirchitettura classica, Milán 1952, p.28.
M, también debe hacerse referencia, para la escansión de los motivos ornamentales en la antigüedad, al clásico A.
1.12 1.13

repetición". En cualquier caso, Vitruvio, en el Libro VI, habla también, y no por casualidad, de ¡nento OtticO''. Con lo cual, no sólo vuelven a entrar en juego definitivamente las
siminetrie uerae, conseguidas mediante números enteros, para distinguirlas de las más artificiales, conexiones mutuas
perseguidas y conseguidas mediante "detractiones rznt ndiectione"'. Y estos aspectos ya iiifirrn la entre las propias categorías, ni las relaciones entre ellas y la recepción visual, deformaciones y
supuesta objetividad antes mencionada. Pero esto no basta. En efecto, la antigua comprensión modificaciones relacionadas incluidas. Más. Como "los significados no tienen vínculos
naturales con las palabras,
de la simme- tria como conmensurabilidad, precisamente en las acepciones que acabamos de ver,
Lo demuestra ampliamente la pluralidad finita (y la arbitrariedad, aparte del fenómeno de la
no puede dejar de confrontarse severamente con el discurso, igualmente básico, de las
ononiatopoeia) de las lenguas en el tiempo y en el espacio, "de modo que las permutaciones, en sí
correcciones ópticas, de las que hablaremos en seguida. Donde es inevitable que, entre ambos polos, se
mismas, no tienen ningún vínculo intrínseco con los objetos que pueden haber causado las sensaciones
produzcan entretanto inabara- ciones y anormalidades respecto a la aparente pureza y linealidad del
de las que surgen. Todo el campo de lo visible se convierte en una prolongación del
perentorio razonamiento general subyacente. Y esto no sólo en la práctica, ni sólo a pie de obra,
lingüístico"', implicando inevitablemente a la semiótica en primer plano. ¡Por supuesto, todo
sino ya en la fase preventiva de la sagaz y calibrada previsión proyectual, marcada por un
esto es claro y proponible hoy, mucho más allá del parentesco platónico entre palabras y cosC"'
procedimiento modular", así como en el contexto, por supuesto, de la conexión entre arte y
pero es en qtizleheamodo, arcanameiite, emòrioiialinente iitttiito jicl- la inticliity, en el mismo!
verdad, muy sentida, entre otros, por Vitruvio.
Vitruvio en particular. 'r' 'i'es que aquí el vínculo, de eiti arriba, con significantes y significados,
Sin embargo, aclarado el sentido histórico de la expresión en cuestión, la estrecha
por un lado, y que con la percepción óptica, gérmenes de perspectiva en nogal incluido, de que más
conexión es evidente, si no primaria (la ratio Iymmetriarum, con analogías, aunque con
abajo, por el otro, es bien clelined.
excepciones, a la buscada coherencia del discurso oral, en su estructura retórica", como la par- titio
Sin embargo, los ejemplos presentados sobre la categoría que nos ocupa parecen, incluso en
poética, "invocada por Piero Tornei"), con respecto a las otras cinco clases cairotas. Pero también es sí mismos, elocuentes. Para permanecer en el mundo antiguo, Matila C. Ghyka", a este respecto,
evidente, por supuesto, su estrecha dependencia de la conformación articulada, ante todo, pero no
discierne una simetría "dinámica", que encarna relaciones conmensurables nta irracionales, frente a
sólo, de la figura humana como tal: con resultados extraordinariamente conocidos y fecundos en el
la c{uel- la "estática" y pragmática, repetitiva vitruviana, "es decir, aproximada" -como pretende
teiiype'. Volvamos a leer directamente a Vitruvio: "Ordinatio est modica membro- min operis
César Baii ati".
conimoditas separatiin universaeque proportionis ad symmetriatn comparatio"'. Esto define
- e incluso consecuencias inconfesables". En este sentido, una geometría aplicada y aplicable a los
el vínculo, por ejemplo, entre siiiimetría y ordinatio, nia di piti. Pierre Gros, en efecto, señala conte
objetos, a la arquitectura en paiticular, en suma, dibujada, graficada, es decididamente impoile: entre
"Lejos [...] de ver una relación evolutiva entre iJrnmerrzn y eitryth- min hay que suponer que la
otras cosas, invirtiendo la diagonal a lo largo de un lado del cuadrado'" (d2: donde el valor es
primera engloba a la segunda"". No es éste el lugar para un examen en profundidad de las
propri:imei1te geométrico, como se afirma, representado precisamente por una diagonal, no
diferentes categorías vitruvianas y de los relativos y posibles acoplamientos homogéneos entre ellas".
por una figura, si no
Además, según Wladislaw Štarkiewicz, existe una hipótesis especificadora con respecto a la que acabo
iniprecisamente "0).Y esto, en general, con respecto a la tina iiunlerologia en su manera perfecta
de mencionar; en definitiva, como una especie de contrapunto que se realizaría precisamente
ina abstracta, no siempre nC siibito spendable lel medins res, en clave cli proporzionaiiiento rappor-
entre simetri t y etirythmin, entendida esta última como un "correctivo" o "refinamiento".
tato el edificio"'. Por otra parte, hay pruebas de que la "clelia iiiatematica ellertistica característica de
tener en la regla y el compás su principal herramienta de cálculo, es esencial para comprender sus
'' fi. C A''TLLLAN1, Siiniiieti'i e un tui a, cit. , p. 2.2. motivaciones y su desarrollo, pero rara vez se tiene en cuenta"".
'' Vi'i Anio,6, 3, 1.1 (Ü Ros 1997, II, p. 842).
'" Cf. ]. J. COU1.TON, Moúules rmd Me'1sti i emet i.te in Ancient Desigii nCid Modei'n 3cl'olyi elitp, i i Mmii ys
z/us ingrrtrni, cit., pp. 85-8 9. "Ihidem.
Cf- 1' GROS, Vl'tl'It H€ r£ /r£ oJU U£, iII ÉfJ ÈitÉs UE l'í'ÍJitt!t'tífl'e ffe lH ÉeflHiSSHllce, Actes du Colloque
" Para ciLazio ij e, cf. F. Cl il.Al'I't, Jnper -cezjoti e non è iii etny i cii te prtssiyy'. coJ//J'c mln lun g0 coiJ// '/r J/oio-
(Tours 1 -11 juill. 1981) editado por J. Cíuil Jaume, l'aris 1988, p. 58. Qco, in Mont ig. striticu e J / "ri,J//rn Jr//'- /r/rc, a cui a di B. Antoinari ni, Idonea 1997, p. 15. En cambio, para el
°" P. TOM El, A f'puliti Jf2//kJ£é//fr/, ci(., pp. 60-66. origen ciel lenguaje, c l . tn el doni arnentuÌe E. CASSi RFu, Sprucl e ieid Mytfjos, Nueva York 19 J9 (trad. it. t ingangfio
" Cf. di ntiovo 1'iniportan te cd orJaiai clásico R. WlTTKc'WLR, Pi j'iicipi" ti'cljjtettoii ici, cit., futssiiii. Pero véase
e iii ito. Coz/frzb//ra /'rm/r, z tri zip, "J del r/è/; M italeo 196.1 ). Jnfi ne, para ono iiiaro}ocia, en co rileslo est, cir. C.
también el igualmente conocido y anterior E. PANOfSU, Die El/ficict//yz/g ,Jri Proporti'0nsl6lji e n/i A éAi/d drr
BSAN ril, fi/ivor/ri Il, Celle o delln phonia, Torino 1957, p. 96.
Stileii tiulchlioig, en "Monarshe ïte für Iíunstwissenscliaft", XIV, 1921, pp,188-219 (pot, en la versión inglesa, en IVIe'ming of '" Y. Cl M,\TT1, 'I. i fl ei'ct'zi'o ii t'', ci t. , 3 . 1.5 .
the Vi' Heil Ai'ts. JnQris /i/ nul u/i Art Wist0 iy, tracl. it. /n flor/li dr/la Jcoi'in r/e/le pi'of'0rziuii i' rJel cci f o iitti tiso cotue
" Pt A t oNk, Trucco, 29b; N. SAI ORION, Lei zrittei di ri/i/Jiri/'i, cir., p. 6fi.
7' 65J6 delln 3JOJ ifI degli .íJi//, ilI Il Ji /7/ /f///O H0lle HI Ji PfJiHf, TO1iJ4o l9(i2, pp. 5 -1(}6)).
'' M. C: GI 1\qv, Ér ,/o//i/'ic dii: Lites et Ryth iuce p itl'rigot iciens d'ins le /ùr''/ap,pr/ /r//r lr la sir///'inrzu// oct
" Vwxuvo, 1,2,2(C&o WJ7,1,p.fi) identrile, 1aris 193.1, I, i ri particular pp. 40 y 52. Por el mismo autoi c, veclansi pu re la p recedcn ti I £9., Estl'étigii r
kes pi opoi -trono Entri la rzuJ/irr et deiie /ri ni'rJ, l'aris 1927; y 11a., £iin/ i J' le £ Mtl me, París 1938.
" C. Bel lmq 1, £n z,uwrrriu diiuimicu, cìt., p. 75. Sobre la sino metría dinámica, cf. A. más arriba.
A. St3UTt4\v ICK, Lrr r'oarJiur/rio//.' iitie ippli itioii ù l'ri i cllitectii i e dr la yin eti'ie dpuniti ique, París 1939.
'" fF.. l^ GRos, ff0l7l l'e5 iJ7N£/Of/d/6£ r/ 77O77zó7'('J pitt Hlr1 6ÀrZ Ùif7'ffPf, in l€-la14geS dC 1' COlc Ft afI§aiSe
à< Roma. Antiqitité", LXXXVIII, 1976, nº 2, pp. 673, 695, 701.
editado por R. Rolf, Heerlen 1997, pp. 17-24.
'' Ibid i i, pp.. 671, 6'78, 690.
" W. TATARKtEW[CZ, L'esteti'cn iiiticu, cit., {. ¡318; M. L. G UALAN tel, e sources pei- lvi stoi i'ri !
Cf. ]. J. de JONC, Creeh Ma thenuitic , Helleii istic rrcllit.ctii i'e riti l Viti'ii uiiis' Dc Architect un a, m Miintis
L riiitichitü clussicu, Rorna 200.1, p. 30.
r/o// ingi "ii// , cit, p. 104.
En términos generales, sobre este tema, véase aiiche P. H. SHOLPIEL D, ?/Jc T/ roJy uJ Prapoi tioii l id
Architectii re, Londres-Nueva York 1958, [ap. 1€'-52 (i[ c;jp. on Vi'trti miiie wild the "Theory of Pr -op''i-tioii) .
"' L. RUSSO, /n i yyoliizione ditiieii ticuin. Il jt'eiisiei'o e 'ientifìco gre''o e lvi sci'-nz.ri m.odei'iui, Mil ano 19')7',
58. Pero, sobre el pensamiento sc1ent i f cv iii Grecia, véase p ure lk. vori Fh FZ, Dei Ursp ni mg der Wi senschrift bei' deii
Criecl'en,
1.14 PAOLO FANCLLLI 1.15

En cualquier caso, la simetría asume su verdadera sustancia cognoscitiva en sentido tres contextos, resulta lógico concluir que "falsa itldicia oculorurn haheat aspectus", de la que derivamos
moderado cuando a la igualdad y simple iteración de los elementos (incluso ornamentales) }¿ consecuencia según la cual: "Cuna et'go c{uae sunt vera fusa videantur et iionnulla aliter c{uam sunt
sigue la sustituibilidad, en el sentido literal especular de la expresión. Pero la simetría actual crilis prohentur, non ptito oportere esse duÙiurrl cjtiiii ad locorurn riaturas aut necessitates
propiamente dicha no es, sic et simpliciter, sólo la comúnmente vista como bilateral, es decir, detrac- tiones aut adiectioiies fieri cleheant"^. En este sentido, hay que tener en cuenta, respecto a
heráldica. Existen también, entre otras, las de simetría traslativa, rotatoria, ornamental y las aberraciones visuales, las diversas compensaciones arquitectónicas que, intuitivamente,
cristalográfica'', la de semejanza (o escala: la espiral), la del color, etcétera''. Y ello, teniendo tienen lugar en la Antigüedad, no sólo en época griega, helenística y romana, sino también en las
siempre presente que los estudios de finales del siglo XVIII y del siglo XIX sobre la cristalografía, culturas egipcia y exopotárnica. El conjunto, al menos
precedidos por los de Blaise Pascal y Claude Perrault sobre la refl0$IlOI1e, proporcionan pistas /aparición, "con un alto grado de sutileza que debe vincularse a los hallazgos de un
importantes y decisivas para los desarrollos y las observaciones científicas sobre la simetría investigaciones filosóficas muy avanzadas en el plano de las ex}aeriencias óptico-geométricas''.
propiamente dicha, tal como se entiende actualmente"'. Por ejemplo, como es bien sabido, en los templos griegos las columnas angulares, expuestas a
Una vez expuesto, al menos, el vasto y complejo, además de cambiante, intento la luz durante más tiempo y con más difi- cultades, se agrandan eiiipíricamente para hacerlas
de simetría, abordamos, 6zr et nunc, el tema de la percepción y recepción visual y las aparecer uniformes con las demás, y se pesan las distancias centrales relativas, para hacerlas
correcciones ópticas más adecuadas. No se pasará por alto aquí la aparente homogéneas con las demás (contracciones angulares), los soportes se inclinan ligeramente,
seccionalización y parcelación con que se exponen, por el momento, los principales colocándolos ligeramente convergentes para mostrarlos, juntos, paralelos y ver- ticales, y el
problemas estéticos detectables en Vitruvio. En esta fase, en efecto, se intentará, estilete tiende a ser con- ferente (mediante ctirlei gradualmente desiguales, como el pn/-ci
enucleándolos, presentarlos en su dimensión argumentativa, pero luego se intentará prever vitriivian scomilli ri) para manifestar lo rctilíneo. Los mismos casos, si se conocen a exi- gencias
su contextualización y la verificación de sus mutuas relaciones y eventuales incidencias . estáticas, se responden por rastreirazioni. Pero, en la ànil ity de una unidad figurativa perseguida
entre
El punto que se va a tocar ahora es el de la fcllncin perceptiva, tema de gt'aiidísima relevancia en cultura y arquitectura, dentro del monumento, también hay compensaciones sutiles y refinadas,
hasta
el arte, la arquitectura y la estética de la Antigüedad (así como en la psicología y la filosofía modernas
a escala minuciosa. Por ejemplo, para el epistilo, para rnctopc y triglifos, para sime y con
pertinentes, al menos desde Geotge Berkley"', hasta el reciente Mikel Dufrenne"'), fenómeno que se
efectos en cascada: desde bajorrelieves hasta figuras en redondo''. AccouNtIoNes que
intenta contrarrestar a continuación con mesuradas correcciones y/o derogaciones de la estructura yoimée.
suscitan difiNcultad, prOblelTly 8pel Li, CO1ICl'aCldlZlOlfit, el £lt4a SOrta de NCe1'CatO y p1'efiSSaLO
Donde, sin embargo, en la cultura griega, el sentido de la vista sigue siendo el considerado más elevado''.
pelfeZi3iSl23O constructivo (en el sentido esc{uisico de la expresión), donde uno se ve envuelto,
Vitruvio reconoce en el Libro III que "Ergo quod oculos fallit, ratiocinatione est exaequandrur". Y, además,
precisamente, en rarezas, incoherencias y aiioiiiies al menos aparentes. Éstas, por el contrario,
"[...] uti quod fallitut' temperatione adaugeatur". Pero de piti. En el libro VI, de nuevo, se insiste mucho:
encuentran su razón de ser en clave perceptiva. Esto se aplica, entre otras cosas, a las líneas
"Non emm veros videtur habere vistis effectus, sed faJlitur saepius iudicio ali eo mens"7 '.En
paralelas a primera vista convergentes en los bordes laterales (ilusión de Hering) y, por esa
misma razón, a los cli- ventes realizados, para enmendar la primera impresión; así,
presentándolos sólo ilusoriamente equidistantes". Pero, de hecho, todo el [procedimiento
invocado pone de relieve, en definitiva, aporías con- ceptuales, cognitivas, consistentes, al menos
in Ily., Gi-i ii lpro bleine dei- Fete/7/'cb/e Orr uii//érJi Wissenschaft, Berlin-New Yoi k 197.1, pp. 1-326 (t1'ad.. i r. Le
oi'igi- iii dellu s'iena i in Greciy, Bologna 1988). en lo que respecta a quienes hablan de verdad y verosimilitud, frente a engaño: en definitiva, de
"" Èr. E, ASTELLAN 1, Nii "zzzrfr/'d r i/dJ "iù, cit., p. d4. conocimiento frente a mero ver"'. A fin de cuentas, una vez reconocida la indudable falacia de la
H. WEIL, 3youtnetiy, Princeton 1952 (trad. it. Iu i/mi rii'in, Milán 1962, 1975, en }aartico1ai y p. 7); percepción, ¿no se crea con tal y tal corrección una especie de gigantesco y tetragonal
ni:i cf. también M. ENIMER, M iteinnticii e rirte.' dril Timeo de Portone ulln comjt' ritmi gi upl i c s , en I fruttrili In geometi3rt del-
contramisticismo? ¿No sigue basándose, y desde luego con gran sofisticación, en una apariencia
.
/'irrrgO/rzrr, Cata[ogo dellii Mostra (Roma 16 iiiaggio-5 giugn. 19S8), editado por M. Calvcsi eJ d//, Roma 1988, artificial?
pp.
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" Ibid, 6, 2, 2 (GROS 1997, II, p. 834) .
Sti#ittu re ii mei iche, riitoorgu re y senso del bello, en "Bollettino della Un ione Matematica Italiana", sez. A 'La " Ibid, 6, 2, 3-4 (Gres 1997, II, pp. 834-835).
matematica nella società e nella cultura', s. VIII, IV/A, 200.1, pp. 209-245. Para exámenes en profundidad y exein " G. FANo, Co)3 0Z,loni 6 / /'//rfJ/o7/i GffirÀ6 fn rf7'fÙf/6JÉf2JÙ, Bari 1979, p. 36.
pt ifi- caciones, pues, en los curnpo- res arquitectónicos, véase M. BIk1NLkt.LI, Orti r ipparente. Architettiirri " Etman, 3, 4, 5 (Gnos 1997, I, p. 254); y 5, 9, 4 (GROS 1997, I, p. 578).
e sianmetrie in egolnin', Roma 1987. "I rn por tante, in p roposi to, $. Sol UIC LI1, Notrt iti troJiittiua iti lle c0i4'eziotIa tiell'ui-te gr6crt sites 0 rt Mi r0ne, in "Anii

^ Véase E. CAsyElzAN I, film mr/rin e ri ittiru, ci t., p. 5.9. nario della 5enola archeologica di Atene e delle Missioni italiane in Orien re", n. s. (XIV-XVI), XXX-XXXII, 1952-
Ibid, ¡1. 1.5. 1954 (but 1955] p[i. 23-73. Pero cf. también P A. MICHELIS, L'Esthétiqiie de 1Ai'chitecture, París 1974 (las
* G,BERKLLY, An Essuy towro'ds i lew Theory of Vision, Dublín 1709 (rrad. it. Un saggio per iinri dos primeras ediciones son griegas: 1940, 1965), pp. 270-307, pero también la específica H. BUSINo,
Opti'sche Koi-i ehturen. Vitrous dci p fehlii rigen uerglicl cii init dei' uttische i Ai'chitel'tut' de' 5. Qht. u. Ch r. Qht. u. Ch r., 1 ri
teoriu dellu uisioiie, u cura di P. Spinicci, Milano 1995).
Viti itv, Kolloquium, cir., pp. 27-40.
"M. DUFRENN E, L'oeil et l'oreille. Eswat, Mon rréal 1987.
" Véase G. KnNlZSA, Vedere e pensri i'e, Bolonia 1991, p. 14.1.
"' Véase G. CARCLIIA, L'esteticu in tica, cit., p. 4.
" Véase S. S+Uc;CHI, Nota introductoria sobre las coi raciones, cit., p. 42.
ViTRUVIO, 3, 3, 12 (Gkos 1997, I, p. 250). Sobre estas prob1emar'icas, véase, ahora, entre muchas contribuciones, F. FERRETTI, l'ensnre
' Ibid, 3, 3, 13 (GRos 1997, I, p. 250). cedendo. Le iriiriuigi- iii meutali nella scienz. i cognitiva, Roma 1998. Pero, sobre las correcciones otr'iclie en Vitruvio,
véase F. W. NCHLIKK£:R, Hellenostiche VOrstellii ngen, cit., pp. 165- 183 y, para el conteiso, las agudas anotaciones
de P. GROS, Lei f nd - mente philosophi ques, cit, p. 18: "les correptions optiques, dont a souvenr dit qu'e1les faisaien
t éclatcr le système arithmetiqiie de la synimeti'io'.
116 PAUL ISANCELL1 1.17

Sin embargo, los fundamentos cognitivos explícitos en el lado filosófico de una Se trata de un tema muy amplio, incluso en su gno-
actitud sirnile no comienzan en lo que Rudolph Ariiheim denomina la "desconfianza de los sentidos" apicultura, y no por casualidad atendida con intensidad - esta vez, a diferencia de la anterior
escéptica, tal como se da en Platón y, a su manera, en Aristóteles. Además, el propio Platón, en el b}¿} tj t}j1]'c', tetic; fi]t ';t)fica, d tìc]j'i iljtesa ile Scl2so specific, nza lìOlJ SOltillà tO d0 qtlesta. LX
Repvb Clic t, protirtnates directa y explícitamente, iii clave específica, sobre la e- existencia de ;titritr' rațay escii rata de Vitruvio, part' a6hastan za drástica, en este sentido, 1.a
deformaciones ópticas''. Pero véase también Anaxágoras (siglo V) y Demócrito" (V- IV), Filón diive citas textuales'. AfFcl'ma con un enfoque nioralista c scvc-.
de Eleusis (architctto, IV), así como el más cercano a Vitrivio, Gemino"(iateiati- co, I). Y, j t ]'; t-cl i tctt' , np| l i[ ¡'' VI 1, i ri iaierito a una importante vertiente expt'csxivo presente en el p3 tj
sin embargo, en Platón, como dice Ernst Cassirer, "emerge cada vez más claramente que la p3 tj ;Jl i (i ji s¿p t" ¢lcl j ceto, al sect t-c figurativo, c[uello de pinturas en general, rireii rito i n q ti¿tj i|
imagen como tal no reside exclusivamente en la esfera del arte, sino que extiende su peculiar [ji t¡ eiini fi¿.ttivt "): feel| ;iec c uae ex veris rcbus exem[ala umebata tu r, ri unc inic]tlis
actividad a la esfera del conocimiento puro. Es precisamente la vintcmnt/cn coio- sceiza [...] no ¡, t, i 5 tj, i i | ytj|aa i tp . N,J na |a i ridi tur tectoriis rnojastra potitis c{rtaru ex remus ìJ riitis imagi Ires
puede en modo alguno sustraerse a las ayudas y soportes sensibles"'. ycj'Mae. °j t) c(jl tt i)q jji cjji n tj-ttytjjt ut' cad aljji, pro fastigiis a/ptlgil4ectl li ctln2 cl iS}9is fOlJ Ì S Ct
Sin embargo, es innecesario, en el contexto de un ensayo sobre el tema general de la pq|tt tj" i tcpa caijcl¿l;¡[ i ;¡ ,Jcc}tell| at'u rn sustinentiti fig uras, stipra fas tigia eai un4 u t gentes cx
estética de Vitruvio, intentar presentarse como particularmente original en lo que se refiere a t.qc]ivi btj, ctg qa vril tt ti, tcjjci i f]ores lja[,en tcs in se si ri e ratio ne sedere t ta igi 11 'i, ia on
los aspectos que se acaban de mencionar. Tanto más en presencia de agudas y clarificadoras nti ri us coli- cili 'li unici rata 1 allen res igilla al ta la tinaanis aiia hestiarum capiti bus. Haec
observaciones paiaofskianas al respecto: "Mientras que una época cuya visión estaba autemi rice sulu t 'rec et'j Ostill t 14 CC titcì tl 1 C. L tt c134 iltl 123 OclIl lJ3 CH 1lTl [9 O tCSt Cap a1J3 tls VC!'e
condicionada por una representación del espacio, que se definía por una rigurosa perspectiva 8.8!8 118elee tcCt*1 n8 -!t!t C'!!8 -
plana, tuvo que redescubrir las curvaturas de nuestro mundo visual, por así decirlo esferoidal, ,jclab¡-t¡ nj ot'n;jrn i ta ¡,ti gi i sett co]icu]us tana ten ms et mollis silsti ia cre scclcn eilill ti lla .i
estas curvaturas eran, en cambio, completamente evidentes para una época que estaba tit de t-,¡clici[o ns et col icrt| is cx | arte f1orcs cli micliatac} lle si gilla pl'ocrea i'i ? [. ] 1'.rgo ita J4t'vi
acostumbrada a ver según la perspectiva, pero no según la perspectiva plana: es decir, para la ntoi'cs
Antigüedad clásica. En los escritos de los antiguos ópticos y teóricos del arte (así como, en el mismo ¿oeget'tjj titi i ij¿i-tiac j j;J| i ittc|ices crpj \ i ricerell t :I tati um virttttes. Iticlici es iirttcn4 en fii nais
sentido, en las obras filosóficas) encontramos observaciones en este sentido: las líneas hscuratac l4ieji tcs J4'i ta valclà r ¡a ro[ arc c{uod } OtCSt esse ccl m auctoi i tate et I:itiinc dCCOl ifi.
rectas se ven como curvas, y las líneas curvas como rectas; las columnas, para no ser vistas Neqtt2 jjijj pictpt rae t-\pt j c}cl9qj t qttac ntelj Slily t si rla iles vel'it'Iti, làCC SI È'lctilc S£t1J t elega t4- tes
como curvas, deben tener una éntasis [...]; el e-pistilo y la estilóbata, precisamente para no 23 at te, ideo dp l i3 st,Jti m dcljct 'recte' i tl dic;il i, ri Psi argtt metàt'1tio ries certas ratiti nes abrlc-
dar la impresión de curvatura, deben ser curvos. Las famosas eurvaturas, por ejemplo de los rint si ne offei sion il us explicatas' . Hay c@, claramente exteriorizada, una actitud iei a pa'
templos dóricos, expresan las consecuencias prácticas de estas nociones". lo-.
gistico, se leon razir'li1Ìistico, otro ch.t thor-alcggiin.ici ct'1Tle co!°vie8c to costtlmi 8scit!t!i cd
A continuación se intentarán examinar los pasajes vitruvianos directamente austero, así como rè/ip; del ¡aersol:ia{;gy y del entorno sociocultural que él. de alguna manera,
relacionados con los temas de "verosimilitud, imitación, mímesis o emulación" y, para conver- representaba. Pero el tratadista i insiste, un poco pin más adelante, relanzando concluyentemente
su pensamiento poleínico al respecto, atribuyéndolo, esta vez, al mater atico Licino y refiriéndose
a éste: "Si ergo quae non possunt in veritate rationem habere facti in picturis probaverimus,
" R. ARNPiESet, Vi'iinl Thinking, Berkeley-1 os Angeles 1969(rrad. ir. 119etisiei'o uisluo, Turín 1974', pp. accedemus et nos his civitatibus quae propter haec vitia insipientes sunt iudicatae"". Por
6-9, rna para Platón pp. 9-12 y para Aristóteles pp. 12-IN).
imperdible: el discurso de Vitruvio se vuelve, por así decirlo, categórico, omnipresente y
" Pt ATON E, LrtRey iibhlicy, 523 .
" Cf. S. FrRni, trod/rugi Hi r rriirn, cit., p. 99; W.TArAsxiLvCZ, L'estetica enticy, cit., pp. 1.3.1,139; R. abarcador, cuando inviste, con una consistencia indudablemente tradicionalista, así como con una
PANICtel, £6 fB6i'/rr dell'urte riell'nnticl1itñ, Florencia 1997, pp. 47, 56-57, considerable dosis de arti- sensismo, el tema del amplio y deslumbrante uso del color en la
68.
pintura: "Quod enim antiqu i insu- inentcs laborem et industriam probare contendebant artibus,
'" Véase W. TAr s iL Nez, Lé irr/c si/cn, cit., p. 319.
*' E. GnS $ iVeV, Fidos iin eidolon. Dois Probleizi dev Scllâiieti rind der Kmnst in Plutons Dirilugen, 'i n "Vortrâge id nunc coloribus et eorum ele- ganti specie consecuntur, et quam subtilitas ai'tificis
der Bibliotliek Warburg", II, 1922-1923; I, 1924, pp. 1-27 (trad. it. Eidos ed eidolon. Il prabl our del hello e dell ñi'te adiciebat operihus auctoritatem, nunc doininicus sum{atus efficit ne desideretur"". En esta
clave, sólo y exclusivamente quienes contrarrestaran los supuestos e inmoderados excesos que se
" E. PaNorso, Die friiprÀiipr cls 'sym bolische formati', en "Vortrage der Bibliothek Warburg", 1924-1925
acaban de ejemplificar podrían acceder a esa guardia vigilante y aún más vigilante del decorado
[pero 1927] (trad. it. /u prospettiyy co rue ' ornly sin'ibolicu' e ultt-t scritti, editado por G. D. Neri, Milán 1961
[1966], pp. 4.1 y 76-78, nota 12). Véase también, a este respecto, J. WH ITE, The Bit-th ynd Rrbit-th 0 alabado. La atención, que parecería encarnar, en Vitruvio (así como en Cicerón), un requisito
l'ictoriul Spyce, Londres 1957 (i iaù. it. Huscitri e rinascit i dello sp izio pittoi ico, Milán 197.1, pp. 319-373: el ch. Lo prioritario para un arte-
s9nzio pittorico tiel- 1'lntic'I jt t, risa[ente ;| 1956). Sobre las pinturas il[usionistas en las villas en relación con Vitruvio,
véase P. G RIMAL, LeJyrfr- dine roouiiiis, París 1984 (trad. ir. I giardini di Roma intic i, Milán 1990 [2000], pp. 239-
241). Luego, para las concepciones científicas correctas*1 del espacio, véase M. ]nmmzV, Cancepis de
Spuce. The Hist0iy of Theot res of Spuce tu Physici, Cambridge (Mass.) 1954 (trad. it. Historiu del concetto di spazio, Milán I - " Véase F. Co,\gFLLl, Ly cultura iirtisticri, cit., p. 29.
36ò [1966'], pp. 19-34: cap., Il concetto di sprimo nell ùntichità). " Vrrkuvlo, 7, 5, 3-5(GROS 1997, II, p. 1044). Cf., a este respecto, M. BORDA, la pi'ttiira i'oni tnu,
' Cf. D. PESCE, Apollonian and Dionysian in the history of clnssicism, Nápoles 1968, pp. 105-145 (el apéndice Milán
"Mimesis" y "manía" en la eitetica griega),' 1' WOODRU£r, Aristotle on Mimesis, i n Essays on Aristotleì Poetica, editado 1958, pp. 50-51.
por A. Oksenberg Rorty, Princeton 1992, pp. 89-90. -' VITRwo, 7, 5, 6(Gotas 1997, II, p. 1046).
Ibidem, 7, 5, 7 (Gxos 1997, 11, pp. 1046- 1048). Sobre la adopción y el papel de los colores en la
arquitectura y la escultura antiguas, véase A. ME.LUCCO VAccsao, Lei polychromia iiell'nrchitetno'u e nelln plzutica
antichi. etutto della qtie- stione, en "Ricerche di Storia dell'Arre", no. inonograf. eu Colori, colotjture, restauro, 19S4, n. 1,[ p.
18-32; M. C \Ml°isi, Inton'ici coloriture e rivestimenti edilizi in eth romrin t, in "Bollettino d'Arte", LXXII, 1987,
n. 43, pp. 71-92.
'' Vi'rRwo, 1, 2, 5-8 (GROS 1997, I, pp. 28-30).
1.18 1.19

ficc que desicler ver su obra seriamente tomada en est ine'. Sin embargo, iaaentrc Cicerón se poeta, Ytlol como pintor (¡las mismas vertientes estéticas a las que entonces apuntaba!). Y,
manifiesta como un hipócrita (y políticamente) cuenta contra la /nxur/ri en general, Vitruvio, en duiic{'uc, tt;,¿ qtiàlittle inlestichezza, aunque prcgtcsi5;ii, enti le atti él, al final, p.t1ssiécte di iictiro
cambio, reivindica la legitimidad de ésta, al menos en las viviendas p1'ivate''.
det di dentro. Baste mencionar, más allá de esto, la altísima contribución en sentido lírico de
Sin embargo, si queremos remontarnos a las raíces filosóficas de la tentación prioritaria de
|ith los Diálogos''. Después de todo, en Platón, la pictrii'a parecería representar
la Iinitación,
ser una especie de metáfora de la ficción poética y de la retórica". En cualquier caso, en la
Gianni Cat'chia nos recuerda que, para los presocráticos, "mi mesi significa [...] 'la mismidad como
con- confrontación entre el Fedro y la Pepública, la diferencia es notable, pues "el carácter
proceso dentro del cual la esencia de la vida llega a aparecer como belleza'". Pero, como es bien
pasional-entu- siástico del arte ya no es considerado como una dura lista negativa, sino
sabido, es con Platón con quien la cuestión se eleva ya a alturas cognitivas relevantes y, si se
como una forma divina de racionalidad, que, procedente de la divinidad, puede preludiar la
quiere, provocadoras para quienes se acercan a la estética y a la forma artística. En primer lugar,
explicación filosófica de las ideas", permaneciendo siempre como una forma gnoseológica
sin embargo, hay que recordar que el propio Platón reconoce en la arquitectura, como luego
de grado "inferior a la racionalidad de la dialéctica". En todo caso, para Platón, el arte
explicaré, una rigurosa Itntiis ài p ieclSlOne C Ùl ICHEtificitrt'". En segundo lugar, de nuevo para el
persigue engañosamente el ap/at'ire, no el ser: verdad de la inimesis, no verdad de la idea,
filósofo, la imitación admite varios pasos''. I nti ne, de nuevo para Platón, belleza artística y c¡uel-
drm'jue "'. Y esta coisidera- ción ontológica explica el preocupante, aunque severo,
ética deben converger; si no, la primera debe ser rechazada"'. Por otra parte, si, por un lado, la hola,
distanciamiento de Platón del lenguaje del arte, aunque el filósofo adopte diferentes
en tanto que "emanación de una idea, será tanto más "emaritable cuanto más cerca se pueda estar
acepciones del término nt ivlCIi, según los casos. A este respecto, los mayores subrayados
de tal idea", por otro lado, al invertirse en el plano foi'inativo totalmente diferente, en c} postura de
y diferenciaciones son los destinados a situar en planos distintos lo que se define como
"ct'[oia de la naturaleza, se define como copia contante, adan- dándose aún más hacia la verdad icastico, o coio- cial, corre mCynicismo, frente a lo que se denomina nntnstico, o vei "satile.
cognoscitiva: se distancia de la verdad, es un elemento de c'"'rución, una deficiencia cli ese ser al
Donde la primera reproduce realmente "la verdad según proporciones exac tas de anchura,
que debe tender el conocimiento. Con estas observaciones, podría decirse que el problema tiende
longitud y profundidad, y con colores con- vienciados""', además accediendo también a la
hacia la claridad. Sin embargo, con el tiempo, hay, en el iguaido, desarrollos significativos dentro del
utilidad, requisito fundamental para la arquitectura, que Aristóteles incluyó también entre
pensamiento platónico: que no es quieto y estático, sino inquieto y agitado. Platón, p o r otra parte,
las artes akiniméticas y benéficas"". Pero la segunda es la que se compra de lo engañoso,
practica de joven en emaritus
de la mistificación, de la ilusión; en definitiva, de lo que aparece artificialmente y con
simulación'". Y esto es lo que tanto Platón, y luego Vitruvio con él, cohortan
inexorablemente.

Existe aún la clie de evaluación del artista y del artesano, creadores apfutrenti'",
178-187 (reed. en I r9., Reuixit Are, cit., pp. 344-359). Sobre rema, véase también, en un sentido específico, :inche en rat'- pronunciada en1'antigüedad. El tema, variable en el espacio y en el tiempo, es controvertido, pero
la preponderancia de las fuentes y de los estudios induce a creer, al menos a primera vista, que
estas actividades se consideran entonces esencialmente banausicas, aunque con todas las
' G. CA RC[-II/\, L'ei/eJ/ert dn/icd, Ci t., p. 1+l. Sull concetro cii be[lezza ne[la G 1-ecia c[.iSs iC;i, pqi, cfi-. el poi-
derOsissiJàO F. BOUltRl OT, N^/O\ Kig itflos - Ilrtlohrtgilthi i. d'ii rie tei'nie de pi'0fngnncle le lo plai'ite ù t//ir huston i "c/'n-
excepciones, especificaciones y mutaciones del caso™'. Véase, por ejemplo, cómo en Platón, aquí
le Ct /b//oJD/'6iq/ir. Strike dU/'J/oirf ythénieri nir, HildeS}ieim-Ziiric|i-New York }995. influido por el estoicismo, la im- inaginación y la memoria son consideradas como huellas en la cera
'' C.fr. B . PATERA, /n /rt/riuti/nf ili /ni/r, cit., p. 1.7. del alma"'. Pero, en
"C ft. L. G RASS1, Teot'ici e itoi tH rte//d fr/f/fd diJlf, I, Dr/ll A ilti'clyit?i ri ///£/e i/ Cziyqirfceo/o con d/ic J,z /'
/'n/roJ/ r/zy/', Rom:i 1970, p. 6.1.
" Cf. F. TRA flAl "l'O NI, ÙJ' /iJ CnJiirer y /ài/r/icu plotonicy', i re E. CASS[RL R, Eidos ed ei'doloti, c i t. , . I ¿4.
Comtinc}ue, sobre el exterismo de Platón y su relación con las artes, véase también M. Ch. LfiviyUr, fùrou rur/i/'drré " Ibid, 3. 2a.
coiiii "c %//dnre/ii le l'ethétiqiie, LeNon d'ouvcrture du Cours de Philosophie G recque et Latine, París 1857; H. P '" Véase E. NURDLN, /u/'roiu d'nrte niiticy, cix., I, pp..123- 125.
LOR/\NG t , Tìeh Plato aesthetic uiirderiiig fln' i typish Une ich b il'gi'iind, Plt D T|iesis(Univ. Oslo), Os|o 1927; ]. T/\yE, '' Cf. E. MU Ls, f/uro und Ci eek P tintìiig, Leiden 1978, pp. 42-44.
T'lnto's ritid Imit itioii, i el "The Classic:il Qtlarer|y", OVI,1932, rin. J-), pp. 161-169; L. S7' t: gjyt,/ptp,/p, Padua °" Cf. Pt. l'toNE, Il Metterei o estetico, editado por A. Plebe, Bari 1964, p. 28 (del
19J2, I, 9[3. 74-77, 1.11 -1.1.7; P -M. 5€?1-1 UI-If , Pl ttori et 1.'rt i't de soii triy/QJ (yi te plystjqltes), 'flièse cornplem. Dr. comentario). °" Cf. N. SoLomo , L u zrittei ri di mi'mesis, cit., p. 37.
(Univeisiré de Paris), París 193a; T. A4otr.un CosrANzi, L'estetic i in Plutane: sua attualità, Roma s. d,[1948 ?]; w "Véase, por ejemplo, E. BELrlORE, A Theoi)' ofIinitati'oii i'n Plntoi Repiibli , en "Transactions ofthe American
J. VERofiNIRS, Mil'n6'Si$ N/slot Doctriiie ofA rtistic liiiitution unJ its Me ming tu iii, 1 eiden 1949; B. $C Fiwr.iWZ.VK, Pliilological Association", CXIV, 1984, pp. 126-141; P. D'ANcLro, E. Fa/i i, G.SMRAMUZzA, Ftetic i, cit., p. 26.
Platon iind die BilJeiide Ku nst dei' Griecheii, Tiibingen 1953; N. G RIvALU'j, /,z stytiit de l'yrt chez N/,mon, ¡n "Revrie kes '" B. PeTj\1a, /u /eiiri "r/'m ii///ùi Nr, cit., p. 15.
Éttt- des G recques'', XCIII, 1980, pp. 25-41; W. ¡A. f! Ctrl LDS, Plriton, lei ranger et l'ui't g ec du IVe si'ècle '" Cf. S. H. BoTCHrk, Aristotles Theor/ o) Poetry md fiiie Art, with a critical ter t and translation of
ivnnt].C., en The Poetirs, Londres 1895, 1898, 1902, pp. 1 15-1.16, 148-150; K. SvOnUDA, L'rsthétique dAristote, Brno 1927,
'Revue Arc1iéologic{ue', 1994, nº 1, pp. 33-56; Ch.JANAWAY, liityges 0/fixcelletj c . Pluto' Crítica de la A is, Oxford p. 206. "Cf. B. Pol ERA, /u literatura 'nill ri'tr, ci r., p. 15; E. RUNIANo, 1 ri G cos, II, p. 1067, nota 30.
1995; M. L. CATONI, Qnnle trte per Il tempo di Plutotie !, en I Gt-eci.' stoi'jy, cultura, ni'te, societ?t, a cttra di S. SEqH lS, Per
II, A Historical Pecu, 2, Defini'zioiie, Turín 1997, pp. 1013-1 060. En cambio, para los textos pJaton ic'i, se considera aquí, Para ambas formas de mímesis, véase de nuevo G. CARCHIA, L'esteticu antiru, cit., pp. 99-
predominante pero no exclusivamente, el veIsÌone PLAN Oh2, O/*rJr roo//'/nr, Roma-Bari 1971. 10.1.
" S. ZECCH t, E. FmxZlNI, Historiadores de la estética. Anthologiu di testi, I, Dati presocr fici ri Hegel, Bolonia 1995, ' Cf., en piErnie, la rica colección Artistas y ti-tigi ini en Grecia. Guías históricas y ci'iticu, editado por F.
Coarelli,
p. 36. Pero cf. también el muy reciente P. D'ANcrLo, E. Frazier, G. Sc ixv oZ?A, Estética z, editado por E. Franzini,
A. Soniaini, Milán 2002, pp. 21-27(cap. sobre Platón. Mimeiii y rerit?i). Roma-Bari 1980.
" Véase J. PlG EAU D, L'art et le uiyyiit, París 1995, p. 7.1, donde se hace referencia a una influencia estoica. En
cuanto a la estética de los sofistas, véase, en cambio, A. NEGRI, Appunti per un discoi so sull'esteticu dellri sofìstica grecn, en
"Rivista di estetica", XIV, 1969, n. 2, pp. 161-207.
120 121

En particular, de nuevo para l°latone, un bello ensayo de Pierrc Vidal-Naqtiet nos ilustra sobre la los diversos lenguajes inherentes, precisamente en relación con los medios de expresión específicos
valoración del artesano. Elobene, c[rtesti, en este contexto, es.sicuramente un dcrniulgo. Pero la palabra, adoptados. E n e f e c t o , l a mímesis se convierte en la narración no de los acontecimientos que deben
por una parte, alude al creador, al legislador y, por otra, al rapsoda, al médico, al escultor, al técnico. Hay, tener lugar, sino de los que podrían tener lugar, según la verosimilitud o la necesidad. En tal marco, la
pues, una bipolaridad en la actitud platónica a este respecto''. En cualquier caso, en la cultura griega, poesía, coiicerca de lo que yt¿t) aìineiité es plniisihile, [Jiiitiostf' t'uiiivtrsàlà (y, unirtisale
la obra de arte era evidentemente apreciada, aunque de diferentes maneras. Y, sin embargo, se puede, en inéiividtiato'), es file.mtìcamctitc J'*ù
principio -con la excepción de algunas obras de arte incluso rnitializadas- estimar ésta, pero no tanto el ii:efectos:ocurridos, el iii'Jividiiale o el par-
proceso, ni el acto, que la genera. y no, quizá, el proyecto, entendido como ejecución previa c aportación ticular". Pero, en esencia, en la Política, Aristóteles plantea "tres posibles teorías sobre la naturaleza del
arte: el arte(}tOVOt'yYj)r--*[...] ser considerado: en primer lugar como una forma de edu- cación
intelectual distinta. En definitiva, aquí el autor de una obra figurativa se concibe como una especie de
(nCttÒgtct); en segundo lugar como una purificación terapéutica, es decir, tina cabaret',' infil4C
"héroe secreto", donde la habilidad manual y la técnica no gozan de especial favor, de hecho con frecuencia
como pasatiempo libre (òtoytoy )''. En cualquier caso, para el Estagirita, el arte es deleite''. En
se confían, tal cual, al mc/rrJ". Por otra parte, siempre en Platón, el mismo proyecto se realiza en los coi-
Kosinos, en el sentido de que es el at'chitect (no el artista figurativo stricto sensu, podríamos decir) quien cl usioni,nsomma, en Aristóteles, donde la mímesis constituye la 'piedra angular' de sith una exposición
constituye el paradigma de la acción divina, más que el "conde". poética"', "la artistr uerit?t ' no coliman con la cognitiva"'.Pero, más concretamente, ni siquiera
En cualquier caso, "la idea del arte como encantamiento, que hemos visto surgir en el en lo que respecta al mundo del arte -expresión que Art.stotele revi- ve la coherencia interna"' - es un
aibiei- te pitagórico (y retomada, sin embargo, de forma totalmente distinta por Gorgias) ocupaba, ámbito en el que realmente se pueda producir una "creación r.v nihilo"' efectiva. Y comunitariamente, en
en tiempos de Platón, casi nti lugar contiene las teorías sobre el arte"'. En Gorgias, un poco lo que se refiere a la irnitación formativa en Aristóteles, "el si/nei/ stare [...] en el medio stra-
antes de l'latoiie, él mismo habla del arte mismo como artificio y engaño. Pero la 'coiclr- store c de[...] entre realidad y ficción, verdad y falsedad. Precisamente de esta medialidad inifórica surge la capacidad de
diametralmente opuesta a la c{uel1a platónica, ya que "Gorgias sostiene que la 'dulce captar la esencia de la realidad sensible, que se presenta, en el rnitneIis y en todas las demás formas
enfermedad del at'te es infinitamente mejor que la } iatta normalidad"". En efecto, al haber identificado de conocimiento dialéctico, como una n/it6riii, una fuente de sensibilidad sin garantías teóricas, pero
un estrecho vínculo entre poesía y oratoria, como anl eclue destinado a la persuasión, Gorgias es que es c(eciva para todas las formas de conocimiento, incluido el conocimiento teórico. En este
considerado también como un clarividente antecedente del pensamiento aristotélico en este sentido [. ..] en la iredad metafórica se capta la prioridad que Aristóteles concede a la
sentido"". Gì'alItÉCsis sobre la i/ Gerin''". Sin embargo, el propio Aristóteles, entre otras cosas, considera la
Aquí, ito Aristóteles, donde el concepto de verisirniglianza es también central iii el sentido arquitectura por derecho propio, en razón, como elegido, de su utilidad reconocida y decisiva,
retórico"', la poesía es tecl ne, pero, en 'jucsto àiiihito, "la imitación produce verdadero conocimiento"', indiscutible'". Y asume, entre las categorías de la belleza (además de la limitación o fitiitcz- za'
mientras que el arte en gC1àCl'c }9al'C Ù1SC-ICCal'S1, i lìSOmllàa, ddll'et1Ca'". A tlOVC, pel'alt£O, StlSSlStC ), la simnaett'ia y el orden, pero también el sentido del decoro' ".
tltì'eSplicit y cOCl'tilàtC dlffC- En cualquier caso, aparte de las concordancias apenas mencionadas, Vitruvio sigue
pareciendo más...
ptevaleriteiriente vinculada, en efecto, a la ética platónica, correlativa a la instancia de la
tensión hacia lo verdadero, lo real. En el ámbito romano más amplio, pues, pertinente al
momento histórico en que vive el propio Vitruvio, entre el final de la República y la génesis del
Imperio, las "coordenadas" culturales básicas son las de "una vasta y grccolatina cli tina Àoziiè",
dentro de "una tradición sapiencial que fluía aliiei- tada de los más diversos efluvios: estoicismo,
epiclreísmo, aristotelismo, diatriba cínica y, finalmente, una veta de

'' A R1 STOTELE, Por/icrf, 1, 2 Ș.


'' Il'id m, 9, 145.1 b, 5. Para el coiice rto, pues, cl i 'tin i versal i ndividuado', véase L. PAIti Sclx, I/ vert'-
iiV7//6 72f f2 /GffiffI, cit., p. 105.
" A. IAU 0L, fiirrr/rn, ci i., ța. 61. Conuinque, sufla cararsi, veclasi J >+*><^*°*. K**' <f""( +'o^'
nctrlq[tciituv, in Air toti i dA ristote. R tiiril 'fi.tiia!es de Philosophie Atic/'en iie et Medienule offert 'i lVoiiseigzielit' A. Mriiisio
n, Lovaina 19.55, p[4. ?67-373 (en inglcse)'
{f A ROS pA¿NJ, A 'l' tOt¿'lp p /ȚJ-yy/p¿p//yp p Jf5'//p JfOJ'/f/ Qp//'pyfrJifr/ rfi f/fff, i n IfJ., Nf7'//ff 77//'77DJ'/, I,
Aestheticu, Turín 1955, pp. 1.12, 125, 150.
''" Cf. D. [L\Boy, 3iry-/,r nprip,i d' iz,/imiioz/' Jn,/i les docti iiies nstl'kti'fiies Jc /^ Gi'ece '/niiiș/ir, i n "Re^"'e
des E tudcs G recques", XCVIII, 19S5, p. 75.
" W TA'i zuiE Vic:z, I. istetic'i a trec, cit, p. 1.8.3.
"" L, P/\zrvsr u, // nei inimile r//n forr/r /, cir., p. 1.17.
'" D. Bat1U'l', 5i/r /n us/eli, ci t., p. 78.
" P. MONiiu[, A. A ki'ovixo, D. GaAs fINl, Arte e merit? d ill'inticl it? rilln fîlosofiu cotitemf'ointrebi.
Un'iiiti'oEyyione yll'esteticu, Rom a-Bari 2002,|ap- 92-93.
'" Véase K. SVOl3O DA, L'estllett tf ur cf  riotatr, cit., p. 206.
'" Cf. E. BicxA vi, /.n Poeticu di Ai'istatele, c ii., p. 60.
' " Cf. G. VArTILJO, El as.ecto de fui'e, ci t., pp. 129, 131.
122 PAUL FANCLLL1 PAO LO F \NNCIiLLf 12J

aiicestral de la sabiduría itálica y campesina''. En este contexto ecléctico, por ejemplo, se mueve par- q, entre los criterios estéticos cicei'onianos, se put'e dignitns y vcnustrts, "con referencia sobre todo
ticularmente el autor del 5ntoiue y del 3eìI'Ars feci/cn, es decir, Horacio, el "cerdito de la tropa de a la arquitectura""' y con concordancias muy claras aún con los cánones vitruvianos. Sinónimos que
Epicriro", como él mismo se describe con agudo y socarrón sentimiento ofhumoiiY'. El sabio poeta de los 'nuren son objeto, junto con los señalados entre el propio Vitruvio y Horacio, cli un especial, analítico
mediocritns, de los rr quid niizlls, de los cnrpe diem, de los 6Sr v/odt/J in rebils, 'e influenciado, incluso .mayo* ya circulado, por Pier'i Tomel "*'. En este contribtit'', junto a los robos c significativos
tra- mite Titus Lucretius Carus, por Epicuro y, a través de Neoctolenaeus, cla Aristóteles''. Se sitúa en paralelismos ytegoriales identificados entre el arch)iitctor y el hablante; sólo hay una falta de cor*
una línea de "deploración moral" y de "repugnancia física hacia las pasiones llevadas al exceso", con la que correspondencia entre
parece estar básicamente de acuerdo con Vitruvio. También en el lado de la verosimilitud, se observa un "La elección y la ilivcnción de los iv uiei'i ciceronianos a' ecÌ los preceptos vitruvianos. Y esto
acuerdo con el arquitecto, pero el poeta permanece más bien ajeno a los intereses figurativos''. En este mientras que el principio de distrihutio, extractable ll a éstos, no encontraría la debida consonancia
qrtadro, Horacio, con aplomo y honestidad intelectual, expresa, al mismo tiempo, 'el sprczzante rechazo en los primeros"'. Sin embargo, es notable cómo todo el entramado, el insomnio, la estructura íntima
del rigorisino estoico y cínico'". del discurso vitruviano sobre la archirectura y este lenguaje, en sus propias articulaciones internas,
Por otra parte, también hay que señalar que, a la inversa, en Cicerón, ambiguo y pueden encontrar, aunque mntis iiiutnndi's, correspondencias en el razonamiento sobre la oratoria.
disimulado, pero notable conocedor y coleccionista de arte'", "encontramos las tradicionales Así como en este último, en su expresión manifiesta o menos manifiesta, al menos en abstracto y
afirmaciones que hacen depender la belleza de la simetría, a las que se añade el concepto de en una línea general y tendencial. Es decir, no tanto en la expresividad literaria real, encogida como
decoro, que quiere atribuir fuertes connotaciones morales a las formas de [...] tina". En cuanto a estaba, desplegada por Vitruvio, más allá de sus intenciones retórico-cieronianas subyacentes'".
la sustancial actitud dop- piezza iie1 de Ciceroiie hacia las artes propiamente dichas (y G recia), se No sólo eso, sino que a la rttilidad y a la belleza, como nos recuerda además Tornei,
considera parte de una especie de esquizofrenia subyacente entre lo público y lo privado, se refieren las tres figuras históricas mencionadas "'. Sólo la /irm/tnición vitruviana, es decir, la
emhlematica'En el seno de la cultura en la Roma de la época'". solidez, permanece en evidencia como "característica peculiar de la arquitectura",
Sin embargo, para volver a los "dos términos, simetría y decoro, entre los que la descaradamente, sin referencias específicas en otros lugares' ". Además, tanto Vitruvio como
posiciones estoicas", "tienden [...] a presentar dos concepciones divergentes de la belleza. En el Cicerón (quien, entre otras cosas, hace referencia en sus volúmenes a títulos platónicos: De re
primer caso se trata de una concepción platónica, objetivista y metafísica. En el segundo, en cambio, p ublica, De legibUS, lta está ciertamente influido también por los argumentos retóricos de
hay una visión más subjetiva de la belleza, considerada como adecuación a un fin'". Y, tal Aristóteles' "), así como Varrón, aman manuales e introducciones a temas, para subrayar aún
vez, estos dos enfoques diferentes también encuentren una forma de coexistir en Vitruvio. más motivos comunes^' ".
En cuanto a Vat'rone, él, a su manera un peripatético inspirado por d'eofrasto, propone
la Arquitectura como 9ª disciplina. Y, además, escribe el De re medica en forma dialógica y sigue
siendo, en conjunto, un conductor de la cultura griega' "', en resumen, una fuente muy
conspicua, así como muy explícita, para Vitruvio'" Ht afirmado la comparación con Cicerón,
"Ita 'juest'tllti rno sentido, véase L. PAREà'SON, Il uetysiniile nelly Poetiry, c 'it., p. 96. Sti[la influencia puede decirse, respecto a
anterior, véase, en cambio, M. BECI', Inti'oduz.torre, cit., p. XXV'. " Vaiioiie, clie "si en la proporcionalidad numérica dominante en el De /zng/a I.ntinn [. . .] p u e d e
'" Para la cita, véase ibid. Para la otica horaciana hacia las artes figurativas, sin embargo, véase G. BEC/\TTI, A''te y verse un principio aritmológico de espíritu neopitagórico [. . .] e s cierto que el procedimiento
Gusto, cit., p 1.1.1.
de distinción en tesis, antítesis y síntesis (pero al fin y al cabo esto también responde a un
'' M. BrnK, liitrodiizioiie, cit., ¡'. Oh. Para Horacio, poesía y estética, véase, también, L. COOPER, A
Coiicoi mce to the Worhs ofHoi sce, Washington 1916; G. CENCl, Videiid ie ai'tei (HOR., Ed., 2, 1, p. 242) y yi-ti pl'incipio aritmológico-lógico) que implementa en el tratamiento de la materia en el De lingua
r/\irr, en "An nali della Scuola Normale Superiore di Pisa", s. III, XXI, 1991, ij. 2, pp. 553-557; Q,rrc/'p. L Latina es un resto del método dialéctico académico""'. Todo ello en el contexto de una relación
iiciclop din ot minun, editado por Sc. Mariotti, Roma 1996. Véase, de nuevo, Q. ORE\zIo FLeCCo, Tutte le opere, ed. amistosa pero controvertida entre los dos autores: el propio Marrone y Cicerón"'.
de M. Scaffidi Abbate, Roma 1992; mythologui della Tecmi intimi, ed. de L, Canali, A. Fo, M. Pizzica, Milán Aquí, con este examen, se intenta esbozar los principales aspectos que, extraíbles del
1993, pp. 551-677 (t zitto el cap. sobre Horacio).
texto vitruviano, tienen que ver con lo externo. Se observa que, en un autor dirigido por nosotros
''" Véase de nuevo G. BECaTT[, A -usted y el gusto, cit., pp. 74, 81, 67, S'7-95.
'" S. Z kCCH1, E. FKAiNZl N[, Stori'n of Aesthetics, cit., p. 66. mismos, las fuentes y
"Cft'. F. CON\RELLI, /d r/i///iiu ni'fii/icn, cit., p. 6.1, Conitim.|tie, para C icerone, la arri e ['oratoria, aparte de los
textos: M. 'f. ClCEt'ONE, L'Oi'utore, editado por G. Baroilci; MJÎano 1968(198fi'); ID., 1)ell Oi'ritoi'e, a curl 'ji I. Torzi,
G. Cetttizzi, h4ilaiao 1994(2000'); ID., /r Tilsctilnite, editado por A. Di Virginio, 1962(1996'); cfi-., además, E. BEkToxD,
Etlldes sttt' lH peilitititl e, ciI, Qț3. 259-320; J. W S[ AE't'H p., Itufex (el-boi-ttnI Cicel oilis Poetit-ol-ttnl Et'ygineiltoj'ttrri, Urbana B.l'ATERA, /ri /eirr,ni/im s////fi?e, ci t., p. 37.
1955; A. Mmm kL, fi/7ridrzqr/e et f'l1tlosofil ie chem U/ritm, París 1960; W. A. LA[Hl.A\V, Cicero y el At is, en Sttidies iii Cicero, u P. Tos[Et, A ppiiiiti still'esteti6ri, cit.
cuta di J.Fergtlson et nlil, Roma 1962, pp. 127-142; A. D EShIOULI EZ, CicFi'oiJ et soti goi "it. Essyi siir une deft- milion Ibid, pp. 63 y 64, respectivamente.
E'iiiie eitfletiqiie ronlyiiie rt ly fi "rl dc ly Repiilyliqite, Brrlxelles 1976,- Ci. Maya[, Vivictime ti tes, ci t.,- . Lily, jre¡-o dnă la Cf., sobre el estilo literario de Viri'iivio, E. NOnDEN, Srl pi-osn d'n. te yntìcn, cix., p.
Lketoi'ic ofAt't, en "American Jotii'ija1 of P|ii[ology", CXII, 1991, nº 2, pp. 229-245; A. CAvnKZERE, iii ntoi -iu u doar. 3toi'in 312. P ToM BI, A p punti to'estetic'i, ci r., p. 71.
di tin genere piugniutico, Roma 2000, pp. 1'41 -165 y 1'91-213. Entre 1'a1rro, como se menciona en Jj C mos, Lui graiubit ie Ihi'dcrii, p. 60. En particular, sobre esta categoría, véase G. PIUArE4 'la, A. MASTRORlI.1.1, La declinación de
p Iutemici uite, ciL., p[9. 21, 24 (nota 51), Cicerón traduce el Timeo al ]atino. Para una biografía basilaLc entonces
de Cicerón, jedi, infi ne, P. G R1I\IAL, CJcĂJ cii, París 1986(tratl. it. fier,aur, Milán 1987).
'" $. "Z .cc oi, E. Fi'axzix i, Sra,-in /r//'rrrirn, cir., p. 66. ' L. P\REYsolN, El perisímil nellri Mentre, cit., p. 96.
' Cf. F. ADORNcO, Ly fllosofiri rinticu, III, Pensiero, ciiltii re e co,/ceczon/' reli'giose El siglo ri: C. -Hércules d.
1961 1992'), p. 1.12.
En este último sentido, véase E. NORDEN, /n proin driJ'rr salire, cit., p. 207.
Vi'i'RUviO, 9, pryef., 17(G ROS 1997, II, p. 1207).
' A.:4 "RAGLtA, Inti'odiizione, en M. T. VA buonF, Opere, editado por A. Traglia, Turín 1974, p. 12.
-' /éiJrm, pp. 12, 18, 21, 29.
124 125

su examen resulta ser muy importante. Uno encuentra pino, correlativamente, que la de Vitruvio no es EL 'POST SC:AENAM POR "rICUS' rRA NOi'iiA Y REAI:i
tanto una aportación original ni siquiera clara a la estética propiamente dicha, sino más bien un tratado "Ś: RESCONTR1 CON EL BOOKSEL ' zi
en el que se aglutinan estímulos previos, claves e influencias múltiples, hasta el punto de convertirse,
RCf/łTÜCTUA+1
con la sedimentación subsiguiente, en una suerte de obra colectiva. En cualquier caso, uno se encuentra
por Marco Frati
ante un volumen clue|a a una fase de linga dut'ata y, entretanto, a una situación histórica, a una
determinada cultrii, aiicorclić, si se quiere, marcada por la mescolnnzn ''. Un texto que, en definitiva, nos
permite explorar las concepciones que, en la aiiticidad helenístico-romana, se tienen en torno al arte, La fuente: el texto viti'tivinno
con especial atención a la ':ircl1itectura'*. Por otra parte, las influencias, aunque mediadas y iiietizadas, de
las filosofías de l'at'te de l'latone y de Aiistóteles, así como las influencias de la scieriza griega, se dejan En el libro V de su tratado, Vitt'tivio dedica parte del noveno capítulo a las arcadas y
sentir todavía durante muchos siglos y pins. Pero el de Vitruvio sigue siendo el sy4od pertinente: la pixilación pasadizos tras el escenario de los teatros, explayándose sobre su función, forma, tipología y
de una criltura a otra, que, victoriosa en su venta de la carne, es sin embargo vivificada, alienada por naturaleza del teatro.
la primera, en una especie de
profoiicla venganza de la historia. Pero el juego está en lo que se ac'juisre, eligiéndolo, erm- limpiándolo El i fiinzioiic en el 'post 3'c.aei)arn porticos' es irn anzitutro qrtella rli ofrecer un ltiogo clavo,
de la verdad de las infinitas possiloiidades. Más bien, está en lo que se acepta y, al final, en lo que se añade o reúne "cuando las lluvias repentinas iiiterroin} ono los espectáculos, la gente alabiabia donde refugiarse del tcatro y
en una fi gura renovada, determinando, de hecho, una realidad diferente, aunque iiiemo- re y los a]|estinients han ampliado los espacios para los preparativos"', combinando istaiize social en tasa con
soinrnaiiicnamente deudora de la herencia pasada. Todo ello, ya sin vínculos con acciones ideológicas y espacios accesorios los complejos monumentsi para las multitudes) y técnica (albergando las imponentes aJlestiruents
políticas decisivas y consensuadas. ' esceniques). 11 Los pórticos también deben responder a otras exigencias, vinculadas a las primeras:
Y así, en este marco -especialmente teniendo en cuenta los vínculos entre las actividades contribuir al decoro urbano, dar cobijo a las actividades e co nóm ic as , fomentar la práctica social del
at paseo ocioso, ofrecer disfrute estético a través de la verlitud del panorama arclitectónico o natural. Como
cación, la prescripción figurativa y la iiieditación estética- la figura de Vitruvio destaca como ejemplo y rriødello (para conseguir ctiarezza y autoritatividad, necesitando la exposición de la propia
fuente y como silogio compuesto, rna oper ante, único en su género, acerca de unos concursos
coin-
|aositivo), Vitruvio menciona los pórticos del teatro cdi Poirpeo en Roil4a, el pórtico de Eunacne, el
santuario cdi
tenático lleno de fernienti, coiitraddizioni, sftimature, ideas /n nuc'-. A cui faiano sćgtii-. Padre Libre, el Odeón de Jemistocles en Atenas, el N/i//to/i/Ác/on en Srnirne, el idiota
po
a, en el tiempo histórico, continuaciones, elahoraciones, infusiones, criticllc, ejecuciones y Fralles y todos los edificios construidos "en otras ciudades ci'o ai'c iteti "io|to sci'upo|o|'.
puras omisiones c pista
silencios, a veces incluso atronadores. No es casualidad, por otra parte, que también haya quien Na[9o] Î 1996 (200 1'), [a. 54. Ma, [ter convcrso, veû,nsi, ïi-a i tariti, E. RC'ă la c4, /n c /pr/,/,/n e jl teitipío. Viti -
ituio o dell'ni'rl itettiii ',', Palermo 1987. Para sp tin rs e indicaciones, clcsidero gut i razia re senI taiiic ntr: Annaro.sa
hable hoy paroxísticamente de la necesidad de olvidar a Vitruvio''.
(?crtJtt j Ft:sco.

' ' A. A. PAYN B, The Ar 'l'itet'tui'il T eytime, ci t., p. 35.


'' Véase, por ejemplo, L. CANEOI n, ü/hi//'sп/o, Roma-Bari 1987 (1995'), pp. 1.1, 24, 4.1, 57. Pero, si il
tema de11'E1lcn isnio, cfi, también P. LГ\ QUL, £c ii/o,iJ /yr//êi/i/i/'r/i/r, París 1969 (ti-ac]. it. //"iOor/u r//eJ,/yr/cø, Roma
19 g0); A. SfOsiliI.ŁANO, Iiiti odiizioiie nll Ÿ.Hemrhino, en "Rivisla storico italian a', LXXI (1970), fnsc. Ą, çç. 781-/'99
(reed. en ID.,
.îror/n e irni'ioęi"/rr iiiz 'n, Bolonia 1987, țaJo. 73-9(i); G. GoLijx I, £' fi//r/iz run, Milán 1998. Su1 pensicro in er.a cllc-
n Isticz, veAas1, entonces, C. Lf:\9. /ci PI.tiloiapl ice Jlellettistiqiias, París 199/ (trad. it, Le Fla ofte efleiiisticlje, 'Turín 2002).
"Como intento dirnostrarc aquí. En cualquier caso, presun ri soțr soțr artuttti los artículos mencionados /
pin, iiota 4. Sul1'arc1iitet1ura elleriistica, pues, st theda de compeiidioso, en li área generada, además de lo de
atrineiite ya th 'm mei- zioiiaro (nore 1, 7, 3S), alrresì aJuaeıio To. FirL, Helltii isti'c At r/ itecture, Londres 1936; E W.
Lkw iA x , íİ e Profi /g o/ Heíleiiistic Tentplcs, en "Journal of the Society of Archirectural Hisroria us ", Xl I Ì, 195J, nº 4,
pp. 15-20; H. MU4 ER, Die AreI itrhtiir s Hellrni'siii its, Darinstad t ! 9.86 (tr d. it. L' nrcİ'iteniii i dell'Ellenismo, Milán
1999). En particuI: e, entonces, para lłoiiia y Lacio, sigue siendo básico i I clásico ld. Dr LßRoLoK, Hellenisti lie
I3niiteii zn £nr/i/u/, Strassburg 19(j7, 1912 (i ist. anasr., i nclusiva tÎella trad. it. [Cosn'iiz.tour r//rnii/ic/?ric/ £ plc, pp. I-
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Sobre la situación política de la época, veái, t ï.i 1'.i1tro, T/ir/?r'- V-ltges''hjcht', VII, Der Anfart it let Rä "iincl en
Reichre, a cutu di ]j Grinia|, tr:Ha l'ftlrt 'irn Mai u Llairburg 1966 (mad. it. 5/oi'/'n if niueititle br//r'Jir//i, VII, Jn/oJ-
ł//nzio//r dell'İitiper o rowurio, :i cura di 1' Gii rnal, Ï\4ilano 19íi7); P. A. BRUN 1', ,'iur/rr/ 6?øiJ/cJ i/i r/?c 7?o///ni/ Rep nblix,
Low don 197.1 (trad. it. C/,r"/'
r ru J//r/ź somalí zr//z/ ńo/iJrz /-ćj'J/ó/'/zrrz "rz, RoJ a-Bari 19/2).
'" ĞOFnC lł. I'm\l-US, QtrI' /rf I/7e0r/e, cit., p. 270. Cf., }9era1tro, el irreverente aLfcrn1;izioi1e de [4. ZE\ [, según el cual:
"Del Iest o, es tioro que Vitrtlvlo ct i .it ch1tetttii'a no entendió n u]la", jn C'iiro /u///niJrJr n d/'/trio Arr a cu ra di F Cit'il]o,
Las indicaciones exactas del diseño prevén los pórticos dobles (dos naves con un colorido
infernal y externo)', con la proporción del mraclulai'e del menihra ornamental', la correspondencia pre-
cisa entre la altura y la altura', el cociente constante entre las columnas externas (punto i- clye) y los
inecliane (jónico o corintio) tigual en 5/6". Las proporciones coiisigliate pet' las columnas dóricas sor+o
más esbeltas clue en los templos', siendo la altura total igual a 15 partes, con el llàodtllo £lg£l al radio en el
ilTtoscopio', 1'illtercoltlml3io co1'rispo11de11te R 5 p'll'ti y lâezzo" t

' VI l'RUViO, 5, 9, 1-5. Cf. H. KN ILL, łfin-//ri Qtr/?zJctr//i'r/'roJ-ie, Darrnsraclr 1985; E. ROM ANO, /.n r'upnni/n y i/ tentpio-. UiiJ-
ur/o o Je//U,rń/rrnuis, l'alermo 1987; C,. MORtOLLl, I. úrcl itettiiiri Hi Uz/r/wig. Uiin giiidn illlistrntri, Fireinze 1988; H. P. ISLŁR,
Üö'/ir üegeln tint die erl rilteneii Tl1erit "rbriiit it, i n Muir in nowt iiigntwn, Proceedings of rite Irite rnarional Syrn[aostum (Leiclen,
20-23 de enero de 1987), a enra by H. G eertnian, J.J. De JoJig, Leiden 1959,[ap. 141- 153i F. B. SET\R, Vitria'iiis mid '.oiijrm Thrrıtei Drsi'gi,
in "American Jorli nal of Archaeology", XCłV, 19'90, pp. 249- 258; G. 1 "os[, 11 sign ficrito dei' cli'sefii i plriniiiien'ici
aim murmur i clutter nI tenti'o rmtico, Ì n Le prujet d'r Via true. Ol'jet, dr'tí- iJurr;Jri et rćceptioii en De A rcllitectury, Actcs clu colloque
iiuernational (Roma, 26-27 naarzo 1993), editado por 1° G ros, Roma 1994, pp. 171- 185. Quisiera dar las gracias a G
iaialuigi Ciotra y Ïvlarco Often por los debates sobre las ideas aquí expuestas.
' GuoS 1997, pp. 577, 733 y nota 2(i9).
' Ibid ui, ç. 577.
' Los porrices dobles constituyen la piti dJfhisii práctica en el rnond o clle nístico: i Ardent, ț'. 7!i 4, not*i 280.
° eqnivalencia entre la altura de la colo u ue exterior y el espaciamiento de la uavatc es típica del siglo I a. C. C. //
/Je "i,
p. 74.5, nota 251.
La cliversa altura del colon nos ç errnet rev a I a co|ocrtu wi .i techo cola spio' enri incli nati rueno en un 20%, según una
tradición nos rnÎcrasiaricar ya cty crmogénea: zó/Jcu/, p. 747, nora 282.
' Hifferent proporciones netas conformes s|9azi funcciones siempre han sido usatc en edificios civiles y eligiosi, iIlcliviÚ Hari
co m0 divcrsi 'gC iãeri' arch i rectolЧ ici; €]ivct'si 1.1ppo1'ti entre di.114Зctl'f) inÍÈ1'iore y altura dclI a ct)Ío1411a ftI1'o- no i nvcce in trodotti in |i
iei o clle nisiaio da11'arcliitettii ra ni icrasiatica. J.J. CoUl ñ ON, F/ rfi r/i/trrt/hn/ Û 'rć/o/'Ji/ri/r o/ / o " s o , Oxro cl 1 v76, pp. l 08-
109, 1.16; GRoS 1s97, p. 748, rota 28a.
" 11 rappo rt 7,5 delta colonma en el diainet ro en ferio re, cli nia trice pei'garnena, fue en ''oga .il1'época de
Vitruvio: ibi4em, '. 74.8, nota 254.
' Corresponde al ritino d iastilo, gi'i pi'o Costo da Vitruvio pe i tern pİi: i'bideiii, țo. 7!i 9, nota 283.

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