Está en la página 1de 24

Masculinidad

Ir a la navegaciónIr a la búsqueda
En la mitología griega, Hércules es sinónimo de masculinidad, junto a Apolo.

La masculinidad o las masculinidades12 (también


llamada hombría o virilidad en su acepción popular) son conjuntos de
características biológicas y culturales que determinados grupos sociales
consideran que los hombres poseen o deben poseer, pero que también pueden
poseer las mujeres.3 Las ciencias sociales hablan en plural
de masculinidades y distinguen la masculinidad hegemónica, variable según
cada sociedad y época, de las masculinidades disidentes o alternativas. La
falta de algunas o todas las características atribuidas a la masculinidad
hegemónica, conlleva la estigmatización o desvalorización del varón por ser
«menos hombre» o estar «feminizado».45
Distintas corrientes académicas han señalado que las masculinidades están
definidas por conjuntos de atributos, que incluyen los comportamientos y roles
asociados con los hombres, niños y adultos, definidos social y biológicamente, 6
78
distinta de la definición del sexo anatómico masculino.910 En esta línea de
pensamiento académico, desde los estudios de género, se ha señalado que la
masculinidad es también la construcción cultural de género que designa el rol
de los varones en las sociedades.11
En las sociedades en las que los varones predominan sobre las mujeres y en
los grupos sociales que consienten esa situación, la masculinidad suele
asociarse con diferentes valores y características, como la heterosexualidad,
el coraje, la independencia, la asertividad, la fuerza de voluntad, la ambición, la
iniciativa, la racionalidad, el control emocional,12131415 la propensión a la guerra y
la violencia,1617 la fuerza muscular y el desarrollo intelectual,18 el dominio de
habilidades, el estoicismo, la agresividad, la competitividad, la seguridad, la
auto-represión de la afectividad,1920 la práctica de ciertos deportes y no otros.21
Los varones son educados y presionados para ajustar sus comportamientos a
la masculinidad hegemónica. Inversamente se generan reacciones de
hostilidad y represión cuando aparecen mujeres exhibiendo estas
características o varones con otras masculinidades. 22
Erving Goffman, analizando los mecanismos del estigma, sostuvo que en
Estados Unidos para no ser discriminado como varón había que ser «joven,
casado, padre de familia, blanco, urbano, norteño, heterosexual, protestante,
que recibió educación superior, que tiene un buen empleo, aspecto, peso y
altura adecuados, y un reciente triunfo en los deportes», 23 concluyendo que la
masculinidad era un estereotipo, y como tal una formulación ideal que
prácticamente nunca existe en la realidad y que no pueden alcanzar la mayoría
de los hombres.24
La concepción tradicional y hegemónica de "masculinidad" vincula y legitima la
idea de que existe una relación natural entre el sexo masculino y la detención
social del poder, especialmente en lo que refiere a la posición relativa de los
hombres respecto de las mujeres. Esta ideología, conocida
popularmente machismo ,25 ha condicionado a los hombres para desarrollar
conductas caracterizando el riesgo, la ausencia de responsabilidad y el
ejercicio de la violencia.26 Actualmente, la ideología machista es rechazada
oficialmente en las sociedades contemporáneas. Sin embargo en la práctica
todavía existen desigualdades o presión por perpetuarla. 27
En algunas culturas y dependiendo del idioma, los conceptos y objetos
inanimados se consideran masculinos o femeninos (la contraparte de lo
masculino).28. Así mismo en la actualidad, se consideran algunos diseños de
objetos cotidianos y representaciones como "masculinas" o "femeninas" desde
el punto de vista de ventas, diseño y mercadeo

Generalidades[editar]
El concepto de la masculinidad varía histórica y culturalmente; por ejemplo, aunque
el dandi fue visto como un ideal de masculinidad del siglo XIX, es
considerado afeminado por los estándares modernos.30 Similar a la masculinidad es la
virilidad (del latín vir , "hombre"). Y por otro lado muchas actividades cotidianas que los
hombres modernos realizan como lavar los platos o la ropa eran vistas como "afeminadas"
en la antigüedad.
Actualmente existe un amplio espectro de investigaciones sobre el tema de la
masculinidad y las masculinidades desde distintas ciencias sociales y con diferentes
perspectivas. El estudio de la masculinidad o las masculinidades han sido objeto tanto de
la antropología, como la sociología, la filosofía, la psicología y el ámbito de la sexualidad y
la salud reproductiva.31 El estudio académico de la masculinidad ha recibido una mayor
atención durante la década de 1980 y principios de la de 1990, (por ejemplo, el número de
cursos sobre el tema en los Estados Unidos pasó de 30 a más de 300). 32 Esto ha
provocado la investigación de la intersección de la masculinidad con otros ejes de la
discriminación social y conceptos de otros campos, como la construcción social de la
diferencia de género33(prevalente en un número de teorías filosóficas y sociológicas).

El símbolo de Marte representa al varón.

Cualidades, características o roles masculinos, se consideran típicos de, o apropiados


para, un niño o un hombre. Tienen grados de comparación: "más masculino" y "lo más
masculino de todo", y lo contrario puede ser expresado por "poco masculino" o "epiceno".34
Según algunas fuentes, se entiende por masculinidades a un conjunto de construcciones
culturales a través de la historia, por las cuales se les asignan a los varones ciertos roles
sociales propios de su género. Desde esta perspectiva se le asignan, también, otras
características a las mujeres. Por ejemplo, según el psicólogo Juan Carlos Ramírez
Rodríguez, se espera de los varones que sean fuertes, independientes, agresivos, activos,
resistentes, que soporten el dolor y que sean ellos los violentos. 35 Normas masculinas
convencionales, como las describe Ronald F. Levant en su Masculinity
Reconstructed (Masculinidad reconstruida), son "evitar la feminidad; emociones
restringidas; sexo desconectado de la intimidad; búsqueda del logro y el estatus; la
autosuficiencia; la fuerza; la agresión y la homofobia."36 Estas normas refuerzan los roles
de género mediante la asociación de atributos y características con un género. 37

Desarrollo de la masculinidad[editar]
La importancia relativa de la socialización y de la genética en el desarrollo de la
masculinidad es debatida.3839 Psicoanalistas como Sigmund Freud y Carl Jung creían que
en el inconsciente todos los seres humanos son bisexuales innatos 40 y los aspectos de la
identidad femenina y masculina están presentes en todos los varones humanos. 414243
El desarrollo histórico de los roles de género es abordado por la genética del
comportamiento, la psicología evolutiva, la ecología humana, la antropología y la
sociología.44 Todas las culturas humanas parecen alentar los roles de género en la
literatura, la música, la moda, las producciones audiovisuales, los productos interactivos
entre otros productos culturales; ejemplos pueden incluir las epopeyas de Homero, los
cuentos de Hengist y Horsa y los comentarios normativos de Confucio. Tratamientos más
especializados de la masculinidad se pueden encontrar en el Bhagavad Gita y en
el bushidō de Hagakure.
En muchas culturas, la exhibición de características no típicas del género puede ser un
problema social. En sociología, este etiquetado es conocido como suposiciones de
género y es parte de la socialización para satisfacer las costumbres de una sociedad. El
comportamiento no estándar puede considerarse indicativo de homosexualidad, a pesar
del hecho de que la expresión de género, identidad de género y orientación sexual son
ampliamente aceptados como conceptos distintos en algunas culturas. 45 Cuando la
sexualidad se define en términos de la elección del objeto (como en los primeros estudios
de sexología), la homosexualidad masculina se interpreta como afeminamiento.46 La
desaprobación social de la masculinidad excesiva puede ser denostada como
"machismo"25 o por neologismos como "envenenamiento de testosterona". 47

Naturaleza y crianza[editar]
La medida en que la masculinidad es innata o condicionada38 se debate. Investigaciones
del genoma han aportado información sobre el desarrollo de las características masculinas
y el proceso de la diferenciación sexual específicos para el sistema reproductivo humano.
El factor de determinación de testículo (también conocido como proteína SRY) en
el cromosoma Y, crítico para el desarrollo sexual masculino, activa la proteína SOX9.48 La
proteína SOX9 trabaja con la proteína SF1 para aumentar el nivel de la hormona
antimulleriana, reprimiendo el desarrollo femenino, mientras que activa y forma un
bucle feed-forward con la proteína FGF9; esto crea los cordones testiculares y es
responsable de células de Sertoli, que ayudan en la producción de esperma.49 La
activación de la SRY detiene el proceso de creación de una criatura femenina, a partir de
una cadena de acontecimientos que conducen a la formación de los testículos, la
producción de andrógenos y una serie de efectos hormonales pre y post-natales. 50Cómo
un varón desarrolla la identidad de género también se debate. Algunos creen que la
masculinidad está vinculada con la biología masculina; en este punto de vista, la
masculinidad se asocia con los genitales masculinos51 y los caracteres sexuales
secundarios, como el aumento de masa muscular, el cambio de voz, el vello facial y
corporal y la capacidad de eyaculación. 52 Así como los rasgos mentales asociados con la
influencia de la testosterona en el cerebro como la agresividad, la menor empatía, la
mejora de la memoria, la mayor actividad, la satisfacción percibida y el deseo sexual. 53
Otros han sugerido que aunque la masculinidad puede estar influenciada por la biología,
también es una construcción cultural. Los defensores de esta visión argumentan que las
mujeres pueden llegar a ser hombres hormonalmente y físicamente,51 y muchos aspectos
de la masculinidad que se supone que son naturales son en realidad impulsados
lingüística y culturalmente.54 En el plano intelectual también argumentan que debido al
nivel alto de racionalidad de los seres humanos, los hombres y mujeres pueden optar por
comportamientos, actitudes, capacidades intelectuales e ideologías independientemente
de las inclinaciones de su biología. Por un lado, se argumenta que la masculinidad no tiene
una sola fuente. Por el otro lado, aunque los y las militares (por ejemplo) tienen un interés
profesional en la construcción y la promoción de una forma específica de la masculinidad,
no la crean.55 Otro ejemplo es el vello facial que está ligado a la masculinidad a través del
lenguaje, en historias de chicos que se conviertan en hombres cuando comienzan a
afeitarse.56

Tendencias[editar]
Según un documento presentado por Tracy Tylka a la Asociación Estadounidense de
Psicología, "En lugar de ver una disminución de la cosificaciónnb 1 de las mujeres en la
sociedad, ha habido un aumento en la cosificación de ambos sexos. Y esto se puede ver
que en los medios de comunicación hoy en día ". Muchos hombres y mujeres modifican su
ingesta de alimentos sin supervisión médica, consumen medicamentos y hormonas y
practican rutinas físicas de manera descuidada por lograr lo que consideran un cuerpo
atractivo; en casos extremos, esto conduce a trastornos de la alimentación y trastornos
como la anorexia y la vigorexia.57 El psiquiatra Thomas Holbrook citó un estudio
canadiense reciente que indica que al menos una de cada seis personas con trastornos de
la alimentación son hombres.58
Una investigación en el Reino Unido encontró que: "los hombres y mujeres más jóvenes
que leen revistas de ejercicios físicos y moda podrían ser dañados psicológicamente por
las imágenes de físicos femeninos y masculinos perfectos." Las mujeres y los hombres
jóvenes ejercen en exceso un esfuerzo por lograr lo que consideran un cuerpo atractivo y
muscular, lo que puede conducir al trastorno dismórfico corporal o a la dismorfia
muscular.596061 Aunque los estereotipos pueden haber permanecido constantes, el valor
fijado a los estereotipos masculinos ha cambiado; se ha argumentado que la masculinidad
es un fenómeno inestable, que nunca se logra en última instancia. 56

Trabajador de la construcción sin equipo de protección adecuado.

Aceptación de los riesgos[editar]


La tasa de accidentes por vehículo-kilómetro recorrido es mayor para las mujeres que para
los hombres, aunque los hombres son más propensos a morir en accidentes en los que
están involucrados.62 Los hombres conducen más kilómetros que las mujeres y en
promedio tienen más probabilidades de estar involucrados en accidentes de tráfico .
Incluso en la categoría de las "muertes de jóvenes conductores (16-20 años) con un
alto contenido de alcohol en sangre", el riesgo de un hombre de morir es más alto que el
de una mujer de su mismo nivel socioeconómico; las mujeres conductoras jóvenes tienen
que estar más intoxicadas para tener el mismo riesgo de morir en un accidente fatal que
los hombres conductores jóvenes. 63 Un estudio reciente sugiere que los hombres jóvenes
tienen más aversión al riesgo que los de hace una generación, principalmente porque
están menos motivados y en peor estado físico que la generación de sus padres. 64

Cuidado de la salud[editar]
Véase también: Salud del varón
La evidencia apunta a los efectos negativos de la masculinidad hegemónica en el
comportamiento relacionado con la salud de los hombres. Por ejemplo, los hombres
estadounidenses hacen 134.5  millones menos visitas al médico por año que las mujeres.
Los hombres hacen el 40,8 por ciento de todas las visitas al médico, incluidas las visitas de
obstetricia y ginecología de la mujer. El veinticinco por ciento de los hombres de 45 a 60
años no tienen un médico personal, aumentando su riesgo de muerte por enfermedad
cardiaca. Hombres entre 25 y 65 años tienen cuatro veces más probabilidades de morir
de enfermedades cardiovasculares que las mujeres y son más propensos a ser
diagnosticados con una enfermedad terminal debido a su renuencia a ver a un médico. Las
razones citadas para no ver a un médico incluyen el miedo, la negación, la vergüenza, una
aversión a las situaciones fuera de su control y la creencia de que visitar a un médico no
compensa el tiempo o el dinero invertidos.65
En 2004, Arran Stibbe publicó un análisis de una conocida revista masculina salud del año
2000. De acuerdo con Stibbe, aunque la revista se enfocaba ostensiblemente en la salud,
también promovía comportamientos masculinos tradicionales que eran poco saludables,
como el consumo excesivo de alimentos de conveniencia (comida basura/chatarra) y de
carne, el consumo de alcohol y las relaciones sexuales sin protección. 6667

Un soldado británico bebe cerveza luego de una larga estadía en Afganistán.

La investigación sobre el contenido de los comerciales de cerveza conducida por Lance


Strate68 dio resultados relevantes para un estudio de la masculinidad. En los anuncios de
cerveza, se fomenta el comportamiento masculino (especialmente la aceptación de los
riesgos). La publicidad se centra a menudo en situaciones en las que un hombre vence un
obstáculo en un grupo, trabajando o desempeñándose en roles duros (trabajadores de la
construcción, agricultores o vaqueros). Aquellos que implican las apuestas tienen temas
centrales de dominio (de la naturaleza o de las otras personas), riesgo y aventura:
pesca, acampada, jugar deportes o socializar en barras. Por lo general hay un elemento de
peligro y un enfoque en el movimiento y la velocidad (viendo los autos rápidos o conducir a
alta velocidad). El bar es un entorno donde se mide la masculinidad en habilidades tales
como jugar billares, exhibición de fuerza y de la capacidad de beber. A pesar del fomento
de la toma de riesgos que realiza la industria de la cerveza, el consumo de alcohol ha
disminuido en todos los grupos etarios.69

Nuevas masculinidades[editar]
En 1991, el psicólogo Aaron Kipnis planteó la necesidad de encontrar una nueva forma de
masculinidad capaz de vivir en armonía con la feminidad. 707172
Según el psicólogo Antonio Boscán Leal, la búsqueda de nuevas masculinidades está
asociada a la posibilidad de pensar un acompañamiento o una cooperación a los procesos
de liberación de las mujeres. Estas nuevas masculinidades han establecido una brecha
entre aquellos roles estereotipados históricamente y la posibilidad de establecer relaciones
igualitarias entre varones, mujeres y otras identidades sexuales:
Ciertos estudios confirman la existencia, en diferentes sociedades e incluso en una misma sociedad,
de múltiples masculinidades. Ahora bien, algunos investigadores sociales encontraron, como un
factor común en la mayoría de los grupos sociales por ellos estudiados, una misma tendencia a
exaltar un modelo de masculinidad por encima de otros existentes, el cual se busca imponer de
forma hegemónica a todos los varones pertenecientes al grupo. También establecieron que en la
constitución de tales modelos hegemónicos intervienen factores de diferentes órdenes: políticos,
económicos, sociales y culturales.73

Desde hace algunas décadas, varones preocupados por la imposición de relaciones de


dominación sobre las mujeres a partir del patriarcado, se han comenzado a organizar para
acompañar a las mujeres en sus luchas. Dichos colectivos de «Varones
Antipatriarcales» hacen aportes a las críticas al capitalismo a partir de matrices de
pensamiento alternativas al mandato patriarcal del varón. 74757677
Para la masculinidad patriarcal los varones deben ser machistas o, en caso contrario, se
trataría de varones afeminados, débiles, indefinidos, maricones o blandos. Sin embargo,
según Antonio Boscán Leal, muchos de estos nuevos grupos de varones que rechazan la
masculinidad patriarcal hegemónica, no proponen un movimiento que los vuelva pasivos
frente a las mujeres o los demás varones, ni una feminización negativa del rol del varón en
la sociedad, sino que lo que propician es una superación del machismo tradicional para
que se los habilite a asumir actitudes que los relacionen mejor con sus emociones y les
permita vivir una sexualidad sensible y amorosa sin por eso dejar de ser masculinos. 73

Comunidades LGBT[editar]

Desfile gay de Tel Aviv

General[editar]
Joseph Pleck argumenta que la jerarquía de la masculinidad existe en gran parte como
la dicotomía de varones homosexuales y heterosexuales: "Nuestra sociedad utiliza la
dicotomía heterosexual-homosexual masculino como símbolo central para todos los
rankings de masculinidad, de la división por cualquier motivo entre los hombres que son
"hombres de verdad" y que tienen el poder y los hombres que no lo son ". 78 Michael
Kimmel79 añade que el tropo "Eres tan gay" indica una falta de masculinidad, en lugar de la
orientación homosexual. Según Pleck, para evitar la opresión masculina de las mujeres, la
propia y la de los otros hombres, las estructuras, instituciones y
discursos patriarcales deben ser eliminados de la sociedad estadounidense. Un término
para una mujer masculina es "marimacho", utilizado en las subculturas de la comunidad de
lesbianas, gay, bisexuales, transgénero (LGBT)808182 para describir una identidad masculina
y sus rasgos asociados, comportamiento, estilo y autopercepción. 83
Tanto los hombres como las mujeres pueden presentar rasgos y comportamientos
masculinos.84 Aquellos que exhiben características tanto masculinas como femeninas se
consideran andróginos y filósofas feministas, como Judith Butler, han argumentado que la
ambigüedad de género puede desdibujar y transgredir las clasificaciones binarias y
normativas de la identidad sexual. 8586

Hombres[editar]
Véase también: Afeminamiento#Afeminamiento en la comunidad gay

Los hombres homosexuales son considerados por algunos como "desviados de la norma
masculina" y son estereotipados con benevolencia como "suaves y refinados", incluso por
otros hombres gay. Según el activista de derechos humanos gay Peter Tatchell:
En contra de la afirmación bienintencionada de que los gays son "lo mismo" que los
héteros, hay una diferencia. Lo que es más, el estilo distintivo de la masculinidad gay es de
gran beneficio social. ¿No sería la vida aburrida sin el talento y la imaginación de
diseñadores y decoradores de interiores homosexuales? ¿Cómo podría el NHS (Sistema
Nacional de salud de los EE.UU. por sus siglas en inglés) funcionar sin enfermeros
homosexuales o el sistema de educación sin maestros gays? La sociedad debe agradecer
a sus estrellas de la suerte de que no todos los hombres resultan heterosexuales, machos
e insensibles. Los diferentes modos de masculinidad hetero- y homosexual no son, por
supuesto, biológicamente fijados.87
En el documental The Butch Factor,nb 2 en el que se entrevistaron hombres homosexuales,
uno de ellos transgénero, se les preguntó acerca de sus puntos de vista sobre la
masculinidad. Los rasgos masculinos eran generalmente vistos como una ventaja dentro y
fuera del armario, permitiendo que los hombres gays "masculinos" ocultar su orientación
sexual en el ejercicio de actividades masculinas como los deportes. El afeminamiento es
inapropiadamente45 asociado con la homosexualidad4688 y algunos hombres gay dudaban
de su orientación sexual; no se veían a sí mismos como afeminados, y sentían poca
conexión con la cultura gay.89 Algunos hombres gay afeminados en The Butch Factor se
sentían incómodos con su feminidad (a pesar de estar a gusto con su sexualidad), 90 y los
hombres homosexuales femeninos pueden ser ridiculizados por gays que responden al
estereotipo masculino.9192
Hombres de aspecto femenino tendían a salir del armario antes, después de ser
etiquetados como gay por sus pares. Con más probabilidades de enfrentar intimidación y
acoso durante toda su vida,89 se burlan de ellos con palabras despectivas, como "maricón",
que implica cualidades femeninas. Los hombres homosexuales afeminados y con estilo
"camp" utilizan a veces lo que John R. Ballew llamado "humor camp", por ejemplo
refiriéndose unos a otros con pronombres femeninos (según Ballew, "una manera divertida
de desactivar el odio dirigida hacia nosotros [los homosexuales]"); sin embargo, tal humor
"puede causar que nosotros [los homosexuales] nos confundamos en relación a cómo nos
sentimos acerca de ser hombres."93
A los hombres [heterosexuales] a veces se les aconseja ponerse en contacto con su "lado femenino
interno." En cambio, tal vez los hombres gay tienen que estar en contacto con su "lado masculino
interno". Identificar aquellos aspectos de ser un hombre que más valoramos y luego cultivar aquellas
partes de nosotros mismos puede llevar a un sentido más saludable y menos distorsionado de
nuestra propia masculinidad.

John R. Ballew - Gay men and masculinity93


Un estudio realizado por el Centro de Estudios Teóricos de la Universidad Carolina de
Praga y la Academia de Ciencias de la República Checa encontró diferencias
"significativas" en la forma entre las caras de los hombres heterosexuales y homosexuales,
con las de los hombres gay que presentaban características "masculinas" ("socava[ndo]
nociones estereotipadas de hombres gay como con un aspecto más femenino.") 94
Los hombres homosexuales se han presentado en los medios de comunicación como
femeninos y expuestos al ridículo, a pesar de que películas como Brokeback
Mountain están contrarrestando el estereotipo.93 Un desarrollo reciente es la
representación de hombres gay en la comunidad LGBT como "osos", una subcultura de los
hombres gay que celebra la masculinidad robusta 9596 y con los "caracteres sexuales
secundarios del macho: vello facial, vello corporal, tamaño proporcionado, calvicie".97
El profeminismo de la segunda ola ha prestado mayor atención a los temas de la
sexualidad, en particular a la relación entre los hombres homosexuales y la masculinidad
hegemónica. Este cambio provocó un aumento de la cooperación entre el desarrollo de los
movimientos de liberación de los hombres y la liberación gay, en parte, porque la
masculinidad se entendía como un constructo social y en respuesta a la universalización
de los "hombres" en los movimientos de hombres anteriores. Activistas de derechos de los
hombres trabajaron para detener la influencia de las feministas de la segunda ola en el
movimiento de derechos de los homosexuales, con la promoción
de hipermasculinidad como algo inherente a la sexualidad gay.98

La masculinidad en la comunidad latina[editar]

Cantantes de grupo mariachi

La masculinidad es un concepto que se presenta en cada cultura de manera distinta. Gran


parte de esta variedad cultural se originan gracias a las ideologías y a la socialización de
los géneros, que inculcan expectativas normativas de la masculinidad por parte de
distintos grupos como la familia, los amigos, los medios de comunicación y la sociedad. 99100
Ya que la masculinidad es diferente en cada cultura por factores que manipulan y hacen
este concepto único y distinto ante las demás, es de gran importancia la exploración de la
masculinidad enfocado desde la perspectiva de cada cultura.  Por ejemplo, en la cultura
latina la masculinidad tiende ser representada por conceptos como el machismo y el
caballerismo. Así mismo, entre estas nociones existe una diversidad que brinda una escala
con diferentes definiciones de lo que es considerado la masculinidad.
En la comunidad latina, existen distintos factores que influyen y definen el concepto de la
masculinidad.  La masculinidad tradicional se representa por características como el
bloqueo ante cualquier tipo de comportamiento femenino, limitación de expresión
emocional (vulnerabilidad) y un enfoque a la agresividad. 100  Si bien estas características
demuestran aspectos universales en las culturas, existen otras que indican ser céntricas a
la cultura latina.  Investigaciones mencionan que la definición de la masculinidad en la
comunidad latina es conformada por el machismo y el caballerismo 10199 haciéndola única
pero universal ante las demás culturas.102
Para entender los conceptos mencionados que se presentan en la comunidad latina, es de
gran importancia percatarse como se representan.  El machismo se define como la toma
de acciones agresivas y dominantes que controlan e imponen un gran poder ante otros
(i.e. la diferencia de poder en los géneros y la dominación de la mujer) al igual que la
cobardía, el egoísmo y la falta de respeto. 10399  Estas cualidades mencionadas demuestran
un lado negativo hacia la masculinidad que tiende en ser generalizada ante toda la
comunidad.  Sin embargo, las investigaciones reportan que, en la comunidad latina, el
machismo también tiene atributos positivos.

Hombres jóvenes jugando fútbol

Las investigaciones mencionan que el machismo también atribuye a una autonomía en


decisiones personales, una gran importancia a las responsabilidades, una cualidad del
romance y un balance de la personalidad en los hombres. 102  Esto se refiere que además
de las connotaciones negativas que formulan el machismo, existe lo positivo de este
concepto cultural.  Este lado positivo tiene un paralelismo con lo que es el caballerismo.
El caballerismo se incorpora por la conexión de la masculinidad con las emociones y la
vulnerabilidad.101  De igual manera, el caballerismo tiende representar valentía, respeto al
prójimo, gran inclinación a la responsabilidad y un altruismo hacia la familia, igual conocido
como familismo.10399
Aunque exista estos dos puntos de vista que colaboran a la definición de la masculinidad,
las fuentes nos dicen que el aspecto negativo es la definición que resalta en la comunidad
latina.102  Esta información apunta que una generalización negativa de la masculinidad es
provocada y así elimina lo positivo, al igual que otros niveles y definiciones de lo que es la
masculinidad.  Esta generalización puede formarse gracias a la socialización de los
géneros que se impone desde temprana edad como la jerarquía del poder entre el hombre
y la mujer y la falta de vulnerabilidad por parte de los hombres (además que los otros
atributos mencionados previamente que representan el lado negativo de la masculinidad).
Como resultado, la percepción hacia la masculinidad, y la participación de la masculinidad
con atributos negativos, es puesta en practica implícitamente en niños y así siendo
practicada y aceptada por la sociedad.
A través de esta información la masculinidad presume una percepción negativa y positiva.
Sin embargo, la masculinidad es una escala que contiene distintas definiciones ya que
cada persona es única.  Investigaciones en las mujeres, en la comunidad LGBTQIA+, y en
hombres de la comunidad latina son necesarias para generar un conocimiento cultural de
la percepción de la masculinidad.
Historia[editar]

Odiseo, héroe de la Odisea.

Dado que lo que constituye la masculinidad ha variado en el tiempo y el lugar, de acuerdo


con Raewyn Connell es más apropiado hablar de "masculinidades" que de un solo
concepto general.104 El estudio de la historia de la masculinidad surgió durante la década
de 1980, ayudado por los campos de la historia de las mujeres y (más tarde) la del género.
Antes de que se examinara la historia de las mujeres, hubo una "estricta división de lo
público/privado por géneros"; en relación con la masculinidad, esto significaba poco
estudio de cómo los hombres se relacionaban con el hogar, la domesticidad y la vida
familiar.105 Aunque el papel histórico de la mujer fue negado, a pesar de la escritura de la
historia por (y principalmente sobre) los hombres una parte importante de la experiencia
masculina había desaparecido. Este vacío fue cuestionado durante la década de 1970,
cuando la historia de las mujeres comenzó a analizar el género y las mujeres para
profundizar en la experiencia femenina. 106 El artículo seminal de Joan Scott, llamando a los
estudios de género un concepto analítico para explorar la sociedad, el poder y el discurso,
sentó las bases de este campo. 107 Según Scott el género debe ser utilizado de dos
maneras: productivas y producidas. El género productivo examinó su papel en la creación
de relaciones de poder y género producido exploró el uso y cambio de género en toda la
historia. Esto ha influido en el campo de la masculinidad, como se ve en la definición de
Pierre Bourdieu de la masculinidad: producida por la sociedad y la cultura, y que se
reproduce en la vida diaria.108 Una ráfaga de trabajo en la historia de la mujer llevó a una
convocatoria de estudio del rol masculino (inicialmente influenciado por el psicoanálisis) en
la sociedad y la vida emocional e interpersonal. Connell escribió que estas obras iniciales
estuvieron marcados por un "alto nivel de generalidad" en "amplias investigaciones de las
normas culturales". Los académicos estaban al tanto de los cambios sociales
contemporáneos con el objetivo de entender y evolucionar (o liberar) el rol masculino en
respuesta al feminismo.109 John Tosh exige un retorno a este objetivo para que la historia
de la masculinidad sea útil, académicamente y en la esfera pública. 110

Antigüedad[editar]
La literatura antigua se remonta a alrededor del año 3000 a. C., con expectativas explícitas
para los hombres en forma de leyes e ideales masculinos implícitos en los mitos de dioses
y héroes. En el Biblia hebrea del año 1000 a. C., el rey David de Israel dijo a su hijo que
"fuera fuerte y fuera un hombre" después de la muerte de David. A lo largo de la historia,
los hombres han cumplido con estándares culturales exigentes. Kate Cooper escribió
sobre los conceptos antiguos de la feminidad: "Dondequiera que se menciona a una mujer,
un hombre está siendo juzgado - y junto con él lo que él representa." 111 De acuerdo con
el Código de Hammurabi (1750 a. C.):

 Regla 3: "Si alguien trae una acusación de delito alguno delante de los ancianos, y no
demuestra lo que ha acusado, deberá, si es una ofensa capital, ser condenado a
muerte."
 Regla 128: " Si un hombre toma a una mujer, pero no tiene relaciones sexuales con
ella, esta mujer no es mujer para él"112
Los estudiosos citan la integridad y la igualdad como valores masculinos en las relaciones
entre varones113 y la virilidad en las relaciones hombre-mujer. Leyendas de los héroes
antiguos incluyen la Epopeya de Gilgamesh, la Ilíada y la Odisea. Las historias
demuestran cualidades en el héroe que inspiran respeto, como la sabiduría y el valor:
saber las cosas que otros hombres no conocen y tomar riesgos que otros hombres no se
atreverían.

Era medieval y victoriana[editar]

Beowulf luchando con el dragón.

Jeffrey Richards describe una "masculinidad medieval que era esencialmente cristiana y


caballeresca" en Europa.114 Coraje, el respeto a las mujeres de todas las clases y la
generosidad caracterizan a la representación de los hombres en la historia literaria.
Los anglosajones Hengest y Horsa y Beowulf son ejemplos de ideales masculinos
medievales. Según David Rosen, la visión tradicional de los eruditos, como JRR Tolkien,
de que Beowulf es una historia de heroísmo medieval que pasa por las similitudes entre
Beowulf y el monstruo Grendel. La masculinidad ejemplificada por Beowulf "separa a los
hombres de las mujeres, otros hombres, la pasión y la familia". 115
Durante la época victoriana, la masculinidad sufrió una transformación desde el heroísmo
tradicional. El filósofo escocés Thomas Carlyle escribió en 1831: "El viejo ideal de hombría
se ha vuelto obsoleto y el nuevo aún es invisible para nosotros y andamos a tientas en la
oscuridad después de que, uno agarrando este fantasma, otro aquel; el werterismo,
el byronismo, incluso el brummelismo, cada uno tiene su día".116
Siglo XX y actualidad[editar]
A principios del siglo XX, una familia tradicional consistía del padre como sostén y de la
madre como ama de casa. Característica de la actual masculinidad es la voluntad de los
hombres para contrarrestar los estereotipos. Sin importar la edad o la nacionalidad, los
hombres luchan por alcanzar una buena salud, una vida familiar armoniosa y una buena
relación con su cónyuge o pareja tan importante para su calidad de vida. 117 Al principio del
siglo XX, el modelo de masculinidad hegemónica seguía dominando la sociedad humana y
era poco cuestionado. Con los avances tecnológicos acelerados, al principio se usaban las
nuevas tecnologías para perpetuar y consolidar esta discriminación. Sin embargo hubo
algunas excepciones, como el papel de las mujeres en las fábricas, la programación y
manejo de las primeras computadoras (siendo un caso destacado Grace Murray Hopper)
debido a que la mayoría de los hombres había sido enlistada para los combates de
la Segunda Guerra Mundial.

Familia de los años 1940.

Sin embargo, desde mediados del siglo XX comienzan a aparecer más voces que
cuestionan cada vez más el modelo tradicional de masculinidad como Simone de
Beauvoir, Betty Friedan y Kate Millet. El movimiento feminista de este periodo incitó a las
mujeres a luchar contra la opresión y a los hombres a manejar relaciones más equitativas
y liberarse de sus estereotipos y obligaciones tradicionales (como se vio reflejado en las
modas de la Música Disco y el Glam Metal en el que comenzaron a aparecer hombres
luciendo colores y prendas antes exclusivas del sexo femenino). Esto también se reflejó en
el desarrollo de los medios de comunicación. Pues paulatinamente dejó de manejarse la
figura del hombre dominante y la mujer sumisa a favor de otros elementos. También afectó
económicamente al reducir gradualmente la brecha salarial.
Actualmente, las diferentes visiones de la masculinidad moderna son reflejadas,
expresadas y promovidas principalmente por los medios de comunicación electrónicos
como la televisión, la radio y la internet. En algunos casos se expresan visiones igualitarias
o neutras de la masculinidad, mientras que en otros se manejan
visiones ginocentristas que hacen énfasis en la sumisión y debilidad masculinos,
propiciando la aparición de movimientos masculinistas. Por otro lado en otros casos se
pretende recrear la masculinidad hegemónica en grados distintos. Algunos casos, como
varios grupos de Reddit y Facebook han sido acusados de fomentar la misoginia y las
ideas regresivas sobre la masculinidad, al igual que el movimiento actual Alt-right recibe
críticas por motivos parecidos.118
Por otra parte, la Tercera ola del feminismo caracteriza a la masculinidad como algo
negativo, violento, y que actúa en perjuicio hacia la mujer. Llevando así la idea de que los
hombres tienen un machismo interno el cual deben sanar. Esto es criticado por la autora y
filósofa Christina Hoff Sommers conocida por sus escritos sobre el feminismo en la cultura
contemporánea, la cual declara que el objetivo de esta ola feminista no es el de generar
una igualdad de género entre hombres y mujeres (como abogaba el feminismo en un
principio), sino que se basa en un movimiento antihombres. Ella misma declaró: "Siempre
ha habido cierta fobia a los hombres en algunas mujeres del movimiento, eso es
innegable. Pero eran marginales. Pero hoy, al menos en las universidades, están siendo
las protagonistas del debate. La masculinidad se trata de manera rutinaria como una
patología que necesita una cura. Casi todos los libros de los estudios de género culpan de
la mayoría de los males de la sociedad a los hombres y al patriarcado". 119

Críticas[editar]
Dos críticas al estudio de la historia de la masculinidad son una preocupación de que tal
estudio estabilizaría el proceso histórico (en lugar de cambiarlo) y que un excesivo énfasis
cultural sobre el enfoque de la masculinidad carece de la realidad de la experiencia real.
De acuerdo con John Tosh, la masculinidad se ha convertido en un marco conceptual
utilizado por los historiadores para mejorar sus exploraciones culturales en lugar de una
especialidad en sí misma.120 Esto llama la atención de la realidad a la representación y
significado, no solo en el ámbito de la masculinidad; la cultura se estaba convirtiendo en
"la línea de fondo, la realidad histórica real". 110 Tosh critica el trabajo de Martin Francis en
este punto de vista, porque la cultura popular, en lugar de la experiencia de la vida familiar,
es la base del argumento de Francis.121 Francis utiliza la literatura y el cine contemporáneo
para demostrar que la masculinidad no descansaba, rehuyendo la domesticidad y el
compromiso, a finales de los años 1940 y durante los 1950. 121 Francis escribió que este
huida del compromiso era "más probable que tenga lugar en el ámbito de la fantasía
(individual y colectiva)". Al centrarse en la cultura, es difícil medir el grado en que películas
como Scott de la Antártida representaban las 'fantasías masculinas' de la era. 121La llamada
de Michael Roper para centrarse en la subjetividad de la masculinidad aborda este sesgo
cultural, porque la comprensión amplia es dejada de lado para un examen "de lo que la
relación de los códigos de masculinidad es para los hombres reales, a las cuestiones
existenciales, a las personas y a su maquillaje psíquico" (la experiencia humana de
Tosh).122
Según Tosh, la cultura de la masculinidad ha dejado de ser útil, ya que no puede cumplir
con el objetivo inicial de esta historia (descubrir cómo la hombría fue condicionada y
experimentada) e instó a "cuestiones de comportamiento y acción". 120 Su trabajo sobre la
masculinidad victoriana utiliza la experiencia individual en cartas y dibujos para ilustrar las
costumbres culturales y sociales más amplios, como el parto o las tradiciones de
Navidad.105
Stefan Dudink cree que el enfoque metodológico (tratando de categorizar la masculinidad
como un fenómeno) ha socavado su desarrollo historiográfico.123 Este enfoque estabilizó la
masculinidad, haciéndola aparecer natural y concreta en el registro histórico y la "puso
más allá de la historia". La obra de George Mosse utiliza la masculinidad como un
estereotipo estable en la normativa de la sociedad : "La masculinidad estaba concretada y
definida lo suficiente, lo que constituye un sistema coherente que puede ser examinado
fácilmente". El trabajo de Abigail Solomou-Godeau en el arte francés posrevolucionario
aborda un patriarcado fuerte, constante.124 Jeanne Boydston apoya la limitación del género
como categoría de análisis, porque el concepto (así como la feminidad y la masculinidad)
se ha convertido en demasiado rígido en el pensamiento histórico. Esto conduce a un
concepto estable e invariable en todos los contextos y culturas geográficas y una
dicotomía entre la masculinidad y la feminidad. Estos problemas pueden ser abordados si
se desestabiliza el concepto de masculinidad, aceptando su evolución y se centra en la
historia en lugar de en un concepto. Dudink exige un compromiso con las masculinidades
(en plural) y un análisis de tensión entre comportamientos "normativos e individualistas
que caracterizan a la masculinidad". El argumento de Connell para pensar acerca de las
masculinidades en plural es paralelo a la llamada de Boydston para una visión
multifacética de la historia social y la obra de Simon Szreter sobre género en Gran
Bretaña, que hace hincapié en la pluralidad de la identidad y la intersección entre clase y
género (porque el género no se puede estudiar en el vacío) y distinciones regionales (para
evitar generalizaciones globales).
La evaluación global de Tosh es que se necesita un cambio en la conceptualización del
tema120 de nuevo a la historia de la masculinidad como una especialidad con el objetivo de
llegar a un público más amplio, más que como un instrumento de análisis de la historia
cultural y social. La importancia que concede a la historia pública se remonta a los
objetivos iniciales de la historia del género, que trataron de utilizar la historia para iluminar
y cambiar el presente. Tosh apela a los historiadores para que a la altura de la
"expectativa social" de su trabajo, 120 que también requieren una mayor atención a la
subjetividad y la masculinidad. Este punto de vista es contrario al de Dudink; este último
llamó a un "movimiento de movimientos envolventes" hacia la historia de la masculinidad,
en respuesta a los errores que percibía en el estudio. 123 Esto sería hacer lo contrario de lo
que Tosh pidió, la deconstrucción de la masculinidad al no colocarla en el centro de la
exploración histórica y usando el discurso y la cultura como vías indirectas hacia un
enfoque más representativo. En un estudio de los Países Bajos, Dudink propone ir más
allá de la historia de la masculinidad mediante la incorporación del análisis en la
exploración de la nación y el nacionalismo (haciendo la masculinidad de un lente a través
del cual ver el conflicto y la construcción de la nación). 125 El trabajo de Marti Francis en la
domesticidad a través de una lente cultural, va más allá de la historia de la masculinidad
porque "los hombres viajaron constantemente hacia atrás y adelante a través de la frontera
de la domesticidad, aunque sólo sea en el reino de la imaginación"; códigos normativos de
comportamiento no abarcan totalmente la experiencia masculina. 121
Imágenes en los medios de niños y jóvenes pueden dar lugar a la persistencia de
conceptos de masculinidad perjudiciales. Según activistas de derechos de los hombres, los
medios de comunicación no se ocupan de cuestiones de derechos de los hombres y éstos
son retratados a menudo negativamente en la publicidad. 126 Peter Jackson llamó a la
masculinidad hegemónica "explotación económica" y "socialmente opresiva": "La forma de
opresión varía de controles patriarcales sobre los cuerpos de las mujeres y los derechos
reproductivos, a través de las ideologías de la domesticidad, la feminidad y la
heterosexualidad obligatoria, de las definiciones sociales del valor del trabajo, la naturaleza
de la habilidad y la remuneración diferencial del trabajo productivo y reproductivo.127

Algunas teorías modernas[editar]


Masculinidad hegemónica[editar]
Artículo principal: Masculinidad hegemónica

Marcha por la igualdad entre hombres y mujeres.

En los estudios de género, la masculinidad hegemónica es un concepto popularizado por


el sociólogo R.W. Connell que refiere a las prácticas propuestas que promueven la
posición social dominante de los hombres y la posición social subordinada de la mujer. 1
Las vías tradicionales para que los hombres ganen honor eran proporcionadas por sus
familias y el ejercicio del liderazgo. 128 Raewyn Connell ha denominado al conjunto de roles
y privilegios masculinos tradicionales como masculinidad hegemónica, alentado en los
hombres y desalentado en las mujeres: "La masculinidad hegemónica se puede definir
como la configuración de la práctica de género que encarna la respuesta corrientemente
aceptada al problema de la legitimidad del patriarcado, lo que garantiza la posición
dominante de los hombres y la subordinación de las mujeres ".129
La construcción de la masculinidad hegemónica está directamente vinculada con la adopción de
prácticas temerarias y de graves riesgos. 130

Dentro de los roles característicos que se les asigna a la masculinidad hegemónica se


encuentran: virilidad, caballerosidad, superioridad, fortaleza, temple, competición, entre
otros. Esto lleva a una división social del trabajo desigual donde el varón tiene un lugar en
el mundo asociada a la fuerza de trabajo y el liderazgo (como los negocios, la política, las
fábricas y el campo) y la mujer al de la reproducción y el cuidado (como la enfermería, la
puericultura, la gastronomía). Esto produce personas incompetentes, como hombres
incapaces de cocinar y mujeres incapaces de cambiar un fusible. Pues los hombres y
mujeres "sólo saben cosas de su género". En palabras del psicólogo José Manuel Salas
Calvo:
Además, como es el más fuerte, el más inteligente, el racional, "el hombre de la casa", debe asumir
como propias de su masculinidad una serie de tareas que lo hacen encarar obligaciones y funciones
de manera aberrante (lo mismo que sucede en la mujer: como la lleva dentro por nueve meses, la
parió y puede amamantarla, es la única capacitada y llamada al cuido de la prole). Así el hombre es
el llamado al sostén y mantenimiento de la familia, a asumirse únicamente como proveedor de las
cuestiones materiales de la familia (obviando nutrir con otros alimentos básicos de la convivencia
humana), a no manifestar preocupaciones cuando la situación socioeconómica aprieta, etc. 131

Consecuencias de la masculinidad hegemónica[editar]


Las consecuencias de este marcado estereotipo social se pueden encontrar en los
servicios de terapia intensiva de los hospitales, en la población carcelaria, donde la gran
mayoría de los reclusos son varones, en las estadísticas de accidentes y los índices
delictivos pues los varones tendrían una mayor propensión a cometer crímenes. Ser varón
es un factor de riesgo tanto para las estadísticas de suicidio como para las estadísticas de
accidentes de tránsito, domésticos y laborales.132133

La maquinaria, el trabajo fuerte y los músculos son tradicionalmente asociados con la masculinidad.

Según la filósofa Simone de Beauvoir, desde muy pequeños a los varones que crecen bajo
el sistema de la masculinidad hegemónica se les raciona la ternura que se les brinda a las
niñas condenándolos a la independencia. La madre les niega las muestras de afecto como
besos, abrazos y caricias, tampoco se les halaga por sus esfuerzos de seducción, sino que
se les enseña a no ser coquetos. No se les protege contra la angustia de la soledad
porque «los hombres no tienen miedo». A través de frustraciones experimentan desde muy
temprano el desamparo. Su destete es más brutal que el de las niñas. Los padres, la
familia, el sistema educativo, los amigos y los medios de comunicación les enseñan cosas
como «un hombre no pide besos», «un hombre no se mira en el espejo», «las niñas
juegan con muñecas y los niños con la pelota», «pelearse es de hombres», «un hombre no
llora». Se les inculca desde muy temprano el orgullo por la trascendencia de su sexo como
compensación por todas las frustraciones padecidas. 134
Para la sociedad patriarcal, la eficiencia del varón se identifica solamente con el
rendimiento productivo, laboral, económico, profesional, sexual y bélico, sin tener en
cuenta sus necesidades humanas tanto emocionales como físicas. Sus sentimientos, su
salud física y mental y su deseo sexual. Los varones son compelidos a tener una vida
sexual frecuente y a estar siempre disponibles, como si más fuera sinónimo de mejor. Con
lo que la sexualidad masculina, que debería ser un placer voluntario, se convierte en un
mandato social. Las consecuencias empeoran cuando no se emplean métodos
anticonceptivos, lo que provoca embarazos no deseados, infecciones de transmisión
sexual entre otros problemas.135
Como ejemplo podemos citar el hecho de que se espera que los jóvenes tengan experiencias
sexuales como demostración de virilidad, ya que no hacerlo, puede llevar a la sociedad a dudar de
su masculinidad. Esta situación lo enfrenta a un mayor riesgo si desconoce las estrategias de
protección.31

Pero como estos «valores masculinos» son socialmente más valorizados que los «valores
femeninos», en la sociedad de la masculindad hegemónica, muchas veces los varones
tienden a confundir más fácilmente identidad personal con identidad de género que las
mujeres, o sea, lo que se espera de ellos según el estereotipo social, con lo que realmente
son.135
Los estudios sobre varones surgieron básicamente para dar respuesta a las diversas formas de
hacerse hombres en diferentes sociedades y contextos, pero más que nada, emergieron para
entender por qué si el modelo tradicional de masculinidad ubica a los varones en una posición de
poder y autoridad, desde hace algunas décadas se encuentran vulnerables a los vaivenes de la vida
global y frente a las mujeres.31

Estrés del rol de género[editar]


En 1987 Eisler y Skidmore estudiaron la masculinidad; crearon la idea de "estrés
masculino" y hallaron tres elementos de la masculinidad que a menudo resultan en estrés
emocional:

 El énfasis en prevalecer en situaciones que requieren del cuerpo y de la forma física.


 Ser percibido como emocional.
 La necesidad de resultar adecuado en materia sexual y estatus financiero.
Debido a las normas y presiones sociales asociados con la masculinidad, los hombres con
lesiones de la médula espinal, por ejemplo, deben adaptar su propia identidad a las
pérdidas asociadas con este tipo de lesiones; esto puede "llevar a sentimientos de
disminución de la capacidad física y sexual con baja autoestima y una pérdida de la
identidad masculina; también experimentan sentimientos de culpa y pérdida general de
control."136 La investigación también sugiere que los hombres sienten la presión social para
apoyar los modelos masculinos tradicionales en la publicidad. Brett Martin y Juergen Gnoth
(2009) encontraron que aunque los hombres con comportamientos femeninos prefieren en
privado modelos femeninos, en público expresaron su preferencia por modelos masculinos
tradicionales; según los autores, esto refleja la presión social sobre los hombres a
respaldar las normas masculinas tradicionales.137
Ha comenzado una discusión de las masculinidades en relación con la posición social de
un hombre y el poder político. Según Joseph Pleck,78 existe un sistema de relaciones de
hombre a hombres en la sociedad patriarcal de los Estados Unidos. Las jerarquías son
demarcados por los niveles de masculinidad, equiparados con estado físico en la juventud
y la adquisición de la riqueza y las mujeres con la edad. 78
En su libro Raising Cain: Protecting The Emotional Life of Boys, Dan Kindlon y Michael
Thompson escribieron que aunque todos los niños nacen amorosos y empáticos, la
exposición a la socialización de género (el ideal del macho duro y la hipermasculinidad )
limita su capacidad para funcionar como adultos emocionalmente sanos. Según Kindlon y
Thompson, los niños carecen de la capacidad para entender y expresar emociones de
manera productiva debido a la tensión impuesta por los roles masculinos de género. 138

Masculinidad en crisis[editar]

Padre cuidando de su hijo.

Ha surgido una teoría de la "masculinidad en crisis";139140 el arqueólogo australiano Peter


McAllister dijo: "Tengo una fuerte sensación de que la masculinidad está en crisis. Los
hombres están realmente buscando un papel en la sociedad moderna; las cosas que
solíamos hacer no son ya de gran demanda". 141 Otros ven el mercado laboral cambiante
como fuente de estrés. La desindustrialización y la sustitución de la industrias de
chimenea por la tecnología han permitido que más mujeres ingresen a la fuerza laboral
con la consiguiente reducción del énfasis en la fuerza física.142
La crisis también se ha atribuido al feminismo y su cuestionamiento de la dominación
masculina y de los derechos concedidos a los hombres únicamente sobre la base del
sexo.143 El sociólogo británico John MacInnes escribió que "la masculinidad siempre ha
estado en una crisis u otra", lo que sugiere que las crisis surgen de la "incompatibilidad
fundamental entre el principio básico de la modernidad que todos los seres humanos son
esencialmente iguales (con independencia de su sexo) y el núcleo principal del patriarcado
de que los hombres son superiores a las mujeres, naturalmente, y por lo tanto destinados
a gobernar sobre ellas ".144
John Beynon examinó la discusión de la masculinidad en crisis, encontrando que a
menudo se confunde el concepto de la masculinidad con los hombres y no está claro si la
masculinidad, los hombres o ambos están supuestamente en crisis.145 Según Beynon, la
"crisis" no es un fenómeno reciente; ilustró varios períodos de crisis masculina a lo largo
de la historia (algunos precediendo los movimientos de las mujeres y la sociedad post-
industrial), lo que sugiere que debido a la naturaleza fluida de la masculinidad "la crisis es
constitutiva de la masculinidad en sí."146 El estudioso del cine León Hunt acordó: "Cuando
quiera que la "crisis" de la masculinidad comenzó, ciertamente parece haber sido en algún
momento de la década de 1970". 147

«Masculinidad precaria»[editar]
Algunos investigadores han argumentado que la "precariedad" de la masculinidad
contribuye al comportamiento tradicionalmente masculino. 148 "Precario" significa que la
masculinidad no es innata, sino que debe ser alcanzada. En muchas culturas, los niños
sufren dolorosos rituales de iniciación para convertirse en hombres. La masculinidad
también se puede perder, como cuando un hombre es ridiculizado por no "ser un hombre".
Los investigadores han encontrado que los hombres responden a las amenazas a su
hombría mediante la participación en las conductas y creencias estereotipadamente
masculinas, el apoyo de la jerarquía, la adhesión a creencias homofóbicas, el apoyo a la
agresión y la elección de tareas físicas más que de las intelectuales. 149
En 2014, Winegard, Winegard y Geary escribieron que la precariedad de la masculinidad
implica estatus social (prestigio o dominancia), y la virilidad puede ser más (o menos)
precaria debido a las vías que tienen los hombres para alcanzar el estatus. 150 Los hombres
que se identifican con actividades creativas, como la poesía o la pintura, pueden no
experimentar la masculinidad como precaria, pero pueden responder a las amenazas a su
inteligencia o creatividad. Sin embargo, los hombres que se identifican con actividades
tradicionalmente masculinas (como el fútbol o el ejército) pueden ver la masculinidad como
precaria. Según Winegard, Winegard, y Geary, esto es funcional; la poesía y la pintura no
requieren rasgos tradicionalmente masculinos, y los ataques a esos rasgos no inducen a la
ansiedad. El fútbol y el ejército requieren rasgos tradicionalmente masculinos, como la
tolerancia al dolor, la resistencia, la musculatura y coraje y los ataques a esos rasgos
inducen ansiedad y pueden desencadenar impulsos y comportamientos de represalia. Esto
sugiere que los debates "naturaleza-versus-crianza" acerca de la masculinidad pueden ser
simplistas. Aunque los hombres evolucionaron para perseguir el prestigio y el dominio
(estatus), la forma en que persiguen dicho estatus depende de sus talentos, rasgos y
disponibilidad de posibilidades. En las sociedades modernas, pueden existir más vías
hacia el estatus que en las sociedades tradicionales y esto puede reducir la precariedad de
la masculinidad (o de la virilidad tradicional); Sin embargo, es probable que esto no atenúe
la intensidad de la competencia entre varones.

Masculinidad hegemónica vs
masculinidades igualitarias
El concepto de masculinidad hegemónica se utiliza a partir de 1985,

y surge cuando un modelo de comportamiento masculino logra

imponerse, originando una situación de desigualdad, como el

reproducir modelos de atractivo de hombres violentos.

Secretaría de Relaciones Exteriores | 27 de junio de 2016


El Movimiento de los Hombres por la Igualdad

Este tipo de masculinidad conlleva a una posición dominante de los


hombres y la subordinación de las mujeres. Se ve al hombre exitoso,
atractivo, seguro y capaz de dominar cualquier tipo de situación. Al ser
un modelo exitoso, los hombres lo reproducen, ya que legitima su
poder a través de organizaciones sociales y la propia cultura.

Principales características:

 Ser hombre significa rechazar todo aquello que sea femenino.


 Ser importante, a mayor estatus, mayor poder y por ello más
masculino, es así como el modelo de masculinidad hegemónica valora
el hecho se ser hombre.
 El riesgo y la agresividad son sinónimos de la masculinidad.
 Ser duro como el roble, no mostrar sentimientos.
NUEVAS MASCULINIDADES.
Nacen como una respuesta democrática y progresista, hecha por
diferentes grupos de hombres organizados. La definición de la nueva
masculinidad se construye como una respuesta a la masculinidad
tradicional.
Hoy en día, cada vez más hombres han decidido vivir una relación de
igualdad con sus parejas y realizan diferentes actividades que les
permiten participar corresponsablemente en las tareas del hogar y en
el cuidado de las hijas e hijos.

El Movimiento de los Hombres por la Igualdad, plantea iniciar un


proceso de reflexión y práctica para lograr el cambio personal de los
hombres hacia posiciones más igualitarias. Una de las características
más importantes de este movimiento es el reconocimiento de que el
patriarcado, como origen de una sociedad marcada por las injusticias
y las desigualdades, sitúa a los hombres en una situación de ventaja
por el hecho de serlo, por lo que plantean y reivindican “estar
dispuestos a perder privilegios para ganar en igualdad, desde el
convencimiento de que con el cambio ganamos”.

El movimiento de hombres por la igualdad establece:

 El compromiso con el cambio personal (expresión de afectos, gestión


de la frustración, vivencia de la sexualidad, luchar contra la
homofobia).
 La lucha activa contra la violencia hacia las mujeres y la discriminación
por razones de género.
 Asumir de forma igualitaria la responsabilidad en el cuidado de las
personas.
 El apoyo, impulso y visibilización de modelos positivos de
masculinidad (hombres cuidadores, pacíficos, sensibles).
 El compromiso con el cambio en el ámbito público (generar una masa
crítica de hombres a favor de la igualdad, defender estrategias de
conciliación, renunciar a espacios de poder para que sean ocupados
por mujeres, propuesta de cambios legislativos).

La participación activa de los hombres en la lucha social contra la


violencia hacia las mujeres es indispensable, asumiendo una posición
activa y de denuncia. No se debe tolerar ni justificar la violencia
machista, sea ésta física, sexual o psicológica.
Para profundizar en el cambio de los hombres hacia la igualdad, es
necesario abatir la legitimación social de la violencia como método
para resolver conflictos, apostando por formas de dialogo que partan
del respeto a la dignidad de las personas y que considere la
negociación y la libertad de opción personal.

Es importante el replanteamiento del papel de los hombres en el


espacio público y de poder, porque una sociedad con igualdad de
oportunidades y acceso a todos los procesos de decisión y
organización entre hombres y mujeres es más democrática.

A finales de la década de los años ochenta, iniciaron en Latinoamérica las investigaciones


sobre los hombres desde una perspectiva de género. Dados los variados enfoques e
intereses de los investigadores, los acercamientos teórico-metodológicos y las
aportaciones etnográficas difieren entre sí, pero en conjunto, han aportado elementos
empíricos valiosos sobre la masculinidad y las diferencias regionales-culturales de la
construcción de identidades masculinas y relaciones de género.(Baninter, 2005).
El Sexo alude a los aspectos físicos, biológicos y anatómicos que distinguen lo que es un
macho y una hembra. Género por el contrario nos remite a las características que social y
culturalmente se atribuyen a hombres y mujeres a partir de las diferencias biológicas,
constituyendo así lo que se conoce como género masculino y género femenino. El género
no alude solamente a construcciones socio-culturales y psicológicas, implica también
contextualizar las relaciones que se desarrollan a partir de estas construcciones, que son
relaciones de desigualdad. Es importante no perder de vista la categoría de género en la
que se inscriben estas discusiones, es importante analizar la articulación de lo biológico
con lo social y no tratar de negar las diferencias biológicas indudables que hay entre
hombres y mujeres; pero también hay que reconocer que lo que marca la diferencia
fundamental entre los sexos es el género. La estructuración del género llega a constituirse
en un hecho social de tanta fuerza que inclusive se piensa como natural; lo mismo pasa
con ciertas capacidades o habilidades supuestamente biológicas, que son construidas y
promovidas social y culturalmente. (Hernández, 2002).
El problema de asociar a las mujeres con lo "natural" y a los hombres con lo “cultural” es
que cuando una mujer no quiere ser madre ni ocuparse de la casa, o cuando quiere
ingresar al mundo público, se la tacha de antinatural porque "se quiere salir de la esfera de
lo concebido como natural". En cambio, los hombres se definen por rebasar el estado
natural.La perspectiva de género permite comprender la complejidad social, cultural y
política que existe entre mujeres y hombres, ignorada por otros enfoques, obstinados en
presentar un mundo naturalmente androcéntrico. (Kimmel, 1992). En ese sentido, otras
visiones dominantes en nuestra cultura consideran que las diferencias entre mujeres y
hombres son naturales y que lo que ocurre a las mujeres como mujeres y en las relaciones
entre mujeres y hombres, no tiene la suficiente importancia como para impactar al
desarrollo. Son enfoques que minimizan no sólo las diferencias de vida y de ser entre
mujeres y hombres, además no reconocen las relaciones de desigualdad y la inequidad
vital entre ambos géneros como producto del orden social. (Bly, 1992).
DESARROLLO
Desde un análisis antropológico de la cultura es importante reconocer que todas las
culturas elaboran cosmovisiones sobre los géneros y, en ese sentido, cada sociedad, cada
pueblo, cada grupo y todas las personas en general, tienen una particular concepción de
género. Como es evidente, la cosmovisión de género es desde luego parte de la estructura
y del contenido. Es factible también que en una persona converjan cosmovisiones de
género diversas y que, por ejemplo, algunas de sus concepciones, valores y juicios
provengan de fuentes tradicionales religiosas de origen milenario. Es importante identificar
las diversas cosmovisiones de género que coexisten en cada sociedad, cada comunidad y
cada persona. La perspectiva de género permite analizar y comprender las características
que definen a las mujeres y a los hombres de manera específica, así como sus
semejanzas y diferencias. Esta perspectiva de género analiza las posibilidades vitales de
las mujeres y los hombres; el sentido de sus vidas, sus expectativas y oportunidades, las
complejas y diversas relaciones. La perspectiva de género incluye el análisis de
las relaciones sociales intergenéricas (entre personas de géneros diferentes)
e intragenéricas (entre personas del mismo género) privadas y públicas, personas,
grupales y colectivas, íntimas, sagradas, políticas. Desde esta perspectiva se analizan
desde luego las instituciones civiles y estatales, tradicionales, informales y formales,
educativas, de comunicación, sanitarias, religiosas, de gobierno, judiciales, así como los
tribunales, y todos los mecanismos pedagógicos de enseñanza genérica. El análisis de
género se aplica a la comprensión de la normatividad del contenido de género y de la
capacidad de reproducir el orden de género que tienen códigos, leyes, mandatos y
mandamientos escritos, memorizados y transmitidos oral, ejemplar, gráfica o
imaginariamente. Para el funcionamiento adecuado de la normatividad es fundamental la
vivencia personal y colectiva, la obediencia y el cumplimiento así como la resistencia y la
subversión. (González, 2000).
La masculinidad, como un estereotipo, va siempre unida a determinadas cualidades y
actitudes, sobre todo asociadas con la fuerza, la violencia, la agresividad, la contención
emocional y la idea de que es necesario estar probando y probándose continuamente que
se "es hombre". De aquí que generalmente se aborde al hombre partiendo de dicho
estereotipo, sin embargo, hay nuevas aportaciones a la investigación de los hombres
desde la perspectiva de lo masculino, a partir de características positivas. Entre los/as
investigadores/as se ha encontrado la dificultad, de que a pesar de que el mundo del
hombre es el de la esfera pública, éste como sujeto individual no habla de sí, sino que
habla de "los hombres", de los otros, y menos de sus sentimientos; otros han observado
que ahora el hombre se ha “animado” a hablar de sí mismo y aún más: que se está
revelando a ser ese "superhombre" que corresponde al modelo, (y por lo tanto deseado e
inalcanzable) de "ser atractivo, fuerte, proveedor, propenso a la violencia y la agresividad,
protector de las mujeres y los niños, el que todo lo sabe y todo lo puede"; estos van de la
mano con el concepto de hombre y de "poder" del que habla Foucault, 1978, "establece
que donde existe el poder hay resistencia". (Kimmel, 1992),
Bly, 1992, enuncia: "La masculinidad no está en crisis, sino que la masculinidad podría no
existir". El autor lo plantea en el sentido de que "La masculinidad como algo monolítico
(hombría) no existe: sólo hay masculinidades, muchos modos de ser hombre". Estos
modos de ser hombre y por lo tanto de masculinidades nos llevan a concluir que además
del modelo predominante "hay tantas formas masculinas de fracasar como formas
masculinas de tener éxito". Dentro de estas formas de ser hombre se incluyen los grupos
minoritarios que han surgido a últimas fechas, entre otros, los que pudieran llamarse
profeministas, pero que las feministas prefieren llamar "masculinistas"; también los
llamados "guerreros de fin de semana", los grupos de hombres gays; y por supuesto, los
que proponen y mantienen el modelo predominante de la masculinidad tradicional
(agresividad, fuerza, valentía, etc.).
El hecho de considerar o partir de que hay sólo una masculinidad en singular, nos impide
generalmente darnos cuenta de la variedad y gran riqueza de la experiencia de la
masculinidad, ya que cuando uno cae en esta posición de señalar que sólo hay una forma
de masculinidad se corre el riesgo de volverse fundamentalista y por lo tanto, caer en la
intolerancia y en la falta de respeto. Sin embargo y a pesar de que estamos en una
sociedad patriarcal y homo/lesbofóbica en que el amplio abanico de la masculinidad se ve
reducido a sólo una opción pública (la correcta, la normal) y a otras clandestinas y/o
privadas o solamente aceptadas por minorías o pequeños grupos cerrados, tornan muy
difícil la elección consiente de pertenecer a un grupo cuyo referente no sea el "correcto",
"normal" o "bueno". Ahora se está observando en los jóvenes y en algunos no tan jóvenes,
que se están atreviendo a ser diferentes o negándose a ser como sus padres fueron –ya
sea por elección propia o porque no había otra alternativa mejor– como en el caso de los
hombres actualmente desempleados y que se ven "obligados" por la situación
socioeconómica a realizar el trabajo doméstico y el cuidado de los hijos. O aquellos que
ven "invadido" su campo de trabajo por las mujeres, que aumentan cada vez más los
porcentajes de las mujeres cirujanas, contadoras, ingenieras, etc., con la consecuencia
económica de que en lugar de que las mujeres obtengan los mismos ingresos por el
mismo trabajo, provocan aparentemente que dicho trabajo desempeñado por ellas se
abarate y se soslaye. Así mismo, algunos hombres han desafiado a sus grupos familiares
y sociales de referencia al asumir ciertas actividades que usualmente realiza la mujer,
sobre todo en el ámbito de lo doméstico y en el cuidado de los hijos (psicología,
enfermería, docencia). Esto se observa en los jóvenes universitarios y otros pertenecientes
a la clase media; sin embargo, si esto se hace público en su grupo familiar o en otros
grupos sociales como en el trabajo, por ejemplo, hay un efecto de represión; entre su
grupo de iguales, es más aceptado este tipo de masculinidad.
Desde la niñez, los niños aprenden a “darse a respetar”, a responder a las agresiones y a
defenderse tanto física como verbalmente; a demostrar invulnerabilidad, valor y control.
Los hombres crecen en un ambiente en el que se exige la afirmación constante de esos
atributos definitorios de la masculinidad, de la hombría. Las exigencias de lo masculino son
muchas, existen variaciones en la forma de demostrarlo, que dependen del contexto
social, religión, grupo de edad, condición física y mental y de los grupos de referencia,
como los grupos de trabajo, instituciones educativas, vecindario y grupos de pares.
(Rosemberg, 2000).
Bly, 2004, explicita una nueva masculinidad en donde se busca lo "profundo masculino";
es decir, el hombre firme, más no duro, que acepte sus emociones, sentimientos y
sufrimientos, que descubra esa riqueza emocional y esa intensidad espiritual que posee
pero que no evidencia, porque no se lo permite ni se le permite, por no corresponder al
modelo masculino predominante. Esta imagen de la masculinidad, unida a cualidades
positivas que propone Bly y las propuestas Kaje, 2004, en que invitaba a los hombres a
acudir a cosas distintas a su trabajo o actividad para apoyar su identidad personal y
valorarse mejor a sí mismos, están apoyando ahora, a grupos que buscan una nueva
identidad que los lleve al reencuentro de sí mismos. Otros estudiosos de las
masculinidades como Meade, 2004, sostienen que en este momento nos encontramos al
término de un período histórico en que se está acabando el dominio establecido por el
arquetipo del hombre-rey y que en este momento, propicio para la aparición de
movimientos reivindicadores de lo masculino, se puede llegar a los excesos; es decir, a la
formación de movimientos dogmáticos e ideológicos que recuerdan en alguna forma al
movimiento feminista en sus albores, con aquellas consignas más de tipo mítico que real
de "las mujeres sí, los hombres no".  ¿Qué es lo que pretenden los movimientos
reivindicatorios de las masculinidades actualmente? No se pretende luchar "contra" las
mujeres o el feminismo, ya que no se les ve como movimientos antagónicos, sino como
grupos coincidentes en cuando menos dos puntos básicos: el de ampliar los conceptos de
democracia y de igualdad, y en el objetivo de tratar de "construir una explicación teórica
que les permita transformar sus vidas" de una forma menos dolorosa y desde la práctica
en lo cotidiano, para forjarse una nueva identidad, que como hombres les impida seguir
siendo opresores. (Munévar, 2003).
CONCLUSIONES
El concepto de género se refiere a la construcción social de las relaciones entre mujeres y
hombres aprendida a través del proceso de socialización, cambiantes con el tiempo que
varían entre una cultura a otra, y aun dentro de una misma cultura. Esta distinción tiene
implicancias muy importantes. Es un elemento constitutivo de las relaciones sociales
basadas en las diferencias percibidas entre los sexos, y una forma primaria de relaciones
significantes de poder. El concepto está conformado por cuatro elementos
interrelacionados en los que se expresa y a través de los cuales se reproduce, los
símbolos, los conceptos normativos, lo político, social, institucional y la identidad subjetiva.
Supone un conjunto de ideas y comportamientos y el rechazo a la validez interpretativa de
dos esferas o mundos separados: hombres y mujeres.
La masculinidad debe abordarse como categoría ontológica (ser) y como categoría
gnoseológica o epistemológica (concepto). La masculinidad alude a una manera de vivir la
sexualidad, la afectividad, el trabajo, la vida cotidiana, entre otros, de cumplir con roles
sociales y sexuales y, además, a un símbolo de jerarquías sociales en el cual los varones
ejercen poder sobre otros hombres, los niños y las mujeres. La masculinidad es una
construcción social y que los hombres no nacen sino que se hacen, variando sus
manifestaciones concretas según los cánones de la cultura y el momento. La sociedad
fomenta comportamientos, reprime otros y transmite ciertas convicciones sobre lo que
significa ser hombre. Se crea un modelo de sujeto masculino a partir de los encargos
propios de la sociedad patriarcal.
Trabajar la temática de la masculinidad requiere ante todo de un compromiso ético,
ideológico y político, ya que la construcción de una nueva masculinidad, conlleva un
esfuerzo y tarea que menoscaba las raíces mismas de las estructuras de poder
patriarcales.

REFERE

También podría gustarte