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ESTUDIO DEL GÉNERO DESDE LA PSICOLOGÍA

Ashmore distingue seis periodos relativamente diferentes en el estudio del sexo, género y el
individuo:

1. Diferencias de sexo en inteligencia (1894-1936): Se da durante el desarrollo de los test y


medidas del coeficiente intelectual. Durante este período, la meta principal fue determinar si
las mujeres eran intelectualmente inferiores que los hombres. Durante los treinta, había ya
suficiente evidencia para negar dicha afirmación.

2. Masculinidad-feminidad como rasgo general de personalidad (1936-1954): Se asume que la


familia es el medio en que se socializan los roles naturales de masculino y femenino. Se
considera que correlacionan negativamente y se incluyen medidas dentro de los test de
personalidad. Se le considera una categoría bipolar.
Durante el auge de la Psicología experimental se consideró al género como variable control, por
lo que las muestras experimentales se realizaron sólo con hombres.

3. Desarrollo de los roles sexuales (1954-1966): El interés se centró en cómo niñas y niños se
convierten en mujeres y hombres. El aprendizaje de los ‘roles sexuales’ (término tomado de la
Sociología) se lleva a cabo no sólo en la familia, sino también en la escuela.

4. Nuevas teorías de la tipificación sexual (1966-1974): Nacen las teorías más importantes de la
identidad sexual y del aprendizaje de la conducta sexualmente diferenciada, como la del
desarrollo cognitivo y la del aprendizaje social.

5. La androginia como un rol sexual ideal (1974-1982): Destaca del constructo de ‘Androginia’,
como aportación de Bem, que se consideró como fusión de masculinidad y feminidad. Se le
considera una opción más saludable que sus extremos masculinidad o feminidad. Además, se
demuestra que la masculinidad y feminidad son constructos diferentes y no partes de un
continuo, si no que se los toma como conceptos ortogonales.
Por otra parte, Maccoby y Jacklin, concluyen -mediante la revisión de estudios sobre
diferencias- que éstas eran pequeñas e interactuaban con otras variables.

6. El sexo como categoría social (Desde 1982 hasta la actualidad*): Ashmore indica en 1990 que
esta época se inaugura con la publicación de Sherif, Needed concepts in the Study of Gender
Identity, en el que se argumenta que el análisis psicológico del sexo y el género debe conocer
que el género es un sistema de categorías sociales. Así mismo, Deux y Deux (1984) la
identificaron el género como una categoría social, diferente y en oposición a las diferencias de
sexo en masculinidad-feminidad. Incluso, Bem (1981) propone un cambio en su propuesta al
indicar que los conceptos de masculinidad y feminidad son meramente las construcciones
sociales de un esquema cultural (o ‘’lentes’’) que polarizan el género.
El género pasa a ser considerado como un proceso más que una características disposicional
que no es una característica estable, sino que es determinado situacional y dinámicamente.
Eagly (1987) formula la teoría del rol social, que propone que las diferencias podrían ser
explicadas por los roles de género, definidos como las expectativas compartidas acerca de la
conducta apropiada según el sexo socialmente identificado, los que surgen de la distribución de
mujeres y hombres en roles específicos, especialmente en roles familiares y sociales. Se postula
que las diferencias entre mujeres y hombres en la conducta está causada por la tendencia a
comportase de forma coherente con sus roles de género, al igual que por la historia personales
en el desempeño de los roles sociales puesto que estas experiencias ayudan a las personas a
definir el repertorio personal de habilidades y actitudes.
En la década del 90 surgieron también teorías que siguen explorando el sentido del género a
nivel interpersonal, que están en un espectro de considerar el género como fundamentalmente
biológico o genético hasta las teorías constructivistas, que indican que el género son
transacciones particulares que se consideran adecuadas para un determinado sexo.

DEFINICIONES CONTEMPORÁNEAS DE GÉNERO

Barnet, Marchall, Raudenbush y Brennan (1993) consideran el género como un constructo


consistente en sentidos biológicos, psicológicos y sociales. Lo definen incluyendo, pero no
limitado, al sexo biológico, a las experiencias de socialización diferenciales, a las expectativas
individuales para la definición social, a los roles específicos y a las actitudes de rol sexual. Según
estos autores, el género es principalmente producto de procesos culturales y sociales, y cada
sociedad tiene sus propias normas acera de cómo deben comportarse mujeres y hombre. Sin
embargo, debido a que, desde el nacimiento, las experiencias de socialización son diferentes para
niños y niñas, y los roles sociales de mujeres y hombres son muy diferentes en la mayoría de las
culturas, es muy difícil depara las diferencias de sexo de las diferencias de género. Para Deaux
(1984) los roles familiares y los laborales no reflejan diferencias innatas de repertorios, si no
diferencias en la elección, así, estas diferencias puede derivar de potenciales similares.

Una aportación importante es la que hace Worrel (en Matud y Cols, 2002) cuando indica que las
diferentes conceptualizaciones de sexo y género son relevantes en la práctica, ya que el énfasis
popular en el género como “diferencias sexuales” lleva a políticas que apoyan los estereotipos de
género como prevalentes y separan el tratamiento de los sexos, mientras que si se considera el
género como un conjunto de actitudes y creencia, sean más relevantes las intervenciones
centradas en la educación y en la prevención. Pero sólo si la cuestión de género implica a las
fuentes de control de los recursos y al poder, la cuestión de cambios en las estructuras sociales es
de primacía.

Las relaciones de GÉNERO, como una expresión de relaciones de poner, están estructuradas en
asimetría de poder, estatus social u acceso a los recursos personales y sociales (Moraswski, 1990).
Así, se define al género por el estatus de rol y la distribución diferente de mujeres y hombres en
roles de alto y bajo status.
ROL DE GÉNERO

El Rol de género se refiere a las normas y las expectativas derivadas de ser mujer y hombre, así, se
espera que los hombres sean masculinos y las mujeres femeninas. Estas últimas se refieren a las
diferencias de rasgos, conductas e intereses que la sociedad ha asignado a cada uno de los roles
de género. Y, el proceso por el que se adquieren dichas preferencias, conductas habilidades y
autoconceptos culturalmente aceptados para ser mujer u hombres es la tipificación sexual.
(Matud y Cols, 2002)

Por otro lado, la identidad de género se refiere al fenómeno, que tiene lugar generalmente en la
infancia, por el cual los individuos se perciben a sí mismos como hombres o como mujeres.
(Winstead y Delerga, en Matud y Cols, 2002)

Otras definiciones terminológicas importantes son las que Hegelson (2002) y Lips (2001) hacen:
Las actitudes de rol de género, que se refieren a las creencias de cómo deberían comportante
mujeres y hombres. Este tendría tres componentes:

- Sexismo: componente afectivo, y se refiere al prejuicio hacia las personas según su sexo. Lips
(2010) encontró que los hombres que tienen sentimientos ambivalentes o mixtos hacia las
mujeres pueden mostrar dos tipos de sexismo: el hostil, que se caracteriza por paternalismo
dominante, creencias despectivas sobre las mujeres y hostilidad heterosexual; y el sexismo
benevolente, en el que prevalece el paternalismo protector, la idealización de la mujer y el
deseo de relaciones íntimas.

- Estereotipo sexual o Estereotipo de rol de género, se refiere a las creencias de uno respecto a
las características biológicas o psicológicas de ser hombre o mujer. Estas creencias
estereotipadas acerca de mujeres y hombres causan sesgos y distorsiones perceptivas, así
vemos a las mujeres u hombres como poseedores de los rasgos estereotípicos (los tengan o
no) confirmando de este modo nuestras profecías; luego los tratamos como si poseyesen
dichos rasgos, favoreciendo que su comportamiento de adecue a nuestras expectativas, y es
así como los estereotipos adquieren algo de verdad.

- Discriminación sexual: sería el componente conductual, e implica el tratamiento distinto de las


personas según su sexo.

Entonces, como vemos, para estos autores, estas tres están íntimamente ligadas. Como se
entiende, es de esperar que la Discriminación sexual sea, a menudo, resultada del sexismo y de los
estereotipos sexuales, tal como lo indica Hegelson.

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