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Technical note
Resumen
El presente trabajo expone los aspectos fundamentales de la calidad de la formación, como un conjunto sistémico; en donde los
programas de formación constituyen uno de los núcleos fundamentales del modelo universitario. Por lo que se considera que la
evaluación de la calidad no es sino una función accesoria en el conjunto de los sistemas de mejoramiento de la calidad de la educación
superior y debe realizarse con el objeto fundamental de contribuir al mejoramiento de la calidad. Siendo que para la administración y
gestión de la educación superior, la evaluación de la calidad no es sino una de las herramientas útiles para mejorar la calidad.
Abstract
This paper explores the fundamental aspects of the quality of training as a systemic whole, where training programs are one of the
fundamental cores of the university model. Therefore, it is considered that the quality assessment is but an accessory function in all
systems of improvement of the quality of higher education and should be done with the fundamental object of contributing to the
improvement of the quality, being that for administration and management of higher education, assessment is but one of the useful
tools to improve quality.
La calidad de la formación
Cuando en la actualidad nos referimos a este tema, es menester que diferenciemos dos orientaciones distintas de la cuestión. Las
podríamos denominar "heurística negativa" y "heurística positiva". En el primer sentido, parece asignarse a la cuestión de la calidad un
papel decisivo en lo que respecta a comprobar la hipótesis, pesimista, de que la calidad es deficiente porque los elevados propósitos de
la educación superior no se alcanzan y no se logra satisfacer las demandas específicas a las que debe responder. En consonancia con
esta interpretación se crean programas y sistemas de evaluación de la calidad en los que se cuida más especialmente la determinación
y la constitución de los organismos que habrán de efectuar las evaluaciones que el proceso de construcción de la definición de los
criterios que se habrán de utilizar en la evaluación. Se adoptan indicadores tradicionales de calidad que no se someten a la crítica de su
adecuación a demandas internas y externas, individuales y sociales, presentes y futuras, con lo que, en contrario de lo que pensamos
que es deseable, se reifica un modelo de educación superior que, probablemente, deba ser profundamente revisado en un plazo más
breve de lo que se planifica. A partir de esta perspectiva suele acentuarse la importancia de las funciones de control y garantía de
calidad de la institución o del sistema por sobre la función de mejoramiento de la calidad.
Desde la orientación que hemos denominado "heurística positiva", en cambio, la evaluación de la calidad importa un análisis profundo y
una reconstrucción radical de los modelos de institución de educación superior, centrado en la discusión abierta sobre los propósitos,
las demandas y los atributos que se ponen en juego en la configuración de los criterios de evaluación. Este trabajo de estudio de una
realidad compleja y dinámica por definición no puede sino dar como resultado definiciones complejas y cambiantes. Entre los muchos
problemas que esta postura ha suscitado en la actualidad podemos mencionar, por ejemplo, los siguientes: ¿Pueden las instituciones
de educación superior ser comparadas entre sí? ¿Pueden establecerse estándares académicos comunes para todas, la mayor parte o
algunas instituciones? ¿Es deseable reducir la variabilidad inter-institucional? ¿Es realizable el ideal de asegurar o garantizar la calidad
a la vez disciplinar y profesional en la formación superior? Si bien hoy se discute en diversos ámbitos institucionales, nacionales e
internacionales el beneficio real producido por la instalación de sistemas de evaluación de la educación superior en países en los que
este proceso representó una inversión y un esfuerzo académico importantes, los aspectos positivos de las discusiones sobre la calidad
parecen ser rescatables. Pero en este caso dos niveles de discusión se plantean. El del sentido común, que nos lleva a postular, sin
más, que los servicios y los productos siempre deben ser de la mejor calidad, lo cual podría clausurar toda reflexión más profunda. Y
un segundo nivel o registro del problema que revela que en la educación superior la autonomía del trabajo académico difícilmente se
pueda sujetar totalmente a estándares prefijados, aunque, tal vez, en aspectos parciales esto sí pueda suceder. Mantz Yorke (1995)
distingue entre los estratos de decisión mayor, que emplean información de nivel macro (estadísticas a partir de indicadores, por tanto,
cuantificables y comparables) y los estratos de decisión menor, en los que la información que se requiere es básicamente cualitativa,
relativa a estrategias de enseñanza y relaciones personales entre docentes y alumnos, por ejemplo, entre muchas otras. Los dos
niveles de información son útiles. Podríamos decir que ambos son indispensables ya que permiten comprender lo que ocurre en la
institución y en el sistema. Por ello la evaluación externa no es suficiente para el mejoramiento de la calidad y es imprescindible
desarrollar también una evaluación interna para lograr ese objetivo.
Del mismo modo, las acciones gubernamentales tienen un impacto diferencial en los diferentes niveles institucionales (Elaine-El
Khawas, 1998) . Si las leyes y las normativas generales influyen sobre el sistema, las decisiones de financiamiento y las
recomendaciones operan más fuertemente en el nivel de la institución. Los subsidios para la investigación y para el desarrollo de
proyectos especiales tienen efectos, particularmente, sobre las Facultades y, en especial, sobre los departamentos y cátedras y,
finalmente, los incentivos personales influyen sobre la actividad individual de los docentes. El Estado Evaluativo ejerce, sin embargo,
una acción limitada en términos del mejoramiento de la calidad. Elaine El-Khawas da cuenta de las variadas formas de resistencia que
se han ido desarrollando en las instituciones universitarias frente a la acción de los estados en los últimos años.
Es menester señalar que la evaluación de la calidad no es sino una función accesoria en el conjunto de los sistemas de mejoramiento
de la calidad. La evaluación ocupa el lugar de una herramienta que provee información y conduce a la emisión de juicios de valor
acerca de lo evaluado. Por esta razón, la evaluación facilita la solución de problemas de administración especialmente relacionados con
la asignación, la distribución y el gerenciamiento de recursos y servicios de apoyo, con preferencia respecto de la tan compleja y difícil
administración de los procesos de enseñanza y aprendizaje (Mantz Yorke, 1996). Estos últimos parecen no poder reducirse a modelos
construidos sobre la base de atributos cuantificables y comparables. Pero existen otros mecanismos que permiten mejorar la calidad de
la gestión y que no son necesariamente dependientes de los resultados de la evaluación. Las técnicas de planificación y programación y
de supervisión, los programas de perfeccionamiento y gratificación del personal, los programas de transformación o de reforma
curricular, los proyectos de vinculación con el contexto y con otras instituciones de educación superior, son sólo algunos de los recursos
que se pueden utilizar para mejorar la calidad de la educación superior. Por otra parte, entre los muchos aspectos que se deben tener
en cuenta por su fuerte relación con los criterios y la configuración de los modelos de referencia para la determinación del concepto de
calidad, hay que incluir las formas de organización académica y de gobierno de la institución, la trama de valores y normas que
transmite así como la modalidad de su transmisión y, finalmente, el impacto que ejerce y se propone ejercer sobre la sociedad a través
de su acción académica de docencia, de producción científica, de servicios y de transferencia y los ideales sociales y culturales que
encarna y promueve.
Bibliografía
Mantz Yorke: “Taking the Odds-On Chance: Using performance Indicators in Managing for the Improvement of Quality in Higher
Education”. Tertiary Education and Management. Vol.1. Number 1. April, 1995. EAIR.
Elaine El-Khawas: “Strong State Action but Limited Results: Perspectives on university resistance”. European Journal of Education. Vol.
33. Number 3 September, 1998. CARFAX.
Taina Saarinen: “Systematic Higher Education Assessment and Departamental Impacts: Translating the Effort to meet the Need”.
Quality in Higher Education. Vol. 1 Number 3, 1995. CARFAX
Gestión Universitaria Vol.:02
ISSN 1852-1487 Nro.:02
http://www.gestuniv.com.ar Buenos Aires, 15-03-2010
Recibido el: 12-03-2010 ; Aprobado el: 16-03-2010
URL http://www.gestuniv.com.ar/gu_05/v2n2a3.htm