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El documento analiza la Sentencia T 406 de 1992 emitida por la Corte Constitucional colombiana. La sentencia estableció que el Estado colombiano es un Estado Social y Democrático de Derecho y debe garantizar los derechos fundamentales de los ciudadanos. También determinó que la Acción de Tutela es un mecanismo para proteger los derechos fundamentales frente a las omisiones de las autoridades públicas. La sentencia resaltó la importancia de la Constitución, los derechos fundamentales y el Estado de derecho en Colombia.
El documento analiza la Sentencia T 406 de 1992 emitida por la Corte Constitucional colombiana. La sentencia estableció que el Estado colombiano es un Estado Social y Democrático de Derecho y debe garantizar los derechos fundamentales de los ciudadanos. También determinó que la Acción de Tutela es un mecanismo para proteger los derechos fundamentales frente a las omisiones de las autoridades públicas. La sentencia resaltó la importancia de la Constitución, los derechos fundamentales y el Estado de derecho en Colombia.
El documento analiza la Sentencia T 406 de 1992 emitida por la Corte Constitucional colombiana. La sentencia estableció que el Estado colombiano es un Estado Social y Democrático de Derecho y debe garantizar los derechos fundamentales de los ciudadanos. También determinó que la Acción de Tutela es un mecanismo para proteger los derechos fundamentales frente a las omisiones de las autoridades públicas. La sentencia resaltó la importancia de la Constitución, los derechos fundamentales y el Estado de derecho en Colombia.
A través de la Sentencia T 406 de 1992, emitida dentro de la Acción de Tutela, con
la magistral ponencia del doctor Ciro Angarita Barón, puntualizó sobre la importancia de la naturaleza del Estado Social y Democrático de Derecho, expresando, que: “El Estado Colombiano es tal, en tanto sus elementos esenciales están presentes; no se trata de cualidades, capacidades o dotes del Estado, sino de su propia naturaleza, de su propio ser”. Para lo cual analizó, que el Estado debe garantizar de forma real los derechos fundamentales de todos sus ciudadanos, y su necesaria conexidad con el ejercicio del derecho de acceder a la administración de justicia, en este caso, acudiendo a la Acción Constitucional -como mecanismo subsidiario, pero también para evitar perjuicios irremediables-, frente a las actuaciones y omisiones de las autoridades públicas, cuyo deber está expresamente consagrado en la misma Constitución Política, de velar por el cumplimiento de los derechos de toda la ciudadanía, protegiendo su vida, honra, bienes, entre otros fines y obligaciones; puesto, que la defensa de derechos que ofrece la Acción de Tutela es amplia, garantista y real, con una protección material de los derechos, bien sea por ser catalogados fundamentales o por su conexidad con estos, como mecanismo directo o transitorio para evitar un perjuicio irremediable. Es por ello, que cobra importancia la Sentencia T 406 de 1992, como uno de los primeros fallos emitidos por la Honorable Corte Constitucional, que puntualizó sobre la clasificación conceptual y el alcance de la Acción de Tutela, frente a los postulados de la entonces naciente Constitución; resaltando el Estado social de derecho, los valores y principios, la supremacía constitucional y la vigencia de los derechos fundamentales. En ese orden, la Sentencia T 406 de 1992, abrió el camino para que los operadores jurídicos, fueran formados desde la Constitución; permitiendo, que un Juez constitucional pueda tener una capacidad de ir más allá del demás orden jurídico. Considerando, además, que uno de los fines del Estado es promover la primacía de la Dignidad Humana como fuente dirigente de todo el ordenamiento jurídico, a partir de los derechos fundamentales consagrados en la Constitución Política. Entendiendo por Operador jurídico, como todos los que, con una habitualidad profesional, se dedican a actuar en el ámbito del Derecho, sea como creadores, como intérpretes, como consultores o como aplicadores del Derecho –caso de los jueces-, en rol que la diferencia de los demás ciudadanos.